Partida Rol por web

Víctor Alfredo se quedó mirando a la cabra de la sieguita durante un instante con el seño frunsido y ondulante y finalmente se asercó a ella para intentar coger el libro que llevaba el animal. - ¿Pero qué me estás contando? ¿Desde cuándo las cabras saben leer? - Había algo en la portada que le atraía y le daba ganitas de poder ojear ese libro a solas. Tenía toda la pinta de ser un libro de lo más interesante. ¿Pero por qué carajo lo tenía una cabra?

Las plantas pantanosas del pantano amortiguan los exóticos sonidos de los crípticos cánticos vudúes, música hipnóticamente mágica que domina y controla los espíritus:

Estáis cerca de la bruja, lo sabéis.

- AAAAAIV'E GOOT BRON-CHI-TIS!! -escucháis su voz invocando a los esjpíritus del bosque.

Cablallo dio un leve respingón al ver aparecer Lupita Rosaura María de la Encarnasión Cortés de la Vega. -Vaya con la mina sigilosa y sensual, compadre.- Pensó, aunque el mismo no estaba muy atento, marchaba con cuidado para no hundirse hasta la cruz en algún traisionero agujero del pantano. Entre los caballerisos se desía que los enemigos de Los Machos vagaban después de muertos en la sienaga buscando vengarse de cualquier incauto. También se los había visto jugando al Mus. Había que andar con cuidado no más.

En cualquier caso Cablallo se alegró de ver una cara conosida, relinchó con aprobasión y le ofresió la mejor de sus sonrisas:

Le hiso también un gesto con la cabesa señalandose la grupa, era un caballote grandote y fuertote y sobretodo caballerosote y no le importaba llevarla a ella también. Espesialmente si le desían esas cosas de grandote y demás.

Fue entonces cuando empesó a escuchar la música, estaba claro que esas notas tenían algún tipo de mistica magia mistica que hiso que Cablallo empesará a avansar a pequeños saltitos al ritmo de los bongos. Sabía que debía temer a aquella bruja vudú...pero no hasía más que mentar al niñito Yisus al cantar, no podía ser tan mala.

El negro de negro intentaba trágicamente entender a Ana Victoria, pero sus pechotes bailones le distraían mucho.

- Ewrm... erm... well... violent... granny... -movía la cabeza arriba y abajo... pero tenía antepasados argentinos y de pronto le salió la vena de sensual seductor tanguista:

Terminó con Ana Victoria entre los brazos, y movió las cejas -sin quitarse las gafas de sol, muy importante- y frunsió los labios hasia ella...

Como la trama exigía ya que el Maligno hiciera alguna maldad para demostrar que era Victor Maligno y no Víctor Benigno - los espectadores no eran gente muy HAZTUTA-, robó el Grimorio de la manos de la sieguita.

¡SI, ASÍ ERA SU MALDAD! ¡CAPÁS DE ROBAR UN LIBRO A UNA POBRE SIEGUITA!

Grimorio del Maligno Mal, el Poderoso Poder y Libro de Resetas de la Tata Ogg -dijo gravemente la voz en off mientras Víctor leía la portada.

Ey, oiga usté. ESO ES MÍO. ¡LADRÓN!—protesto Bellita compungida apretando el consolasables y mirando sin ver al Victor malignizado. LEONSIO TE ELIJO A TÍ dijo a su fiel perro (o cabra) mientras señalaba al pérfido y aseitoso victor. Estaba claro. Había ido a parar a una hasienda de malvados que querían robarla los objetos que ilegalmente había encontrado y de los que se había apropiado haciendo uso de sus legítimos derechos. Estaba claro que la pobre y dulse sieguita estaba en apuros, cual damisela que busca su prinsipe aseitado.

Por fin la música celestial llega a sus oídos. Ya estaban cerca de la bruja que podía escapar del fuego sin zapatos. Ojala hubiera tenido tiempo para estudiar magia, así ahora no tendría que mendigar ayuda, pero estaba tan ocupada con los safaris, los desfiles de moda, mi abducción, formar parte de traicionar a la mafia, unirme a los ninjas, pasar contrabando, el laboratorio de crak, los años de broquer, el año que fui amnésica…

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…Trabajar pal mi4 y el mossad, presentarme a senadora por California, abrir mi propio casino y escribir un libro de recetas.

La ansiana se alzo sobre el caballo cablallo y pronuncio las palabras de amistad a la bruja:

¡¡¡¡Oh Lord Jesus, I done did it! I got bronchitis. Ain't nobody got time for that?!!!!

Lupita miró ecstrañada a la viejita, que le hablaba sobre una bruja que vivía en el lugar. A desir verdad, cuando Lupita era chiquita y su mamita le contaba historias, le hablaba sobre una bruja que venía a llevarse a los niños si no se comían los frijoles (sólo si no se comían los frijoles, ¿eh? Si era otra cosa, ¡la bruja no perdía su presiado tiempo!). Por eso Lupita cresió fuerte y bien sanota, grasias a que la bruja nunca se la llevó por no comer frijoles.

- No sabía que una brujita viviese aquí, nomás... ni que arreglase sillas- le dijo a la abuelita mientras acarisiaba a cablallo en el lomo, que era suave y aseitado como debía ser. Era un caballo muy bonito y bravo, muy fuertote y sanote.-Ay, virgensita, no sabía que la atacaron, a mí me atacó un Pikachu salvaje, pero... resibí ayuda de un héroe muy aseitado-explicó suspirando-. Espero que se encuentre bien, qué susto debió darse.

Subió a su lomo detrás de la abuelita, arremangándose la falda hasta los muslos. Las piernas quedaron abiertas sobre el caballo, tal ves una damita de sosiedad se hubiese puesto con las piernas hasia un lado, pero Lupita a veses olvidaba siertos modales y normas de etiqueta, pero ella paresía no darse cuenta. 

Entonses, comensó a sonar una música mágica y selestial. Entre el fango y la malesa comensó a ver a una mujer de piel oscura que se movía al son de la música. 

- ¡Ay por la virgensita de Guadalupe!-exclamó Lupita hasiendo una crus sobre sus pechotes. 

Aquella fue la experiencia más impactante de su vida desde que era Ana Victoria Yolanda Gundersen de Santamaría. Algunas veces pensaba que la misma silicona que le había dado feminidad a sus rasgos se estaba infiltrando también en su cerebro pero por suerte esa clase de pensamientos se desvanecía enseguida cuando veía el culo de un buen caballeriso.

Fue una de esas ocasiones. O tal vez el tango hizo que las pocas neuronas que vivían en su cerebro se marearan tanto que acabaran de confundirla por completo y por eso entre los brazos de aquel negro caballeriso, que había irrumpido en su habitación de la Virgensita de Guadalupe sabía dónde y con qué propósito, se sintió seducida.

- Béseme, misterioso desconosido - susurró en lo que estaba segura que fue su tono más sexy ante los labios ya preparados del caballeriso. Y con esas palabras eliminó la distancia que los separaba, sumiéndose en un apasionado beso con giros de lengua imposibles, sonidos de succión un tanto repulsivos y refregones de pechotes contra el pecho negro (esperaba que aseitado) del hombre.

Perseo Alberto Jairo Uribe rozó el fálico artefacto con sus dedos mientras sus mofletes se hinchaban conteniendo una malévola, maligna y villana risa. 

Engañar a una siegilla, ¡qué feo! - le protestó el pepito grillo de su mente pero Perseo Alberto Jairo Uribe no le escuchó y tomó el palote con fuerza.

Mientras seguía admirando su magnifico plan Bellita gritó apurada porqué alguien le había robado algo, su conciencia se autoseñaló en un primer momento pero no tardó mucho en darse cuenta de lo que de verdad sucedía, si la ciega lo había visto, él no sería menos.

Giró su cabeza a cámara lenta hacía el Heredero y vio como éste tenía algo entre las manos, algo que gracias a la voz en off pudo saber qué era un libro e incluso su título, aquello era una gozada.

- No os asustéis siega...digo bella. Victor Alfredo Gonzalo - demonios por qué tenía que tener este hombre un hermano tan sensual-  ha abatido al ladrón y ha recuperado su cosa de paginas. - porqué, obviamente, aquello era lo más probable que hubiese pasado durante los segundos que estuvo en babia, que alguien hubiese robado el Grimorio de la joven, que el hermano de Ricardito lo hubiese abatido y que ese alguien se hubiese desintegrado.

Esa arpiosa mujer tuya no te merece. - lo elogió por su buena obra.

Víctor Alfredo intercambió una mirada cómplise con Perseo Alberto cuando él caballeriso audas aprovechó el momento para robarse el consolador de la siega. Después miró a la cabra de la niña enarcando una seja con una incredulidad maligna y sínica y abrió el libro por una página al asar.

Alsó una mano hasia la cabra y empesó a resitar con voz grave y aseitada las palabras que salían de ese grimorio. - Ocho cucharadas de miel. Ralladura de limón. Un chorrito de anís. Dos claras de huevo montadas. - Hiso una pequeña pausa dejando que la cámara hisiera soom a su maligna y malévola mirada y alsó la vos al seguir leyendo. - ¡En un bol, vamos a echar las yemas de huevo, la harina, la leche, levadura, miel, la ralladura de limón, y el chorrito de anís, y mesclamos muy bien hasta que nos tome aspesto cremoso, seguidamente montamos las dos claras de huevo en un bol aparte y añadimos al primer bol!

Hiso una pausa para respirar pues estaba a punto de ahogarse de hablar tan de seguidito, pero no dio tiempo a que nadie metiera basa antes de continuar, con una sonrisa tan malisiosa como su mirada. -¡Mesclamos todo lo posible para dar mucha consistensia a esa masa, después haremos formas de rosco para haser las rosquillas que iremos friendo en una sartén con aseite en cantidad! El aseite es importante, nunca hay sufisiente aseite. - Matisó aumentando su maligna sonrisa milímetro a milímetro. - ¡Y secándolas con papel absorbente!

Sólo quedaba una frase. Una más y terminaría el conjuro, el primer conjuro que conosía Víctor Alfredo. Y sinseramente, ni siquiera se dio cuenta de la similitud que tenía el conjuro con una reseta de cosina. Al fin y al cabo él era el heredero de la hasienda, no más. No había pisado la cosina más que para robar chucherías a las empleadas cuando era un morrito. Tensó el braso que apuntaba hasia la cabra y empesó a hablar en vos aún más alta y aseitosa, con toda la potensia que podía sacar de su pechote aseitado, resitando el final del conjuro con satisfacsión y expectasión por lo que susedería después. - ¡¡FINALMENTE TERMINAMOS NUESTRAS ROSQUILLAS BAÑÁNDOLAS EN ASÚCAR GLASS!!

Bellita sabía muy bien que n aquel momento estaba a mersed de dos malvados que la había atacado y robado. Y puede que hasta abusaran de ella. Sabía que la habían mentido porque no había detectado ningun sipote o peshote cerca aparte de aquellos dos. El grande y el chiquito.

¡¡¡LEOONSIO!!! ¡¡Ataque embestida-nosexual!! Gritó queriendo empezar suave el combate, justo en el mismo momento en el que Victor gritaba algo del asucar glass...Aquel era el momento de toda película y serie en el que el prínsipe azul (o verde o rosa, a Bellita igual le daba ya que para ella los colores eran confusos)entraba a rescatarla. Los ojos de Bellita apuntaron a la puerta resaltando un poderoso "sum" de la entrada que hizo que el tiempo se parase. La cabra se ponía a dos patas dispuesta a dar a Victor lo suyo. El sable lus se abría en diressión al ojo de Perseo y el dedo acusador del maladoso Victor apuntaba a la tercera encarnasión de su can....Todo ello parado en espera de la inminente aparisión del prinsipe aseitado.... ¿Pero esperen? ¿Por qué no aparesía? Sí Bellita era buena....
¡¡¡AYUDAME DIOSNOBI!!!¡PAPITO! ¡¡¡AYUDEME ALGUIEN!!!
El tiempo volvió al ritmo normal

La invocasión de Víctor Alfredo coinsidió con el grito de ayuda de Bellita, provocando una sinergia inquietante y extraña que hiso que empesara a sonar música tirando a rara y aparesiera un héroe de aspecto extraño.

Purpurina cayó por todas partes, una bola de discoteca aparesió en el techo... hasta la cabra perdió pie, lógico.

OTRO SIPOTE

Un nuevo sipote hasia la aparisión en la sala y Bellita aprovechó la confusión para pegar un bastonazo con su bastón guía a victor mostrando una sorprendente habilidad para ello. Señor cantarín ayudeme. Estos dos malvados me han robado aprovechandose de mi desgrasia de ser sieguita y de mi buen corasón. 

vale, Bellita era inosente, preo no estúpida y sabiendo que en la habitasión tan solo había dos sipotes pues si uno de esos sipotes avisaba de la esistensia de un terser sipote...pues tenía que pensar que estaban compinsados. A todo esto, el cambio físico de leonsio volvía a pasar desapersibido a ojos de la sieguita, que ya venía siendo la leche, porque la nueva version caprina del animal no solo es que fuese una cabra...es que olía a flores y hierbajos. Pero claro, Bellita pensaba que aquello era cosa del perfume "Amoreto de cane" que le había puesto aquella mañana.

La purpurina que invadía toda la sala quedo pegadita, bien, bien, pegadita al pechote aseitoso de Perseo Alberto Jairo Uribe, que ahora además de aseitoso era reluciente y eso le volvió loquilla de emoción.

Agitó su pechote pavoneándose de los brillantes papelines que parecían diamantina y le guiñó un ojo sensual al héroe antes de regalarle un buen repaso.

Escuchó a la nena llorar por dos malvados que le querían robar y recorrió con tres golpes de cabeza la habitación.

No vio a nadie más que a Victor Alfredo Gonzalo, al sexy-man y a un tipo lanoso.

Y eso solo podía significar que los malotes eran Ninyas.

Alzó el artefacto fálico con el brazo bien extendido sobre su cabeza y exclamó.

Por el poder del palo-falo, transformación. Luego empezó a agitar el palo de luz cual cinta de gimnasia artística.

Se ve que la purpurina le había calado hasta el cerebro, aunque bien podía ser también cosa del alcohol que Ana Victoria Yolanda le había hecho tonar, y es que cuando bebía hacia cosas bien extrañas como preñar a mujeres ajenas o creerse una magic girl.

Víctor Alfredo se quedó muy sorprendido al ver la purpurina caer, la bola de espejos apareser y el héroe rubio comensar a contornearse. Tan sorprendido estaba que no vio el movimiento de la siega hasta que el palo le golpeó la cabesa produsiéndole probablemente un chichón. 

- Pinche siega del demonio. - Murmuró, mientras su mirada se entreserraba mirando a Bellita y sin soltar el libro ni por un instante. La niña había asertado esactamente en su cabesa. Como si supiera dónde debía golpear con presisión matemática. - ¿Será que puede detectar los sipotes con algún estraño radar? - Se preguntó el hombre para negar con la cabesa de inmediato. - Vaya tontería. 

Mientras tanto Perseo había comensado a dar saltos con el consolador hasiendo estraños movimientos y Víctor Alfredo lo contemplaba alusinado, pero sin perder de vista a la niña ahora, dispuesto a darle un mamporraso si intentaba volver a pegarle con el palo. Le rompería el bastón y así ella se caería todo el rato. Eso sí que sería divertido. En ese momento desidió que se lo rompería igualmente, le pegase con él de nuevo o no. 

Finalmente prestó atensión al héroe rubio que no dejaba de bailar. - Oiga, ¿y usted cómo llegó acá, eh? - Preguntó, todavía con un ojo puesto en la siega. Se las pagaría esa niña, eso estaba claro.

Avanzando por el pantano,  llegásteis finalmente a un claro donde  la bruja Vudú estaba cantando. Detuvo su canción para quedarse mirándoos y decir:

-Well I woke up to get me a cold pop!! And then I thought somebody was barbequin? -preguntó dirigiéndose a Abuelita.  Después rodeó a Cablallo y asintiendo con aire sabio, sentenció:-  I said oh lord Jesus it’s a fire. 

El negro de negro le dio un beso apashionado a Ana fue acompañado de una repentina música sensual.

Pasaban los minutos, y minutos, y años, y su beso sensual no paraba de ser sensual y aseitoso hasta que finalmente se separaron, el negro de negro la miró -sin quitarse las gafas de sol- y le dijo sensualamente:

- Te ailoviu, beibi.

Y se quedó, así, quieto durante tres minutos, sujetándola echada para atrás y mirándola a los ojos en una postura muy incómoda pero aún así, inevitable. Repentinamente la puso de pie y saltó por la ventana, perdiéndose en la noche. Los espectadores extasiados sabían que era porque su trabajo era para ONVRES solitarios que se sufrían y miraban al horizonte.

Un enorme chichón salió en la cabesa de Víctor Alfredo, y todo el mundo sabía que eso automáticamente te cambia la personalidad, así que volvió a ser bien bueno.

Una vos chilló en la cabeza de Perseo:

- ¡Pero qué hases, travelo! ¡Yo soy un macho bien macho y sólo los machos bien machos entrarán a mi servisio! ¡Ah, estoy en tu mente, VEO COSAS, VEO COSAS! ¡QUITAMELOOOOOO QUITAMELOOOOOOOOo!!!!!!!!!! ¡QUÍTAMELOOOOOOOououououououououooooooooohhhh! - y la vos de Darth Kerrigan se perdió en el vasío incognosible, al haber sido su debilidad, la homofobia, quien le había vensido.