Partida Rol por web

Se escuchan disparos fuera de las tiendas

No parecía que hubiera nada ahí fuera. Hasta que Fondec no describió lo que veía y apunto con su rifle, no me percaté de aquel efecto raro que hacia la lluvia en un determinado punto, el cual al parecer cambiaba incluso de posición.

Me quede mudo, en los numerosos años que pase en ejército, nunca vi algo parecido, y sumado a lo que vimos el día anterior, no conseguía comprender que estaba pasando.

El disparo de Fondec seguido del de Costigan, me sacaron de mi pequeño trance. Sin pensármelo dos veces, apunte rápidamente hacia la zona donde la lluvia hacía el extraño y disparé.

Los disparos de Fondec y Costigan resuenan como truenos en la lluvia, no así el de Lord Cottonwell que se queda mirando su rifle, se ha atascado en el momento mas inoportuno

Pese al evidente fallo en vuestra puntería el ataque si tiene un efecto, la criatura se gira y por un instante todos podéis distinguir dos demoniacos ojos brillantes mirandoos, luego empieza a moverse a gran velocidad hacia vosotros, es dificil distinguir su forma precisa, pero al atravesar la gran cantidad de lluvia que cae es fácil saber por donde va.

Además conforme va ganando velocidad su figura parece cubrirse con pequeños relámpagos eléctricos como no habíais visto nunca

El sonido de los disparos te hace salir donde ves una extraña escena. Costigan y Fondec se preparan para disparar de nuevo mientras una extraña forma avanza hacia ellos entre la lluvia. Y es extraña forma porque no te parece que haya nada que este desplazando la lluvia de esa manera aparte de un impresionante despliegue eléctrico

Es como si una tormenta avanzara en medio de la lluvia hacia los tres hombres

Por su parte Lord Cottonwell contempla su rifle con expresión de clara contrariedad mientras tira del percutor.

Ninguno parece haberse fijado en tu presencia

- Maldita sea. - digo. ¿Qué demonios es eso?

Sin pensarmelo dos veces disparo el Rifle con la esperanza de que me de tiempo a dispararle otra vez más antes de que llegue a nosotros.

William contempló aquella extraña escena entre la lluvia. ¿Qué estaba pasando allí? Otro hombre quizás huyera aterrado pero Bill no estaba dispuesto a abandonar a su gente... y su inteligencia no daba la talla para comprender el horror cósmico al que se enfrentaban.

Disparó su fusil.

Tenía razón, aquella cosa era real, no imaginaciones suyas. En realidad casi prefería haberse equivocado. Asustado disparó como los demás, pero no sabía si acertaría.

Saliendo de su tienda Bill se une a vosotros disparando hacia la cosa que se os acerca a gran velocidad, pero precisamente esa velocidad le hace fallar y su disparo pasa por donde la criatura estaba un segundo antes

La parafernalia eléctrica cede justo antes de llegar donde estáis vosotros y bajo ella se desvela finalmente vuestro enemigo, una extraña criatura como jamás habéis visto salta con unas garras metálicas extendidas hacia Lord Cottonwell mientras este acaba de desencasquillar su rifle frenéticamente

La criatura se mueve con una agilidad sobrenatural y Lord Cottonwell parece ir a cámara lenta cuando intenta apartarse de la trayectoria de las afiladas armas, inutilmente, un grito de dolor desgarrado es lo siguiente que todos escuchais

En el hombro de la criatura hay una mancha de un color verde amarillo brillante que prácticamente molesta a la vista

Bill pone rodilla al suelo y apunta con su rifle a esa cosa. El riesgo de darle a sus compañeros existe pero confía en que la escopeta para elefantes sea más efectiva que un machete.

Cuando veo que ese ser se lanza sobre Lord Cottonwell apunto bien la escopeta.

- Apuntad bien. - digo. Si tenéis dudas no dispareis.

No sentí tanto dolor como cabría esperar tras un zarpazo de ese calibre, seguramente la adrenalina desatada en mi organismo al ver a esa criatura abalanzarse sobre mí con sus enormes garras apalió el dolor en gran medida, aún así, no pude contener un grito tan desgarrador como los propios cortes.

Como todo combate en la guerra, la situación parecía suceder a cámara lenta, aunque aquella cosa se movía mas rápido de lo normal. El rifle, encasquillado, se me había caído al suelo tras el impacto. Intenté separarme del depredador ¿Qué otra cosa podía ser? Sabía que cuerpo a cuerpo tenía pocas posibilidades, la agilidad del animal era abrumadora, así que saque mi pistola como pude mientras retrocedía torpemente tropezando con los objetos de la tienda y empecé a disparar a quemarropa a mi enemigo.

En ningún momento de aquel corto pero largo instante, se me pasó por la cabeza que acabaría con aquel animal, solo podía pensar, o mejor dicho, rezar, que aquella cosa se alejara de mí.