Partida Rol por web

-Yo realmente no he viajado tanto como parece camarada. Pero es mi deber mantenerme al tanto de la mayoría de las cosas que suceden en la Patria y eso es, en cierto modo, como si viajase.- replica Petr  para terminar agregando -Claro que con menos frío todo se vería un poco mejor.- y rubrica sus palabras dando otro trago de su petaca y pasándosela a Nicolai.

Acepte de nuevo y de buen grado el trago que me ofrecía mi compañero. –Gracias, yo perdí la vieja petaca que me dejo de herencia mi padre hace bastante… En la academia no son demasiado permisivos con el alcohol. Reí. -¿Sabes cuánto tardaremos en llegar? Aun no habíamos salido y yo ya estaba impaciente por bajar del camión.

Me acomode un poco y estire los brazos. Le devolví la petaca a Petrovich y asentí en señal de agradecimiento.

-Eso va a depender del clima, de la pericia de nuestro chofer y de la suerte para no encontrar troncos caídos, rocas, o montañan de nieve en medio del camino.- dijo con aire resignado Petr mientras guardaba la petaca en el bolsillo interior de su abrigo.

-Pues si que parece un viaje entretenido. Baje la cabeza y moví el cuello para estirar los músculos un poco. -Sea como sea, si no arrancamos nunca partiremos. 

Me pregunto que estarán haciendo los demás...

Los vehículos se ponen en marcha con el característico sonido que emiten los dos camiones Gaz-AA. Pronto los soldados situados en la caja se van tocando los unos a los otros hasta que el último golpea varias veces la cabina del vehículo dando así la señal al conductor de que se ponga en marcha.

El camión A inicia la marcha seguido de cerca aunque con una distancia prudencial por el camión B. El viaje sucede en silencio mientras el sol empieza a descender en el horizonte. Con claridad y usando un camino más que aceptable, que no deja de ser un camino de tierra con baches pero que el uso del mismo ha ayudado a que sea efectivo usarlo.

Vuestra primera parada ocurre unas dos horas después coincidiendo con el primer koljos llamado Bogodosk, éll cual está prácticamente vacío.
Un hombre de aspecto famélico se os acerca mientras podéis ver que el resto de habitantes del kokjos se os acerca poco a poco, aunque se mantienen alejados. Las miradas de envidia que os dirigen los delgados habitantes del poblado os hacen agradecer los alimentos que transportáis para poder subsistir en estas duras tierras.

Los hombres salen a estirar las piernas y sobretodo a mear. Lleváis dos horas dentro del vehículo y os apetece estirar las piernas.

Os reunís cerca de los dos vehículos cuando el sargento Kovalevskii toma la palabra.
- La mayoría de residentes de esta zona han sido arrestados y enviados a un gulag por haber sido considerados kulaks.

- Alto, ¿Quien eres? - escuchais que le grita el sargento Blochinstev al ciudadano que se os ha acercado.

Este levanta las manos y os muestra el emblema del partido que luce en el brazo. El color se ha perdido por el uso y la exposición al sol, pero seguramente sea más por viejo que no por mal uso si lo comparáis con las ropas que lleva.
- Soy stan, representante del partido comunista aquí en Bogodosk. Me gustaría ofrecerles algo pero no tenemos nada.

Me despedí de Petrovich que estaba en la cabina del otro camión y entre en la caja del mio.

Después de varias horas de viaje al fin parábamos. Como odio los malditos trayectos en camión... y mas por estas tierras. Si lo que el comisario me había dicho era cierto, tendremos suerte de no encontrar piedras y arboles cortando el paso.

Salte de la caja del camión con un gesto algo torpe y casi me tropiezo al tener un poco dormidas las piernas. Escuche a Blochinstev empezar a hablar con uno de los muchos muertos de hambre que hay por estos sitios. Seguramente no tardaran en empezar a pedir y los superiores se reirán de ellos... -Esto promete. Dije, y me quede un poco al margen de la conversación. 

Nunca me ha gustado demasiado meterme en problemas con esta gente, prefiero que lo solucionen ellos.

Pues no, aún no llegábamos y este viaje parecía interminable, si cada dos horas íbamos a parar... Pero bueno, así era mi carácter. Tampoco me inspiraban mucha lástima los habitantes de aquí, cada palo que aguante su vela.

De todos modos aproveché para hacer la parada y sacar el pajarito a cantar, tan pronto como lo hice volví a la caja a arroparme, a ver si seguíamos de una vez.

-Ahhhh.... Camarada Stan. Es un placer poder estar aquí.- dice Petr mientras se baja del camión y se acerca al viejo.

"No sería la primera vez que dentro está el verdadero oficial del Partido evaluando lo que hacemos aquí"

-Venga, camarada. No es parte de mis tareas pero tomaré nota de sus necesidades más urgentes y las cursaré a Moscú.-

El traqueteo del camión es incomodo, pero ya estoy acostumbrado a este tipo de cosas, he estado en peores situaciones, en esta al menos tengo una manta. Y he podido salvar mis dedos de la peor parte del frío que parece llegar desde todas las rendijas del vehículo. Al parar, no puedo dejar de observar con atención al tal Stan, prefiero callar mis conclusiones sobre este representante del partido. Aunque no dejo de lado salir un momento para estirar las piernas y solo por un centesima de segundo observo con cierta burla la insinuación de ayuda que  da Petr Petrovich al pobre hombre. Me voy a un lado del camión para observar el camino que debería llevarnos a la central y otear que nos espera más adelante. 

Las peticiones de stan son las habituales en estos sitios. Hacen falta recursos para la población como comida, agua, medicinas, etc... Sabéis que la mayoría de la población morirá por el frío o las enfermedades. Si el invierno ya ha sido duro en el ejército, fuera de él debe ser un infierno.

Poco a poco empieza a aparecer más gente que os observa con curiosidad desde la lejanía. Su aspecto es triste y sucio.

-Veamos...- dice Petr pensando unos segundos y enseguida empieza a hacer lo que mejor sabe, dar órdenes de carácter administrativo y poca eficacia pero que mantendrán entretenido al personal -Stan. Hable con toda su gente y prepáreme una lista con las necesidades aquí. El tiempo que tiene es el que permanezcamos, que no va a ser mucho. Asi que apúrense, vamos.-

No veo nada en la lejanía, a pesar de la ligera iluminación que da un sol que ya está perdiendo fuerza en comparación de la fría noche que nos aguarda. Suspiro, espero volver al camión y que vuelva a moverse para llegar lo antes posible a la central, o que nos den cobijo en alguna casa, antes que caiga la noche, porque no creo que esa manta que nos han dado nos resguarde de este frío. 

Cuando veo esos cuerpos sombrios, tisicos e implorantes, no puedo más que torcer el gesto y meterme en el camión. Ya hay bastante miseria, como para regodearse con ella o menos burlarse como hace Petr, yo al menos no intento darles esperanzas vanas. Me arropo con la manta a expensas de que quieran algo de mi.

Confiaba en que emprendiéramos la marcha pronto, pese a la capota del camión el frío se dejaba sentir y tenía ganar de llegar a destino para estar un rato entre cuatro paredes.

De todos modos, traté de ver como iban las cosas, si iba para rato bajaría de nuevo para buscar una fuente de calor. Tampoco aquí el estado de la gente era mucho mejor, pobres diablos.

A veces Petr creía que la ignorancia era una bendición, y otras veces deseaba que esa bendición cayese sobre él. Pero como de cualquier modo no podía hacer nada contra eso, se limitó a ver algunas de las caras de asombro y compasión de sus compañeros mientras pensaba "Si esto os deja mal esperad a que vayamos más al norte.... y eso sin hablar de llegar a Nazino."

Stan mira fijamente al comisario Petr, al fin y al cabo es el representante sindicalista del partido en esta pequeña población y sabe lo que va a ocurrir así que simplemente le responde:
- Camarada, ya sabe usted lo que tiene que saber sobre nosotros solo con vernos. No me haga perder el tiempo y sigan su camino, por favor.

-Muy bien, camarada Stan. Haré llegar sus necesidades al Partido en un detallado informe donde también constará su entusiasta participación y el alegre ánimo del personal a su cargo... se nota su buen hacer por aquí ¡Espere noticias!- respondió Petr con esa lobuna sonrisa tan bien aprendida en el mismo centro de las oficinas del Partido mientras se daba media vuelta y se dirigía  a su sitio en el camión.

Observer el teatro que Petrovich acababa de montar y sonreí. Sin duda un compañero entretenido... Al fin.

Me di la vuelta y volvi al camión esperando que partiesemos de nuevo... Que ganas de llegar a un sitio calentito de una vez.

Cuando escucho la despedida de Petr entorno los ojos y callo, supongo que la gente tiene diversiones curiosas y la crueldad es una de las más entretenidas en el ejercito.