Partida Rol por web

Fue una noche bastante peculiar, al menos para Fergus quién no tuvo claro en que momento se durmió y en que momento se despertó; simplemente había cerrado los ojos durante un tiempo, y al abrirlos ya era de día. Las cicatrices del día anterior ya habían desaparecido, y se sentía tan nuevo como cuando todo comenzó.

La rutina de la mañana de Caroline tampoco se vería afectada por su generador. Terminaría preparándose para otro día de clase, esta vez con la compañía de un ser que nadie más podía ver.

Ninguno había visto señales de Kantoku en lo que llevaban despiertos. Empezaban a preguntarse cuando empezaría el siguiente juego y como lo haría, pero solo quedaba esperar.

Fue una noche bastante peculiar, al menos para Navy quién no tuvo claro en que momento se durmió y en que momento se despertó; simplemente había cerrado los ojos durante un tiempo, y al abrirlos ya era de día. Las cicatrices del día anterior ya habían desaparecido, y se sentía tan nueva como cuando todo comenzó.

La rutina de la mañana de Karin tampoco se vería afectada por su generador. Terminaría preparándose para otro día de clase, esta vez con la compañía de un ser que nadie más podía ver.

Ninguna había visto señales de Kantoku en lo que llevaban despiertas. Empezaban a preguntarse cuando empezaría el siguiente juego y como lo haría, pero solo quedaba esperar.

Fue una noche bastante peculiar, al menos para Ruuji quién no tuvo claro en que momento se durmió y en que momento se despertó; simplemente había cerrado los ojos durante un tiempo, y al abrirlos ya era de día. Las cicatrices del día anterior ya habían desaparecido, y se sentía tan nuevo como cuando todo comenzó.

La rutina de la mañana de Samantha tampoco se vería afectada por su generador. Terminaría preparándose para otro día de clase, esta vez con la compañía de un ser que nadie más podía ver.

Ninguno había visto señales de Kantoku en lo que llevaban despiertos. Empezaban a preguntarse cuando empezaría el siguiente juego y como lo haría, pero solo quedaba esperar.

Fue una noche bastante peculiar, al menos para Reshi quién no tuvo claro en que momento se durmió y en que momento se despertó; simplemente había cerrado los ojos durante un tiempo, y al abrirlos ya era de día. Las cicatrices del día anterior ya habían desaparecido, y se sentía tan nuevo como cuando todo comenzó.

La rutina de la mañana de Yuki tampoco se vería afectada por su generador. Terminaría preparándose para otro día de clase, esta vez con la compañía de un ser que nadie más podía ver.

Ninguno había visto señales de Kantoku en lo que llevaban despiertos. Empezaban a preguntarse cuando empezaría el siguiente juego y como lo haría, pero solo quedaba esperar.

La luz de la ventana la sacó de su sueño antes que el despertador. Entre bostezos se levantó hecha un zombie y fue hacia el baño, llevando el uniforme bajo el brazo. Regreso casi una hora después, bañada, vestida, pero aún completamente dormida. Usualmente el piloto automatico duraba hasta que salía de su casa, a veces incluso hasta llegar a la escuela. Pero ese día tenía una visita en la casa.

-Supongo que tendras que venir a la escuela - Murmuró mirando a Fergus contrariada, Kantoku había dicho que tenían que ir juntos a todos lados. -Vamos, robaré algo para tí del desayuno

Dio un último abrazo a su peluche antes de irse, y bajo las escaleras al trote hasta el comedor. Su tía ya estaba allí comiendo, su tío solía tener que salir a hacer encargos florales a la mañana.

-Buenos días, cariño- La saludo la mujer con una sonrisa y una taza de té en la mano.

-Hoy tengo que ir temprano, puedo llevarme el desayuno? - Preguntó la chica después de saludar con un beso. La mujer le señalo la cocina donde estaba su caja de almuerzo, con actitud divertida por las prisas que manejaba su pequeña sobrina. Y minutos después un recipiente con comida reposaba en el fondo de su mochila. Saludo a su tía de igual manera que al bajar, y salió de la casa al trote.

Estar con Fergus allí y que nadie pudiera verlo la ponía nerviosa. Tenía que hacer un esfuerzo consciente para no mirarlo ni hablarle, y no quería que sus tíos lo descubrieran por accidente. Salió a la calle dando un suspiro de alivio. "Todo normal"

-Podemos comer cuando lleguemos a la escuela - Le informó en voz baja absteniendose de mirar hacia donde estaba.

La noche se había esfumado y el tiempo en el cual paso de despierto a dormido fue tan infimo que ni siquiera pudo recordar lo último que había estado en su cabeza. Notó a la chica andar en piloto automatico y apenas termino de utilizar la ducha el peliceleste también tomo un baño y se puso la misma ropa de antes, si bien nadie le veía sentía que debía mantenerse pulcro. No demoro más de 20 minutos por lo cual todo estaba en completo orden en relación a los tiempos.

La actitud de Fergus era bastante tranquila mientras le acompañaba a unos metros de distancia por dentro de la casa, se preguntaba si es que tomaba algo verían aquello que se toma o sería como si una especie de espiritu les estuviera realizando poltergeist. -¿Tener que volver a la escuela con niños tan pequeños? ¿No podría hacerles una broma al menos? -Pronuncio con tono neutral mientras caminaba apenas un metro tras de ella. 

Cuando estaban en el comedor, el albino se cruzo de brazos apoyando el cuerpo en el marco de la puerta, con tono neutro volvió a realizar una pregunta. -¿Esos son tus padres? Dile que quiero café. -Exigió ignorando el hecho de que los niños no debían tomar bebidas con cafeina, aunque no le importaba, simplemente deseaba un café en la mañana. Al notar que Caroline no iba a tomar en cuenta su petición por razones obvias el muchacho sintió cierta molestia. -Hey, no tienes que ignorarme. -Pronunció con tranquilidad dando largas zancadas mientras caminaban a la escuela. -Con tu edad lo más seguro es que lo vean como si hablaras con un amigo imaginario. Me gustaría saber que hacen las otras personas. -Finalizó mientras miraba hacia el cielo.

Se estaba esforzando mucho en ignorar las constantes preguntas de Fergus. Iba a tener que inventar algún modo de comunicarse de forma disimulada o la iba a volver loca. Lo miró de reojo cuando mencionó lo del amigo imaginario, y frunció ligeramente el ceño. -Que edad crees que tengo? - Fue dicho en poco más que un susurro pero aún así un par de chicos que pasaron se voltearon a mirarla. Enrojeció hasta las orejas y volteó la mirada al suelo, dedicandole un pensamiento poco amable a su compañero.

-A mi también - Coincidió, sin apartar la mirada de sus pies en tanto el calor de su cara se iba. No habíamos hablado mucho así que ni siquiera sabía de donde eran o como eran sus vidas. La lamparita se le prendió al pensar en eso, sacó sus auriculares y se los agrego al celular. Así al menos si alguien la veía pensarían que estaba hablando por telefono.

-Y NO, no son mis padres - La respuesta fue tajante, le había quedado picando desde antes.

Karin durmió plácidamente, abrazando su cojín de oso y despertándose medio destapada y con el pelo totalmente revuelto. Tras bostezar y frotarse los ojos, cansada, se quedó mirando extrañada a Navy, antes de soltar un "¡Ah!", recordando lo ocurrido el día anterior. Me comería otro parfait... Sin preocuparse más por ello, salió de un salto de la cama y comenzó a zarandear a Navy por el hombro.

- Despierta, despierta, tengo que llevarte al cole. - dijo intentando no gritar, aunque por la fuerza con la que la balanceaba, se notaba que le hacía ilusión - No puedo dejarte aquí, me aburri... Te abubrirías mucho sin mí.

Después de levantarla de esa forma, Karin se fue corriendo a vestir y a poner su uniforme azul, colocándose meticulosamente el lazo del cuello, como si fuera lo más importante. En cuanto terminó, se escuchó la puerta de la casa abrirse, ya que sus padres tenían que ir al trabajo. Karin salió a toda prisa de la habitación, dejó que su madre le hiciese su coleta habitual y se despidió de ellos. Hasta la noche no volvería a verles, igual que el día anterior.

- ¡Naaaaavyyyyyyy, a desayunaaaaar! - llamó desde la cocina, poniendo dos platos para el desayuno - ¡Vas a hacer que llegue tarde a clase y hoy tenemos música! 

En cuanto terminó su desayuno, la pequeña se preparó con su mochila en la puerta, esperando nerviosa a que Navy la acompañara. Sabía que no podía hablar con nadie de ella, pero la idea de tener una nueva amiga que no hacía exactamente todo lo que se imaginaba, la hacía estar mucho más feliz que antes.

Aquello que despertó a ambos fue la manera en la que la madre de Yuki abrió la puerta de un portazo.

-¡Yuki, vas a llegar tarde! -le grito a la chica antes de encender la luz.

-¡Ah! ¡Las clases! -a toda prisa, la pequeña saltó de la cama y fue directo a tomar su uniforme para llevárselo al baño y tomar una ducha antes de cambiarse.

Definitivamente era extraño que no te pudiesen ver. La mujer paso por la habitación para recoger algunas cosas que Yuki había tirado de la cama mientras dormía, pero no se percataba en lo más mínimo de tu presencia.

-¡Yo ya me voy! ¡El desayuno esta en el comedor! -le gritó la madre a la pequeña antes de salir de la habitación. Poco después se escucharía como sale por la puerta de la casa.

Luego de algunos minutos, Yuki salió corriendo del baño ya con su uniforme. No tardó en tomar su mochila, y luego ir hacia ti para tomar tu mano.

-¡Llegamos tarde, Reshi! ¡¡LLEGAMOS TARDE!! -como si el mundo se fuese a acabar, te llevó corriendo hasta el comedor para ir a buscar su desayuno y guardarlo en la mochila, para después finalmente salir corriendo contigo de la casa; no sin antes haberla cerrado, claro. -. ¡Si llego tarde de nuevo llamarán a mis padres! ¡Y-Y no me dejarán jugar con la consola de mi hermano! ¡Reshi, apresurate, no puedes dejar que eso me pase! -la pequeña inflaba los mofletes mientras sus ojos se cristalizaban por las lágrimas, todo eso mientra seguía corriendo en dirección a su colegio.

No acostumbraba a dormir mucho, así que llevaba ya un rato despierto mirando al techo cuando la madre de Yuki entró a despertarla, lo que no esperaba fue la reacción inmediata de la pequeña, que de un momento a otro estaba corriendo hacia la ducha llena de energía.

Me levanté y me quedé ahí, de pie, mientras la madre recogía algo la habitación, por momentos la situación se volvía más incómoda, a pesar de que sabía que ella no podía verme no podía evitar sentirme raro por estar observando la vida diaria de una familia.

Poco después, aunque a mi me pareció una eternidad Yuki salió de la ducha, aún con más energía que con la que había entrado ¿Pero esta chica nunca para?, fue lo único que alcancé a pensar antes de agarrar mi brazo y sacarme a rastras de la casa.

Al ver sus prisas y su preocupación estuve a punto de subírmela a caballito para llegar más rápido, no obstante recordé que ahora nadie podía verme y no verían nada más que a una chica volando. - ¿Y que quieres que haga?, eres tú la que se ha quedado dormida.- Me quejé, seguía corriendo junto a ella y eso era todo lo que podía hacer.

La despertó el zarandeo de Karin aunque no abrió los ojos. - ¿Pero que dices?.... Si acabo de quedarme dormida... Fue cuando abrió uno de los ojos algo molesta por la energía de la chiquilla cuando se dio cuenta de que era cierto, era de día. - Menuda mierda... Se puso el sostén y los pantalones así como la funda y la pistola para después colocarse las botas militares, dejándose el pelo suelto por ahora pues la coleta la tenía en la boca. -Que sí... Que sí, ya voy.  Bajó las escaleras y se sentó a desgana en la silla mirando con extrañeza el desayuno pues no tenía ni idea de si realmente tenía hambre, ya dudaba de cualquier cosa porque dormir tampoco sentía que hubiera dormido. A pesar de todo se hizo la coleta y comió a toda prisa, saliendo con Karin de la casa en dirección a una escuela. - Oye, ¿Y que os enseñan en una escuela? La calle es el mejor sitio para aprender, la vida es demasiado jodida como para aprenderla en los libros niña.  " Con que clases... ¿Eh?" A duras penas aprendió a leer y a escribir cuando era una cría, no entendía el por qué le afectaba tanto tener que ir a una escuela ya que no recordaba nada de su pasado en absoluto. 

El paso de Fergus era mucho más lento que Caroline, aún asi se mantenía casi a la misma altura que la rubia. Su mirada estaba algo perdida y su andar era pesado con el traje negro puesto a la perfección, sus manos guardados en los bolsillos del pantalón además de una necesidad de querer hablar un poco hostigante. -Ehm..¿9?. -Pronuncio con bastante tranquilidad sin importarle demasiado la reacción de la chica ante su edad.

-Quizás podriamos buscarlos... -Pronunció nuevamente al aire, sin mirarle y con la cabeza mirando el cielo. -Al final solo somos peones, nada nos impide buscar a las demás personas. -Dio un leve suspiro y bajo la mirada mientras continuaba andando. -Es una idea idiota. -Se dió cuenta que al final no sabían nada de los demás, ahora mismo solo podían esperar a que les llamaran nuevamente a ese extraño mundo. Decidió que el hablar con los padres de la chica no era la mejor opción, algo indicaba que al parecer era algo sensible para ella.

Me desperté sin recordar qué había soñado aquella noche, tampoco me parecía importante. Por unos instantes permanecí en la cama disfrutando de la calidez de las mantas, ajena a todo lo que estaba pasando en el mundo, pero los recuerdos del día anterior vinieron a mi cabeza y se me pasaron las ganas de remolonear. Me quité las mantas de encima y vi como encima de mi escritorio estaba el pequeño cuaderno con el que había intentado comunicarme con Ryuuji, aún no sabía como solucionar ese problema, tendría que pensarlo a lo largo del día.

De un salto, bajé de la cama y fui hacia mi gran armario a buscar el uniforme escolar, Camisa blanca, una corta falda negra y chaqueta del mismo color, junto a un lazo en el cuello con los colores insignia de la escuela. Mientras me vestía pensé en qué podía hacer con mi compañero. - ¿Se habrá despertado ya? - No me parecía buena idea colarme en "su" habitación a despertarle, tendría que llamarle. - Al final tendrá que quedarse conmigo mientras doy clases, no creo que pueda concentrarme. -

Guardé los libros y el material escolar en mi mochila y, una vez preparada del todo, salí de mi habitación y fui hacia la de invitados, llamando a la puerta dando un par de toques en ella. - Ryuuji-san, ya es de día. Tengo que ir a la escuela a... bueno, te espero en la cocina. - Ya le había contado mi rutina la noche anterior, no tenía sentido decir mucho más.

Ya que había logrado que el servicio no viniese a despertarme y preparar el desayuno, la única opción que tenía de comida que yo pudiese hacer eran cereales, así que eso era lo que tocaba esa mañana. Tras esperarle y desayunar juntos estábamos listos para partir.

Lo miró frunciendo el ceño, y se miró a si misma ligeramente preocupada, tan pequeña parecía? - Trece - Corrigió, dejando el  tema antes de que el grandote le diera más para pensar.

-No lo es - Quizás podrían ayudarse unos a otros, a pesar de lo que el peliverde había dicho de tener que competir, seguían estando todos en la misma situación - Deberíamos pedirles el número la proxima - Estaba muy segura de habría una nueva oportunidad muy pronto.

Siguió caminando pensativa hasta que la incomodidad de tener a alguien siguiendola y no hablarle, pudo más que ella -Hay algo que te resulte conocido? - Cada vez que habría la boca tenía que recordarse a si misma el no mirarlo. Los auriculares no ocultarían el hecho de que estaba viendo a alguien que no estaba allí.

Ryuuji se sentía…se sentía cansado, aquella era la realidad, se sentía agotado, como si no hubiera podido descansar, las cicatrices desaparecieron y se sentía como nuevo, aunque aquella falta de sueño parecía ser algo a destacar. Fuera como fuera, no tardó en despertarse, saliendo de su cama educadamente y haciéndola con sumo cuidado, era un chico resuelto, educado, ordenado y tranquilo…es más, la habitación parecía calcada a como estaba la noche anterior.

Cuando la chica llamó a la puerta, la escuchó y asintió sin siquiera verla, ultimando los últimos detalles antes de salir de la susodicha y dirigirse a la cocina junto a ella.

El día continuo sin señales del peliverde. Los estudios resultaban más sencillos teniendo un fantasma que podía revisar los examenes de otros, o directamente la libreta del profesor, pero eso era trampa... ¿Verdad?*

Ya faltaba poco para el recreo. El tic-tac sonaba mientras todos los niños tenían la vista clavada en el reloj. Entonces, justo cuando la campana iba a sonar, todo se detuvo...

Solo se necesitó un instante para que todo se volviera negro, y no se escuchase nada más.

Todo fue completo silencio durante varios segundos, hasta que por fin pudieron abrir los ojos: se encontraban de nuevo en aquel lugar.

El cielo nublado, con algunos rayos de sol filtrándose entre las nubes. La ciudad devastada que apenas se mantenía en pie. El polvo en el aire... Ahora se encontraban en el centro de una plaza: todos colocados a algunos metros de la fuente formando así un circulo.

Ambas de apariencia similar: cabello negro, brillantes ojos verdes, tez banca como la nieve...

Una se sujetaba el pelo con un par de lazos, usando un Quipao blanco con rayas rojas bajando por el centro de su pecho hasta el ombligo, con unas medias negras hasta los muslos y un par de zapatillas del mismo color. Además, llevaba en la oreja izquierda una campanilla.

La otra niña llevaba el cabello suelto, con dos bolas echas a los laterales de su cabeza. Al igual que la otra chica, llevaba un Quipao blanco con borde rojos, pero este era considerablemente más corto, además de que tenía una abertura que dejaba ver muy, muy ligeramente el pecho por encima. Sus medias eran blancas, y usaba las mismas zapatillas que su gemela. Esta llevaba la campanilla en la oreja derecha.

Para completar el set, ambas llevaban anchas chaquetas negras abiertas, con un lazo rojo en el cuello.

-¡Bienvenidos sean, Jugadores! -gritó la de los moños. -. ¡Kantoku-sama nos ha encargado la moderación nuevamente! ¡Sera un placer asistirles!

-Soy Veronica-sama, y mi hermana es Elizabeth-sama -se presentó la otra, presentando también a su hermana.

-El juego de hoy sera... ¡Búsqueda del tesoro! -anunció con emoción Elizabeth-sama.

En ese preciso instante, todos los generadores sintieron un inmenso ardor en la palma de su mano. Al verla para ver que sucedía, se encontraron con unos números grabados en ella.

-Tienen 30 minutos para encontrar a la bestia dorada. ¿Donde estará, donde estará? ¡Les daré una pista! A la criatura que buscan le gusta los lugares oscuros... -confesó antes de chasquear los dedos. En ese momento, los relojes en las palmas de los generadores empezaron a bajar desde 30:00 con cada segundo que pasaba.

-Solo hay una criatura, y basta conque un equipo la derrote para que todos continúen en el juego: Pero si el tiempo llega a cero y nadie ha logrado acabar con el objetivo... Todos serán eliminados -advirtió con cierta frialdad Veronica-sama.

-¡Que empiece el juego!

Solo tenían 30 minutos para recorrer toda la ciudad en busca de lugares oscuros. Las "moderadoras" seguían sobre la fuente, como si no tuviesen intenciones de irse. Pero ahora tenían que pensar en lo importante: ¿Donde se podría esconder aquella criatura?

Mientras se preguntaban hacia donde podían ir, pudieron observar la ciudad y sentirse... nostálgicos. Sentían como si ya hubieran estado allí antes del juego, antes de que todo fuese destruido, antes de...

Sentían que una pequeña chispa se les estaba encendiendo, un fragmento de su memoria que les ayudaría a encontrar a la criatura...

Tu cabeza empezó a conectar fragmentos, hasta que finalmente recordaste algunos lugares.

A unos diez minutos corriendo de allí se podía encontrar una parada del metro subterraneo. Ese lugar era algo oscuro de por si, pero con el estado en el que estaba la ciudad seguramente lo estaría más...

En la misma dirección, a veinte minutos de la plaza, había un gran almacén desde donde se distribuían distintas mercancías por toda la ciudad, sobre todo ropa. No era seguro que estuviese abierto, pero de no estarlo, seguramente encontrarían la manera de entrar.

En dirección totalmente contraría estaba un viejo teatro, a quince minutos de la plaza. Siempre se apagaban las luces para reproducir las películas, así que si no se pensaba la pista literalmente el teatro era también un buen lugar para probar...