Partida Rol por web

La sombra volvió a esquivar el ataque del muchacho, el cual estaba realmente confundido, ¿Cómo podía ser tan difícil para el?, ¿y porque resultaba tan fácil en aquel ser?...no sabía como reaccionar excepto por aquella sensación de miedo y supervivencia que iba aumentando en su interior. Fuera como fuera, por arte de magia o no, la chica parecía estar hablando con alguien, no comprendía que ocurría, hasta que le pidió que se alejara de aquel monstruo.

EL muchacho dio un pequeño traspiés que le alejó si, viendo como aparecía una nube de arena que iba a atacar a aquella bestia…si no le hubiera avisado, ahora mismo tendría las gafas rayadas y…posiblemente alguna que otra herida más. El chico torció la cabeza, tragando saliva y mirando de reojo a la chica, como si quisiera darle las gracias, antes de volver a lanzarse contra aquel ser.  

El chico reaccionó a tiempo para que mi ataque no le afectase. Dentro de aquella especie de nube que había formado pude ver como ráfagas de arena se desplazaban a gran velocidad dañando el cuerpo de aquel ser que gritaba de dolor con una voz desgarradora. Me tapé los oídos asustada, por lo que estaba haciendo y por lo temible que era aquella cosa. Aunque todavía seguía atacando a Ryuuji.

- ¿No es suficiente? - Pensé asustada.

El chico seguía atacando, era cuestión de tiempo que aquello se detuviese, ¿No? - ¡Ráfagas cortantes! - Grité de nuevo, deseando que por fin ese monstruo se detuviese. - ¡Por favor, por favor! -

Aquella criatura clavo la vista en la pequeña niña durante unos instantes, sabiendo que también seria un peligro. La sombra estaba dispuesta a caminar hacia Samantha para atacarla, sin saber que Ryuuji se lanzaría de vuelta y acertaría un corte en su pecho. La bestia soltó otro quejido mientras retrocedía un par de pasos, colocandose una mano sobre la herida mientras esta cicatrizaba rápidamente sin dejar marca, aunque seguramente seria difícil verla si dejase alguna.

Entonces, cuando se percato de que Samantha iba a lanzar otra nube, la criatura dio un rápido salto en otra dirección para esquivar el ataque de arena y luego tomar impulso y rebotar como un recorte en dirección a Ryuuji, esperando alcanzarlo con un zarpazo de sus garras.

Aquel ser se intentó lanzar contra la chica, pero por suerte Ryuuji logró redigirle a el, provocando que se quejara de dolor a la vez que retrocedía unos pasos, tocándose el pecho y en el instante hacer que la herida se regenerara.-¡…!-El joven estaba flipando, aquello era hacer trampa. Y más cuando nuevamente se tiró contra el, buscando hacerle un buen corte como antes.

Ryuuji por su parte no se detuvo, intentando devolverle el golpe con su espada. Pero no sin antes ahogar otro grito de dolor, aquel ser volvió a golpearle con fuerza, haciéndole nuevamente daño y otra herida por la que sangrar  

¿Cuántos golpes teníamos que darle a aquella cosa para que se detuviese? ¿Y cuánto más podría aguantar aquel chico? Apenas le conocía. Hace un rato estaba en mi habitación, estudiando tranquilamente, y ahora... quería salir de ahí cuanto antes. Y no iba a poder hacerlo hasta que esa sombra se detuviese.

- ¡Sigue atacando! - ¡Ráfagas cortantes! - De nuevo ordené a mi arena que atacase a aquel ser. - ¡Ryuuji, resiste! - 

Entonces, el corte de Ryuuji penetro el cuerpo de la criatura, causando que se volviese polvo y desapareciese en el suelo sin dejar más que una mancha oscura de quemadura. Sin previó aviso, el chico sintió brevemente un cosquilleo en el dorso de su mano, el mismo cosquilleo que Samantha empezó a sentir también en ese momento: a los pocos segundos, el cosquilleo desapareció.

-¡Felicidades! Han completado la misión de hoy -dijo el hombre de sombrero con una sonrisa, habiendo vuelto a aparecer a unos pasos detrás de ustedes. -. Ahora irán a un lugar donde podrán descansar un poco y recibir con más calma la información necesaria sobre el juego. Todo se resolverá... en un momento...

Y antes de que pudiesen decir nada, el hombre chasqueo los dedos, y todo se volvió blanco...