Partida Rol por web

Era bastante contrastante la actitud y apariencia entre Réamann y Karma. Ella deslumbraba, brillaba, sonreía; él se veía duro, indiferente y sin esa chispa; nadie podría relacionarles siquiera a que se conocieran como mínimo. Por supuesto, al peliblanco no le importaba en absoluto... o nada le importaba en apariencia externa.

-Estaba pensando si usar vestidos me ayudaría a combatir mejor, que no me canse tanto-parpadeó y continuó siguiendo el paso de su compañera. No esquivaba con tanta facilidad como ella lo hacía, pero podría seguirle el paso gracias a su estatura y viejos entrenamientos para que no se quedara atrás-. El maquillaje no es necesario, ¿o sí?

Alzó una ceja, pero no dijo nada más respecto a ese tema. Sin embargo, escuchó lo que pasó con Fiorella y la mirada fría del chico se ensombreció al saber que todo fue a mal debido a una bruja. Chasqueó su lengua, evidenciando su molestia.

-Descansemos un poco-señaló a sus amigos con la mirada, haciendo señas para que  lo viesen y así encontrarse, quería saber qué hacían ellos.

Agradeció con una mirada el gesto de Alain de darle tiempo para poder hablar. Cuando escuchó sus deducciones, asintió - Es cierto. Las brujas pueden cambiar su apariencia, ¿verdad? De seguro es ella. Lady Parfait la siguió hacia nuestra casa. Está allí, pero al parecer no es fácil entrar. Si logramos acorralarla, tal vez podamos hacerla que desista, devuelva el brazalete y se retire. A las brujas no les gusta que sus maldiciones se rompan. Debemos ir. Lady Parfait está buscando refuerzos. Si entramos a la casa, la atraparemos - Dante se veía muy seguro por sus palabras y miró a su hermana algo preocupado por su silencio.

- Oye, la noche aún no termina. Después de todo, ¿acaso Cenicienta no fue encerrada por su madrastra? No hay tiempo que perder. Ezio puede estar en peligro - y el pelirrojo se dispuso a correr, esperando que ambos le siguieran.

Karma no bajaba el ritmo y agitaba su falda con elegancia y destreza para que no la hiciera más lenta. La luz de la luna le daba un toque refinado bastante peculiar. Apenas te escuchó, dijo - Con que era eso... - y se rió un poco.

- Pero qué poco sentido de aventura tienes, querido Réamann. No hay atuendo perfecto sin el maquillaje perfecto. Además, resaltar esas largas pestañas y esos labios de seguro te hará irresistible. Pero si fuera por ti, no me preocuparía tanto por el vestido como por los tacones. Esos son un verdadero reto. Llevo mucho tiempo usándolos, así que ya no es difícil moverse, pero no deberías subestimarlos - y se quedó pensando -. Es más, creo que podría entrenarte con tacones. Te ayudará a ser más ágil porque pareces una estatua cuando te mueves, cariño. Eres demasiado rígido, aunque puede ser la falta de entrenamiento. Si estás dispuesto a aceptar el reto, solo dímelo - y se volvió al frente una vez más.

Cuando señalaste que descansaran, Karma se detuvo sin problema mientras su rojo cabello se agitaba por el repentino cambio de ritmo, pero esta simplemente lo lanzó hacia atrás con una mano. Ni siquiera parecía sudar. Jurien llegó primero al verlos y ambos apresuraron el paso para que el encuentro fuera muy rápido.

- Perfecto, Réamann está aquí. Lady Parfait nos envió a buscarlos. Ya le avisamos a Dante, él irá por Fiorella. Por ahora el plan es rodear la mansión Van Hauber para que esa bruja no escape. Tiene allí a Lord Ezio como rehén. ¿Están listos para un poco de acción nocturna? - la rubia se veía confiada como siempre. Garlan negaba con la cabeza detrás de ella, pero sin decir nada. Él solía ser más analítico y cauteloso, mientras que Jurien pensaba más en caliente que él.

La bruja solo asintió mientras los observaba pasar. El camino era tal vez más desolador mientras más avanzaban. Mirándolas de cerca, muchas estatuas estaban ya cubiertas de musgo, tal vez por la cantidad de tiempo transcurrido, lo cual hacía quela naturaleza empezara a tomar su lugar en todas ellas. Algunas habían perdido partes, otras se habían desmoronado. Otras parecían haber causado efecto dominó, rompiendo varias de ellas a su vez... Si lo que decía la bruja era cierto, esas personas no podrían regresar a pesar de que la maldición se rompiera a tiempo. ¿Pasaría lo mismo con esos que la bruja mencionó que se habían vuelto de piedra por mentir sobre sus intenciones en el pueblo o se quedarían así para siempre? Eran dos hechizos diferentes después de todo.

El frío viento empezaba a soplar con fuerza mientras avanzaban por las casas de los aldeanos, viendo casitas modestas de gente tranquila, con algunas ventanas caídas, el techo quebradizo y sus paredes consumidas por las enredaderas. Solo habían pasado ¿cuánto? ¿Unos meses? Y la naturaleza ya estaba recuperando el lugar que le correspondía por derecho. Siguieron caminando con Rin como su guía hasta que llegaron a las puertas del cementerio. Para ser un lugar modesto, el cementerio parecía ostentoso. Un enorme portón de mármol cubría la entrada con una rejilla de un metal fino y todo parecía diseñado para mostrar riqueza en un lugar como ese. ¿No era extraño?

Waltz y Elliot se veían sorprendidos sobre todo porque el cementerio era lo único que permanecía intacto.

Por un segundo te giraste hacia atrás para mirar a la bruja y pudiste ver una apariencia en ella menos solemne y más juvenil. Incluso parecía tener tu edad.

La llegada al cementerio fue fácil, tal vez demasiado, pero había algo más. Ese lugar en sí mismo tenía lo que parecía su propio campo magnético. ¿Por qué? Pero era tan fuerte que te sentías atraída hacia él. Como las polillas a la luz.

Sin vacilar siquiera un poco, Stella caminó. No albergaba dudas en su corazón, por lo que no tenía nada por lo que temer. No obstante, antes de avanzar mucho más, se giró por un momento para mirar a la bruja que habían dejado detrás. La pelinegra pareció sorprenderse por algo durante un momento, pero fue solo eso. Sin alguna razón aparente, le sonrió a la bruja y asintió con la cabeza, antes de seguir su camino hacia el cementerio.

El frío viento nocturno hizo que el cabello de Stella se le echase al rostro, obligándola a bajar un poco la cara y recogerlo con la mano. Su mirada aún era algo ausente, apagada. Por alguna razón, caminaba apenas viendo las figuras de piedra a su alrededor, así como las casas siendo abrazadas por la naturaleza. Y aunque lo hizo con menos frecuencia, aun durante su trayecto hacia el cementerio, miró a Waltz un par de veces de reojo.

Cuando llegaron al cementerio gracias a Rin, Stella se quedó a un metro de la pequeña, observando el portón y lo ostentoso del cementerio. Sin saber muy bien por qué, pasó por un lado de Rin y extendió una de sus manos para ponerla sobre el portón.

—¿Qué... es esto? —preguntó, aunque bien parecía un pensamiento en voz alta— Es como si me llamase.

El cementerio, un buen lugar para hacer pruebas de coraje, que sin embargo en esos momentos está el lugar que se veía más normalito, sin duda caminar entre estatua de piedra era más espeluznante. Pero cedió elmñaso a Stella, para Rin nada era diferente, pero aquella pese a ser su lugar de origen era la misión de Stella, los Lotong eran solo los guías aunque Eses parecía más dispuesto a dejárselo todo a Rin... Su pereza era la misma que antaño, seguramente solo le faltaba sostener un libro y nadie notaría la diferencia.

Réamann no pudo evitar imaginar cómo se vería si se maquillara, notándose en una expresión pensativa mientras se le escaba algo en voz baja con total seriedad y naturalidad.

-Me podría servir para esconderme en alguna misión-sin embargo, había omitido su altura, lo cual evidentemente no haría que pasara desapercibido. De igual manera, solo fue una idea fugaz a la que podría recurrir si la situación lo ameritaba porque el glamour podría camuflar su estatura.... ¿no? Sin embargo, prestó más atención a la práctica con tacones y parpadeó un poco ante esa propuesta-. No lo había pensado, podrías enseñarme cuando tengas tiempo.

Así, el peliblanco aceptaba la idea de entrenar en tacones, aunque tanto él como Karma debían estar conscientes que sus sesiones deberían ser cortas y de bajo impacto, pero el ex-caballero esperaba que eso fuese de ayuda aunque no se tratara de una actividad rutinaria y diaria, confiando en que su cuerpo recordaría todos los años anteriores porque era consciente que tarde o temprano pelearía de nuevo con o sin maldición, pues los eventos de algunos activos en The Marchen no estaban yendo de la mejor manera... y menos que Phoisa lo quería de nuevo.

Su línea de pensamiento se detuvo mientras se cruzaba de brazos y suspiraba al ver el entusiasmo de su compañera, luego miró a Garlan y finalmente a Karma para decir algo que podría ser obvio.

-No tengo una espada-aunque Karma le había dicho que fuera, él no pensó que entraría en acción tan pronto y se apresuró en salir en vez de ir por algún arma-. Aunque podría ayudar con otra cosa si les parece... si queremos rodear la mansión, debemos saber de antemano el terreno para saber cómo actuar. ¿Y Alain? 

Pese al dolor que sentía. Las palabras de Alain le devolvieron lentamente a la realidad. Estaba rota pero la presencia de Dante le indicaba que no debía rendirse. Su hermano, al que siempre había guardado rencor estaba allí para ofrecerle consuelo y decirle como podía resolver aquella situación, y salvar a Ezio, el cual no merecía aquel destino. Se quedó con sus hermanos porque se juro cuidar de ellos aunque no la recordasen. No iba a fallar ahora. 

- Esta bien. Tiene razón, no abandonaremos a Ezio en las manos de una bruja y Dante tiene razón, siempre hay un último reto antes del final. - Afirmó con algo más de aplomo. Seguía dolida pero poco a poco iba recuperando su determinación.

- Podemos hacerlo... No es la primera bruja a la que nos enfrentamos y tenemos ayuda. Es ahora o nunca . - Afirmó con seguridad antes de ponerse en marcha caminando con su hermano. Era hora de volver a casa y enfrentarse a sus fantasmas. 

Al parecer, ambos hermanos estaban más dispuestos ahora a luchar, lo cuál le producía satisfacción y preocupación a partes iguales. La primera, porque Alain siempre había sabido cómo movilizar la gente a su alrededor para que hiciera lo que él quería de modo que aquel le era un sentimiento familiar y agradable. Sin embargo, siempre lo había hecho en beneficio propio, veía muy claro cuáles eran las ganancias. en aquella ocasión, veía todavía más claro cuáles eran las pérdidas y aunque a nivel personal no le afectaban, no podía sacudirse de encima la sensación de catástrofe. Sin embargo, ¿qué otras opciones tenían? Si Ezio estaba en peligro, no podían dejarlo pasar.

- Está bien. Vamos. Esto es un ahora o nunca.

Elliot escuchó las palabras de Stella mientras analizaba detenidamente el enorme portón lujoso - Esta apariencia no es... natural. Al parecer, alguien ha creado una barrera desde adentro para evitar el paso - miró a Waltz quien asintió y los miró a todos.

- Deben retirarse. No sabemos qué podremos encontrar al romper la barrera, así que lo mejor es que den un paso atrás - y corrió a Stella también para apartarse un par de metros. Poco después de esto, Elliot extendió su mano y cerró los ojos un momento para luego conjurar un círculo mágico de color azul oscuro que disparó un rayo de electricidad bastante fuerte hacia el portón. Un brillo de color dorado se reflejó un momento evitando el impacto directo contra la puerta, pero el sonido del vidrio resquebrajándose rodeó el lugar. Como si de una pared invisible se tratara, se reveló el cementerio, mucho más acorde al abandono que había sufrido el pueblo desde que toda su gente se volvió en piedra: la grama era increíblemente alta, alcanzando casi los dos metros de altura, el olor a humedad era fuerte viniendo de allí, pero había algo más, algo extraño e insólito que Elliot resaltó.

- Hay un brillo de color dorado surcando el cielo - y miró a Stella -. Creo que ha llegado el momento. ¿Estás lista? -.

Karma asintió ante el comentario del camuflaje en una misión - Por supuesto. Además, serías una mujer bastante hermosa. Romperías muchos corazones, eso seguro - rió grácil para luego guiñarte un ojo -. Dalo por hecho, cariño. Búscame cuando esté libre de mis guardias y entrenaremos con ellos - sonrió para luego concentrarse en lo que estaba sucediendo.

La llegada de Jurien y Garlan era positiva en cuanto a que se habían juntado. Jurien te miró bastante decepcionada mientras reía - ¿En verdad nos tienes tan poca fe? - y Garlan se quitó una espada que tenía cruzada en su espalda para que pudieras colgarla tú. Eso te facilitaría correr sin tener que pensar en chocar con ella. Tal vez la habían buscado específicamente para ti -. Me ofendes, como si no hubieras sido parte de la orden antes - sonrió la rubia mientras se giraba en dirección a su destino.

- Lo mejor es que nos reunamos con Lady Parfait. Alain debería estar con Fiorella. Después de todo, él era el encargado de acompañarla a su destino, así que si todo salió bien, debe estar con Dante. La propiedad de los Van Hauber es una enorme casa con cercas que rodean la propiedad, pero ya nos reuniremos y discutiremos la estrategia. Andando - y con eso, los espadachines se pusieron en marcha.

Corrieron tanto como pudieron tomando descansos si los veías necesarios, pero recuperando el tiempo recorrido mientras avanzaban. Se acercaban a una de las zonas más ricas de la ciudad con premura y justo en lo que parecía ser la salida de un pequeño bosque estaba Parfait. No muy lejos de allí, tres figuras se acercaban corriendo también con bastante prisa. Un vistazo a la casa era suficiente para entender que semejante edificación solo podía pertenecer a una de las familias más acaudaladas. Estaba rodeada por una reja de piedra y metal, con un hermoso antejardín y más habitaciones de las que se podrían contar.

Las figuras que se acercaban se fueron aclarando; no eran otros que Fiorella en un hermoso vestido, Alain y Dante, el hermano pelirrojo de la chica.

Dante sonrió ante el comentario de su hermana - Esa es la Fiorella que recuerdo - e incluso se permitió sonreír a las palabras de Alain. Con la aprobación de ambos, empezó la carrera nocturna.

Los tres volvieron en sus pasos hasta cierto punto, pero tomando un desvío a lo que sería la parte más acaudalada de la ciudad, por lo cual podrían llegar a la casa de los Van Hauber más rápidamente. Después de todo, ¿Quién conocería mejor los accesos que uno de sus propietarios? Siguieron corriendo, aunque la tarea se hacía difícil con los altos tacones y el hermoso pero aparatoso vestido que Fiorella llevaba puesto. El pelirrojo se detenía en ocasiones para darle algo de tiempo a su hermana de recuperarse y seguir la marcha. No sabían cuánto tiempo habían corrido, pero una enorme propiedad se divisaba tras un pequeño pero espeso bosque y, justo al final de este, se divisaba un hada de cabellos rosas conocida para los tres. No era más que Parfait. Un segundo grupo se acercaba por otra parte del bosque a buena velocidad. A medida que se acercaron, pudieron reconocer de quiénes se trataban: Miss Karma, Jurien, Garlan y un poco más atrás estaba Réamann con una espada cruzada en su espalda.

Un vistazo a la casa era suficiente para entender que semejante edificación solo podía pertenecer a una de las familias más acaudaladas. Estaba rodeada por una reja de piedra y metal, con un hermoso antejardín y más habitaciones de las que se podrían contar.

Sus mejillas estaban rojas por el cansancio, Fiorella no había temido nunca el trabajo duro pero no era una gran deportista y aquel aparatoso vestido no le estaba apoyando en absoluto pero trataba de mantener el tipo aunque los zapatos le estaban haciendo rozaduras. En la última recta cogió la mano de Dante para ayudarse a correr justo antes de que llegasen al lugar que había abandonado hace unos meses que se le hacían años. 

Se quedó sin aire, pero no por el esfuerzo sino por la impresión de volver a estar allí, enfrentándose con sus recuerdos aunque esta vez no estaba sola, había recuperado a uno de sus hermanos y a Alain al que le dedicó una mirada y asintió. Se sentía agradecida por lo que había logrado, pero había mucho más que conseguir. Giró la cabeza hacia todos los que llegaban para ayudarles dedicándoles una sonrisa esperanzada. 

- Habéis venido, yo... no se como puedo agradecerlo. - Les es habló con la voz congestionada por la emoción mientras se quitaba los zapatos, había andado descalza por esos jardines y esos pasillos muchas veces, y necesitaba libertad de movimiento. También se deshizo de la falda superior del vestido con buen tino para dejar espacio a unas enaguas sencillas de color blanco que le permitirían moverse mejor. - Espero que Delora me perdone. - Afirmó a Parfait antes de dirigirse hacia Réamann.

-  Me alegro de que te sumes a nosotros. -

Tras eso se aclaró la garganta. - Es posible que la bruja se haya atrincherado en mi antigua habitación, pero... puede que ahora haya colocado trampas a lo largo de la casa. Debemos entrar pero con cuidado. Dante y yo conocemos puertas del servicio. -

Tras eso miró a Parfait. - Si mi hermano está bajo el influjo de la bruja, ¿Se puede razonar con él? Y... ¿La bruja puede tener a los criados bajo su embrujo? - 

¿Una barrera? Stella no entendía muy bien qué eran exactamente las barreras o cómo funcionaban. Solo entendía que era algo mágico, como lo que pasaba con el glamour, la pomada que Parfait y Delora le daban o los portales. Sin embargo, estaba bastante lejos de poder comprenderlo en verdad.

Cuando Waltz la hizo retroceder, lo hizo sin rechistar, aunque bajando la mirada para no encontrarse con la suya. Observó desde la distancia segura cómo Elliot hacía despliegue de su poder y no pudo evitar fascinarse un poco. La magia es hermosa. Esa fue la primera impresión que tuvo. Sin embargo, recordando por todo aquello que habían pasado con otros brujos, la maldición... y la de los demás... aquella nube rosa de fascinación en la que estuvo por un momento se esfumó, al mismo tiempo que las cortinas del telón se levantaron y dejaron ver el verdadero aspecto del cementerio.

El desolado aspecto del lugar no sorprendió a Stella, o la asustó. Durante muchos años había aprendido a ver la belleza en aquellos lugares tan lúgubres. Sin embargo, si algo captó su atención fue aquel brillo que Elliot había señalado. Después de ella misma verlo por unos momentos, miró al pequeño, volviendo a apretar el asa de la cesta.

—Estoy lista —asintió y miró a Rin—. Gracias por haberme guiado hasta aquí, Rin —le sonrió un poco, con claro nerviosismo, y luego miró a Elliot—. ¿Qué... tengo que hacer? ¿Con arrancarla bastará?

Su trabajo había acabado, pero confiarse no era una buena opción para ella. Dejó margen a Stella para que hiciera lo que necesitara, pero cuando más tenso igual que cuando más relajado es un momento; más atento se debía ser.

Miraba en todas direcciones tras haber quedado maravillada por un momento por el juego de luces presenciado. Un espectáculo digno de ver que le sonaba a pistoletazo de salida.

A diferencia de los demás, Réamann llegó un poco cansado mientras respiraba agitado y su rostro se perleaba levemente de sudor, el cual se limpió con la manga de su camisa hasta que llegó con el resto. Había tomado sus descansos y los justos para llegar en buen tiempo, pero en cuanto arribaron él buscó un árbol en el cual recargarse y respirar al principio por la boca para después hacerlo por la nariz. No saludó a nadie, tal vez por el cansancio o por su modo de ser, pero así se mantuvo por un minuto mientras apreciaba la casa. No parecía sorprenderse por tal obra arquitectónica, limitándose a una observación analítica de lo que su vista le permitiese.

Por el rabillo del ojo apreció que Fiorella le habló, negando con la cabeza mientras terminaba por llevarse cabello hacia atrás para que no le estorbara la vista. Tomó un último soplo de aire para relajarse y hablar, aunque eso no significaba que ya estuviese recuperado por completo.

-¿Conocías a la bruja de antes? ¿Es la misma que te maldijo?-preguntó más que nada para tener contexto. Su voz sonaba cansada, pero eso no quitaría que quisiese hablar-. No se si una bruja sea capaz de tener esos poderes... pero si tu hermano está bajo su embrujo sí es posible liberarse de él si él tiene una especie de enganche mental o que alguien le apele a su voluntad... lo sé por experiencia.

Suspiró, sabiendo que no podría hablar más de la cuenta y miró a Parfait para que la hada pudiese relacionar a qué evento podría referirse. Continuaba suspirando hondo, necesitaban estar bien para lo que sucedería.

-Necesito que nos describan cómo es la casa con el mayor detalle posible en caso de que debamos separarnos; dónde está tu habitación y qué tipo de cuartos le rodean. 

Aquella fue una tensa y silenciosa carrera, en la cual los tres sabían que contaban los minutos. ¿Qué iban a encontrarse? A saberse. Tal vez todo estaría sumido en la calma que precede la tormenta o quizás se encontrarían ya en el huracán. Alain quería pensar que dado que habitualmente tomaban el camino pasivo no esperarían que de repente pasaran a la acción.

Lo que no contaba era con la llegada de la caballería. Le había parecido que Dante mencionaba algo de avisar a Parfait y refuerzos pero no había prestado realmente atención a aquello hasta que los había visto a todos ahí, preparados para un desenlace, o al menos eso esperaba. Si funcionaba, aquello sería mucho más que la liberación de Fiorella. Sería la esperanza que todos necesitaban.

- Parece que podría ser la misma pero con un aspecto diferente - acabó por responder a las palabras de Réamann puesto que los demás parecían estar trazando el plan de entrada.

No dijo más, quedando a la expectativa de que Fiorella les diera los detalles de la vivienda.

Elliot sonrió a las palabras de Stella, sabiendo que la chica era valiente, por lo que podrían cumplir su cometido con si continuaba así de confiada en que todo saldría bien. O eso sentía él. Cuando la chica lo cuestionó, se llevó la mano al mentón para pensar un poco - En teoría sí. Lady Delora dijo que bastaría con arrancarla, pero... - siempre había un pero - si la tocas una vez haya sido arrancada, es posible que las condiciones de tu maldición no permitan que funcione. La reina Hildyr sabía cómo hacer de sus maldiciones casi irrompibles - y empezó a guiar el paso.

Casi dándose cuenta, Waltz sujetó a Rin para que no avanzara demasiado. No estaba seguro si la chica caería en el descuido, pero prefería evitar. Después de todo, la bruja que los recibió mencionó que había otros dos grupos en ese lugar.

Entraron al cementerio y avanzaron a paso lento, tratando de hacer el menor ruido posible. Era difícil saber qué había más adelante debido al césped crecido, pero sí que podían empezar a escuchar leves murmullos. Unos tras otros, como de varias personas que se acercan al mismo lugar. Poco después, llegaron a lo que parecía la parte central del cementerio donde había una fuente de agua. En sus mejores días, podría haber sido un lugar que adornaba con amabilidad el lugar, pero ahora solo era una cantera llena de agua con una superficie verdosa. Este lugar también había sufrido los estragos del abandono.

Poco más allá de la fuente notaron que el brillo se acrecentaba, pero también una comitiva parecía ir hacia allá. Depronto, un estruendo. El silencioso Hogward había tropezado con algo, aunque el césped amortiguó su caída, pero ¿eso no había alertado al otro grupo? Cuando se fijó qué era lo que le había hecho caer, pudo ver una estatua rota en varias partes de lo que parecía ser un hombre anciano. O al menos eso era lo poco que se podía ver de la resquebrajada estatua de piedra. El peliblanco trató de soportar los escalofríos de pensar que eso alguna vez había sido un ser vivo y se puso de pie con rapidez.

Volviendo su atención al frente, notaron que el grupo se había girado a buscar el ruido, pero no habían encontrado su origen. Entonces, Hogward se puso de pie alarmado y miró a Stella con la boca abierta - Stella... ¿Ese no es...? - y señaló a un joven un tanto robusto, mas con cara cansada. Unos intensos ojos azules adornaban su faz, pero parecía vestido en harapos. Además, una bandana cubría su frente.

Parfait observó cómo todos llegaban con una sonrisa complacida. En verdad se veía feliz, aunque al ver a Réamann su rostro pasó a uno preocupado. De hecho, se acercó al peliblanco y con voz dulce le dijo - Trata de no entrar en combate a menos que sea necesario. O si te ves en él, trata de terminarlo en la mayor brevedad posible - le sujetó el hombro al peliblanco mientras avanzaba un poco más, pero deteniéndose en cierta parte -. Tal vez sí sea la misma bruja como dice Alain. Puede estar usando un glamour. Después de todo, a las brujas no les gusta que se rompan sus maldiciones, así que seguramente al ver lo cerca que estabas, decidió intervenir - miró a Réamann mientras este hablaba para suspirar -. Eso puede funcionar, pero todo depende del tipo de magia que haya caído en Ezio. Después de todo, hay diferentes tipos de control. Lo que Réamann menciona es un tipo de magia de hipnosis, algo ligado al encanto, pero más a implantar emociones y sensaciones o resaltar las existentes. Según lo que describió Dante, este es un tipo de hipnosis diferente, ya que Ezio nunca había visto a esa bruja. Se necesitará de algo mucho más fuerte para liberarlo de ese trance - y se volvió a girar hacia el límite, poniendo su mano en el aire, pero deteniéndose de repente.

- La barrera que colocó no nos impedirá el paso, pero sí que le alertará que estamos aquí. Seguramente nos espera y es posible que esté usando a los sirvientes como escudos. Después de todo, sabe que ninguno dañaría inocentes porque sí - y entonces escuchó las palabras de Fiorella y la siguiente pregunta de Réamann. Miró a Dante, quien asintió.

- La casa tiene solo dos plantas, además de un jardín en medio. Las habitaciones de cada uno de nosotros están en la segunda planta. La de Fiorella está junto al salón de piano, la mía está al lado del balcón y la de Ezio es la última hacia el fondo, junto al enorme estudio. Es el lugar de más difícil acceso por ser el jefe de la familia. Tal vez esté hasta el fondo porque la habitación de Fiorella permanece bajo llave desde que... se fue - y el pelirrojo tosió un momento con violencia para recuperar la compostura segundos después. Su mirada seguía firme, restándole importancia a lo recién acontecido.

- Si entramos por las puertas del servicio, tendremos acceso a las escaleras y llegaremos a la sala de piano. Claro que pasando la cocina. Si lo logramos, es seguro que los alcanzaremos. Debemos entrar por el patio trasero - y aunque Dante se disponía a avanzar, Parfait lo frenó en seco negando con la cabeza y haciéndole la señal para ir por un camino específico.

Llegados al patio trasero, lo que se encontraron fue con la enorme reja que protegía la casa. Tendrían que treparla... o algo así.