Partida Rol por web

 A medida que el grupo se iba acercando a la pequeña comunidad de chimeneas humeantes se fueron percatando de que, de forma parecida a Refugio de Sigmar, la construcción de ese lugar se basaba en el aprovechamiento de construcciones originales.

 En este caso lo que destacaban eran los tres edificios más grandes y viejos. Uno de ellos una vieja granja, luego estaba un destartalado granero enorme y finalmente, lo más destacable era un imponente molino de viento ubicado en la cumbre de una baja colina. Entorno a estos edificios habían aparecido una amalgama de nuevos edificios, construidos con maderas viejas, piedras y adove, salpicadas con algunas tiendas.

 Por los sonidos que se escuchaban parecía ser un complejo bastante animado.

 Cuando finalmente el grupo llega a escasos cien pasos de la comunidad se topa con un ajado cartel en el que está escrito...

 Espoleados por los aguijones que el hambre les provoca en sus estómagos, y ante la promesa de poder descansar un poco en un lecho seco y calienta, el grupoavanza hacia el interior de Ladronburgo, abanzando por las calles embarradas.

 Varias escenas de la vida cotidiana se aprecian por las calles, alguien que sale por una ventana para arrojar el contenido de un urinal, unos caballos relinchar, alguien encima de una carreta anunciando la venta de artículos de vestir, armas y armaduras (a todas luces de segunda mano), trios de hombres andando de algún barracón a una de las otras chozas.

 Si bien no soys unos expertos, sentís varios acentos entre las lenguas habladas, del norte, del sur, del este y del oeste.

 Nada más adentrados en la comunidad, mientras sentís algunas miradas puestas en vosotros, os percataís que hay unas significativa afluencia hacia el edificio que había sido un enorme pajar. En la entrada de este resta un cartel en el que se aprecia un toenel puesto de pie del que rezuma un líquido entre dorado y amarillento.

 Al parecer habían encontrado la posada del lugar. El tonel de Cerveza.

El bretoniano caminaba con semblante alegre pero con pocas ganas de intercambiar palabras, puesto que disfrutaba del silencio que se les ofrecía. Al cabo de un buen rato de surcar en la niebla, los graznidos de los cuervos le trajeron en mente algo que había marcado profundamente su pasado por lo que, a ambos niveles de su consciencia, su mirada se vio atraída hacía el escudo que cargaba a su espalda. Pero no tardó mucho rato a tratar de ignorar el detalle.

***

El asentamiento rebosaba de vida y ofrecía mil detalles en que empachar la vista. Más de una vez el caballero negaba con la cabeza con desaprobación de alguna que otra actitud de lo que veía pero a pesar de ello, se alegraba de su regreso a algo parecido a la civilización.

-Bien, señores, creo que al fin podremos conseguir la ayuda necesaria para esta pobre desdichada que es lo principal y después podremos nosotros mismos tomarnos un poco de descanso como es debido y comer bien.-

Rod observa la maltrecha ciudad, el cartel,.. - jejej esto me suena..

A pesar de su malestar y cansancio, levanta altivo su tez e intenta mantener su porte habitual. Se ajusta bien su ropas, y sus pocas pertenencias.

- De acuerdo entremos y preguntaremos aquí por habitaciones y donde encontrar un curandero.. -luego añade- ..aunque claro está pediremos comida y bebida hasta que nos hartemos; y otra cosa, andaos con cuidado, aunque quizás no hace falte que lo diga, verdad? - sonríe irónicamente-.

 Mientras espera alguna que otra aprobación y antes de de adentrarse en el edificio observa el paisaje en busca de ojos indiscretos, o quizás algo  interesante..

- Agradeceré un buen descanso y una buena comida caliente. Dijo Enricco fritándose su brazo izquierdo, mientras estudiaba con la mirada la supuesta posada.

- En lugares peores me he visto... Murmuró risueño el espadachín.

 Antes de entrar en el pajar reconvertido, de veis como lo que parecía ser un saco de trapos sucios y rotos, un ser, un esquelético y miserable tipo alarga sus manos cubiertas en trapo en gesto mendigante.

 - Po... po'favó, unas cobre pa podé comer... po'favor señores....- Su voz suena débil y lastimosa.

- Un lugar donde dormir, donde comer... esto no es peor que el refugio de sigmar. Y seguro que son menos ecrupulosos a la hora de hacer amigos. El buen humos de la mañana mejoraba con las perspectivas de no dormir una noche más al raso.

Al mendigo que les alargó la mano le dedicó una mirada. -Porqué no? pensó y le dejó unas monedas en la mano. No es que le gustara dar limosna, pero los mendigos y gente de su ralea solian ser de los mejor informados de rumores, medias verdades y noticias interesantes... de vez en cuando. Así que mejor tener alguno en "nomina".

El animo de Desmond mejoró al entrar en el asentamiento.

'Porfin podremos descansar un poco'

Aunque se relajó no pudo evitar reconocer el terreno en busca de gente que los observara mas de una vez. Hechando una rapida mirada a la muchacha suspiró.

- Será mejor no mencionar nada del rescate de la chica, no sabemos si habrá algun necio que intente sacar unas monedas devolviendola a los sacerdotes.

Sir Tymos se disponía a entrar con paso firme e inmutable cuando aquél despojo humano se cruzó en su camino. El buen corazón del muchacho siempre se enternecía en estas escenas así que metió mano en la bolsa del dinero y le alargó cinco de las coronas que el ororo comerciante, por su servicio prestado, les había entregado el día antes.

-Tenga buen hombre, espero que le sean algo de ayuda.- Le dijo mientras se las entregaba de buen gusto e intentó proseguir su camino ignorando completamente la mirada desaprobadora que Foyle le clavaba en la nuca, pues sabía que a ese ritmo no tardarían a quedarse sin nada.

 El despojo humano se deshace en halagos, gracias y bendiciones cuando el hombre de la capucha le entrega unas monedas de cobre al mendigo.

 - Bendito los dioces, que le guarden durante zus día en eta aciaga tierra.- dice mientras guarda las monedas entre sus harapos.

 Entonces el bretoniano le tiende más monedas... pero esas no eran del color del barro o el óxido mugriente que mostraban las piezas de cobre. Estas relucían con el brillo del sol.

 El mendigo mira con los ojos desorbitados (igual que el avatar) las piezas que en sus manos temblorosas y medio tullidas sostienen. Con un esfuerzo aparta la mirada incrédula de las monedas a la persona que se las ha dado, incapaz de pronunciar palabra alguna. Como acto reflejo se lleva una de esas a la boca desdentada para guardarla rápidamente entre los trapos que le sirven de vestimenta. Para acto seguido tirarse a los pies de botas fangosas, para besaralos y abrazaralos.

 - Gracia, gracia, ceñor, mucha gracias. Bendito ceaí y todo vuetra etirpe ceñó.

 Pero de pronto el sentido común hizo acto de presencia en el hombre y lanzó miradas desconfiadas a los alrededores, con cierto pesar.

 - Ahh, ahh... ¡gracia ceñó con ezo podré dejá ezta mardita tierra!

- JAJAJA. Soltó una franca risotada el espadachín. - En menudo problema habéis metido a nuestro amigo, señor Tymos. Refiriéndose al mendigo.

- No me extrañaría que mañana lo encontráramos degollado en alguna esquina, o muerto por el alcohol, a causa de vuestra buena voluntad. Por mucho menos se roba y se mata, el corazón de los hombres es envidioso, y este pobre diablo, poco discreto... JAJAJA

Mientras hablaba, apoyó su mano en la empuñadura de la espada. Adoptando su característica pose chulesca.

- Aprovechemos que "aun" no han surgido contratiempos para reponer fuerzas... Iba a decir algo más, pero manteniendo la sonrisa debajo de su bigote, dejó la frase a medias y se dispuso a entrar en el local.

Rod lanza una mirada desaprovadora a Sir Tymos mientras niega con la cabeza.. Luego esta tentado de retirarse rápidamente hacia la posada pero por alguna razón interviene.- si dejamos a este sólo nos va a causar problemas, mmm.. sin saberlo, quizás pueda ser útil, el tiempo apremia.. -

- Enricco tiene razón Tymos.. y tu -dirigiéndose al mendigo con un tono sutilmente amenazador aunque no excesivamente..- utilízalas bien, aunque antes estaría bien que me acompañaras donde haya un buen curandero; parece que llevas un buen tiempo por aquí, así que por el camino me contaras lo que debemos saber de esta ciudad, te parece? - aprovecha para preguntar también al resto -

- Nos vemos dentro en unos minutos, pedir habitaciones, sabré encontraros

Dareus continuó hacia la "posada" tras las palabras de Rod... - No creo que sea dificil perderse. Pensó.

- Nos vemos en la posada, veremos si tienen habitaciones... me pediré una con vistas a la ciudad, je je je, dijo mientras deseaba que el mendigo se quedara por aquí un tiempo. Por lo que parecía el caballero tenía previsto morir, y hacerlo pobre, en vista de sus últimos actos.

- Yo de vos que tampoco iría mostrando vuestros oros como si esto fuera una partida de cartas, Señor Tymos... no sé si os habeis fijado en el nombre de este poblacho, pero parecía bastante indicativo... El consejo de Enricco era bien acertado, y si la vida del mendigo le importaba poco o menos, no tenía ganas de ir sacando dagas de la espalda de alguno de sus compañeros.

Paeó la vista furtiva, buscando aquellos que pudieran "reconocerse" como busca-problemas profesionales, es decir miraba donde pisaba.

 El mendigo, asustado ante las carcajadas y las palabras de Enricco, nada exempta de razón por otra parte, atiende a las palabras del tipo del sombrero y la capa.

 - Ci-ci... claro que lo puedo conducí hazta er doctor Gang. Dicen que he un pregtisioso curandero venío de Aldorf.

 El hombre se incorpora con dificultad tomando unas muletas bastas creadas con ramas y harapos.

 - Sígame.

- Bien espero no tardar, ..demasiado.. al ver las muletas Rod se da cuenta que va a ser difícil con ese guía de "piernas rápidas", - maldición, como no me fijé.. - Luego se dirige al mendigo con voz baja: - Te sigo - Rod le sigue a su derecha, alerta intentando evitar cualquier encuentro inesperado.

Desmond resopló moviendo la cabeza asombrado tras la acción de sir Tymos.

'Pero en que mundo vive este tipo! '

Tras despedir a Rod dió unas palmadas en la espalda del caballero.

- Dareus tiene razon Sir, en sitios como este no conviene hacer astentación del oro que portais.Si se corre la voz, tendremos a media docena de maleantes esperando la ocasion para rebanaros el pezcuezo.

Hechó una ojeada alrededor por si alguien se habia fijado en la generosidad del bretoniano y siguio a sus compañeros a la posada.

 Entre la reacción del mendigo y las risotadas de Enricco, junto al estar en la entrada del concurrido 'Tonel de Cerveza'. Son varios los transeuntes que se fijan con la escena. Pero parece que pronto se recupera la compostura general regresando cada cual a sus quehaceres.

 Tras el 'incidente', Rod, cargando con la mujer inconsiente, parte siguiendo al mendigo por la calle principal de Ladronburgo mientras el resto de la comitiva se interna en el pajar reconvertido.

 Cargando con la mujer en un hombro a modo de saco de patatas, por si hiciera falta usar la mano derecha para despachar posibles problemas, pues un lugar con este nombre y las pintas de sus 'aldeanos' pues como que no terminas de sentirte del todo seguro.

 Con paso decidido pero lento, por el paso desgarbado del mendigo con su muletas, avanzaís por la calle principal del pueblo hasta alcanzar su extremo, entonces torceís a la derecha hacia una amplia construcicón de varios cuerpos pequeños, como si estuviera formada por una amalgama de casitas.

 En su exterior hay un par de tipos esperando, dos imperiales con pintas de soldado, uno de ellos sugetando un trapo empapado de sangre contra su vientre, el otro muestra un vendaje chapucero y sucio en su antebrazo.

 Cuando estaís a punto de llegar ante el edificio de su interior salen tres tipos, con pintas de marienburgueses con sus plumas exuberantes de colores vistosos decorando sus sombreros. Uno de ellos va con la guerrera abierta y porta un brazo en cabestrillo.

 Cuando llegaís al pie de la construcción el mendigo te señala con una de las muletas el edificio.

 - He aquí, er ceñó Gang he el mejó médico de todo lo refugios y emplasamiento que rodean Mordheim. Dicen que he un doctó que etudió en Aldorf. Yegó a Ladronburgo poco después de su fundasión.- Empezando a prepararse para seguir su camino, añade.- He un tipo legal, ayuda a quien lo nececita sin cobrar na, al parecer lo hace pa aprendé más de medicina. Suele haber cola pa entrá... se diría que etá aprendiendo a paso agigantaos jijiji.

 Ríe mostroando unos escasos dientes podrídos y torcidos de los que emana un hedor agrio.

- Bien aguarda aquí hasta que salga y mantente cerca de esos guardias, y otra cosa, ve pensando como salir de aquí sin que te maten,.. - la mente mercenaria aunque legal se vislumbra -  ...si quieres por alguna de esas monedas puedo ayudarte en algo al salir. Ve pensando.

Luego Rod se acerca a los guardias intentando no ser desagradable.

- Buenas días señores, me han dicho que aquí reside el señor Gang, un gran médico. Por eso traigo a esta mujer, creo que esta al borde de la muerte -mientras muestra la cara de la mujer magullada, palida y apenas respirando - Algún ladrón asesino le debió robar y darla por muerta después de darle una paliza de muerte!. - Rod se muestra cabreado, a la vez que piensa en esa bota de metal..

Y en voz baja añade.

- Si es necesario pagaré lo que deba para evitar esperas que quizás ella ya no pueda aguantar. -mientras muestra disimuladamente de forma que solo lo puedan ver los guardias el asomo de una moneda de oro.-