Partida Rol por web

 El tipo parece contenerse a duras penas cuando aparece el médico. Pero tras un esfuerzo, en el que casi se le ve temblar ligeramente, como de rabia contenida quien sabe, apenas lo conoceís.

 - Cierto, nosotros estábamos primeros y mi compañero será atendido antes. Y si la puta hermana muere, que la den.

 Parece que el tipejo es incapaz de abrir la boca si no suelta tacos en el proceso.

 El hombre, con el mismo gesto severo, da un vistazo a la mujer y luego al hombre que se sostiene con apenas fuerzas el vientre con el paño empapado de sangre. Luego os mira los tres.

 - Vosotros estabaís primero, os vi antes, os atenderé. Pero te advierto, si vuelves a abrir la boca para soltar alguna palabrota más, sera la última vez, Sandor.- Luego os mira a vosotros y añade.- Sentaos al sol y cubrid a la chica con las capas y una manta.

 Sin añadir más el hombre volvió a entrar en la construcción.

 El tal Sandor os ignoró y acudió raudo a ayudar a su compañero, quien al levantarlo apenas se sostiene en pié, si no fuera por su compañeros caería en redondo.

 - Venga Patrick, coño aguanta, no te me mueras ahora joder.- Le susurra al casi inconsciente hombre.

 Con ese comentario se adentra en el hospitalario.

Sir Tymos había dicho y hecho en cuanto podía, se sentía frustado y un tanto indignado por la elección del matasanos, pero decir y hacer más hubiese estado fuera de lugar e incluso un caballero de alta moral podía verlo. Así que no le quedaba mayor opción que atacar lo propuesto, y hacer cuanto podía para salvar a la chica.

Rod espera que cierren la puerta, está rabioso pero dadas las circunstancias aguanta su ira.

- mmm.. No hay alternativa Tymos, mejor hagamos eso, ese hombre ya pagará sus faltas tarde o temprano, su formas le mataran; De hecho ya debería estar muerto. - quizás no sea mal luchador o la suerte le acompaña siempre  -

Luego Rod se desata su capa y forma un especie de cama donde espera que Tymos acomode la chica al sol. Luego la cubrirá con ella junto con alguna que otra pieza de ropa sobrante.

- Esperemos y punto. Rod se estira un lado de la chica, curiosamente al lado por donde pueda soplar algo de viento.

Estaba claro que al precio era alto y seguro que no tenía mejores servícios que las Posadas Imperiales, aunque el precio bien valía la seguridad de dormir "seguro". Tampoco confiaría mucho en la seguridad de un lugar como este.

- Bién. De momento nos pondremos en alguna mesa. Traiga comida para cinco. Dejó sobre la mesa las cinco coronas pertinentes. - Después le diremos si queremos habitaciones por noche o por ratos, je je je

Se volvió hacia los dos compañeros que quedaban y se dirigió hasta la mesa libre más próxima, incluso el peor taburete o banco de posada le parecía un regalo para descansar.

Enricco se sentó junto a Dareus. Por un momento, el espadachín casi se atragantó al oír el precio de la habitación. Estaba claro que los estaban timando, ya fuera por extranjeros o vete tu as saber.

Pero Enricco no tenía el cuerpo para montar follón, así que se resigno al timo, y se dispuso a esperar la comida y la bebida que el posadero gordinflón les había prometido. 

- Esperemos que las camas sean cómodas... Murmuró entre dientes a sus compañeros.

 Los tres aventureros, acompañados por el horrendo Foyle, os sentasteís en uno de los toneles con tablero encima que servía a modo de mesa, sentados en sillas improvisadas y dispares.

 El local estaba bastante lleno y animado. Eso unido al cansancio hace que hableis poco mientras vuestras miradas se pasean por el espectáculo que es el lupanar.

 Varias mesas estan ocupadas en algunas hay tipos jugando con naipes, en otra hay un par de tipos que acumulan basitos vacios un en frente del otro mientras van vaciando una botella con un contenido claro como el agua, pero que por sus expresiones al tragar no debería tener nada más en común. En una esqueina hay una especie de diana en la que tres tipos prueban su puntería.

 No os cuesta fijaros que la mayoría de los presentes muestran unas ropas muy estrafalarias, piezas de armaduras varias decoran sus indumentarias, todos ellos portando como mínimo una arma a la vista y algunos luciendo una cantidad de armas de distinta manufactura que parecen un muestrario con patas.

 En cualquier caso pronto llega el barrigón cargando con una olla grande con un puchero dentro y enla otra unos cuencos bastante grandes, con escudillas. Os reparte los cuencos y os sirve el contenido de la olla una masa líquida densa de color verduzco oscuro, con bastantes cosas en ellas. A pesar de su aspecto el olor os hace la boca agua. Al regresar os trae unas jarras de latón con una gran botella con vino tinto en su interior, rematado todo con una hogaza de pan de tamaño considerable.

 Sin más os poneís a comer y a degustar con apetito voraz el guiso, bastante rico, mientras los ojos vigilan de forma furtiva a los presentes. Durante toda la comida os acompaña el sonido de las charlas a voces, risotadas, carcajadas, insultos y gemidos.

 Mientras estaís comiendo baja una hermosa muchacha por una escalera de un rincón. Percibís en el ambiente como no son pocas las miradas que viajan hacia ella. Al llegar a bajo se va a una mesa donde hay varios tipos tras uos segundos estallan en carcajadas.

 Os sentaís en el banco, medio recostados con la muchacha tapada entre mantas y capas, tumbada al sol. Tiene mal aspecto, la mitad inferior del lado izquierdo de la cara muestra un cárden moratón, allí donde le propinaron la patada.

 Si bien parece que está muy cascada, al estar aquí al sol y tapada parece que recobra parte de su color. Mientras esperaís, sin tener nada más que hacer le daís un poco de beber de los odres, el agua se derrama por sus agrietados labios.

 La espera se hace larga, el sol se mueve perezoso pero inexorablemente por el horizonte mientras esperaís a que os atiendan.

 A un lado vuestro también, tomando el sol cual lagartija, está el mendigo, contemplando a hurtadillas el oro que le dió sir Tymos.

***

 Finalmente la puerta chirría de nuevo y por ella salen el tal Sandor cargando con el compañeros, quien abanza con paso tambaleante.

 Al poco sale el hombre del vestido negro y el delantal.

 - Aún estaís aquí, pasad dentro.

 Dice escuetametne antes de desaparecer en el interior de la casa. Vosotros cargaís con la joven hacia el interior mientras el mendigo se queda fuera.

***

 El interior de la casa es sobria, espartana, sin ornamentación algúna. Paredes lisas y desnudas de madera. Seguís por un pasillo interior al cirujano hacia una estancia amplia en la que hay una mesa de trabajo con la encimera de piedra blanca, sobre una recia estructura de madera. La superficie de esta está limpia, junto a esta hay una mesita auxiliar llena de herramientas de acero de tamaños y formas distintas, algunas de ellas bastante lóbregas. Dos de las paredes están ocupadas por vitrinas repletas de cosas, tarros, muñecos de madera, gráficos, dibujos y demás cosas. De las otras dos paredes, una está dominada por una gran ventana por la que asoma el sol y la otra, por donde habéis entrado, hay un gran espejo dominándolo. Del techo cuelgan varias lámparas ahora cerradas.

 - Tumbadla allí y quitadle la ropa.

Con el estomago lleno , Desmond se sirvió un generoso vaso de vino.Mirando distraido a la muchacha que acabava de llegar,dió un buen trago seguido de un eructo de satisfacción.

- Ahhhh!! Y bien señores!! Ahora que empezamos a reponer fuerzas,hacia donde os pensebais dirigir?
La verdad que viendo la cantidad de viajeros de aqui,creo que la zona de los alrededores estara mas que explorada.

Y mirando el fondo de su jarra con gesto ausente añadió.

-Yo estoy tentado de ir directamente a algunas de las ruinas,pero ir solo seria mas que una temeridad un suicidio.

- V-A-L-E.. usted manda.

Rod empieza a quitar la ropa a la chica sin demasiados problemas. Dejándola en un pleno desnudo, aún  con magulladuras, una maravillosa vista aparece en su vista. De pronto.. - Dios.. luego se aparta intentando no mirar demasiado.. - Apartémonos Tymos, hasta ahora solo he contemplado mujeres desnudas con su consentimiento, estoy orgulloso de que no sean pocas - pagando o sin pagar claro - pero también de que siga siendo así.

Rod ahora sí hace un esfuerzo titánico.. su reyerta con ese mercenario fue bastante más fácil de llevar..

Enricco se sintió reconfortado tras haber dado cuenta de la comida que les había servido. Recostado en la silla, saboreando el vino que quedaba en su baso, suspiró al oír las palabras de Desmond.

- Si vuestra intención es adentraros a las ruinas en busca de tesoros, dad por seguro que iré con vos. Pues vine hasta estas tierras solo para conseguir capital y caudales... Se peinó el bigote mientras esbozaba una media sonrisa. - Y no me entendáis mal, que el pago recibido por Omar fue bueno y justo, pero después del largo viaje hasta aquí, esperaba volver al hogar con el saco bastante más lleno... No se si me explico.

Los ojos del espadachín se desviaron un momento hacia la joven que paseaba entre las mesas.

- Esa manceba si merece mi tiempo, pues seguro que sacaría mayor provecho que por la que nos vimos pasando frio y hambre. Dijo entre risotadas alegres.

Entró al lugar, satisfecho de la decoración; con gusto, pero moderada. Muchos nobles pecaban de ostentación, al parecer el hombre no sustentaba título alguno, pero ahí estaba para dar una lección y esta a entendimiento del caballero era: que la gente más humilde tenían mayor capacidad para entender las prioridades.

Al llegar a la sala, Sir Tymos se distrajo unos segundos con aquellos dibujos de anatomía tan inquietantes y lóbregos, hasta que el médico les mandó desnudarla, por lo que casi se atragantó con el aire y abrió los ojos como platos. Antes que el bretoniano pudiese replicar, protestar, o decir esta boca es mía, Rod se adelantó y obedeció.

De inmediato, decidió girarse de espaldas y rehuir de tan indecente espectáculo.

No se lo hizo repetir cuando Rod sugirió salir de escena para que el médico trabajase tranquilo. Tan exaltado se encontraba que apenas reparó en el comentario que versaba sobre el numero de mujeres con las que su compañero había yacido.

 Si bien no mirabais la escena, sentisteis al hombre moverse con soltura, examinando a la muchacha allí tendida, las extremidades, el torso, el cuello, el rostro... de vez en cuando acompañaba un análisis con un aha o un mmm.

 En cualquier caso el hombre continuó con el análisis de la joven, examinándola y juntando material encima de la mesita auxiliar. Pero siempre sin preguntar acerca de qué le había pasado o como. Pasado unos minutos comenta:

 - La joven está muy mal trecha pero vivirá, quizás tenga alguna secuela, pero si puede descansar y tomar alimento como corresponde es posible que se reponga lo suficiente como para valerse por si misma bastante pronto. Esas hermanas de Sigmar parecen frágiles pero por lo que he oído son unas mujeres duras.

 Sin añadir más se puso manos a la obra, abriendo la piel para sacar un chorro de sangre mezclada con pus en un flanco, para desinfectarla y coserla después. Un entablillado en el brazo izquierdo, a la altura de la muñeca y del brazo. Tratando con un potingue que sacó de un tarro varias quemaduras que cruzaban piernas y espalda y un largo etcétera. Tras casi una hora de diligente trabajo el cirujano dejó la muchacha para acercarse a un cubo con agua caliente para limpiarse las manos.

 - Ya la podeís vestir y llevárosla, he hecho todo cuanto está en mis manos por ella. Os recomiendo que coma y descanso. Si alguna de las heridas se infecta, podeís venir. El vendaje de los puntos del costado deberían ser cambiados cada día para evitar que se infecte.

 Mientras habeís estado comiendo, la mujer se ha largado con un tipo pelirrojo hacia arriba, y un par de mozas más han bajado, para desaparecer al poco escaleras arriba. Varios grupos han marchado y otros han entrado. Realmente parece un lugar con mucho movimiento este Ladronburgo. Lo que sorprende es la gran amalgama de vestimentas, acentos y facciones. Tanto marienburgueses de llamativos tocados de plumas, a bárbaros venidos de los desiertos del Caos, de barrigudos medianos a recios middenheimers. Algunos en grupos, otros separados con los suyos.

El tiempo pasa y ninguno de los dos compañeros regresan, hará cosa de un par de horas de que Tymos y Rod se largaran con la mujer y ni rastros de ellos. Ante vosotros solo quedan los restos de las comidas y las jarras vacías. La mayoría de los presentes, ante la larga y dura jornada de ayer y la maldita noche de hoy, ahora que teneís las barrigas llenas, os entra una modorra intensa.

 Cada vez más impaciente, el desgarvado y feo siervo de sir Tymos se levanta con impaciencia. Una vez en pie se palmea el pecho llamando vuestra atención y con un gesto de la mano señalando a fuera hace un gesto de despedida para ir, seguramente en pos de su señor.

Desmod observó como el escudero salia por la puerta. Despues mirando el suelo resopló, negando con la cabeza.
LLevaba un rato esperando que aquello pasara, pero conservaba la esperanza que tanto Rod como Tymos acabaran apareciendo.
Levantádose dijo con voz cansada.

-Voy a hechar un vistazo,podeis quedaros aquí y reservar las habitaciones.,Y con una media sonrisa añadió.- Esperemos poder utilizarlas esta vez.

Acariciando el pomo de su espada salió en pos de Foyle.

Enricco estaba cómodamente sentado en su silla, peinándose el bigote con una expresión de clara complacencia. Por fin habían comido caliente y en abundancia, solo faltaba poder conciliar el sueño en lugar caliente.

Justo cuando pensaba que todo iba bien, el criado de Tymos se levantó para salir en busca de su pendenciero y poco cabal amo. Y la cosa hubiera acabado así, sino se hubiera levantado Desmond con la intención de seguir al criado.

El rostro de Enricco se torció en una mueca de desaprobación.

- Espero amigo, iré contigo, no parece un lugar muy seguro para deambular solo este Ladronburgo... No le hacía ninguna gracia volver a perder una noche de sueño, y mucho menos la hora de la siesta, una siesta que creía merecer, pero Desmond parecía un hombre cabal, y tenían planes y empresas que emprender juntos.

Con gesto cansado, el espadachín se puso en pie.

- ¿Vienes con nosotros Dareus?

Lo que prometía ser descanso se torció del todo. Dareus se quedó atónito al ver a sus dos compañeros ponerse en pié, en pos del escudero. Adiós fulanas.

- Qué remedio! No me voy a quedar aquí solo esperando a que llegeis... o no. Tampoco me paree este lugar para quedarse solo. Contestó Dareus a la petición de Enricco, echando un ojo a la parroquia allí congregada. Se puso en pié de mala uva... - Y ya puede tener el soplagaitas  una buena razón para no venir antes. Otros pensamientos pasaron por su cabeza, pero no los expuso. Podian herir la sensibilidad de alguien.

Siguio a los otros dos, con cara avinagrada. No haría amigos pero tampoco nadie se entrometería donde no le llamaban.