Partida Rol por web

 Para tranquilidad del escudero, salisteís los cuatro a la calle para ir a dar un vistazo... ¿dónde se habrían metido el bretoniano y Rod?

 Nada más salir mira a un lado y otro pero tras unos momentos de confusión entra de nuevo en la posada y se acerca al posadero.

 - Aha, aha.- Dice llamando la atención del gordo.

 Cuando este le presta atención, el escudero hace el gesto de zurcirse la piel del brazo. Y luego hace un gesto interrogativo alzando los hombros.

 El gordinflón se acerca para ver que le intenta decir el feo y mudo escudero.

 - ¿Qué carajo quieres?- Tras un gesto de estreñido al intentar descifrar los gestos del desgarvado Foyle asiente con haaaa.- ¿El cirujano... Gantt? ¿Qué pasa con él?... ¿Dónde está? Ya veo.

 Indicando la calle con un gesto de la mofletuda cara y moviendo un grueso brazo señalando a la derecha dice.

 - Ve para allá, al final de la calle verás que por la mano donde comes hay una casa rara hecha de muchas casitas, encima de una pequeña loma. Esa es la casa del matasanos. ¿Algo más, chaval?

 El escudero asiente con una sonrisa de dientes torcidos y se apresura par aponerse en marcha tras las indicaciones del Comiditas.

Enricco esperó paciente a que Foyle regresara con las indicaciones, de pié junto a la puerta, peinándose la barba con la mano, en pose chulesca.

Entendía muy bien la cara y actitud de Dareus, pues por su mente pasaban las mismas ideas.

- Espero que el señor Tymos tenga una buena escusa esta vez, otra dama en apuros sería demasiado para mi... Dijo entre dientes en claro tono burlón.

- hermana de sigmar?.. - Bien,  ya nos deben estar esperando, Vayámonos Tymos.

Luego hace un saludo en señal de agradecimiento a Simius pero antes de irse Rod no puede aguantar más y se gira hacia el médico..

- Perdón, pero podemos pagarle, no hay problema. ..Además como sabe que es una tal hermana de Sigmar? hicimos bien en  salvarla no?

 El hombre ya estaba empezando a juntar su instrumental para asearlo, dando por concluida la visita de los dos mercenarios cuando uno de estos le pregunta.

 - ¿Cómo sé que es una hermana de Sigmar?- El hombre miró con sus ojos de color gris al mercenario que portaba la mandoble asomando por su espalda.- Es bastante evidente. Incluso sin los distintos tatuajes que adornan los brazos y hombros con motivos devotos. O la marca de piel clara sobre el bronceado de su piel en el cuello, allí donde debía descansar el rosario que tantos devotos llevan orgullosos. O la multitud de antiguas heridas en forma de cicatrices que recorren el cuerpo de la muchacha describiendo la vida de una guerrera así como lo demuestran su tono muscular endurecido por el ejercicio y el adiestramiento militar. Siendo las Hermanas de Sigmar casi las únicas combatientes que pueden encontrarse en estas tierras.

 Tras todos esos argumentos el hombre hizo una pausa, degustando la curiosidad que sentían los dos mercenarios.

 - Esta mujer, esta Hermana de Sigmar, es Stefanie Koufman.- Viendo los rostros de los dos hombres, a quienes no les decía nada este nombre, el cirujano levanto levemente una de las comisuras de sus labios y negó débilmente.- Ya veo que soys recién llegados a Mordheim. Esta mujer, señores, es una de las capitanas dela orden sigmarita. Una mujer bastante conocida en la región. Aunque creía que estaba desaparecida, se rumoreaba que los Sigmaritas habían dado con ella.

 El hombre miró de nuevo el cuerpo magullado de la joven, y asintió silenciosamente antes de hablar de nuevo.

 - Ya veo que sí cayó en las manos de esos lunáticos, debí verlo antes con todas esas heridas fruto de los interrogatorios.- El médico parece hablar consigomismo sin prestaros mucha atención hasta que de repente os mira de nuevo.

 - En fin, ya he hecho todo lo que está a mi alcance por ella, podeís iros. Me gustaría descansar. Por lo que respecta al dinero... no cobro por usar mis artes aunque si quereís entregar algún donativo, eso estará bien.

mmm..  Rod asiente algo sorprendido.. y sonríe, esta vez de satisfacción.. luego, sin dudarlo, pone su
mano en su bolsillo y deja cinco coronas de oro en la mesa.

- Esta vez me toca a mi Sir Tymos -sonríe nuevamente- vayamonos ahora
a reunirnos con el resto. 

  Siguiendo las indicaciones del gordinflón del posadero, llegaís al final de la calle y enfilaís el camino hacia una baja colina hacia un solitario edificio confeccionado por multitud de ampliaciones realizadas con distintos materiales, adobe, madera, piedra y ladrillos.

 Cuando estaís a punto de alcanzar la parte superior, de ella salen sir Tymos y Rod, cargando como mejor pueden el cuerpo de la dama, esta presenta un aspecto mejor, aseada y vendada. Son las primeras horas de la tarde.

 Sin añadir nada más salís de casa del cirujano, siguiendo los deseos del mismo el cual parece bastante fatigado.

 Cuando salís, llevando el cuerpo aún inconsciente de la joven sigmarita, procurando de no tambalearla demasiado, veís que el sol ha empezado el descenso hacia poniente, son las primeras horas de la tarde y los estómagos os rugen de hambre. Sentís como estaís agarrotados y fatigados además de hambrientos.

 Nada más salir al exterior veís llegar a la cima de la pequeña colina a vuestros compañeros, Desmond, Enricco y a Dareus, acompañando al poco agraciado Foyle. El cual al veros deja escapar el aire de forma ostensible por sus labios, sin lugar parece haber estado preocupado por vuestra larga ausencia... por lo menos de la de sir Tymos.

- Al parecer ha ido todo bién, no? Dijo Dareus con no muy buena cara, aunque se alegraba que la chica viviera y se encontrara mejor. Seguro que tenía más valor viva que muerta y tampoco confiaba mucho en las habilidades de los llamados cirujanos. - Son capaces de lo mejor y de lo peor!

- Bién, si nos damos prisa aún encontraremos nuestra mesa vacía y los asientos todavía calientes. En lo que estaba pensando Dareus no era precisamente en un asiento, pero una buena cama si... y en compañía más grata que la de sus compañeros, claro.
Después ya haría algunas preguntas por el lugar, para informarse de lo que se cocía en aquel tugurio.

- Menos mal... Dijo el espadachín risueño, apoyando su mano en su espada. - Por un momento creímos haberos perdido y tener que salir tras algún dragón para que al pobre Foyle no le diera un ataque. Con la otra mano, Enricco se peinaba el bigote.

- Es una suerte encontraros sanos y salvos. Por otra parte, apoyo la idea de mi buen amigo Dareus ¿Que decís ustedes buenas gentes? Dijo d¡rigiendo la mirada a Tymos y Rod.

Rod se acerca al grupo cansado aunque inusualmente de buen humor.

- Todo bien Dareus, parece que vivirá si le damos descanso; ese cirujano sabe lo que hace. -luego con un gesto asiente la propuesta de Dareus y Enricco y añade - No puedo estar más de acuerdo!, vámomos. Luego os contamos los detalles...

Antes de continuar hace un último comentario casi susurrando.

- ...por lo pronto que sepais que la chica tiene cierta notoriedad por estas aciagas tierras, seamos cautelosos, quizás haya valido la pena...

*
Sir Tymos se quedó un buen rato en silencio, medio rascándose su castaña cabeza. –Me temo que nada sé de “Hermanas de Sigmar”.- Había dicho sin mostrar pudor por relevar su ignorancia. –Solo vimos a una mujer apeleada como un perro y ninguna merece dicho trato, pues ellas son las elevadas criaturas destinadas a llevar la vida y el futuro al mundo así que deberían ser veneradas y respetadas como tal.- Sentenció al final con convicción.
-Os estamos enormemente agradecidos doctor por atenderla, en vano la habríamos rescatado de esos “animales” si se nos muere luego entre nuestras manos.- Terminó antes de partir estrechando con gratitud la mano del hombre. Como Rod se había ofrecido a costear los gastos no quiso insultarle añadiendo la otra mitad aún restante de su saco de monedas en forma de pago, algo que de saberlo Foyle de bien seguro que habría suspirado con alivio.

Ante las palabras y la presencia de sus compañeros Sir Tymos se quedo algo asombrado.
-¡Claro que todo ha ido bien y andamos sanos y salvos! Jajajajaja. Pues solo hemos llevado a la mujer al médico para que la tratase y ayudase a vivir.- Se rió sin comprenderlo del todo. –Ha sido todo de lo más tranquilo.- El caballero ya apenas se acordaba de los bergantes que encontraron en la espera de la entrada. –Vamos, a donde indicáis, seguro que la joven le irá bien una noche como es debido-

- Bien, bien... Me alegra oír que todo a ido bien. Enricco dibujó una amplia sonrisa en con sus labios. - Nuestros temores eran sin duda infundados. Hubiese sido alarmante que retornarais con dos mozuelas en lugar de una sola, pero todo va bien si acaba bien.  El semblante del espadachín parecía complacido y divertido a la vez.

- Por cierto... Dijo bajando el tono de voz de forma intrigante. - Me muero por saber porque ha valido la pena pasar penurias y dormir al raso por rescatar a la dama...

 Estás a punto de seguir a los demás al pajar reconvertido en posada cuando te percatas de que, el tipo mugriento que había guiado a Rod hasta aquí, aquel al que le habías dado aquellas 5 coronas de oro, no está. No entró con vosotros en el interior de la casa del cirujano tras la espera por entrar. Y ahora no lo ves por el exterior.