Partida Rol por web

 Desde el piso inferior el gordo posadero, sonrie de nuevo con su voz aguda.

 - Jejejeje. Al parecer vuestro amigo tiene prisa para ir de aventuras. No si es que ya lo dicen ya, tiran más dos tetas que dos carretas JajajaJAJAJA.- Os dice a vosotros antes de retirarse para ir atender a unos clientes en la barra, medio andando mediotambaleándoce por su peso y una risa ahogada.

- Creo que a nuestro honorable amigo, las tetas le tiran bien poco. había estado tentado de bromear y decir que al bretoniano lo podian llevar por delante, unas 100 brazas, lo suficiente para ser un cebo multicolor y gallardo, de bestias y otras alimañas.

Parecian todos dispuestos a salir de aquel rincon "civilizado" para entrar en las ruinas de la ciudad, y no pudo sentirse más vivo. Una agitación y emoción que hacía tiempo que no sentía.

- Bién que le podemos echar un vistazo de cerca para familiarizarnos con lo que  hay, y si acaso volvemos antes del ocaso para descansar aquí.

El caballero bretoniano sin mayor dilación descendió los escalones de madera del local, los cuales crujían bajo su peso, más por viejos que por pesado, aunque había un poco de ambos pues era grandote y musculado.

Tras un par de pasos largos se situó de pie junto la mesa de aquellos que hasta el momento habían sido compañeros improvisados de viaje custodiando las mercancías de Omar.

-Mis queridos amigos, lamento informarles que esas pequeñas incursiones y modestos hechos de armas en grupo deberán quedar para otra ocasión, asuntos de la máxima urgencia me apartan de su camino, espero que los dioses nos sean propicios y podamos reencontrarnos prontamente.- Hizo media inclinación con el cuerpo en señal de despedida y partió sin siquiera equiparse. Sin duda esperaba que su escudero se ocuparía de estos pormenores así como de la cuenta del local, y recuperar la custodia del sabueso. -Ahora si me disculpan debo partir con la mayor presteza posible.- Sin mayor demora ni explicación se dispuso a salir del salón y quién sabe si de Ladronburgo mismo.

Rod escupe la comida y se levanta de un plumazo con cara de circunstancias, algo cabreado.

- Que haces Tymos? párate un segundo hombre! - si es necesario le agarra del hombro - No crees nos debes una explicación?

Pero lejos de mosquearse, Sir Tymos le respondió con expresión jubilosa. –Un caballero tiene que cumplir sus votos, mi buen Rod.- se detuvo un instante, pero no conseguirían demorarlo demasiado. -Más cuando ha prometido cumplir con la máxima celeridad un encargo que sellan mis labios, si quieres venté o nos encontraremos cuando mi cometido esté cumplido más no detengas mis pasos pues sería un agravio a mi honor y mi persona que yo fallara en este quehacer. Amigos míos, no os lamentáis demasiado, pues convencido quedo de que los dioses querrán cruzar de nuevo nuestros caminos.- Estaba claro que si algo querían sonsacarle tendrían que hacerlo al escudero, o descubrir el origen de sus prisas, pues el bretoniano moriría antes de revelar media palabra.

Pero no había amargura en su corazón sino más bien una sonrisa ancha en su cara. Era un hombre de acción, y esta se hallaba de nuevo frente de él.

Una rabia fria crece en el interior de Desmond mientras una sospecha toma forma.

' Sera posible que esa mujer haya vuelto a meter al tontainas este en un lio?!!'

Mira el rostro de sus compañeros intentando imaginar lo que a podido pasar.

Sin darse cuenta se ha ido levantando de la mesa dejando su desayuno por terminar. Su mirada se dirije ahora escaleras arriba mientras oscuros pensamientos pasan por su cabeza.

- Esto ya pasa de castaño oscuro.Es hora de poner los puntos sobre las ies! .

Dicho esto se encamina hacia las habitaciones.

- Id con Dios buen Tymos. Dijo Enricco con una medio sonrisa en el rostro, mientras movía su mano en señal de despedida. - Por mi no sufrías que seguro encontraré que hacer. Por mi parte, espero que os vaya bien.

La verdad es que el espadachín parecía divertido, como si se esperara algo parecido y se tomara los hechos a modo de jocosa broma. Sus ojos pasaron entre los de sus compañeros, y su mirada parecía decir : - Os lo dije.

Así que Enricco se quedó sentado en su silla, con aire divertido, y sin tener la menor intención de impedir que Tymos se marchara. Es más, parecía que le acompañara hasta la salida con los ojos.

Rod deja a Tymos aunque reponde al caballero..

- Si nos indicais vuestro objetivo y que ha provocado esta repentina prisa, quizás os siga, aunque si no deseáis instruirnos en vuestro cometido, haréis bien en buscar algun compañero que os cure esas heridas antes que llegueis a vuestro destino ya que sinó probablemente no viváis para contarlo y sabéis muy bien lo que digo.

Luego se sienta y llena dos cuencos de cerveza y acerca una a Tymos.

- Os recuerdo que estas aciagas tierras no son para recorrerlas sólo. Sea lo que sea lo que os apremura tened un minuto para vuestros compañeros de camino mientras vuestro lacayo prepara vuestras cosas.- le acerca la jarra un poco más.. - Almenos un último brindis con nosostros no?

Siguió a Mculligan con la mirada escalones arriba, “¿Qué sería lo que le había alterado tanto?” Pensó, lejos estaba de entender aquél misterio pero no disponía de tiempo para mayores distracciones, y las preocupaciones duraban más bien poco a un corazón tan joven, seguro que el buen hombre capaz de solventar sus inconvenientes.

Los “buenos” deseos de Tagliagole terminaron de animar las expectativas de nuevas aventuras del Caballero. –Así sea, pues. Que los Dioses también estén contigo mi buen amigo.-

Luego y ya por último se giró a Rod quién parecía preocupado. –¡Oh! No os preocupéis por estos rasguños. Si bien son algo molestos, no irán a impedir que cumpla con mis propósitos Antes no os deis cuenta, volveré a ubicarme entre estas cuatro paredes de este noble, aunque un poco decaído, establecimiento.- Al final la insistencia de su compañero, refrenó un poco su marcha y aceptó el cuenco que este le ofrecía.-¡A tu honor y gloria!.- La que vació tras aquél brindis cortés y alegre. –No os preocupéis más, mi buen Rod, que mi escudero y primo partirá conmigo. Nos dirigimos hacía la Roca tan raudos como nos permitan nuestras descansadas piernas. Así pues, ya es tiempo de separarnos os dejo con mi gratitud y buenos deseos. Y convencido quedo de reservar esperanza de que los dioses nos permitan reencontrarnos pronto. Sea pues.- Dijo levantándose de nuevo.

Y alzando su baso en dirección a Tymos sonrió. - Sea pues! Añadió en despedida a las palabras del caballero.

- Y vos, Rod, no entretengáis más a nuestro amigo. Pues tiene sitios donde ir, doncellas que salvar y dragones que matar. No nos corresponde a nosotros atarlo en este lugar, en compañía tan indigna como la nuestra. Aun que fue su culpa la que nos trajo hasta aquí, tal vez los dioses lo dispusieran así, y han trazado un mágico tapiz para cada uno de nosotros... Así es la vida.

Y a la salud de Tymos tomó un largo trago.

  Sin que nadie lo impida, te adentras en la habitación que hace escasos minutos estaba siendo ocupada por ser Tymos y su lacayo.

 En su interior, encuentras a la mujer que cargáis desde que el bretón retara al templario de Sigmar allá en el Refugio. Parece qu ela muchacha está profundamente dormida, inconsciente dirías. Sientes una pesada respiración, como si le costara o le doliera el respirar.

 Mientras Desmond se pierde en la habitación donde se encuentra la mujer rescatada y malherida.

 El escudero de ser Tymos, Foyle, llega con todo el equipo, cargando una abultada mochila con las mantas, y demás enseres. Así como sus armas y el escudo del caballero bretón.

 Cuando este llega abajo, el caballero toma el escudo y sin perder más tiempo se pone en marcha hacia el exterior.

 Con tu fiel escudero, una misión que cumplir, y las perennes ruinas de la ciudad marcando el camino a seguir, te pones en marcha hacia el cumplimiento de tus juramentos.

 En el exterior las cosas están tranquilas, parece ser que cada cual va a lo suyo.

Desmond acerca una silla y se sienta mirando la muchacha.Realmente parece dormida y el mercenario empieza a sentir una punzada de remordimiento por pensar que la chica fuera la causante de la marcha del breton.

'Si ella no lo a influenciado es que este chico esta peor de lo que pensaba'

De todas maneras decidió aprovechar para mirar el estado de la joven . Le puso la mano en la frente por si tenia fiebre,le tomó el pulso para ver la fuerza de los latidos...
y de paso se fijó en sus manos.Eran unas manos suaves de noble? o eran en cambio unas manos curtidas de una plebeya?

Mientras la examina intentando averiguar mas sobre su "invitada" se pierde en sus pensamientos.

-  Pues nada, tu mismo, a tu salud! - se bebe la jarra de un tirón. Luego asiente serio. ..Rod mira fijamente la mesa pensativo.. 

Poco después añade a los presentes:

- Antes que nada esperaré a saber que ocurre con esa mujer, no pienso dejarla ir sin más. Paso de ir ahora, ya nos dirà Desmond que ocurre, supongo que tendrà más cabeza que ese soñador de los coj.. - se muerde sus palabras- Una ronda más camarero!

 La mujer estaba inconsciente cuando llegaste y permaneció así mientras te sentaste y la contemplaste.

 Te fijaste en su cuerpo, lo poco que asomaba fuera de las sábanas, estaba vendado. Piel blanca con vendas encima, en la escasa parte de piel que quedaba a la vista se veían finas cicatrices de viejas heridas, en el cuello y en la parte inferior del mentón.

 Cuando te acercaste y palpaste su frente, esta estaba perlada en sudor, pero no parecía tenere fiebre.

 Finalmente las manos, a pesar de estar vendadas, pudiste apreciar que a pesar de ser pequeñas, en comparación a las tuyas, no se veían esbeltas y delgadas, sinó de dedos fuertes, algo típico en guerreros o trabajadores, con el timepo las manos se musculaban y perdían la finura que pudieran tener en un inicio.

 Tras la partida del bretón, y con el encargo de más bebida se acerca de nuevo Gordon, portando una frasca de vino con tres jarras de barro.

 - Jejejeje, parece ser quen o todo es tan sencillo como parece. Lo que hace unos momentos parecía el nacimineto de una banda, ahora parece solo tres aventureros.- Lanzando una mirada de soslayo a la puerta, por donde ha partida ser Tymos, comenta.- Descuidad, pronto el noble bretoniano aprenderá que Mordheim se rige por otras leyes que las de la caballería... jijijiji fijo que sí.

Enricco hizo un gesto de asentimiento con la cabeza a las últimas palabras del orondo posadero, mientras se servía un poco más de vino.

- Bueno, amigo Rod, tarde o temprano tenía que ocurrir... Me temo que ese Tymos tenía demasiados pájaros en la cabeza. Pero la verdad es que la voz de Enricco parecía aliviada de desprenderse al fin del peso que consideraba él que era el autoproclamado caballero.

- Esperemos que Desmond baje, y con todos presentes podremos planear el siguiente paso a seguir.

El Caballero salió de la casa donde se habían hospedado. Estaba alegre, casi eufórico con la perspectiva de una nueva aventura, quizás esta vez los dioses le sería favorables y conseguiría algún modesto hecho de armas que le diera algo de gloria, la cual hasta el momento tan solo se le mostraba esquiva.

Respiró el aire, llenando sus pulmones como si este fuera fresco, y bocetó una sonrisa. Mandíbulas ladraba atado en un palo no muy lejano. El perro no le mostraba el mismo afecto que sentía hacía Foyle, pero verlo alimentaba las posibilidades de terminar su cautiverio y poder recorrer campos a través. Ambos necesitaban estirar y ejercitar un poco sus músculos, pues no eran aves domesticas sino excelentes aves de presa.

Y mientras el bretoniano esperaba a su escudero aprovecho para desperezar su espalda, mientras saludaba animadamente a los concurrentes. Sin duda sería un gran día.

- Pues, si echaré de menos al Bretoniano, si es que lo volvemos a ver! No tenia previsto perder el tiempo yendo a buscarlo o a seguirlo por esas tierras que tan poco hospitalarias se presentaban.

- Quizas nos podamos plantear una visita a la ciudad, aunque el caballera también habrtía sido de utilidad.