Partida Rol por web

Con calma y sosiego te despiertas, aseas y vistes para encarar el nuevo día. La verdad es que tu ánimo está renovado este lecho cálido y cómodo te quitó el jodido frío que habías tomado la noche anterior durmiendo al fresco.

Ya vestido sales de la habitación al pasilla con barandilla que da al salón de abajo. Te alcanzó el ambiente reinante, sonidos de otras habitaciones, las charlas a voces del salón, un músico tocaba un instrumento de cuerda en una pequeña tarima en un rincón. Desde esta posición alcanzaste a ver a algunos de tus compañeros.

Bajaste para tomar algo que calmara tu apetito.

Con calma y sosiego te despiertas, aseas y vistes para encarar el nuevo día. La verdad es que tu ánimo está renovado este lecho cálido y cómodo te quitó el jodido frío que habías tomado la noche anterior durmiendo al fresco.

Ya vestido sales de la habitación al pasilla con barandilla que da al salón de abajo. Te alcanzó el ambiente reinante, sonidos de otras habitaciones, las charlas a voces del salón, un músico tocaba un instrumento de cuerda en una pequeña tarima en un rincón. Desde esta posición alcanzaste a ver a algunos de tus compañeros.

Bajaste para tomar algo que calmara tu apetito.

 Os juntais tras daros los buenos días junto a una mesa pegada a la barra desde la que os sirve Gordon. La comida es consitente, un estofado de carne con verduras y pan recién hecho. El olor os hace segregar saliba en la aboca y durante unos minutos apenas cruzaís palabra mientras dais cuenta de la comida.

 Tras medio plato, con el estómago ya sacado de pena, ya estaís más dispuestos a comentar la jugada.

- Por finnnn. - El mercenario pierde su habitual compostura y se abalanza sin dudarlo sobre la comida  tragando y bebiendo como si hiciera dias que no lo hubiese hecho, poco después empieza ha hablar entre bocado y bocado.

Buenos dias.. la mujer ha despertado...  pero no se entera mucho...  ha vuelto perder el conocimiento...
.. debemos darle algo caliente supongo...

Finalmente para y observa a sus compañeros. - Y no! no hice nada de lo que pensais..

- Bueno, si esta noche no le diste nada caliente... Dareus miró a Rodpor encima de su plato mientras comía - claro que alguno si que se llevó algo caliente je je. Esta vez la mirada fue para Enricco.

- Si no se recupera no confiaría mucho en dejarla sola en este lugar, sin nadie que la vigile. Después puede que nos diga donde vive o que quiere hacer... porque seamos sinceros, no he venido aquí a hacer de niñera.
Los planes que habian traido a Dareus, como seguramente al resto, eran los de ganar oro en esta tierra de promesas y sentados en una taberna poco podrian hacer. Unos dias de toma de contacto, para conocer sus gentes y lo que se cocía por aquí no irian mal, pero no pensaba ir cargando con la moza mucho tiempo.

Como su primo ya había desayunado Sir Tymos se dispuso a despachar con apetito el suyo propio. Luego trató de incorporarse, pero si bien un colchón decente ayuda mucho a recuperarse, bien cuesta levantarse de él, especialmente con heridas feas como la suya, por suerte, el caballero aunque mucho más maltrecho de lo que reconocía, no sufría ningún riesgo de palmarla de inmediato, no al menos de estas heridas, otra cosa es que con sus habilidades menguadas permitiesen que le propinasen otras heridas nuevas que si le costasen el pellejo. Pero un caballero de los viejos tiempos tendía a ser así de tozudo.

-Dime Foyle, ¿ya están despiertos nuestros compañeros?, creo que debería bajar a saludar el resto, pues juraría que puedo oírles hablar desde aquí.-

Como queriendo negar los pensamientos y los credos de Dareus apareció el testarudo joven por lo más alto de la escalera, disimulando con una afectada sonrisa sus debilidades llevándose una mano a aguantar su herida para que le doliese menos. Al menos uno del grupo prefería la gloria antes que el oro.

Ante las palabras de Dareus Rod sonríe levemente. - Exacto Dareus, y espero que una recompensa nos sea ofrecida almenos, si es cierto que és.. - miradas a derecha e izquiera - ..una hermana de Sigmar de alto rango.

Mientras dejo la llave del dormitorio en medio de la mesa.

- He cerrado con llave, y le he dicho que volveria pronto.. pero nos tendremos que turnar. Yo tampoco voy ha estar todo el dia allí enterrado. Seguramente Sir Tymos no ponga reparos en cuidarla buena parte del dia, - vuelve a sonreir - por cierto donde está? de hecho también estaba bastante jodido, no?

Desmond saludó con un gruñido a sus compañeros.Nunca habia tenido muy buen despertar y aun sentia el frio y la humedad de los pasados dias. El comentario de Rod arrancó la primera sonrisa del mercenario. `Si, seguramente nuestro caballerete estara encantado develar por la dama` -Será mejor que andemos con cuidado, me parece que un grupo de hombres armados con una sola mujer en mal estado habrà llamado la atencion en un sitio como este. Recorrió lentamente la mirada por la posada mientras apuraba su plato.

 El feo escudero asintió ante la pregunta respecto a si los demás se habían despertado. Se lo hizo saber entre los silbidos, y gruñidos al caballero.

 A pesar de las palabras del caballero, a Foyle no se le escapaban los dejes de dolor que sutilmente se dibujaban en el rostro del bretón mientras se incorporaba y aseaba un poco. Era toda una vida estando juntos.

 Eso le preocupaba al escudero. Las heridas recibidas en el duelo contra el sigmarita habían dejado el cuerpo del caballero lleno de feos moratones de color cárdeno... hasta el punto de que era más morado que de piel clara, a juzgar por las expresiones y algunos moratones en el troso, el caballerotenía algunas costillas lastimadas. Pero no era su deber reseñarlo, sinó obedecer.

 Diligentemente ayudo a su primo vestirse adecuadamente.

 Los compañeros se terminan de despertar mientras comen y cruzan palabras y complicidades entre ellos. El lugar si bien está lejos de estar vacío, parece ser que no tiene tanta actividad durante el día que por la noche como pudieron constatar. En estos momentos, siendo media mañana, está todo bastante relajado.

 En una esquina del pajar reconvertido, un muchacho se dedica a afinar las cuerdas de un instrumento de cuerda, por sus estrafalarias ropas de colores chillones parece ser uno de esos malogrados juglar que recorre los caminos cantando y trayendo nocticias de otros lugares para todo aquel que pueda ofrecer información o monedas en su defecto.

 Alrededor de una mesa hay tres tipo vestidos con ropas que presentan los clores chillones de las tierras de Marienburgo, despachando un desayuno tardío.

 Una de las chicas del local baja por las escaleras, vestida decorosamente, portando una bolsa de mano, al aprecer con intención de irse del local a por algunos recados.

 Por allí tabmién veís al feo de Foyle, el escudero del bretón, portando una plata con comida hacia la habitación donde está el caballero.

 Con estas se acerca el posadero del local, con su jubon que le queda corto, por debajo del cual se ve parte de su barriga colgando y moviéndose con sus pausados andares. Al parecer no tiene trabjo que atender.

 - Y qué dicen mis queridos clientes, pasaron una buena noche, por lo que vi algunos disfrutaron de los encantos del local jejejeje.- Se ríe con un timbre de voz chillón.- ¿Encontraron finalmente al doctor Gantt?

Enricco sonrió entre dientes, baja su bigote, más no dijo nada sobre la joven con la que había yacido. No era cortes, ni de buen hidalgo hablar de según que cosas en público.

El espadachín observó a su alrededor, y volvió su atención al orondo posadero. - Dígame buen hombre ¿Hay alguien en este lugar que pueda pagar los servicios de cuatro buenas espadas?

 El posadero, por denominarle de alguna forma, se encogió de hombros a la vez que una sonrisa afloró entre sus labios.

 - Eso depende de lo buenas que sean esas espadas señor. Hay algunos grupos dispuestos a pagar, pero eso debeís hablarlo con ellos mismos. Aunque si soys realmente buenos sugiero que os aventuréis vosotros mismos. Pues entre menos tendréis que repartir el botín jejeje.- Al reír emite unos chillones ronquidos, tras estos continúa comentando.- Aunque si seguís dispuestos a buscar a alguien que os contrate, no sbaría decirles, cuatro espadas no son pocas, quizás demasiadas. Muchas bandas recelarán ante un grupo tan grande, pues muchos temen que tras encontrar algo interesante haya un motín... cosa nada extraña por otro lado... Pero podriáis preguntar por Kayus el Kieslevita, últimamente ha tenido muchas bajas en su banda. O si no soys muy escrupulosos y contáis con buenos tiradores probad con Askón Tranca Larga, es un norse y siempre suele buscar a alguien que le guarde las espaldas contra peligrosos tiradores cuando él y los suyos se lanzan a por ellos cuerpo a cuerpo... pero... quien se fiaría de esos malditos norteños del desierto.

 Sentándose en una de las pocas sillas que hay en el local, pues la mayoría no son más que taburetes, altos tacones y bancos, se apoya en una de las mesas cercanas.

 - Si me contaís algo de vustras aptitudes, quizás pueda aconsejaros mejor...

-A mi lo que me gustaría sería la oportunidad de volver a cruzar nuestras lanzas con los sigmaritas…- Aseguró en voz alta sin miedo a quién pudiera oírle, tal cual como si estuviera en mitad de su castillo, en un salón rodeado de nobles y vasallos. Descendió el caballero por las escaleras con una sonrisa al ver aquél grupo de improvisados compañeros.–Sin duda aquél valiente guerrero lucho honrosamente. Fue una verdadera lástima que cayera con la cabeza abierta.- se lamentó.

–Buenos días amigos míos, ¿preparando alguna nueva aventura?-

- Pues yo no lo lamento lo más mínimo... Lo importante era que una de las cabezas cayera... Dijo Enricco al oír los comentarios del hombre que descendía por las escaleras. - Pero, centrémonos en lo de la nueva aventura, o como me gusta llamarlo a mi, la oportunidad de hacer fortuna. Dijo reclinándose en la silla, mientras se pasaba la mano por la puntiaguda barba.

- No es mala cosa lo que ha dicho, maese Gordon. Pareció que rumiaba unos instantes en algunas de las palabras que el posadero había dejado caer en sus oídos.

Enricco dio una enérgica palmada sobre la mugrienta mesa de madera. - Claro que si. Dijo con una sonrisa de medio lado, casi como si hablara con sigo mismo. - Amigos... Miró a los ojos de sus compañeros. - Creo que deberíamos adentrarnos en la ciudad maldita por nuestra propia cuenta y riesgo, sin patrones que nos sisen el botín. Enricco dejó que las palabras se introdujeran en los oídos de sus compañeros, llegaran hasta sus mentes y fueran meditadas con detenimiento.

 El posadero se pone a reír haciendo que su abultado vientre se mueva a su ritmo. Jijijiji

 - No, no creo, mi amigo bretón. Los sigmaritas no se pasan por Ladronburgo, no desde que montaron aquel santurral refugio, el Refugio de Sigmar. Se creen que no somos unos dignos ciudadanos del imperio los que residiemos y nos ganamos la vida aquí jijiji.- Tras unas risitas más apunta.- ¿Y decís que tuvistéis un rifirafe con ellos? Podría ser una interesante historia, digna de ser escuchada, ¡verdad que sí!

 Mirando a Enricco, asiente.

 - Claro que sí, id a por todo ese dinero que hay tirado por las calles de Mordheim en forma de piedra bruja esparcida.- Mirando al caballero.- Por lo menos es más probable que encontréis allí a esos "dignos guerreros" que son los sigmaritas.

Estaba cortada a la antigua, no creía en ir contando sus pequeños y modestos hechos de armas, lo cual hacía más complicado lo que el joven buscaba y eso era gloria, claro que en su forma de verlo eso debía conseguirse de otra forma.

-No hay mucho para contar, poco honor hay en ello. Tuvimos un desacuerdo de opiniones e intercambiamos un par de cuchilladas. Por lo que se vio yo llevaba la razón. Aunque como dije, un guerrero muy digno ese Sigmarita, si señor… espero que pueda recuperarse de su infortunada herida y podamos volver a encontrarnos alguna vez en el campo de batalla, sería un gran honor batirme de nuevo con él.- Con ello el Bretón ya estaba junto sus “amigos”, por lo que las palabras del espadachín tileano  le alcanzaron con claridad. –Maese Gordon, ¿es cierto, como parece insinuar mi buen amigo Tagliagole, que en esa ciudad hay oportunidades de conquistar grandes gestas y honor con ellas? O…¿solo hablamos de saquear una ruinas de tal desafortunada ciudad?-

 El gordinflón mira al bretón, atendiendo a las palabras usadas para referirse a la pelea con el sigmarita. Una sonrisa aparece en su mofletudo rostro.

 - Por el estado de vuestra armadura y ropas, parece que el templario no se quedó corto de argumentos jejeje.- Más fuertes ronquidos salen de su boca.

 De un saltito se incorpora y va hacia la barra, a la vez que va comentando.

 - Grandes gestas decís... honor... Sin lugara a dudas lo que abunda son las ruinas.- Diciendo esto saca una jarra y la llena de espumosa birra.- Pero estas, y especialmente la piedra bruja que en ellas hay ha llamado la atención de varias... criaturas.

 Alzando la jarra hasta su boca engulle la mitad de la jarra de un trago antes de proseguir.

 - Se rumorea, que se han visto unas criaturas rátidas del tamaño de un hombre deambular por ellas. Que no temen en atacara a los hombres... pero no con garras y mordiscos, sinó blandiendo armas.- Da otro traguito.- También hay quien susurra cuando lo el bebida le vence cosas acerca de muertos que se alzan para reclamar la vida que les han quitado... y no falta quien asegura que el mal, en forma de los poderes ruinosos se ha instalado en las mismísimas entrañas de la ciudad maldita.

- Eso está muy bien... Comentó el espadachín mientras colocaba una de sus pistolas sobre la mesa, y se disponía a limpiarla. - Pero sigue habiendo oportunidad de hacer fortuna, a pesar de los peligros. Dijo jocoso. - Eso es lo que cuenta.

Limpió con sumo cuidado la llave de piedra del arma. Quitando, con un fino paño, la posible suciedad del largo viaje.

- Estamos lejos de ninguna parte, y no me apetece volver a mi tierra con solo una mano detrás y otra delante... No se si me entendéis. Dijo mirando a sus compañeros por debajo de sus cejas. - Sería mejor regresar sobre un bonito corcel, cargado de oro, y una buena manceba entre las piernas. Concluyendo con una sonrisa alegre.

Desmond escucho atento la conversacion que sus compañeros matenian con el posadero. Tras el ultimo comentario de Enricco sonrió alzando su copa.

-Estoy contigo camarada.La mayoria de nosotros venimos en buca de algo mas que admirar el bonito paisaje. Y seguro que en esas ruinas nuestro joven amigo tendrá sobradas oportunidades de demostrar su valor .

Y acomodandose en su silla añadió.

-Pero antes de partir aconsejaria descansar un par de dias,para curar heridas .

"Y decidamos que hacer con nuestra invitada"