Partida Rol por web

¿Qué día sería hoy? ¿Martes, verdad?

Una vez con los pies en la tierra no puedo evitar las lágrimas que recorren precipitadamente por mi rostro,... ¿Qué significa todo esto? ¿Habré tomado algún tipo de alúcinogeno esta mañana?...¿Se deberá a tantas noches sin poder dormir con regularidad? Durante unos segundos intento rebatir lo que ese hombre me ha mostrado, pero simplemente abro y cierro la boca sin saber qué decir mientras lloro desconsoladamente, el corazón late luchando por salir del pecho y poco a poco voy dando pasos hacia atrás mientras lo único que puedo repetir constamente es.- No... no... no... por favor no... no...

-Vaya, no buscaba darle tan cerca... pero no me ha dejado otra opcion...-

-Sera mejor que salga de aqui antes de que haya problemas con la poli.-

Steve salio de la escena a plena velocidad haciendo estallar algunos cristales y haciendo algunas piruetas mientras sonreia.

Estaba contento por primera vez en mucho tiempo, pero no era suficiente...

Oyes al tipo preguntar:

-¿No? ¿No lo sabes? ¿Estás seguro? Dime que días vienen, y todos los detalles que puedas recordar. Y dime quién más está implicado en este sitio.

El cocinero contesta:

-So... solo yo ¡te lo juro! Vienen... martes... martes y jueves... Sí, eso creo, martes y jueves... Por favor, yo sólo soy un intermediario... no me mates...

 Viendo lo que se me viene encima, levito por encima del minotauro, lejos de su alcance:

- ¿No podemos hablar como personas racionales y amistosas, por favor?. - Le dije con amabilidad. - No pretendo molestar a nadie, solo he venido a por respuestas.

Apenas se percato de la bursquedad, cambió el semblante a (lo mas que pudo) algo asustado. Hizo un gesto disimuladamente exagerado con el bastón mientras hacía caso moviendose a donde le indicaba.

-Señor, por favor tenga cuidado. Soy lisiada de una pierna.

Son demasiados para mi sola. Creo que tendremos que solicitar un poco de ayuda, aunque quiero mantenerme discreta. Ojalá nadie relacione esto conmigo mas adelante...pero me cuesta, al menos mientras me esten viendo.

Ya lo dije mil veces y lo vuelvo a repetir... Esta ciudad está llena de imbéciles y desagradecidos.

En multitud de ocasiones habia salvado a gente de problemas así, pero la sociedad me trataba como a un maleante...

Una parte de mi no quería ayudar a esa mujer. Pretendía hacer como si nada hubiera pasado, y continué caminando.

Pero mi lado bondadoso me pudo más, y retrocedí mis pasos mientras suspiraba resignado.

Eh vosotros... Tipos duros ¿No veis que la señorita ha quedado conmigo? Soltadla o me temo que esta noche dormireis con varias lesiones.

De un salto desciende hasta las mismas puertas del local robado. Siempre con su máscara para ocultar su identidad y con la confianza de que no haya mucha gente por la calle. Una vez abajo. Llama ojea meticulosamente todo el lugar del crimen, primero la parte exterior, luego echará un vistazo a través de la ventana y la puerta al interior, para ver si encuentra alguna pista que pudiera llevarle hasta el ladrón. 

-¿Crees? ¿Crees? Entonces es que hoy no han venido ¿verdad? Porque es martes, estarías mejor* seguro si hubieran venido ¿правда?-me estoy alterando bastante, no tardarán en llamar a la policía, y si la llaman, el camión no se acercará al verlos. Así que lo bajo al suelo, agarro su ropa por el pecho y lo arrastro al callejón, para justo después cerrar la puerta por la que salió.-A ver amigo, tranquilízate ¿соглашаться? no voy a matarte, ni te voy a entregar-rebusco en mis bolsillos hasta encontrar el dinero del camello.-Mira, esto para ti, hombre-digo mientras se lo meto en el bolsillo.-Es tuyo, pero a cambio quiero que me hagas un favor ¿sí? Entra ahí e ingéniatelas para que no llamen a la poli. Di lo que se te ocurra. Si intentas escapar, entonces sí que me enfadaré ¿bien? Y nada de darles el soplo, controlo todas las llamadas que se hacen a varios metros a la redonda-Mentira, por supuesto, no tengo ni una mísera radio en la armadura, era inviable, pero eso él no lo sabe. Odio tener que dejarlo vivo, pero no quiero espantar al camión de los mafiosos, o lo que sean. Ya me ocuparé de él más tarde.

Cuando vi lo que le hizo aquel hombre con armadura no pude evitar correr hacia el hombre que caía con el ala lastimada. Si alguien sabía lo que era que te hirieran un ala, esa era yo, me había herido tantas veces, me las había pisado tantas veces... corrí hacia él sin importarme si era bueno o malo, solo quería socorrerle y con las manos desnudas intenté apagar el fuego, lastimándome a mi misma, el fuego no me hacía bien... pues mi fuerte era el hielo. -¿Estás bien? ¿te has hecho mucho daño?- dije realmente preocupada palpando sus alas.

De pronto, un contenedor de basura cerca de ti empieza a arder repentinamente. El hombre se te acerca deprisa y te ayuda a poner los pies en el suelo.

-¡Cálmate Dalila! -te dice observando el basurero en llamas, al acecho por si algún testigo se ha percatado del incidente-. Contrólalo, respira hondo. Tu dominas las llamas, no ellas a ti. Tu poder está ahí y con el tiempo aprenderás a utilizarlo. Puedes llegar a hacer grandes cosas, Dalila. Pero debes calmarte y confiar en mí.

Conectando los propulsores, te elevas alejándote de los agentes. Estos responden abriendo fuego sobre ti. Pero sus balas de pequeño calibre lo único que hacen es hacer saltar chispas de tu armadura. Poniendo rumbo a tu laboratorio, aceleras a máxima velocidad regresando en pocos minutos.

Una vez allí y después de dejar la armadura en su soporte, te enteras de las noticias más relevantes del día. El atraco a la joyería, el asesinato del camello en Central Park. El mundo se había vuelto loco, si es que alguna vez estuvo cuerdo. Pero estabas satisfecho del rendimiento de la armadura. El combate contra el mutante había ido como la seda.

El minotauro detiene en su embestida cuando empiezas a elevarte poniéndote fuera de su alcance. Furioso, el animal busca por el suelo alguna piedra lo suficientemente grande como para lanzarte cuando una risa cristalina le detiene.

-Ya basta. Nuestro amigo no ha venido a hacerme daño Cestius.

Una mujer aparece entre los árboles sonriendo amistosamente.

-Vaya, vaya, que tenemos aquí...

Moviéndote con agilidad, esquivas un puñetazo mientras proyectas tu puño izquierdo con fuerza hacia el estómago de uno de los tipos. El impacto en el esternón deja sin aire al matón que se desploma como un trapo en el suelo del vagón. Rápidamente proyectas tu codo derecho hacia la nariz del segundo pandillero. Un satisfactorio crujido se escucha por todo el tren antes de que el segundo también caiga al suelo.

El tercero intenta patearte la espinilla, pero le apresas la pierna en medio del intento y empujas hacia atrás con fuerza. La cabeza del tipo atraviesa una de las ventanillas del vagón del metro con estrépito y queda fuera de combate. El último, el que sostiene la navaja intenta pincharte. La mueve en arco como si se tratara de una espada y no te resulta muy difícil esquivarle moviéndote hacia atrás.

En un momento dado, el pandillero intenta atravesarte con la navaja pero te echas con agilidad a un lado y apresas con tus manos su brazo recto. Sujetándole la muñeca con tu mano derecha, golpeas rápidamente debajo del codo con la izquierda. La navaja sale volando por el aire y el tipo termina con el codo destrozado. Un directo a la nariz pone fin a la pelea.

La mujer ha observado todas tus evoluciones con los ojos muy abiertos y sonríe con picardía cuando terminas.

-Pues va a ser verdad que eres en realidad Bruce Lee, jovencito...

-¡Muevete, coja! -te dice el atracador empujándote sin miramientos hacia un grupo de personas. Mientras intentas ponerte detrás de la gente para que no te vean. Ves como el líder de la banda es conducido por sus hombres hasta una silla. El tipo tiene la cara muy pálida y se mueve entre temblores. Oyes como hablan entre ellos en voz baja.

-¿Qué le habrá pasado? -susurra uno de los invitados a una mujer muy gruesa que está a su lado.

-No lo sé, a lo mejor le ha dado un infarto al muy cerdo... -responde la mujer con perversa satisfacción.

Cuando el líder parece que se ha repuesto un poco, vuelve a tomar la palabra.

-Muy bien señores, vamos a hacer esto lo más rápidamente posible. Cada uno de ustedes es una persona adinerada y, tengo entendido, esto es una gala benéfica. Así que, ¿que más benéfico que realizar una donación altruista. Cada uno de ustedes transferirá diez millones de dólares de su cuenta corriente a una que les proporcionaremos ahora mismo -hace una seña y uno de los asaltantes se acerca llevando una pequeña bolsa de donde saca un portátil. Lo enciende y empieza a trabajar en él-. Si no realizan el pago o el número de cuenta es erróneo, le meteremos una bala en el cráneo...

La gente murmura asustada entre sí ante las alarmantes noticias...

Lo siguiente que dice el líder te hiela la sangre en las venas.

-Una cosa más... Señorita Swain, ¿quiere unirse a nosotros, por favor?

Los tipos te miran antes de soltar una carcajada.

-¿Y tú quién coño eres? ¿su chulo? -dice el que parece llevar la voz cantante-. Encargaos de él -dice a sus otros dos compinches