Partida Rol por web

Dejas pasar un rato, la batalla sigue en aquel hueco y del tumulto de gente que tapaban aquel artilugio, ves aparecer ya los mástiles de un onagro. Los tipos están trabajando muy rápidamente, no tienen pinta de ser soldados, más bien artesanos y sus respectivos ayudantes o aprendices. Al otro lado, una carreta trasporta piedras para dejarlas justo al lado del artefacto.

Miro en derredor y el corazón bombea con fuerza

Maldita sea... Y mis compañeros no aparecen... Por Conrado no me preocupo, es un experto. Pero el muchacho... No vaya a hacer una estupidez... Una como esta misma...

Al ver lo que se viene, sé que un baño de sangre está próximo.

Trato de encontrar entre los defensores algún grupo con arcos y flechas incendiarias

Pero eso no alcanzaría... Nada lo hará...

Logras ver una unidad de arqueros. Están repartidos por los dos costados de la muralla que ahora se levantan uno a cada lado del hueco. Todos están trabajando de lo lindo, regando a las tropas enemigas que se apostan fuera de la muralla dispuestas a entrar, con una ligera pero constante lluvia de flechas incendiarias.

Wyric lleca hasta una calle cortada por un gran número de personas, muchos de ellos de aspecto civil. Una gran estructura de madera está acabando de ser montada. Hay una buena montaña de grandes piedras del tamaño de una cabeza de buey. Un hombre corta a golpes de pico las grandes piedras que parecen ser extraídas de la muralla desplomada.

Wyric se encuentra a unos doscientos pasos de la muralla y puede ver perfectamente como una unidad de arqueros dispara sin descanso al enemigo desde las murallas que flanquean el hueco. En lo alto de la montaña de escombros un tapón de hombres intenta impedir el paso al enemigo.

-Maldita sea ... exclamé al ver el camino cortado ...

-¡Conrado! ¡Conrado! ¡Gailes! ¡¿Donde estáis?!

Busqué con la mirada algún soldado que hubiera por la zona ... para poder preguntarle si había visto a los caballeros Hospitalarios ... sin duda no deberían haber pasado desapercibidos ...

Wyric topa con el guardia que está organizando al grupo de artesanos o aprendices para montar el aparato. Dime chico! ¿quieres ayudar? necesitamos gente que cargue con agua ¡Mira, ahí está la fila! señala a un grupo de tipos que se pasan cubos de mano en mano.

-Si ... claro que quiero ayudar ... dije impaciente ...

-Pero debo encontrar a mis compañeros ... debo ayudarles ... ¿habéis visto a los Caballeros Hospitalarios que os alertaron de la batalla? ... debo encontrarles ... debo ayudarles en la batalla ...

Mis palabras sonaban aceleradas ... estaba nervioso por no encontrar a Conrado y los demás ...

¿Caballeros Hospitalarios? Non ho visto a nadie così chico... la gente sono andate a prendere riparo la pared all'interno, potrebbe, que estén allí. el hombre recibe una seña de los chicos que hay encima del artefacto. ¡Bajad! vamos a cargar la primera, ¡vamos a darles a esos cerdos una buena pedrada! Wyric se percata que cada vez entiende más su lengua y ya hace uso de varias palabras.

El artefacto ya se ha montado, tiene una larga palanca que acaba en forma de cucharón. El gran mástil está siendo tensado por unas cuerdas mientras unos tipos cargan una de las piedras sobre la cuchara... la piedra será propulsada y lanzada sobre las tropas enemigas, o por lo menos esa parece la idea.

En el frente, el tumulto normando sigue frenando el avance inglés. En esas, ¡consiguen ver a Conrado! está corriendo por una de las pasarelas de la muralla en dirección a la entrada de una de las torres.

-¡Conrado! grité al percatarme de su presencia ... estaba corriendo ...

Me fijé en la torre hacía la que estaba corriendo ... ¿pero porque iba allí? ... sin pensar mas en los motivos por los que Conrado corría hacía allí empecé a observar la zona y a buscar un sitio por el cual acceder lo mas rápido hacía la torre ... debía ayudar a mis compañeros ... nunca me perdonaría que les sucediera algo sin haberles ayudado ...

-¡Conrado! grité una última vez justo antes de salir corriendo en dirección a la torre ...

Ambos observan como Conrado acaba de meterse en la torre. Fijándose más detenidamente llegan a ver como están subiendo un artefacto a la torre, así como varios soldados atravesando la pasarela hasta la apertura. ¡Las flechas del enemigo ahora caen sobre ellos! y dos de los soldados caen de la muralla tras impactar contra ellos. El tapón parece haberse movido dos pies, y se empieza a notar la falta de hombres. La montaña de cadáveres que se ha levantado, hace que la lucha en ese agujero sea torpe y extremadamente insegura.

Vuestras miradas se cruzan, Wyric corre esquivando gente y artefacto en dirección a Gailes. A varios metros de éste, hay una puerta que parece pertenecer un acceso a esa torre.

Veo como aquella figura casi paternal se pierde dentro de la torre, esa inexorable jaula macabra mortal y por un segundo ni se me ocurre qué hacer...

Avistar al joven compañero de viaje  me vuelve a bajar a tierra, al verlo correr a mi encuentro, hago lo propio

¡Wyric! ¡Muchacho! ¿Estás bien? ¿Adonde te has metido? Deja deja... Has visto a Conrado ¿Verdad? Creo que peligra mortalmente...

Sin esperar que nos encontremos, intuyo que me seguirá en esta misión y ya encamino rumbo a la puerta en cuestión

-Si Gailes ... lo he visto ... y yo también creo que corre peligro ... debemos ayudarle ... no podemos dejarle solo ... nos necesita ...

Mis palabras se atropellaban las unas con las otras ... estaba nervioso ya que no quería volver a perder una persona querida ...

No otra vez ... por favor Dios mio ... pensé mirando al cielo mientras sigo a Gailes en búsqueda de Conrado ...

Ambos corren hacia la puerta. Hay un grupo de soldados tapando su entrada mientras sujetan y tiran de las cuerdas que están usando para subir el artefacto de medianas dimensiones. En el costado de la torre, algunos soldados tratan de que el artefacto suba sin dañarse por los golpes con la pared.

Poco después, mientras que el tumulto de soldados que protegen el hueco de la muralla sigue resistiendo la carga del enemigo, aquel artefacto ya está arriba de todo y la entrada queda libre ahora. Parte de aquellos hombres se retiran hacia la retaguardia mientras que el resto suben a coger una posición más elevada. Tanto Gailes como Wyric ven en ese momento asomarse a Conrado por una de las almenas cercanas.

Amigos! Subid! Subid! Usar el portón que tenéis en frente! dice mientras gesticula con su brazo

-¡Conrado! ¡Que alegría verte! dije al ver de nuevo al Caballero Hospitalario ...

-¡Vamos Gailes! dije girándome hacía este mientras me dirigía hacía el portón que señalaba Conrado con su brazo extendido ...

Ambos hombres suben al torreón, donde arriba les espera Conrado con un buen numero de hombres,. Unos defienden la entrada a la torre y el resto están acabando de montar la balista que antes subieran pieza a pieza por la pared. El artefacto es grande y el proyectil que usa es mucho más grande que una flecha, como para poder atravesar a tres o más hombres.

Desde arriba, el efecto era brutal. Se veía como la masa de soldados cargaba contra el hueco, para posteriormente salir pocos de ellos ensangrentados, totalmente agotados y deshidratados, el flujo de entrada y salida era constante, mientras que en la parte interior del castillo, las cosas parecían ir muy bien.

La balista lanzó su primer proyectil contra la retaguardia que esperaba justo fuera de aquel agujero de muerte a poder entrar en él. Las tropas se sorprendieron al recibir el primer proyectil, pero no se movieron de su sitio. Las voces y gritos de los diferentes comandantes de aquel ejército bajo estandarte de la Britania, se oían por doquier, apenas se entendía claro lo que decían, pero no parecían parar.

La balista reptió el disparo. Esta vez alcanzó a un grupo muy apretujado que entraba listo ya para ser el grupo refresco. Cuando la madera impactó, varios hombres cayeron al suelo, desde los impactados a aquellos con los que colindaban. Algunos hombres se levantaron. Muy poco a poco, soldados de aquellas unidades escapaban del fuego de los arqueros y de aquella balista que acababa con varias vidas cada vez que era disparada. La batalla todavía no estaba ganada, pero todo parecía que aguantarían.

me alegro que ambos estéis bien... ¿estáis preparados para entrar en combate? pronto van a llegar los hombres que han ido a rodear el castillo con las escalas. Hemos dejado sólo una vía para bajar y esta misma puerta que habéis usado, las demás han sido tapiadas, así que tarde o temprano nos los encontraremos viniendo por ese pasillo. Conrado ya no parece preocupado del todo.