Partida Rol por web

-Mmm-  me lo pienso un momento -Esto ya es demasiado extraño....asi que al demonio- me encojo de hombros resignado a lo que sea que este pasando. En eso, puedo escuchar la voz de la chica de antes. -¿Ah?- ¿Londres? ¿Tamesis?....¡¿Señorito?! La chica estaba hablando cada vez cosas mas confusas, pero ¡Eh! mi tabla. La veo al voltear a ver a la chica, -Al menos no la perdi- pienso, algo positivo en toda esta situación. Esto por empezar a nadar hacia ella cuando me doy cuenta de que aun tengo a la raton en mi mano -...-  me la quedo mirando un par de segundos -Esta bien, esta bien, pero no sera en mi palma que si no no puedo nadar- digo dando un suspiro exhausto. Dicho esto, coloco a....¿Clover decia que se llamaba? Sobre mi cabello y empiezo a nadar hacia mi tabla.

-Oi oi oi calma calma, nadie va a morir...-  -Al menos por ahora- pienso para mis adentros -Asi que si puedes al menos dejar de estar tan nerviosa por un momento, nos sacare de esta rio primero ¿vale?-le hablo a la chica que parece que va a tener un ataque en cualquier momento. Llegando a mi tabla me subo sobre ella, esperando que no se haya estropeado. Poniendome en la parte de atrás empiezo a revisar los circuitos del propulsor. Terminado esto me vuelvo hacia la chica que aun sigue en el agua -Aaaahh- exhalo cansado -Sube- le digo simplemente mientras me pongo de pie sobre la tabla -Tendras que sujetarte de mi- hablo cuando lo hace -No la hice pensando en pasajeros-. Terminado los preparativos trato de encender la tabla y dirigirnos a la costa mas cercana

Sonrío un poco al ganar velocidad. Me encanta esa sensación del viento moviendo mi pelo.

¡Tenemos que ir a Nunca Jamás! Grito al chico malhumorado.

Todos logran llegar a la calle más cercana, aunque debido al agua la tabla parece ser que va a tardar bastante en funcionar, además de lo evidente, no hay sol en Londres. Siguiendo las señalizaciones de la chica-ratón, los dos jóvenes se mueven hacia un callejón en donde pueden hablar tranquilamente sobre lo que pasa.

Asher el cuesta moverse por la concurrida calle, esquivando carruajes y paraguas mientras lleva aquella pesada tabla en la espalda, pese a ello, lo logra, aunque lo deja casi sin aliento, al igual que casi es atropellado un par de veces por señoras malhumoradas y un par de carruajes.

-Pff al fin- digo al poder despegar. A medida que tomamos velocidad, me voy balanceado de un lado a otro disfrutando del aire en el rostro mientras trato de desestresarme un poco. Todo lo que habia pasado habia sido demasiado rapido...y confuso. No sabia donde estaba ni quienes eran los que me rodeaban -Bueno al menos no puedo decir que es la primera vez- pienso mientras nos acercamos a la orilla.

.....

-Esto es un caos- es lo primero que se me viene a la mente cuando al fin tengo un respiro. Todo este lugar es extraño. como sacado de un libro de historia demasiado antiguo. Me arrimo la tabla al hombro que tengo colgada a la espalda. Ya varias veces termino golpeando a alguien. Tengo ganas de arrancarla otra vez y salir volando de esta ciudad, pero algo me dice que no es buena idea hacerlo ahora. Por ello, busco un callejon mas tranquilo, lejos de todo el bullicio y caos de las calles.

-Aaah- exhalo ya mas tranquilo mientras apoyo la espalda sobre una pared -Bien...- empiezo mientras levanto la mirada, hacia la chica o niña que me habia estado siguiendo desde hace un buen rato, ademas de sentir como se me revuelve el cabello por la raton que ahora parece tener su nido ahi. Me paso una mano por la cara, no estoy acostumbrado a ser el mas maduro ni del que hay que depender. Me arrastro por la pared hasta quedar sentado con mi tabla a un lado-Asi que....vamos a poner las cartas sobre la mesa- digo mientras tomo a la Clover de mi cabeza y la deposito en el suelo. -¿Me podrian explicar quienes son ustedes?- pregunto -Ademas en que por que necesitan ayuda, donde queda eso llamado Nunca Jamas, por que tienes una llave, donde esta su "casa", quien es el tal Peter y por dios ¿donde demonios nos encontramos?- enumero la larga lista de interrogantes que ahora se me cruzan por la cabeza

Clover volvió a trepar por la ropa del muchacho. Pensó que desde el suelo no la iban a oir.

-Me llamo Clover Joris y vivo aquí, en Londres. Quiero decir, "aquí" en la ciudad, no en este callejón-se rió- Estaba caminando y... bueno, empezaron a perseguirme unos seres extraños, pero de repente apareció un desconocido encapuchado y me dio esto-agitó la llave en el aire.

Tomó aire y prosiguió.

-Yo no tengo este aspecto. Hasta hace un momento era como vosotros-rebuscó en su faja y sacó dos emblemas- ¡Se me olvidaba! También me dio tres insignias-señaló las que tenía en la mano y la que colgaba de la llave.

Se quedó un momento pensativa, observando el llavero que colgaba de la llave.

-Esto era un paraguas hasta que até esta cosa al mango...-murmuró con un hilo de voz. Se deslizó por la ropa del chico y en cuanto pisó suelo firme, desató el emblema de la llave.

Rapidamente la joven sintió como poco a poco los otros dos jóvenes se iban acercando a ella, o mejor dicho, ella se iba acercando a ellos, en un abrir y cerrar de ojos había recuperado su tamaño "normal" y en sus manos tan solo tenía los emblemas y un simple y mero paraguas.

Cuando la joven miró su cuerpo notó que ya no era una pequeña ratoncita, de hecho no era ratoncita -o pequeña-. ¡Había vuelto a su tamaño natural y a su forma original!.

Clover observó su restaurado cuerpo y saltó de alegría. Parecía que las adversidades de hacía un rato se habían esfumado de repente y se abrazó el cuerpo con cariño. Su corta experiencia como roedora había sido indudablemente traumática. Por fin se fijó con detalle en aquellos jóvenes: definitivamente no eran de Londres. Sus ropas parecían extranjeras y el aparato que cargaba el chico era increíble, casi de otro mundo ¡Habían volado!

-No sois de Londres, ¿verdad? ¿Cómo habéis acabado en el río? ¿Ha sido gracias a... esa ballena?-se acordó de la criatura que había rebosado las aguas del Támesis y no pudo evitar mirar atrás, por si desde el callejón aún se veía su silueta. La chica empezó a caminar el círculos a lo ancho del callejón, murmurando para sí.

-Esto no puede ser. Es imposible ¿Cómo va a ser real? Pero hasta hace un momento era un ratón y eso ha sido real. Vaya que sí ¡Esto es una locura!-continuaba sin prestar atención a los dos desconocidos.

-¡Ah!-se dio la vuelta y encaró a los chicos- ¡Mi casa! ¡Debo ir a mi casa! ¿Estarán bien? ¿Y si esas criaturas intentan atacarlos? ¿Y cómo os llamáis? Me habíais dicho de dónde érais, ¿no? ¿Me lo he imaginado?-Clover estaba al borde de un ataque de nervios.

Mi preocupación por estar en Londres desaparece por un momento al ver la transformación de la chica-ratona 

¿Puedes hacer eso a voluntad? Que chuli. Me encantaría poder convertirme en ratón, ¿Podrías enseñarme? No le contaré a nadie el secreto si es que es un secreto. Bueno, menos a Peter, si Peter me lo pide... No puedo negarme.

Pero, ¿Qué digo? Tu, digo al chico malhumorado. 

Sácanos de aquí en seguida, estamos creciendo, no quiero crecer, necesito volver a Nunca Jamás cuanto antes. Si crezco ya no seré un niño perdido nunca más... Digo con las lágrimas acumulándose en mis ojos.

-¿Mmm?- de repente siento que la ratón esta cada vez mas pesada y antes de que pueda reaccionar tengo a un chica tamaño humano encima mio. Obviamente esto hace que termine tirado en el suelo -¡Hey!- exclamo. No parecen estar escuchando, pero bueno al menos algo ya se resolvió. 

Ahora que ya esta en devuelta a su forma humana, supongo que ya podrá volver a casa por su cuenta, ademas parece que las dos pertenecen a esta ciudad así que creo que ya todo termino. Viendo que todo ya parece estar bien, me levanto una vez mas y me cargo la tabla a la espalda -No tengo ni idea de como llegamos a este lugar. Estaba en un crucero solar cuando de la nada unos piratas aparecieron y chocaron contra nosotros. La niña de aquí, cayo, del otro barco, así que la recogí antes de que quedara flotando en el vacío. Luego apareció esa gigantesca cosa, nos trago, nos escupió y terminamos en ese rio. Pero bueno, parece que ya podras volver a casa sola, si serias tan amable de indicarme el puerto espacial mas cercano te estaria agradecido- luego me volteo hacia la niña -Lo siento niña, pero no se donde queda ese lugar y esta cosa- señalo la tabla -No llegara lejos por el remojón de antes. Por otra parte.....¿crecer? Uno no crece asi de golpe ¿sabes? Asi que relajate un poco, no dejaras de ser una niña en un buen tiempo- le digo mientras espero la respuesta de Clover

-¿De qué estás hablando? ¿Nunca Jamás?-dijo atónita. De repente soltó una risa nerviosa.

-el País de Nunca Jamás no existe. Es solo un cuento para niños. Mis padres me lo contaban antes de ir a dormir-Clover le acarició con cariño la cabeza- ¿Te has golpeado en el río? ¿Quieres venir a mi casa y descansar un poco?

El ofrecimiento era sincero. La chica parecía joven, mucho más que Clover, y quizás estaba confundida por todo lo que habían experimentado. Que destruyeran tu barco volador en el espacio debía ser muy traumático.

Espera ¿Un barco volador?

-¿Disculpa? ¿Un... un puerto espacial?-su cara era una mueca de desconcierto y recelo. Aquellos chicos eran muy extraños y decían cosas aún más extravagantes. Pero su transformación había sido real y la ballena, definitivamente, la había visto con sus propios ojos de roedora. Quizás su buen juicio no era del todo acertado ¿Y si tenían razón? Eso significaría que Nunca Jamás existía de verdad, que el país imaginario que la había acompañado toda su infancia y que le había dado fuerzas para intentar convertirse en escritora... era real.

Clover se aclaró la garganta.

-Hay un puerto. Pero no surcan por el... espacio-le resultaba raro esa combinación de palabras- navegan por el mar. Te puedo acompañar a ese puerto.

Volvió a urgar en su faja y sacó los tres emblemas.

-Quizás alguno de ellos os sirva para volver a casa. Es innegable que uno de ellos me convirtió en un ratón-dividió las insignias en dos montones: colocó en la mano izquierda los dos de desconocidas propiedades, uno dorado y otro plateado, y el que la había convertido en animal en la mano derecha-Tomad, elegid el que queráis. Por cierto, ¿cuáles son vuestros nombres?

¡¡Claro que Nunca Jamás existe!! Peter Pan nos llevó allí y allí vivimos, Peter es nuestro héroe, nuestro maestro y nuestro mesías, gracias a él seremos niños por siempre, por cierto, soy la maestra de artesanos de Nunca Jamás, Asrai Toujou. Echo un vistazo a Londres, la última vez que estuve fue hace mucho tiempo así que no reconocía más que el Támesis y el mal olor, los dos eran inmutables e imperturbables.

Acerco la mirada a los medallones, ¿Qué se supone que hacen? ¿Convertirme en ratona? Entonces... Cogeré el plateado. Estoy deseando enseñarle a Rufio mi nuevo poder... Jejejeje, se va a morir de envidia.

Me giro hacia Malhumorado, Yo si sé llegar a Nunca Jamás, es fácil, normalmente se va con polvo de hadas pero si tienes una tabla que viaja por el espacio debería ser más sencillo todavía.

Estando medianamente distraída notaste algo inusual; al final de aquella calle había una pequeña criatura, en concreto un ratón, lo curioso de este es que también tenía ropa y andaba a dos patas hacia una pequeña puerta que había en el muro, casi invisible al ojo no entrenado y mucho más si no sabía qué buscar. Por suerte, lo viste.

El ratón abrió la puerta y entró, cerrándola tras de sí.

¿Y ese otro ratón con ropa? Señalo hacia un sitio en un callejón dónde no hay ningún ratón. Dicho eso me acerco y "llamo a la puerta" suavemente.

La joven se acerca y se agacha frente a la pared del callejón, antes de que pensárais que finalmente perdió el juicio pudisteis ver que, en efecto, había una pequeña puerta de madera a la cual estaba tocando con su dedo indice, lo que en una versión mucho más pequeña sería como si alguien estuviera tratando de derribarla con un ariete. Al parecer eso sintieron los de dentro, pues cuando escucharon el estruendo del golpe se escuchó un barullo en su interior y el sonido de pequeñas patas correr de un lado a otro. - - Huelga decir que nadie abrió.

Dije suavemente... que perro.

Perdonad que haga tanto ruido en vuestra preciosa puerta, a veces no calculo la fuerza que tengo digo sin levantar la voz y casi susurrando, os he visto entrar y no soy de aquí, ¿Quizás podáis ayudar a una chica desvalida y sus dos compañeros?

-Soy Asher- le respondo a Clover cuando pregunta por nuestros nombres mientras trato de asimilar que no existe ningun puerto espacial, ademas de que no parece saber lo que es. -Eso significa......que estoy atrapado aqui-

-...-

-........-

-.............-

Aspiro y exhalo profundamente -¡Aaaaaaahhh al demonio!- me canse, me harte. Rio liberando toda mi frustracion que tenia hasta ahora. Que pase lo que tenga que pasar, ya no importa. Esto es demasiado complicado para mi y ya sobrepase mi cuota de preocuparme por algo desde hace tiempo. -Ya no importa, pero gracias de todas formas- rechazo la oferta de Clover. -Pero aceptare esto si tanto insistes-  digo divertido tomando la medalla dorada que quedaba. La lanzo y la agarro en el aire poniendola a contraluz para examinarla. No le veo nada raro, bueno, lo suficientemente raro como para convertir a alguien en un roedor.

La chica que parece que se llama Asrai, parece estar jugando con algo que encontró en la pared. Supongo que todos los niños son asi de distraidos. Pero bueno supongo que es hora de empezar, tenia un monton que hacer -Bueno...fue un placer conocerlas- me despido del par de chicas. Ahora que estoy atrapado aqui tendre que adaptarme un poco y conocer el lugar. Primero quiero ver si hay algun lugar donde trabajar con mi tabla. Ademas tengo curiosidad de como es este nuevo planeta. -Suerte con volver - les digo con una sonrisa mientras me cuelgo la tabla al hombro y salgo del callejón, estoy ansioso por ver que hay aqui.