Partida Rol por web

Las campanillas de colores comenzaron a tintinear y a segregar en el aire pequeñas partículas de sus respectivos colores; las dos azules crearon pequeñas estacas de hielo que rapidamente salieron disparadas contra Caerulea quien logró esquivar la suya, y Hrolleif quien usando su llave espada logró romperla en el aire, aunque esquirlas se clavaron en su piel.

Las dos rojas hicieron lo mismo que las azules, pero con sendas bolas de fuego, en esta ocasión impactaron en una Caerulea que acababa de aterrizar de la acrobacia que hizo, además, aquel hombre tampoco pudo evitar aquella bola de fuego que fue directa hacia su pecho, quemando los pocos pelos que en él hubiera.

Si fuera poco, la campanilla amarilla con un tintineo hizo que del cielo cayeran una nube de rayos sobre los que había en la plaza; tanto los perros como Caerulea lograron esquivar el ataque, pero Hrolleif fue atravesado por uno, quizás a causa de levantar su espada para tratar de bloquearlo en vez de moverse del sitio.

encoñetado salgo como de constumbre. Y encima con un tremendo dolor de oido que no me dejaba escuchar muy bien, en especial cuando Carol llega y me gritas cosas.....Que estuviera bueno que le hubiera prestado atencion.

pero yo solo le agarro el brazo y corro como solos los campesinos puede hacee:Sin dignidas ni orgullo

Hrolleif Astlyr logra correr entre las fauces de aquellos perros rabiosos, esquivando dentelladas como si fuera un hombre huyendo de la paternidad y cuya esposa acabara de parir un hijo de color distinto al de ambos. Gracil y géntil como una golondrina africana cargando un coco, se encuentra en la cima de un balcón y en su mano tiene agarrado... el rabo de uno de esos perros... al cual al darse cuenta que NO era Caerulea, lo suelta, haciendo que este rebote contra el pavimento con un "Boing".

Caerulea se encontraba rodeada de los Rabid Dogs y ahora sola ante la amenaza.

"¡Bueeeno! ¡Ha sido un placer conoceros, e-esqueletos! ¡Q-que os vaya bien con los perretes, y-y todo eso! Yo es que... eh... ¡me he dejado el horno encendido en casa! ¡Hasta lueguito!" eché a correr a toda prisa en la misma dirección que Sensei, saltando por encima del perrete que él había tirado por ahí. Mientras corría, me vino una duda existencial a la mente: ¿me lo había dejado encendido de verdad? No, no, cerré todo, apagué todo... pero claro, siempre le entran a una estas dudas...

Por desgracia para Caerulea, la suerte no estaba de su parte, pues pese a que a aquellas criaturas se les había escapado el bueno de Hrolleif, no iban a dejar que el mismo error sucediera, y aún menos cuando les tocaba a ellas ser quienes hacían su movimiento.  Cerrando filas alrededor de Caerulea, esta apenas pudo moverse de donde está.

Por desgracia para Caerulea, desde que aquellas campanillas verdes tocaron su son e hicieron que los monstruos más heridos recobraran un poco el aliento, todo fue cuesta abajo, los perros comenzaron a ladrar contra ella, algunos de forma maniática y otros algo más calmados, incluso uno saltó contra para propinarle dos mordiscos.

Caerulea estaba a punto de desfallecer, lo único que la mantuvo en pie fue su férrea voluntad.

Un enorme rugido inundó la estancia, fue tal que aquellas criaturas de oscuridad se giraron para ver de dónde provenía, o mejor dicho de quién; en un abrir y cerrar de ojos un enorme jaguar alado cayó en la plaza y dando sendos zarpazos a los perros los alejó de Caerulea.

Las campanillas volvieron a tintinear en el aire, formando poderosas estalactitas de hielo y bolas de fuego respectivamente que lanzaron con gran potencia contra el enorme Jaguar, el cual gruñó de dolor al ser empalado y quemado. Pese a ello, siguió ahí, sobre sus cuatro patas. Tan solo cuando se percató que la campanilla amarilla comenzaba a tintinear, saltó encima de Caerulea para bloquear con sus alas los rayos que caían del cielo.

Girando su cuerpo hacia el escenario, rugió a las campanas, quienes salieron volando alejándose del Jaguar.

No contenta con esto; la enorme criatura multicolor, agarró a Caerulea de la capucha azul de esta y con sus poderosas alas emprendió el vuelo por encima de los tejados de las casas, alejándose de un Hrolleif malherido.

Hrolleif tan solo podía ver como Caerulea se iba volando de forma involuntaria por aquella enorme criatura multicolor.

Los ladridos me taladraron los oidos, mareandome, y aquello fue el principio del fin. No se puede hacer parkour con mareos, apenas una puede mantenerse en pie en pie así. Intenté esquivar todo lo que pude... Pero los ladridos fueron en aumento, y cuando quise darme cuenta tenía a un perro encima mordiéndome la pierna. Me asusté de verdad, dolía y había mucha sangre, y me quité de encima el sabueso pero perdí con ello demasiado tiempo. Vi cómo las campanitas conjuraban un hechizo de rayos mágicos que iban directos hacia mí. Solté un gemido de pánico y me tapé el rostro con el brazo cerrando los ojos, y entonces...

Estaba... ¿estaba flotando? ¿Muerta? Abrí los ojos y vi debajo de mi todo aquel mar de luces nocturnas, moviéndose a gran velocidad por debajo de mí. Era precioso... Notaba el roze del aire acariciándome el rostro. Levanté la cabeza y vi sobre mi el morro de aquel enorme gato multicolor, y su panza, y sus alas. La criatura me había salvado...

"Ga-gatito lindo... gracias..."

Carolina decia algo mientra estaba medio moribundo en el suelo. Sea lo que sea que me dijo espero que no halla sido importante, porque realmente no le pare mucha bola que se dija....Mas bien, creo que ni me fije si ella iba despues de mi cuando empeze a correr como un loco.

De tanto perseguir un cerdo, uno aprende los trucos para saltear obstaculo asi que no me costo esquivar aquellos perros endemoniados. Ahora, faltaba solamente fingir ignorancia pretender que escuche lo que dijo ella y asi..bueno, lo que sea que hagamos, ni idea tengo que haremos aqui-No vuelvas a lanzarme. Casi muero.-Pensaba gritarselo, pero las heridas me impia gritar-Porque no dices nada.-Y me volteo, mirando que mi acompañante era un perro. Que con gusto, lo dejo caer en el balcon, despues de todo, ya estaba muerto.

Luego de esto, miro como una bestia emprende el vuelo y arriba de esta se encontraba Carolina, que sin lugar a duda empiezo a perseguirla. Porque es la unica que me puede curar las heridas.

Comandando la marcha se encontraba Hrolleif, a fin de cuentas él fue el que había venido desde la plaza a patita, mientras que Caerulea lo había hecho por los cielos gracias al enorme gato-cornudo-alado y Owen directamente no tuvo la fortuna o mala suerte de haber pisado aún aquella plaza.

El lugar ahora se encontraba desierto, no había más esqueletos músicos, no había más huesudos risueños, no había más instrumentos musicales ni tampoco había el ambiente de paz y alegría... Pero al menos tampoco habían amenazas visibles, lo que alivió en gran medida a los que lo padecieron de primera mano.

No pude evitar durante el camino mirar a todo a mi alrededor. Las luces, la arquitectura, las paredes, las ropas de fiesta de los esqueletos... Me recordaba mucho a mi hogar los dias de fiesta, de noche, tambien lleno de luces, todo era hogareño y nostálgico para mi, ¡y al mismo tiempo tan diferente y nuevo! Si hubieramos tenido dinero me habría comprado caramelos o algo, que seguro que vendían chucherías de ferias... ¡O tal vez no, que los esqueletos a fin de cuentas no necesitan comer! No tenía ni idea. "Es todo tan luminoso y bonito... Me encantaría explorar esta ciudad de cabo a rabo, correr por esos tejados como hacía en casa..." le comenté a Owen con una sonrisa de oreja a oreja. "¿Cómo es tu mundo, y tu hogar, Owen? De donde Sensei y yo venimos, nuestro hogar era un pueblo construido sobre los acantilados de una isla. Los edificios eran de paredes blancas completamente, ¡y los tejados de color azul cerúleo! Los días eran brillantes, con el sonido del mar, de las gaviotas, y los molinos, las aguas cristalinas, el tono aranjado que se le quedaba a todos los edificios cuando empezaba a ponerse el sol... ¡y luego las noches eran como aqui, llenas de luces! Aunque en mucha menor escala, claro ¡jajaja!" reí entusiasmada.

Cuando llegamos a la plaza del escenario, decidí echar un vistazo en la zona donde habiamos visto estuvieron el niño y el esqueleto, alrededor del escenario, no recordaba si era el lado izquierdo o el derecho, así que busqué por ambos.

    Aunque teníamos aquella amenaza de tener el reloj contra nosotros, el avanzar detrás del anciano pues era el único que no parecía sospechoso , aunque era un tanto lento... si que servia para ir apreciando todo el jolgorio natural del ambiente e irme adaptando a las calles y los colores del sitio ... en caso de que nos separemos... este puede ser un buen sitio... o la azotea para juntarnos...

    Pues ni de lejos son tan altos las casas y edificios de donde vengo, tal vez el palacio real... pero esa cosa era grande comparado con todo -le respondía mientras no dejaba de ver los extraños edificios - ademas en mi ciudad había un gran lago rodeando parte de ella lo que le daba un toque en las tarde y en las noches... no seriamos una ciudad tan avanzados como los de Lindblum...pero joder... si que era bonita... aunque comparando con los colores de este sitio... creo que le a salido por fin un retador - no podía negar el echo de que quitando el echo de que solo vivían Esqueletos y que rondaba aquel gato-piñata... se veía como un bonito sitio para visitar ... aunque lo primero que se debería hacer... poner baños y sitios donde comer... 

   Ya que del grupo era el único que estaba totalmente perdido, lo único que se me ocurrió fue el guiarme por lo de que el niño tocaba instrumento ... y estando todo el sito vació... cualquier foco de música, podía ser una pista a seguir

Hrolleif pese a sentirse mejor a causa de aquella extraña poción; seguía siendo un anciano en comparación -y sin comparación- con aquellos dos zagales y mozalbetes que tenía por compañeros; por lo que pese a que llegamos practicamente a la vez, tuvo que recuperar el aliento antes siquiera de ponerse a investigar por la zona alguna pista.

-Ufff.... Ufff... -Resopló- Esto es matador... al menos los esqueletos no tienen porqué preocuparse de que le ardan los pulmones... 

El anciano se enderezó con un ligero crujido de su espalda a la par que comenzó a caminar por el Backstage -o entre bambalinas-, en busca de cualquier cosa que pudiera ser de utilidad, algo que tuviera relación con el joven o cualquier otra cosa de interés.

En el suelo, pisado por los esqueletos encontráis un pequeño boletín, al abrirlo y leerlo comprendéis el porqué de ese concurso; al parecer, el ganador de aquel concurso de talentos sería invitado a tocar en la fiesta más elegante y chic de la sociedad de la Tierra de los Muertos.

Al azar la vista, podéis ver, que, en efecto, lo que parece coronar esa extraña pirámide que era ese mundo, se encontraba el edificio que venía representado en aquel boleto, junto al lado de la calavera de la persona que lo tenía en propiedad, un esqueleto llamado: Ernesto de la Cruz.

     ¡Alguien encontró aunque sea algo! - grito una vez ya me canse de estar con los ojos cerrados y forzando mi oídos a ver si escuchaba a algo que pudiera ayudar ... aunque los resoplidos del viejo... no ayudan a al causa..., y por mi desesperación me intento a acercar a uno de los pocos grupos de Esqueletos que aun se quedaba en el sitió.

     Buen- Sin siquiera terminar de presentarme, éstos huyeron enseguida de mi presencia dejándome con las palabras en la boca y con mas enojo en mi semblante - Bufffff... ya que...- y aunque parecia que todo esto habia sido un desperdicio y que seguíamos en el mismo punto, un trozo de papel que dejaron caer los esqueletos, nos da una interesante pista.

    ¡Heyyyy!... creo que encontré algo...-  mientras llamaba a mis compañeros y me acercaba al anciano, para que no tuviera que forzarse en acercarse y se quejara de que lo hacemos caminar mucho. El papel parecía una clase de propaganda sobre una fiesta y que el lugar donde se celebraba, era en aquel enorme palacio brillante que se asomaba en el horizonte.

     Dijiste que el muchacho había ido calle arriba, ¿ no...? - le pregunto a mi compañera -¿ Crees que...? - me quedo con la frase sin terminar, pero en el fondo sabia la respuesta .... Aghhh... tan lejos... nos va tomar todo el día solo llegar allí...

"¡Una ciudad en medio de un lago! ¡Qué guay! Eso si que debía ser hermoso. ¿Decorabais el lago con luces nocturnas durante las fiestas? Y y... ¿había peces? ¿Muchos peces de colorines y variedades distintas?" me brillaron los ojos mientras me imaginaba el lugar. "Un día te tienes que venir al mundo del que venímos Sensei y yo, ¡pero un día tenemos que ir a visitar el tuyo!"

...

¡Nada de nada! ¡Ni una pista sobre por dónde fue el niño! A no ser que los papelillos confetti del suelo contaran como pista... "Hummm..." balanceé a izquierda y derecha las mangas de la chaqueta azul de mi prometido que llevaba puesta (y que me quedaba grande) mientras pensaba. "¿A dónde podría ir un músico?..." empecé a murmurar para mí misma. _{"¿A una academia de músicos esqueléticos? ¿A su casa, después de una buena función? Pero no podría ir a su casa porque este no era su mundo... ¿A una posada? No, no..."} Tenía que pensar más a lo grande... ¡algo más ambicioso! _{"¿Habrá venido a convertirse en un gato gigantesco arcoiris como Pepita? ¿Los gatos gigante arcoiris son los dioses de este mundo? ¿Y para convertirse en un dios necesita sacrificar 500 esqueletos, y nosotros debemos detenerlo? Uy. Creo que me he pasado de grandilocuente..."}

Mis murmullos sin sentido alguno fueron afortunadamente detenidos cuando Owen encontró un boletín de una gran fiesta. "¡Pues claro! ¿Qué quieren todos los músicos?" exclamé agitando mis mangas. "¡Fama! ¡Fortuna! ¡Pizzas! ¡Caviar!"  asentí efusivamente, con una sonrisa de oreja a oreja. "Hay que ir calle arriba. ¡No os quejéis tanto! ¡Disfrutad de las vistas! ¡Y del paseo! ¡Sensei! ¡Que no te quejes, hombre!" agarré el brazo del viejo y empecé a caminar calle arriba, empujándolo enérgica y alegremente. "¡Mira, mira! ¡Una tienda de muebles con forma de calaveras y huesos! ¡Ooooooh, mira allí, mira allí! ¡Venden decoraciones fiesteras!"

Tras una dura caminata por la cual teníais que esperar de vez en cuando por el anciano para descansar y tomar aliento, al final llegasteis a la cima de aquella pirámide de viviendas, se podía escuchar música al otro lado de los altos muros de la mansión y la entrada principal estaba custodiada por guardias esqueléticos que impedirían el paso a cualquiera no digno de entrar. Sea como fuere, algunos esqueletos parecían haber sido famosos pintores, escritores, periodistas, militares, actores...