Partida Rol por web

Me pongo a investigar el almacén tratando de encontrar algo útil, pero nada. Luego me reúno con Yusuki.

Si, en mi pueblo también se utilizaban, pero no creo que aprecien que utilizamos sus cosas... ¿Pero que haces?

Antes de que pudiera darme cuenta Yusuki lanzo una chispa que dio justo en alguno de ellos. Trato de correr a apagarlos.

La chispa se apaga.

Desde la altura notas como la tierra tiembla a tu alrededor, por unos pocos segundos antes de detenerse, al fijar alrededor logras ver que "algo" se está moviendo bajo la tierra y se está dirigiendo hacia aquel campamento improvisado.

Dejé con cuidado las piedras en su caja y miré a Rayla como si no hubiera pasado nada.

- Entonces, ¿cogemos algo de comida y nos vamos a la carpa grande? Parece que es la casa del jefe y seguro que allí tienen mapas y papeles con información - pregunté tratando de que no se notara de que me moría de curiosidad por entrar en aquel lugar.

Salgo corriendo hacia el campamento gritando.

¡CUIDADO, DEBAJO DE VOSOTROS! ¡A LAS ARMAS! ¡PREPARAOS!

El aviso proferido por Aleksis alertó a las dos chicas, pero no solo ellas fueron alertadas, sino todo el campamento que rapidamente saltó a agarrar sus armas en aras de defenderse de los atacantes; pese a saltar a las barricadas, ningún indio fue visto; por lo que rapidamente giraron sus armas contra Aleksis.

-¿Quien eres?. ¿Hablas nuestra lengua?. -Preguntó el orondo líder del asentamiento, dándole a su asistente el perro que cargaba y llevando su mano al mango enjoyado de su espada-  ¿Eres uno de esos "Conquistadores Españoles"?.

Era evidente que Aleksis hablaba "su lengua", a fin de cuentas el había sido el que había dado la voz de alarma.

Salgo de la tienda rápidamente y veo como apuntan a Aleksis con sus armas.

Bajen las armas, no queremos problemas. No somos conquistadores, tan solo unos viajeros que han acabado en este lugar. ¿Podría decirnos dónde estamos?

Asomé un poco entre los pliegues de la entrada de la tienda, sin salir fuera, por si acaso. No estaba muy segura de lo que estaba pasando, pero aquel hombre grande no parecía muy contento. Miré a Momo y este me devolvió la mirada como quien no entiende nada. 

- ¿Qué hacemos, Momo? - pregunté, desesperada, buscando algo que nos pudiera servir.

Tranquilos buenas gentes, sólo os estoy ayudando. Respiro entrecortadamente mientras hablo.

 Algo se aproxima por debajo de la tierra, ¿No habéis notado esos temblores? Espero por mi bien que si que los hayan notado.

Cuando veo a Alicia salir de la tienda me golpeo la frente con la palma.

Antes de que los soldados pudieran disparar, o incluso apresar a las otras dos muchachas que se habían descubierto tontamente; la tierra comenzó a temblar y del centro del campamento salió una enorme planta con un ataúd debajo de ella, a todas luces esta planta parecía peligrosa, y de algún modo consciente de ello.

Los soldados apuntaron sus armas hacia aquella cosa gigante; pero del suelo salieron unas raíces que golpearon en área hacia ellos, lanzando sus armas al aire, y ya de paso, a los propios soldados como si fueran muñecas. Por si eso fuera poco, esas mismas raíces, se alzaron del suelo y rodearon a los tres jóvenes.

(Aleksis) (Rayla) (Yusuki)

Miro con asombro a ese monstruo e inmediatamente saco mi espada. Trato de ponerme delante de ellos para protegerlos, pero desgraciadamente estamos rodeados.

Chicos, cuidado, ya me enfrente a unos mounstruos parecidos y son fuertes. ¿No sabréis luchar por casualidad?

Me quedo detrás de alicia.

¿Por qué habéis salido de vuestro escondite? De esta forma hemos perdido el factor sorpresa... Me quedo pensativo unos instantes.

De todas formas gracias Alicia... Sabía que te caía bien, o al menos, menos mal que la media, donde la media es algo nomal, bueno normal no, establishement, ¿Se dice así? ¿Establishement? Agghh que mal suena, es como si la lengua se enroscara contra el paladar y los dientes...

¿En qué estábamos? Ah sí, ¿Luchar? ¿Yo? Nunca he luchado Alicia... Bueno, depende de lo que consideres luchar, si te refieres a algo físico... No, nunca he luchado

¿Como que por que hemos salido? ¿Es obvio no? Estabas rodeado y te apuntaban con sus armas.

Me pongo un poco colorada, no me gusta mostrar preocupación por otros  meno que se me note.

No te lo creas tanto, no es eso, me preocupo por todos... yo...

Trato de cambiar el tema. 

Asi que no sabes... Genial... crees que me puedes ayudar con esto.

Veo que te pones colorada, ¿Pasa algo Alicia? Me acerco y toco su frente, pareces acalorada...

Al final, decidí que no podía quedarme allí dentro mientras Rayla y Aleksis afrontaban peligro fuera, así que salí corriendo fuera para ayudar. Tan pronto como puse un pie fuera un extraño bicho atacó el lugar. 

- ¡Pero qué mono! - grité juntando las manos y sacando corazoncitos por todas partes.

Aquel animalito era adorable, bueno, hasta que atacó a los aldeanos. Me llevé las manos a la cadera y lo señalé de muy mal humor.

- Vale que los aldeanos eran un poco bordes, pero nos es razón para lanzarlos por los aires - dije muy seria - déjamelo a mi, Rayla - le hice un gesto con el pulgar arriba a la guerrera rubia - soy lo suficientemente fuerte para darle una lección a esa cosa. Estoy segura de que Aleksis también es muy fuerte aunque aún no lo sepa.

Muy bien, pues si sabeis ayudadme con esto, pero primero salgamos del centro.

Esquivo las enredaderas y ataco a una de las zarzas. Tras eso con fuego al ver que no tiene efecto, me aparto y me alejo todo lo posible de las zarzas. y me coloco cerca de la tienda morada.

Rayla logra rodar entre las garras esquivando sus golpes; pero pese a ser una buena atleta a la hora de golpear con su espada, esta fue bloqueada y ella lanzada con un manotazo de aquella zarza en forma de garra. Quizás medio atontada por el golpe, decidió castear "Pyro", un hechizo que quizás vió en algún lugar, pero jamás aprendió a castear debidamente, haciendo perder el tiempo... pese a ello, aún tuvo la brillante idea de alejarse de la zona de batalla dejando que las Garras tuvieran "más claro" a quien golpear.

Pese a que Rayla se alejó del combate eso no fue suficiente como para estar lo suficientemente a salvo de ataques, pues volando un proyectil impactó en la pechera de acero de la joven, en un instante su rostro se cubrió de una nube morada, sus ojos comenzaron a picar y a llorar; mientras que su respiración se entrecortó con una violenta tos.

Por parte de los otros dos aventureros que la supuesta caballera del bien y la justicia había abandonado dejándolos atrás, sufrieron un destino no demasiado distinto que la de esta; pues las garras aprovechando su superioridad numérica y velocidad, atacaron a ambos, los cuales no pudieron esquivar los desgarres ni las afiladas garras clavándose en sus pieles.

Atrapada entre las garras me vi sorprendida por el ataque de dos de ellas. Herida y dolorida, me levanté del suelo frotándome el brazo y, por primera vez desde que conocí a Aleksis y Rayla, mi rostro no mostraba ninguna sonrisa. Enojada, miré furibunda a las garras y, en especial, a la extraña planta con la la tumba que había aparecido. No me cabía ninguna duda de que esta criatura no eran el típico adorable animalito de los cuentos, era el enemigo. 

Lo más lógico en mi caso hubiera sido escapar o curar mis heridas, pero admitámoslo, nunca había sido buena buena atleta y era lo suficientemente loca como para olvidarme de mis heridas como para centrar mi atención en anular primero a los enemigos. Alcé la mano y formé una esfera de color púrpura que lancé hacia las garras.

- Acabemos primero con las garras antes de atacar a la planta - sugerí.