Partida Rol por web

Hasting se presenta con el Uniforme limpio y ordenado, con todo el equipo reglamentario y las botas lustrosas, con la pistola en su funda y el Mauser al hombro derecho, y el macuto en el hombro izquierdo con el resto del equipo que deja en el suelo cuando se cuadra ante la Oficialia.

despues subira al avion y se mantendra tranquilo, hasta que aterricen o pase algo interesante.

Todo el grupo sube al avión y se acomoda en la estrecha carlinga. Los motores se encienden con un rugido mientras el avión se mueve por la pista. Unos minutos después, el aparato surca las grises nubes en dirección a vuestra patria. El teniente Dirck está estudiando el dossier de la misión.

-Cuando lleguemos a Münich tendremos que presentarnos en el cuartel de la Gestapo. Ellos nos pondrán al tanto de todo. El oficial al mando es... -el teniente pasa las páginas y se queda pálido. Luego su cara cambia a rojo granate- ¡No puede ser, esto tiene que ser una broma! ¡Kruger! ¡El oficial al mando es Hans Kruger! ¡Ahora entiendo por qué nos confiaron esta misión a nosotros!

-No me jodas.

fue lo unico que pudo llegar a articular Hasntings al escuchar a quien tendrian que ver.

"¡¿Como?!"

A pesar del entrenamiento y de la frialdad teutona, no puedo evitar poner los ojos como platos y formar un "o" de asombro, ante la noticia...

"¿Herr Kruger? Sin duda esta misión va a ser mas complicada de lo que parecia, ¿verdad, Herr Oberleutnan? En otro orden de cosas, ¿Sabemos a que nos enfrentamos?¿Cual es la amenaza?"

"¿En que nos estaremos metiendo...? Si Herr Kruger sigue siendo un oficial de las SS, puede ser logico que solicite unidades del ejercito... Pero las SS tienen sus propias tropas, equipadas y entrenadas... Casi seguro que se trata de algún tipo de chanchullo politico... Joder, lo que nos faltaba, jugar a politicos..."

- Salimos de las SS para caer en las SS con la Gestapo, creo que ninguna otra unidad debe tener peor suerte que la nuestra. El viaje movidito no será nada como lo que nos espera tras la llegada.

Habrá que tener cuidado, si ocurre algo, somos los chivos expiatorios adecuados para todos, no somos más que una unidad del ejército regular metidos en funciones que no nos corresponde

Dirijo una mirada carente de reproche a nuestro tirador- Esos modales soldado...

Pero no me jodas...¿Kruger?

El traqueteo del avión interrumpe la lectura del dossier, que reviso palabra por palabra por si encuentro alguna trampa legal en él. No creo que intenten ninguna estupidez ni conato de acto criminal enpresencia del Führer, pero tal vez nos encarguen la supervisión de alguna trivialidad condenada al fracaso, minando la reputación de mi unidad.

Como esté resentido por lo de Varsovia no va a ser un viaje de placer. ¡Maldita sea!

Maldita sea... siempre nos quedaran los batallones penales.... supongo dice Karl mientras enciende un nuevo cigarrillo y comprueba que tiene cantidad suficiente para la llegada a tierra.

-Como uste diga mi teniente, respondo con rapidez, como a cualquier otra orden.

Endilgo a Hastings un ligero codazo que sirve para subrayar las palabras del teniente, mientras fulmino con la mirada al resto de la unidad...

"Disciplina... Lo que menos necesitamos ahora es que nos arresten por ofender a algun oficial de la Gestapo"

Mas tranquilo, echo un vistazo por uno de las ventanillas del aparato, maravillandome con las vistas y la increible inventiva del ser humano, que nos permite alcanzar las nubes.

"Si todo sale bien, seguro que nos ganamos una semana de permiso..."

Una sonrisa se instala en mi rostro, a pesar de los negros nmubarrones que se arremolinan junto a nosostros.

Cuando Rudolf me da un codazo, le sonrio suavemente y me cayo colocandome correctamente en mi asiento.

Parece ser que este Rudolf tiene huevos, a pesar de ser mas joven no se excede en sus obligaciones y esta atento para mantener la unidad, seguramente llegara a ser un buen oficial.

El viaje siguió transcurriendo con normalidad a pesar de las "agradables" noticias sobre el oficial que esperaba vuestra llegada.

Alrededor del mediodía, el avión tomó tierra en el aeropuerto de la ciudad. Münich era la capital del estado de Baviera y la tercera ciudad más importante después de Berlín y Hamburgo. La urbe se convirtió en el foco de los principales movimientos que rechazaban las condiciones de paz que el Tratado de Versalles imponía a Alemania y donde, en 1923, Adolf Hitler dirigió su levantamiento que le costó la cárcel. Münich también había sido el escenario de la firma de los acuerdos por los que los Sudetes se incorporaron a Alemania en 1938. Era un lugar emblemático y por eso el Führer quería celebrar el aniversario de su levantamiento.

Tres Mercedes-Benz pintados de negro os esperaban al pie de la pista para conduciros a las oficinas de la Gestapo. El ambiente en la ciudad era de absoluta normalidad, aunque aquí y allá se notaba cierto grado de actividad debido a la esperada visita del líder de Alemania. Las oficinas estaban situadas en un edificio elegante y bullían de actividad. El grupo fue conducido con sus petates al hombro hasta las oficinas de Hans Kruger que les recibió con una sonrisa tras su escritorio de caoba bruñido.

-Teniente Von Heiser, es un placer volver a verle ¿Han tenido un buen vuelo?

Ha sido un vuelo tolerable, gracias por preguntar. Le presentaría a mis hombres pero creo que ya les conoce. Aunque este joven es su sustituto, también de las SS, el soldado Fleischer.

Tras las palabras de cortesía dirijo una mirada al despacho que le han adjudicado al valiente oficial de la incrusión de Varsovia. No puedo evitar hacer comparaciones con el que yo tenía en Polonia, mucho más modesto, aunque menos...frío, menos insensible. Este lugar tiene un aire a tribunal. De esos que la sentencia ya está pactada.

Supongo que aquí en Munich no se ven muchos enemigos, quizá algún comunista ¿una vida tranquila, Herr Kruger?

Hastings se mantiene en su posicion sin decir nada, como corresponde a un buen soldado.

"Dios, estoy molido... y solo es mediodia..."

Desciendo del avión junto con mis camaradas y, seguiendo el ejemplo de Herr Von Heiser, me acomodo en uno de los vehiculos oficales que han venido a recogernos. Mientras cruzamos la ciudad, dejo pasear mi vista por las calles atestadas de gente, sumido en mis propios pensamientos...

"Parece que este es un dia de fiesta. Toda la ciudad esta engalanda con divisas, enseñas y banderines, mostrando el cariño del pueblo hacia nuestro Fürher... Sin embargo, estos coches tienen la curiosa capacidad de hacer que la alegria disminuya en intensidad... El pueblo aleman sabe respetar la ley... Aquellos que amenazan la seguridad del Fürher, amenazan la seguridad del Reich."

Con rostro severo, sigo a mi teniente al interior del edificio que sirve de cuartel general a la Gestapo. Sonrio al notar que, pese al bullicio y la actividad reinante, la aparición de una escudra de soldados de la Wermacht no pasa del todo inadvertida. Ya en la oficina de Herr Kruger, coloco a los hombres detras del teniente, como una Guard de Corps, con Lahousen y Hastings en primera fila, mientras ambos oficiales intercambian los saludos de rigor.

Es agradable estar en suelo propio de nuevo, y más en el suelo. El recibimiento de los coches oficiales ha sido agradable, pero no tanto el lugar donde hemos acabado.

Nuestro oficial, espera recibir las órdenes de nuestro SS favorito, al menos nuestra apariencia es la adecuada, Rudolf nos posiciona junto a nuestro oficial, pocas indicaciones, todos sabemos lo que quiere mandarnos, y más cuando se trata de estar con nuestro teniente.

A ver qué demonios quieren que hagamos, si hacer algo en serio o sólo figurar, aunque visto lo visto, seguro que estos tienen alguna misión casi suicida para nosotros.

-Me alegra que hayan tenido un buen vuelo. Sí, conozco al soldado Fleischer, toda una joven promesa. Teniente Von Heiser, supongo que piensa que se sirve al Reich únicamente en el frente y en medio del campo de batalla. Pero aquí, tras las líneas, también se libra otra guerra. La guerra contra los disidentes. Contra los traidores al régimen que desestabilizan a nuestra sagrada Alemania y amenazan al Führer. Contra los saboteadores, los asesinos. La Gestapo, bajo nuestra dirección, se encarga de descubrir a la mala hierba y arrancarla de raíz ¿no cree?

Karl saluda a Kruger alzando la mano al grito de ¡Heil Hitler! y se cuadra junto a sus compañeros, esperando ordenes. Aguanta las ganas de un cigarro mientras reza por no acabar en un batallon de castigo.

Dirck asiente ante el comentario de Kruger sin decir nada. Este deja de un lado la amabilidad para entrar en materia.

-Como saben, el Führer vendrá a Münich para dar un discurso en la cervecería Bürgerbraükeller. Al prinpicio había anulado su compromiso por razones de la guerra. Al parecer se prepara una nueva ofensiva en el frente occidental. Pero ha cambiado de opinión y al final sí que vendrá. Su labor será la de garantizar la seguridad de nuestro líder bajo mi dirección. Hemos estado controlando las actividades de los disidentes en esta zona. Les informaremos de todo ello en la cena que daremos esta noche.

Ante la mirada atónita del resto del comando, Kruger sonríe.

-Sí, caballeros. Esta noche asistiremos a una reunión en la cervecería. Cenaremos con el alcalde de la ciudad, el jefe de policía y varios miembros del partido. Servirá para iniciarles en las actividades que realizaremos aquí los próximos días. Espero que hayan traído sus mejores uniformes.

Sí claro, la mala hierba, ¿quién no recuerda la Noche de los Cuchillos Largos?

El uniforme de gala, por supuesto. No se acerca al de Herrman Goering pero es adecuado. ¿Cuál es el plazo previsto de estancia de Fuhrer en la ciudad?

Al menos conoceremos oficiales de valía, con interesantes sugerencias para el teatro de la guerra. Si pudiéramos conocer las ideas de los bandos sobre la frontera francesa podría estudiar la posibilidad de un traslado. Con mis hombres, por supuesto.

La perspectiva de cenar con el Fürher hace que la cabeza me de vueltas, aunque consigo disimular mi asombro tras una mascara de calma teutona...

"Una buena oportunidad para que el teniente haga migas con el Alto Mando... Maxime, si tenemos en cuenta que parece que vamos a abrir un frente en Francia...Dios mio, apenas hemos terminado aqui y ya nos preparamos para otra batalla..."

Observo el rostro de mi teniente, que parace bastante enojado, empleando el sarcasmo sin tapujos frente a un oficial de las SS... "Esto nos puede costar caro... Espero que tengan buenas tintorerias aqui... y que sean rapidas. Despues de este viaje, el uniforme estara hecho unos zorros..."