Partida Rol por web

Comandos de la libertad

Asesinato en el Norte

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19/02/2013, 17:21
Director

Beshaabel ya esperaba, sentada en lo alto de la puerta de la empalizada, cuando Garv llegó con su mochila de viaje cargada con todo lo necesario; como otras veces la chica apenas llevaba equipaje. Por experiencias previas el inquisidor sabía que ella resolvía los problemas sobre la marcha y saltaba a ciudades para conseguir equipo si le hacía falta por el camino, nunca pensaba en aprovisionarse o qué podría pasar, resolvía las situaciones cuando se presentaban y no se preocupaba por los problemas hasta que no le saltaban encima… Le bastaba con que no le pillaran por sorpresa.

El viaje hacia el Norte fue relativamente largo, a pesar de que viajaban ligeros les llevó más de dos semanas llegar a la frontera Norte. Beshaabel continuaba siendo una compañía parlanchina y divertida, aunque a veces resultaba agobiante su capacidad para sacar temas de conversación siempre era dulce y amable. Sin embargo Garv podía notar que, aunque no lo decía, estaba preocupada. Tampoco intentaba ocultarlo, probablemente, pues el paladín dudaba de que fuera capaz de penetrar su fachada si decidía disimular activamente.

Una de las mejores cosas de la compañía de la elfa llegaba con la hora de alimentarse. La chica siempre decía que se encargaba de la cocina, desaparecía media hora o menos y volvía con un barrilete de cerveza o una botella de vino, una hogaza de pan del día y una pierna de cordero asada, una olla de estofado o un guiso de verduras. Desde luego no pretendía haberlo cocinado ella, pero si le preguntaban sólo sonreía y guiñaba un ojo. Garv sólo podía esperar que pagase a los dueños de todas esas cosas que traía.

Mientras viajaban por tierras humanas sólo habían tenido que preocuparse de algunos bandidos aquí y allá, asaltantes que la mitad de las veces salían corriendo cuando Garv se identificaba como inquisidor o si Beshaabel les ponía “la mirada”, la cual él nunca había conseguido ver porque ella se esforzaba en evitarlo, pero que a juzgar por el pánico que generaba debía ser realmente horrible; pero incluso si los delincuentes se envalentonaban lo suficiente, sus artes nunca eran una amenaza para la esgrima de Garv ni para Beshaabel, a quien no parecía que ningún bandido fuera capaz de herir ni aunque consiguieran golpearla con sus armas.

La pareja salió de tierras humanas por campo agreste, para evitar llamar la atención, y se adentraron en las baldías - desiertas en la superficie - tierras de los enanos. La ayuda de la elfa voladora resultó muy útil para circular entre las montañas, siempre localizaba los pasos más rectos y sencillos y era de mucha ayuda cuando había que escalar, pues podía poner cordadas en cualquier lugar. Era impresionante la fuerza que tenía que tener para ser capaz de hacer vuelo estacionario, realmente volaba como un colibrí. Una semana más pasaron atravesando las montañas y colinas, las provisiones de la “cocina” de Beshaabel empezaron a prescindir del vino y los barriletes de cerveza se convirtieron en jarras más pequeñas de fuerte cerveza enana, la comida se hizo más extraña y especiada, con muchas setas y hongos y carne de sabor exótico. El trayecto también empezó a dar muestras de que ya no estaban en territorio seguro, bestias salvajes empezaron a sustituir a los bandidos y, aunque no más peligrosas que aquellos, se mostraban astutas y tendían emboscadas, con frecuencia en situaciones apuradas. Con el tiempo empezaron a encontrar los primeros orcos, violentos y hostiles, no eran tan fáciles de intimidar como los humanos y, habitualmente, no huían hasta ver a algunos de los suyos aniquilados bajo las espadas de los compañeros. Eran la prueba de que empezaban a abandonar las tierras que los enanos que vivían bajo las montañas mantenían despejadas, reclamándolas como propias.

Cuando tuvieron que escalar una montaña por la cima para evitar acercarse al campamento de yurtas de una veintena de ogros supieron a ciencia cierta que estaban en su lugar de destino. De allí en adelante, sólo había orcos, goblinoides, ogros y, si tenían mala suerte, gigantes. Y, además, por supuesto, una conspiración infernal para cometer un asesinato y un infanticidio de consecuencias desconocidas pero, sin duda, funestas.

Ahora sólo quedaba impedirla.

Notas de juego

Bueno si te parece haz un post (o varios) con lo que te apetezca incluir del camino, incluso más detalles de cualquier encuentro que te haga gracia desarrollar. Si no esperas respuestas (por ejemplo porque quieras tener una conversación con Beshaabel que no quieras o no estés seguro de cómo hacer tu solo) incluye también qué táctica pretendes usar para averiguar información. El curso de acción que has cogido es más reactivo (en el sentido de que eres tú quien debe decidir dónde buscar información) que si hubieras ido a Rigtia (o a otra misión, claro)

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19/02/2013, 21:06
Garv Sevatar

-Beshaabel, ¿te falta mucho? Deberíamos partir pronto-miró al cielo, como adivinando el clima. Lo que fuera por sacar algo de tema de conversación-Cerebro me ha dado algunas indicaciones finales sobre la misión del norte...-y ahí venía la bomba-La inteligencia parece indicar que los semiorcos aprecian las mujeres humanoides-

No pudo evitar la cara de culpabilidad tras decirlo y se dio la vuelta -Sólo para que lo supieras, por si se llegara a dar la situación... no es que lo apruebe, pero puedo comprender que podría llegar a ser necesario y...-meneó la cabeza. No era dado a justificarse y no se le daba precisamente bien-Bueno, que te espero cerca de la puerta para marchar-

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19/02/2013, 21:07
Beshaabel

El viaje había empezado de forma divertida para la chica. Posada sobre la verja contestó a su amigo.

-"¡Vaya! ¿Quieres venderme a un orco? Espero que te pague bien" - le sacó la lengua a la vez que hacía una mueca - "Vale, supongo que eso puede ser útil. Tal vez nos de una idea... No te lo tomes así, no tengo intención de... *eso*" - su repugnancia por la idea era obvia, aunque él no podía estar seguro de si era sólo por la idea del orco - "pero puedo simular que podría llegar a hacerlo para conseguir información o obtener una ventaja táctica o lo que se te ocurra." - añadió, ya en tono más serio y se encogió de hombros - 

-"Y yo ya estoy lista. No necesito más que mis alas y mi morral." - era pequeño y, aunque Garv sabía de otras veces que era más grande por dentro que por fuera, probablemente lo llevaría casi vacío. Ni manta siquiera y tampoco parecía llevar ropa de abrigo, aunque la armadura de cuero era bastante extensa y la cubría prácticamente entera.  

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25/02/2013, 22:27
Garv Sevatar

Entre poca y ninguna era la ceremonia que esperaban en su partida, y se vio confirmado. Aquello no era cuestión de ocio ni los Comandos eran dados a tales aspavientos, cosa que Garv agradecía profundamente. Como de costumbre la elfa en seguida se lanzó en interminables exposiciones de toda temática mientras el Inquisidor apenas podía añadir algunos monosílabos al respecto cuando no dominaba la materia.

Le carcomía en cierta medida el conocimiento de Beshaabel en las Artes Oscuras. Pero aunque entendía que la privacidad de su compañera estaba muy alto en cuanto a esos temas se refería, él no dejaba de ser un miembro entrenado en localizar y destruir todo tipo de herejía. Tras la primera semana de viaje, ya por las estribaciones montañosas Garv tomó la iniciativa en la conversación en cuanto montaron un pequeño campamento para descansar con vistas a la siguiente jornada. La frontera de las tierras orcas ya había quedado atrás y se consideraban en territorio hostil, pero para la conversación el Inquisidor se quitó el casco para que su compañera pudiera verle la cara.

-Beshaabel me gustaría comentarte un par de temas-dijo mientras removía un poco el puchero. A fin de cuentas era de justicia, si ella proveía, él cocinaba-El primero es cómo tenías en mente que nos acercáramos a la posible localización del quinto elemento del ritual.-movió el cucharón abarcando la inmensidad del paisaje al atardecer-Estas tierras son tremendamente amplias y muchos orcos son nómadas por lo que tengo entendido- sorbió algo del caldo, aún no estaba listo.

-Aunque si echas un vistazo al mapa se puede ver una zona más o menos delimitada que coincidiría con la quinta punta del pentáculo que bien observaste, creo que deberíamos centrar nuestros esfuerzos ahí. -durante unos instantes sólo se oía el burbujear de la lumbre convenientemente oculta en un hornillo-No me emociona especialmente la idea, pero deberíamos acercarnos en son de paz y advertir a las tribus de lo que podría pasar. Tal vez ellas nos puedan guiar-se encogió de hombros en silencio-Y a las malas siempre podemos recurrir a métodos más expeditivos más adelante-

Garv no tenía muy claro cómo decir lo siguiente sin que sonara a acusación, deformación profesional que decían, pero tampoco podía callarse

-Y... volviendo al pentáculo-allá iba, de cabeza-Agradecería si me contaras cómo posees ese tipo de conocimientos-alzó las manos en gesto tranquilizador-No te estoy acusando de nada, que quede claro. Pero sigo siendo un Inquisidor, y entre mis tareas se halla velar por que ese tipo de datos no sean comúnmente conocidos.-ahora que ya lo había dicho no podía evitar sentirse un poco idiota, tirando a mucho. A saber cómo se lo tomaría Beshaabel... podría ser un viaje MUY largo

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05/03/2013, 20:58
Beshaabel

Garv removía el contenido de la cazuela, ligeramente estorbado por la cabeza de Beshaabel, que no dejaba de asomarse dentro con los ojos muy abiertos y una amplia sonrisa. Había traído rothè de las profundidades y trufas subterráneas en su último “salto de aprovisionamiento”, porque ya sólo podía llegar a tierras enanas. La chica parecía realmente emocionada con el guiso que preparaba su compañero; decía que nunca había probado rothè con trufas y parecía ansiosa y nerviosa. Alguna vez más había notado en su convivencia que ella siempre parecía emocionada y anhelante ante la perspectiva de nuevas experiencias, aunque ese rasgo de personalidad no llamaba mucho la atención de principio porque que ella encontrara algo nuevo no era algo que pasara con frecuencia.

Cuando Garv le dijo que quería hablar, alzó la cabeza de la olla, girándola levemente y estiró las puntiagudas orejas, en un gesto que solía adoptar cuando prestaba mucha atención. Escuchó las palabras de Garv, asintiendo a sus afirmaciones para luego escuchar su propuesta de actuación.

Cuando el paladín hubo expuesto su idea de acercarse a parlamentar, la elfa primero sonrió maliciosamente, poniendo una adorable cara pícara y dijo:

-“¿Entonces has abandonado la idea de venderme a un orco?” – inmediatamente empezó a reír de su propia broma, un breve momento antes de ponerse seria de nuevo.

-“No, perdona, esto es serio. No es momento de hacer chuflas. Lo siento.” – carraspeó recuperando su aspecto serio – “Estoy de acuerdo en que en algún punto de éstos valles o sus montañas está nuestro objetivo. Lo que decidas hacer me parece bien y estaré contigo pase lo que pase. Si te parece útil, yo me puedo hacer pasar por orco.” – se concentró unos segundos, su imagen rieló un momento y se convirtió en un orco, de aspecto bastante digno, para ser uno de esos  salvajes humanoides porcinos, aunque su armadura quedaba rara en aquel fornido cuerpo masculino, Garv podría haberla tomado por el reyezuelo de una de las tribus bárbaras de las montañas. Tras otro parpadeo volvió a su forma habitual, aunque ahora tenía el pelo de un color violeta suave y siguió hablando – “pero a mi me preocupa un poco qué pueda pasar contigo. No he tenido mucho contacto con éstas criaturas, pero hasta donde yo se son muy hostiles, territoriales y violentos. No respetan demasiado la diplomacia, responden mejor a la intimidación, pero no respetan a los humanos y el número da fuerza a su moral. Es difícil convencer a un líder de que se someta puesto que eso le costará desafíos por el liderazgo en el futuro inmediato.” – tras mostrar sus preocupaciones, esbozó una sonrisa confiada y orgullosa – “Pero seguro que si es posible convencer a un orco con palabras, seremos nosotros los que lo logremos.” – pausó unos segundos, dando por terminada su conversación seria y su rostro volvió a torcerse en la anterior sonrisa maliciosa y bromista y añadió, obviamente como broma – “Y si sale mal… Siempre puedes venderme para salir de allí.” – riendo a carcajadas, Beshaabel pedía a la vez disculpas, tratando de contenerse sin lograrlo durante la mayor parte de un minuto, hasta quedarse tumbada sobre la nieve, aparentemente sin preocuparse del frío que pudiera coger.

Cuando el inquisidor logró componer su mente para sacar el delicado tema que tanto le preocupaba, la chica empezó a hacer ángeles en la nieve, moviendo los brazos y las piernas, lo que se le daba bien, dado que podía ayudarse de alas de verdad para rematar la figura. Durante un momento, Garv pensó que no le haría caso y que se limitaría a ignorar su pregunta, porque era imposible que no le hubiera oído. Pero cuando empezaba a impacientarse, ella se levantó mirándole con gesto muy serio. En ese momento se dio cuenta que Beshaabel, sencillamente, se había tomado su tiempo, tal vez para calmarse o quizás simplemente para organizar su mente antes de entrar en un tema tan complejo, delicado y, potencialmente, peligroso. Podía decirse que era lo justo, considerando lo mucho que él llevaba pensando en cómo sacarlo a colación.

-“No me acusas, pero me dejas claro que para ti conocerlo está mal. He oído vuestra filosofía y vuestras opiniones, aunque las disfracéis de creencias religiosas siguen siendo opiniones.” – su tono era calmado y se encogió de hombros mientras lo decía – “decís que es conocimiento herético, que sólo quien persigue algo malo sabe esas cosas. Pero la realidad es que, si yo no tuviera ese conocimiento, no estaríamos aquí, intentando impedir un asesinato, y eso no es algo malo en absoluto. Quien quiere usarlo para el mal lo acabará encontrando… Si alguien de verdad quiere invocar un diablo, lo acabará haciendo, por mucho que ocultes el conocimiento, si hace falta uno de ellos le dirá cómo hacerlo y lo hará a su modo, de forma que le beneficie. La información nunca hace daño y no es mala ni buena, es la forma de usarla lo que puede tener alineamiento. Pero basta de filosofía, no voy a convencerte. Y tu no vas a convencerme a mi.”  -  estaba claro que ella tenía sus propias ideas muy firmes, tanto como las de él. Pero decidió cambiar de tema, desechando los pensamientos restantes con un cabeceo, pasando a afrontar lo que realmente le preocupaba.

-“Me haces preguntas, pero no haces las que quieres que te responda. ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué no tengo secretos? Pues si, los tengo. Como todos. Como Rasphora. Como Venpaulo. Como Xera. Como Cerebro. Como tú. ¿Te he preguntado yo por tu pasado? ¿Por Lyko?  No. No lo he hecho. No es asunto mío. Asumo que si trabajas aquí eres buena persona, aunque los tuyos quemen gente por haber visto un libro de su bisabuelo que ni siquiera saben leer. Dejo que guardes tus fantasmas y te ocupes de ellos.” - Beshaabel seguía totalmente calmada, hablaba con tristeza, como si ella también tuviera miedo de ver a dónde podía llevar esa charla.

– “¿Quieres razones que te tranquilicen de por qué conozco un símbolo de infernalismo? Vale, tengo de esas. ¿Piensas que nunca he matado un demonio o un diablo? ¿Recuerdas el Imperio?” – la mujer debía referirse al gran reino humano que una vez había controlado todas las tierras de los hombres, hacía siglos que la guerra civil lo dividió en el millar de ciudades estado, baronías, condados y ducados independientes que luchaban entre ellos hoy en día – “El primero lo abatí cuando aún existía. A parte de eso ¿cuánto tiempo piensas que alguien puede vivir sin ver nunca un símbolo de infernalismo, Garv?” – en ese momento el paladín fue consciente de que aunque su compañera podía parecer una risueña y pizpireta chiquilla, ya tenía muchos más años de los que el podría esperar vivir mucho antes de que su propio tatarabuelo fuera siquiera un pensamiento. Una sensación de vértigo le invadió al pensar despacio en algo que siempre había dado por sentado sin meditar en detalle de sus implicaciones, aquella criatura no era humana y, probablemente, nunca llegaría a entenderla del todo, ni a ella ni a su forma de pensar. También sintió por un segundo lo sola que debería sentirse en ese mundo que ninguno de los que la rodeaban podía visualizar con su misma perspectiva. Pero ella no había dejado de hablar, mientras él volvía a centrarse en la conversación, Beshaabel dijo algo que dio forma a parte del vértigo que había sentido al hacerse idea de las implicaciones de la edad de su amiga – “¿Crees que éste es el único lugar que he ollado?” – y, de algún modo, cuando la mujer extendió su brazo alrededor, abarcando el paisaje, supo que no se refería a las montañas o al continente, sino al mundo –“Este es un sitio muy bonito, precioso, por el que daría la vida. Pero sólo es un punto muy pequeño en un universo muy grande. Y las ideas como que conocer un símbolo debería ser una sentencia de muerte son muy pequeñas y muy locales, aunque se reproducen en muchos lugares diferentes. Resulta muy constrictivo ceñirse a ideas así.” – hizo una pausa, bajó la cabeza con cara muy triste y añadió en un susurro.

-“Pero, en realidad, ¿qué importan esas razones? Podría haber, más igual de buenas. Pero también otras, que tienes en mente... o peores, mucho peores y, aunque te dijera que ninguna de las que temes es una de ellas, no podrías estar seguro de que dijera la verdad. Nunca te he ocultado que soy una criatura de Caos, el valor de la verdad para mi es relativo, porque yo me baso en hechos. Los hechos sólo pueden ser buenos o malos, las ideas… Las ideas sólo son pensamientos hasta que se hacen hechos. No sé porqué me has hecho esa pregunta. Sabías que no tendrías una respuesta que te dejara tranquilo, porque si lo que temes es verdad nunca te lo diría y tu no puedes saber si miento.” – luego levantó la cara otra vez, con una sonrisa de esperanza muy débil – “Si quieres razones y te valen que te he dado, esas te garantizo que sí son ciertasSi estás más interesado en los hechos, estudia los que me has visto hacer y contentate con que mi conocimiento de los pentáculos de invocación nos ha dado ventaja sobre los asesinos del Puño por primera vez desde que seguimos éstos rituales.

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12/03/2013, 18:07
Garv Sevatar

El Inquisidor escuchó la larga parrafada de la elfa, incluso para sus estándares. No buscaba crear ofensa y supo que nuevamente las formas le habían perdido.

-No pretendía ofenderte Beshaabel-dijo con un suspiro mientras empezaba a servir el asado-No se me había pasado siquiera por la cabeza el tema de la edad de los tuyos-aunque no tenía muy claro a quién englobaba ese pronombre-Ni dudo de tus intenciones ni de tus acciones, no me has dado motivos y ha sido una grosería por mi parte plantearlo-inclinó la cabeza como añadido a su disculpa-No pretendo justificarme, pero como mínimo te debo una explicación... como sabes soy un Inquisidor, este tipo de cuestiones me salen por instinto. Antes de unirme a vosotros he trabajado en solitario mucho tiempo indagando sobre todo tipo de posible corrupción. Sin embargo tampoco pertenezco al ala dura, prefiero creer en el buen corazón de la gente y ser únicamente un escudo contra las amenazas externas. -suspiró nuevamente, de forma más profunda-A pesar de las abrumadoras evidencias en contra...-miró a la elfa a la cara con un amago de sonrisa-Tal vez cuando hayamos solucionado esto y haya tiempo podrías contarme más cosas de los tiempos del Imperio, sería muy instructivo conocer hechos de alguien que vivió aquellos tiempos perdidos en la leyenda-

Sacudió la cabeza para salir de la medio ensoñación en la que se encontraba, había tenido una idea y esperaba que funcionara...

-Como bien dices hemos conseguido ventaja gracias a tu buen saber y hacer, y estoy dando vueltas a un plan que tal vez nos permita mantenernos en cabeza...-podría decirse casi que su gesto rozaba el de un niño que va a contar una travesura que se le ha ocurrido-Los orcos valoran la fuerza sobre todo y un líder no se sometería a nosotros. Pero sin embargo habrán oído hablar de la Inquisición-a veces había que forzar un poco las cosas para obtener el resultado esperado como bien sabía Garv-No sería del todo descabellado hacerles creer que somos la avanzada de una expedición inquisitorial que espera nuestro retorno con noticias. Si no volviéramos arrasarían el pueblo a fuego, pero si colaboran con nosotros les dejaríamos en paz-alcanzó uno de los cuencos ya bien lleno a la elfa y cogió otro para si-Información a cambio de su seguridad. De esta forma el jefe vería reforzada su posición al defender a su pueblo de la Inquisición y nosotros obtendríamos lo que queremos...al asesino del Puño antes de que cometa su nefanda acción-a pesar de que debía reprenderse por ello el Inquisidor no podía evitar sentir un cosquilleo de antelación ante la peculiar misión que tenían entre manos-Y deberíamos empezar por el poblado o tribu de mayor tamaño y si no saben nada dejar que se corra la voz, que sepan que vamos a ir a visitarles a todos, ¿qué te parece?-la verdad era que no había quedado mal el asado, las setas le daban un sabor pintoresco.

En otras circunstancias más agradables podría relajarse y disfrutar plenamente de la experiencia al aire libre con comida nueva y la aventura ante él, pero la seriedad de su tarea eclipsaba la sensación.

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13/03/2013, 19:38
Beshaabel

El gesto de Beshaabel se relajaba a medida que comprobaba que la discusión no iba a mayores, al final Beshaabel se mostró de nuevo relajada y sonriente hasta que Garv dijo “a pesar de las grandes evidencias en contra”, lo que hizo que la muchacha abriera mucho los ojos, aterrada, durante un segundo… Luego se dio cuenta de que el paladín bromeaba, y comenzó a reírse a carcajadas.

-“Las evidencias…” – la risa evitó que pudiera seguir hablando unos segundos, interrumpiendo su frase – “Que buena. ¡Qué cara debo haber puesto!” – poco a poco su hilaridad iba menguando hasta que, por fin, cogió su plato, aunque todavía se le escapaba alguna risita de vez en cuando. Con ojos como platos y un ansia más que evidente, se dispuso a probar la comida. Cerró los ojos con el primer bocado y Garv pudo ver en su rostro cómo la elfa estudiaba los matices del sabor y ponía gestos mientras disfrutaba de la comida.

-“Gracias por el guiso, Garv. Está muy rico. Bueno, otra experiencia nueva. La recordaré. No todos los días avanza una en su experiencia vital.” –

Tras la última extraña afirmación, escuchó atenta el plan del inquisidor. Su cara adoptó una expresión seria e indescifrable y su compañero pudo apreciar de nuevo cómo la que había sido la más expresiva de las criaturas, fácil de leer como libro, mientras reía y comía, ahora se escondía tras una muralla que hacía muy difícil ver qué pensaba en realidad, de una forma que casi nadie que él hubiera conocido era capaz. Por otro lado esa habilidad también hacía dudar de si lo que dejaba ver en otros momentos no sería también una estudiada ficción.

Beshaabel meditó unos minutos el plan que le había expuesto, mientras seguía disfrutando de todos los matices del guiso de rothè con hongos. Finalmente suspiró y dijo:

-“Es un plan realmente osado. ¿Amenazar a la tribu de orcos más grande que nos encontremos? Bueno… Si crees que es lo mejor, estaré contigo… Aunque seguro que tendrán varios héroes con armas mágicas de las que sí hienden mi piel…” – se veía claramente que no le hacía gracia la idea de enfrentarse a enemigos dotados de magia – “Pero la idea es que no nos van a pegar con ellas… A si que supongo que en realidad da igual. Sólo espero que nos den tiempo a amenazarles antes de saltarnos encima como salvajes.” – con un leve ceño fruncido añadió –“De todos modos iría más tranquila si tuviéramos un plan de escape. Dejarles atrás corriendo no es una posibilidad con tu armadura porque… No pretendes matarlos a todos si no colaboran, ¿verdad que no?” – puso cara de pensar que Garv podía realmente tener esa idea.

Sin embargo, a pesar de sus palabras, sonrió confiada, lo cierto es que su aplomo ahora resultaba inspirador, aunque Sevatar no podía decir de dónde había venido esa convicción o cuando había perdido sus dudas para rematar.

-“Lo que decidas me parece bien, te ayudaré lo mejor que pueda. Sólo dime qué quieres que haga y buscaré la forma de hacerlo. Soy una chica con muchos recursos” – remató con un burlón guiño de ojo.

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20/03/2013, 08:04
Garv Sevatar

Definitivamente los cambios de expresión de la elfa confundían al Inquisidor, nunca sabía si la interpretaba correctamente o era una actriz superlativa que nunca mostraba su verdadero rostro. Muy posiblemente fuera lo último y él sólo había captado atisbos de su caracter en los momentos en que Beshaabel criticaba con vehemencia sus puntos de vista. Aún así valoraba esa oposición pues le obligaba a razonar sus creencias lo cual siempre era mejor que la fe irracional.

Sacudió un poco la cabeza ante sus sugerencias, seguramente tuviera razón pero no debería ser problema y así se lo hizo saber.

-No, en teoría no deberían atacarnos.-aunque ni él estaba seguro de ese punto-Tengo la esperanza que nuestro aspecto les intimide o confunda lo suficiente para poder lanzar nuestro mensaje; de lo contrario tendríamos que sentar una base de negociaciones. Y puesto que los orcos sólo parecen entender un tipo de fortaleza habría que demostrarlo claramente. Pero reniego de hacer una masacre, ni siquiera un asesinato en combate. Si algún insensato nos ataca mi intención es dejarlo fuera de combate de forma rápida y expeditiva para que los demás se lo piensen dos veces.-nuevamente asomó un atisbo de sonrisa-¿Por qué sino alguien haría una exhibición de tal magnitud si no está seguro de su poder? Iremos de farol-mencionó una táctica habitual en algunos juegos de azar para dejar claro que no tendrían todas las cartas en su poder.

-Sin embargo como bien dices tendríamos que trazar un plan de escape-señalo sus alas con la mirada-Tú lo tienes fácil, puedes salir volando o con tus teletransportes. Por mi parte, bueno, puedo moverme razonablemente rápido y esta armadura-golpeó con los nudillos de una mano el otro antebrazo-protege lo suficiente para permitirme una retirada defensiva sin excesivo problema. Sino-señaló con un gesto de mentón su arma-seguramente podría quitarles de la cabeza lo conveniente de perseguirnos. Tengo algún que otro truco a la hora de golpear que aún no has visto que muy posiblemente les hiciera replantearse lo adecuado de la situación, sea en negociación o en retirada. Pero volviendo al tema, si fuera posible me gustaría saber si podrías abrir camino con tu magia antes de ponerte a salvo; es de esperar que bloqueasen las salidas y enfangarme ahí sería la perdición, sin embargo con disponer de una posible ruta, el resto es viable-

Honestamente Garv pensaba que su plan podría funcionar y tampoco quería detenerse demasiado planificando escapes y huidas cuando lo relevante era conseguir lo que buscaban: la delación del asesino y lanzar un aviso a las tribus de la zona. Y ahí vio otro pequeño fallo de su plan, ¿cómo conseguirían detectar a alguien que se precia de indetectable? ¿Qué tipo de perfil buscarían ejecutar? Aparte de embarazadas no estaba seguro de cuál sería el siguiente pecado a "castigar" y sería cuanto menos extraño que llegaran al poblado preguntando por orcas encintas, habría que pulir esa parte

-De todas maneras tendríamos que ver también cómo proceder si va bien, es decir, no creo que se tomaran demasiado a bien que llegáramos a su tribu preguntando por sus mujeres, por ahora la única opción que se me ocurre es que tú adquieras aspecto de una y te intentes escabullir en algún momento, pero tu ausencia sea en la forma que sea llamaría la atención...-se le ocurrió una leve esperanza-¿Hasta qué punto llegan tus habilidades de ilusionismo? Si esta idea sale adelante y te infiltras en la parte femenina de la tribu, mantener una imagen permanente tuya cerca mio podría ser la solución sencilla, aunque conlleva riesgo que nos descubran-no estaba muy claro si el Inquisidor hablaba solo o con Beshaabel esperando sus contribuciones, tal vez un poco a medio camino entre ambas. De todos modos ya se había puesto a empacar y preparar la marcha para el resto del día

Notas de juego

Tal vez debería calcular la CA y el equipo (mágico creo que únicamente estaba el arma), que por algún motivo no están en la ficha más allá del espadón.

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23/03/2013, 00:26
Beshaabel

Beshaabel seguía mirando poco convencida a Garv cuando le aseguraba que los orcos no les atacarían y le exponía su visión de cómo se desarrollaría el encuentro, pero no protestó ni dijo nada, obviamente estaba dispuesta a seguir su plan; aunque se la vio sonreír cuando el paladín sugirió que podían intimidarles para ello. Había visto a la chica hacer cosas increíbles cuando de convencer o asustar a la gente se trataba.

Escuchó sus planes de retirada y su mirada neutra se tornó por un ceño fruncido cuando Garv esbozó su idea.

-“No pienso salir volando ni saltar mientras tu estés allí. O salimos los dos o no sale ninguno.” – se lo pensó mejor – “Bueno, o sea, si te han matado no me quedaré a que me maten también a lo tonto. Es mucho mejor irme e intentar robar tu cadáver más tarde para ver si Kristaff puede arreglarlo. Pero no me iré dejándote en peligro, eso no es negociable. Aunque ya que sacas ese tema con tan poca consideración, te diré que si, que la parte exacta que no me gusta de tu plan es cómo saldrías *tú* de allí si las cosas van mal.” – luego más relajada, aunque aún un poco dolida por la forma en que apretaba los labios, habitualmente siempre abiertos en una sonrisa, añadió – “Pero a tu otra pregunta, por suerte la respuesta es sí. Tengo magia con la que facilitarte la huída. Pero el concepto – y el problema – es facilitarte, no asegurarte.”

Siguiendo su veleidosidad habitual, para cuando Garv empezó a planificar más en detalle el caso favorable, Beshaabel ya sonreía de nuevo y su aspecto volvía a ser más de pensar en lo que oía que de escepticismo.

-“En realidad no tengo ni un poquito de magia de ilusión.” – Confesó negando con la cabeza, si eso era cierto quería decir que sus continuos cambios de aspecto y forma eran transmutaciones – “Pero sí puedo adoptar el aspecto de una orca, claro. No sé mucho de la cultura de los orcos ¿crees que sería útil presentarme como una? Lo que no puedo de ninguna manera es irme a otro sitio a la vez que parezco estar a tu lado.”

Siguieron matizando los planes mientras se ponían en marcha, el siguiente paso sería encontrar una tribu apropiada para intentar su objetivo. Su compañera no parecía tener una idea razonable para ello, su sugerencia de buscar por ahí hasta encontrar algo se hacía añicos al  chocar con la realidad de que su compañero no podía volar, lo que hacía su propuesta tan lenta que era inasumible en su situación de urgencia actual. Por suerte Garv tenía conocimientos de geografía bastante decentes y aunque, obviamente, no sabía nada de esas tierras salvajes e inexploradas había decidido entrar en tierras orcas remontando uno de los troncos fluviales principales de los que sí sabía por donde entraban en tierras humanas, e incluso tenía una buena idea de cómo se disgregaban por las montañas de los enanos, en la suposición de que los asentamientos orcos estarían cerca de los ríos siguiendo hacia su nacimiento. Su idea dio frutos cuando empezó a anochecer de nuevo, la neblina de la ligera nevada que había empezado a media tarde había dado paso a una noche rasa pero oscura, sólo iluminada por las estrellas. Y extremadamente fría, debía hacer un par de grados bajo cero.

La aguda vista de Beshaabel, quien no se había abrigado ni siquiera con una capa fina, percibió varias luces antes incluso de que el inquisidor pudiera ni siquiera intuirlas. Al acercarse pudieron distinguir cómo se iban separando y, poco a poco, mostraban, las más cercanas, que procedían de varias fuentes, indicando conjuntos de hogueras. Las acumulaciones más numerosas estaban, generalmente, en los valles, cerca del río. Cuanto más altas en las faldas de las montañas se ubicaban, menos numerosas solían ser, aunque Garv sabía que podía ser porque esas comunidades vivían en cuevas, no necesariamente por ser más pequeñas. Había, en total, diez asentamientos entre los dos valles y las tres montañas que se abrían desde el cañón por el que habían remontado el río, hasta ese punto donde se partía en dos arroyos y el tronco principal. Cuatro de las comunidades estaban en las riberas del río, uno de ellos particularmente grande y situado en el punto donde las corrientes de agua confluían formando el río por el que ellos llegaban. Mientras que otro de los asentamientos ribereños estaba entre la mitad de los más pequeños – seguro que complementado con un buen complejo de cuevas, lo que sería el más valioso emplazamiento para los criterios orcos - los seis poblados restantes se distribuían uno en cada ladera de las tres montañas, la mayoría más pequeños que casi todos los ribereños; salvo uno, suficientemente grande para considerarlo el tercero en la lista de tamaños de los diez asentamientos. A Garv no le cabía duda de que habría más campamentos río arriba pero, si sus cálculos eran correctos – y Cerebro les había revisado – ésta zona que habían encontrado ya estaba en el extremo oriental de lo que podría decirse que era “el vértice” del pentáculo imaginario que su compañera había trazado burdamente en el mapa. Hacia el Oeste se extendían montañas y valles que no recorría ningún río importante, salvo que estuviera a kilómetros del trazado que le era conocido. Encontrar asentamientos allí sería mucho más difícil y aunque Beshaabel juraba que veía una luz en la cima que había más allá de la montaña occidental que veían – él no podía ni intuirla en los mejores momentos de visibilidad – ella reconocía que no podía ser más que una única hoguera.

La elfa estaba realmente impresionada no solo con las deducciones geográficas de Garv, sino con las que hizo sobre los asentamientos de pocas hogueras, claro que el hecho de que la chica ni siquiera supiera que los orcos preferían las cuevas hacía que fuese fácilmente impresionable en lo que a esos conocimientos se refería.

-“Vale, Garv, ¿a dónde vamos? Si sigues pensando que lo mejor es agarra del cuello al más grande supongo que o el campamento grande de la desembocadura de los arroyos o el mediano de río arriba, ese que dices que tiene cuevas… Pero no se yo si acabamos entrando en las cuevas y tenemos que salir por al… digo, por patas, qué tal nos iba a ir si nos bloquean la salida de la cueva.” –se quedó mirándole de nuevo con sus grandes ojos almendrados muy abiertos y cara de expectación, luego adoptó un aspecto pensativo y añadió – “Ya que sabes tanto de orcos, por casualidad no sabrás ¿qué comen? ¿y qué beben? Seguro que cosas muy raras, ¿estará rico?”

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08/04/2013, 20:18
Garv Sevatar

El inquisidor lo tenía claro, aunque la duda sobre el escape ahí quedaba. En su mente se iban perfilando los detalles del plan más claramente. La mañana siguiente llegarían sin ninguna duda, por lo que en lo que era la última cena antes de entrar a la boca del lobo comunicó su decisión a la elfa

-Puesto que no tenemos ninguna certeza en el fondo que los orcos se avengan a negociar, creo que la mejor idea sería ir al poblado en el que se unen los ríos-miró fijamente a su compañera que permanecía ajena al frío del ambiente-En terreno abierto tendremos mucho más fácil el retirarnos si se diera el caso y ni siquiera yo tendría problema. Obviamente carezco de tus habilidades mágicas, pero también soy razonablemente bueno con el sigilo llegado el caso- una vez Garv entendió que habían detallado lo suficiente la huida centró la conversación en la guía de actuación.

-Y dado que ninguno somos ilusionistas, creo que lo mejor sería que te aproximes en forma de orca junto a mi. Tal vez la curiosidad nos permita acercarnos a dialogar de forma pacífica y enterarnos si han visto más humanos o a los agentes del Puño-frunció el ceño por primera vez-Esperemos que hayan oído hablar de ello y sean hostiles a él, pues nos daría una muy buena base de negociación. De otra forma no será tan sencillo, pues dudo que estén dispuestos a hablar de sus asuntos con extraños... aunque es posible que si somos desafiados y triunfamos nos ganemos algo de su confianza-estaba medio pensando en voz alta medio hablando, valorando las posibilidades que se abrían ante ellos ahora.

Aquella noche el Inquisidor no durmió demasiado bien ante la incierta perspectiva del día siguiente, por lo que antes del alba ya se encontraba despierto, preparando su equipo y un ligero desayuno pues la distancia aún engañaba. Si no se equivocaba no llegarían antes de mediodía, siempre y cuando no hubiera imprevistos. Y aunque no parecía que se los fueran a encontrar no le pasaron desapercibidas las furtivas siluetas orcoides que se movían por el límite de su visión. No dijo nada de palabra, pero un par de gestos de cabeza le valieron para poner sobre aviso a la elfa.

-Creo que nos dejarán avanzar hasta ver dónde vamos, tal vez lo más sensato sea acercanos hasta una distancia de tiro de flecha de su empalizada y pedir una audiencia con su jefe correspondiente-con una sonrisa añadió-Y a ver cómo sale-

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15/04/2013, 22:19
Director

Garv y Beshaabel habían salido del campamento pronto aquel día. Su compañera había adoptado el aspecto de una orca, de figura estilizada para esa raza y voluptuosa más que ancha; incluso en aquel cuerpo verdoso, demasiado robusto y de rostro porcino y colmilludo la chica tenía un cierto encanto que seguramente la haría preferible a ojos de muchos hombres a la mayoría de humanas. Viajaron ligeros y rápidos ahora que tenían un objetivo claro, aunque el camino era muy complicado la habilidad voladora  y teleportadora de Beshaabel permitía tender puentes y cordadas perfectas en menos tiempo del que tardaba el paladín en quitarse la armadura; y por si fuera poco la elfa era engañosamente fuerte, capaz de subir a Garv o su equipo a pulso si hacía falta, realmente su fuerza cuadraba con el aspecto de orca que tenía que abandonar cada vez que quería emprender el vuelo. Atravesando barrancos y escalando cortes verticales llegaron a avistar el asentamiento orco que el inquisidor había elegido, él mismo buscó un puesto en los bosques cercanos desde donde pudieron hacerse una idea del lugar.

La ciudad, si se podía llamar así a aquel conjunto salvaje de chabolas, cabañas y estructuras variadas, debía albergar unos setecientos a mil orcos y otras tantas hembras y pequeños. Todos los edificios estaban apiñados y su construcción era basta y amorfa pero robusta y duradera, se alternaban pequeños y pobres con otros muy grandes, algunos de ellos aún más pobres (corrales de esclavos y alojamientos masivos) y otros mucho más cuidados y ricos (edificios públicos), aunque todos ellos de dudoso gusto y con adornos bastante macabros. Los inmuebles más pequeños apenas eran visibles porque estaban contenidos dentro de una alta empalizada, con torres de vigilancia de unos quince metros. La muralla de madera rodeaba el triángulo de tierra que se formaba al confluir los ríos, un risco arenoso elevado unas decenas de metros sobre el nivel del agua que se extendía un centenar de metros antes de que el terreno remontase para formar la ladera de la montaña, hacia ella se habría el portón principal protegido por dos torres y un matacán, justo en el extremo contrario al que se encontraban ellos. Un promontorio de roca viva se internaba en la fortificación, alzándose por encima de la empalizada que daba a morir en ella por los dos lados; una fortaleza debía haber sido excavada en su interior y torres, fortificaciones y refuerzos medio de madera medio de piedra completaban el recinto ascendiendo otros veinte metros, formando una estructura caótica y burda pero robusta y fuerte. En el exterior del recinto amurallado había unos pocos campos de cultivo sobre un terreno que, obviamente, se había robado al bosque que ocupaba la ladera de la montaña; no parecían muy productivos y, desde luego, eran insuficientes para tanta población. Varios puentes de cuerda con peldaños de madera cruzaban los ríos hasta el exterior de la empalizada en distintos puntos de ambos ríos, entre ellos destacaba uno muy ancho y reforzado con pilares de piedra en el río; era el único que podía soportar el paso de una carreta y que no parecía peligroso de cruzar.

Apenas había actividad a esa hora del día, con el sol acercándose al cenit, tan sólo unos cuantos orcos en las torres de vigilancia, dos en cada una; en el matacán, media docena; y en las torres de la fortaleza, una docena en los puestos de vigilancia y, en teoría, el paso de guardia, aunque no parecía que tuvieran intención de hacer la ronda. El resto de los seres vivos que parecían estar despiertos eran unos cuantos humanos, así como algún enano y halfling que otro todos  trabajaban en los campos de labor, unas cadenas amplias pero pesadas les amarraban los pies sin incapacitar sus movimientos pero haciendo imposible correr o nadar, obviamente eran esclavos. Garv pudo oír a Beshaabel rechinar los colmillos al ver aquello, por un momento pensó que la chica haría alguna locura, pero no fue así y cuando la miró vio que estaba bajo control, aunque una furia y un fuego que podía dar miedo ardía en sus ojos menos pequeños que la mayoría de los de los orcos pero que respetaba la estructura facial de esa raza y tenía el tono rosado-rojizo que les daba un ligero aspecto porcino menos acusado que lo habitual entre los humanoides que imitaba.

Eligieron un puente y se acercaron a él, sin llegar a internarse en sus poco reconfortantes peldaños, aquello les daba una distancia segura aunque les hacía visibles desde la torre. Los orcos que estaban en ella se asomaron curiosos, era obvio que estaban totalmente sorprendidos, sus rostros de aspecto estúpido demostraban que no entendían aquello, su mente no podía entender que un humano y una criadora - ¡y qué criadora! - se acercasen abiertamente. Tardaron un minuto en hablar, para entonces Garv se dio cuenta que no sabían una palabra de común de modo que, seguramente, no le habían entendido lo que había dicho mientras ellos pensaban. Cuando hablaron parecían divertidos, seguros y con actitud matonesca y groseramente lujuriosa al final de sus palabras.

-“¡¿Ang Prak nak urragmak?! ¡¿Prak wak tuk?! ¿¡Naket sederag ta nimbag?! Mak beg tukanak nuk tuk kametak alikeg. Nuk tak chifek tuk naket ka weg nuk beg jik.”

Durante un segundo estuvo a punto de creer que su plan se iría al traste, al darse cuenta que no entendía orco y que, seguramente, muy pocos de ellos chapurrearan ninguna de las lenguas de los hombres, o cualquiera que dominara él para el caso. En ese mismo segundo la melodiosa voz de Beshaabel, sin el tono extraño que daban a su voz los actuales colmillos, sonó en su cabeza usando palabras del imperial; ahora tenía el acento de la tierra natal de Garv y que él tenía si no se esforzaba en ocultarlo, un acento que nunca la había oído usar a ella. A la vez que hablaba, traduciendo lo que los orcos decían, daba información de cuando habían dicho cada frase ayudando a su compañero a establecer el contexto de las palabras y situarlas entre los muchos gestos de los orcos.

-“¡¿Por qué has venido humano?! ¿Qué quieres? Empieza a sonreír ¿Vienes a vender la hembra? Risas. Tal vez si nos la das a nosotros, gesto obsceno dirigido a mi, te permitamos marchar con vida. Intento de sonreír amistosamente. Le diremos al jefe que la has traído tú cuando se la demos. Carcajadas que él piensa que no entenderemos como que miente y gestos que dejan claro lo que van a hacerme. Pobres”. – Garv no tenía muy claro el significado de la última palabra, si la habían dicho los orcos o era un comentario de Beshaabel. Tras algunos segundos añadió sin abrir la boca, de nuevo directamente en su cabeza con lengua imperial y el acento familiar de la tierra natal de su compañero – “Tranquilo, Garv, entiendo perfectamente lo que dicen y puedo dictarte qué decir para que hables en orco, sólo piensa lo que quieras decir y *desea* que yo lo oiga, no estoy usando lectura mental, es telepatía, así que necesitas un acto de voluntad para que yo ‘oiga’ lo que piensas.”
 

Notas de juego

La conversación podemos hacerla a tu gusto o con turnos alternativos (la verdad es que sueles responder muy rápido así que tal vez no sea lento y sería más interactivo) o puedes seguirla tú hasta ver si van a dar información, van a atacarte o qué pasa, para que puedas rolear a los orcos en la conversación tienen Valor Narrativo 2 y son hostiles, brutales y racistas pero valoran la ley del más fuerte por la que se rigen y consideran a Beshaabel un tesoro de enorme valor. Si quieres hacer la segunda forma, hazlo en base a una tirada de diplomacia o intimidar a tu gusto (rolea en consecuencia) para la que Beshaabel te da un +2 de ayudar a otro (no tiene que tirar, sólo su puntuación es más de 15 en las dos), recuerda también que su VN es 2 así que puedes usarla libremente en tu narración como si fuera tu seguidora de acuerdo al comportamiento que la conoces no sólo en estos post sino en todos.

Una ayuda visual para hacerte una idea

El azul es el río. El verde los bosques en que os escondíais y el que sube por la montaña. Los hilos negros que cruzan el río los puentes de cuerda. Los rojos son las torres de vigilancia. Los amarillos los campos de labor. Lo negro del centro la empalizada y los edificios. El gris la fortaleza y lo negro el promontorio de roca sobre el que se asienta la misma y que sube hacia la cima.

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22/04/2013, 09:28
Garv Sevatar

No le sorprendió ver que Beshaabel detestaba la esclavitud, él mismo tenía que contenerse para no cortar las cadenas que oprimían a los infelices, pero ambos tragaron bilis y se terminaron de acercar a la muralla. Garv se prometió que si podía permitírselo intentaría liberar a cuantos esclavos pudieran, fuera mediante negociación o por las bravas. Nunca se podía estar suficientemente seguro de cómo saldrían las cosas y menos con aquellas criaturas.

En cuestión de minutos habían sucedido una serie de eventos que habían sorprendido al Inquisidor. Obviamente el aspecto de su compañera sería agradable para la vista de los orcos, como había podido comprobar por sus mensajes, más aún, su capacidad telepática que aunque no le quedara otra que usar le planteaba ciertas preguntas para otro momento. Y, no por último menos curioso, el hecho que Beshaabel tuviera el mismo acento que él.

¿Sería una afectación relacionada con el uso de la telepatía? Garv no tenía muy claro cómo funcionaría y si, de la misma manera que el aspecto era agradable a la raza en concreto, tal vez con esa comunicación ocurriera lo mismo. O quizá la elfa realmente era de la misma zona que él. Si salían de una pieza de ese entuerto anotó mentalmente que se lo preguntaría. Pero volvió a la realidad cuadrando su posición, cruzando los brazos sobre el pecho acorazado.

-Bien haces en mencionar a tu jefe, guardia. Pero te equivocas en el motivo. La criadora-empleó su término, pues no veía ningún motivo para sacarles de su error-viene conmigo y harías bien en avisar a tu jefe de nuestra llegada. Haz algo bien para variar y llévanos ante él, pues no declararé mi propósito ante un centinela-Aún tenía un as en la manga antes de recurrir a echar mano de sus armas para persuadir a los guardias, pero se lo guardó por el momento.-Bueno, a ver cómo se toman la bravata...-pensó sin proyectarlo. Dudó si había hecho bien evitando amenazas directas por las groserías, pero ya no había marcha atrás. Que se lo tomaran como muestra de debilidad o de superioridad quedaba en el aire.

Por lo que sabía con los orcos la diplomacia no era la vía, únicamente respetaban la fuerza; por lo que una posición fuerte tal vez cumpliera su propósito. Si se torcían las cosas tal vez una vía más "expeditiva" valiera igualmente. Pero por el momento dejaría en el cajón de los posibles el abrirse paso mediante el acero hasta el jefe. Suponía que aunque respetaran la fuerza no se tomaría a bien una masacre de los suyos.

Notas de juego

El subrayado es lo que Garv piensa "fuerte".

Puesto que de la respuesta del centinela depende mucho, creo que corto ahí.

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23/04/2013, 00:04
Director

Cuando Garv pronunció las palabras que sonaban en su mente, los orcos empezaron a reír. Dijeron algo. 

-"¿Ag umarrak tak nuk doka? Tuk prodag sek grekag" - no sonaba nada bien, no parecían muy impresionados por la actitud del paladín y para colmo su compañera no traducía, pasaron varios segundos y él ya estaba mirándola con impaciencia, pero la elfa estaba muy callada, con gesto concentrado, una sonrisa torcida en los labios y... ¿podía ser que los ojos le brillasen en rojo?.

Algo cambió en los orcos de repente, su risa desapareció y se pusieron muy nerviosos. Hicieron signos y gestos extraños y gritaron con voz un poco entrecortada.

-"¡Vak! Tuk cag comak seek chifek. Elk derigag ka doka. Nak dotog." - ahora sí, Beshaabel tradujo de inmediato lo que los orcos decían:

-"¡Vale! Podéis pasar a ver al jefe. El decidirá qué hacer. Id al portón." - 

La chica le miró para ver si seguían adelante con el plan. Si entraban en la empalizada las cosas tendrían una marcha atrás muy complicada. A un gesto del inquisidor ambos se pusieron a caminar hacia la empalizada, ninguno perdía de vista a los distintos guardias que miraban curiosos, aparentemente los otros guardias les habían avisado. Tras rodear todo el poblado pasando muy cerca de los cautivos que cultivaban la árida tierra alrededor de la fortaleza, quienes les lanzaron breves miradas de curiosidad pero sin detenerse del trabajo.

Cuando llegaron al portón éste estaba ligeramente abierto, les esperaba al otro lado un comité de una docena de guerreros, equipados con hachas de dos manos de factura tosca pero robusta y cotas de malla de acero ennegrecido por la llama de la fragua y un poco oxidado. Delante de ellos esperaba el que había hablado en la torre.

A medida que se aproximaban su compañera redujo mucho el paso, incluso con su armadura pesada Garv avanzaba más deprisa que ella, estaba murmurando en voz baja en una lengua desconocida y que no sonaba muy bien mientras miraba atentamente al orco que estaba adelantado.

Cuando la pareja llegó el vigilante humanoide miró a Beshaabel con una sonrisa arrobada y suspiró, aquello resultaba un poco ridículo. Aún así cuando miró a Garv lo hizo con gesto hosco y duro, aunque con un amago de preocupación.

-"Magak tukarak guermak. Nit cak tuk seek chifek guermakdag."  - extendió las manos hacia ellos

-"Debéis darnos las armas. No podéis ver al jefe armados." - la voz de Beshaabel con el acento de su tierra natal resonó en su cabeza, la chica miraba fijamente al que había hablado, con una sonrisa enigmática. El orco vacilaba y estaba visiblemente nervioso.

Mas allá de la puerta los aventureros podían ver los edificios y que la ciudad estaba prácticamente desierta salvo los guardias de las murallas y los que había ante ellos. 

- Tiradas (4)

Motivo: Prueba de intimidar (+2 de ayudar a otro de Beshaabel)

Tirada: 1d20

Resultado: 1(+5)=6

Motivo: Prueba de resistir intimidación del orco

Tirada: 1d20

Resultado: 1(+4)=5

Motivo: Avistar de Garv

Tirada: 1d20

Resultado: 16(+6)=22

Motivo: Tirada del orco

Tirada: 1d20

Resultado: 3(-1)=2

Notas de juego

Bueno si quieres hablar con Beshaabel antes de llegar hasta los orcos el camino alrededor del campamento os lleva cinco minutos y con la habilidad telepática que acabas descubrir en tu compañera podéis charlar sin que os oigan si es tu deseo.

Como ya te dije si quieres hacer tú cualquier conversación o tomar el control de la elfa es VN 2 así que puedes. También puedes manejar a los orcos con el mismo nivel narrativo si te hace falta para algo.

¡Ah! Y la lengua de los orcos no son palabras aleatorias, por si lo encuentras de interés ahora o en el futuro :)

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25/04/2013, 12:11
Garv Sevatar

En el camino hasta el jefe de la ciudad Garv prestó especial atención a los alrededores, tomando nota mental de posibles rutas o formas de salir de ahí como le prometió a Beshaabel que haría. Siendo consciente que podía "hablar" con ella de forma privada le comentó un par de detalles.

-Estoy viendo que aunque únicamente hay un puente fiable habría varias rutas en caso de tener que salir de aquí por las bravas-evitó mirarla para que no sospecharan nada-Sin embargo veo pocos soldados, eso me escama bastante, así como el hecho que nos hayan permitido conservar las armas- No era necesaria una respuesta por su parte, seguramente ella hubiera tomado nota y llegado a sus propias conclusiones, ya había demostrado que era tremendamente perspicaz e inteligente.

De esta guisa llegaron hasta lo que el Inquisidor suponía que era la residencia del jefe. La vista disipó bastantes de las dudas que se había planteado: allí estaban los guerreros y el centinela les solicitaba el arma. Puesto que desprenderse de ella directamente podría ser entendido como un gesto de debilidad que no podía permitirse llegado allí, Garv improvisó. Se desató la funda de la espada y sosteniéndola envainada la alzó con una mano

-*Aquel que saque la espada de su funda o la oculte sufrirá un castigo retributivo inmediato*-dudaba que fuera comprendido, pero la sonoridad del idioma no dejaba lugar a dudas sobre las intenciones.-Dile a tu amigo que le haré responsable de lo que le suceda a mi arma- pensó para que fuera transmitido mientras extendía la mano para que el centinela recogiera el espadón, agradeciendo llegar el casco puesto para que su sonrisa no fuera malinterpretada.

Dio unos instantes a su compañera para que tradujera antes de llevarse las manos a la cabeza y retirar el yelmo, sujetándolo firmemente en el enganche correspondiente del cinturón. Sin dudar un sólo instante caminó con paso firme hasta el interior de la tienda, sin mostrar ningún tipo de duda, sabiendo que la elfa en su aspecto de orco le seguía -Si puedes fíjate dónde quedan el arma para un teletransporte de emergencia en caso de que hiciera falta, preferiría no dejarla atrás-transmitió antes de pararse en medio de la tienda, clavando la mirada en el jefe ignorando el séquito. Ahí había que transmitir seguridad.

Sabiendo que posiblemente tuviera que traducir su compañera eligió hablar en lengua común, prestando atención a si alguno de los presentes daba muestras de comprenderla.-Salud jefe-golpeó el puño contra el pecho sonoramente-Hemos solicitado audiencia contigo para tratar un asunto de extrema importancia para tu tribu, la raza orca por extensión y más ampliamente todo el continente.-claridad y concisión, sólo faltaba que les diera su beneplácito-¿Hemos de proceder?-la pregunta quedó en el aire dando a entender tanto que esperaba autorización como que tal vez no fuera la mejor de las ideas proclamar lo que venían a decir a los cuatro vientos.

Notas de juego

Entre asteriscos va en infernal

El orco...¿Mezcla de Inglés y Español intercalando t's, cambiando alguna c por k, añadiendo g's y k's al final? ¿Podría ser por ahí? La pega que tengo es hacer que Beshaabel transmita eso en orco ahora y tengo que cortar ahí.

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29/04/2013, 13:16
Director
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Motivo: Diplomacia

Tirada: 1d20

Resultado: 11(+20)=31

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29/04/2013, 19:51
Director

Vista desde abajo la empalizada se veía difícil de asaltar, pero no demasiado alta para tirarse desde dentro, si había que huír del interior de la ciudadela. Garv anotó mentalmente comprobar si el paso de guardia de la empalizada se podía alcanzar con facilidad, lo que pudo confirmar una vez dentro del poblado pues había escaleras para subir cada cien pasos aproximadamente.

Al entrar en el portón de la empalizada al interior de la población pudieron observar que las edificaciones parecían estar todas ocupadas y bastante llenas, pero no había demasiada gente fuera. A los soldados que les habían recibido se sumaban los vigilantes de las murallas y otros cuantos guardias en la puerta de la fortaleza hacia la que subirían, si todo iba bien. Probablemente ese lugar, como territorio orco, sería de costumbres nocturnas.

Cuando los guardias les interceptaron y les pidieron las armas, el inquisidor entregó su espada, amenazando en la lengua de los planos inferiores; no parecía que los orcos la hubieran entendido, pero seguramente sí la reconocieron. Ahora todos los demás orcos se mostraban tan nerviosos como el que les había pedido las armas.

Beshabeel en lugar de traducir se echó a reír, se reía casi a carcajadas, mientras uno de los humanoides verdosos recogía el arma de Garv, La risa de la elfa, bueno de la orca, era muy diferente de la que él había oído tan a menudo de su alegre y jovial compañera, sincera y amistosa. Era una risa con un tinte burlón y provocador, como si ella supiera algo importante que nadie más supiera, resultaba muy intranquilizadora. El no entendía a qué venía el ataque de risa de la chica, los orcos por su parte tal vez tuvieran alguna idea porque ahora todos estaban muy nerviosos, sus rostros mostraban un gesto de preocupación.

-“Elk cogek elk guermak, sufag magik punitagk yawk” – dijo por fin entre risitas sardónicas Beshaabel, como tratando de contenerse mientras señalaba la espada de Garv y al propio paladín. Y volvió a romper a reír de una forma casi cruel.

Los orcos aún más nerviosos la miraban atentos, el paladín se dio cuenta que miraban el enorme espadón que la mujer llevaba a la espalda. Ella se quedó callada unos segundos. Más nervios. Hizo como que miraba en la dirección que miraban los orcos, no veía nada, les miró con curiosidad. Muchos nervios. Volvió a girar la cabeza, con gesto de fastidio, y se fijó en la empuñadura, la señaló con gesto interrogante, enarcando una ceja. El orco que les había hablado y recogido la espada de Garv, para pasársela a otro, asintió sombríamente, con una mirada implorante. Ella se echó a reír a carcajadas otra vez, de forma burlona, pero ésta vez su compañero pudo ver que la risa no subía a sus ojos. La chica se quitó la espada de la espalda, presa de la hilaridad pero más relajada, y la arrojó al orco que parecía que las iba a custodiar, de forma despectiva como si le tirase un trozo de leña, volviendo a reír incontroladamente con la misma mofa cruel. Para el paladín quedó claro que los orcos entendían que Beshaabel consideraba ridículo aquello, que no les habían desarmado y que las armas eran un adorno innecesario, a pesar de estar aparentemente indefensos.

Una vez terminado el espectáculo, el orco que llevaba las espadas se marchó a la torre de guardia, mientras los demás de su grupo se ponían a sus espaldas y el que les había hablado inicialmente, el mismo que había mirado con arrobo a Beshaabel desde que les intentaron vacilar en la primera torre, les dirigía. Parecía mucho más tranquilo, incluso risueño, ahora que el asunto de desarmarles había salido bien. No dejaba de parlotear, lo que le granjeaba miradas de reproche por los demás orcos, probablemente tonterías y banalidades que la elfa transmutada no se molestaba en traducir. Ese orco dirigía a Beshaabel miradas de perrito abandonado que ella se limitaba a ignorar, más pendiente de los encargos de su compañero. Revisaba el entono con discreción, igual que Garv, haciendo el camino lo más lento posible, como si pasease, para darles tiempo a familiarizarse con el entorno.
El inquisidor le dio instrucciones específicas de que vigilase las armas y otra escena caótica e inesperada se sucedió.

Cargando editor
29/04/2013, 19:53
Beshaabel

La elfa-orca le lanzó los brazos, simulando lujuria se apretó  a él en un cerrado abrazo, dedicándose a besuquearle, y acariciarle por encima de la armadura mientras andaban, afortunadamente su aspecto de orca, menos deseable de lo habitual y la cantidad de metal encima de su piel permitían a Garv mantener la compostura perfectamente.

Pero lo cierto es que la chica había cargado casi todo su peso en él y ralentizado mucho el paso y tras el primer envite parecía haberse quedado con la boca contra su celada cerrada en un falso amago de morreo y con la mano dentro de su coraza, los ojos cerrados y gesto de pasión pero nada de eso se correspondía con movimiento real, salvo en apariencia. La voz de la mujer entró de nuevo en su cabeza, sonaba tranquila y calmada, como siempre, y sin rastro de nada raro, aún menos lujuria. Sorprendentemente nada de eso pareció extrañar a los orcos, que sólo mostraron expresiones de envidia.

-“Vale, seguiré nuestras armas, pero mientras lo hago no veo nada y apenas puedo andar. Guíame y sostenme para caminar.” – el ritmo al que cruzaban el poblado orco se redujo aún más, con Beshaabel cargada sobre él y apenas caminando, unos minutos después la chica se apartó de él con un empujón desabrido, como si se hubiera cansado de flirtear, tan sorprendentemente como había iniciado, volviendo a andar por su cuenta y dedicándose, aparentemente, a mirarse las afiladas uñas de las manos. Los orcos tampoco parecieron especialmente sorprendidos por ello.

-“Ya lo tengo. Se dónde han guardado nuestras espadas y puedo saltar allí si hace falta.” – dijo en la mente de Garv con tono alegre y le miró con ojos divertidos haciendo que el paladín percibiera el conjunto de la escena de una forma totalmente diferente que los humanoides.

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29/04/2013, 19:53
Director

Mientras los orcos les habían escoltado hasta la fortaleza que había al pie de la montaña, allí donde la empalizada no era necesaria gracias al risco natural. Tras pasar un portón pesado la luz casi se esfumó, apenas una antorcha aquí y otra allá iluminaban el lugar, lo justo para que la visión en la oscuridad de los orcos funcionase a su máxima capacidad. Se adentraron en un túnel que llevaba hacia el subsuelo dejando de lado las varias escaleras de caracol que subían desde el vestíbulo hacia las alturas de la fortaleza. Parecía que la estructura aérea era tan solo el acantonamiento, de modo que los cuartos principales eran subterráneos, siguiendo la preferencia de esa raza.

La situación era ahora bastante más preocupante, salir de allí podía resultar más difícil que abandonar la ciudad, encerrados en una fortaleza sin apenas huecos exteriores y dotada de una puerta pensada para resistir un asedio. El túnel por el que bajaban era natural, pero tallado y trabajado de forma tosca pero efectiva. Se distinguían pasillos laterales distribuidos de forma irregular, pero ellos siguieron más o menos recto sin asomarse a ninguno, justo detrás del orco que seguía parloteando como un adolescente enamorado.

Entraron a un gran salón, donde en un ajado y gigantesco trono de roble, adornado de forma cómicamente recargada con elementos de oro, marfil, gemas y cráneos soportaba el peso de un orco enorme y fuerte, lleno de cicatrices, de prominente panza que no evitaba que estuviera forrado de cota de malla y con una corona enjoyada más pequeña de lo que su cabeza hubiera requerido. Tenía colmillos especialmente prominentes en la mandíbula inferior, aunque uno de ellos estaba partido. Un hacha a dos manos de hoja negra y aspecto cruel estaba cruzada sobre sus piernas, emitía un resplandor mortecino de tono oscuro y ominoso. Detrás del trono había una figura encapuchada y con túnica, de menor constitución que los orcos y al pie del trono, aunque aún así a más de cinco metros de él había cuatro guardias con armaduras de mallas tan pesadas como la del rey, tenían un tono menos cetrino que los orcos, de facciones menos grotescas, cuerpo más fibroso y menos robusto pero rostro más avispado. Semiorcos.

El rey parecía adormilado y, de hecho, se sobresaltó cuando entraron en tropel siguiendo a su guía, a pesar de las protestas entre airadas y preocupadas de sus escoltas y los guardias de la puerta. El monarca empezó una diatriba de maldiciones e insultos mientras el guía se acercaba obsequioso y humilde hacia él. Los escoltas, malhumorados, se adelantaron, deteniendo a Garv y Beshaabel a unos quince metros del trono para que no se acercasen más al rey, con cara de pocos amigos pues era obvio que habían pretendido hablar con el rey antes de permitir entrar a los extraños, criterio opuesto al del guía, que se comportaba de una forma muy extraña.

El orco guía había estado susurrando algo al del trono, mientras la escolta ocupaba sus posiciones y marcaba a los compañeros cuales eran las suyas. Y siguió haciéndolo intermitentemente mientras Garv se presentaba; el gesto del monarca resultaba difícil de interpretar, pero era obvio que su furia se había aplacado un tanto, aunque los sentimientos que la habían sustituido no eran, para nada, amistosos. ¿Resquemor, tal vez?
 

Cargando editor
29/04/2013, 19:54
Beshaabel

Garv había terminado su presentación inicial cuando la voz de Beshaabel sonó de nuevo en su mente, una sorpresa porque al paladín le había quedado claro que tanto el rey orco como un misterioso encapuchado que se mantenía detrás de la monumental silla real habían entendido la lengua de los hombres de modo que no iba a necesitar traductora.

-“Eh… Garv… Tal vez… Tal vez sea buen momento para decirte que… Bueno… es posible que… pudiera ser que algunas cosas que hemos hecho… como que podría ser… que ésta gente pensasen que… bueno, que somos… demonios… Ya sabes de esos con cuernos, colmillos, cola y todo eso el pack… Muy intimidante todo. Y tal.” – su voz sonaba divertida, como si todo aquello le hiciera mucha gracia y la situación una buena broma pero también un poco indecisa, como una niña que hubiera hecho una travesura.

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29/04/2013, 19:56
Rey Orco

El orco miró a Garv durante un minuto tras su presentación, sus ojos revelaban una inteligencia infrecuente entre su raza, pero lógica si había llegado tan alto sin ser asesinado. Se frotó el mentón de piel verdosa y pensó con fuerza, guiñando un ojo al hacerlo. Finalmente alzó una mano en gesto majestuoso concediendo su venia a la pregunta del humano, pero con su poca gracia y aún menos donaire resultaba un tanto patético, como un niño jugando a ser adulto. Y habló en un común horrible gramaticalmente, que mostraba un aprendizaje nada formal y muy orientado a la comunicación básica; pero prácticamente sin acento, lo que indicaba una gran capacidad de aprendizaje.

-“Yo Gran Rey Nantuk. Yo estar complacer con tu. Palabras respetuosas. Yo conceder permiso para hablar a tu. Pero yo no importar contiktentegk ni raza orca.” – parecía que el orco no conocía el significado de ‘continente’ y eso hacía quería decir, para él, que era algo que no tenía importancia. - “Tribu Nantuk poderosa. No peligro. Gran fortaleza in… ines… inpug… no poder ser conquista por nadie. Nosotros muy fuertes. Rechazar todas otras tribus y conquista muchas otras y pueblos humanos.” – remató, su incapacidad para decir inexpugnable le había sumido en un cierto malhumor.

A su lado Beshaabel miraba fijamente al rey, en una pose estudiadamente relajada, apoyando todo su peso en una cadera sobre la que también descansaba uno de sus brazos en jarras. Remataba con una mueca sardónica y divertida en el rostro, con el labio ligeramente curvado dejando ver sus colmillos de orca. Y otra vez ese brillo rojo en los ojos, ahora era innegable pues no les abandonaba. ¿Sería la visión en la oscuridad? Desde luego, si alguien temía que pudiera ser un demonio, esa lucecita daba alas a la imaginación.

Notas de juego

He dividido el turno en 5 post, tanto por que sea legible como por separar lo que es narración de lo que es acción de los pnjs