Partida Rol por web

―No te engañes, no puedes detenerme ―responde el dios no-muerto, mofándose con desprecio―. No eres rival para mí. No ahora que estos imbéciles me han franqueado el camino hasta aquí. He pasado por delante de tus guardianes sin un solo rasguño y, al no tocar la Puerta de las Nueve Llaves, conservo conmigo todo mi poder.

Azazel hace un ademán teatral y su oscura guadaña de hueso se materializa entre sus esqueléticas manos.

El Señor del Mausoleo os mira largamente a los cuatro y asiente en silencio.

―Ellos no son imbéciles por haberte abierto el camino ―dice al fin, con una sonrisa cansada―. Yo he sido el mayor de los estúpidos, ya que no fui capaz de prever tus intenciones y detenerte a tiempo. Por no importa, los dioses vienen aquí a terminar sus días y aquí concluirá también tu existencia.

Con estas palabras, los dos dioses saltan hacia adelante blandiendo sus guadañas el uno contra el otro. Vuestros oídos chirrían de dolor mientras que las hojas rozan la una contra la otra con el grito de mil almas torturadas. Por ahora, parecen no estar prestándoos atención.

Helshara hace uso de un sencillo sortilegio de detectar magia y determina que la vieja daga que todavía empuña Robyn sigue emanando un aura abrumadora de energía arcana, aunque bien podría ser la magia residual de haber contenido durante toda la jornada a una deidad oculta en su interior.

Sé lo que tengo que hacer. O intentar. 

Robyn recitó un encantamiento y desapareció. Tratando de pasar desapercibida se acercó a la refriega entre los dos dioses. Cuando vio un hueco en las defensas de Azazel se precipitó hacia delante para ensartarlo con la daga.

viendo la situacion, pienso que ya esta parte nos sobrepasa, hemos pasado por numerosas barbaridades para llegar hasta aqui, incluida la perdida de un compañeros de armas, pero pelear dos dioses,

aun asi Robyn se prepara para interpretar su mejor papel, acercarse como el susurro del viento y asestar un fatidico golpe, en mis adentros rezo que lo pueda conseguir, aunque mi cerebro de luchador ve dificil el cometido, ante el bestial despliegue de poder que tenemos delante, aun asi no voy a dejar a un socio en la estacada... cojo posicion me pongo en guardia y me preparo para apoyarla por si algo sale mal

Haciendo caso omiso de vuestra presencia, los dos dioses se combaten entre sí con ferocidad y Heshara aprovecha estos instantes para confirmar a Robyn que la daga sigue siendo un arma encantada extraordinariamente poderosa.

Entretanto, Azazel consigue cobrarse la primera sangre y arrinconar a su oponente. En vista de la situación, la agente de los Ruiseñores no duda en usar su magia para volverse invisible y, acto seguido, avanza con determinación hacia los contendientes.

Enzarzado en el combate, Azazel no le presta atención a Robyn y ésta, bendita por Pelor gracias a la intercesión de la sacerdotisa, logra hundir hasta la empuñadura a Vengadora en la espalda del dios no-muerto.

La deidad aúlla en una mezcla de sorpresa y dolor y, con un gesto de su mano, levanta una terrible corriente de aire que os lanza a todos contra las paredes de la estancia. El impacto es tan brutal que vuestras armas se os escurren de entre los dedos, cayendo al suelo y desperdigándose por la estancia. Para cuando, todavía aturdidos, lográis localizar qué ha sido de la poderosa daga, descubrís que ésta aún se encuentra clavada en la espalda de Azazel.

Sin embargo, la valiente tentativa de Robyn no ha resultado en balde, pues el Señor del Mausoleo se vale de la distracción creada para vengarse de la herida que anteriormente le infligió Azazel, logrando ahora una momentánea ventaja sobre éste.

Tendido de bruces en el suelo sin saber muy bien cómo demonios he acabado aquí sin comerlo ni beberlo, me llevo la mano a la espalda dolorida y busco con la mirada mi cachava para incorporarme. Lamentablemente, se encuentra fuera del alcance de mi mano y eso me obliga a tener que intentar levantarme por mis propios medios, lo que no hace más que enfurecerme.

―¡A mí no lograste engañarme en ningún momento, saco de huesos para caldo! ―le grito a Azazel, en parte para distraerle y en parte para desahogarme después de que se haya burlado de nosotros―. Ya imaginaba yo que querías aprovecharte de este pobre viejo para que te hiciera todo el trabajo sucio y yo te he traído encantado sabiendo que serías destruido. ¿No pensaste que aquí es donde vienen los dioses a morir?

A continuación, estallo en carcajadas tan estruendosas que me hacen doblarme por la mitad y sujetarme la barriga.

-¡Dadle con todo lo que tengáis! -urgió Helshara-. ¡Pelor, concédeme el poder de los justos!

Helshara creció hasta convertirse en una dama gigantesca y reluciente. Medió el espacio entre ella y el dúo que peleaba, ignorando su maza.

Robyn, aún invisible, se levantó de un salto, quitándose el aturdimiento con un zarandeo de cabeza. Hizo un gesto y su visión se volvió borrosa un instante. Cuando volvió a enfocarse, podía ver los puntos vulnerables de Azazel. Envió un orbe de ácido por el aire, en dirección al dios.

despues de ser zarandeado como una siple ramita me incorporo y me preparo para hacer lo que mejor se hacer, causar daño,

activo el hechizo de mi escudo (animacion) y este empieza a flotar a mi lado protegiendome como si lo portase en mi mano, desenfundo mi espadon a dos manos y cargo contra el falso dios que nos a engañado en esta aventura.

Ante las provocaciones de Martín, Azazel vuelve su atención sobre el clérigo lanzándole una fulminante mirada. La nariz y la boca del sacerdote se funden entonces con su rostro, desapareciendo por completo. Martín cae al suelo de rodillas al tiempo que se araña desesperadamente la garganta tratando en vano de hacer llegar algo de aire a sus pulmones.

La Muerte de los Dioses aprovecha este instante de distracción para asestarle un segundo golpe con su guadaña a Azazel y el dios no-muerto se ve obligado a concentrar nuevamente su atención en el duelo.

Entretanto, Helshara se encomienda a su dios para incrementar tanto su tamaño como sus ya acrecentados poderes con la esperanza de que esto suponga una ventaja determinante a la hora de combatir a Azazel y Robyn hace nuevamente uso de su magia para potenciar la efectividad de su siguiente aptitud sortílega.

Mientras sus compañeras ultiman sus conjuros, Tognus no se lo piensa dos veces y, desenvainando su espadón, se lanza a la carga. Su impetuosa acometida termina con el mismo resultado que si lo hubiera hecho contra una columna de piedra. El arma impacta contra la deidad y al guerrero enano le tiemblan los brazos desde la punta de los dedos hasta los hombros sin lograr causar daño alguno a su oponente.

En ese momento, Robyn conjura su orbe de ácido pero es ella quien resulta sorprendida. Basta un sencillo gesto de Azazel para devolver la corrosiva esfera contra su creadora con toda su potencia y un segundo movimiento para lanzar a Tognus, espadón incluido, al lado opuesto de la habitación donde el vuelo se detiene de manera brutal contra la pared.

El Señor del Mausoleo no desaprovecha la ocasión para infligir dos nuevos cortes a su antagonista, que cada vez pierde más terreno y más seguridad en sus propias posibilidades de victoria.

Robyn chilló cuando el orbe de ácido se precipitó contra ella. Sólo había sido peor el dolor que sintiera en la estancia del cadáveres carbonizados. Instintivamente, optó por un sortilegio defensivo que mitigara el daño que pudiera hacerle Azazel. No podía aguantar otra descarga como aquella.

Ya me canse, viendo que lo unico que le hace daño son dos cosas, la daga y el guardian de la puerta cadavez que distraemos a azazel, solo hay que sumar dos mas dos y actuar, me coloco en posicion me lanzo para alcanzar a agarrar la daga y en cuanto la noto entre mis dedos, vuelvo a clavarsela en los riñones para vrer si este ca..on sangra como los demas

Helshara se detuvo unos instantes, evaulando sus posibilidades.

Mientras Robyn prepara su magia, Tognus se recobra del golpe y Helshara recupera su maza aguardando el discurrir de los acontecimientos, Azazel aprovecha para reconquistar parte de la ventaja perdida asestando un nuevo golpe al Señor del Mausoleo.

El guerrero enano se aproxima a los dos contendientes y logra arrancar la Vengadora de la espalda del dios no-muerto antes de hundírsela nuevamente con saña en un costado. Con un colérico alarido, Azazel señala con un dedo esquelético al osado enano, arrebatándole la daga encantada de entre los dedos, haciendo que el arma aterrice junto al Arco del Lethée.

A continuación, Azazel levanta su mano izquierda y tres seres de sombra de apariencia humanoide y armados con guadañas espectrales se materializan de la nada. Los espectros se interponen entre vosotros, la daga y su creador, decididas a acabar con vuestra molesta injerencia mientras su amo se dispone a poner fin a la existencia de la Muerte de los Dioses.

Robyn sacudió la mano y pareció moverse a toda velocidad para responder a la nueva amenaza.