Partida Rol por web

Primer Asalto (Se aplican las iniciativas)
[Orden de iniciativas: Robyn (33), Tognus (23), Helshara (18), Espectro2 (15), Espectro1 (13), Espectro3 (10)]
Robyn (herida grave)
La agente de los Ruiseñores es la primera en reaccionar a la repentina aparición de los seres de sombra y en hacer valer su magia invocando el mismo polvo dorado que ya empleó contra el monstruoso lobo [conjuro lanzado: "partículas rutilantes"; TS de Voluntad: ?,?,? (CD 19), 2 fallos; superar probabilidad de fallo de conjuro: ?, ? (CD 50%), 1 éxito]. La lluvia de partículas de color oro se derrama sobre la habitación delimitando las formas fantasmales del trío espectral y encegueciendo a uno de ellos, que comienza a blandir su guadaña de sombras a diestro y siniestro con la esperanza de alcanzar a cualquiera que trate de acercarse.

Ni corta ni perezosa, Helshara se abalanzó sobre una de las sombras que aún veían y trató de arrearle un topetazo con la mano abierta.
 

Agarro con fuerza mi espada a dos manos y siendo acompañado por mi escudo flotante y secundo a Helshara atacando a la sombra que ha herido a Robyn

Primer Asalto (Se mantienen las iniciativas)
[Orden de iniciativas: Robyn (33), Tognus (23), Helshara (18), Espectro2 (15), Espectro1 (13), Espectro3 (10)]
[...]
Tognus (herido)
El vapuleado enano aparta su atención del sanguinario Azazel para acudir en auxilio de Robyn, blandiendo su espadón contra los seres de sombra que han empezado a acorralaros [tirada de ataque: 8+16+3 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: 76 (CD 50%), éxito, tirada de daño: 6+1+8+3]. El arma encantada atraviesa a la más cercana de las criaturas espectrales y ésta emite un siseo furioso.
Helshara (herida leve)
Sobrenaturalmente agrandada, la sacerdotisa de Pelor se lanza en pos de una de las sombras y le propina un guantazo terrible [tirada de ataque: 11+18+2 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: fallo automático]. Sin embargo, su mano gigantesca atraviesa de parte a parte al fantasma sin causarle daño alguno.
Espectro 2 (ileso y cegado)
Cubierta del polvo dorado convocado por Robyn, la criatura avanza describiendo amplios arcos con su guadaña [tirada de ataque: ? (CA 15), éxito automático, tirada de daño: 2]. La agente de los Ruiseñores trata de apartarse de la cuchilla fantasmal pero no lo suficiente como para evitar que ésta le cause un corte superficial.
Espectro 1 (herido leve)
Centrando su atención en el temible guerrero enano que ha logrado herirla, la criatura de sombra contraataca [tirada de ataque: ? (CA 27), éxito automático, tirada de daño: 9]. Ni la armadura ni el flotante escudo de Tognus pueden hacer nada para detener la guadaña espectral y ésta provoca un profundo corte en la carne de Tognus atravesando todas sus protecciones sin dañarlas.
Espectro 3 (ileso)
La criatura de sombras contra la que se enfrenta Helshara da media vuelta en silencio, huyendo de la radiante sacerdotisa [ataque de oportunidad: 10+18 (CA ?), éxito, superar probabilidad de fallo: fallo automático]. Aunque Helshara intenta golpearle, nuevamente su mano desnuda atraviesa la insustancial superficie de la criatura y ésta une sus esfuerzos a la hora de acabar con el guerrero enano [tirada de ataque: ? (CA 27), éxito automático, tirada de daño: 10]. La cuchilla fantasmal pasa a través de la armadura de Tognus y se hunde en su carne.

Helshara fue a recuperar su maza mágica antes de volver a reunirse a la refriega.

A duras penas logra esquivar Robyn la guadaña incorpórea de su atacante así que adopta una posición defensiva para lanzar su siguiente conjuro.

Segundo Asalto (Se mantienen las iniciativas)
[Orden de iniciativas: Robyn (33), Tognus (23), Helshara (18), Espectro2 (15), Espectro1 (13), Espectro3 (10)]
Robyn (herida grave)
Relegando al dolor al fondo de su mente, el único pensamiento de la hechicera está en desembarazarse de su atacante por medio del mismo efecto de ácido que a punto a estado de costarle la vida cuando Azazel lo envió de vuelta a su creadora [prueba de "concentración": 7+21 (CD 15+4), éxito; aptitud usada: "salpicadura de ácido"; ataque de toque: 18+4+3 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: 3 (CD 50%), fallo]. Desgraciadamente, la corrosiva esfera pasa a través del cuerpo insustancial de su enemigo y se estrella inofensiva contra el suelo unos pocos metros más allá, formando un pequeño charco de ácido.
Tognus (herido grave)
A pesar de su apurada situación combatiendo simultáneamente a dos adversarios, el guerrero enano blande su espadón a diestro y siniestro con la esperanza de acabar al menos con el primero de ellos antes de que los refuerzos acudan en su ayuda [tirada de ataque 1: 17+16+3-5 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: 23 (CD 50%), fallo; tirada de ataque 2: 3+11+3-5 (CA ?), fallo; tirada de ataque 3: 4+16+3-5 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: 54 (CD 50%), éxito, tirada de daño: 2+4+8+3+10]. El primero de los furiosos golpes atraviesa a la criatura sin causarle daño alguno y el segundo es esquivado por ésta con facilidad. Sólo el último de ellos logra herir al ser de sombra a juzgar por su espantoso alarido.
Helshara (herida leve)
En las agrandadas manos de la sacerdotisa de Pelor, su maza parece casi de juguete. Sin embargo, consciente de que el arma ha sido bendecida por su dios, Helshara no duda en valerse de ella para auxiliar a su apurado amigo enano [tirada de ataque 1: 9+21 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: 98 (CD 50%), éxito, tirada de daño: 3+11; tirada de ataque 2: 13+16 (CA ?), golpe; superar probabilidad de fallo: 5 (CD 50%), fallo; tirada de ataque 3: 11+21 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: 54 (CD 50%), éxito, tirada de daño: 2+11]. Imbuida con el poder radiante de Pelor, la maza de Helshara golpea con saña al huidizo espectro en dos ocasiones pero lo atraviesa inofensiva en una tercera.
Espectro 2 (ileso)
Ignorando la corrosiva esfera que atraviesa su cuerpo, el dorado ser de sombras que combate a Robyn blande una vez más su guadaña contra ella [tirada de ataque: ? (CA 15), éxito automático, tirada de daño: 12]. La guadaña fantasmal abre en canal a la agente de los Ruiseñores y ésta cae al suelo inconsciente mientras un charco de sangre se extiende bajo su pálido cuerpo.
Espectro 1 (herido grave)
Acosado por Tognus y su mágico espadón, el espectro contraataca dispuesto a cobrarse venganza de la terrible herida recibida [tirada de ataque: ? (CA 27), éxito automático, tirada de daño: 7]. Y, una vez más, nada puede hacer el guerrero enano para salvarse de la imparable cuchillada.
Espectro 3 (herido)
La criatura de sombras se gira lentamente hacia Helshara, como reacia a enfrentarse a su atacante a la que ya trató de evitar anteriormente. No obstante, en esta ocasión no rehúye el enfrentamiento con la sacerdotisa y la guadaña de oscuridad centellea cuando la blande contra su resplandeciente enemiga [tirada de ataque: ? (CA 27), éxito automático, tirada de daño: 4]. La hoja insustancial pasa a través de las protecciones físicas y divinas de Helshara para infligirle un corte poco profundo pero doloroso.

Helshara señaló a Robyn y previno el daño que le iba a hacer la sombra antes de redoblar sus esfuerzos para alejar aquellos seres incorpóreos de sus amigos.

Voto a brios esto es cada vez mas complicado pero acabar con azazel es ahora mi maxima prioridad, pero a este ritmo puede ser muy dificil y Robyn esta sufriendo mas de lo necesario, asi que me tomo una pocima y vuelvo a golpear a la criatura para conseguir acabar con ella

Tercer Asalto (Se mantienen las iniciativas)
[Orden de iniciativas: Robyn (33), Tognus (23), Helshara (18), Espectro2 (15), Espectro1 (13), Espectro3 (10)]
Robyn (herida grave)
La última herida mortal sufrida por Robyn se cierra instantánea y milagrosamente gracias a la oportuna intercesión de la sacerdotisa de Pelor. Dispuesta a no desaprovechar la oportunidad, la agente de los Ruiseñores intenta que en esta ocasión su magia afecte al ser de sombra, conjurando a la defensiva [prueba de "concentración": 3+21 (CD 15+4), éxito; aptitud usada: "salpicadura de ácido"; ataque de toque: 4+4+3 (CA ?), fallo]. Desafortunadamente, el espectro se mueve con gran rapidez para esquivar la corrosiva esfera y ésta se malogra nuevamente.
Tognus (herido grave)
Entendiendo que su situación es desesperada, el guerrero enano no duda en ponerse a rebuscar entre sus pertenencias en busca de una poción sanadora y despreciando el riesgo que eso implica para su integridad [ataque de oportunidad: ? (CA 27), éxito automático, tirada de daño: 9; poción de "curar heridas graves": 13+5]. La pócima curativa apenas basta para paliar las nuevas cuchilladas recibidas durante el transcurso de su ingesta. A pesar de eso, Tognus persevera y retoma su ataque al ser de sombra [tirada de ataque: 11+16+3 (CA ?), golpe, superar probabilidad de fallo: 29 (CD 50%), fallo]. Lamentablemente, su espadón encantado no encuentra nada más que vacío al golpear.
Helshara (herida)
Encomendándose a Pelor, la agigantada sacerdotisa conjura el radiante poder del Sol haciendo que su propio resplandor se acreciente hasta el punto de resultar dañino para las criaturas que temen la luz. Aunque la esperanza de Helshara era que su poderosa expulsión sagrada destruyera al espectro, lo más que consigue es aturdir al siervo de Azazel que tiene ante sí.
Espectro 2 (ileso)
A pesar de los notables esfuerzos de la sacerdotisa de Pelor por salvar la vida de su amiga maga, el espectro de sombra persevera en su tentativa de acabar con Robyn [tirada de ataque: ? (CA 15), éxito automático, tirada de daño: 12]. La negra guadaña inmaterial atraviesa una vez más la blanca piel de la agente de los Ruiseñores y ésta se desmorona como un juguete roto mientras la vida se le escapa por las heridas abiertas.
Espectro 1 (herido grave)
Viendo que el peligroso enano no ha logrado acabar con su existencia con la última estocada, el ser espectral contraataca esperando cobrarse la vida Tognus [tirada de ataque: ? (CA 27), éxito automático, tirada de daño: 9]. Infalible, su guadaña fantasmal abre nuevamente la carne del vigoroso guerrero, al que cada vez le quedan menos fuerzas.
Espectro 3 (atontado)
Deslumbrado por la radiante luz que emana de Helshara, la sombra retrocede a trompicones sin acertar a golpear a la resplandeciente sacerdotisa. Sin embargo, parece estar acostumbrándose rápidamente a la luz cegadora.

El tintineo de algo repiqueteando contra el suelo atrae vuestra atención y, en ese momento, veis la guadaña de la Muerte de los Dioses caída a los pies de su propietario y a éste desarmado ante Azazel.

―¿Lo ves? ―pregunta el dios no-muerto, elevándose sobre su adversario derrotado y demorándose para saborear el momento antes del golpe definitivo― Al final tus pequeños compañeros de juego han demostrado ser tan inútiles como predije. ¿Qué piensas hacer ahora?

El Señor del Mausoleo sonríe despectivamente a Azazel y, con un gesto apenas perceptible de su diestra replica:

―Ya lo veremos.

En ese momento, un desnudo y desarmado Polidoro emerge del Arco del Lethée y sus pies descalzos pisan la olvidada Vengadora. Haciendo las veces de piedra angular del arco puede ver una enorme piedra preciosa tallada que no se asemeja a ninguna que haya visto hasta la fecha.

La escena resulta desconcertante para el aparecido gigante de piedra. Azazel empuña su negra guadaña contra un humano pálido y efermizo y no parece haber reparado en la presencia del recién llegado.

Robyn está desangrándose en el suelo. Martín, si es que es Martín el individuo sin nariz ni boca, está de rodillas en un rincón luchando por respirar, con las uñas y el cuello ensangrentados. Tognus y una Helshara de enormes proporciones todavía aguantan en pie pero presentando batalla a un trío de siniestras sombras que les mantienen cercados e incapaces de acercarse a Azazel y su víctima.

De la Nada a la Existencia. El salto resulta tan repentino como lo fue mi propia destrucción. Miro mis manos y mi cuerpo desnudo y no encuentro en ellos ni una sola cicatriz que atestigüe ya no solo que he estado muerto sino que alguna vez he sido un guerrero veterano.

Cierro mis puños y encuentro en ellos la misma fuerza que siempre, aunque me resulta extraño haber perdido mis guanteletes mágicos que tan bien me vendrían en estos momentos.

No sé cuánto tiempo he estado vagando en el limbo de la desintegración pero parece que he regresado al mundo de los vivos en el peor momento. El dios esqueleto ha aparecido tal y como nos anunció y seguro que ahora pretende hacerse con la Gema del Olvido.

Observo la descomunal piedra preciosa que sostiene la arcada a través de la cual he cruzado entre los dos mundos y sonrío maliciosamente mientras me agacho a recoger la vieja daga. En mi cabeza todavía resuenan las palabras de Azazel cuando nos digo "Matadme esta noche o mañana nunca llegará a amanecer."

Si no he hecho caso a ninguno de mis amigos desde que llegamos aquí, mucho menos pienso hacérselo a un maldito esqueleto parlante.

Empuño el mellado cuchillo por la hoja y lo lanzo con fuerza, pero no contra Azazel sino contra la piedra angular que sujeta el arco. Tal vez muramos todos a manos de este dios famélico pero antes me aseguraré de que sus planes de hacerse con la Gema del Olvido se vayan al traste.

La daga gira incontrolable en el aire antes de estrellarse contra la piedra preciosa del arco, rebotar contra ella y caer al suelo. Un sonido espantoso se extiende por toda la estancia cuando la Gema del Olvido comienza a agrietarse como un cristal sometido a demasiada presión.

―¡No! ―exclama el sorprendido dios no-muerto, dándose media vuelta para encarar el Arco del Lethée y reparando en Polidoro demasiado tarde―. ¡No de esta manera! ¡No por un puñado de mortales!

Apunta con su diestra extendida hacia el joven gigante de piedra, que se tapa los oídos al igual que hacéis todos los demás, incapaz de soportar la horrisonía de la Gema agrietándose. Un rayo negro brota de la mano de Azazel [Conjuro lanzado: "dedo de muerte"; TS de Reflejos de Polidoro: 16+4 (CD ?), éxito imposible] e impacta contra Polidoro, lanzándolo hacia atrás y fulminándolo en el acto. La nueva vida de vuestro compañero apenas le ha durado unos segundos para llevar a cabo su temeraria acción.

El Señor del Mausoleo no necesita más que esta última distracción fatal. Alza su mano y la guadaña plateada se materializa en ella en una fracción de segundo. Por la desfigurada mirada de horror de Azazel podéis daros cuenta de que se ha percatado tarde de su equivocación al dejarse llevar por el deseo de venganza. La guadaña de plata dibuja un amplio y brillante arco que corta hábilmente por la mitad al dios no-muerto.

El grito de Azazel se propaga en el aire de la estancia mientras su cuerpo y el de los seres de sombra convocados por él se convierten en cenizas y son engullidos por el Arco del Lethée.

La guadaña plateada desaparece y Muerte de los Dioses levita hasta que sus blancas manos quedan al alcance de la Gema del Olvido. Al toque de sus caricias, las grietas causadas por Vengadora se cierran como si nunca hubieran existido.

Solo entonces vuelve su atención hacia vosotros y, con un chasquido de dedos, las heridas sanan por completo, los muertos vuelven a la vida e incluso el desmayado Martín recobra el conocimiento y las facciones perdidas de su rostro.

―Vuestra ayuda ha evitado un desastre de proporciones cataclísimas aunque vuestros métodos hayan sido... poco ortodoxos. Contáis por ello con mi gratitud, que materializaré concediéndoos cualquier deseo que tengáis. Adelante, os escucho.

-¡Polidoro! -exclamó Helshara, con los ojos muy abiertos cuando vio regresar a su compañero de entre los muertos.

El gigante recogió a Vengadora del suelo y la envió contra la Gema del Olvido sin un atisbo de vacilación. Fue como si el tiempo se detuviera. A la sacerdotisa de Pélor se le paró el corazón en el pecho mientras el arma quebraba la piedra enviando esquirlas en todas direcciones. Se tapó los oídos para que la cacofonía desatada no le rompiera los tímpanos; ni siquiera escuchó su propio grito de dolor y sorpresa.

Azazel estaba tan sorprendido como ellos. Envió un conjuro de muerte contra Polidoro, al que el renacer le había durado bien poco. Pero era justo lo que la Muerte de los Dioses necesitaba para ensartar a Azazel en su guadaña y destruirlo a él.  Las sombras que los amenazaban y cercaban murieron con el señor de los muertos vivientes.

Helshara permaneció en pie, confundida. Todo había acabado en un suspiro. La sabiduría, decidió, era un don, pero también una maldición que llevaba a la inacción. No había sido su sabiduría la que había salvado el mundo. Su extrema cautela habría podido llevarles a la condena al mundo entero. En cambio, un instante de coraje y locura, una medida desesperada en una situación desesperada, había salvado el día. Aquel día Helshara aprendió otra lección. Pero se guardó mucho de comentárselo a Polidoro. No creía que fuera sano alentar al gigante de piedra a que siguiera sus instintos, por muy bien que hubiera salido aquella vez.

Lanzó un suspiro de alivio, y sintió como se empezaba a deshacer el nudo en el estómago que se le había empezado a formar cuando Azazel les contó su plan. Colocó ambas manos en las rodillas y recuperó el resuello.

-Buen trabajo -dijo a sus compañeros.

Habían salvado el mundo. Menuda frase más estúpida. ¿Pero qué podría decir que le hiciera justicia?

Calló cuando la Muerte de los Dioses ofreció su recompensa. Alguno de ellos debía desear que el grupo entero regresara a su hogar, de modo que dejó que sus compañeros pidieran su premio. Ella, al fin y al cabo, no necesitaba más recompensa que volver a estar en casa. Y quizá tomar un plato de sopa caliente en el Tazón de Cobre.

-Vivos, Helshara, Robyn, Martín, Tognus... ¡Todos vivos! -exclamo gozoso mientras río y bailoteo desnudo cómicamente por la estancia antes de añadir con cierta sorpresa-. ¡Incluso Polidoro está vivo de nuevo! Y Azazel está muerto... -me rasco la cabeza un poco confundido-. ¿Los muertos están vivos y los no-muertos, muertos?

Observo al individuo paliducho y éste me devuelve la mirada en silencio, esperando a que le formule una petición como recompensa por no se muy bien qué. ¿Intentar romper su bonita Gema del Olvido? ¿Haber batido el récord de menos tiempo resucitado? Los dioses están condenadamente majaretas y yo estaría tan loco como ellos si tratase de entender qué es lo que les pasa por la cabeza.

Siento el irrefrenable impulso de abrazar a mis compañeros pero logro contenerme a la vista de mi indecorosa ausencia de atuendo.

-Polidoro agradece estar vivo otra vez y todo eso -le digo al demacrado desconocido-, pero piensa que tener sus cosas de vuelta estaría bien.

A pesar de no tener ningún problema en la vista, todo era negrura para el viejo Martín cuando ese malnacido de Azazel decidió vengarse por haberme burlado de sus planes. Con las uñas rotas arañando la garganta en carne viva, me revolcaba por el suelo como un gorrino mientras mis compañeros se las veían con un enemigo al que jamás podrían vencer. Con los pulmones ardiendo por la falta de oxígeno, me entrego a la bendición de la inconsciencia con la esperanza de que al menos mi muerte no será tan agónica como la de la antipática y estirada sacerdotisa de Pelor.

Cuando vuelvo a abrir los ojos espero encontrarme en el Paraíso rodeado de muchachas atractivas y vino no demasiado peleón pero lo que descubro con sincero espanto es a Polidoro balanceando su badajo en alguna suerte de danza tribal de lo más desagradable de ver.

Siento la tentación de pedir que me saquen los ojos o que al animado gigante de piedra le priven de su miembro viril pero me lo pienso mejor y opto por demandarle a nuestro generoso anfitrión un par de mozas cariñosas dispuestas a calentar la cama de un pobre viejecito como yo.

La agente de los Ruiseñores mira a Helshara, adivinando sin esfuerzo que una vez más la sacerdotisa está dispuesta a anteponer los intereses del grupo a los suyos propios. Robyn es una mujer inteligente y se debate entre la oportunidad única de demandar un premio formidable como recompensa por tanto sufrimiento, o dejar que sean Tognus y Helshara quienes tengan la ocasión de reclamar su bien merecido premio.

―Lo único que pido es que regresemos a donde estábamos antes de que Azazel nos abordara ―dice al fin, con una enigmática sonrisa―. Después, claro está, de que todos mis amigos hayan tenido la oportunidad de hacer sus peticiones.

A continuación, dirigiéndose al guerrero enano y a la sacerdotisa añade:

―Uno y otra nos habéis salvado la vida a todos nosotros más veces de las que puedo contar, lo menos que puedo hacer ahora es que me permitáis agradecéroslo a vosotros por esta vez. Adelante, no sentáis reparos, cualquier cosa que pidáis os la habéis ganado con creces.