Partida Rol por web

  Todos lo nuevos reclutas fueron reunidos en el patio. Allí se dispuso un grupo bastante variopinto y todos y cada uno de ellos se fue presentando ante el resto. El guerrero humano fue el último en presentarse.

  -Hola a todos. Mi nombre es Tulkas Strongshield, soy guerrero y cocinero como hobby. Espero seros de ayuda y que nos podamos conocer mejor.-

  Tulkas era un joven de algo más del metro ochenta de estatura y que rondaba los treinta años. Mostraba un par de cicatrices en la cara y una incipiente barba con bigote, aunque su rostro parecía gentil. Portaba una armadura de colores azulados y blancos, una espada larga al cinto y un gran escudo de hierro a la espalda con el emblema de Helm en el.

  Una vez se presentó se acercó a recoger su capa.

  -Muchas gracias por la confianza depositaba en mi, Señor, espero estar a la altura.- Dijo mientras inclinaba la cabeza a modo de reverencia.

  Una vez presentados todos los nuevos miembros le dieron a cada uno una llave de su habitación, algo austera, pero el guerrero había dormido en sitios muchísimo peores que aquel.

  A continuación todos fueron a celebrar la incorporación de los nuevos miembros del gremio.

-¿¡vino!? vino... que desfachatez, ¡y de los elfos, además!- espetó con un aire de indignación que bien podía parecer algo forzado o fingido -Lo tomaré si no hay otra cosa, pero que sepas, zagala, que los enanos tenemos un gusto muy refinado en cuanto a bebidas espirituosas se refiere. Por ésta vez lo dejaré pasar- Añadió haciéndose el digno.

  Dijo Durlin. Tulkas se acerco al enano y le dijo:

  -Parece que somos de gustos similares maese enano. Donde se ponga una buena cerveza que se quite el resto. De hecho en el lugar del que venía tenía una pequeña producción propia de cerveza con la mejor cebada de Luskan. Tal vez me quede un poco en el petate.- El joven sacó una pequeña bota de cuero y se la ofreció al enano.- No es mucho, ni es la mejor, pero tal vez le guste.-

  Después se acercó a Clarise.

  -Buenas tarde mi señora. Soy Tulkas, nuevo miembro del Gremio. En Luskan estuve trabajando durante un tiempo en las cocinas de una posada y me aficioné mucho a la gastronomía. Me preguntaba si no le importaría que de vez en cuando pueda preparar algún que otro plato en sus cocinas, a cambio puede vender todo lo que prepare y podría echar una mano por aquí siempre que no esté en alguna misión.- Se quedó a la espera de una respuesta por parte de la mujer.

  Finalmente se dirigió hacia la risueña Lavanda Hojadeté,la joven mediana le sorprendió en la presentación que hizo en el patio, durante un momento el guerrero quedó pensativo, recordando algún tiempo pasado y sonriendo le dijo.

  -Hola, soy Tulkas ¿Tu nombre era Lavanda, cierto? Me recuerdas mucho a alguien de mi familia adoptiva, ella tiene una forma de ser muy parecida a la tuya y también es mediana. Creo que nosotros seremos grandes amigos. Si necesitas algo hazmelo saber.-

-Tiene curiosidad por saber ¿Qué bebemos los forjados?- Dijo respondiendo a Shassa, tras esto parecía que apretaba algo en su pectoral izquierdo, y una de las placas de mithril se movió, revelando un compartimento, de aquel lugar saco una tacita de cerámica, esta tenía decorados de flores de distintos colores y un paisaje de fondo, parecía una tacita delicada, un tanto curiosa para la intimidante figura que la portaba, tras esto se la acerco al lugar donde debería de estar su boca, y introdujo el borde de la tacita en el orificio que simulaba su boca -Glup- Sonó de el, de una manera muy realista, tras esto guardo nuevamente la taza en el compartimento. 

Galneryus B fue hacía aquella habitación que les habían dado, este lugar realmente no le era útil, ya que no necesitaba dormir, y la llevaba todas sus pertenencias en un compartimento que se encontraba en su pecho, vio el dúo de hermanos entrando en su habitación y fue hacía ellos.

-Aventureros, tengo una oferta para vosotros, mi habitación será poco solicitada, no tengo la necesidad de dormir, solo de descansar ocasionalmente, si no desean compartir habitación les ofrezco la mía por un módico precio.- Hizo una pequeña pausa, dando cierta expectativa a lo próximo que diría 

- Únicamente por el precio de 3 monedas de oro cada 7 días dormidos en la habitación, valorando que mayormente estaremos fuera casi siempre y cuando regresemos de nuestros menesteres estaremos buscando el tan ansiado descanso, ¿Qué me dicen? ¿Qué les parece la oferta? -Hizo una pausa dejando que los hermanos piensen- Además, la primera semana será gratis-

Tras la conversación con los hermanos volvió con el resto del grupo, y fue sorprendido, por ciertos gritos, parecía que incluso en aquel bello lugar habían problemas, y igual no todo era tan bonito como parecía era el cumpleaños Gromog, se unió a la canción y celebración, el Forjado fue andando hacia aquel semi-orco, para darle otras 5 monedas de oro, pero paro a medio camino, valorando su reacción al regalo de Lavanda probablemente mas que ayudarle le pondría nervioso e incomodo, así que volvió a guardarse aquellas monedas. 

-Le ayudaré sin problema, aún que creo que soy de un material ligeramente superior a la hojalata- Dijo un poco decepcionado, aún que no molesto, pero sabía que aquel enano era plenamente consciente de que valía algo más que la hojalata así que aún que no le agrado ni le hizo gracia, aún que intento tomarlo como humor, ya que pensaba que aquel comentario iba sin ningún tipo de malicia. -Bueno, busquemos los barriles- 

Tras esto alguien parecía anunciar un combate de manera oficial, -Yo apuesto 5 monedas de oro por el barbudo, confió en el- Dijo devolviendo el comentario de antes, tratando de hacer un vinculó entre ellos, pensó que era algo normal entre enanos hablar de aquella manera, y intentaba integrarse en el grupo, aún que estaba claro que no se le daba bien

¿Así que quieres una historia? Y como sé de tus gustos debe haber magia, dragones, choques de acero y mazmorras. Tengo una, si, una que tiene eso y mucho más. Pero esta no será una con nobles caballeros y damiselas en apuros. Será la historia de un grupo de zafios mercenarios, con una maldición, pues su sed de oro, cerveza y gloria nunca se saciaba.  

La historia de la Compañía del Dragón Rojo. 

Siéntate y escucha con atención, pues cuando acabe mi relato, seguramente no seas el mismo.

Esta historia comienza Neverwinter, en un recinto al suroeste de la ciudad conocido como La Madriguera del Dragón. Es temprano, hace poco que ha salido el sol y hace un clima agradable frente al calor húmedo que hizo ayer. Una mujer menuda (kat) se acerca a buscar trabajo en ese recinto privado pues ha llegado a sus oídos que son una compañía emergente y buscan engrosar sus filas. 

Se planta en lo que se supone que es la entrada principal, unos muros de dos pisos de altura lo convierten en una pequeña fortaleza y en su interior se aprecia un gran patio principal con bastantes zona verde y árboles, aunque hay trabajos de jardineria a medio hacer. No hay nadie custodiando la entrada así que con timidez kat ingresa. 

Allí todo está en silencio y transcurre algo de tiempo antes de que una mujer apareciese distraída con libro en mano el cual estaba lellendo. Era más alta que ella pero eso no era difícil Y ya de lejos quedaba claro que es una tieflin, luciendo una cornamenta ocre, casi cobriza sobre su cabeza y unos ojos también cobrizos y pupilas irregulares. Aparte viste ropas negras de muchas capas y porta todo tipo de abalorios y joyas.

De casualidad la distraída mujer se percata de la visita, cierra el libro y se dirige hasta ella.

-Buenos dias - Saluda cordial acompañada de una amplia sonrisa. -¿Que se le ofrece?

Katherine llegó, y, al atravesar el umbral, se encontró con el aire espeso de un lugar donde los secretos parecían flotar entre las sombras. La Madriguera del Dragón no era un sitio que cualquiera pudiera encontrar; había que saber a dónde ir, conocer el camino, y, sobre todo, estar dispuesto a enfrentarse con aquello que nunca podría ver la luz del día.

Frente a ella, una tiefling de ojos intensos la observaba con un aire de curiosidad, como quien evalúa a alguien que puede ser tanto amigo como amenaza. Katherine devolvió la mirada. Con una leve sonrisa que mostraba una confianza tranquila, se inclinó un poco en señal de respeto y saludo.

-Katherine la Sombra- dijo, con un tono suave, que resonaba en la sala sin necesidad de alzar la voz. -Vengo a unirme a la compañía. Puedo participar en cualquier trabajo, siempre que implique riesgo y una buena ganancia. Soy escurridiza y letal, seré una gran mercenaria.

Mientras hablaba, sus ojos grises no dejaban de observar a la tiefling, buscando alguna señal de bienvenida o rechazo. Ella estaba preparada para cualquier cosa, no importaba cuán peligroso o complicado fuera. Los riesgos eran una parte natural de la vida que había elegido.

Claro, por supuesto.  -¿Qué otra cosa si no? No parecía una vendedora ambulante precisamente. -Sígueme. - Y comenzó a andar mientras le hacía un gesto de que le acompañara. -Yo Mellisan, la contramaestre, si no estás familiarizado con rangos de marina soy la tercera al mando en la organización. Vamos a ir a ver a Jask, el oficial de derrota que a efectos prácticos es un secretario.

- Ingresaron en edificio dejando atrás el patio, Caminado con paso tranquilo a través de los largos pasillos les llegó un olor a comida haciéndose, debían estar por tanto cerca de las cocinas. No tardaron mucho en acabar frente a un puerta de madera. Mellisan tocó tres veces antes de entrar.

El lugar estaba algo abarrotado pero parecía haber algo de orden en medio de ese caos, al otro lado de un despacho con papeles y una botella de licor sobre la mesa había un hombre delgado, pálido con cabello negro despeinado y con cara de pocos amigos.

-Hola Jask, ¿Cómo va eso? - Preguntó con ese aire jovial que parecía caracteriza a la tieflin. Por su parte el joven no contestó, solo le dedicó una mirada a adusta que saltaba entre la desconocida y Mellisan.

-Sí, eso imaginaba, tienes aquí una recluta muy capaz y preparada para lo que sea, se llama Katherine La sombra, pero Kat para los amigos. -Le guiño un ojo a la recien llegada. -Os dejó a a solas. 

- La puerta se cierra con la mujer antes de que Kat pueda preguntar nada. Quedando a solas con aquel hombre aparentemente malhumorado. Este apartó a un lado las cartas con las que estaba trabajando y tomó un una hoja en la que figuraba una lista de nombres y también pluma para escribir.

Ya tengo tu nombre, así que ahora solo me falta y condición (Clase) y cualquier otro dato que sea importante. También si hay alguna duda este es el momento, responderé lo mejor posible. 

Katherine mantuvo la mirada, su expresión serena pero con una chispa de desafío.Respondiócon una media sonrisa que tenía algo de juego y algo de advertencia.

-Pueden considerarme una superviviente… o una bribona. Pícara, si lo prefieren.- Su tono era seguro y despreocupado, como quien tiene muy en claro su valor y no necesita convencer a nadie de ello.

Se tomó un instante antes de añadir con la misma calma:

-Soy una experta con la ballesta de una mano, puedo usarla incluso en combate cuerpo a cuerpo. Es más rápida de lo que parece- dijo, alzando la barbilla con una ligera nota de orgullo.

El arma, que descansaba en su costado derecho, era un modelo compacto y bien cuidado, cada detalle indicando que no se trataba de un simple adorno, sino de una herramienta bien dominada, casi una extensión de ella misma. Los años de práctica y precisión se reflejaban en la forma en que la llevaba, siempre al alcance, siempre lista.

-Y, además, estoy aprendiendo algo de magia… por mi cuenta. Aprendo rápido.- añadió. Su tono era casual, pero sus ojos brillaban con una curiosidad latente. La magia era, para ella, un mundo nuevo y lleno de misterios, y aunque estaba lejos de ser una hechicera experta, su espíritu autodidacta la había impulsado a aprender todo lo que pudiera sobre aquel arte esquivo.

Fue apuntando los datos con mano firme en un resumen de unas pocas palabras. Tras terminar de hablar kat y dejar de escribir él, dejó con despreocupación la pluma, guardó la hoja donde estaba, se cruzó de brazos y se la quedó mirando sin mucho interés.

Se comenzó a crear un silencio incómodo hasta que de pronto habló. 

Normas de convivencia: Primero "ustedes son su propia justicia."  Esto significa que las riñas, disputas y/o diferencias las arreglan entre ustedes. Si alguien les acosa o disgusta, le parten la cara. ¿Que son más débiles? pidan ayuda o sean ingeniosos. El punto es que si no eres capaz de defenderte aquí dentro no sirves allí afuera. Necesitamos miembros fuertes y resolutivos, no gentiles.

Eso si, no debes matar a otro miembro de la organización... y si eso pasara pues no dejes pruebas. Lo mismo para robos y otros delitos, ningún problema con ellos, salvo que te pillen. Si te descubren estás en un problema que va desde flagelación, expulsión hasta ejecución.

Segundo:  "todos servimos al almirante." Esto significa dos cosas.  Damos mucha libertad y autonomía para los miembros, en particular para la aceptación de trabajos. Pero, en determinados momentos el Almirante requerirá de parte o toda la organización para algo grande como ir a la guerra. Acudirás a la llamada con diligencia posponiendo asuntos personales.

También significa que el origen y pasado aquí no importan, da igual si eras noble o un liberto, huérfano, bastardo, prófugo de otros reinos. Tampoco importa la raza ni las disputas raciales

Eso es todo. 

-Hizo una pausa mientras descorchaba la botella que había sobre su mesa y bebía directamente de esta. 

La organización ofrece habitación, me tocará llevarte hasta una libre si es que quieres un techo donde dormir. Luego de que te instales echa un vistazo a los anuncios del tablón, está en el patio, pero de momento no puedes aceptar ninguna, hay un mínimo de personal para poder realizarlas. 

En cualquier caso preveo que algún grupo volverá pronto. 

Katherine asintió con calma tras escuchar a Jask, sin perder su expresión de confianza plena.

-Por supuesto que quiero una habitación- le respondió, mirándolo con una firmeza que denotaba que no aceptaría tratos menores. -Y que quede claro, no pienso permitir que nadie me falte al respeto. Si he llegado hasta aquí, es para demostrar de qué soy capaz.

Sabía bien que su pequeña estatura podía hacer que algunos la subestimaran, pero eso no la preocupaba. Era consciente de sus habilidades y de que, aunque no poseía una fuerza física destacada, compensaría cualquier desventaja con su ingenio.

Esperó a que Jask se levantara con la idea de seguirle hasta una habitación.

 -Ya veremos -Respondió neutro y poco convencido a lo de las faltas de respeto. Volvieron a los pasillos de pared de piedra lisa y Jask tuvo la gentileza de hacer una pequeña guia por las instalaciones, al menos las partes que consideró que kat debía conocer. Vieron el comedor y salón principal, pasaron por delante de las cocinas que estaban en funcionamiento y olían muy bien, el almacén, el despacho del Almirante al que no entraron, la armería, las letrinas, la zona de atención a heridos y por último llegaron a un pasillo con muchas puertas a la derecha, todas con la llave cobriza en el picaporte, algunas cerradas y otras abiertas. 

Elige una que esté abierta, las cerradas no están disponibles, quédate con llave que estará dentro y procura no perderla. Cuando hayas comprobado que todo está en orden y dejado tus efectos personales pasa al salón principal. 

Cuando entró en la habitación era lo que se podía esperar: una estancia modesta, incluso espartana. Un cama individual ancha, un cofre, un armario para ropa y una mesa de noche pequeña. Al menos las paredes no presentaban humedades, raices ni encontró alguna rata. Y la cama, bueno, era mejor que el suelo. 

-Tómate el resto del dia libre, seguramente mañana ya empieces a trabajar. Avisaré al resto de oficiales de tu presencia, quizá el Almirante o la capitana quieran conocerte. 

Katherine le dedicó una sonrisa ligera.

-Por supuesto que sí. Estoy deseando conocer a los altos mandos- respondió, y en su tono quedaba claro que no lo decía sólo por formalidad, sino con la certeza de que, más temprano que tarde, se ganaría un lugar en la compañía.

La idea de trabajar para oficiales con semejante reputación en Neverwinter despertaba su interés. Después de todo, no estaba allí sólo para sobrevivir, sino para probarse.

Sin embargo en lo que restó de día no llegó nadie mas a verla. Aunque si que vio a otras personas, reclutas o gente que llevaban poco meses dentro de la compañía y que estaban ocupados con tareas más domesticas que ir a realizar alguna encargo.

Durante la cena puedo ver a la cocinera mientras servia a todos en el comedor, una mediana de pelo revuelto muy vivaracha colmada de energía. Después vio a una mujer alta con cabello cobrizo que resultó ser la alquimista. A Mellisan, una joven tieflin ranger que comía frente a un humano de mediana edad que vestía una pesada armadura y al que le faltaba un ojo.

Tras la cena pudo irse a dormir sin pena ni gloria por lo que su primer día dentro de la compañía estaba pasando sin pena ni gloria.