Partida Rol por web

Esta sala amplia y práctica está flanqueada por varias puertas, y las dos de la pared norte son especialmente grandes. Dos antorchas arden en candelabros de pared de hierro, una en la pared norte y otra en el sur. El extremo sur de la estancia contiene un gran disco negro de oscuridad rodeado por piedra color púrpura oscuro.

Y en medio de la sala dos guardias que os miran claramente sorprendidos con una expresión en sus rostros que indicaban claramente que no os esperaban. 

Cuando encontraron la nota reveladora, Prang se quitó un peso muy grande de encima, que había estado llevando en silencio y cada vez se hacía más pesado. Por fín habían encontrado una prueba incriminatoria y tenían algo que mostrar a sus superiores. Ya tenían la prueba de que algo raro se cocía ahí dentro, el clérigo que habían cogido ya no tenía escapatoria. Ahora Prang emplearía toda su fuerza, destreza, y sabiduría en castigar el mal.

"Loados sean los Dioses...cada vez me olía peor éste asunto" pensó Prang, mientras Leokas les leía la nota. Una sonrisa asomó a las barbas del Enano, para inmediatamente desaparecer...."¿el último grupo de suplicantes?" dijo el enano...."eso suena a pardillos...o víctimas o vete tú a saber qué" musitó el paladín. "¿Y a qué se refiere con "¿la auténtica debe permanecer oculta?...¿otra diosa? ¿qué diosa?" Prang no salía de su perplejidad...estos humanos....aunque su cara de sorpresa (y repugnancia) fue mayor cuando su mente hizo "pling" y enlazó lo dicho en la carta con las cabezas colgadas de la pared....

"Debemos seguir y detenerlos, ¡cueste lo que cueste!" su ceño fruncido y su tono enojado lo decían todo.

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Tras recoger al clérigo y seguir a Leokas, encontramos una sala donde dos guardias nos miran como si acabaran de ver a su madre aparecer mientras ellos están tocándose por la noche. La reacción del enano fue dejar caer al clérigo sin ninguna ceremonia y salir corriendo hacia ellos sin detenerse. "Lo mejor que podéis hacer es rendiros, ¡o la justicia de Gorm Gultyn caerá sobre vosotros!"
 

Prang se lanza contra uno de los guardias tras dejar al clérigo en el suelo, y acto seguido Rakka sale disparado hacia el otro, hacha en mano, dispuesto a cargar contra él aprovechando el factor sorpresa. Ahora que el grupo tiene, por fin, pruebas de que algo va mal en este lugar, es seguro que mientras no salte ninguna alarma, cada grupo o persona (o ser...) que se encuentren en las dependencias del templo, estará sorprendido de hallar gente no afín a su causa.

Pragmático hasta la médula, Rakka no se molesta en vociferar, sabedor que Prang lo hará en breves instantes evaporando así el hervor de su sangre ante estos profanadores. Bueno, un buen impacto en la sien del guardia también ayudará en ese menester.

"Lo mejor que podéis hacer...

Ah, ahí llega el grito de Prang... al tiempo que una sonrisa se dibuja en el rostro del humano, su hacha se eleva para descargarse en un poderoso ataque sobre el guardia.

Mientras los dos compañero se lanzan a la batalla aprobecho para lanzarme un conjuro defensivo, para la esperanza de que si tengo que llegar al cuerpo a cuerpo tubiera algo mas que interponer entre la hoja y mi piel.

-Creo querido enano no van a rendierse tan facilmente, tiene la absurda esperanza de que podran con nosotros.

Las palabras de Blaze son acertadas... aquellos hombres no tenían ningún interés en rendirse, mas bien al contrario. Tenían ganas de lucha. 

Uno de los guerreros, ya trabajo con Rakka, aprovecha que lo tiene al lado para lanzar un tajo contra su rival, haciéndole un feo corte en el pecho. Mientras, el otro guerrero se abalanza contra el enano, el cual tiene tiempo de sobra para ver el golpe y bloquearlo con suma facilidad con su escudo. 

Prang paró el golpe y devolvió a su vez el ataque.....no había mucho que hablar. Tendrían que acabar con los guardias si querían seguir avanzando.

Lamentablemente, su golpe, al estar atento a lo que le hacían a Rakka, se quedó corto....

Leokas había optado por esperar a su momento para entrar en acción y esa oportunidad tuvo lugar cuando el enano se trabó con uno de los guardias con los que se habían topado. El pícaro rodeo a los dos luchadores hasta poder atacar al guardia desde un punto ciego con su espada corta. 

Rápidamente se posicionó para apoyar al enano en su particular duelo y así darle un respiro. Y viendo cómo Prang blandía su arma, estaba claro que necesitaría algo de ayuda. Una sonrisa divertida asomó en el rostro de Leokas al pensar en la posibilidad de expresarlo en alto, pero no era momento para bromas. El rostro del semielfo se tornó serio nuevamente y, con un suave movimiento, apuñaló al guerrero.

empezando a avanzar hasta tenerlo a un alcance cercanos empiezo a conjurar palabras arcanas  hasta que empiezo a sostener una daga en mi mano que hace que aparezca un duplicado de esta, formada de fuerza translucida a su lado y vuele en direcion al enemigo que esta atacando Rakka.

La herida recibida es importante; está claro que estos guardias no tienen nada que ver con los falsos guardias de la parte exterior del templo, así que Rakka tiene que utilizar todos sus recursos disponibles. Lo primero, tras el caos de la fallida carga, el orden del combate disciplinado: adopta la postura que le permite un estilo de lucha protector, fomentando que su rival no decida cambiar de objetivo. Así protege a sus compañeros. Y lo segundo, un ataque con el que intentar conseguir un respiro y recomponerse del impacto.

Al fin un rival que me haga cosquillas en este lugar, vamos a bailar un poco... Rakka suelta su bravuconada, aunque de momento no se fía un pelo.

A medida que avanzaban por el templo, los combates se iban haciendo más frecuentes. Si bien sabía que sus compañeros no eran reacios a las reyertas, el druida se sentía fuera de lugar, pues no era muy diestro en combate. De nuevo, dejaría que Talkhar se divirtiera con el asunto. Mientras azuzaba al animal, rebuscó en la bolsa anudada a su cinto, y extrajo la perfecta esfera nacarada de su interior. Se concentró por un instante, dejando que el calor divino de Mielikki fluyera desde la perla a su interior...

Talkhar no necesitó que el druida le insistiera para saltar sobre uno de los guardias...

En un abrir y cerrar de ojos os habéis avalanzado contra aquellos dos enemigos. El enano devuelve el golpe pero sin lograr hacer mella en su rival. No obstante, Leokas aprovecha la situación para apuñalarle rastreramente -propio por otro lado de un pícaro- por su lado, hiriéndole en el costado. El guerrero se revuelve y lanza un tajo contra Leokas, pero este solo da al aire.

Mientras tanto, en el otro lado, el otro guerrero está en peores dificultades, rodeado en aquel momento por el conjuro de Blaze, un pequeño monstruo que solo sabía saltar y golpear y que le hizo caerse al suelo. En su situación, comenzó a levantarse, en un intento desesperado de seguir el combate.

Tras propinar una puñalada, Leokas recibe un peligroso pero, por otra parte, esperado ataque. El semielfo no era un guerrero pero ello no implicaba que no tuviese noción de combate alguna. Siempre se había valido del sigilo, la sorpresa y la destreza cuando tenía que recurrir a las armas. Donde algunos, quizás gente honorable del corte del buen enano Prang, podría decir que se trata de una manera de combatir un tanto rastrera; otros, en cambio, prefieren utilizar el término furtivo. Desde luego, un término así no cuestiona la habilidad del que ataca. Existe toda una vida de esfuerzo y estudio para saber en qué momento y en qué lugar se debe asestar un golpe para maximizar el daño, optimizar el esfuerzo y reducir el nivel de represalias. Sin duda todo un arte del que no tiene sentido que se siga hablando en este preciso instante, pues Leokas debe continuar peleando y el guardia seguramente no tenga ganas de asistir a una clase teórica sobre el arte del subterfugio tan inoportuna como interesante. 

De modo que, dejando cuestiones léxicas a parte, Leokas vio venir el ataque del soldado pudiendo agacharse para evitar el filo de la espada y, aprovechando la inercia de su movimiento, preparó su cuerpo para iniciar un contraataque. Con las piernas flexionadas y preparadas para dar impulso, el semielfo tenía al guardia a su merced mientras el brazo de éste todavía describía un arco sobre su cabeza. El ojo clínico de Leokas encontró con facilidad un punto en el que atacar y apuñaló nuevamente con letal puntería.