Partida Rol por web

Aun con el alma herida, por lo acontecido… y muy contrariad aun por el que hacer.. pues estoy herido y debería de salir de aquí corriendo; pero estas viles criaturas en su mas natural maldad, han despellejado a todo el pueblo, y eso tenia que ser castigado;  pero y el niño, el es un inocente que no ha de correr la misma suerte y tiene que ser salvado…; pero el horror que aquí abajo mora no ha de salir de estas infectas galerías jamás, para eso los dioses me bendijeron…; pero mi misión es otra, di mi palabra de descubrir lo que pasaba en estos mares de alrededor ……; pero el mal, el mal ha de ser destruido, y estamos tan cerca….; pero no, no puede ser, de seguro aun queda lo peor, y he de estar completamente preparado y no mermado como en este momento ando, herido, casi sin fuerzas y sin fe, y aunque me doliera en este dilema el Clérigo tenia razón, era mejor huir hoy, para ganar mañana… Vamos Maese Aerengöl, Atandil corramos pues y cuidado  con la cabeza que el techo a veces baja mucho, Brago no tendrá problemas, salvo su propio desfallecimiento, pero si te cansas muchacho  en mis brazos serás tomado, guardo la daga y escudo en mano y con este mismo por delante a modo de parapeto, pero entre dejando ver la poca luz que se pueda ver, avanzo hacia hasta la encrucijada, bien por donde pregunto, izquierda (por el camino por el que vinimos y hacia donde huyen los peces sapo) o derecha por donde los ruidos proceden….

-¡Esperad!¡Tengo una idea!-dijo Atandil justo cuando ya salíais todos por la puerta-, si a vuestras mercedes les parece bien... ¿por qué no entramos en la sala de guardia como enanos en Menegroth, despachamos rápido a los que halla -que no pueden ser muchos- y cogemos la antorcha que allí luce. Y ya con luz, salimos a los corredores y que Eru provea?

- Muchacho, si esos pasadizos existen y estan por aqui necesitamos encontrarlos, es nuestra unica oportunidad - dijo el clerigo tras las palabras del muchcho.

- Atandil, llevas razon, no se puede huir en la oscuridad y a mi no me quedan fuerzas para intentar iluminar el camino, debemos hacernos fuertes, como bien dices - contesto al bardo tras sus palabras.

- Erandil, te veo indeciso, yo mismo lo estoy - Aërengoll entristecio por momentos ante la impotencia que sentia. - Pero si El Señor de las Aguas aun nos tiene en su seno, nos ayudara sin duda a encontrar esos pasadizos de los que Brago habla. Entre tanto, Antandil y tu aguardad en la puerta, que no entre nadie, el muchacho y yo buscaremos una salida

El sirviente de Ulmo lo daria todo lo posible por salir de alli, proteger el alma pura del chiquillo y la de sus compañeros.

- Vamos Brago, ayudame, primero buscaremos las llaves y cerraremos a los hombres pez que estan en las mazmorras, por si se les ocurre atacarnos.

Tras escuchar a Atandil sopeso su idea con la del bardo...

- Es otra opcion, pero nos llevaria a una lucha directa contra aquello que hace huir al enemigo, para bien o para mal... - dijo pensativo el monje - Pero sin luz nada podremos hacer, eso es cierto.

-De perdidos al Anduin, Aërengoll. Sin luz no hacemos nada: ni luchar, ni huir ni buscar pasadizos. Además, mandaremos a unos cuantos más de ellos a cenar con Ossë. Eso sí, tiene que ser rápido o el resto acudirá en su ayuda.

»Y sea lo que sea eso que acecha en el corredor es grande, pero lento. Si lo hacemos presto y bien ¡creo que lo conseguiremos!

Justo detrás de ti entra Atandil. Siempre había odiado la oscuridad, y antes que estar sumido en la penumbra -terreno natural de Morgoth y Sauron-, se enfrentaría a un grupo de guerreros enanos sin oro y sin cerveza, cuanto si más a un par de hombres-pez. Un par de hombres-pez que resultaron ser tres al final. En cualquier caso, la suerte estaba echada.

Entro de golpe asestando a diestro y siniestro, certeras estocadas, y rezando por que fatales y rápidas sean....

Entras enfervorecido por la ira y la desesperación. Al verte, uno de los individuos acerca la mano a la mesa, donde tiene su daga. Pero no se lo permites. En un visto y no visto, brazo y daga descansan en ahora juntos en la desvencijada mesa. Un grito sordo, gutural emerge de la garganta del ser, que queda aturdido y conmocionado sin saber qué hacer. Al otro, que iba en auxilio de su compañero, le clavas la daga en el pecho. O eso tratabas, pues tu golpe no es todo lo certero que pretendidas y tan sólo le hace una pequeña herida. Aunque lo suficiente para mandarlo contra la pared, donde echando su membranuda mano a la herida, también queda aturdido.

Lo que aprovechas para saltar -con los ojos todavía inyectados en sangre-contra el tercer enemigo. Parece una tontería, pero la luz y el cálido hálito de la antorcha, te han dado renovada vida.

¡Rectificooo! joder, siempre confundo que tienes 91 en espada, no en daga ¡tiene huevos!.
el -20 ya sé que lo restastes pero no lo hagas, eso tengo que hacerlo yo, porque si no no sé si el jugador ha incluido o no ese -20 ya que no tengo porque saber su BO. vosotros poned vuestro ataque + 2D50. nada más. lo demás ponedlo en notas si queréis.

por cierto, NO puedes atacar dos veces en un asalto al mismo. se pueden atacar dos blancos pero no dos veces al mismo, porque en ese caso él también te podría atacar dos veces y entonces sería como hacer 1+1 asaltos en vez de 2, que es lo mismo ^^ así que anulo tus segundas tiradas.

aclarado esto voy al lío...

Te lanzas sobre el tercer individuo, que bamboleante, había empezado a avanzar hacia ti. Está entre la antorcha y tú... ¡está jodido!

Detrás de ti entra Atandil, que atraviesa el corazón del hombre-pez que habías dejado aturdido contra la pared. El otro, aunque consciente, está conmocionado por la brutal herida, y cae de rodillas al suelo con un aullido. Y su brazo continúa, cual bodegón macabro sobre la ahora sanguinolenta mesa. ¡Un cuadro!

-Zeñó, cómo vamo a encontrá esos pasadizos?-te dice el muchacho [a Aërengoll] antes de que corras en pos de tus compañeros-estas catacumbras son ENORMES. Todo Engurth está socavao por ellas. Y está infectao de esas criaturas...

....os dije viles criaturas que no os pusieseis en nuestro camino... ahora es tarde, id a esperar a vuestro señor en lo mas profundo del infierno al que te voy a mandar..

Vuelves a clavar tu daga en el individuo, que forcejea cubriéndose con un garrote y haciéndose difícil de matar. Mientras, Atandil ya está sacando el estoque del segundo individuo. Al que habías cercenado el brazo. Más como acto de compasión y repugnancia de verlo ahí, que para acabar con él realmente.

Después mira hacia el fondo de la habitación, dudando entre si ayudarte a ti o si tratar de quitar la antorcha de la pared, que chisporroteaba sobre una argolla de hierro.

Rápido Atandill le digo al verle de soslayo quieto en mitad de la sala dudando, toma la antorcha y ve con Aërengoll y buscar la salida, mientras aprovecho que el ser esta atontado le asesto la que espero sea el golpe de gracia.... pero el cansancio y las heridas van haciendo mella en mi, me siento más débil a cada golpe que intento asestar, y a pesar de acertar las puñaladas, se y lo noto nos menos eficientes, y mas agotadoras.... pero el merme que siento yo, también lo veo en sus ojos, por suerte para mi, aunque.. nunca se sabe de donde sacan las fuerzas  estos seres con los que llevamos horas luchando en la penumbra de estas catacumbas...

El horrendo ruido de arrastrar de pesados anillos que provenía del corredor, y que cada vez sonaban más cerca, estremecería los sentidos de cualquiera. Incluso las batallitas que el bardo había escuchado en tabernas y lupanares -muchas de ellas fanfarronadas de bravoneles y matasietes pero otras tan ciertas como la ubicuidad de Eru-Ilúvatar-, no osaban compararse a la situación a la que ahora os enfrentabais. Y esta, de todas todas que era cierta.

Tu voz, saca entonces al bardo del sopor en el que se había sumido, dudando sobre qué hacer en ese momento. Y suelta una risotada tratando de liberarse del temor y la angustia, mas ésta se quiebra casi antes de haber comenzado, quedando en una risilla de locura.

-¿Buscar una salida?-como si fuera fácil, piensa el bardo-¿en unos laberínticos corredores infectados de estos aberrantes seres y con una ominosa criatura que repta sin duda para alimentarse de nuestros cuerpos y de nuestras almas?...
 

Pero Erandil ni siquiera oye al bardo, ocupado como estaba en propinar una lluvia de cuchilladas al individuo, que pese a no recibir ninguna grave, sí acaba por caer al suelo mientras -envuelto en sangre- se cubre la cabeza con los brazos, hecho un ovillo.

Después Atandil hace acopio de valor y se dispone a estraer la antorcha sin que sufra daño. Lo que estaba claro es que sin luz no podríais hacer nada...

-Sin duda ardua tarea la de encontrar pasadizos escondidos en la oscuridad, mas aun plagados, como dices, de esas criaturas oscuras y resbaladizas - En ese momento Aërengoll vio muchos ojos brillar atraves de los dinteles de las puertas que daban a cada una de las mazmorras. Un sentimiento de peligro lo invadio.

- Corramos muchacho, vayamos junto a Erandil y Atandil, consigamos esa antorcha y despues que el altisimo provea - dijo encaminando sus pasos hacia el paladin y el bardo, cerciorandose de que el niño lo seguia y de que ninguno de eoso hombres-pez lo seguian. Por si acaso su baston, que tantos tiempo habia pasado con el, estaba presto al ataque, o mas bien a la defensa, el no era un hombre de armas si bien el baston le servia para desviar muchos golpes. - No temas, no te ocurrira nada - Le volvio a decir al chico

Asi fue hacia sus compañeros, listo para lo que fuese, dentro de sus posibilidades. Por el camino de su boca salian susurros - Oh Unien, esposa de mi señor, haz entrar en razon al grandioso, pidele ayuda para nosotros, oh señora de los mares profundos escucha mi plegaria... - entre otros salmos, loores y otras alavanzas a Unien.

...cansado y algo apesadumbrado, veo tambalearse al ser nauseabundo que frente a mi se debate entre la vida y la muerte, malherido  como esta y por un segundo de piedad, le dejo ahí quieto, atontado como esta, y me dirijo rápidamente a cubrir la espalde de el que es ya nuestro amigo Atandil, el cual con sumo cuidado y esmero porta la antorcha que nos proporciones algo de luz para salir de este infesto sumidero de muerte, cadáveres y putrefacción que parecen depositarse a cada rincón que encontramos, pero aun dándole la espalda a tal ser, no dejo de mirarle pues no creo que tenga la suficiente conciencia como para ver que le estoy dando una salida para sobrevivir...