Partida Rol por web

Diría que dijimos que un 33% de mis avances, per 4 religiosos más 10 fe hacen un total de 5 avances religiosos, así que lo veo correcto.

Selenia bajó a Esfera, en Tsubasa.

- Hijos mios, tomaos de las manos - Dijo con magnificencia. Todos sus hijos estaban en el centro de la ciudad, en el lugar donde ella se apareció por primera vez. Habían sufrido varias muertes en las afueras de la ciudad cuando tres ejercitos enemigos se abalanzaban sobre ellos. - No hay victoria esta noche, pero tampoco os dejaré derrotados. Pronto estaremos en un momento en el que podréis empezar de cero, pero tan sólo os pido una cosa. No os apoyeis en dioses ninguno. Haced aquello que vuestra mano pueda, creed en vosotros. Vuestra Fe alimenta a los Dioses y los Dioses necesitan de vuestra Fe. Fingidla, actuad, pero no la tengáis más que en vosotros mismos. Una diosa os creó y esa misma diosa y sus hermanos os han traído la muerte y el dolor, os han traído desgracias inimaginables.

Selenia miró a todos los que se habian reunido, más de la mitad de la raza Hane.

- He hecho un pacto para que no sufrais más, si no salis de estas islas - Su voz no flaqueaba, sino que se expandía orgullosa -  Mi vida por la vuestra. Y cumpliré mi parte, haced mención a este pacto si alguien ataca vuestras islas, pero temed de los hijos de aquellos que traicionaron a sus hermanos. - Descansó ante su esfuerzo por venir - Tomaos de las manos.

El viento se aremolinó en la isla con furia ciega y, antes de que los tres ejércitos confluyeran en el lugar, la ciudad quedó vacía. Ningún Hane quedaba sobre Esfera.

Con el paso del tiempo, sin que nadie se percatara, fueron apareciendo grabados justo debajo de las proezas del ejército de los Servidores. Cuando se dieron cuenta los Scáth, y lo leyeron, muchos rompieron en lagrimas de dolor. Las letras decían:

“Los valientes se enfrentaron con gran valentía, pero los rivales descubrieron un secreto que los hizo más fuertes, y los guerreros murieron entre quemaduras y heridas de batalla, llenas de sufrimiento. Pero no os preocupéis, porque Verold acogió todas las almas de los Scáth. Y una manera existe para que ellos vuelvan a la vida. Difícil, pero no imposible.”

Las siguientes líneas parecían estar incrustadas en la propia piedra, como si quien las hubiese escrito estuviera enfurecido con algo o alguien, y nadie sabía quien había escrito todo aquello. Aún así, hicieron caso a las anotaciones, todos se afanaron y se esforzaron en realizar el ritual que haría volver a la vida a sus seres queridos.

Aquella noche, Lamha ya tenía listas varias esculturas de hielo, que  eran muy parecidas a los Scáth en su aspecto esquelético, podría decirse que ese era su aspecto por debajo de su piel. Las figuras estaban sentadas, con las piernas cruzadas, las manos cerca del suelo, pero con las palmas hacía arriba, y miraban al cielo. El joven Scáth se había esforzado mucho en crearlas, creó un total de cien estatuas en la misma posición. Las colocaron en círculo, todos mirando hacia el centro.

El mismo número de Scáths se arrodillaron enfrente de ellos y les tomaron de las manos. Cada Scáth tenía un vinculo de sangre o sentimental con el Scáth al que iba a resucitar. Todas recitaron unos cantos con palabras que incluso para ellos mismos no tenían sentido, pero Verold se volvió de un color verde intenso, y los cuerpos de hielo empezaron a brillar intensamente. Y después, aparecieron dos pupilas negras en sus cuencas vacías, y empezaron a moverse, a tantearse su cara y sus brazos, incluso a hablar, sin poderse creer que de nuevo, estaban vivos.

Y los Nytt (así llamaron a los que habían vuelto de la muerte) les contaron más cosas que las que le había contado la misma Éadaí: le hablo de las distintas razas, muchas de ellas extintas por obra de otros dioses, y otras que seguían en Esfera; de Scáth que habían vivido mucho antes que ellos y otras muchas más, que habían descubierto en su estancia en Verold, aunque apenas habían estado allí cuarenta años. Y sobre todo, les dijeron que podrían haber próximos ataques a Serstok, su querida ciudad. Y ese mismo día, se creó un nuevo ejército: Los Defensores de Serstok, muchos de ellos compuestos por Nytt, que no temían la muerte, pues ya la habían vivido, y en cualquier caso, podrían volver a resucitar.

Al fundar su segunda ciudad las drows se percataron de que curiosamente había túneles que se extendían mucho mas lejos de Oráculo y comenzaron a preguntarse hasta donde llegarían estos túneles. Comenzaron a explorarlos y parecían no tener fin, presuntamente había una red de túneles subterráneos que envolvían toda Esfera, y la curiosidad de las drows era demasiado grande como para no explorarlos.

Y como no, no servia de nada explorarlos si no los podian usar mas tarde, así que las exploradoras de tuneles comenzaron a crear mapas de los tuneles, los que mas se alejaban, los que no tenian salida, los mejores para preparar trampas o en los que había minerales mas útiles.

Mientras tanto en Serstok, la raza de los Scátch, había superado un miedo mas, ahora no tenían por que temer a la muerte pues sabían como volver de ella. Pero aun temían a los dioses, pues seria de necios no hacerlo.
Algo extraño comenzó a ocurrir con aquellos que meditaban para escuchar a su amada madre Éadaí, pues no escuchaban su voz si no otra, una voz sibilina que les advertía...

"El tiempo de los dioses llega a su fin, tan solo un dios quedara al cuidado de Esfera, y tan solo existen dos opciones adoradlo o ser purgados. El nombre de este dios es Eve y su poder es infinito"

Los mas eruditos entre los Scátch no se pusieron de acuerdo sobre estas palabras, podía ser una confusión en la interpretación, no había nada que lo respaldara, pero un buen día sin razón aparente y al mismo tiempo, cada estatua, cada ilustración, cada símbolo que representaba a Éadaí se fracturo en mil pedazos, mas concrétamente el rostro de la diosa. Quedo destrozado en cada icono que la representase y su nombre desapareció de cada texto que la nombrase.

Sin duda era una señal a tener muy encuenta, algo ocurría en el hogar de los dioses y una vez mas, la semilla de la duda habia sido plantada.

Eve 65
Amarantine 37
Eadai 38
Eidolon 0
Karodon 0
Selenia 0

fin del turno 26
inicio del turno 27

desde hoy 22-01-12 a las 00:00 hasta el 25-01-12 a las 00:00

Ahora que conocían los túneles bajo Oráculo las drows decidieron fundar una nueva ciudad, estaría cerca de las otras dos, pues la idea de estas ciudades era mantener el contacto y que si una de ellas era atacadas el resto lo supiese de inmediato. Habían estudiado unos túneles que por el eco y las características deducían llegaban hasta una gran cavidad interior ideal para formar una nueva ciudad. Pero lo que allí encontraron, fue una sorpresa, algo que jamas imaginaban, algo que Eve había dejado oculto muchos años atrás y ahora otorgaba a sus hijas.

Y para contar lo que vieron había que remontarse años atrás, no se sabe cuantos pero Eve visito Esfera en aquella época y los dragones ya existían. Según parece, Eve se acerco a una hembra de esta raza, una hembra joven, enérgica y capaz. Y la sedujo, susurro palabras de poder a sus oídos que la hicieron alejarse del resto de su especie, y la llevo hasta Oráculo hasta lo mas profundo y así continuo su ritual de cortejo hasta consumar en acto carnal con la propia dragona.
Asi el tiempo paso y la prole de esta unión vio la luz, los hijos eran también dragones pero negros como la oscuridad donde habían sido concebidos y guardaban en su ser los sentimientos del Artífice, poco tardaron en alimentarse de la desdichada dragona y así durante años crecieron y se multiplicaron bajo el suelo de Oráculo hasta hoy...

Las drows se dieron por muertas al ver semejantes seres, los había de diferentes tamaños según el tiempo que llevaban vivos. Pero los dragones negros no atacaron a las drows, las saludaron, inclinando su cabeza ante ellas, pues eran hijos de Eve, pero sabían de sobra quienes eran las hijas predilectas y como todos los hijos de Eve, sabían que no debían hacer enfadar a su padre. Pues estos, tan solo habían sido creados para servir.

Aunque muchos empezaron a adorar al nuevo Dios llamado Eve, enseguida muchos Nytt y grandes creyentes de Éadaí crearon unas reglas muy estrictas sobre la adoración a su diosa, que dejaron grabadas a los pies de la estatua rota. Estas decían condenar a los que  ya no amaban a Éadaí sin un lugar en Verold, y con la muerte de él y todos sus familiares cercanos, alegando que así no podrían ser resucitados en nuevos Nytt. Esto causo la duda y el regreso de la religión a bastantes Scáth, pero no a todos, que seguían asustados por lo que les podría ocurrir si Eve tenía razón.

Aun así, los Scáth no desistieron de su intento y siguieron intentando convencer a la población que su deber era solo escuchar a su diosa, y mandaron a Lamha dejar de esculpir nuevos cuerpos para concentrarse totalmente en reconstruir el rostro de la diosa, aunque antes traspaso sus conocimientos a un grupo de jóvenes aprendices que demostró tener la suficiente fe y el talento para seguir su trabajo.

Sin embargo, muchos creyentes de Éadaí empezaron a agruparse en pequeños grupos, que empezaron a entrenarse también para la guerra, y al final se fundieron en un ejercito, Los Creyentes, cuya finalidad era mantenerse unidos contra el enemigo, y en caso de emergencia, formar una nueva ciudad, alejada de Serstok, donde seguir ofreciendo culto a su diosa.

Con los Hane desaparecidos, los ejércitos de Vargos tuvieron que contentarse con arrasar la isla, destruyendo todo lo que en ella encontraron, para después regresar a sus hogares, unos en la caravana y otros en la ciudad gris.

Los siguientes meses fueron tranquilos, silenciosos, sin visiones ni sueños. Los mismos sacerdotes Vargos se encontraban confusos, y por mas que con ayuda de sus seguidores y alumnos trataban de contactar con su diosa, no lo lograron.

Así paso el tiempo hasta la noche en la que surgió la melodía. Era tarde, muy tarde, cuando todos los vargos sobre esfera comenzaron a sentir en sus cabezas el sonido de aquella melodía. Un cantar que eran incapaces de reconocer, o de entender, pero que podían sentir próximo a sus corazones. Llevados por aquel canto, dejaron sus hogares, sus stonhutts, o sus lechos, y se alzaron con la mirada en el cielo, y se maravillaron ante lo que sus ojos les mostraban, pues una lluvia de miles de pequeños puntos luminosos iluminaba el firmamento.

Durante mas de una hora, la brillante lluvia lleno de gozo los corazones de los Vargos que no podían ni querían desviar su mirada, e incluso los Wulfs estaban absortos ante aquel prodigio.

Entonces poco a poco, la lluvia se fue apagando y la melodía se fue silenciando, con un agridulce sabor a despedida, y cientos de miles de voces aullaron sobre esfera al comprender que la gran madre había desaparecido.

Pero la diosa del Caos no abandono a sus criaturas, al menos no totalmente, pues desde esa noche una nueva forma embellece el cielo nocturno, una espiral luminosa que los Vargos llaman “El ojo de madre”.

Dice una vieja leyenda Varga, que el día que el ultimo de los descendientes de Amarantina deje esfera, el ojo se apagara, y que eso simbolizara un nuevo comienzo. Pero de todos es sabido que los Vargos son un pueblo rico en cuentos y leyendas, y que estas historias, aunque populares entre sus cachorros, suelen tener muy poco de verdad en ellas.

Ante la perdida de fieles, los Scátch aun devotos a su diosa madre intensificaron las normas de adoración, castigos para aquellos que olvidasen a Éadaí y no solo para ellos también para sus familias.

Pero el remedio fue peor que la enfermedad, muchos comenzaron a reunirse para pedir explicaciones al respecto. Voces de descontento se alzaban entre la población, decían que eso no era las medidas de la diosa, eran medidas de los mortales para someter a los otros. Otros decían que si realmente eran medidas de la diosa ¿que clase de injusticia era esa? De ser asi su madre ya no representaba el amor, les obligaba a adorarla, aunque bien pensado... ¿Alguna vez lo había representado? De siempre habían existido las castas nobles y las que no ¿por que unos eran mas afortunados que otros?

Todas esas reflexiones llegaban a la mente de los Scátch que jamas se lo habían planteado, y ahora lo empezaban a cuestionar todo. La doctrina de Eve era diferente, los mas fuertes los mas capacitados eran los que se merecían mandar y el resto.... No eran necesarios.

Ademas desde hacia años mas y mas fenómenos extraños ocurrían en Esfera y muchos hablaban del fin de los días y de ser así.. Se debía estar en el bando del dios acertado. Éadaí era débil, habían mancillado su nombre y sus estatuas, de aun tener orgullo ella misma las habría restaurado, que no lo hiciera solo era una señal mas de su debilidad... O de su falta de interés.

Los fieles a Eve aumentaban día a día, y su doctrina era clara y cristalina, o adorabas al Dios de dioses o muerte, fueron ellos los que les dieron la vuelta a las nuevas leyes y comenzaron a asesinar sin piedad a los devotos de a diosa y a sus familias, y la gente comenzaba a adorar a Eve por miedo a la muerte de sus seres queridos... Aun quedaban fieles incondicionales de la diosa de la muerte... Aunque cada vez mas convencidos de que si Éadaí aun estaba allí... ¿Por que no hacia nada?

En Serstok todos los Scáth pudieron ver a una mujer que bajaba de los cielos envuelta en una llamarada de fuego negro. Cuando estuvo lo suficiente cerca de ellos, todos miraron con miedo a Éadaí.

-He visto lo que habéis hecho. He visto como dejabais de pensar en mí y habéis demostrado vuestra cobardía rindiéndoos ante mi hermano. Pero si es eso lo que queréis… adelante. Tengo tan solo unos minutos antes de que mi existencia haya acabado por completo. Por vuestra culpa.-dijo con tristeza y furia a la vez, escrutando con la mirada a su creación. La habían abandonado, a ella, quien les había dado vida y todas las cosas que tenían ahora.

-Vuestros antepasados no habrían hecho lo mismo, ellos me amaban profundamente, sin dudar de mí. Ellos me daban vida, me daban fuerzas para haceros seguir creciendo, era un círculo del que nos beneficiábamos todos. Pero alguien lo rompió.-paso su mirada por todos los presentes, aunque no llego a mirar en especial a ninguno.

-Y vuestros descendientes lo pagaran. Vuestra historia de traición quedara grabada en todas sus mentes, su primer pensamiento será que sus padres abandonaron a la persona que les dio vida. Y cada vez que se miren unos a otros, sentirán dolor. Por esto.

Un signo de color rojo sangre empezó a formarse en la frente de todos los Scáths, en forma de lágrima. Cada vez que un Scáth miraba el signo de los demás, sentía un dolor indescriptible que hacía que desearan la muerte, con tal de no soportar tanto sufrimiento.

Pero Éadaí también sufría, porque lloraba, con las mismas lagrimas que aparecían en los cuerpos de sus queridas criaturas.

-Podría hacer que vuestro dolor cesara, pero ya no soy vuestra madre. Pedidle a Eve que os cure, si es que puede.-río amargamente, y su cuerpo desapareció. Y el vacío que sintieron dentro los Scáth les basto para saber que había dejado de existir.