Partida Rol por web

- Gracias, dijo la doctora mientras la ayudaba a sentarse en aquel lugar inóspito y a la vez tan hermoso. Sin duda sabe cómo tranquilizar y conquistar a una mujer... pensó, pero no iba a decir nada al respecto, y menos después de las profundas palabras que dijo: Supongo que hay siempre algún sitio del que nunca terminamos de irnos. Bonitas palabras dijo en un susurro que se llevó el viento.

- Es un hombre mucho más profundo de lo que parece Ledger, por cierto, espero que no le importe que omita el grado, es tan largo... y... frío. le miró esperando una respuesta, después volvió a mirar hacia la Luna. El pueblo de Bajor ha sufrido mucho, y apesar de ser libres ahora, seguimos bajo el yugo del miedo y de una extraña sensación de libertad efímera, que parece que se escapa de entre las manos... cerró los ojos añorando su hogar, aunque más bien simplemente era una profunda nostalgia de un lugar que ya parecía tan lejano como un sueño. Nuestras generaciones han reconstruido ciudades y templos, pero sigue un temor en el aire que no sabría describir. Un lugar al que volver... mmmm... ¿Sabes... iba a decir una palabra cariñosa pues ella era así, pero se contuvo, era el lugar y el momento, pero el oficial podía sentirse molesto y por tanto mejor no arriesgarse a estropearlo. Abrió los ojos para mirar de nuevo la Luna. No recuerdo ese lugar al que volvería siempre. Supongo que está ahí dentro, en alguna parte. Le comprendo perfectamente, yo también crecí en un lugar en el que me sentía extraña. Mis padres decidieron cuando era muy pequeña marcharse de Bajor, sentían aquella aura de miedo... de desconfianza... de inseguridad, no deseaban algo así para sus hijos. A pesar de nuestras creencias, aquel lugar ya no era el adecuado. Después comenzó un largo viaje... y bueno... resumiendo sonrió un día me di cuenta que deseaba más que nada ayudar a los demás y decidí ser doctora. Para desgracia de mis progenitores, sonrió más abiertamente y miró a Ledger, la medicina y mi unión a la Flota abrió mi mente en muchos nuevos horizontes. Por eso, no solo me siento extraña en la Flota sino también en Bajor. terminó en un susurro sin poder mantener la sonrisa.

Al parecer era un tema demasiado profundo como para contarlo todo de golpe ahora mismo. La joven tembló un poco, no tanto por frío como por sentirse extrañamente vulnerable.

Ledger sonrió y prestó toda su atención a las palabras de la doctora. Asintió a cada concepto que la mujer dejaba escapar por su boca. Se acercó más a ella cuando mencionó que tenía frío lo suficiente como para que algo de su calor la alcanzara. Eliott, es mi nombre de pila. Aveces nos olvidamos de ellos, no usarlos o referirnos al rango no deja de ser una manera de autoexcluirnos y separarnos del resto. A veces pienso que todos en esta flota no somos más que extraños con uniformes, rangos y directrices para escondernos. Quizá sea nuestra responsabilidad conseguir dejar de ser personas anónimas. Yo por mi parte no lo he logrado demasiado bien, le sorprendería la de Alférez que llegan a pagar pequeñas fortunas para que el malvado Teniente Comandante Ledger no los convierta en piedra al mínimo error, lo triste es que es más fácil de este modo, si no te conocen no pueden acceder a tí.

Hablo demasiado -se dijo a si mismo- disculpe.

Se encogió de hombros como si pensara en consolarla pero se refrenó y se limitar a asentir. Quizá es que aún no ha encontrado ese lugar... O quizá aún no se ha dado cuenta de cual es... Sea lo que sea estoy seguro de que tarde o temprano lo encontrará.

Agradeció en silencio su presencia, y su acercamiento, aunque fuera ínfimo, se notaba el calor que desprendía, y aunque no hubiera sido suficiente para mitigar un frío invierno, en aquel lugar, en aquel momento, fue una calidez muy agradable para llenar su corazón de calor suficiente para hacerla sentir reconfortada.

Tiene razón indicó refiriéndose a no usar los nombres de pila, pero no creo que llamarle Eliott en la Excalibur sea lo más adecuado. ¿No crees? sonrió Quizás a solas, como ahora... susurró, puedes llamarme Koral. En mi cultura, ponemos primero el apellido antes que el nombre, así que tienden a pensar que Nerys es mi nombre de pila. sonrió abiertamente, pero es al revés. Para los demás oficiales, prefiero doctora Nerys. Doctora... suspiró al final... siempre me llaman doctora, sin más. No es que me moleste, es lo que soy y estoy orgullosa de ello, pero... como bien dice... se hace tan impersonal que bueno... parece que no eres más que alguien anónimo en medio de mucha gente que está a tu lado pero no puede verte realmente...

Se quedó un momento en silencio y después le miró con cara de curiosidad: ¿A qué te refieres cuando dices que "el malvado Teniente Comandante Ledger no los convierta en piedra"? pensó que era algo que no había escuchado nunca, ni siquiera en las comidillas de las zonas más relajadas de la Excalibur.

En algún momento deberías dejar de tratarme de usted, ya que vamos a usar nuestros nombres de pila, quedaría raro ¿no crees Eliott? sonrió y puso su mano sobre la de él. No hablas demasiado, si hay algo que no haces seguro, es hablar demasiado.

Volvió a mirar a la Luna, retirando la mano, quizás fue un gesto demasiado íntimo, le salió sin más.

Gracias, seguramente lo encuentre pronto. ¿Cree que puedo quedarme este sitio mientras tanto? jajaja dijo riendo y sacando un poco la lengua a modo de broma. Es impresionante, y a la vez tranquilo y acogedor.

Ledger sonrió. Quizá no ha... Quizá no has leído mi expediente. Desde mi reincorporación a la flota mi reputación no ha sido exactamente la mejor entre los oficiales de bajo rango.

Quedó callado un momento como si buscase una forma de pasar por alto cierta información. Como si temiese que cualquier cosa que dijera rompería la escena. Tuve... un problema con la Primera Directriz -dijo escuetamente-. Desde aquel momento la mayoría de los hombres bajo mi mando creo que temen que mi locura sea contagiosa o que si no cumplen las ordenes sacaré del bolsillo un phaser y perderé los estribos.

Se encogió de hombros. Es duro... Disculpa, no deseo importunarte hablando de esos temas. Puedes quedarte este sitio cuando quieras pero la próxima vez espero que me permitas enseñártelo desde abajo.

- No me gusta leer los expedientes de los demás, normalmente me leo la parte médica. El resto, la verdad no me interesa. Siempre he creido que el pasado debe dejarse atrás, supongo que es algo que mis padre trataron de inculcarme siempre, mirar hacia el futuro como una nueva oportunidad por explorar sonrió.

Se pasó la mano por el pelo y se movió un poco sin cambiar de sitio, Así que la primera Directriz, ¿eh? Ummm... curioso. Por lo poco que he podido observarte, creo que serás de los pocos que mantenga el tipo en casi cualquier situación posible. Sonrió imaginando a Lightman en una situación de alerta, con sus sarcasmos.

Gracias cerró los ojos, estaba bastante cansada, pero prefería quedarse allí un poco más, este sitio es mucho más acogedor de lo que a primera vista podría imaginarse. Primero impone mucho, pero luego se va convirtiendo en una calidez tan agradable... Jajajaja como usted... tú... sonrió pues ciertamente le veía así a él. Estaré encantada de verlo desde abajo, eso implicaba indirectamente conocerle mejor, por muchas razones aquello la llenó de esperanza, pero también de curiosidad.

Dejó algo para el final, Eliott, esta vez se inclinó para mirarle a los ojos, unos ojos que eran difíciles de mirar, pues al igual que la Luna que tenían delante, eran fuertes, imponentes y solitarios. Conmigo no es necesario que te disculpes, y menos por hablar de algo así. Puede que otros teman que pierdas los estribos, para mí, es al contrario, sé que puedo confiar en ti.

No estaba segura de haberse expresado correctamente, a veces tendía a expresar sus emociones de muchas formas, pero los demás solo veían unas intenciones muy reducidas, o interés, o sexo, o debilidad, cuando ella simplemente deseaba ayudar y no sentirse una persona anónima. Por un momento temió haberse excedido de nuevo, pues Ledger era precisamente lo contrario y seguramente no le era fácil expresar lo que sentía, ni con gestos ni con palabras.

Era el momento de hacer ejercicio, y luego a dormir, pero el recién nombrado capitán tova'Daq quería visitar un último lugar antes de programar el holodeck. 

Fue hacia la guardería.  Había tripulación de varias especies nocturnas y sus niños estarían ahí.  Seguramente también habría una sección de ella con luz de día, pues los oficiales de este tercer turno obviamente querrían que sus hijos estuvieran despiertos a la misma hora que ellos.  La inversa los haría sufrir demasiado a los pobres seguramente, ajja. 

Saludó a las enfermeras y maestros, y se quedó ahí un rato, viendo jugar a unos infantes calamarianos.  

¿Porqué viajamos con niños?  ¿Somos como nuestros ancestros, en manada, explorando territorios desconocidos, siempre viajando en clan en búsqueda de alimento, refugio, dioses, sentido? 

¿Porqué escogimos regresar justo a esto en este siglo, en vez de elegir las divisiones civil-militar de las eras de bronce, hierro y maquinaria? 

Pasó un rato pensando, viendo el movimiento del lugar.

Creo que es porque nos hace más felices ser así. -concluyó, mientras veía a los 3 co-padres bolianos recoger a su crío y echar relajo con él.  Y la utopía de la Federación es poderlo ser.

Salió pensativo a programar su track de carrera:
Computadora, corra la simulación de invasión Klingon-Romulus beta/tau/3.  Mande invitación, opcional, al comandante Ledger si se haya despierto.  Y empezó a correr en medio de un campo de estrellas, donde varias naves explotaban en secuencia junto a una nébula...

Después de dejar al Almirante, al capitán y al primer oficial. Eclecson no se fue a descansar. Tenía un proyecto en marcha, varios en realidad, y tenía que ponerse a ello. Cuando tenía trabajo que le resultaba interesante MAthew encontraba fuerzas de donde fuese.

Lo primero sería el transbordador. Sobretodo si necesitaba encargarlo a los astilleros, ya habría tiempo para los motores. Se fue a ingenieria para comproba que todo estuviera en orden, examinar las guardias y luego a su habitación a diseñar.

Ledger la miró sin decir nada, por un segundo sus ojos fríos y azules parecieron mostrar una gran pena tras ellos, como si los pensamientos de soledad y culpa fuesen un mar contenido por una tenue barrera que amenazara con romperse.

Mantener el tipo... Ese fue mi error -dijo con una tenue sonrisa- mantuve el tipo. Se hizo por un momento un tenue silencio en el que Ledger parecía incapaz de decir nada que fuese coherente con la situación. Al fin se giró decidido a decir algo a la mujer cuando la computadora indicó la invitación del capitán a participar en una simulación al parecer de carácter bélico. Siendo este un recién llegado Ledger no podía negarse aunque la mano fue al comunicador con bastante más lentitud de la habitual en él.

Estoy de camino Capitán. -Respondió de nuevo con el tono frío e impersonal del Teniente Comandante Ledger bastante distinto al del Eliott de la holocubierta- Discúlpame Koral, debo ir a reunirme con el capitán, espero que cuando la misión nos lo permita podamos volver a vernos...

En la holocubierta claro -especificó algo ruborizado-.

Sin decir nada más dio el comando para que apareciera el arco de la computadora y salió por la puerta no sin antes echar una última mirada atrás hacia la doctora.

Estoy de camino Capitán.

Instantes después el Teniente Comandante entraba en la simulación iniciada por el Capitán Jor-tova'Daq.

Miró sus ojos, sin prisa, profundamente, tratando de ir más alla, como si aquel azul revelase un mar en calma, tanto que se pudiese observar en su interior. Finalmente, en el fondo, encontró algo inesperado, una sensación de pena y culpa, que seguramente le provocaba un fuerte dolor que le mantenía casi a diario alerta y en guardia.

La doctora lamentó sus palabras, pues justamente fueron a dañar más aquel mar en calma, yo... lo lamento... no he leído su expediente... hubiera dicho, pero no tenía sentido excusarse, o era obvio, o se podría pensar que lo había dicho a propósito para herirle, todo lo contrario de lo que pretendía. Bajó la mirada mordiéndose la lengua, debí haber guardado silencio, siempre tan bocazas...

La computadora rompió el momento, tanto para bien como para mal. Cuando aceptó al Capitán, la doctora se puso rápidamente de pie, olvidando su miedo a las alturas, pues ya el momento había pasado y solo le preocupaba haber herido al hombre que la estaba tratando tan bien. Lo lamento Eliott... dijo mientras él también se disculpaba, la mujer asintió a sus palabras.

¿Se ha ruborizado? la doctora se quedó tan sorprendida por aquel gesto que demostraba tantas cosas, que solo asintió con la cabeza y sonrió. No es de piedra... susurró.

Antes de marcharse Ledger se giró para mirarla, la doctora agradeció esa última mirada y la aprovechó para indicarle sus intenciones: Necesito descansar, así que me retiraré a mi cuarto. Buenas noches Eliott, no necesitaba decir a dónde iba o qué hacía, pero simplemente lo dijo. Dio el comando para quitar la reproducción del holograma y cuando se desvaneció la luna, se marchó también de la holocubierta con destino a sus estancias.

Miró a Ledger antes de marcharse y suspiró.

-Ya, no te hagas mala sangre Karl -te contestó acercándose y posando sus manos sobre tus hombros -Sabes cómo es la cuestión del deber dentro de la Flota, son gajes del oficio. Claro que nos gustaría tenerte más tiempo con nosotros pero bueno, también lo comprendemos -te sonrió y te abrazó apoyando su cabeza en tu pecho.
Se rió un poco ante el comentario de la procreación -Las cosas que dices mi amor...-dijo mientras tomaba el café caliente entre sus manos -Yo creo que los klingos se desnudarían claro, no deben perder la más mínima oportunidad de pavonearse como machos en medio de rebaño de hembras. Es su cultura, así son criados, salvo alguna que otra excepción... -se sentó en el sofá de nuevo y sonrió -¿Así que el hombre de las nieves y la doctora corazón, eh? Quién lo hubiera dicho! Ay! Es que los opuestos se atraen, sí, señor -se rió suavemente, de esa manera encantadora y con algo de malicia que tanto te gusta -Ese Mathew es una amor de chico, ojalá que encuentre una chica linda a la que le gusten reactores como a él -dijo como si estuviera hablando de su hijo, a pesar de ser solo unos años mayor que Eclecson Amaia solía referirse a todo el resto del mundo como si fueran niños, quizás fuera por su trabajo y por eso de ser madre...
Su rostro se tornó súbitamente serio cuando hablaste de la misión, pudiste ver una sombra de preocupación en sus ojos que se disipó luego de unos segundos, dejó su café a un costado y tomó tu mano libre entre las suyas, -Mi amor, no esperaba menos de ti, sé cuánto nos amas -susurró con la voz casi en un murmullo, se mojó los labios con la lengua y prosiguió -Pero no creo que sea lo correcto, todos somos parte de esta nave y de lo que ella representa, nuestro modo de vida y nuestros ideales -alzó una mano para acariciarte un costado del rostro -Todos los días enseño a los niños de la escuela que esta es nuestra casa y que todos en la nave somos una gran familia en la que nos cuidamos unos a otros, estaría echando por tierra todo eso si hago lo que me dices -hizo un gesto triste -Espero que sepas comprender...-se mordió el labio.

Al concluir la celebración Mertens, como buen ocampa fiel a sus impulsos, salió a recorrer un poco la nave, después de todo ese sería su nuevo hogar y si bien sabía que todos los modelos de las clase Galaxy eran similares siempre había una que otra cosilla, detalles de ingeniería o de organización, detalles del puente o de la rutina, que hacían a cada nave un mundo particular.
Justo cuando iba hacia la sala de ingeniería recibió un aviso por el intercomunicador, tenía dos holomensajes personales listos para ser vistos en su recámara.
Al llegar a sus habitaciones se acomodó en una butaca mullida y vio el primero: era de parte de sus padres. Había llegado hacía poco menos de una hora, al pedirle a la computadora que lo proyectara la figura pequeña de sus dos progenitores vestidos con ropas de fiesta se dibujó frente a él.

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-Hola hijo -te saludaron al unísono.
-Yo no quería molestarte pero tu madre insistió...-comenzó tu padre.
-¡Claro que insistí! Mi único hijo ha sido nombrado primero al mando de forma oficial en una nave como la Excálibur, con ceremonia y todo ¿y yo no lo voy a saludar? -pudiste ver que se quejaba tu madre. Siempre hacían el mismo número.
Pudiste ver que tu padre roló sus ojos de manera muy graciosa -En fin, Mertens, ya sabes cómo es tu madre... -se encogió de hombros -Una nave de la Federación ha pasado por aquí y nos ha permitido grabarte este mensaje- explicó -Queríamos felicitarte por tu nombramiento, hacerte saber que estamos muy orgullosos de tus logros y decirte que tu ejemplo está alentando a otros ocampas a seguir el camino de las estrellas -puedes ver que tu padre está emocionado a pesar de que trata de ocultarlo.
-No queremos molestarte más hijo, nuestro corazón y nuestros pensamientos están contigo -agregó tu madre mientras se sonaba la nariz y se limpiaba las lágrimas con un pañuelo.
-¡Adiós, Mertens! -se despidieron, todavía te pareció que podías escuchar sus voces a pesar de que la imagen se había desvanecido.

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Tardaste unos minutos en reponerte del sacudón emocional; el segundo mensaje era solo de voz y de parte de la teniente Daerx -Comandante, si mal no recuerdo creo que me tenía que invitar unos cazones mexicanos -decía y luego se oía una risa -Si no está ocupado, avíseme.

Miro fijamente a los ojos de mi mujer y me alegro de que esté a mi lado cada día. Le cojo las manos y les doy un apreton cariñoso.

- De acuerdo. La verdad es que no soportaría estar lejos de ti. Pero tomaremos todas las precauciones habidas y por haber. No quiero que Neil y tu os expongais innecesariamente ni esteis en contacto con nadie que os pudiera contagiar.

Tomo otra vez mi taza de café.

- Estoy orgulloso de ti y de tu trabajo en la nave. Y tienes razón, todos formamos parte de ella y tenemos nuestro sitio, aunque haya gente que eso no lo entienda.

Me giro y vuelvo a mirarla, con los ojos llenos de amor.

- Dijimos que juntos para siempre, ¡y que asi sea!

El primer mensaje fue toda una subida de moral. Sus padres se habían vestido de fiesta para felicitarle, y él sintió que debía responderles antes de que comenzara la misión. Aprovechando que todavía estaban atracados en la base, y que las comunicaciones con la Federación eran buenas. Así que se limpió las lágrimas, procuró que no hubiera a la vista ningún elemento revelador (era la doctrina de la flota) y grabó este mensaje para ellos, que luego enviaría al servicio de mensajería de la flota para que lo hicieran llegar.

-¡Ey, como estáis! -dijo, sentado en su sillón- Mamá, te veo estupenda. Muchas gracias por vuestro mensaje, me ha animado mucho. Esta nave es genial, y los oficiales que están a mi mando son gente muy capaz, de todas las razas. Os grabaría un videolog sobre ellos, pero no creo que la Federación lo aprobara.

Sonrió un momento.

-Os mando este mensaje porque nos han encomendado a una misión en un sector estelar algo aislado, y no se cuando podré volver a comunicarme con vosotros. Estoy bien, y conociendo a mucha gente. No se cuanto tiempo estaremos fuera, la verdad, y quiero deciros que... que os quiero. Gracias por todo, y no os preocupéis. Esta nave es genial, y la gente que trabaja en ella. Seguro que conseguiremos solucionar cualquier problema que se presente. Cuidaos, por favor. Un beso.

Luego se levantó y preparó un poco la habitación, pero al aire casual. No sabía si iban a terminar allí la velada, pero tampoco quería ser muy directo. Pasó por el baño y se puso un poco de colonia, lo justo para ser sutil y no avasallar con el olor. Luego respondió al mensaje de Daerx.

-Nunca digo que no a una cita culinaria. Usted dirá, ¿En el Ten Forward, o un lugar más íntimo? Estoy a su disposición.

La imagen de la trill apareció a los pocos minutos en la pantalla de comunicación que el comandante tenía en su habitación -Buenas noches, Mertens- ronroneó la voz de la teniente -Preferiría una cena en un lugar privado, usted dirá si viene aquí o yo voy para allá- sonrió traviesa.

Tiró el chicle que tenía entre los dientes a la basura, carraspeó y luego abrió la puerta de la habitación. En ese momento pasó un oficial por allí, así que aparentó que recibía un informe. Luego la invitó a pasar, mientras ordenaba al sintetizador de comida que hiciera materializarse una botella de vino.

-¿Le gusta la música? Dígame, apenas se nada de usted, y me gustaría conocer un poco más -dijo, sirviendole una copa.

Le sonrió, ofreciéndosela. Nunca había estado en privado con un trill, no de aquella manera. Podría ser una experiencia interesante.

-Por favor, siéntese donde quiera, mientras voy preparando ese cazón. O mejor dicho, me lo preparan.

Tomó su propia copa, dando nuevas órdenes al sintetizador. Luego se acercó a ella con una sonrisa.

-Al final, ¿He conseguido convencerla de que se quede con nosotros? Perdón... ¿Puedo tutearla?