Partida Rol por web

Al entrar al Eliseo observo horrorizado alrededor. Mis peores temores se hacían realidad, aquello era una orgía de sangre y destrucción como nunca antes había tenido ocasión de contemplar. Los charcos de sangre del suelo me incitaban a mis instintos más salvajes pero con firmeza logro anteponerme a la bestia. Oigo un ruido pero no localizo la fuente y es entonces cuando aquella bestia cae sobre Jose. La contemplo asustado, pero pronto ese miedo se transforma en pura rabia al saber que voy a morir como todos aquellos ancianos. Pero no sin luchar. 

Ni siquiera me da tiempo a sacar las garras cuando la pantera ya se ha tirado encima mía. Iniciamos un violento forcejeo y noto como un fiero garrazo desgarra mis ropas, no así mi carne por suerte, aunque eso es lo que hubiera deseado aquella bestia. Un seco disparo de Jose me basta para quitarmela de encima, pero la rabia aún sigue dentro de mi cegándome. Debo matarla, descuartizarla , aniquilarla por completo, ha intentado matarme. Hundo mis colmillos en ella mientras mi expresión está fuera de sí, no se que estará pensando Jose de mí en ese momento pero tampoco me importa entonces. 

Mi rostro se va desencajando hasta que absorvo la última gota, momento en el que doy un tremendo y desgarrador aullido animal. Jadeo fuertemente y con fiereza mientras observo las cenizas caer y las llamas a mi alrededor, me doy cuenta de que he perdido el control totalmente y maldigo mi debilidad pero lo cierto es que sigo vivo. Salgo de allí a toda velocidad sin mirar atras hasta que, ya fuera, puedo pensar con más claridad sobre aquel infierno.

José.. maldita sea.. ¡Aún sigue ahí! - observo con impotencia al chofer ghoul que aguardaba fuera y corro hacia él abriendo la puerta del mercedes y empujandole para que él tome los mandos. Maldigo entonces el no haber prestado atencion nunca a aprender debidamente a conducir, en el futuro lo hare. El chofer me mira asustado - ¡¡Arranca y entra ahí embistiendo la puerta principal !!! Tenemos que sacar a Jose de ahí. - entrecierro los ojos mirando al ghoul , este me mira aún mas aterrado. Mis ojos ahora se asemejan ligeramente a los de un felino aunque de eso todavía no me he dado cuenta.
 

No había tiempo para pensar en las consecuencias de mi acción si quería salvar a Jose. 

Viste a ese "esclavo" algo horrorizado. Con una mezcla de nerviosismo y temor intentó poner en marcha el motor del coche, no llegando a atinar demasiado en el contacto. De...de acuerdo señor... te dijo tratamudeando un poco. Una vez ya en marcha, víste cómo el gohul se ponía el cinturon y te miraba para que le imitaras... el golpe será importante... te dijo. Aceleró tanto cómo pudo, y ante la mirada inaudita de los presentes rompió la puerta de ese lugar, consiguiendo alejar un poco las llamas debido a la brisa que provocaba esa velocidad y la inercia del choque. Dentro, la situación había empeorado bastante. Pese a que había encendido las luces delanteras para mejorar la visibilidad, el humo era notable, y había bastante gente aún retorciendose allí dentro. Podías ver cómo algunos estaban luchando contra su Béstia y a la vez sus heridos, y cómo la mayoría de las ropas de los aletargados ya estaban siendo consumidas por el fuego... Intentaste ver entre todos ellos algun signo de la presencia de José, pero no lograbas verle... El calor se empezaba a sentir en el coche, y aunque sabias que éste te protegia de ese gran enemigo, tampoco te tranquilizaba del todo...mientras notabas cómo, de nuevo, esa sensación anterior empezaba a surgir de nuevo.

En ese momento, una mano con la piel algo quemada golpeó la ventailla, intentando abrir la puerta... estabas ya totalmente ciego pero, no lograbas ya ver nada debido a que las venas de tus ojos se volvían a hinchar, y sólo llegaste a oír Arranca joder... o habrá una desgracia. Notaste cómo debajo de las ruedas había unos pequeños batches, suponías que, o por las mesas o por los cuerpos...

Y llegasteis a fuera... y ya algo más calmado pudiste ver a José... Su ropa estaba chamuscada y su rostro estaba casi teñido de negro... Estabas en el suelo, algo aturdido, pero cuando te diste cuenta de tu alrededor víste que era distinto... cómo si estubierais en un prado... y no se veía nada de civilización cerca. No tenías muy claro lo que te había sucedido, ni dónde estabas, pero una cosa si te sobtó realmente. Un vástago normal estaría agonizando con las heridas que tenía el señor Moreno, con la mano totalmente quemada y la ropa destrozada, supuestamente por los arañazos de ese "animal"... ¿Éstas bien Gabriel? -te preguntó José al ver que abrias los ojos-.

El coche embistiendo la puerta...

Una fuerte sacudida...

Todo lleno de humo y fuego...

Otra vez volviendo a perder el control de mi mismo...

Oscuridad... 

Abro los ojos aturdido ,  con mi vista aún nublada y todo mi cuerpo cubierto de hollín pero no quemado, bueno, quizá parte de la camiseta y los pantalones. Observo parpadeando lentamente al señor Jose, está realmente demacrado pero aún mantiene el porte aunque no se si hubiera sobrevivido de no intervenir nosotros. Bueno , lo que hizimos fue una temeridad y tengo suerte de seguir con vida yo también.

Si, estoy bien.. estoy bien, al menos mejor que tú.. eso no tiene buena pinta.

Toso un poco aunque ya no respire para quitarme la molesta sensación de mi garganta llena de humo. Miro al lado de Jose para ver al Ghoul y sonreirle cansado y totalmente perdido - Buen trabajo.. je...¿No querias encender el fuego? Creo que ya tuvimos fuego para... decadas.

Vuelvo a mirar a Jose, realmente no se como va a reaccionar ante mis actos o si va a recriminarme algo pero decido que sea él quien saque el tema.

¿Qué diablos.. pasó ahí dentro..? ¿Quién era esa pantera..? ¿Organizo toda esa destrucción ella.. sola?

... 

¿Donde esta el Gangrel.. y que vamos a hacer ahora?

Las preguntas eran muchas y sabía que Jose tampoco tendría grandes respuestas. Todo aquello había sido muy precipitado y brusco. Y luego estaba aquella oscura sensación que recorría todo mi cuerpo, me sentía extraño, muy extraño. De momento sigo tumbado descansando, no tenía ningunas ganas de moverme de allí hasta aclarar todo un poco.

Joder.. adios a mis dos citas.

Mientras te intentabas levantar, viste en el reloj del esclavo de Moreno que ya eran cerca de las 5 de la madrugada... ¿Cuanto tiempo habías pasado inconsciente?... Te sentías muy extaño, realmente, las experiencias habías dejado marca en tu ser... No te preocupes por mi Gabriel, tu tranquilo... -te decía el hombre mientras te ponía una mano en el hombro, por serte, la menos demacrada-, no me ha pasado nada que unos días de descanso no puedan solucionar. Sobre Miguel, ni idea... -se pasó la mano por la cara en ese momento, cómo si quisiera quitarse sin ningún resultado todo ese hollín. Allí dentro había muchos cuerpos, que supongo han quedado cómo tu victima... en cenizas -dijo algo sorprendido aún por lo vivido-, si ha tenido suerte habrá salido o ni siquiera había aún llegado, pero tardaremos algunos días en poder hacer una aproximación real de nuestras perdidas.

Ví lo que pasó mientras seguía en el suelo... -añadió-. No pude más que hacer algunos disparos... me cojió tan por sorpresa... parecía triste por el hecho de que no hubiera podido defender cómo se merecía el Elíseo... que había terminado, como bien imaginabas, convertido en poco más que el polvo cómo la extraña criatura que provocó el ataque. No me pareció ver a nadie más, aparte de ese extraño animal... Tenía entendido que los Gangrels os podíais convertir en lobo o murcielago pero... ¿en una pantera negra? Tendremos que esperar a que se muestren los resultados de tu diablerie para saber de que clase de criatura se trataba. En ese momento recordaste la suave y dulce sangre de aquella estraña mujer. Llevabas bastante tiempo alimentandote cada noche pero nunca habías provado nada igual. Te pareció haber oído alguna vez que con la absorción del alma de otro vástago parte de su poder se trasmitía al "goloso" cazador, así cómo tambien las formas cómo la Camarilla "recompensaba" lo que consideraban un peligroso crimen. Estando aún sumergido en tus pensamientos viste cómo se quitaba un extraño anillo dorado que llevaba en la mano derecha. Tendría que pedirte un favor Gabriel -dijo de forma algo tímida, cómo si le molestara tener que pedirtelo-. Tu acto, a la hora de salvarme, me sorprendió y llenó de orgullo. Alguien con una fuerza interior cómo esa es digno de admiración, y más teniendo en cuenta tu procedencia. Te parecía cómo si hablara básicamente del hecho de que fueras Gangrel ya que, normalmente, alguien de un clan alejado totalmente de la entrecijos de la Camarilla no solía hacer ese tipo de actos. Sabes que, cómo Sevilla, nuestra ciudad aún no está consolidada ni nuestro "Principado" asegurado cómo tal. Aunque las  Tradiciones están arraigando entre la sociedad cainita local, un acto así nos puede perjudicar. Nos han dado un duro golpe, justo en el Elíseo, y cuando corra la voz tanto los Anarquistas cómo el Sabbat nos verán como un blanco fácil. Estaba claro que se preocupaba por su ciudad, y por lo que podías entender de sus palabras, no había sido ni la primera ni la última vez que un acto así tenía lugar allí. Quizá sabía que sus temores estaban bien fundados, pero te sorprendía la sinceridad con la que ahora te estaba hablando. El día 7, en Barcelona, se iniciará un importantisimo Cónclave dónde los líderes de todas las sectas cainitas, desde la Camarilla al Sabbat, pasando incluso por independientes y anarquistas estarán presentes. Estaba invitado a ir, la idea es iniciar una tregua en la Yihad para terminar con esa estupida guerra que, cómo hoy, se ha librado tantas vidas, pero yo no puedo ir. Si abandono ahora mi ciudad será una debilidad más que tendrá, pero si Montoya no es informado de lo sucedido, tampoco habrá servido de mucho nuestra anterior lucha. Le costaban salir las palabras pero, por otro lado, te parecía que veías dónde quería llegar. Te puso el anillo en la mano derecha, y te la cerró. Necesitaría que fueras en mi lugar allí, y le dieras un mensaje. Tendrías que contarle todo lo que ha pasado hoy. Con éste anillo sabrá que realmente vienes de mi parte. Sólo los Principes y los jefes de resistencia tenemos uno igual, que nos permite identificarnos y sellar nuestras cartas. Por lo demás, no te preocupes. Si quieres puedes venir a descansar a mi casa. Cómo has visto, hay habitaciones de sobra y no me gustaría que corrieras ningún tipo de peligro, y allí redactaría una nota para que no tengas ningun problema con el amaranto cometido anteriormente.

Escucho a Jose mientras me incorporo un poco lentamente en pie. Frunzo un poco el ceño cuando menciona que aquella mujer podría ser una gangrel - No creo que lo fuera..¿por que iba a atacar un gangrel a la camarilla en su Eliseo? Si acaso hubieran entrado en su territorio...-me quedo callado cuando nombra que vio mi acto de diablerie y me pongo algo tenso, su sangre estaba deliciosa pero aún así.. - Yo.. no se que me pasó.. el fuego.. toda esa sangre, aquella bestia atacándonos.. perdí el control - reconozco en público al fin algo avergonzado.

¿Los resultados? Te refieres a sus.. dones. Bueno.. me siento extraño.. pero cómo podría averiguarlos? - esperaba que entendiera mis razones y que no fue un acto premeditado, sino tendría que acabar huyendo de la camarilla allá donde fuera. Menciona cuando le salvé, la verdad es que no se si lo hice por puro interés para que siguiera ayudándome con mi sire, agradecimiento o simplemente altruismo- Bueno.. fue lo mínimo que podía hacer. Tu ghoul también le echó agallas - Aunque con un poco de ayuda eso sí.. -pienso sonriendo.

Observo como se quita el anillo y me habla con ese tono tan reticente. Aquel anillo no iba a ser para pagarme.. y confirmo mis temores cuando comienza a hablarme del Sabbat , anarquistas y demas asuntos políticos. Sin quererlo ni beberlo ya me está metiendo hasta las rodillas en el pantano de la política. Frunzo el ceño con cara escéptica , pensando en una manera educada de rechazar su oferta, hasta que al final dice eso de redactar una carta de amnistía para la diablerie. Bueno, aquella carta me libraría de muchos problemas en el futuro y además Jose me debería otro favor que bien podría necesitarlo en el futuro- De acuerdo , de acuerdo. Pero has de saber que no tengo ningun interés ni ninguna experiencia en la política. Me limitaré a informarle de lo acontecido y asistir a esa reunión como oyente. No quiero que nadie piense que soy un representante de la camarilla, no es mi intención. 

Asiento a su ofrecimiento para pernoctar en su casa.

Gracias, me quedaré en tu refugio esta noche entonces. Y si, te agradecería esa nota, no quiero que nadie piense que soy un asesino despiadado. En marcha entonces, pronto amanecerá.

Me subo al un poco chamuscado coche con ellos y me recuesto en el asiento de atras tumbándome.

¿Será segura tu casa? Quiero decir, si han atacado el Eliseo que se supone que es un baluarte bien defendido...

quizás deberías buscarte otro refugio hasta que la situación volviera a su cauce normal..

Poca es la gente que conoce mis dominios -dijo rotundamente ese hombre mientras entrabais en el coche-, y mucho menor los que vienen a ellos, pero parte de razón tienes. No dejan de ser los peligros asociados a mi causa. Recostado en el asiento trasero de el “destrozado” Mercedes notaste cómo el siervo de José encendía su motor. Al menos aún funciona -pensaste-. Y os pusisteis en marcha. Hubo un largo rato de silencio durante el trayecto. La situación, había sido desastrosa por todos vosotros y parecía cómo si nadie quisiera romper ésa “tranquilidad”. Hasta que, por fin, oíste la voz del señor Moreno. Referente al tema de tus nuevos “dones”, sólo el tiempo dirá. Es difícil vaticinar el tiempo necesario para que alguien empiece a desarrollarlos aún y siendo conocida su procedencia, por lo que aún más difícil es saberlo en tu caso. Por ahora, no conozco a más transformistas que a los de vuestro clan, pero cómo ya te dije, ésa “béstia” mostraba auspicios desconocidos por mi del poder de Caín. Será cuestión de esperar.

Notaste que, al poco rato de terminar el de hablar, el coche se detenía, y en el momento en que te sentaste viste que ya habíais llegado al sitio indicado. Sus alrededores parecían tranquilos, la calma que se respiraba era la que hubieras deseado encontrar en el Elíseo, pero mientras ibais acercandos cada vez más a la casa empezaste a ver distintos vástagos patrullando, a lo que Jose te tranquilizo diciéndote que se trataba de parte del cuerpo de seguridad de la ciudad. Durante tu inconsciencia he hecho unas cuantas llamadas -te dijo-, y espero que tanto mis dominios cómo los de los demás líderes de la causa estén del todo protegidos. De allí su seguridad. El ataque en el Elíseo les había cogido por sorpresa, pero esperaban no tener muchas más. Al menos tu, por esa noche, habías tenido más que suficiente.

Entrasteis dentro, y el gohul de tu “anfitrión” te mostró dónde estaba la cámara dónde hoy podrías descansar. Una habitación grande, con una cama en el centro y algún que otro armario cercano, libre totalmente de espejos y ventanas. Cuándo volvisteis a bajar al salón pudiste ver a José fumándose un puro y con una copa que te parecía coñac en la mano, y un papel delante suyo, en la mesita. Aquí está el documento que te prometí. Lo miraste, y pudiste ver que en él constaba el porqué de los actos ocurridos hoy en tu persona, pero con una tenue mentira: cómo resultado de esa atrocidad producida por el inoportuno presente en el Elíseo, he dado caza de sangre al ver que era imposible sacar una sola palabra de esa mujer. Debajo de es explicación pudiste ver tu nombre, la fecha de hoy y la firma de José. Conservalo cómo si de tu vida se tratará, pues mientras dure tu “condena” -dijo refiriéndose a las venas negras en tu aura- ésto te salvará de muchos problemas. Una vez dicho ésto, y teniendo tu la calma de que había cumplido con gran rapidez con su palabra te hizo una leve sonrisa y añadió. Si quieres saber algo más o disfrutar de los placeres de la vida aún y sabiendo las limitaciones de nuestra condena -te dijo alzando la copa- eres bienvenido a tomar asiento a mi lado, pero si quieres descansar no te preocupes, tiempo por hablar tenemos. Mientras antes del día 7 estés en Barcelona ningún problema.

Llegamos de nuevo a su casa, mucho más vigilada esta vez, aunque eso no me termina de tranquilizar del todo. Subo con el ghoul a mi habitación y asiento satisfecho, la verdad es que era mucho más lujoso que el motel de mala muerte en el que vivía estos dias en Granada. Bajamos de nuevo con Jose y observo como bebe de la copa algo que no es vitae , lo cual me hace recordar la mala sensación que experimenté esta misma noche con aquella copa que me tomé.

No gracias, si acaso mañana tomaré un poco de vitae si poseeis algo. - sonrio recogiendo la nota y la meto en un bolsillo interior de la chupa de cuero cerrandolo con cremallera. La verdad es que no tenía mejor sitio para guardarlo ya que la cazadora siempre la llevaba encima.

Por hoy me iré a descansar, mañana .. bueno, no se que haré. Imagino que empezare a planificar el viaje hacia Barcelona.

Me despido de ambos, señor y criado, y subo a mi habitación tumbándome en la cama y mirando mis manos. Abriéndolas y cerrándolas como si tratara de sacar lo extraño que hay ahora en mí, pero no consigo nada. Suspiro y cierro los ojos , pensando en todo lo que ha ocurrido hoy en una sola noche y sumergiéndome lentamente en el dulce letargo.

Al dia siguiente buscaría a Jose para preguntarle donde podría hacerme con una buena espada y si el chofer podía llevarme hasta allí. Si empezaba a encontrarme con enemigos así la daga se me iba a quedar pequeña y además, hacia al menos un siglo que no cogía una espada pero dicen que eso es como caminar, una vez aprendido nunca se olvida.

MARTES 4 DE ENERO (19:30 horas)

Después de oír unos golpes en la puerta te despertaste. Te levantaste de esa espaciosa cama y, tras la falta de ventanas en la estancia, hecho que agradeciste enormemente ahier por la noche, te cambiaste, poniendote la misma ropa, y única que tenías en ese lugar, que anoche. Después de observar un poco a tus alrededores, empezaste a mirar por la mesa, observando detenidamente tu pistola y tu pequeña daga, pensando en mejorar tu arma mientras te la guardabas. No era por desconfianza hacia Jose, ni mucho menos. Ayer se había mostrado lo más hospitalario contigo, firmandote la carta que significaba tu salvación y además ofreciendote una cama en su mansión para más seguridad por ti.

Lo que había empezado por una mentira mientras buscabas tu sire había terminado en algo mucho mayor. Habias salvado la "vida" al futuro Príncipe de la ciudad, y además tenías que ir a Barcelona en su nombre para dar un mensaje a su Príncipe. Montoya.

Tú, que tan al margen habías querido mantenerte siempre de la política cainita ahora te veías sumido totalmente en ella. Estaba claro que era ella quien te buscaba y se inmiscuía en tu camino. Pero por suerte tambien tenías un nombre, alguien a quien preguntar cuando llegaras a la ciudad condal.

Miraste el telefono y viste 3 llamadas perdidas de la camarera de ese local, y de nuevo llamaron a la puerta.

Víste al siervo de Jose entrando a la habitación suavemente tras ver la luz abierta. Buenas noches señor Gabriel -te dijo muy gentilmente ese esclavo-. Espero que haya descansado bien. El señor Moreno está en el salón leyendo el periodico por si le interesa. Si quiere hacer uso de la ducha se encuentra al final del pasillo, a la derecha, y si desea algo de almuerzo sólo tiene que decirmelo. Parecía cómo si te tratara de una forma tan servicial cómo si de su domitor te tratases. Era cómo si para él los vástagos fueran semidioses, y que llevara mucho tiempo junto a Jose pese y su presencia jovial. De hecho, ese era uno de los resultados de la sangre de caín. Despues de un corto silencio, esperando tu respuesta prosiguió. Después encima de la cama le dejaré un traje idoneo a su persona, y si quiere le lavo ésta ropa. Las cenizas de ayer les ensuciaron bastante.

Me levanto una noche más..un poco más sediento que de costumbre pero nada excesivo. Hago correr la vitae por mis músculos para hacerlos revivir y finalmente me incorporo sentado en la cama. La verdad es que los mortales tienen unos estereotipos bastante estúpidos si piensan que dormimos en ataudes.  Me pongo a mirar el móvil pensativo sobre si responder o no a la chica, debe de estar bastante interesada porque me ha dado 3 llamadas perdidas. Comienzo a escribirle un mensaje - **Lo siento princesa, casi me matan ayer y no pude asistir a la cita - pareciera que quiera darmelas de tipo duro pero es la verdad, bueno que piense lo que quiera - pero hoy no tengo mas compromisos, pon tu la hora y el sitio**-termino de escribir cuando llaman a la puerta, por lo menos hoy la cena la tenía casi asegurada, una bonita cena todo había que decirlo.

Buenas noches - saludo al ghoul y escucho lo que tiene que decirme, asintiendo levemente - Está bien me daré una ducha.. -alzo la ceja cuando dice que tiene ropas idoneas para mí ¿a que se referira? La verdad es que dudo que Jose gaste de mi indumentaria pero quizás ha tenido el detalle de pedir que compre algo nuevo- Vale, vale, si mejor lávala supongo.. -murmuro mientras comienzo a desvestirme y dejo la ropa en el suelo sin pudor alguno.

Me encamino hacia la ducha y me meto dentro, hacía por lo menos una semana que no tomaba una y algo debía oler ya.. aunque claro, los vampiros no sudan y eso también hacía que casi no lo necesitara mucho. Pongo la temperatura muy caliente, casi quemando, para notar como el agua trata de calentar mi marchito y gélido cuerpo. La sensación es agradable. Tras unos minutos salgo, me seco y me preparo para volver a mi habitación y volver a vestirme con esa ropa que me tenían preparada.

Cuando me cruzo de nuevo al ghoul alzo el dedo - Tomaré una copa de vitae si es posible - añado y me dirijo hacia el salón para reunirme con Moreno.

Buenas noches..- le observo para ver su estado, el fuego era díficil de curar para los nuestros y seguramente le llevaría una semana entera volver a lucir saludable como antes - ¿Cómo estas? Hmm.. tenemos que ir haciendo ya los preparativos. Si pudieras buscarme un transporte a Barcelona .. viajar de noche y llegar de noche va a ser complicado o muy ajustado.. - por supuesto no tengo en cuenta coger un avión, nunca lo había hecho y me daban bastante desconfianza-asi que lo dejo en tus manos. 

Por cierto, también quiero hacerme con un buen acero, toledano a ser posible. Visto lo visto mejor ir bien armado por si vuelven a atacarnos, las armas que llevo son bastante... de juguete. Las usaba sólo para espantar mortales. ¿Sabes donde puedo adquirir buen armamento aquí en Granada? Aunque solo tengo unos 2300 €, bueno algo mejor que esto si que habrá.-miro mi daga.

 En mis tiempos de mortal yo era herrero...-comento con añoranza.

Mientras te sentabas en el sillón delante de José, sentiste que aunque tu cuerpo ya no sudara esa ducha te había hecho sentir mejor. El cabello aún humedo, y esa sensación de calor corporal que llevabas tanto tiempo sin sentir te habían permitido relajarte y reflexionar sobre lo sucedido hasta el momento. Una vez ya fuera, viste que el gohul te había dejado preparado un albornoz blanco, totalmente impoluto, colgado en la puerta, demostraban un servilismo sin igual

Además ese traje de camisa negra y americana de color tejano oscuro cómo los pantalones, e incluso esos zapatos de cuero negro te sentaban mejor de lo que pensabas. Al fijarte en Jose pudiste ver que parte de la piel de su cara aún aparecía totalmente quemada, al igual que su brazo izquierdo, que ahora llevaba vendado. Después de darte las buenas noches, y decirte que esperaba que hubieras podido descansar empezó a responderte sobre tus apreciaciones. Sobre el transporte, te dijo mirandote a los ojos, con su mirada aún enrojecida, hay dos opciones plausibles. Por un lado tendrías el tren. Tendrías que llegar a Madrid y cojer el AVE. Luego, en unas cinco horas estarias en el centro de Barcelona. Se quedó un rato pensando, a parte de esa vía tenía que haber muchas más, y aceptarias todas las posibilidades excepto la de ir volando. Otra forma posible sería por carretera. Estarías unas 10 horas en llegar, por lo que sería interesante que pudieras parar a descansar y alargar el viaje 2 días. Si no tubieras ningún modo para ir haría que alguno de mis gohuls te llevara allí, pero como tu prefieras. En ese momento entro el sirviente del señor Moreno, y te dejó una copa fresca de sangre encima de la mesa, la cual, empezaste a beberte, degustandola poco a poco mientras José volvía a hablar. Sobre el tema de la espada... en el centro de la ciudad hay una tienda de antiguedades y material similar al que me pides. Está a 10 minutos del ayuntamiento, dos calles antes a la izquierda. Alguna de éstas preciosidades es de allí -te dijo mientras te mostraba una colección de espadas de distintas épocas y procedencias colgadas en la pared. No acostumbran a cerrar hasta las nueve y media de la noche, por lo que quizá aún te podrías acercar allí. Miraste en ese momento tu reloj y pudiste ver que aún eran las 20:30, te quedaba cerca de una hora para ir a hechar un vistazo. Se llama "La Cuchillería", aunque si por algo no tienes tiempo se que en Barcelona, si no la han cerrado, había otra.

Me siento en el sillón junto a Jose degustando la copa que me sirven. Cualquiera diría que somos como viejos amigos y tan solo le conozco de dos noches. Muy intensas eso sí.

Cinco horas son demasiadas para luego acabar en una estación... -murmuro mientras doy un trago de la copa y relamo mis labios - prefiero la opcion por carretera. Iré con tu ghoul, así me da unas clasecitas de conducir, que se le ve ducho..-sonrio divertido mirándole, va a pasar mucho miedo conmigo si cojo el volante pero quiero aprender de una vez por todas.

Además, cuando amanezca solo tenemos que salirnos de la carretera a un lugar natural, allí podre descansar agusto.  

Observo la coleccion de espadas que me señala Jose, ni me había fijado antes. Me acerco para acariciar el frio metal y asiento satisfecho - Son buenas si - pero debía encontrar una para mí. Quizá más adelante y con más calma pudiera encontrar un sitio adecuado donde forjarme una como antaño, pero eso llevaría mucho tiempo.

En fin, voy a echar un vistazo a esa tienda antes de que eche el cierre. Volveré antes del amanecer, ve diciéndole al ghoul que preparé todo para partir mañana sobre esta hora.

Me termino la copa y despido y posteriormente salgo de la casa. Ya en el jardín y como tengo poco tiempo decido usar mi poder de nuevo para mutar y transformarme en un pequeño murciélago. Ya me conocía la zona más o menos así que no tendría problema en llegar junto al ayuntamiento y dar un par de vueltas hasta encontrar la callejuela en cuestión.

Cuando lo hago aterrizo en un callejón oscuro y deshago la transformación. Me acerco a un cajero para sacar todo lo que tengo en mi cuenta y luego deshago mis pasos hasta entrar en la tienda. La campanilla tintinea cuando empujo y entro. Echo un vistazo alrededor , de momento no veo a nadie mas que polvo y polvo en las estanterias.

¿Salud?

Estoy buscando una buena espada..

En oír el dringar de las campanas colocadas encima de la puerta, viste cómo el encargado de la tienda se giró, mirandote con una expresión de amabilidad en la cara. Era un hombre algo mayor, de unos 50 años, bajito y con el pelo ya canoso. Pues así ha venido al sitio indicado, -te dijo saliendo de detras del mostrador-. Era una tienda algo pequeña, con multitud de estanerías con armamento antiguo en sus vitrinas, envolviendo toda la pared, y alguna que otra armadura de acero de antaño, totalmente montada a modo decorativo. Hachas, mazas, dagas, espadas, ballestas,... había absolutamente de todo. No se realmente que puede ser de su interés joven, pero quizá le gustaría más lo que tenemos en el primer piso. En ese momento te fijaste que además, en el lado izquierdo unas escaleras que subían a un piso superior. Parecía una tienda realmente completa. Sigame -te dijo mostrandote esa escalera-, la planta baja básicamente es a tipo expositorio, la mercancía la tengo arriba. Subisteis por las escaleras, y víste una zona llena de cajas. Seguramente ese piso lo utilizaban a modo de almacen, pero lo que más te sorprendió fue la cantidad de metal reluciente que había  colgado de las paredes. Aquí es dónde tenemos la mayor parte de nuestro material. Y empezó a mostrarte lo que, según le habías comentado podría ser más de tu gusto.

Empezó por un sable de caballeria que segun te dijo era hecha en el siglo XIX, durante la Guerra de Independencia española, de acero toledano, ligera y con hoja algo curva, una katana procedente de Japón de antes de la Segunda Guerra Mundial, junta a un Nodachi - una espada de hoja curva cómo la katana- y un Wakizashi -similar a una katana pero mucho más pequeño- Todo éste material es auténtico. Normalmente su procedencia es de algun coleccionista que por motivos varios se ve obligado a venderlas, pero todo está en un pefectisimo estado. Y en eso tenía razón. Te fijaste en que absoltamente todo ese material parecía que en ningún momento hubierasido usado, y cuidadosamente guardado. Fue cuando te estaba empezando a hablar de precios que te fijaste en una espada bastante larga, con una hoja grande pero a la vez estrecha. Te acercaste a ella y pudistes ver que tenía ciertos grabados en su reluciente hoja, y un mango que parecía envuelto de cuero, acompañado de una pequeña daga de plata, con mango de cuero similar al de esa espada. Éste objeto que mira es realmente extraño. Se trata de un Claymore de los años de y una daga que nos trajo hace unos años un hombre, a últimas horas de la noche, y que tenía bastante prisa en venderlo, pero aún no ha vuelto a pasar.

Cada objeto cuesta 1800 euros, pero nos dijo que si alguien se quedaba con las dos piezas se las dejaramos por 2000€

¿Estaria interesado en algo más o alguna en especial?

Le sigo.

Sonrio al amable tendero y le acompaño hacia el piso superior recorriendo la tienda. Me voy fijando en todo lo que hay, la verdad es que había una gran selección aunque a simple vista es díficil distinguir una espada de simple exposición a un buen acero. Ahora las espadas que se hacían en este siglo eran para ser colgadas de adorno.. simples tiras de metal rapida y mal forjadas. 

Necesito espadas de verdad, que valgan para la verdadera lucha y choque de aceros -murmuro y caigo en la cuenta de que eso no es muy común hoy en dia y seguramente ya este levantando sospechas en el buen hombre. Me apresuro a matizar sonriendo - Me gustan las cosas de calidad, se algo de esgrima antigua y aprecio las buenas obras.

Voy cogiendo las espadas que me va mostrando sopesándolas en mi mano para ver el equilibrio del arma y doblo un poco las hojas para ver si son flexibles. Eso era importante si no querias que tu espada se rompiera al primer cruce de golpes. El sable no está mal pero no me satisface del todo, ya que no voy a usar escudo mejor aprovechar ambas manos. 

Observo después las armas japonesas, tienen fama de ser muy afiladas y ligeras y hoy lo puedo comprobar de primera mano. La hoja es muy flexible también, en general sería una buena espada para cortar carne y mortales pero si chocara contra otra superficie más dura seguramente no aguantaría tanto como una espada europea. Las dejo con cuidado en su sitio y observo la muestra final, el extraño claymore escocés y la daga.

Un hombre con prisa vendiendo una espada.. vaya. Si que es raro sí. O es robada o está maldita..-sonrio bromeando y la tomo en mis manos. Levanto con facilidad su peso y alejandome un poco doy un par de golpes al aire para probarla. El aire zumba rompiendo el silencio de la tienda en aquellas horas de la noche. 

Sonrio satisfecho asintiendo , los claymore eran letales y sobretodo bastante resistentes, aunque chocaran con una armadura o un muro de piedra. Me acerco para observar la daga que viene en el lote pagando un poco más. 

Plata. Vaya. Es insólito hacer armas de este material , no es muy resistente. -me quedo pensando. Aquello bien podría haberlo vendido un vástago, ¿Quien sino iba a querer un arma de plata? Según tenía entendido eran la debilidad de los garou y algunos demonios - pero me parece una buena oferta, es una buena pieza. Está bien, me las llevo, pagaré en efectivo, no necesito embalajes.

Aparte de las correas para colgarlas al cuerpo,  no , nada más..  No tengo más dinero de momento.

El problema va a ser ocultarla por la calle, voy a necesitar hacerme con una gabardina larga.

Cuando salgo de la tienda, reviso el móvil para ver si me ha contestado la chica. No tenía nada más interesante que hacer en toda la noche, salvo quizá volver y probar mis nuevos juguetes. Busco una tienda de ropa donde poder hacerme con una gabardina de cuero largo.

Aún y despertarle cierta intriga a ése hombre cuando le hablaste del tipo de arma que necesitabas y la dureza esperada hizó cómo si no te hubiera escuchado y prosiguió hablandote. No soy nadie para poder juzgar las intenciones de mis clientes, pero si realmente está iniciado en las viejas artes de tan noble deporte -te dijo refiriendose a tus supuestas artes en esgrima- sólo puedo recalcarle que se lleva dos objetos muy validos. Realmente no acostumbro a pedir la procedencia de las mercancías que me llegan -te dijo al oír tu comentario y, trás observar tu analisis de los metales añadió- pero ten cuidado. La espada es de puro acero toledano, bastante afilada además, vigila no cometer una desgracia.

Una vez le comentaste a ése hombre que te quedabas definitivamente con ésas piezas, pudiste ver cómo las cojía y procedía a volver al piso inferior de la tienda, por el mismo sitio por dónde subisteis. Al momento le seguiste. No querías perder esa oportunidad, realmente era demasiado importante para ti mejorar tus defensas antes de partir hacia Barcelona, y la oferta que te había hecho el vendedor era inmejorable.

Cuando llegó al piso inferior, te fijaste que se íba a un pequeño almacen que había tras el mostrador, dejando las armas encima de la mesa, para salir al poco rato con dos fundas de cuero. Cómo ya sabrás, ésta es para la espada, cruzada en el hombro -te dijo mientras te mostraba una larga funda de cuero con una asa para colgartela cruzada por detrás de la espala- y ésta para la daga -era algo más pequeña que la anterior, con un pequeño agujero detrás, y revestida de aluminio. Tienes que pasar por aquí el cinturón de los pantalones, cómo si se tratara de una funda para el móbil.

En ése momento sacó un largo maletín negro, de platico resistente de debajo del mostrador, y mientras enrollaba las correas siguió hablandote. Las correas són regalo de la casa. Por ley estoy obligado a guardartelo todo dentro del maletín para evitar posibles problemas, pero una vez fuera lo que pase con ellas ya no es mi responsabilidad. Te cobró los 2000 €, y tras pedirte el nombre lo escribio en un pequeño documento del que te dió la parte calcada. Éste es el certificado de conformidad que te indica cómo propietario de éstas armas, por si la policia te lo pidiera nunca. Otra vez te daban un certificado, en menos de 24 horas ya era el segundo que recibías y éso te sorprendía un poco.

Después de ello, te entregó el maletín y se despidió de ti mientras salías fuera.

Anduviste un rato por las calles de ésa ciudad. Al fin mañana ya partirías hacia otro sitio y la idea te alegraba. No es que ésa ciudad te incomodara, pero tu paso por allí había sido sólo por la busqueda de tu sire, y ya te habías visto metido en muchos problemas que ni te incumbian. Ahora tenías un nuevo rumbo que tomar, y un nuevo nombre: Alfredo. Tenías la misión de hablar con el Príncipe de Barcelona y entregarle la nota que José había escrito para él, a parte de mostrarle tu "permiso de diablerie".

Te fijaste que todas las tiendas de ropa cercanas estaban ya cerradas y en mirar el móbil para ver si la chica te había contestado pudiste ver que ya pasaban poco más de de 10 minutos de las nueve y media. Habías estado bastante rato en ése lugar, y aunque una gabardina no te iría mal  ésos "juguetitos" eran más importantes. En ése momento te fijaste en tus nuevas ropas. El gohul de Moreno no se había equivocado mucho con tu estilo, y quizá el pudiera encontrarte tambien la gavardina. A fin de cuentas, aún era mortal y podía ir antes de marchar. Ya guardandote el móbil en el bolsillo, mirando el maletín negro que llevabas en la mano imaginando el momento en que quizá tendrías que usar ésas armas notaste una suave vibración. Te fijaste que tenías un mensaje de Moreno Gabriel, he hablado con mi gohul y partireis para Barcelona ésta noche. Intenta venir a las... En ese momento entró una llamada en el móbil. Era la camarera de ayer. En responderla inconscientemente mientras intentabas volver al mensaje de Moreno pudiste oír: Amigo... ¿estás? En aproximarte el telefono te diste cuenta por el ruido que aún estaba en el bar, trabajando cómo ayer Mierda, seguro me saltó el buzón. Cuando oigas esto llamamé -prosiguió la chica-, acabo de ver tu mensaje y me has dejado algo preocupada. ¿Estas bien? Si quieres pasate por el bar, a las 10 y media termino mi turno y podemos ir a tomar algo o cenar... ¿estas bien?

Je, para cometer desgracias la quiero precisamente- Pienso mirando el filo de las espadas. Le acompaño abajo para que las embale, observando el largo maletín. No se me había ocurrido pero podría transportarla en algo así cuando fuera la ciudad, claro que seria un poco engorroso sacarla si tuviera que reaccionar rápido ante un combate inminente. Le preguntaría aún así al siervo de Jose por una gabardina larga.

Observo el sitio donde tengo que firmar y sonrio. Me hace gracia algo así. Hacia siglos que no lo hacía y lo más parecido era el símbolo de artesano que marcaba en mis espadas. Le digo el primer apellido falso que pasa por mi mente y firmo con una elaborada G.

Recojo el maletín y el certificado y me despido agradecido de aquel amable hombre. Comienzo a caminar para salir de aquella callejuela pensativo y observo como ya todos los comercios estan echando el cierre o directamente cerrados. ¿Es que nadie se acuerda de los vampiros que quieren ir de compras? Seria un buen negocio -pienso sonriendo.

Saco el móvil cuando vibra y observo el mensaje de Moreno - ¿Partir? ¿Hoy mismo? - suspiro y entonces me llama la chica, a lo que solo atino a quedarme callado mientras habla. Finalmente cuelga creyendo que no la escuchaba. La mortal se estaba tomando muchas molestias y me daba un atisbo de pena marcharme sin al menos visitarla y despedirme. Podía pasarme un rato a visitarla antes de marchar hacia Barcelona.

Encamino mis pasos hacia aquel bar en el que trabaja mientras termino de leer el mensaje de Moreno para saber exactamente la hora y el sitio donde me esperan. Cuando llego al bar dejo el largo maletín, al menos de 2 metros, apoyado verticalmente en la barra. Algún despistado podría pensar que es un instrumento de música, aunque demasiado estrecho y largo. Algún temeroso podría pensar que es un arma de fuego o rifle de francotirador desmontado.

Me siento cansado en uno de los taburetes y sonrio a la muchacha.

Hola de nuevo. Estoy bien, estoy bien.. no te preocupes. Solo que casi salgo ardiendo -sonrio y acto seguido me doy cuenta de que no debería ser tan sincero con los mortales, aquello la podría hacer sospechar y relacionarme con la noticia del incendio- Perdoname que ayer faltara a mi palabra pero como te dije fue ..complicado. Me ha surgido algo y mañana tengo que salir de viaje. Me parecía mejor despedirme en vez de marcharme sin decir nada.. 

Me quedo unos segundos con la mirada perdida en la barra. La verdad es que mi vida social era un desastre desde que me convertí en vástago y perdí a mi familia siempre acababa vagando de un lado a otro sin establecer verdaderos vínculos con nadie, quizas por temor a perder de nuevo a mis seres queridos. Quizas por eso también buscaba a mi sire, el unico por el que sentía amistad.

Je, para cometer desgracias la quiero precisamente- Pienso mirando el filo de las espadas. Le acompaño abajo para que las embale, observando el largo maletín. No se me había ocurrido pero podría transportarla en algo así cuando fuera la ciudad, claro que seria un poco engorroso sacarla si tuviera que reaccionar rápido ante un combate inminente. Le preguntaría aún así al siervo de Jose por una gabardina larga.

Observo el sitio donde tengo que firmar y sonrio. Me hace gracia algo así. Hacia siglos que no lo hacía y lo más parecido era el símbolo de artesano que marcaba en mis espadas. Le digo el primer apellido falso que pasa por mi mente y firmo con una elaborada G.

Gracias, hasta siemp.. otra -rectifico.

Recojo el maletín y el certificado y me despido agradecido de aquel amable hombre. Comienzo a caminar para salir de aquella callejuela pensativo y observo como ya todos los comercios estan echando el cierre o directamente cerrados. ¿Es que nadie se acuerda de los vampiros que quieren ir de compras? Seria un buen negocio -pienso sonriendo.

Saco el móvil cuando vibra y observo el mensaje de Moreno - ¿Partir? ¿Hoy mismo? - suspiro y entonces me llama la chica, a lo que solo atino a quedarme callado mientras habla. Finalmente cuelga creyendo que no la escuchaba. La mortal se estaba tomando muchas molestias y me daba un atisbo de pena marcharme sin al menos visitarla y despedirme. Podía pasarme un rato a visitarla antes de marchar hacia Barcelona.

Encamino mis pasos hacia aquel bar en el que trabaja mientras termino de leer el mensaje de Moreno para saber exactamente la hora y el sitio donde me esperan. Cuando llego al bar dejo el largo maletín, al menos de 2 metros, apoyado verticalmente en la barra. Algún despistado podría pensar que es un instrumento de música, aunque demasiado estrecho y largo. Algún temeroso podría pensar que es un arma de fuego o rifle de francotirador desmontado.

Me siento cansado en uno de los taburetes y sonrio a la muchacha.

Hola de nuevo. Estoy bien, estoy bien.. no te preocupes. Solo que casi salgo ardiendo -sonrio y acto seguido me doy cuenta de que no debería ser tan sincero con los mortales, aquello la podría hacer sospechar y relacionarme con la noticia del incendio- Perdoname que ayer faltara a mi palabra pero como te dije fue ..complicado. Me ha surgido algo y mañana tengo que salir de viaje. Me parecía mejor despedirme en vez de marcharme sin decir nada.. 

Lo siento.

Me quedo unos segundos con la mirada perdida en la barra. La verdad es que mi vida social era un desastre desde que me convertí en vástago y perdí a mi familia siempre acababa vagando de un lado a otro sin establecer verdaderos vínculos con nadie, quizas por temor a perder de nuevo a mis seres queridos. Quizas por eso también buscaba a mi sire, el unico por el que sentía amistad.

Al llegar al bar pudiste ver que eran sobre las diez y cuarto de la noche. Aún faltaba un rato para que, según te dijo la chica, terminara su jornada laboral pero, después del "obligado" plantón de la noche anterior no querías que ésa joven llegara a pensarse que no querías saber nada de ella.

Cuándo llegaste allí te sentaste en el mismo taburete en que te sentaste ayer, en la barra pero por la parte más cercana a la puerta, alejado tanto cómo pudiste no sólo del pequeño bonsai que, desde hoy, reposaba encima de la máquina registradora, sinó tambien del espejo que había detrás de las estanterías de las bebidas. Querías ser discreto con las debilidades asociadas a tu condenación, y más después de las primeras palabras que tuviste con la camarera quien, en verte llegar se quedó algo sorprendida. 

Víste a ésa chica rubia algo atareada, cómo si lo quisiera dejar todo listo antes de irse de allí, y aunqué al principio, pudiste llegar a pensar que hubiera sido un error comentarle tan abiertamente el porqué ayer no pudiste llegar a la cita acordada, se acercó a ti y dándote un beso en la mejilla te dijo: Por cierto guapetón, mi nombre es Lucía. No te habías percatado que ayer no os habíais llegado a presentar, y la única referencia que tenía hacia ti era la G que le dejaste en el mensaje. Pareció intentar preocuparse de tus problemas anoche pero en cuando estaba empezando a hablar el mísmo hombre de ayer, sentado en el otro lado de la barra, le llamó la atención: a éso me referí ayer cuando te dije que no eras cómo los otros feligreses. Te sonrió, y diciendole que ahora íba, mientras miraba su reloj, se giró hacia ti para murmurarte: en 10 minutos termino, dame 5 más para cambiarme y nos vamos de aquí.

Mientras la mirabas cómo se íba ha atender a ése cliente te acordaste de que antes, por la llamada de Lucía no habías podido terminar de leer el mensaje de José. Sacaste el telefono móbil del bolsillo de tus nuevos pantalones, cómo todo lo que llevabas en ése momento, y sin dejar de observar el maletín para que nadie te lo robara volviste a leerlo: Gabriel, he hablado con mi gohul y partireis para Barcelona ésta noche. Intenta venir a las 3 cómo muy tarde para que podais almenos llegar hasta Valencia o sus proximidades.

Al cabo de un rato te fijaste en que la chica te hacía un leve señal de que la esperaras fuera.

En la entrada del local, al cabo de poco rato notaste cómo alguien te tocaba la espalda. Al girarte víste los profundos ojos verdosos de Lucia, ésa joven rubia de pelo largo algo ondulado en la parte superior.

Te sorprendió bastante el cambio de ropa que había hecho en poco rato, cómo habia cambiado ése jersey blanco y esa faldita azulada de su uniforme de trabajo por una blusa negra con pantalones de cuero del mismo color y una chaqueta del mísmo color y material que le llegaba a las rodillas. En el momento en que le viste encenderse un cigarrillo te percataste que había aprovechado para retocar su maquillaje, pintandose lo lábios con rojos carmín y remarcando sus largas pestañas que resaltaban aún más su mirada. Me dejaste preocupada con lo de ayer. Te dijo mientras soltaba un poco de humo por su nariz. He leído algo ésta mañana en el periodico del incendio de ese bar clandestino -te sorprendió la forma cómo la sociedad mortal había descrito el Elíseo, y que engañados estaban de sus verdaderas funciones para los cainitas. ¿Éras uno de los feligreses o el valiente anónimo que estampo un coche para que pudiera salir la gente? -te dijo tras una leve carcajada-. Por lo visto el periodico no decía nada más interesante sobre el tema, sino seguramente te lo hubiera dicho con ésa soltura que tenía. Te fijaste, al tenerla justo al lado que era un poco más bajita de lo que parecía en el bar, cómo si la barra estubiera un poco alzada. Te pareció, por vuestra diferencia que no debería llegar al metro setenta, y aunque hicierais buena pareja, nadie que os viera se podría imaginar vuestra diferencia real de edad.

Y bien G... -te dijo mientras, apoyandose un poco a ti, mató el cigarro con el tacon de sus altas botas- ¿dónde tenías pensado ir precioso?

Sonrio viendo como los feligreses del bar la piropean burdamente, los mortales se entretenían con cosas tan vanales... ojalá yo también pudiera a volver a apreciar esas cosas. Incluso con el paso de los siglos ya había perdido toda clase de apetito sexual, de hecho me divertía más el proceso de seducción y tonteo que el resto. Cosas de estar muerto.

Doy un toque a Jose en señal de que he recibido su mensaje, las tres, eso me daba un buen margen para estar un rato tranquilo con la chica. Lucía se llamaba, es cierto ¿como no le había preguntado el nombre? Estoy hecho un desastre. -sonrio y salgo afuera a esperarla.

Es bastante guapa y tiene carácter, sería un buen partido..-por un momento se me pasa la idea por la cabeza de abrazarla y convertirla en una de los gangrel pero rápido sacudo la cabeza, condenarla a sufrir como yo por tener algo de compañía a mi lado sería algo muy egoísta. La destrozaría la vida mortal que ya tuviera.

Me giro sobresaltado y depredador cuando algo me toca la espalda, lo cual la asusta un poco. Sonrio alzando una mano - Perdón, Perdón.. creí que eras otro..-la miro a sus relucientes ojos esmeralda y posteriormente la miro de arriba a abajo en profundidad. Doy un silbido típico de ver a una gran mujer y sonrio divertido.

Vaya, menudo cambio muñeca.. Si fuera un vampiro te dejaría sin una gota. Je, es broma, no quiero que pienses que soy como esos del bar..-me acerco y la cojo de la cintura sin dejar de mirarla a los ojos, mientras escucho la noticia del incendio alzando algo las cejas- Si.. lo del bar clandestino.. hmm -la miro intensamente con mis ojos casi felinos- Un feligres o un loco valiente.. ¿Tu quien crees que soy? -sonrio divertido, dando a entender que si que fui yo- A veces soy demasiado impulsivo y eso me mete en problemas..

¿Sabes? Eres más bajita de lo que parece.. Esa barra engaña pero tranquila, me gustas así , más manejable.. -sonrio esta vez algo depredador y recoloco las manos en sus caderas- Gabriel. Me llamo Gabriel.. -matizo dando una leve palmada en su cuerpo- No sé.. No conozco esta ciudad. Lo dejo en tus manos.. aunque.. la verdad es que prefiero un poco de tranquilidad. Tu casa misma estaría bien - sonrio descarado con desparpajo - Si quieres compramos algo por el camino para que vayas cenada.. yo no tengo hambre. De comida quiero decir. Jmmmmmhh

Tampoco quería dejarla que me tocara demasiado la piel o empezaría a sospechar.

Aunque al principio pudiera parecer un poco espantada, al poco se dió cuenta que tus, algo desentrenadas, artes de seducción no eran más que joviales bromas para romper un poco el hielo, o almenos eso quiso creer tal y cómo mostró tras soltar una lijera risa cuando terminaste de hablar. Por tu impulsividad, obviamente el feligrés -bromeó riendo de nuevo un poco más fuerte que antes mientras empezabais a andar- No te enfades precioso -te dijo con mirada algo triste en los ojos trás ver que te habían podido ofender sus palabras-. Gabriel... mmm... bonito nombre -prosiguió-, casi tanto cómo la noche cerca de la Alhambra... lo echaré tanto de menos. Tus palabras te sorprendieron, más viniendo de ésa joven que antes se ruborizó, bajo el maquillaje que tan cuidadosamente se había puesto después de trabajar, trás oír tus alagos. Eran realmente notables las sorpresas de ésa chica que, tras la barra parecía otra.

Al poco de oír tus palabras, proponiendole ir a un sitio con tranquilidad te pareció ver un cambio en su expresión, cómo si pareciera algo duvitatiba. Quizá te habías precipitado. Hacía escasos cinco minutos que conocías su nombre y ya, en la primera cita después de un justificado plantón, le padías intimidad, justamente en su hogar.

En ése momento miró el reloj,y viendo que aún faltaban veinte minutos para las once te dijo: No quiero que pienses que soy una de las típicas chicas faciles que trabajan en la noche Gabriel, porfavor. Notabas en sus palabras una gran sinceridad, cómo si el mero hecho de que pudieras llegar a malentender sus palabras le doliera en toda el alma. Pero sabes que desde ayer sentí en tu presencia algo especial -te soltó de golpe-. No llegabas a comprender del todo sus palabras, sobretodo por el hecho que, trás la maldicion, los mortales mostraban hacia ti una extraña percepción de peligro, algo que no llegaban a comprender pero que les avisaba desde su inconsciente, excepto ella. Mi piso no está muy lejos, lo comparto con la chica que me ha sustituido en el bar y en principio hasta las dos no volverá. Tu idea íba viento en popa, ésa cita con Lucía te proporcionaría, no sólo un sustentoso alimento, sino la compañía de una bella joven que tanto añorabas desde que estabas condenado y el tiempo necesario para no faltar a las tres ante José para partir. 

Os dirigisteis hasta su casa, pasando antes por un Pita dónde la chica se cojió algo de cena. Segun te dijo, había entrado a trabajar a las 2 de la tarde y aún no había comido por lo que tampoco resultó extraño que se comiera el kebab por el camino, para, cuando terminó volver a hablar. No se hasta cuando te estarás en Granada Gabriel, pero quería comentarte que el sabado me voy de aquí. Siempre he sido algo nomada, más o menos cómo tanta gente, y el sabado empezaré mi nueva vida junto al mar en Barcelona. En el momento de oír Barcelona te quedaste helado. El destino había querido cruzar ésa ciudad en todos los momentos de tu vida desde que ayer, cometieras tu primera diablerie. Y quien sabía, quizá ésa casualidad te permitiria tener algun tipo de "amistad" con ése recipiente de vitae.

Ya delante de la casa subisteis al piso, era un cuarto sin ascensor, y en el momento en que llegasteis a la puerta abrió. Se trataba de un piso algo pequeñito, con un comedor de poco más de 50 metros cuadrados junto a la cocina y dos habitaciones en un pasillo dónde tambien había el baño. Por favor, ponte comodo Gabriel -te dijo mientras te señalaba el sofá de cuero marrón al lado del cual dejaste el pesado maletín-. ¿Quieres tomar algo? dijo mientras veías cómo se dirigía hacia la nevera. Y bien ¿qué rumbo han marcado las estrellas a mi joven aventurero? -dijo de espaldas, pero dirigiendose a ti-.

Pongo una mueca preocupada cuando veo que se asusta un poco ante mis métodos. La verdad es que juntando que yo era un poco brusco y el aura de peligro que me rodeaba hacía las relaciones sociales para mi de algo muy complicado. Pero desde que la conocí me sorprendió que no me temiera o desconfiara de mí, quizás por eso intento acercarme más a ella.

Me relajo un poco cuando niega mis temores - Je.. asíque el feligrés.. - sonrio callado, pues solo yo de los dos sé la verdad- ¿Lo echaras de menos? Oh imagino que te refieres a la Alhambra y sus noches - le guiño un ojo mientras seguimos andando.

Tranquila, no pienso eso de ti. El que ha metido la pata he sido yo, he ido demasiado rápido pero claro.. me voy mañana, es el único motivo de mi eh.. brusca proposición - sonrio de nuevo y alzo un poco la ceja cuando dice que sintió algo especial, ¿acaso no sería una mortal normal y corriente?- Hasta las dos no vuelve.. oh bien. Así estaremos más tranquilos.

Se compra algo de comida y voy caminando pensando en ella, mirándola de reojo de vez en cuando. Algo no me cuadraba del todo y cuando nombra a donde se va a mudar me quedo de piedra, tanto que la miro violentamente como si fuera un enemigo, por suerte ella se ha ido a tirar los envoltorios de la pita terminada y no me ve. 

Asi que Barcelona... dicen que es una bonita ciudad - sonrio tratando de parecer distraido pero aquello me ha puesto en tensión. ¿Casualidad? No creía mucho en las casualidades desde que conozco los entresijos de la sociedad vampírica..- Parece que te gustan mucho las ciudades cerca de la costa.

Seguimos caminando hasta su piso y aún sigo tenso. Que no me tema, que muestre tanto interés en mí sin conocerme, que se mude a Barcelona.. ¿podría ser una espía ghoul?¿una cazadora? Quizás me lo estaba tomando todo demasiado en serio, pero era mejor prevenir que arder en cenizas.

Una vez arriba me siento en el sillón que me indica y compruebo con disimulo que sigo teniendo el revolver en su sitio. Dejo el maletín apoyado en la pared pero cerca mio. Me acomodo mejor subiendo los pies con chulería a la mesita y la miro sonriendo cuando me ofrece de beber algo.

No gracias. Está bien así. -sonrio inocentemente- Oh pues.. saldré hacia Valencia. - observo su reacción a mis palabras y luego añado- Quizá si acabo pronto pueda pasarme a visitarte. Si quieres claro, no quiero que pienses que soy un Feligrés acosador.