Partida Rol por web

Notaste una cierta sorpresa en ella cuando le hablaste de tu próximo viaje hasta Valencia. Sabías que sólo era de paso, pero con la experiencia de José comprobaste que el hecho de mentir no era una de tus mejores artes. Veo que tambien te gusta la costa -te dijo mientras sacaba una cerveza del frigorífico- ¿Seguro que no quieres nada? Trás negarle con la cabeza se acercó al sofá, sentandose a tu lado, para hacer un sorbo de ésa fría cerveza y proseguir diciendo. Allí en Barcelona tengo família, y el sueldo de camarera da para poco más que para poder pagar éste piso y la comida justa. Almenos quizá allí conseguiré algo mejor para mi.

Notabas cierta melancolía en las palabras de Lucia, cómo si la busqueda de un sueño la hubiera terminado por derrumbar en encontrarse con la realidad. Ya estaba cansada de tener que soportar siempre al mismo típo de gente, y no pude más. En ése momento dejó la cerveza en la mesilla y se encendió un cigarrillo. De hecho, si mi jefe no me hubiera retenido con la amenaza del finiquito ya haría 15 días que estaría allí. Sus palabras te sorprendían, parecían realmente sinceras y algo en ti te decía que no tenía nada que ver con tu condena. Pero aún así, querías ser algo precavido en tus acciones y sobretodo en lo que le decías.

Pocos de los clientes, por no decir ninguno se han comportado cómo tu -te dijo mientras te tocaba el cabello-. Lo de antes, de que eras el feligrés, era sólo una broma, no quiero que te lo tomes a mal. Fue bajando su mano hasta tu pecho, y te beso en la mejilla. Aún así, de Valencia a Barcelona no hay tanta distancia -te murmuró mientras con su lengua empezaba a rozarte el cuello.

Por ahora todo estaba hiendo a la perfección, miraste el reloj y te fijaste que aún faltaba algo más de una hora para las dos, para que llegara su compañera, tiempo suficiente para todo.

En ése momento inyectaste tus venas en sangre, para no defraudar las espectativas de ésa chica, de quien allí mismo, en ése sofa, íba a ser tu cena.

Una vez ya terminasteis te fijaste que faltaba poco más de media hora para las dos. La chica, estaba algo adormilada por todo lo sucedido, momento en que aprovechaste para vestirte y salir, cojiendo con fuerza el maletin que contenía tus armas.

Una vez en la calle te paraste a observar por los laterales, totalmente vacios de movimiento. Habías podido alimentarte facilmente, de cara al largo viaje que os esperaba y aún quedaba bastante para la hora en que quedaste con José, pero en mirar el maletín que sostenías en la mano te percataste de una cosa: con eso era imposible que te pudieras transformar, y era mucho dinero cómo para dejarlo allí tirado.  

Me voy relajando cuando veo que emociones en ella que acompañan su versión, parece que no miente... o si lo hace se le da realmente bien. Se sienta a mi lado y hago volver a correr la sangre por mis venas para estrecharla contra mí en un reconfortante abrazo protector - Solo para un techo y comida... sí, así no se puede vivir una vida.. al final acabas convirtiéndote en esclavo del sistema y cuando ya eres viejo te preguntas que has hecho con tu vida. 

Sigo escuchándola y alzo las cejas - ¿Finiquito? Que extraña cosa sería esa capaz de retenerla contra su voluntad - Si en el futuro algun finiquito te amenaza... dimelo que ya me encargo yo -sonrio inocente pero sincero al desconocer el significado de aquello. Ella se rie de mi torpeza, seguramente cree que bromeaba.

Tranquila no me lo tomé a mal...-alzo una ceja viendo como su mano se acerca peligrosamente a mi pecho y lo recorre curiosa. Después un tierno beso y un lametón algo mas pasional se unen en sus caricias.

La cojo con suavidad pero firmeza de la espalda y la tumbo en el sofá colocándome encima de ella. Comienzo a besarla mientras ambos vamos desprendiendonos de las ahora molestas prendas de ropa y voy mordisqueando su cuello resistiendo el instinto de beber de ella cuanto antes.

Si....Creo que Valencia y Barcelona no estan tan lejos..-sonrio, seguramente le haría ilusión pensar que iba a Barcelona sólo para visitarla a ella, no era así, pero ahora yo tenía un motivo extra. Sonrio depredador y me abalanzo finalmente sobre ella para terminar haciendo el amor salvajemente, aunque aquello no me proporcionara ya demasiado gozo comparado con el abrazo, pero ella se merecía que diera lo mejor de mí. Cuando ella llega al culmen aprovecho para besar y morder su joven y lleno de vitalidad cuello llegando los dos al extasis casi al unisono. Bebo de ella con suavidad y lentitud prolongando el momento y saboreando cada pequeña gota del vitae de Lucía.

Al terminar la llevo a su cuarto y  la tumbo con suavidad en la cama, arropándola y lamiendo la herida. Busco un boli y papel y la escribo una pequeña nota.

*Nos vemos en Barcelona entonces, princesa.

G. *

Recojo mis cosas y salgo a la calle para volver de nuevo junto a Moreno. Cojo un taxi pero como no quiero gastar mucho más dinero cuando llegamos y me toca pagar miro al taxista con mirada depredadora y le digo que no tengo dinero. Creo que dirige una temerosa mirada a mi maletín y balbuceando se larga de allí sin mirar atrás. Un tipo listo.

Entro a la residencia de Moreno y anuncio mi llegada y mi disposición para salir ya de allí tras recoger mis viejas ropas y posesiones.

Sólo entrar en la sala principal pudiste observar a José sentado en el sillón, delante mismo de la ventana, cómo si estuviera mirando al infinito, con un libro abierto delante suyo.

En verte entrar miró hacia la puerta dónde estabas y te llamó: Buenas noches Gabriel, pasa y sientate amigo. Mientras te acercaste pudiste comprobar que parte de su rostro aún se veía totalmente quemada. Veo que la noche ha sido fructifera -te dijo mirando el maletín que llevabas en la mano-. Trás mostrarle tus intenciones una vez lo tuvieras todo lísto te fijaste en que se llenó una copa de cristal de un liquido rojizo que parecía sangre que tenía guardado en un decantador del mísmo material. Jeremías, mi humilde siervo está terminado de guardar todas tus cosas en el maletero y los últimos detalles del viaje.

Pudiste ver que te mostraba el sillón para que te sentaras tranquilamente. Quiero agradecerte enormemente de nuevo lo que hiciste ayer para mi y para ésta ciudad. En ése momento cojió la copa y bebío gran parte de su contenido. Te fijaste en que hoy no éstaba fumando cómo de costumbre, y parecía que estuviera intentando mejorar sus heridas lo antes posible.

Cuando llegues allí, a parte de ir a hablar con Miquel -te dijo comentandote el Alguacil de la ciudad del que te habló ayer-, dirigete a ver a Mercè Fontrubí. Es una importante miembro de mi clan, Consejera de la ciudad y gran amiga. Notabas cómo la confianza que te estaba cojiendo Moreno, el Regente de ésa ciudad y futuro Príncipe era mayor de la que nunca hubieras imaginado. En ése momento te alegraste de que no supiera nada sobre el grupo de cazadores que te perseguía ni de la enemistad con algunos canivales, pero te sorprendia la amistad que ése hombre había postrado ante ti. Ya sabes lo que dicen: Honra a los Ventrue cómo quien honra a un monarca, sólo así llegarás dónde quieras.

Te sorprendió de la manera cómo hablaba de las adulaciones queridas por su clan, pero antes de que dijeras nada prosiguió:

Ve al Elíseo de la ciudad cuando puedas y pide allí por ella. Si tienes problemas para entrar pide por el Guardían de ése lugar y entregale ésto. Te dijo dandote un sobre lacrado y sellado en cera. Otra nota más que obtenías en ésos días. Entre el certidicado de tu diablerie, el de tus armas, y ahora éso parecerías más un mensajero que otra cosa. En ella te reconozco cómo miembro de honor de la Resistencia Granadina. Con ella no debes temer ningún problema en los sitios de la Camarilla.

Te sorprendió todo éso. Tu sólo lo habías hecho simplemente cómo un acto reflejo, quizá llevado por la necesidad de reencontrar a tu sire, Alejandro, Alfredo, o cómo resulte que se llame ahora.

Por último, te agredecería que le hicieras llegar ésto a Javier, el Príncipe de la ciudad -te dijo entregandote una segunda nota, lacrada del mísmo modo-. Es de vital importancia que se la lleves, éso nos permitirá quizá resistir un poco más si los ataques vuelven.

En ése momento miró el maletín que llevabas contigo y sonriendote te dijo: Veo que la noche ha sido fructifera, ¿han ido bien tus compras? -y después de preguntar éso, con algo más de seriedad en su maltrecho rostro añadió- Si necesitaras algo más sólo tienes que decirmelo Gabriel.

Buenas noches..-sonrio tomando asiento y escuchando como van los preparativos del viaje- Perfecto.-dejo el maletín y se refiere a él- si, consegui encontrar un par de buenos aceros a un precio inmejorable, un buen hombre el tendero.

Observo la copa pero ya estoy saciado completamente con mi nueva "amistad". Alzo una ceja cuando empieza a darme más ordenes para hablar con celebridades y transmitir nuevas órdenes y mensajes.

Cita:

Esa frase me hace entrecerrar un poco los ojos con un poco de asco, la verdad es que no entraba para nada en mi filosofía el ir haciendo la pelota a nadie. Aunque fuera la única vía de saber algo de mi sire..

Bien , genial, mas sobres -pienso con fastidio mientras los recojo y guardo con los demás en el interior de la cazadora. Miro a Jose por última vez y me levanto para estrecharle la mano y despedirnos, quien sabe cuando nos volveríamos a ver o si lo haríamos - Estoy listo para partir. Cuídate y mejora esas heridas. Espero que nos volvamos a ver algún día.

Sonrio y salgo hacia donde me espera el mayordomo - Antes de irme, necesito una gabardina larga de cuero si teneis algo por aquí. Iré montando en el coche..-coloco el maletín con la espada en el interior ya que en el maletero no cabe y me siento en los asientos de atrás, tumbándome a lo largo en una pose cómoda para tan largo viaje.

Listos pues... te acompaño hasta el coche -te dijo José en el momento en que se levantaba del sillón, intentando agarrar un bastón que tenía al lado para apoyarse. Referente a la gabardina, no te preocupes. Ahora mientras Jeremías termine de cojer las cosas le digo que te busque alguna -y empezando a dirigirse hacía la puerta principal. por los laterales de las paredes, cojeando ligeramente fuísteis hacia el coche- Jeremías -dijo José sólo verlo-, antes de partir busquele una gabardina de cuero al chico.

Te llegaba a impresionar el control que tenía ése vástago encima de ése siervo que, en pocos minutos se convertiria en tu chofer, llevandote dónde deséabas llegar en tu incansable búsqueda hacia tu sire.

Cualquier cosa que pase llamamé Gabriel, al igual que cuando tengas cualquier noticia de Montoya o de tu sire -sus palabras te sorprendieron, pudiendo llegar a notar que de tu marcha no sólo conservaba su encargo, sinó tu própio futuro, la própia misión que te llebó no sólo aquí, sinó además a salvar su existencia. Por todo lo demás, Jeremías está a tu entera disposición hasta que estés aposentado en Barcelona. Por el refugio, no te preocupes. La resistencia disponemos de un pequeño apartamento en la mayoría de ciudades importantes de la península. Ésas palabras llegaron a soprenderte, notando cómo desde el momento de entrar con el coche ayer en el Elíseo para salvarse te había convertido a sus ojos en miembro de la resistencia de la ciudad, algo que podía alagarte, pero a la vez acerte temer por lo que podría llegar a pasar en un próximo futuro.

Fue en ése momento que viste llegar al gohul con una larga gabardina de cuero negro, y acercandose hacia ti te dijo, mientras te la ofrecía Compruebe a ver si es de su talla. Te la pusiste, y ciertamente, te íba como anillo al dedo. Otra vez había acertado, a la perfección, cómo con la ropa de antes, observando cómo en menos de una noche había llegado a cambiar tu atuendo.

Bien Gabriel, supongo que aquí nos toca decirnos adiós -te dijo José de forma emotiva mientras te daba un leve abrazo devido a las heridas-. Cuando esté recuperado partiré hacia Barcelona, si no fuera molestia para ti me gustaría que me pudieras tener informado sobre lo que pase mientras.

Entrasteis al coche, un mercedes oscuro que parecía nuevo, lo más seguro devido al mal estado en que terminó el otro, además de para no llegar a levantar sospechas. Ya una vez sentado, víste cómo José daba unos leves golpecitos en la ventanilla para terminar diciendote:  Por cierto, me he tomado la libertad de prepararte una maleta con el atuendo necesario para ir a ver a Montoya y a ciertos actos, cualquier duda que tengas por el camino Jeremías te la podrá solucionar, espero. Y ya con el siervo poniendo el coche en marcha pudiste llegar a oír unas últimas palabras de ése hombre. Nos vemos pronto en Barcelona.

Fué ya saliendo de Granada que oíste cómo recibías un mensaje. Éra de Lucía, la camarera, quien parecía, ya se había despertado. Grácias por todo Gabriel, te esperaré en Barcelona, xxx... L...

Te percataste que, en el poco tiempo que habías estado en la ciudad habías conocido a mucha más gente de la que nunca hubieras llegado a imaginar. Mahir -el Nosferatu-, Francisco -el Ravnos del Sacromonte-, José, y a Lucia, ésa mortal tan extraña... Éso sin contar al siervo de José, Jeremías. Y tantas nuevas relaciones que te podrían estar esperando en la Ciudad Condal.

Pudiste ver cómo en el reloj del tablier marcaban las tres de la madrugada, por suerte esperabas que suficiente tiempo cómo para poder llegar a Valencia, tal y cómo te había comentado Moreno. ¿Quiere que ponga un poco la radio señor? -te dijo Jeremías rompiendo el silencio del momento, tu nuevo compañero de viaje-.

Asiento agradecido cuando veo que mi petición de la gabardina es satisfecha con rapidez. Uno podría llegar a acostumbrarse a vivir rodeado de sirvientes.

Oh bien lo del refugio. Sino pensaba dormir en algún parque.. -comento despreocupado y sonrio , seguramente esa idea de dormir bajo tierra les repugne a los ventrue y toreador.

Me pruebo la gabardina que finalmente me trae el ghoul y asiento satisfecho, era lo bastante larga para ocultar la claymore.  Miro a Jose y asiento estrechándole la mano y palmeo su espalda levemente-  Si, eso parece. Cuídate tu también. Sí, sí.. te llamaré con cualquier novedad.. - comento aunque tampoco parece que le vaya a poner especial atención a ello, ya me gustaba poco ser un recadero como para encima ser su informador personal, a no ser que ocurriera algo grave de verdad los detalles se los dejaría para otro.

Me subo al coche y frunzo el ceño con lo de la maleta, demasiadas libertades se estaba tomando: añadirme como miembro de la resistencia, favores,.. y ahora ¿cambiarme de ropa? Eso ya se vería - Nos vemos.

Una vez ya solos, y más tranquilos, para que negarlo, observo mi móvil. Sonrio viendo que es de Lucía, mi unica distracción para relajarme y olvidarme de los quebraderos de cabeza y peligros de la sociedad vampírica. Le doy un simple toque para responderla y que sepa que he visto su mensaje y guardo el móvil volviendo la vista hacia Jeremias.

Me quedo divagando unos minutos en silencio sobre toda la gente que he conocido en tan poco tiempo. Después sacudo la cabeza cuando el ghoul me habla.

¿La radio? Bueno.. pero yo busco la emisora.

Otra vez solos tú y yo en un coche , eh? Espero que esta vez no tengamos que embestir nada o tu jefe nos va a echar la bronca por cargarnos tantos mercedes..-sonrio socarrón intentando bromear un poco con él , aunque parece demasiado serio y servicial con su señor como para seguirme el rollo.

Pues vas a tener que pisar bien el acelerador para que lleguemos en menos de tres horas, se dice así, no..? -de un gracil movimiento me situo en el asiento del copiloto y me fijo en que hace Jeremias- Y de paso me das unas lecciones de conducir ¿No te importa, no? -sonrio depredador indicando que no quiero un no por respuesta.

Trás terminar de comentarle todo lo referente a tu interés sobre mejorar tu conducción observaste una leve preocupación en su rostro. Supongo que no habrá ningun problema para que tome los pedales mañana -dijo mientras esbozaba levemente una sonrisa en sus lavios-. muy mal tendría que ir todo para que éste terminara peor que el de ayer.

Observaste ligeramente cómo ése sirviente se sentía algo más relajado en los momentos en que su domitor no estaba frente suyo, mostrando que, aún y su servilismo acerrimo hacia ése Ventrue, conservaba trazas de personalidad. Si no encontramos tráfico supongo que llegaremos a la ciudad de Alicante antes del inicio del amanecer. Allí podremos descansar perfectamente en un motel propiedad de la resistencia del lugar dónde ya estan informados de nuestra llegada.

Parecía que ése mortal tenía todo perfectamente planeado, por lo que no tendrías que preocuparte mucho antes de la llegada a Barcelona.

El viaje se estaba haciendo algo largo y aburrido. Los minutos íban pasando cómo si fueran horas, no llegando aún a comprender los actos que te habían echo llegar hasta allí.

Miembro de la resistencia -pensaste-. Tu siempre te habías mantenido alejado de la política, intentando sólamente intervenir de forma activista cuando algo o alguien ponía en peligro todo por lo que habías luchado. Te principal fita era encontrar a tu sire y poder descubrir los motivos por los que desapareció. Era imposible llegar a saber si aún conservaba su existencia o la Muerte Definitiva ya le había alcanzado, cómo a tantos Vástagos les había sucedido la noche anterior, dentro del Elíseo granadino, supuestamente un sitio dónde hasta la violencia verbal estaba prohibida. ¿Qué había podido llevar a ésa condenada a cometer tal atrocidad? ¿Tan mal estaba todo?.

Desde tu Abrazo, siempre te habías mantenido alejado de todo lo relacionado con la Yihad, no llegando ni a saber, cómo la gran mayoría tal y cómo habías podido comprobar, los motivos que la originaron, ni el porqué de su pervivencia durante tanto tiempo. Pero habías empezado a comprobar un sentimiento, ya bastante arraigado entre los líderes de la Camarilla de dar ya por finalizado todo ése espectaculo. Algo aterrante.

Entre pensamientos y triviales conversaciones con Jeremías te percataste de que éste torcia hacia uno de los laterales para al poco rato empezar a ver un edificio de madera a lo lejos. Es allí -te dijo el gohul de José señalandotelo-, mañana por la tarde sólo terminar de ponerse el Sol en el ocaso le despertaré para partir hacia Barcelona, así podremos tomarnos el viaje con calma y poder dedicar un poco de tiempo a sus lecciones.

Eran las siete y cuarto de la madrugada cuando aparcasteis delante del motel. Al entrar, te percataste de que no era mucho más lujoso que el cuchitril del que te habías ido sin pagar en Granada, y tras informar Jeremías de que teníais una reserva a nombre del señor Moreno os acompañarón hacia unas habitaciones que tenían en un piso inferior, totalmente enterradas bajo tierra impidiendo la total posibilidad de que la luz solar penetrara en ellas, mucho más lujoso, sin duda, que la imagen anterior que, supusiste, ofrecían a los mortales.

Trás indicaros las dos habitaciones en los que descansaríais ésa noche, el hombre que os acompañó hacia allí -el cual supusiste que se trataba de un gohul- os abrió las puertas, y trás eso se fue deseandos un placentero descanso, al igual que hizo Jeremías antes de entrar en su habitación.

Te percataste, una vez dentro de la tuya, que ésta no difería mucho de la de casa de José, aún y ser algo más pequeña, llegando a incluso poder acostumbrarte a ése lujo que, pesa a la condenación, no renunciaban algunos.

Un motel.. oh vale.. soy experto en moteles. -sonrio divertido , otro sitio de mala muerte donde dormir no me molestaría pero me extrañaba que Jose me llevara a sitios así con lo refinado y recatado que era.

El viaje resulta todo lo aburrido que es un viaje sin nada con lo que entretenerse salvo tararear las canciones de la radio y sumirme en mis pensamientos y reflexiones. Cuando me quiero dar cuenta Jeremias me saca de mi ensoñación y miro hacia donde me señala.

Hmmm ya llegamos... perfecto. Empezaba a subirme por las paredes. Imagino que mañana me lo pasaré mejor a los mandos - rio y le palmeo levemente la espalda mientras observo el motel desde fuera. Miro mi reloj -Muy justos llegamos de tiempo, casi amanece del todo.

Entramos y para mi sorpresa debajo del hotelucho se encuentran las habitaciones vip para los chupasangres. Me pregunto que pensaría cualquier mortal que las viera, se pensaría que serían zulos para secuestrar a la gente o algo.

Perfecta. Bueno, pues si eso es todo por hoy, nos vemos mañana.

Echo el cierre de mi habitación comprobando que es seguro y comienzo a desvestirme, dejando la espada junto a la cama apoyada en la pared, el revolver bajo la almohada y la daga en la mesilla.

Siempre precavido. -murmuro en pensamientos recordando las palabras de mi sire y cerrando los ojos lentamente para sumirme en el letargo de los hijos de Cain.

MIERCOLES 5 DE ENERO (19:45 horas)

Al cabo de un rato de estar oyendo frenéticos golpes en la puerta de tu habitación, resonando en el frío metal de que estaban hechas, conseguiste despertarte poco a poco de tu diurno letargo, algo aturdido pero a la vez ansoso para proseguir con el dichoso viaje que, a poder ser, terminaría hoy.

Además, la ilusión de cojer por primera vez ése carro metalico era algo que te llenaba por dentro. Habías visto suficientes veces cómo se hacía, y más dificil que existir durante años entre los bosques sin sufrir ningun daño seguro que no sería.

Oías cada vez más de cerca ésos dichosos ruidos en la puerta mientras te levantabas de la cama y te ponías la misma ropa, lujosa por tus estandartes sociales, que usaste ayer al no haber pensado en ni que fuera una maleta del coche.

Gabriel -oíste gritar detrás de la puerta-. Joder Gabriel, levantaté que aún nos queda rato...

Era la voz de Jeremías, y en observar el reloj en la mesilla, justo al lado de la daga, comprovaste que ya eran cerca de las ocho de la noche. Seguramente la prisa de Jeremías se devía a eso, pero no estabas totalmente seguro.

Una vez cambiado, y con todas tus armas enfundadas debajo de la larga gabardina de cuero que ayer te regaló José abriste la perta, comprobando que lo llevabas todo encima. Una vez estuviste delante de ése mortal, éste te cojió por el brazo, y os dirigisteis ya hacia fuera, a cojer el coche. Venga chico, que sino entre tu sueño y tus clases tendremos que trasnochar fuera de Barcelona -dijo bromeando mientras abría la puerta del coche.

Entrasteis en el, y tras poneros los cinturones puso el coche en marcha, ya dispusiendose a cojer la carretera nacional para ir hacia vuestro destino del que, cada vez, te sentías más cerca. Por cierto Gabriel -dijo Jeremías al poco de haber enfilado ya destino, con el coche en cuarta y a casi 110 km/h-, te han estado llamando casi todo el día, no se quien será pero tiene bastante insistencia.

Miraste en los bolsillos de los pantalones y no encontraste nada, percatandote de que te lo habías dejado en el bolsillo de la chaqueta. Lo sacaste de el y viste que, efectivamente, tenías 23 llamadas perdidas, una verdadera barbaridad, que había empezado a las nueve menos cuarto de la mañana, todas de Lucía, la camarera, además de tres mensajes de texto:

-Porfavor Gabriel llamame, necesito hablar contigo. Lucía

-G. cariño, ¿éstas bien?. Llevo rato llamandote y no lo coges. ¿Pasa algo?. Llamame cuando lo leas plis

-Joder Gabriel por favor llamame rapido. ¿Seguro que estas bien?. Hoy mi compañera no ha vuelto a casa y estoy bastante preocupada.

Notabas un gran interés en Lucía para contactar contigo, algo que encontrabas realmente extraño. Parecía cómo si se hubiera encaprichado de ti, algo que realmente te hacía recular a la hora de llamarla ya que en ningún momento esas eran tus intenciones, pero por otro lado parecía realmente preocupada.

Fue en ése momento, no sabiendo muy bien que hacer que Jeremías paro en el arcén y tocandote el brazo para llamarte la atención te miró y te dijo: tu turno.

En ése momento te quitó el móvil de la mano, dejandole dentro del reposabrazos al lado del cambio de marchas. Por suerte el coche se puede cambiar entre automático y manual -bromeó mientras se desabrochaba el cinturon y salía del coche pidiendote que ocuparas su lugar-. Ésta noche parecía mucho más despierto que la anterior, cómo si el devido a estar lejos de su domitor le diera mucha más independencia y ésa pizca que, en parte, te gustaba.

Una vez sentado en el asiento del conductor, y después de que Jeremías te diera unos cuantos consejos pusiste el motor en marcha, sorprendiendote la facilidad y la solutare que tenías al volenta, mientras, aprovechando la rectitud de la carretera, íbas cojiendole confianza. Pongo algo de música -te dijo Jeremías mientras ponía un cd en el reproductor, agarrandose al cinturón en las curvas-

Fue en el momento en que víste el cuenta quilometros que te diste cuenta que efectivamente ésa canción íba en segundas, en fijarte que no íbais a más de 50 km/h, fijandote en la risa de Jeremías mientras empezabas a pisar algo más el acelerador. ¿Todo bien Gabriel? -preguntó retoricamente el gohul, diciendote después-, venga, dale un poco de marcha chico.

Me levanto un poco sobresaltado por aquellos golpes. ¿Habrá pasado algo? Es lo primero que pienso. Al ver que son monotonos y sin mucho enfásis desestimo la idea y me estiro en la cama. Luego me voy vistiendo y preparando con la normalidad habitual: camiseta, vaqueros, las armas en su sitio, gabardina, los veinte sobres lacrados en el bolsillo interior.. móvil..¿dónde deje el móvil? Debió quedarse en el coche.

Abro la puerta y miro un poco molesto a Jeremias por tener tantas prisas pero bueno, tampoco le iba a recriminar nada - Vale, vale.. ya estoy. No te quejes de mi sueño.. soy de los más madrugadores -rio y le paso el brazo por la espalda con la naturalidad de un amigo mientras caminamos hacia el coche. 

¿Qué me han estado llamando casi todo el dia? Pero si las personas que tienen mi móvil se pueden contar con los dedos de una mano.. -frunzo el ceño extrañado y busco el móvil hasta que lo encuentro, observo la vieja pantalla verde. ¡23 llamadas perdidas! Dioses, pues si que han sido insistentes. ¿Es qué no saben que no se debe molestar a un vampiro mientras duerme?-sonrio bromeando y paso a mirar de quien son, luego los mensajes.

¿Lucía? ¿Su compañera desaparecida?¿La de Granada o otra de Barcelona? Acaso está en peligro? 

Pienso algo extrañado sobre aquello y cuando voy a llamarla Jeremias me interrumpe y hace que me olvide del asunto por momentos. Llegaban mis clases de conducir-Bien-Salimos del coche para intercambiar posiciones y me siento al volante tamborileando los dedos en él. Me siento un poco nervioso, como todas las primeras veces que se hace algo , pero seguro que no era para tanto y pronto se me pasa.

¿Modo automatico?¿Manual? -le miro como si me sonara a chino lo que dice y me limito a pisar lentamente el acelerador siguiendo sus indicaciones. Las curvas las tomo un poco violentas pero no vamos mal para no haber cogido un coche en toda mi no-vida. Pone música y frunzo el ceño cuando empieza a llegar el estribillo, le miro de reojo y sonrió divertido - Serás cabrón... un poco de marcha eh?..ahora verás.. 

Comienzo a pisar el acelerador herido en el orgullo y también divertido para que negarlo. El coche pasa de 50 a 100 en menos de 25 segundos y sigo pisando más y más a fondo. Pronto estamos en 130 y subiendo. 

Joder si que corren rapido estos coches sin caballo..

Mantengo el control del coche con bastante habilidad y miro de reojo a Jeremias, que ya debe estar haciendoselo un poco encima. A mi me importa poco tener un accidente y quizás por eso conduzco tan natural pero el no es de piedra como yo.

Je, ¿Qué te pasa? Te mareas?Quieres que vaya un poco más despacito?

Cuando terminamos mis lecciones y Jeremias vuelve de nuevo al volante retomo el móvil y llamo a Lucía para preguntarla que ocurre, o en su defecto si no está la mando un mensaje.

Jeremías, tras oír tus palabras algo irónicas sobre la velocidad que está tomando el coche te mira y dice, todo bromeando, hombre, me gustaría llegar a Barcelona algun dia, pero que tu estés muerto no significa que yo quiera perder la vida, pudiendo ver cómo reía afablemente mientras te hacía el comentario. Aún así, cuando veas un sitio libre hacemos cambio que tampoco quiero que le llegue una multa a Don Moreno.

Así pues, al poco rato de seguir conduciendo, tras percatarte de un sitio tranquilo en el arcén de la carretera paraste para proceder al cambio de conductor que te había comentado el mortal. No sabías muy bien que le podía llegar a preocupar más, si su vida o la multa que podía llegarle a su domitor, pero fuera lo que fuese, hubiera terminado igual para él: con su cuerpo dentro de un ataúd.

Además, tampoco te importaba dejar en ése momento los mandos del coche a ése gohul ya que eso te permitiria ver si Lucía estaba bien.

No lo hacías tan mal tampoco -te dijo Jeremías mientras, ya de nuevo poniendose el cinturón volvía a poner el motor en marcha-, realmente, por ser la primera vez que conduces puedes estar orgulloso.

No sabías del todo si esas palabras eran sinceras o producto de la servitud de ése ser hacia los estamentos vampíricos, pero desde el momento en que salisteis los dos de casa de José habías notado un cambio radical en él.

Te sacaste de nuevo el telefono móbil del bolsillo del pantalón, volviendote a fijar en el alto numero de veces que te había llegado a llamar ésa mortal, mientras pulsando el botón de rellamada intentabas comprender lo que había podido llegar a pasar.

¿Alguna cita que se te paso? -dijo Jeremías mientras te ponías el telefono en la oreja para ir escuchando los tonos, hasta que, una vez ya habían pasado unos cuantos colgaste-. No dejes que las mujeres dominen tu vida Gabriel -dijo en ver cómo colgabas, con una sonrisa picarona en los lavios-, además, tu eterna juventud es un valor añadido para que puedas conseguir a cualquiera.

Realmente, no terminabas de comprender el porqué querías hablar con ella, tu idea inicial siempre había sido mantenerla cómo un pasatiempos cómo con cualquier almuerzo, pero había mostrado ser diferente.

Estabas ya escribiendole el mensaje, tras haber hecho otro intento fallido de contactar con ella justo en el momento en que reciviste uno: Hola G. amor, estoy en comisaria, no puedo hablar. ¿Te importa si te llamo cuando salga? xxx. Lucía

Miraste el reloj del móbil en ése momento y te percataste de que sólo pasaban 5 minutos de las diez y media, y tras pasar cerca de un control policial pudiste ver cómo Jeremías volvía a aparcar en el arcén, momento en que, encendiendose un cigarrillo añadió: ¿Quieres volver a provar?

Sonrio ante el halago de Jeremias por mi conducción y rio levemente satisfecho - Gracias, seguiré practicando.

Es entonces cuando saco el móvil e intento contactar con Lucía. No me lo coge. Llega un mensaje que me hace fruncir el ceño con preocupación. ¿En Comisaría?¿En qué diablos te has metido..? -Jeremias bromea creeyendo lo que no es, o bueno... ¿acaso la veo como una mujer y no como un receptaculo? Bueno.. aún no lo sé bien.

Algo así.. -murmuro y vuelvo a meter el móvil en mis vaqueros. No dejes que las mujeres dominen tu vida..un buen consejo si no llevara dos siglos muerto y con el apetito muerto. Yo no miro ya a las mujeres como tú.. Es díficil de entender si no eres uno de los nuestros, supongo. - Sonrio encogiéndome de hombros y le miro- Además, tu también serás eternamente joven mientras tu amo te alimente. Y tu puedes aprovechar mejor tu cuerpo con ellas..-le guiño el ojo y rio.

**Como quieras princesa, ¿En que diablos te has metido? Llamame pronto. G**-termino de mandarla el mensaje y miro a Jeremias que me propone volver a tomar el volante - Claro, aunque esta vez iré más normal.. con esos controles de la policia y yo sin carnet.. bueno, ni siquiera tengo ese que llamais de identidad ahora que lo pienso.

Tomo de nuevo los mandos del carro de hierro y conduzco esta vez con más calma, no se me da mal del todo para estar empezando, deben de ser mis reflejos antinaturales y la sangre fría.

Espero que lleguemos pronto. Tengo una amiga que se ha metido en un pequeño jaleo.

Una vez ya de nuevo en el asiento del conductor te dispones a proseguir con la marcha cómo habías hecho ya antes.

Notabas en Jeremías una especial relajación que no tenía antes, quizá debido a que ya había comprobado que no eras un extremado peligro al volante, o quizá por tus palabras anteriores sobre su eternidad.

No quiero inportunarte Gabriel pero ¿que se siente una vez has sido Abrazado? -te preguntó Jeremías con una total sinceridad-.

Parecía cómo si nunca hubiera hablado sobre el asunto con José, su domitor, quizá por miedo a que éste pensara que deseaba más que su existencia cómo gohul, cosa que tampoco hubiera sido de extrañar.

Aún así, intentabas estar atento a la casi vacia carretera pese y la hora que era, ya casi las 12 de la noche.

Notabas cada vez con más seguridad que ése gohul se sentía totalmente seguro a tu lado, hasta que de golpe oíste un telefono móbil. En un primer instante, pensaste que se trataba del tuyo, que Lucía ya había salido de comisaría y que por fin sabrías algo de lo que le había sucedido, pero en oír a Jeremías observaste que el telefono que había sonado era el suyo. Si señor, por ahora vamos bastante bien... en el motel muy bien... si todo va bien en un par de horas estaremos cerca de Tarragona... por sus palabras parecía que estaba hablando con José ... No no, no estoy conduciendo señor, está conduciendo Gabriel... si, lo hace bastante bien... se lo diré. Y colgó.

Dice el señor Moreno que cuando lleguemos a Barcelona le llamemos -te dijo una vez había guardado su telefono en el bolsillo, canviando radicalmente de tema en ver en un cartel que os dirigíais a Castellón. Mejor pasa por las afueras a no ser que desees descansar un rato. Vamos bastante bien de tiempo y tampoco es que nos quede mucha gasolina. Te dejo ir, justo en el momento en que oíste llegarte un mensaje en el telefono móbil.

Aún así, al estar conduciendo te era imposible leerlo, por lo que Jeremías, muy gentilmente cojió tu telefono y te dijo: El mensaje es de Lucía señor, supongo que es su amiga -dijo tras leer en la pantalla el mensaje recivido, pero antes de darte tiempo a decir nada empezó a leertelo: Querido G. ya he salido de comisaria, se ve que han encontrado el cadaver de mi compañera de piso hoy. Llamamé cuando puedas porfavor.

Tras bloquear de nuevo el telefono móbil te miro, y la cara le cambió de color: perdoname, la costumbre. Espero no haberle molestado señor, pero es que con José...

En ése momento calló, estaba claro que tu no eras José, pero tanto tiempo sirviendo a ése vástago le había hecho cojer un seguido de costumbres parecidas más a las de un automata sin voluntad que a un hombre, no llegando a entender cómo a alguien le podía gustar tener sirvientes de ése tipo a su lado.

¿Qué que se siente? - repito un poco sorprendido por la pregunta, la verdad es que no es fácil de responder - No es fácil de describir..  físicamente es algo placentero-comento- pero si tuviera que resumirlo en una frase.. es una puta mierda.

Si, es la mejor manera de definirlo. Pierdes tu vida, pierdes tu familia.. - me pongo serio con la mirada un poco perdida y en el ultimo segundo reacciono a tomar la curva que se acercaba - incluso algunos pierden su nombre y prefieren cambiarselo para que no quede nada de su etapa mortal.

Y estas sólo.. muy sólo. De mortal podrías decir que puedes tener verdaderos amigos, pero entre los nuestros no hay apenas de eso, solo conveniencia, favores y ancianos paranoicos que se creen que vas a destronarlos , o comertelos.. y que no dudaran en quitarte de en medio si progresas demasiado.

En ese momento llaman a Jeremias y respiro algo más aliviado. Así cortaríamos el tema, no me gustaba hablar de ello.

Claro, ya le llamarás tú.. -digo dejando claro que yo no pienso hacer el papel de informador de Jose- Por las afueras entonces,quiero llegar cuanto antes.

Suena mi móvil y Jeremias lo coge y lo lee para mi sorpresa, sin mi permiso. Observo primero ceñudo mientras me lo lee, prestando más atención al mensaje que al agravio del ghoul, pero cuando termina le miro un tanto cabreado y siseo entre dientes - No vuelvas a hacer eso. No conmigo. - realmente no me importaba que supiera de Lucía, o quizá sí. El caso es que lo último que me faltaba es que me espiara mi escasa vida personal y luego se la contara al jefe.

Se disculpa y sigo mirándole duramente unos segundos, despues vuelvo a concentrarme en la carretera.

Las costumbres convierten al hombre en esclavo. Te perdono por esta vez...- murmuro en un tono más relajado y freno aparcando suavemente en un lado de la cuneta - cambiemos de asiento, voy a llamarla- y cuando estoy en el asiento del copiloto vuelvo a llamar a Lucía, eso del cadaver era algo más grave. 

** ¿Lucía? Tranquila, estoy llegando a Barcelona. Cuentame todo **

Observaste la sorpresa en el rostro de Jeremías, quien no esperaba una reacción quizá tan sincera y a la vez cruda de la realidad de ser un condenado. Quizá el significado que para ti tenía, y que ahora le habías mostrado sin ocultarle ni una palabra, difería del que tubiera su domitor, o le hubíera querído mostrar, pero no tenías por que poner una alfombra de petalos de rosas dónde por ti sólo había espinas.

No fue hasta que ya habíais cambiado de asiento que notaste por sus gestos que quisiera decir algo, los buenos amigos, las conveniencias y las traiciones, ... ¿no existen en todos los estados de la existencia, señor?... Dejo en el aire ésa pregunta, mientras, observando cómo acercabas el telefono a tu oreja una vez marcado el numero de Lucía, añadió: Por lo del telefono no se preocupe señor, no era mi intención molestarle,... le prometo que no se volverá a repetir. Paró un momento, mientras empezando a oír los tonos del telefono añadió: Creo que el termino señor le molesta un poco... ¿quiere que me dirija a usted de otra forma... pero la frase no termino, volviendo a centrarse solamente en la carretera y bajando el volumen de la radio en oírte hablar.

Qué alegría oírte Gabriel -dijo Lucía sólo escuchar tu voz-, el día a sido horrible.

Ayer, sobre las dos de la madrugada me desperto mi jefe diciendome que Carolina no había ido a trabajar, si sabía algo de ella. Notabas un cierto tono de nerviosismo en su voz, observando su necesidad por hablar con alguien urgentemente. Se ve que no había ido a trabajar, algo no muy extraño en ella, pero sabía que faltar otra vez ésos días significaría el despido. Yo ésta semana me voy y se quedará sóla en el piso por lo que necesitaba el dinero.

Los detalles sobre todo el asunto, realmente, estaban siendo detallados a la perfección, algo que en parte a ti tampoco es que te interesara mucho, pero tu anterior gentileza había llevado a ello, cómo si la vida social de ésa mujer provocara que su confianza llegara a límites insospechables hacía una criatura cómo tu. Pero no ha sido hasta hoy a las 10 de la mañana que han venido dos policías en mi casa, para que reconociera el cadaver. Era ella... su cabello negro largo, sus labios, pero sus ojos... estaban tan vacios.

Su voz empezó a entrecortarse, notando su tristeza, y alguno de sus leves y disimulados sollozos. Ha sido horrible Gabriel... verla de esa forma, muerta,... y encima mutilada...

Le habían cortado las manos, la lengua, y le habías grabado un símbolo en el pecho... una esfera con una estrella en el centro... Toda llena de cortes... A mi y todo me ha costado reconocerla en un primer momento... Fue en ése momento cuando ya estalló en llanto vivo, dificultandole aún más. Luego las interminables preguntas de la sargento... lo quería saber todo pero yo sólo quería irme de allí... Tengo miedo Gabriel, no me siento segura en ninguna parte,... mientras te decía éso aún seguía llorando, lo podías oír perfectamente por el telefono, pero su lamentos íban dejando paso a un tenue histeria, probocada por todo lo que había tenido que vivir en las últimas horas. ¿que clase de monstruo es capaz de hacer eso?

Supongo que si.. que esas relaciones existen en todos lados pero.. entre los vástagos son mucho más exageradas.. y peligrosas.

Me pregunta la forma a la que a de referirse a mí y sonrio encogiéndome de hombros- Gabriel simplemente bastará.

Es entonces cuando llamo a Lucía, la saludo y sin darme cuenta sonrio cuando hablo con ella. Escucho todo lo que tiene que decirme, ya que está bastante inquieta y no para de hablar entre sollozos. Cuando parece que el aluvión de información se detiene intervengo:

Solo un monstruo desalmado podría hacer algo así.. - sonrio ironicamente al decir esas palabras, conocía a unos cuantos de esos en mi experiencia en el mundo de la noche, había cazado a algunos e incluso.. algunos humanos se empeñaban en intentar cazarme a mí pensando que yo soy otro monstruo-  Siento mucho lo de tu compañera - en realidad no lo sentía ni un apice, aunque tampoco me alegraba, pero eso la haría sentir mejor- cálmate, princesa. No te va a pasar nada. En cuanto llegue a Barcelona iré a verte y estaré contigo para que no te pase nada.

Tras un par de minutos más de despedida y animos finalmente termino colgando el móvil. Miro a Jeremias de reojo que ya ha oido la mitad de la conversación seguro asíque.. 

Una esfera con una estrella en el centro grabada a cuchillo en el torso de su joven compañera de piso, mutilada..  parece lo que la televisión mortal suele llamar crimen satánico.. 

Pero no se porque me huelo que hay algo más sobrenatural detrás.. ¿tu que crees?

Miro inquieto las señales de la carretera para ver cuanto queda para llegar a Barcelona.

Lucia escuchaba atentamente tus bien escogidas palabras, empezando a calmarse poco a poco en notar que sus palabras no habían sonado a locura para ti. Muchas gracias Gabriel -te dijo Lucia, oiendo cómo secaba las anteriores lagrimas-, cuando llegue a Barcelona te doy un toque, paro un segundo, tras esas palabras, para proseguir diciendo: realmente, un abrazo amigo es lo que ahora necesitaria más.

Tras decir éso, te siguió dejando hablar, escuchando atentamente tus palabras, y observando una mirada de incredulidad hacia ti por parte de Jeremías, en comprobar la tranquilidad con lo que te referías a lo sobrenatural con ésa criatura, Lucia, quien soltó una leve risa tras comentarle lo de la televisión. ¿Mortal? -te preguntó un tanto extrañada-, realmente eres de lo que no hay Gabriel, no se de dónde has salido.

Supongo que no me iré de aquí hasta el sabado, -siguió diciendote, cómo cambiando de tema, eludiendo tus anteriores razonamientos- estoy a la espera aún de recivir el finiquito del bar, y tengo de terminar de preparar todo para el funeral de Carolina. Tras comentar éso notaste que el recurdo de ésas últimas imagenes de su compañera volvían a su mente, al percatarte de que el tono de su voz volvía a oírse más apagado, cómo entristecido.

Aprovechaste ése momento de silencio para mirar el primer cartel de la carretera que mencionaba la ciudad condal, aún a unos 365 km. Pasaba ya casi veinte minutos de la una de la madrugada, y por lo que habías podido ir aprendiendo de ésos carromatos modernos, s quedaban aún unas tres horas y media a lo corto para llegar.

Bueno Gabriel, espero no haberte molestado, y muchas gracias por escucharme, de verdad -te dijo ya a modo de despedida- y tened cuidado en la carretera, no quiero que te pase nada.

Tras ésas palabras hizo un leve silencio, cómo si no quisiera terminar de colgar el telefono, cómo si el mero hecho de oír tu voz, pero a la vez, cómo queriendo no molestar, preocupandose a la par por tu seguirdad.

A ti aún te quedaban, pero, unas horas de viaje.

Así que ella aún no ha llegado a Barcelona..

Pienso mientras la escucho, después no se en que estaría pensando pero sigo hablando a Jeremias sin colgarla y se me escapa algo que ella parece oir, por suerte ella se lo toma a broma y yo rio acompañándole la gracia.

¿El sabado? Preciosa, tienes que irte de allí cuanto antes. No quiero alarmarte pero.. el asesino podría volver al apartamento o rondar por la zona, allí no estás segura.  Coge el dinero y sal de allí cuanto antes, ya tendrás tiempo para visitar la tumba con su familia en otra ocasión.- comento más serio. Aquello de que se quedara allí más tiempo no me hacía ninguna gracia.

Tranquila, nosotros estamos bien, en 3 horas llegaremos a Barcelona. Hazme caso, ven cuanto antes. Si es por dinero no te preocupes, ya encontraremos algo por aquí..  Ten cuidado, recuerda que aún sólo eres una mortal.-  sonrio siguiendo con la "gracia", asi de paso lo ridiculizaba y le quitaba importancia a mi error.

Cuelgo el móvil y me paso hacia la parte de atras del coche, para tumbarme un rato y relajarme, organizando mentalmente mi agenda para cuando llegue a Barcelona. Primero tendré que visitar a la mujer esa, después al Príncipe.. 

Lucia realmente se sorprendió por tus palabras de preocupación hacia ella, algo extrañada pero a la vez feliz por el mero hecho de que su vida le importara a alguien: Muchas gracias Gabriel, no sabes lo que ésto significa para mi, pero tampoco puedo ni quiero aprovecharme de tu confianza. Aún y éso, pareció que el intento de traerla antes de hora a la ciudad le había rondado más de una vez por la cabeza durante ésas horas, pero se mantuvo reacia a valorarla nuevamente. He echado cuentas y realmente, con lo que me falta por cobrar no tengo ni para pagarme un mes allí, deberé esperar a marchar por mucho que no pueda ni pegar ojo hasta haber llegado. Parecía nuevamente preocupada por todo ello. Todo lo que me has dicho, también me pasa por la cabeza a mi, es precisamente éso lo que me da miedo. Intentaré cobrar lo antes posible para poder irme de aquí, cuando llegue te llamo cariño, no corráis demasiado que quiero que aún sigas siéndolo tu también, -te dijo en alusión a tu último comentario, sobre la mortalidad, no llegando ni siquiera a imaginar lo mucho que llegaba a equivocarse, aunque por un momento, hubieras podido llegar a recordar a su lado ésa etapa-. Ya tengo ganas de verte de nuevo -murmuró, antes de lanzarte un beso a través del teléfono y colgar tras tu despedida-.

Ei, ei, ei... ¿quieres matarme o que? -dijo sobresaltado Jeremías en el momento en que cambiaste al asiento trasero con el coche en marcha a más de cien por hora-, realmente, eres bien extraño Gabriel dijo para volver a encender la radio hasta que, en ver una gasolinera se dirigió hacia allí, parando el coche y saliendo para rellenar el deposito.

Tu llegada a Barcelona no sería muy tranquila, realmente, suponías que por la intensidad del viaje: ir al Eliseo, descubriendo cómo llegar, hablar con Montserrat, la Consejera Ventrue, con Miquel, el alguacil gangrel de quien también te hablo José, ir a hablar con el Príncipe Montoya antes de que se inicie el Cónclave del que te comentó el Regente de Granada,... muchas cosas, y éso sin contar la llegada de Lucia a la ciudad mortal. ¿Que había sido lo que había pasado con su compañera? ¿estaba relacionado con tu reciente contacto con ella? ¿sería alguien que te perseguía, el nagarajah que te quería ver muerto,...? realmente, Lucia no sabía el peligro que corría a tu lado pero, por otro lado, el mundo cada vez se estaba volviendo más y más loco...

Una vez había pagado, Jeremías entro de nuevo en el coche y te miro, sin decirte nada al verte concentrado, con los ojos cerrados, hasta que, tras un rato de camino, se atrevió a hablar.

Gabriel, ¿cree que es seguro hablar así con una mortal? -dijo de forma algo tímida y con voz temblorosa, cómo si temiera tu reacción, quizá por algún pasado trauma por haber hecho algo similar con su domitor- Creo que cómo humilde siervo que soy, no debo inmiscuirme en tales temas, pero ¿violar la mascarada sería peligroso no?

Una vez dicho ésto no dijo nada más, a la espera quizá de tu reacción o si de tenías algo a decirle, conduciendo ya sin ninguna distracción ni volver a parar hasta llegada vuestra entrada a la nueva ciudad.

Eran las 4:45 de la madrugada justo cuando Jeremías te tocó en la pierna, llamando tu atención. En ése momento, te levantaste y viste una imagen idílica para ti, tras tantos años sin llegar a una gran ciudad. Viste una amplitud grandiosa de altos edificios, con gran iluminación, que hacía parecer que fuera de día en plena madrugada... Esa realidad alteró por un momento una doble moral interior en ti: por un lado, la gran fuerza que había dado la evolución a las creaciones humanas, dando gran belleza a las ciudades urbanizadas, pero por el otro, la de áreas rurales y naturales que se habían tenido que sacrificar para conseguir todo ello.

Aún así, si ésa tenía que ser tu residencia durante demasiado tiempo, parecía que podrías disfrutar bastante tu existencia, llegando a entender el porque Lucia había elegido ésa ciudad para empezar una nueva vida.

Traspasasteis todo el centro de la ciudad, explicándote mientras Jeremías todas las partes por las que ibais pasando: La proximidad de la ciudad de Tarrasa y Sabadell, mostrándotelas a lo lejos, todo el paso por la zona del Eixample, Gracia,... la llegada a Plaza Cataluña, el largo Paseo de Gracia y las Ramblas, hasta llegar al barrio de Marina, no muy a lo lejos de la playa de la Barceloneta, cerca de Arc de Triomf, justo detrás del Zoo, en el Parque de la Ciutadella... vegetación, animales y tranquilidad, las tres cosas favoritas de un gangrel. Realmente tanto en éso, cómo en la elección de tu acompañante, había acertado el Ventrue.

Al entrar al edificio dónde estaba el apartamento que te había cedido José, cogisteis el ascensor para subir al séptimo piso, abriendo Jeremías la puerta numero dos del mismo.

Era un apartamento con parquet, no muy grande a primera vista pero confortable. En la entrada, había un pequeño pasillo que llevaba a un salón comedor de unos 50 metros cuadrados, con una cocina a la derecha y un baño a la izquierda, con unas escaleras que dirigían hacia un piso inferior en el que había dos tres dormitorios, dos de individuales y uno de matrimonio, con un baño interior, a modo suite. Las vistas eran maravillosas, pudiendo ver desde allí una perspectiva preciosa de la ciudad, divisando desde el mar hasta el templo de la Sagrada Familia.

Voy a buscar las maletas, vaya acomodándose de mientras -te dijo Jeremías dirigiéndose de nuevo hacia la puerta de entrada, percatándote que la única maleta que habías subido era la que contenía tus últimas compras en Granada.

De acuerdo..

Cuelgo finalmente. Observo a Jeremias que parece un poco alarmado por mi repentino cambio de asiento y me pongo a pensar en mis cosas. Mucha gente a la que visitar, no me gusta y menos si es a completos desconocidos de los que solo quiero sacar algo por interés, pero bueno, es lo que hay, al menos de momento.

¿Que si creo que es seguro? - escucho a Jeremias y entiendo que se refiere a mi conversacion con Lucía- Bueno.. la verdad es que se me escapó, pero tampoco es que haya hecho nada del otro mundo.. hay humanos locos por ahí que van diciendo que son vampiros o enviados extraterrestres y nadie les cree, como es lógico.

De todos modos.. tu eres un mortal tambien. No tanto como un simple humano pero casi. Yo no soy de la Camarilla ni de ningún lado y la Mascarada.. bueno, digamos que la cumplo por mi propio bien. No seria muy inteligente ir mostrando lo que soy pero.. quizá.. quizá  ella podría ser mi ghoul.

Pienso en ello, es de las pocas mortales que no se asustan de mi naturaleza, quizá no fuera tan mala idea darla la vida eterna y compartir cosas con ella sin llegar a condenarla del todo con el vampirismo.

Vuelvo a quedarme absorto hasta que Jeremias me da un toque para enseñarme la explendorosa ciudad desde las afueras. Observo los edificios y las calles conforme vamos atravesándola, era una ciudad bonita aunque seguían gustándome más las de antaño. No me termino de acostumbrar a tantas luces por todas partes y tantos ruidos ensordecedores de los coches, semaforos, atascos.. . así es imposible estar siempre alerta con los sentidos.

Llegamos y cojo los maletines con las armas mientras entro al apartamento. No esta nada mal, y como siempre desde que viajo como "amigo de los Ventrue", especialmente diseñado para vampiros con cuartos en el subterraneo. Dejo el maletín donde puedo y ayudo a Jeremias a traer las maletas, no me gusta demasiado eso de tener esclavos. Cuando acabamos le miro.

Hay tres cuartos.. ¿Va a venir alguien más aquí o está libre para nosotros..?