Partida Rol por web

Hace bastantes años que no estoy en la ciudad -te dijo Jeremías tras tu pregunta-, pero si no ha cambiado mucho creo que hay un sitio con algo de buen ambiente... -esbozó una sonrisa en ése momento para, todo encendiendo el motor del coche, y mirarte decir: ¿y usted, todo bien con la señora Sanahuja?

Se le notaba bastante interesado en todo lo que te pudiera ocurrir, asimilando a la perfección y empatizando contigo. Se le notaba que percivía que algo íba mal, quizá por tus facciones, por tu dureza en el hablar, por tu soptada falta de liderazgo,... o por todo junto, pero la primera noche en la ciudad, realmente, no era de las mejores que hubieras podido desear.

Sobre el dinero, puedo hablar con el señor Moreno... desde Granada han asignado en otras ocasiones mensualidades para sus trabajadores, yo mismo he mandado los cheques más de una vez -dijo mientras cambiaba de marcha y se dirigía hacia una zona industrial, no muy alejada de la ciudad, y por lo que parecía en el ambiente, tampoco mucho de vuestro refugio.

En ésas viste cómo aparcaba delante de un antiguo almacen con luces en su interior. Realmente, se veía bastante movimiento en la zona, a unos veinte minutos de dónde partisteis, cuando, todo apagando el motor, te puso una mano en el hombro diciendo: venga va, que un poco de diversión no irá mal. Salisteis de dentro del coche, observando que por sorpresa, no había llamadas ni mensajes, ni nada en tu telefono, no sabiendo ni que pasaba ni dónde te llevaba Jeremías. ¿Eso tambien era parte de las ordenes de su domitor? ¿sería que estaba empezando a considerarte un amigo?... La verdad, es que pasando lo que pasara, lo que si estaba claro es que en poco tiempo habían empezado a haber muchas personas cercanas en tu vida, personas a quien empezabas a haber las puertas de tus sentimientos y quizá tambien a tus problemas. La diablerie, tus enemigos, tus perseguidores,... en el camino a la búsqueda de tu sire y a la defensa de tus ideales, habías entablado más problemas que soluciones, y éso te había endurecido, te había hecho frío y fuerte, pero la preocupación que tubiste por José, la forma en cómo te desviviste por Lucia, y ése buen rollo con Jeremías... ¿estarías abriendo de nuevo tu corazón?

En ése momento entrasteis, bajando por unas escaleras metálicas hasta percatarte, por el ambiente y la música, que os encontrabais en un bar. Parecía muy grande, pero aún asi, tambien muy concurrido, hasta que, sentandoos en unos reservados algo apartados de la barra Jeremías comenzó: L'ovella negra ... -murmuró nostalgicamente-, por lo visto aún sigue cómo siempre -sonrió para después mirarte- Y tu Gabriel, ¿que recuerdos tienes en tu cabeza? -preguntó para luego reir, todo dándote un golpecito en el brazo para añadir- Creo que estaremos algun tiempo juntos, y la verdad, lo necesitaba -rió tras decirlo- por lo que sería bueno ir conociendonos.

La barra parecía concurrida, y las cambreras bastante atareadas, por lo que no creías que os atendieran muy rapido, además de que, por lo visto en el gohul de Jose, la noche íba a ser movidita y festiva... algo que quizás necesitabas en ése momento.

Bastantes años eh? ¿Cuántos años tienes? -pregunto riendo con curiosidad, seguro que insignificantes. O quién sabe. Al ser ghoul podría darme una sorpresa. Pregunta por mi reunión - Si, bueno, todo lo bien que fue posible. Mi cita con el príncipe tendrá que esperar un tiempo, ya sabes... tradiciones y cuestiones de protocolo....

Me mira de manera extraña, debo de ser muy malo disimulando mis emociones, todo el mundo me pilla a la primera. Pero así es mi estilo, no soy de esconder las cosas. Aún así permanezco callado hasta que habla de ofrecerme dinero. Niego con la cabeza suavemente- No, no... prefiero ganármelo yo. No me gusta estar chupando del bote, ni deber favores de más a la gente. Las cosas es mejor que las haga uno mismo.

Observo al lugar al que me lleva. Menudos sitios más extraños se elegían en la actualidad para montar tabernas .. bueno, bares y discotecas más bien. Palmeo la espalda de Jeremías y nos vamos acercando al lugar.

¿Y tú? ¿Qué hay de ti? El señor Moreno no te deja ni un respiro para conocer alguna hermosa dama? ¿o ya la hay por ahí..? Je

Susurro confidencial y suelto una carcajada , liberando la tensión de toda la noche. Por fin parece que voy a poder olvidarme de todo y relajarme. Pero sin bajar la guardia, seguramente haya algún vástago en el local aunque mi acompañante ghoul sea incapaz de notarlo.

L'ovella negra ... 

Observo alrededor, con mi mirada de cazador, asegurandome de que el lugar es seguro. Y observando a las "damas" del local ya de paso.

¿Recuerdos mios? Bueno, yo era herrero ¿sabes? Forjaba todo tipo de espadas, herramientas también. Cuando conocí a mi sire viaje por toda España y sus bosques e incluso Inglaterra. He vivido unas cuantas guerras y dos de ellas mundiales, más la civil...  aunque me limité a permanecer al margen, nunca he sido de mojarme en asuntos que no son míos. 

Tenía unas hijas preciosas.. -comento mientras mi mirada se queda perdida en el vacío, fija. Ahora recuerdo por que no me gusta recordar el pasado, es doloroso.

Poco después de estar hablando, viste llegar a una camarera rubia, de unos 25 años, vestida con un uniforme de minifalda negra y blusa blanca, cómo las demás del local, a pediros que deseabais, a lo que Jeremías pidió un gintónic, diciendo que tu tenías que pensartelo aún.

Aprovechando que el gohul estaba entretenido coqueteando con la chica diste una mirada al local en si. No querías ninguna sorpresa más ésa noche, y era preferible que vigilaras para que eso no ocurriera, percatandote que pese a ser un día festivo había poco movimiento, y a primera vista, nula presencia de vástagos, excepto de ti.

Ya cuando la chica se fue, sonriente hacia la barra Jeremías volvió la etención hacia ti, volviendo a preguntar, sorprendido aún por lo de las hijas pero no queriendo entrar en ése tema, cómo si no quisiera reabrir unas heridas que no sabía si estaban cerradas. ¿y nunca has Abrazado ni hecho vínculos con un mortal? -parecía sorprendido, pero no dando tiempo a tu respuesta siguió diciendo-, sobre lo de Granada, no me refería a que "chuparas de bote" -bromeó él-, sino a trabajar por la resistencia. Hay bastantes vástagos y gohuls a sueldo del, esperemos, futuro Principado, trabajando en distintas partes de España y Europa... yo mismo pese y ser siervo tengo uno... Ésas palabras, a la par de sorprendentes, te daban algo en que pensar. Aunque por ahora estuvieras en un apartamento de José tendrías que buscar algo para encontrar tu sustento, más cuando sabías que cabía la posivilidad de que Lucía entrara a formar parte de tu "família" de algun modo. Almenos, observabas una puerta abierta por si, tu condición, te dificultara encontrar alguna otra cosa.

Poco después de que la camarera hubiera regresado con la bebida del siervo la conversación se retomó de nuevo, diciendote Jeremías: referente a mi edad, si no ocurre nada pasadomañana cumpliré 74 años en ése mundo -una revelación sorprendente, más por su apariencia, que no parecía de más de 30 años-, un verdadero regalo de el señor Moreno... aún así, por ahora no he encontrado aún el momento de llenar mi corazón... algo que envidio de ti... esposa e hijas -murmuró-. Parecía que envidiara la experiencia que, antes de tu conversión al mundo nocturno, habías disfrutado,... Y ésa chica, Lucía -dijo con cierto rintintín-... ¿es sólo amiga o es que a caso encontraste tu hermosa dama? -preguntó mientras se encendía un cigarrillo para después dejar el paquete encima de la mesa, indicandote que si querías cojer uno tu mismo-.

Miro a la camarera que se acerca de arriba a abajo y silbo, sonriente, descarado, como siempre. Pero la dejo tontear con Jeremias mientras observo el local en busca de peligros. No parecía haber vástagos, al menos a simple vista. Me relajo un poco más.

No, nunca he hecho vínculos con mortales, ni mucho menos abraz... -Jeremias continuo hablando cortandome y sonrio negando con la cabeza- No me hace gracia trabajar para principados , ni principes, aunque bueno... quién sabe, de momento colaboraré.-comento. Cada vez andaba metido en lios más grandes y quizá si que necesitara de su protección hasta encontrar a mi sire.

¿74 años? Vaya, pues tienes más de los que pensaba. Tendremos que celebrarlo a lo grande ahora que no esta el jefe delante -suelto una carcajada que termina cuando vuelve a nombrar esposa e hijas. Asiento cabeceando pensativo - Aquellos fueron los mejores tiempos de mi vida- cuando nombra a Lucía comparandolas con ellas tuerzo el gesto un poco enfadado. Luego caigo en la cuenta de que no se lo que siento por ella. Ni siquiera creo que ahora ya muerto pueda sentir algo como el amor de nuevo.

No es eso. Bueno, quiero decir... yo no creo que pueda volver a amar nunca más. Sólo encuentro agradable su compañía. Y ella no encuentra desagradable la mía, lo cual es bastante. Desde hace algún tiempo mi maldición ha ido acrecentándose y resulto inquietante y molesto para los mortales. Parece que ella no se de cuenta de esto.

Niego a su ofrecimiento del tabaco. Tampoco he bebido nada de mi copa de la cual el hielo ya esta casi derretido. Aunque si quisiera podría volver a enfriarla con solo posar la mano en ella. Cuando la camarera pregunta si la copa no fue de mi agrado me encojo de hombros sonriendo y excusándome en que tengo la garganta un poco mal.

Venga, volvamos al refugio. Cuando lleguemos tengo algo que contarte.

Volvemos y al llegar, antes de acostarme para una nueva noche le cuento el incidente del secuestro. Quería que estuviera al tanto por si volvía a desaparecer que supiera lo que había pasado o a quien avisar.

En confiarle el total desconocimiento sobre su edad, viste a Jeremías sonriendo, cómo si tus palabras no hubieran dejado de ser para el un piropo, observando en ése momento cómo miraba a la camarera de reojo para, todo volviendote a mirar, pareciendo algo sorprendido en nombrarle lo de la fiesta te dijo: ¿celebrarlo?... -preguntó, cómo contrariado por algo- ¿de verdad?... claro -puntualizó, alegre- sería divertido -añadió, intentando relajarse un poco todo bebiendo algo de su copa, intentando disimular una normalidad en sus palabras-. Pero bebe un poco hombre -añadió después, cómo queriendolo empezar a celebrar ya, cómo una amistad a la que nunca parecía haber estado acostumbrado. Sería que nunca había organizado ninguna José para él-. Si luego tienes que vomitar, el baño está cerca -bromeó, para tras ello murmurarte- Aunque si quieres, hay otra forma para que puedas beber sin tener que hacerlo... después en casa te explico -puntualizó, pudiendo ver que no quería llamar tampoco demasiado la atención-.

En ése momento, pero, viste que en nombrar a tu família mortal y a Lucía, sus animos tambien disminuieron, cómo por un proceso empático al haber quizá percivido el tuyo, temiendo quizá, romper el buen ambiente devido a su "curiosidad", manteniendose en silencio hasta que, trás escuchar tu percepción sobre tu supuestamente inherte capacidad de amar, todo poniendo su mano encima de la tuya dijo: no digas éso Gabriel... pues una cosa no quita la otra -puntualizó todo esbozando una sonrisa para encenderse posteriormente otro cigarrillo-. El señor Moreno tambien creía lo mismo hasta que las cosas cambiaron. Su amistad con una miembro de tu clan -empezó murmurando en sus últimas palabras- hace tiempo termino siendo algo más, llegando a amarse cómo nunca había visto ni en los mortales -por su rostro, te pareció que él mismo tambien había vivido de algun modo esa relación, recordandola con alegría pero mezclada con melancolía-. No fue fácil, ella además tenía un chiquillo casi recien Abrazado -volvió a murmurar, notandosele que prefería tratar con cierto disimulo el argot de la estirpe-, pero se arriesgo... y a mi parecer, casi nunca le he vuelto a ver tan feliz cómo ésos años.

Trás un lebe silencio, pero, empezó a reir, todo añadiendo... ya parecemos dos borrachos contandonos las penas.

Notaste pero, después, que quedó algo sorprendido en decirle de volver a casa, pero en añadirle después que tenías algo que contarle allí, observaste cómo se despertó su curiosidad, levantandose para ir a pagar a la barra, para salir tras ello del lugar y volver hacia casa, comentandote éste si podías conducir tu, añadiendo que tenía miedo a dar positivo si había algun control.

Llegasteis a casa a las tres y media, algo pasadas, de la madrugada, y trás sentaros en el sofá del salón le empezaste a contar todo el tema sobre lo ocurrido con ése tal Lucius, quedando algo sorprendido para posteriormente añadir: realmente, nunca había oído nada así, y me sorprende ya que en encontrarte no tenías ningún golpe -empezó-, aún así, si que recuerdo que estabas algo extraño... ¿quieres que hable con José a ver si sabe algo? -te preguntó, pero poco después, todo escuchando tu respuesta, recibió una llamada en el móbil, de un numero que no conocía, para en responder empezar a oír: ¿Si? ¿Gabriel?... hace poco se ha ido a la cama... si... de parte... -podías ver cómo Jeremías hablaba con alguien que te buscaba a ti... pero a la vez, pudiste ver que su desconfianza le había llevado a mentir, cómo si la história que le habías acabado de contar le hubiera preocupado más de lo que pensabas-. Ah -dijo algo sorprendido-, voy a ver si está despierto aún... Trás ello, tapó con la mano la parte por dónde se hablaba, todo diciendote que la llamada era de la señorita Sanahuja, la cual, en pasarte el él telefono te comentó que había buenas noticias... Siento si le he despertado, pero he visto que era algo que quizá quisiera saber... ¿quiers que me pase por su refugio y le comento?... es que prefiero explicarselo todo en persona.

No gracias.. es bastante desagradable. -alzo una ceja- Otra forma? Hmm.. intrigado me dejas. Como no sea escupirlo a un lado.. je. Bueno, ya me contarás al llegar.

Jeremias comienza a hablar de la vida privada del señor Moreno y frunzo el ceño. Aquello si que no me lo esperaba.

¿Dos vastagos enamorados?¿Y encima siendo Ventrue y Gangrel? Eso si que es bueno. -comento casi incrédulo, aunque debe de ser verdad porque Jeremias no haría ese tipo de afirmaciones sobre su sire a la ligera.

Dices que nunca le viste tan feliz como en esos años.. ¿Qué paso después ? ¿Dejaron de verse..? -digo ya con curiosidad, aunque me esté metiendo donde no me llaman.

Termino riendo a su comentario, tiene razón, parecemos borrachos contando penurias y recordando tiempos mejores.

Llegamos al refugio y comienzo a relatarle el suceso con Lucius pero no parece saber nada - Bueno, le mande un mensaje a Moreno para ver si sabía quién era el tal Lucius. Si, creo que será mejor que le preguntes y le cuentes todo esto. Más que nada por si vuelvo a desaparecer sepas como actuar.

Tras eso voy hacia mi habitación. Ya estaba tan sólo en ropa interior y dejando cada arma en su sitio cuando Jeremias me pasa una llamada urgente. Me encojo de hombros y asiento cogiendo el telefono.

¿Sanahuja? Eh.. bueno.. -comento intrigado- claro, pasate por aquí. Supongo que sabes dónde es.-le doy los datos en caso de que no fuera así y vuelvo a vestirme, no era plan recibir a una dama así. Bueno, no a ese tipo de dama. 

Subo al piso de arriba y me siento en uno de los sillones a ver la televisión mientras llega nuestra invitada.

Una vez cambiado, te sentías un poco intrigado por los temas que habían quedado abiertos con Jeremías en el bar, y que en casa, no te había contado, quizá debido a lo que el tema tratado antes en el salón le hubiera podido preocupar y por eso no se hubiera acordado de lo demás, aún así, siempre se había mostrado precavido en los sitios públicos en ésos temas, y fue lo que llegaste a pensar que venía a contarte éso, pero dejandote aún más sorprendido en ver que se trataba de la señorita Sanahuja quien, trás apuntar tu dirección, te dijo que pasaría por allí dentro de una hora.

Eran las 3 y cuarto de la madrugada ya cuando te sentaste en el sofá, comprobando que ésa caja metalica no mostraba nada interesante, quizá por la hora, o porqué fuera otro de ésos caprichos inútiles de ésa sociedad consumista, sentandose Jeremías a tu lado dejando el telefono móbil en la mesita de al lado de éste: el señor Moreno no responde, probablemente esté reunido con alguien, más tarde volveré a intentarlo... ¿con la señora Sanahuja bien? -preguntó para, después de un rato hablando añadir- Por cierto, siento haberte dejado tantas dudas en el bar, pero hay ciertos temas que el señor Moreno me enseño a tratar sólo en la intimidad, fuera de miradas mortales -puntualizó mientras se encendía un cigarrillo, para luego añadir- Ciertamente, la relación no sólo te ha extrañado a ti, -empezó, en relación a lo que antes habías comentado tu sobre una relación entre un ventrue y una gangrel- y muchos fueron los que se oponieron a ella, sobretodo del clan de mi domitor, -volvió a puntualizar, llegando a parecer en algunos momentos que estubieras más frente a otro vástago que a un siervo-. Pero la guerra tampoco lo facilito... y una noche, durante una reunión en que acompañé al señor Moreno su antigua residencia fue atacada,... cuando volvimos, lo encontramos todo patas arriba -dijo, pareciendo que el recuerdo le doliera aún en ése momento, cómo si estuviera reviviendolo- los demás siervos de José brutalmente degollados, y en la habitación sus restos... -una lagrima caió en ése momento de sus ojos, rozandole las mejillas, un sentimiento que, siendo mortal aún podía mostrar, sin ser éstas sangre, sino agua- sobre el chiquillo -dijo secandose un poco con la manga de la camisa- no supimos nada más de él, y al no encontrar sus restos lo dimos por desaparecido... En ése momento sonó tu móbil, el cual por suerte llevabas en el bolsillo y no en la habitación cómo las armas. Se trataba de Lucía y en verlo, Jeremías te hizo un gesto cómo para que lo cojieras, todo añadiendo: respondele,  luego seguimos hablando, que quizá sea importante. Yo de mientras voy a ver si encuentro al señor Moreno, dijo levantandose y cogiendo el móbil para, trás quitar el sonido del televisor irse hacia su habitación, cómo dejandote algo más de intimidad.

En responder, la voz de Lucía sonó alegre, almenos mucho más que la última vez, diciendote ésta: buenas noches guapisimo, espero no haberte despertado -se apresuró a añadir- pero quería darte la buena noticia. Al final adelantaré una noche mi llegada a la ciudad -te dijo, mostrandote la razón de su alegría- Mañana a las cinco de la tarde sale mi vuelo, y supongo que llegaré allí sobre las nueve en el aeropuerto del Prat, ¿crees que habrá algun modo para vernos? Con su última pregunta se mostró directa, cómo acostumbraba a ser normalmente, sabiendo que quizá ésa prisa pudiera ser devido a la advertencia que le diste la otra noche desde el coche, camino a la ciudad, pero estaba claro que, cómo ya te dijo ése día, lo único que quería en ésos momentos era verte.

Cambio de canal inutilmente: Concursos baratos, porno, teletiendas y demás basura televisiva. Suspiro aburrido y agradezco cuando Jeremías se sienta al lado y me da un poco de conversación.

Si, todo bien. Ya está en camino, vendrá a contarmelo aquí.-respondo en lo referente a Sanahuja.

Escucho los detalles de la historia de la gangrel y el señor Moreno, una historia realmente prototipo de la tragica relacion entre dos amores imposibles. Pero bastante real por lo que me iba contando. No digo nada dejándole terminar en silencio.

En ese momento suena mi móvil y le echo un vistazo. En verdad agradezco la interrupción porque no se me dan bien las palabras de consuelo y no sabía que decirle muy bien a Jeremias.

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Contesto a la llamada y sonrio al ver que se trata de Lucía. Tengo un poco de intimidad asíque no me corto tampoco en las respuestas.

Vaya.. .eres tú, preciosa. Qué sorpresa. No tranquila, no me has despertado... estaba un poco inquieto pensando en lo tuyo y no podía dormir - digo como excusa a que, extrañamente, esté siempre despierto por las madrugadas. La noticia de que llega un día antes me alegra un poco la desastrosa noche - ¿De veras? Eso es genial. 

Dime el número de tu vuelo y iré allí a recogerte. Te vienes a vivir conmigo-digo casi como una orden, no dandola opción a la negativa- tengo un piso con habitaciones de sobra. O bueno.. también tengo una cama con sitio para dos. Je.-contesto sonriendo algo burlón, aunque ella no sea capaz de apreciar mi sonrisa si lo hará en mi tono.

Cuidate, nos vemos mañana.

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Termino de hablar por el móvil y retorno la conversación con Jeremias

¿Cómo se llamaba la gangrel y el chiquillo? -pregunto intrigado referente a lo de antes.

Ah, por cierto, era Lucía. Llega mañana a las 21:00 al aereopuerto de Brat...o Prat o algo así. La he dicho que vamos a ir a recogerla, no hay problema, ¿no?

Aunque tu excusa sobre la falta de sueño hubiera sido más para quedar bien, te percataste de que había causado efecto, sobretodo con el suspiro que Lucía, algo disimladamente hizo en oirlo, dandote un beso a distancia en escuchar tu reacción a la noticia de su llegada.

Empezó a darte el numero de su vuelo, és el 1520 de iberia, por lo visto llega a la terminal A, para, trás oír tu posterior propocisión hacer un largo silencio, cómo si no se creiera tus palabras, para, tras ver que íbas en serio añadir: eres un sol Gabriel... y aunque en otras circunstancias mi respuesta sería diferente, por lo poco que te pude conocer no me pareciste una mala persona -bromeó ella, intentando justificarse cómo provocado por algún tipo de sorpresa- pero almenos unos días no te niego que no me iría mal, porqué hasta final de mes no me ingresarán el finiquito ni la fianza del piso... pero bueno, si esó mañana terminamos de hablarlo mejor cuando esté aquí -dijo, para, tras escuhar tu despedida escuchar otro beso por el auricular, y añadir ella- y descansa, que sino mañana se me quedarás dormido cómo las abuelas.

Tras ello, volviste a retomar la conversación con el ghoul del señor Moreno, interesado por la historia que te había comentado antes, diciendote tras tus preguntas. Ella se llamaba María, y el Juan... paso hace cerca de 50 años, en plena dictadura... y trás tanto tiempo sería dificil encontrarle -para, trás decir ésas palabras hacer un momento de silencio, poniendote después la mano en el hombro para añadir, en forma de murmuro: pero no imposible -cómo si hubiera recordado el motivo que te había llevado tanto allí cómo hasta hacía nada a Granada, para luego escuchar todo lo de la llamada de Lucía, afirmando con la cabeza para murmurar: Prat, para posteriormente añadir: claro que no hay ningún problema -dijo haciendote una sonrisita irónica-, sólo faltaría -añadió, para posteriormente decir- ya de paso que se venga con nosotros a celebrar mi cumpleaños, si me quito unos 40 años no hay problema -bromeó, para, tras darte unos golpecitos en la pierna, todo diciendo- así tambien podré ligar yo, que he visto cómo mirabas a la camarera pillín. Éso me recuerda lo de la bebida -dijo de golpe, pareciendo que al final te contaría ése extraño metodo que te había comentado en el bar, pero, aún así, el timbre sonó en ése momento, levantandose Jeremías para ir a la puerta a hablar por el interfono, para ya volviendo al salón, dejando la puerta del piso abierta decir- es la señora Sanahuja, os dejo sólos, así miro si encuentro a José que está desaparecido aún.

En ése momento bajo de nuevo hacia la habitación, todo viendo entrar al poco a Montserrat por la puerta, quien, después de cerrar la puerta te saludó, dandote dos besos en las mejillas y posteriormente dirigirse hacia el sillón, dejando el abrigo a un lado de éste junto al maletín que antes ya llevaba. Bueno Gabriel -añadió con un tono alegre en su voz- no se cómo ha sido tu vida hasta hoy pero creo que en Barcelona tienes buena estrella -comentó para posteriormente decir-, aún y que no está seguro, es probable que haya encontrado a quien te "apadrine".

Sonrio ante la reacción de Lucía. Seguía empeñada en demostrarme que no era una chica fácil, pero yo eso ya lo sabía y no hacía falta que me lo recordara, aún así eso me divertía. Tras colgar y fruncir el ceño ante la miradita de Jeremias me encojo de hombros. Me cuenta los nombres de aquellos gangrel, quería saberlos por si en el futuro me los encontrara. Quién sabe. Bueno, a ella desde luego no, claro.

Sí, sí.. podemos celebrarlo a lo grande.-sonrio- pero tendrás que disimular que eres un abuelo, Lucía aún no sabe nada de nuestro mundo. Aunque espero introducirla pronto. Quizá le de de beber un poco de mi sangre mañana mismo.-medito la idea de como podría hacerlo sin que ella se diera cuenta. No quería asustarla, pero si conseguía que bebiera sin darse cuenta de que era sangre ya tendría todo ganado. La vitae crea adicción, y si es de vampiro más.

Pronto llega Sanahuja y Jeremias nos deja solos. La recibo en el salón, aún sentado en el sofá.

Buenas noches... 

Adelante, ponte cómoda.-señalo los sillones o el sofá a mi lado, como prefiera.

¿Buena estrella? No hago más que meterme en lios que no son mios sin querer.. -rio contagiado por su jovialidad- y además de los gordos. 

Vaya, eres buena. No ha pasado ni una noche y ya tengo patrón.. -sonrio intrigado- ¿De quién se trata?

Cuentame más...

Viste algo de felicidad en el rostro de Jeremías en afirmarle que podrías celebrar su aniversario a lo grandote, frunciendo algo el ceño en hablarle de la edad, todo añadiendo: ya me habla el jovencito... ¿dos o tres siglos? -pregunto retorícamente de forma burlesca todo poniendote una mano en el hombro, y decir: ningún problema, comprendo tu preocupación Gabriel -empezó Jaremías, algo más serio- Llevo tiempo ocultando mi verdadera naturaleza, algo que compartimos siervos y vástagos añadió -para haciendo una sonrisita añadir- pero tu me tienes que prometer que te entonarás un poco -añadió algo irónicamente, para posteriormente explicarte en que consistía todo el tema que llevaba desde el bar ocultando-. El señor Moreno me enseño las artes del olvido hace un tiempo, y aunque no sean tan efectivas cómo las suyas, creo que podrá hacer su servicio. Tu sólo tienes que beber un poco de alcohol, para ir al baño a hechar los despojos cuando el cuerpo te lo pida, y allí morder a alguien ya alcoholizado... -viste que decía seguro de si mismo, cómo si no fuera la primera vez que lo hacía-, de los demás, ya me encargo yo -puntualizó en un tono que parecía más de un capo de la mafia que de un ghoul-.

Aún así, la llegada de Montserrat hizo que la conversación entre vosotros dos tubiera que posponerse nuevamente, observando que el hecho de tener a un siervo al lado significaba tambien evadir un poco la soledad adquirida con la condena, para acomodarse en el sillón todo agradeciendo tu ofrecimiento, riendo un poco trás tu apreciación a la mala suerte, pero observando por tu pris en saber de quien se trataba que habías comprendido a que venía su puntualización: no está seguro que acepte aún, -puntualizó, quizá en ver tu alegría,- pero sún así no pierdas la esperanza -siguió diciendo- creo que hay bastantes posibilidades de que termine diciendo que si, sólo que antes le gustaría conocerte -algo lógico tambien, viendo lo que se jugaba por su parte-. Se trata de Adolfo de Sanpedro, un antiguo toreador de raices italianas, con bastante peso en su clan además de ser uno de los siete miembros del Consejo del Principado -añadió, mostrando el extenso curriculum de ése vástago-.

He estado hablando con él justo antes de llamarte -siguió diciendo Montserrat, casi sin darte tiempo a responder, cómo si quiesiera darte toda la información antes de oír tu opinión- y hoy ha sido imposible que viniera, pues se íba a una reunión; pero mañana, si te va bien, pasaría sobre las 20:30 por el apartamento -todo añadiendo después-; ahora mismo no es muy seguro que te pasees demasiado por los sitios oficiales, almenos hasta qe hayamos podido tener alguna respuesta del própio Príncipe.

Una de cal y otra de arena...pues menudo método. Me esperaba algo más místico o alguna técnica milenaria vampírica -sonrio decepcionado pero divertido-Ya veremos. Algo tendré que beber para que Lucía no sospeche sí...

La llegada de Montserrat me centra ahora en los asuntos realmente importantes. Parece que no es seguro aún mi patrocinador, dependiendo de la impresión que le cause. Arrugo un poco la nariz al saber que se trata de un Toreador. Realmente me esperaba a cualquier otro: Nosferatu, Gangrel, Ventrue por ser amigo de Jose..  pero los Toreadores no solían ser muy amigos de nuestro clan, y eran muy caprichosos y superfluos con las apariencias. Tendría que ponerme traje, era un pez gordo.

De acuerdo, mañana tenía ya una cita a las 9, pero no importa. Esta es más importante..Jeremias se ocupará de lo otro -comento, pensando en como arreglaría lo de Lucía- Le esperaré aquí entonces. Supongo que todo tiene un precio,.. -la miro alzando una ceja- y el señor Adolfo me pedirá algún favor. ¿No?

En fin, muchas gracias por todo. Lo siento pero recién hemos llegado hoy, no voy a poder ofrecerte nada de beber -sonrio divertido y humilde- Buenas noches.

Más tarde, con Jeremias.

La cita con Adolfo sera a las 8:30. Lucía llega a las 9, vas a tener que ir tú al aereopuerto a recogerla, apunta su móvil y dile que vas de parte mía, que voy a salir un poco más tarde del trabajo. Imagino que para cuando volvais ya habré acabado la reunión, avísame con un toque al móvil si ya venis.

Buenas noches..

Me despido y finalmente me meto a mi habitación a descansar hacia una nueva noche.

VIERNES 7 DE ENERO (18:08 horas)

Despertaste algo temprano, recien entrado el anochecer encima de la ciudad de Barcelona.

El sonido algo lejano de los animales, pese y estar enjaulados, te daba cierta relajación, algo de agradecer en una ciudad dónde normalmente la serenata al despertar solía ser de vehiculos, pitidos y músicas entremezcladas.

Estabas aún un poco sorprendido por todo lo que íba a pasar hoy, sobretodo por la reunión con el Toreador, un clan más en ésa rocambolesca história que rodeaba tu vida. Quien hubiera imaginado, cuando hacía medio sigle tu sire desapareció y te propusiste encontrarlo.

Pero aún así, desde hacía unos días, tu vida se había vuelto aún más extraña, cuanto más te involucrabas -o la situación te hacía involucrar- en un mundo que desconocías pero, por lo visto, siempre te había rodeado, tanto a ti cómo a los demás condenados.

Al ataque, la diablerie, el "secuestro", Sanahuja, y ahora ése nuevo personaje, Adolfo.

Era extraño que ayer quisiera pasar Montserrat para darte una información tan corta, aún que a la vez intensa, además de su silencio en comentarle que algo querría. Pero por suerte, no todo había sido malo.

Estaba Lucía, ésa extraña mortal a quien, por lo visto, tambien tantas cosas habían sucedido en su vida trás conocerte, pero por suerte, podrías cumpliar ante ella y Adolfo ya que Jeremías te había asegurado que ya pasaría a buscarla él, además sin ningún tipo de problema ni sensación de estar siendo obligado. Parecía que empezara a forjarse una extraña amistad entre ti y ése "mortal".

Me despierto otra noche más, esta vez especialmente temprano. Quizá los nervios porque todo salga bien el dia de hoy. Me coloco frente al espejo como cada mañana para peinarme y arreglarme. Pero es tan frustrante como siempre, soy incapaz de contemplar mi imagen.

Salgo de mi habitación y compruebo como Jeremias no está - Habrá salido pronto a hacer los preparativos y recoger a Lucía -pienso. Pongo un rato la telebasura mientras me voy desperezando y me asomo al pequeño balcón de nuestro apartamento. Los animales del zoo seguían luchando por hacerse notar. Quizá debería ir a visitarlos, aunque nunca se me dieron bien ni a ellos les gusto yo por mi presencia inquietante y el marchitar de las plantas.

Pienso la idea de salir sólo a dar una vuelta y me entra algo de miedo al recordar el secuestro del Lasombra. Me da miedo perder el control de mi mismo de nuevo y acabar donde él quiera. Pero siempre he sido fuerte y ante los miedos no hay que achantarse, hay que escupirles a la cara.

Así vera que no le tengo ningún miedo..

Me pongo algo de ropa más deportiva y salgo un rato a correr, me gustaba hacer ejercicio físico y desde el incendio apenas había hecho nada más que hablar, beber y dormir.

Tenía tiempo hasta las ocho y media. Acelero el ritmo y pongo rumbo al Zoológico. 

Trato de correr a buen ritmo para ir calentando y al llegar a mi destino trepo por las verjas para visitar a esas pobres bestias enjauladas.

Pese y tus temores, racionalmente fundados, comprendías que al igual que los animales en el zoo, tu vida desde hacía unos días estaba siendo cómo la suya; enjaulada, pese y que la tuya era mucho más lujosa.

Tras poder disfrutar un rato de tu reencontrada tranquilidad, sólo en casa, decidiste cambiarte para salir, puesto el contenido de ésa caja metálica era tan o más absurdo que el mostrado ayer noche, observando en irte a cambiar que la ropa ya no estaba en las maletas, sinó cuidadosamente planchada y guardada en el armario y los cajones de la comoda. Obra de Jeremías seguramente, puesto era el único a parte de Montserrat que conociera tu lugar de descanso, y no veías a la "joven" Ventrue capaz de hacer tal cosa.

Una vez ya cambiado, con un chandal negro que, cómo no viniendo de las maletas de José, era bastante glamuroso, y unas zapatillas aún por estrenar saliste para hacer algo de footing, observando que a ésas horas, era bastante la gente que se movía por la zona, para, al cabo de un rato de hacer ejercicio, creías que ya sobre las seis y media o siete menos cuarto, todo haciendo "footing" por el interior del frondoso parque, rodeado todo de arboledas y vegetación, además de tener todo el suelo de arenizca, llegaste frente al Zoo. Víste que a ésas horas aún se encontraba abierto al público, aún así, no considerabas un negocio justo el tener que pagar para tener que ver a pobres críaturas privadas de libertad. No querías disfrutar de ése espectáculo, precisamente; más bien preferías dar algo de compañía a su pesar. Así pues, buscaste una forma posible de entrar en el recinto, no tardando mucho en encontrarla y pudiendo cruzar la verja superior sin mayor problema.

Desde el interior, podías ver que no había ya mucha gente, lo que te daba un poco más de tranquilidad para disfrutar del sitio y la compañía de los animales, además que, debido a la poca afluencia, los seguratas parecían algo distraidos, la mayoría hablando entre ellos, y observando cómo los visitantes que ya se íban pasaban sin problemas, ni tener que mostrar ningún tipo de entrada.  

Tras saltar la verja y asegurarme que nadie me ha visto camino hacia una de las avenidas principales del zoo. Paseo despacio y algo apenado mientras veo monos y chimpances agarrados a los barrotes y leones y rinocerontes tumbados a la espera de que sirvan su comida sin nada mejor que hacer. 

La idea de liberarlos a todos corre por mi mente pero en realidad es algo estúpido, no tendría donde llevarlos y serían apresados de nuevo o tiroteados o morirían de hambre al haber estado tanto tiempo en cautividad. Aunque me duela no hay nada que hacer, al menos no aquí. Lo suyo sería evitar que trajeran nuevos animales pero claro, eso no está en mis manos, al menos de momento.

Me acerco hasta la zona de los grandes felinos y busco alguna pantera. Me quedo observándola recordando el incidente del incendio y como nos atacó. Quizás comprendiéndo mejor a este animal pudiera conocer algo más sobre aquella tipa a la que termine devorando. Después de todo sus recuerdos no se perdieron, estan dentro de mí.

Tras una hora de contemplación y de intentar comunicarme con el animal compruebo mi reloj y veo que se me está haciendo tarde. En poco más de media hora tengo la reunión con Adolfo y aún tengo que llegar a casa, ducharme y cambiarme para estar presentable tanto para la reunión como para la fiesta de Jeremías y la llegada de Lucía.

Salgo por la puerta principal al ver que no piden las entradas para la salida del recinto y vuelvo de nuevo al refugio corriendo, terminando mi escasa hora de ejercicio que podré hacer hoy.

Una vez en el apartamento me preparo aunque no me hace falta adecentar el lugar, ya está todo bastante ordenado gracias al ghoul.

Llaman al timbre y doy la bienvenida a mi posible patrón.

Adelante, bienvenido. 

Yo soy Gabriel , toma asiento..

Estuviste un rato por el zoo, apenado por toda la realidad que ello mostraba, sumido en la impotencia de ver que para ellos, la libertad, significaría quizá su verdadera condena, dirigiendote pero al final a los grandes felinos, hacia ésas negras panteras tan iguales a la que te atacó, buscando quizá algun tipo de respuesta, quedandote en silencio mirandolas, mientras ellas, tranquilas, descansaban en su jaula, pero notando cómo te observaban. ¿Son bonitas verdad? -oíste de golpe en tu mente- elegantes, glamurosas y a la vez peligrosas... cómo las mujeres... ¿me oies verdad?, si tu, el del chandal negro... No entendías nada de nada. Nunca te había sucedido algo similar, pero parecía cómo si alguien te estubiera hablando, sin oír nada, comunicandose directamente en tu mente. Los animales, estaban algo intranquilos en ése momento, cómo si algo les perturvara o quizá por qué se acercara la hora de comer, aún así, estabas acostumbrado a ello, justo cuando oíste de nuevo otra voz, de la misma forma, pero algo más grabe: claro que te oie, ¿no ves que se está poniendo nervioso?... lo que pasa es que ni los muertos te hacen caso... Éso ya era demasiado, te estabas empezando a poner nervioso, viendo por la hora que no faltaba ya mucho por que cerraran, además de que en poco vendría ése tal Adolfo a conocerte, cuando ya apunto de irte observaste a una pantera, parecía la lider del grupo, mirandote fijamente a los ojos, sin parpadear, justo cuando oíste de nuevo una voz en tu mente, pero ahora una voz sensual, cómo de mujer, tranquilizadora: no te preocupes, ¿o pensabas que sólo tu sabías hablar?... vuelve cuando quieras... aquí seguiremos...

Aún así saliste del lugar antes de que cerraran dispuesto a terminar de arreglarlo todo para ésa noche. Era extraño, realmente, nunca te había pasado nada similar. Casi siempre había alguien cerca tuyo, por lo que no podías mantener tu conversación normal, pues un hombre gruñendo frente a una jaula era algo demasiado extraño de ver, pero ésos animales, o alguien, o algo, se había comunicado contigo, más bien algunos... en tu mente, algo que nunca te había ocurrido antes.

Una vez ya en casa, te duchaste y arreglaste con calma, reflexionando en todo lo sucedido para después ponerte un trage de los que te había puesto José en las maletas para causarle buena impresión al Toreador. ¿Sería que ya sabía más o menos que tu vida social estará más agetrada? ¿era por éso que había añadido una numerosa cantidad de ropa a tu armario?. Te miraste en el espejo, siendo imposible ver tu cambio, pero sabiendo que ése no eras tu. No estabas acostumbrado a ello, pero hoy era una noche diferente, a parte de que a Lucía seguramente le gustaría verte así.

Subiste al salón en oír el timbre, dándole paso al que posiblemente sería tu patrón.

Un hombre de unos 30 años, con algo de melena rubia muy bien peinada y ojos azules, bastante alto, superando quizá el metro ochenta, con facciones muy bien formadas y un impactante trajo grisaceo que resaltaba mucho más su blanquecina piel. Realmente, era de ésas personas consideradas por la sociedad muy bellas, y seguramente por ello, causaría más de un estrago a los de su clan.

Muy buenas noches Gabriel -te dijo con voz suave y tranquila, dándote la mano con fuerza a modo de saludo, con un lebe acento italiano en su voz-. Encantado de conocerte, mi nombre es Adolfo de Sanpedro -puntualizó- la señorita Sanahuja me habló muy bien de ti -empezó mientras entrabais al piso, tomando asiento en el sillón dónde hacia apenas unas horas había estado sentada la Ventrue-; me contó por encima tu caso, y pude ver que dejarte desamparado sería una injusticia... aún así, si no tienes prisa, ¿podrías explicarmelo un poco por encima tu mismo porfavor?

El camino de vuelta a casa me vuelve a dejar turbado. Ayer el secuestro que todavía no se si fue real. Ahora, para mejorar las cosas, oigo voces en mi cabeza y los animales me hablan. No me atreví a responderles nada para que la gente no me tomara por loco pero estoy empezando a preocuparme, quizás la diablerie me ha vuelto un poco loco. De cualquier manera volveré mañana para ver si la situación se repite y no son paranoias mias.

Llego a casa , me preparo y atiendo a mi invitado. La verdad es que los Toreador saben hacerse destacar con su imagen. Yo más bien se hacerme destacar con mi fuerza y mala leche cuando la situación lo requiere.

Encantado de conocerte también..-le estrecho la mano suavemente, no sea que me pase y le rompa alguno de sus delicados dedos- Me alegra oir eso, la señorita Sanahuja es una gran persona -sonrio- Claro, no tengo prisa. Todo comenzo cuando mi sire Alfredo López desapareció hace 50 años.............

Varios minutos más tarde.

.......... y entonces llegue hasta el señor Moreno. Le conocí y me pareció un buen hombre, ambos quedamos en ir al Eliseo de Granada la noche siguiente. Entonces ocurrió la desgracia, todos estaban muertos o destripados por el suelo, algo o alguien había atacado sin piedad el lugar y apenas llevabamos un minuto dentro una gran pantera negra se abalanzo sobre mí. Gracias al señor Moreno conseguí quitarmela de encima pero una lampara cayó y todo empezo a incendiarse. 

Hago una pausa recordando el fuego y el terror que me causo.

Entre en frenesí y termine devorando a aquella bestia negra, que resultó ser una mujer, después el miedo de la bestia me poseyó y salí del lugar sin mirar atrás.-pauso de nuevo para suspirar por mi error- Una vez fuera y consciente de mi mismo de nuevo me dí cuenta de que el señor Moreno aún estaba dentro malherido y atrapado en el incendio. Con ayuda de un coche y de su ghoul dimos marcha atras y entramos en aquel infierno para sacarle. Por fortuna aún vivía. Ahora se recupera de sus heridas en su residencia.

El fue quien hizo mi carta de indulto y de recomendación a la señorita Sanahuja. Normalmente yo no me meto en estos jaleos, me gusta ser independiente, pero las circunstancias que me han rodeado.. bueno, ahora resulta que mi carta no vale y debo ganarme el perdón del principe de otro modo. Yo sólo quiero encontrar a mi Sire.. -termino y niego con la cabeza, todo se estaba volviendo muy complicado.

Lleno de dudas llegaste a la que ahora era tu casa. Por primera vez, tu nomadismo se había visto reducido desde el casi medio siglo que llevabas buscando a tu sire, esperando poder encontrar respuestas en ésa ciudad, aunque fuera la más mínima que te pudiera acercar un poco más a él.

Aún así, tras la llegada de Adolfo, tus preocupaciones se centraron en un hilo distinto: tu diablerie.

Observaste cómo, pacientemente, escuchaba con atención todas y cada una de tus palabras, sin querer interrumpirte en ningún momento, pese en tu silencio, cuando, todo relatando tu horrible experiencia en el Elíseo granadino, tuviste que hacer una pequeña pausa para recobrar fuerzas. Ése recuerdo te dolía, te turbaba por dentro, y paracía que Adolfo lo entendiera quien, tras poner su mano izquierda encima de tu rodilla te murmuró: tranquilo... no hay prisa...

Parecía sorprendente la paciencia y la gentileza que te mostraba ése Toreador, algo inhaudito por lo que conocías de la relación entre clanes... quizá era a ésas cosas a lo que se refería José cuando te dijo que Barcelona era diferente.

En su mirada, podías llegar a percivir que comprendía tu dolor, pese y no saber si ésa comprensión llegaba a algo más, si tambien lo compartía, viend cómo íba asintiendo a tus palabras, cómo animandote a seguir hablando, pero sorprendiendose mucho en comentarle cómo terminó todo: tu, Jeremías, el mercedes entrando por la puerta para liberar a José del infierno de las llamas... realmente, parecía que éso le hubiera llegado, sin decir nada hasta que terminaste de hablar, cómo si estubiera respetando perfectamente el tiempo que necesitabas para revivir todo aquello, pero negando con la cabeza en decir que la carta no servía de nada, todo añadiendo después. La carta sirve de mucho joven Gabriel -empezó con su voz relajada, algo que a la vez, podía llegar a infundirla tambien en ti, aunque supieras que te estabas jugando mucho-, pues ni Montoya ni los Consejeros de ésta humilde ciudad juzgamos a nadie por su pasado ni sus ideales políticos, sino por su honor y el futuro que puede llegar a albergar. En ver que en hablar de Consejeros de la ciudad se incluía a él te llegaste a sorprender, aún así, desconocías casi todo de la política de la estirpe y concretamente de la Camarilla, mucho más en ésa ciudad que todo parecía ser un poco más complicado. Montserrat me comentó que ya te había hablado de la ley de las 10 tareas, y con el gesto que hiciste, jugandote la vida por un desconocido que, además, podía declararte la Lextalionis en ése preciso momento, puedo ver que tu espiritu es noble y creo que no debo temer que con tu huída éso pueda significar mi exilio, pues no creo que ésta se llegue a producir. 

Pudiste ver en ése momento cómo Adolfo hablaba sin temor ni dudas hacia ti, mirandote directamente a los ojos infundiendote quizá una gran confianza, almenos eso parecía que el tubiera hacia ti. Intentaré que la audiencia con el Príncipe se pueda producir lo antes posible, pues puedo ver en ti un gran dolor, ya arrastrado desde hace tiempo, y aunque no pueda ayudarte con lo de tu sire, pues ésta no fue mi ciudad natal y Barcelona, siempre ha sido un ir y venir de vástagos desde antes de su fundación, creo que respecto al tema de tu perdón pueda llegar a hacer algo. Sus palabras fueron sinceras, almenos así las pudiste percivir tu, de forma calmada, con un tono de voz siempre respetuoso, y no queriendo aparentar nunca más de lo mucho que podría. Pudiste ver que sacaba el telefono móbil del interior de su bolsillo, además de una targeta con su numero de telefono que te entregó mientras escribía algo en el telefono: para cualquier cosa, éste es mi telefono. Cómo debes saber -añadió mientras se volvía a guardar el telefono en la americana- mañana empieza el Cónclave, y ésto nos ha distorsionado las agendas a todos, pero espero que un momento pueda encontrarse para ti.

Aún así, y pese a que sus palabras pudieran llegar a sonar ya a pronta despedida, viste que se quitaba la americana para dejarla en el reposabrazos del sillón, todo acomodandose algo más en el lugar, añadiendote después: por lo demás, se que alguien cómo tu será de gran ayuda en los dificiles tiempos que estan viniendo. Me gustaría que me hablaras más de tu sire, cómo era, que sabes de él, por que partió... aunque yo no te pueda ayudar en ello, quizá conozca a gente que pudiera saber algo al respecto, almenos por dónde buscar, y me gustaría poderte ayudar en lo que pueda.

Asiento a sus palabras de comprensión aunque en realidad no las buscaba. Cuanto antes me reuna con el príncipe antes podre acabar esas estúpidas tareas que no creía que me hicieran falta, pero así eran las tradiciones de la camarilla y bastante era que no me declararan una caza de sangre instantanea.

Apunto su telefono y asiento - Eso espero, confio en que logreis arrancarle un momento aunque sea.-sonrio, la verdad es que no se cómo de violento resultará mi encuentro con el principe si tanto desprecia a los diabolistas.

Me pregunta por mi sire y procedo a describirle.

Un hombre de mediana edad, pelo corto,castaño, rizado, ojos verdes , con barba corta en bigote y perilla. Viste con ropas algo más clásicas que las de ahora, supongo que se quedo estancado en su tiempo. -sonrio levemente- Reservado pero leal y honorable.

Alejandro Hidalgo, Alfredo López.... al parecer ha ido dando varios nombres. Perdí el contacto con el hace 50 años. Por lo poco que he ido averiguando se fue para investigar una antigua profecía...

A mi todo eso me suena a que se ha vuelto loco, mi sire no era de esos profetas de la yihad. Es por eso que estoy intrigado.. y preocupado. Quizás le haya pasado algo.

¿Existe quizá algún vínculo o ritual entre sire y chiquillo para saber si el otro sigue vivo? O alguna manera de enviarle un mensaje..

Pregunto intrigado al hombre, realmente era aún bastante novato en este mundo en cuanto a que se podía hacer o que no con el poder de la sangre. Miro el reloj, dentro de menos de una hora llegará Jeremias con Lucía.