"Pelonieve" sentía que a cada combate sus progresos en el manejo del arco aumentaban, así como los favores de su diosa. Abandonando su posición de remar, apuntó el arco al único pirata que parecía haberles identificado en el interior de la driza. - Reto aceptado, señor enano, aunque es difícil cumplirlo cuando se rema y los demás están mirando el oleaje. No podemos esperar más, hay que aprovechar antes de que se nos echen encima - Con una endiablada velocidad y el conocimiento de los puntos débiles del humano, dos de sus flechas se incrustaron en el cuerpo del pirata. La primera se alojó en la cintura mientras que la segunda atravesó el brazo izquierdo del humano, dejando asomar el mástil de ésta por ambos lados del bíceps.

El enano sonrió al escuchar al elfo y ver las dos flechas clavarse en el objetivo - Jhm Jhm - dijo aclarándose la garganta y poniéndose serio. A verrr cuantos matas... Está vez sin aiuda...ja! - dijo mirando a los objetivos.  Contando las flechas que daban a su objetivo y cuantos caían...

Las dos flechas del arco de Losse hendieron la noche como un rayo y se clavaron en el cuerpo del pirata con una facilidad pasmosa. El marinero, al ver la trayectoria que habían seguido las flechas, dedujo que sus compañeros estaban disparando al blanco equivocado. Es un maldito truco! ¿Es que no veis que tienen un mago? - Increpó a sus compañeros a la par que cargaba su arco. Con grandes dolores en el brazo y en la cadera debido a las heridas, consiguió tensarlo y apuntó hacia la embarcación correcta. Sin embargo el disparo pasó muy por encima del bote ya que, debido al oleaje, éste subía y bajaba de manera impredecible.

Más al oeste los cuatro miembros de la tripulación de la Liebre del Mar remaban furiosamente intentando cabalgar las grandes olas que venían contra ellos. Cuando al fin lo lograron alejarse lo suficiente de la torre divisaron la barca enemiga. Son muchos para nosotros cuatro! - Comentó el remero que iba en la posición trasera, quien no había descubierto aún la ilusión conjurada por Ogna.

¿Qué estás diciendo subnormal? ¿No ves que es como el reflejo de un espejo? Son trucos de magia... - Regaño el oficial que iba al frente de la barca; quien ya preparaba su espada para trinchar a los malditos aventureros. 

A lo lejos, Morwing divisó una barca enemiga ocupada por cuatro piratas que se dirigían justo a su posición. El hechicero extendió la palma de la mano donde tenía el pedazo de jade y comenzó a susurrar unos versos arcanos que desencadenaron una llamarada verde sobre la piedra para terminar consumiéndola…  Pocos segundos después una violenta lluvia de rocas comenzó a caer sobre la lejana barca enemiga golpeando a varios de los piratas y deteriorando el bruscamente el navío.

Pero de pronto, algo más que agua comenzó a caer sobre sus cabezas. Grandes guijarros impactaban con fuerza sobre sus cuerpos y sobre la embarcación. Al no disponer ninguno de ellos de un escudo o plancha con la que poder protegerse las piedras impactaban contra sus manos y cabezas provocando brechas y heridas a medida que la barca se movía bajo el cilindro pedregoso. Los gritos de dolor, así como el sonido de los guijarros golpeando el agua, hicieron que sus camaradas que los vigilaban desde la orilla se preguntasen qué clase de maldad habría recaído sobre ellos, ya que con la oscuridad de la noche era casi imposible distinguir aquella nube de piedras que descendía desde los cielos.

TURNO 17

Cuando por fin emergió de las oscuras aguas, Zanc pudo presenciar aquella escena, un nuevo barco se había materializado en frente suyo, aunque la impresión sólo duró un par de segundos, los suficientes para confirmar que la que estaba más cerca era un mero truco de ilusión. Tomando una gran bocanada de aire, el ahora Gnomo acuático movía fervientemente sus brazos y piernas dando unas brazadas dignas de cualquier criatura marina, superando el fuerte oleaje por fin pudo colocar su mano en la seguridad de la Barca.

-Por fin he llegado!... Logré superar las olas!.- Exclamó a los demás mientras mantenía su estado invisible, aunque podía notarse las huellas de las manos en un lado de la embarcación, como pudo trepó hasta estar en la aparente seguridad de la barca con sus compañeros, mientras respiraba agitadamente e intentaba recobrar el aliento. -Vaya!!... menuda fiesta tenían formada ahí dentro eh?.- bromeó un poco con voz agitada -Logré sabotear uno de sus botes, aunque no pude hacer nada con el otro- decía mientras observaba a la distancia cómo el bote enemigo era golpeado por unos extraños guijarros, algún truco de magia, supuso mientras se preparaba para tensar su arco.

La lluvia de piedras cayó con virulencia sobre la barca enemiga. Sin embargo el plan no había salido exactamente como imaginaba el hechicero y la barca permaneció intacta, eso sí, ahora se encontraba inundada de rocas, lo cual dificultaría algo más su desplazamiento.

Mientras tanto, los arqueros de la torre sur atacaban la ilusión diseñada por Ogna a excepción de uno de ellos que disparó sobre el grupo. Esto animó a Morwing a cambiar de objetivo y, tras una serie de gestos, una leve niebla gris comenzó a crecer y extenderse en el interior de la torre. – Esos desgraciados pronto se arrepentirán de estar ahí…

Una fina neblina surgió de entre las aguas espumosas. Aunque en un principio no fue más que un ligero vapor azulado no tardó más que un pestañeo en crecer exponencialmente y formar una amplia nube azulada que traspasó los tablones que formaban el suelo de la driza sur. Sin dar tiempo siquiera a percibirlo por aquellos que se hallaban en su interior, la nube se expandió llevando con ella la fatiga al corazón de los piratas calishitas. Por si fuera poco, todo aquello en el interior de la nube azul era cubierto al instante por una fina capa de escarcha helada que se adhería a la ropa y mordía la piel provocando severas quemaduras.

Maldito mago del demonio!!! - Chilló histéricamente Hishnel, quien veía como su mano aferrada al arco comenzaba a volverse azul debido al frío reinante.

Ante la extraña niebla lanzada por el hechicero que dañó a los piratas, Losse quiso seguir insistiendo con su anterior objetivo. La tercera flecha que recibió atravesó su cuello cortándole la respiración de inmediato y dejándolo sin vida. - Ahí tienes el primero, Kormack -. El blanco de su siguiente ataque varió, impactando de nuevo. El estómago de la víctima se vio atravesado por la flecha y continuó dañándole seriamente tras el impacto recibido por la bruma generada en su entorno.

Su ilusión había funcionado en un primer momento pero ya notaba como empezaba a hacer aguas. Oía a los extrañados piratas lanzar maldiciones lo cual era música para sus oídos. Imitando a Losse tensó el arco. Aquel elfo de pelo plateado era un as con el arco. Ella no estaba segura ni siquiera si podría tensarlo lo suficiente como para llegar tan lejos. Aún así lo intentó. Guiñó un ojo por el esfuerzo y dejó escapar la flecha que silbó en el aire de manera casi imperceptible por el bramar de las olas.

- ¡Le di Pelonieve!..ejem...Losse, ¿has visto?

Sus compañeros se bastaban para mantener a raya a aquellos arqueros de la torre que les hostigaban con sus flechas, por lo que Allen decidió desenfundar su gran espada para esperar el inminente choque con la barca de piratas que había salido en su busca. -¡Kormack, Davros, atentos al frente!- Espetó el paladín a sus compañeros guerreros.

Kormack seguía impasible con su escudo en mano. Vio otras dos flechas salir y los borbotes de sangre ahogar a uno de los piratas dejando una horrorosa mueca de dolor asomando en su cara. JA! Pelonieve... repitió después de Ogna. La miró y le dijo No te rrreprimas... llámalo Pelonieve! No es ningún insulto. Io soy un enano de la escarrrrcha... así nos iaman. No es un insulto. Volvió a repetir mirando como moría el pirata. Como odio al elfo... Nosotros los enanos de la escarcha vivimos y morrrrimos en la nieve... aunque yo ya no. No es un insulto... Siéntete afortunado Pelonieve! - Dijo alzando su cimitarra flamígera haciendo que su pelo pareciese aún más rojo. El fuego contra la nieve... Esa era la vida de Kormack en su aldea. Día tras día luchando por sobrevivir a la nieve, el odio y su fuego incansable eran lo que le llevaba a ver otro amanecer.
Luego Allen le llamó la atención - JA! Y que lo digas Meapilas... iEsta vez no me piiiarrrán desprevenido. Vamos Davros! - Dijo dándole un pequeño empujón cómplice.

Una gran ola elevó la barca una vez más mientras Gleric se esforzaba por controlar la embarcación y evitar que escorase. No era tarea fácil llevarlo a cabo debido a que los los tripulantes, al mantenerse de pie sobre ella, la hacían mucho más inestable. La barca descendió al nivel más bajo de la ola haciendo que el agua espumosa salpicase con fuerza a todos y cada uno de ellos. Justo cuando estaban apunto de embestir al bote enemigo, donde los cuatro piratas soltaban los remos y se disponían a entrar en combate cuerpo a cuerpo con los aventureros, las flechas lanzadas desde la torre de las drizas comenzaron a impactar contra los desafortunados aventureros.

Primero una flecha pasó silbando sobre la cabeza de la muchacha. No le había dado tiempo a avisar a aquellos que tenía a su lado cuando en su hombro izquierdo notó la mordedura de las afiladas puntas de las flechas. No podía ver la herida, pero sabía que aquel líquido espeso y tibio que se escurría por su hombro no era solamente agua. Al girar la cabeza hacia su derecha pudo apreciar cómo un proyectil impactaba en el muslo derecho de Morwing y dos más daban de lleno en el pecho de Losse haciendo que el elfo agarrase los astiles como si quisiese evitar que perforasen más adentro de su cuerpo. Cuando levantaron la vista para descubrir el origen de aquellas flechas vieron cómo los dos piratas renqueantes, que aún sobrevivían dentro de la bruma helada, retrocedían sobre sus pasos, desconocedores sobre el resultado de los disparos ejecutados.

Un violento golpe sacudió la embarcación haciendo que todos se viesen empujados hacia adelante. El crujir de las maderas de ambas embarcaciones sobresalió sobre el ruido del oleaje recordando al sonido de los huesos al romperse. Ahora, Allen, Kormack y Davros distinguieron las caras de furia de sus enemigos quienes se apresuraban a intentar asaltar la barca de los aventureros.

La jabalina salió de la mano de Davros en el momento que una ola levantaba la barca, justo lo suficiente para desequilibrar el tiro y que ésta se perdiera en la oscuridad,a varios pies a la derecha de la barca enemiga.

Tras un bufido de decepción, el guerrero sacó su arma favorita, mientras mantenía su escudo elevado en el brazo izquierdo.

- ¡Acabemos con éstos, rápido y salgamos de aquí, cagando leches! -

TURNO 18

En cuanto el primer pirata estuvo al alcance de Davros, éste descargó su ataque, le alcanzó en el hombro derecho, provocando una brutal herida de la que la sangre manaba a borbotones, aunque no fue suficiente para acabar con el tenaz pirata.

A la espera del golpe contra la embarcación que se dirigía a ellos, el paladín, estíco, aguantó la acometida del bote de los piratas. Acto seguido, se posicionó en la punta de la barca donde se encontraban sus compañeros y, al ver que el pirata a quien Davros había atacado estaba más muerto que vivo, decidió elegir otro blanco al que lanzar su mandoble.
 Encontró su objetivo y el pirata sintió el frio acero del espadón de Allen cuando se incrustó en su costado haciéndole gritar como un niño que por priemra vez avista a un ogro. -¡Kormack, es tu turno!- animó al enano para que acabase el trabajo que había comenzado Davros consciente de que ambos piratas se encontraban al borde de la muerte.

Y no había que escuchar más el hombre enlatado había hablado. Jodío meapilas... que les gusta a los curas dar órdenes... pero no sería el día en que Kormack el Quebrantahuesos se quejara, era el día en que estrenaría arma. Y allí fue con su espada le hizo un tajo feísimo a uno de ellos A LA BRRRRAASAAAA!!!! gritó Kormack que rápidamente dio a probar al otro pirata PARRRA TI TAMBIÉN HAY! JUA JA JA! y el fuego mordió tan rápido como al espada. Ambos hombres cayeron fulminados ante el fuego Os dije que volverrrría, perro teníais prrrisa por morrrir. ¿A que sí?

Una flecha procedente de uno de los huecos de la torre se clavó directamente en el muslo izquierdo de Morwing:

- ¡¡¡¡ARGGGH!!! ¡Joder!, gritó de dolor.

El elfo se arrancó furioso la flecha de un tirón ya que, por suerte, no se había incrustado demasiado dentro de la carne. Enrabietado sacó de nuevo su varita mágica y disparó una carga con la intención de hacer el mayor daño posible a aquellos malnacidos.

Tres proyectiles salieron disparados hacia la torre pero de pronto uno de ellos, como si de conocimiento propio dispusiese, se giró bruscamente para terminar impactando en uno de los piratas de la barca a la que estaban asaltando. Los otros dos golpearon en uno de los piratas de la torre dejándolo fuera de combate.