Partida Rol por web

Crónicas de Á: Tomo 0 - El Amanecer -

El Inmaterium

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27/09/2010, 18:08
Yoonel, el Nacido Muerto

Notas de juego

Quien a dicho que el tratado era con Yoonel?

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27/09/2010, 18:09
Ghiskhaft

Joer, el tratado es entre razas, pero es para dirigirme a ti XD

Y eso de la inmunidad total para ti nada mas... Un poco excesivo no crees?

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27/09/2010, 18:11
Yoonel, el Nacido Muerto

Notas de juego

Yo solo digo que quiero un tratado de no agresión hacia todos los demás. Si ellos quieren firmar la paz entre ellos pues bien por ellos, simplemente no lo exijo.

Vamos, creo que te refieres a eso. Mejor ves al chat que aquí para esto es un lio.

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27/09/2010, 19:13
Knhoss

Los emisarios cumplieron su cometido. Cada pareja enviada a cada rincón del mundo, llevó el mensaje del Concilio. Algunos antes, otros después, enviaron respuesta.

Magnus, el gobernante de los dragones, exigía un tratado de paz para asistir al consejo. Los Tvus, deseosos de que todo Albur se uniera contra este mal que los agobiaba, aceptaron redactar un acuerdo y mostrárselo a todas las razas. Si Á era benevolente, todas ellas aceptarían que no era momento de levantar una mano en contra de un hermano, si no, de unirla.

Mientras, entre idas y vueltas de mensajeros, se acordó que el consejo se reuniera en la zona inversa, lugar que, según informaban los tvus que habían visitado el lugar en busca de los elementales, conservaba su particular normalidad.

Em'wor, un dotvu de mediana edad y Nyrith, la tvu que había organizado la defensa de Naghaurn fueron los elegidos para representar a su pueblo ante el resto de las razas. Junto con una pequeña escolta, arribaron al lugar, esperando ver, con gran ansiedad, al resto de los representantes.

Notas de juego

Bien, he marcado a Jheldor que ha manifestado presencia en el Inmaterium y a Aildor que ha manifestado presencia en el chat. A medida que vayan apareciendo interesados creo yo que recién ahí deberemos ir agregando destinatarios en nuestros post :)

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27/09/2010, 19:27
Jeldhor, el errante

En uno de los grandes carros voladores de los comerciantes llegaron a la zona inversa los representantes de los Vandrer, Gaethos Remon de la casa Remon y Anna Balgar de las Valkirias, en el carro venían también los representantes de los kohiri, Salkhar de la tribu de las colinas doradas y el anciano Jhirann de Tal-Kokand, y aunque nadie les había pedido que participaran Rimark el Oraculo acudió volando para representar a los Vurmak

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27/09/2010, 20:29
Knhoss

La llegada de otros tres grupos de representantes casi al mismo tiempo que ellos llenó de esperanza al grupo tvu.

Un poco nerviosa, sin saber muy bien como encarar el tema, Nyrith se acercó a los allí reunidos.

-Saludos compañeros. Estamos aquí por el grave problema que se cierne sobre Albur. No estamos seguros si todas las razas se presentarán, pero lo que sí sabemos es que si no trabajamos juntos en deshacer esta poderosa magia, el caos dominará al mundo... y todo lo que hemos construido, todo aquello que valoramos, se perderá.

-¿Vosotros tenéis algún tipo de infomación al respecto? Nuestros mensajeros aún no regresan todos... hay partes del mundo que no sabemos como se encuentran, pero sí que el otro continente ha sufrido y mucho a causa de la guerra.

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27/09/2010, 21:45
Pyaray, The Whisperer

En la grieta sonó el eco de los insignificantes pasos de Oslo, el Rey de los Gigantes, quien acudía en persona a la llamada de todas las razas, en solitario cruzó la grieta hasta el momento en que un dragón que se mantenía contra la pared se abalanzó contra él, perdiendo la cabeza inmediatamente por un preciso corte del enorme espadón del Rey.

El Rey de los gigantes lucía ya una barba canosa, y en su lugar había dejado al Príncipe Loki a la espera del no-regreso del amado Rey quien ahora se adentraba valiente en las profundidades de la grieta... cuando el cuerpo del dragón cayó a su lado como un lagarto moribundo aún convulso, un segundo dragón aulló furioso lanzando una llamarada. El Rey de los Gigantes dió un pisotón al suelo elevando un montículo de tierra que le protegió de la descarga flamígera, y saltando sobre ella cortó en dos al segundo saurio.

Por la grieta reptaban un centenar de dragones, observando ávidos, furiosos, y impacientes al intruso, pero se detuvieron rápido cuando el más grande de todos ellos planeó con gran maestría plantándose frente al pequeño Rey Oslo, irguiéndose en su gargantuesca desproporción y envolviendo al rey con sus enormes alas esperando las palabras de éste.

Soy el Rey Oslo, Rey de la Ciudad Gigante de Talruum, representante de los Gigantes en el concilio que está por celebrarse.

Te saludo Magnus, Sr de los Dragones, he venido en tu busca ... como vecino quien coge a un amigo de paso

El viejo Rey Oslo tenía ya casi trescientos cincuenta años, mucho coraje y poco que temer

¿Honraremos el concilio con nuestra presencia... Magnus?

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27/09/2010, 22:02
Yoonel, el Nacido Muerto

Magnus, después de recibir la visita del Rey Oslo se preparo para partir. Reuniendo a un pequeño séquito consistente en dos Nobles y una pequeña guardia de dragones de la destrucción, Magnus y sus acompañantes partieron.

Notas de juego

Yo voy, una vez allí ya veremos en como quedamos. XD

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30/09/2010, 22:47
Yoonel, el Nacido Muerto

Ther-Kal recorrió lentamente el largo pasadizo oculto en dirección a su biblioteca personal. Aunque no contenía tomos tan valiosos como la Biblioteca que guardaba Magnus, todavía tenia raros tomos que pasarían a formar parte de la colección de su organización con su muerte. Cuando llego dejo el pequeño libro que ocultaba en su ropa y lo dejo en la mesa, donde varios pergaminos y libros se encontraban abiertos.

Todos ellos formaban parte de su último proyecto en el que llevaba trabajando un año, pero en el que todavía no había podido avanzar. Su primer indicio fue una oscura referencia en un viejo libro, casi ilegible con la edad y el mal uso (todavía se estremece al recordar tal perdida), sobre un templo escondido en algún lugar del mundo en honor al dios Yoonel y a la diosa Knhoss. Mientras que en otras circunstancias tales especulaciones se habrían dejado de lado como meras estupideces, Magnus había prestado especial interés en el descubrimiento y le había encomendado investigar mas haya el asunto.

Ávido de encontrar tal templo, Ther-Kal se lanzo a la búsqueda de cualquier fuente de información en la materia, pero después de algunos meses sin resultados se puso obvio que el templo o estaba muy escondido o era falso. Ahora, un año después, estaba a punto de dejar la búsqueda por completo cuando encontró en la Biblioteca por casualidad con un tomo que trataba de la vida y la muerte, y lo que hay mas haya de ella. En el explicaba como los dioses Yoonel y Knhoss se dividían entre ellos a los mortales, y como era posible por lo tanto que los dos de ellos pudieran resucitar a los muertos.

Tal vez fuera una locura, pero Ther-Kal se dio cuenta de que solo había una forma de encontrar mas información: preguntársela a los propios dioses.

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30/09/2010, 23:25
Knhoss

El tvu no temía a la locura. Sabía que era una de las tantas formas de alcanzar el conocimiento. De ahí que la empresa de encontrar a los dioses le pareció un desafío interesante, capaz de hacerle perder la cordura pero brindarle a cambio aquello que todas las razas anhelaban. Concer el camino de vuelta a la vida.
En la oscuridad de la noche, volvió a la megápolis a escondidas. Quería acceder a la biblioteca de Queth pues allí se guardaba la colección más grande de libros que la Orden de los Primura habían redactado acerca de Knhoss y el resto de sus hermanos divinos. En particular, buscaba el tomo Illuminati Mors, un tratado que según decían, databa de los inicios de la segunda Edad del mundo.
Con sigilo, contando con el manto nocturno como cobijo, se introdujo en los estrechos pasillos hasta llegar al centro mismo de la estancia. Allí, se deslizó por otros pasadizos hasta encontrar la sección de religión. En apenas unos minutos, sus ojos devoraban las páginas, absorviendo los velados indicios que conducirían a la morada de la diosa.
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El camino era arduo. La luna iluminaba en lo alto pero apenas se podía encontrar la salida de aquel laberinto. Obra de Jheldor, rezaba el tratado sobre la creación del Mundo; aquél que conoce todos los caminos, aquél que los traza. Llevaba ya unas cuantas horas en marcha, perdiendo el rumbo una y otra vez. Pero Ther-Kal no se rendía. El incentivo, la fiebre que lo poseía era más fuerte que cualquier tribulación.
Cansado, decidió descansar al abrigo de un arbol añejo, grande, de copa amigable. El cansancio era fuerte, tanto que terminó venciéndolo. Cerrando los ojos, se durmió, y en sueños, encontró lo que buscaba.
Al despertar, una extraña golondrina de INSERTE TEXTO AQUI, yacía a su lado.
El tvu sonrió. Esa era la clave para encontrar a Knhoss.
Siguiendo los pasos que su sueño le había mostrado, salió rápidamente del bosque encantado, rumbo a la Fuente de Knhoss. Por fin, ante sus ojos, tenía claro el camino a seguir para alcanzar la siguiente etapa.

Notas de juego

Koya, hasta acá llegué antes de irme. En casa lo termino... si encontrás lo de la golondrina dejámelo aquí :)

Hasta dentro de un rato! (aunque no nos crucemos XD)

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01/10/2010, 05:09
Knhoss

El tvu no temía a la locura. Sabía que era una de las tantas formas de alcanzar el conocimiento. De ahí que la empresa de encontrar a los dioses le pareció un desafío interesante, capaz de hacerle perder la cordura pero brindarle a cambio aquello que todas las razas anhelaban. Concer el camino de vuelta a la vida.
En la oscuridad de la noche, volvió a la megápolis a escondidas. Quería acceder a la biblioteca de Queth pues allí se guardaba la colección más grande de libros que la Orden de los Primura habían redactado acerca de Knhoss y el resto de sus hermanos divinos. En particular, buscaba el tomo Illuminati Mors, un tratado que según decían, databa de los inicios de la segunda Edad del mundo y explicaba cómo los dioses se habían dividido la existencia más allá de la muerte.
Con sigilo, contando con el manto nocturno como cobijo, se introdujo en los estrechos pasillos hasta llegar al centro mismo de la estancia. Allí, se deslizó por otros pasadizos hasta encontrar la sección de religión. En apenas unos minutos, sus ojos devoraban las páginas, absorviendo los velados indicios que conducirían a la morada de la diosa Knhoss.
---
El camino era arduo. La luna iluminaba en lo alto pero apenas se podía encontrar la salida de aquel laberinto obra de Jheldor, según rezaba el tratado sobre la creación del Mundo; aquél que conoce todos los caminos, aquél que los traza. Llevaba ya unas cuantas horas en marcha, perdiendo el rumbo una y otra vez. Pero Ther-Kal no se rendía. El incentivo, la fiebre que lo poseía era más fuerte que cualquier tribulación.
Agotado, decidió descansar al abrigo de un arbol añejo, grande, de copa amigable. El cansancio era fuerte, tanto que terminó venciéndolo. Cerrando los ojos, se durmió, y en sueños, encontró lo que buscaba.
Al despertar, una extraña avecilla negra yacía a su lado. En su pico, portaba una pluma del mismo color, que depositó en manos de Ther-Kal antes de partir nuevamente hacia el interior de Gardhor.
El tvu sonrió. Esa era la clave para encontrar a Knhoss.
Siguiendo los pasos que su sueño le había mostrado, salió rápidamente del bosque encantado, rumbo a la fuente llamada Luz de Knhoss. Por fin, ante sus ojos, tenía claro el camino a seguir para alcanzar la siguiente etapa.
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Durante varios días el aventurado explorador, surcó los cielos de Albur. Ther-Kal debió planificar muy bien su viaje, pues muchas leguas lo separaban de la fuente de la sabiduría y muy pocos sitios donde descansar. Pero sobre el atardecer de la que sería la última jornada llegó a los picos que rodeaban la fabulosa fuente.
El tvu venía preparado. Sabía que debía agradar a la diosa si quería obtener lo que había venido a buscar. Con sigilo, temeroso de lo que podría ocurrirle si no era bien recibido allí, se internó en el valle en busca de la respuesta para su gran interrogante.

¿Quién eres? ¿Qué buscas? ¿Por qué? ¿Qué ofreces? ¿A quién? ¿Eres digno? ¿Podrás soportar esta carga? ¿Sabrás guardarla en tu corazón?
Estas y cientos de preguntas más invadieron la mente del tvu cuando alcanzó la orilla de la fuente. Apabullado, no pudo abrir su boca para pronunciar palabra, pero a medida que se sucedían, una misteriosa fuerza parecía estar extrayendo de su interior todas las respuestas.
Luego de varios minutos o varias horas, algo que el agotado tvu no podía saber, en su cabeza reinó el silencio.
Por un momento creyó que todo había sido en vano. Había llegado hasta allí en busca de una respuesta y no le sería dada.
Pero tras un pequeño lapso de tiempo, una melodiosa voz, cálida como un rayo de sol, lo envolvió.
-Aquello que buscas sólo puede obtenerse con el acuerdo entre Quien custodia la escencia y Quien tiene la razón. Deberás agradar a ambos y tu causa satisfará los deseos de uno y de la otra. Sin ello, el final de tu camino estará vacío.
Realiza una ofrenda en cada sitio y luego busca la unión en aquella zona donde las reglas se rompen. ahora parte. Ya has obtenido lo que has venido a buscar.
Ther-Kal guardó cada una de las palabras en su memoria. Ya tendría tiempo para transcribirlas al papel.
Luego, deseoso de comprobar la veracidad de lo aprendido, dejó sobre el agua un pequeño brazalete que tenía la propiedad de conceder claridad de pensamiento a quien lo llevara puesto; un pequeño tesoro que el Ala Negra no echaría en falta.
Luego partió. Apenas cruzadas las montaañas que franqueaban la Luz de Knhoss, la pluma se desvaneció y el camino que conociera, desapareció de sus recuerdos.
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El frío calaba sus huesos. No era un frío físico el que lo invadía, el que lo poseía. Ese frío provenía de más allá del mundo conocido. Era el frío de la muerte.
Guiándose por la torre resplandeciente a lo lejos, el tvu se arrebujó más en su capa y siguió caminando. De su cuello colgaba una hermosa cadena de oro que contenía un pequeño y delicado relicario. Dentro de éste, un fragmento del corazón sangrante, aquel que permitía a los vivos adentrarse en los dominios de Yoonel. A pesar del miedo que lo invadía, la ilusión de estar alcanzando el tramo final de su misión lo mantenía en marcha.
Ya se encontraba a las puertas del palacio de huesos cuando una niebla azulada lo envolvió.
-¿Quién eres, insignificante mortal, que osas penetrar en mis tierras?- la voz era atronadora, gélida y cortaba como un millón de dagas. El tvu cayó de rodillas.
-Soy un humilde siervo en busca de saber, poderoso Yoonel. He traído algo que tal vez, aplaque tu cólera, un regalo digno de ti- de entre sus ropajes el tvu extrajo un estilete dragón, una daga que era capaz de matar todo aquello que tocaba.
-¿A esto llamas una ofrenda?- la voz sonó colérica e irritada, más el tvu no sufrió daño alguno.
-Vete mortal... vete de una vez que ya volverás para siempre. Vete y deja ese relicario a los pies de la llanura al salir. Tal vez te conceda lo que deseas.
Ther-Kal huyó de allí presuroso y cumplió con lo que el dragón de huesos le pidió. Sin mirar atrás una vez, volvió al reino de los vivos.
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Por fin estoy aquí... después de tantos años, mi búsqueda llega al final.
Esas palabras cruzaron por la cabeza de Ther-Kal antes de entrar al templo.
Era un lugar antiguo, de piedra labrada e invadido por la vegetación. No tenía trazos de arquitectura que correspondiera a ninguna de las razas que habitaban Albur. Sin embargo, los ornamentos y las estatuas, parecían aludir a cada una de ellas.
Con respeto y temor avanzó hacia el interior. Dos hermosas estatuas franqueaban la entrada al altar. Dos estatuas en las cuales creyó reconocer a los dioses que había visitado.
Caminado lentamente alcanzó el centro del templo hasta posar sus manos encima del altar.
En ese momento, una maravillosa e inquietante luz azul comenzó a cubrir todo, cegándolo. El tvu, llevó sus manos a la cara,para protegerse.A los pocos segundos el resplandor había cesado y sobre la piedra del altar descansaba una joven tvu en la flor de la edad.
Ther-Kal la vio y se estremeció de la cabeza a los pies. Su amada Mirgheit estaba ante él, fresca, rozagante, hermosa como la última vez que la viera.
Una lágrima rodó por su mejilla. Él, afectado por el paso del tiempo, la contempló con cariño.
La joven abrió los ojos y no lo reconoció.
-¿Quién eres?
-Soy yo, Ther-Kal. Mira en mis ojos, mira más allá de los años y me verás.
La joven, sentada sobre el altar, extendió su mano hasta la mejilla del tvu y lo examinó, un tanto extrañada.
-¿Acaso es posible? ¿en verdad eres tú? ¡Oh, amor mío, te he extrañado tanto!-
Mirgheit lo abrazó fuertemente y la expresión de amor que reflejaba su rostro, pronto mutó en una de horror y dolor... Al separar su cuerpo del de su amado, pudo ver que éste le había clavado una daga en el pecho.
-¿Por... qué?
-Porque ya no era nuestro tiempo.
 -------

-Aquí tienes Magnus... en este pergamino está detallado todo lo necesario para traer a alguien de la muerte. Guárdalo bien, pues ha costado mucho más de lo que crees poder reunir la información.

El tvu se retiró de la grieta sin un rumbo fijo. Había acabado la dura tarea que había consumido tantos años de su vida y ahora no sabía que hacer. Contemplando el ocaso a lo lejos, lloró.

Notas de juego

Bueno, quedó largo Xd

si querés recortarlo, adelante!

Mañana arreglá con Willen el tema de subirlo. 

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10/10/2010, 13:17
Luciel

EL concilio supremo se encontraba meditando sobre lo acontecido y pensando en que hacer durante los proximos años cuando en medio de la meditacion una larga sombra se arrojo saliendo del suelo poco a poco y se alzo una figura como mbruma oscura hasta hacerse una figura de un ser alado con un reptil con el .

 

-Buenos dias señores vengo a desearles buena suerte y a pedirles si fueran tan amables de llamar a mi querida hermana Knhoss.

Y giñandoles un ojo siguio

-Ah y recuerden que esto es un secreto .-añadio con una media sonrisa en el rostro

Notas de juego

Pues eso te llamo para tener reunion secreta aqui contigo xD

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14/10/2010, 16:06
Luciel

He de pedirte querida hermana una alianza entre nuestars razas para juntos forjar un futuuro mejor para ambas

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19/10/2010, 16:33
Pyaray, The Whisperer

Pyaray observó con cierta diversión y recelo la actuación de Él en Albur, ciertamente el odio se apoderaba de Albur, el velo no habia pasado como si nada por el mundo y la oscuridad habia ocupado el corazón de casi todas las razas del mundo, poca esperanza, bondad o beneficiencia quedaba ya en las almas de los Alburienses. Pero al empujar a los Nayas al asesinato de los altos cargos, Pyaray rememoró el pasado, y vió la oportunidad perfecta para añadir una colección de bellas estatuas de rubí a su bosque pétreo y carmesí.

Los dioses de la justicia vieron ante sí a Pyaray, y ya no era la ameba amorfa que habia sido, durante milenios habia caminado por el mundo, y ahora parecía una masa de musgo y algas, con un millar de ojos que miraban inquietas en todas direcciones, un cangrejo se deshizo ante la mirada de los señores de la balanza que observaron con asco al dios recién llegado.

Sres de la Justicia de Albur, los Nayas firmaron un pacto de no-agresión con los gigantes, un pacto firmado sobre las sagradas monedas del dragón, un pacto en un lugar en el que las influencias no tendrían lugar, y hoy, ese pacto ha sido violado.

 

Exijo, por su blasfemia contra Á, que los Nayas sean extinguidos, sus cuerpos sean petrificados y enviados a mi bosque de rubí, donde guardarán mi obra, ya que han matado al último descendiente del único gigante que con mis propios tentáculos yo cree.

Y si así lo considerais oportuno, deshagais esta catástrofe reviviendo al jovencísimo Principe Loki, 4o descendiente real de los gigantes

Dioses de la justicia, por vez primera, exijo vuestra actuación, exijo la extinción de los Nayas

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20/10/2010, 21:41
Aildor

Aildor, sentado ahora en un trono de cristal aguardó pacientemente a que el dios hubiese acabado de hablar. Lo miró directamente, pese a su desagradable aspecto. Los ojos de la justicia debían mirar en el interior de los seres, y no dejarse distraer por la apariencia externa. Meditó durante unos instantes, para luego hablar desde su trono, sereno.

- Afirmáis que los Nayas firmaron el tratado. Si así fuera, si hubiesen firmado el pacto con sangre sobre las monedas de Á... Entonces tal violación sería considerada una blasfemia hacia Á, como bien decís. Yo mismo convertiría en piedra los cuerpos de los frágiles seres que han osado asesinar al Príncipe - hablaba pausadamente, sin prisas -. Pero me temo que no está en mi mano castigar a los Nayas.

Los Nayas rehusaron confiar en las demás razas. Los Nayas rechazaron el pacto, así pues no formaron parte de él. No han violado entonces ninguna ley. Está en vuestra mano considerar qué hacer. 

No dijo nada más, no hacía falta. 

 

 

Notas de juego

(Lo siento. Al final ser unos anti-sistema les ha salido bien.)

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01/11/2010, 19:58
Elocc`iso

Elocc, caminaba entre los pasillos del pequeño castillo, situado en la isla de Ambas, aunque en los ultimo años respondia a su nueva identidad, de vez en cuando su anterior yo, se sacudia y despertaba para tomar el control.

Él, soño con una mundo limpio y compartido y las guerras se sacudian constantemente y a gran escala, costandole las vidas a miles de habitantes que no tenian culpa de nada.
Era el momento de dar paso, de terminar el juego de los Dioses, de darles un respiro y libertad para crecer sin la influencia de sus padres. Era el momento de retirarse de descansar lejos. Asi pues se materializo en el Inmaterium y hablo con su padre.

- Padre, es el tiempo de otros, de nuevas obras, de nuevos cimientos, es la hora de volver a tu lado y descansar para contemplar lo que tu ya sabes que tiene que venir.

Se giro y les hablo a sus hermanos, pues ellos ya podian oirle si asi lo deseaban.

- Hermanos, nuestros juegos han sido temerarios, han sido alocados y brutales, hemos sacrificado las vidas de cientos de miles de hijos, solo para demostrar algo, para declarar nuestra justicia, para reacer el mundo, para extender nuestras alas... para hacernos querer. Es el momento de que ellos sigan su destino y nosotros nos marchemos para no volver mas.
No obstante, los hijos de Albur, se han vuelto agresivos, violentos, temerarios... Es por ello que antes de marchar les ofrecere un regalo a ellos y a vosotros...
-

Tras terminar sus palabras, su esencia comenzo a deslizarse hacia algun lugar de Albur y tras el, solo quedo la figura de Elocc. El Señor de los Asesinos.

Notas de juego

Voto al cambio de edad y fin de la partida (antes de que todo lo demas caiga)

Me ofrezco a pagar el evento para contruir un Coliseum, para que sus puertas esten guiadas por la magia. (yo lo pago, lo decoramos entre todos) el Coliseum, sera neutral, quiero decir, no pertenecera a ningun dios, pero tendran cabida todos los dioses, de todos los tiempos.

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01/11/2010, 20:43
Yoonel, el Nacido Muerto

Notas de juego

Voto SI al fin de edad... y no lo roleo porque estoy muerto :(

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02/11/2010, 00:18
Pyaray, The Whisperer

La espada azul fué arrastrada, el mar la zarandeara como si no pesara nada, al menos eso parecía, tal vez fuera la espada quien nadaba a través de su elemento, pues era Pyaray, Sr del Mar, aburrido de la repulsión que todos los dioses habían sentido por él, ahora buscaría el mortal capaz de empuñarle y apuñalar el corazón del panteón entero. Pues si bien los inmortales y divinos dioses habían creado a los mortales, sin duda eran ellos la llave para su destrucción, un círculo fácil de entender y tan complejo de cerrar que ni el gran Á podría discernir quien podría ser el elegido para tal tarea.

La espada llegó a una playa, medio enterrada entre la gravilla, a menudo azotada por el mar, deseaba ser encontrada, y relucía fuerte cada vez que el agua ascendente la cubría, ¿Quien sería la próxima marioneta? ¿Cual sería la próxima ciudad en caer? ¿Cual será el primer dios con el que volver a cruzarse?

Notas de juego

Pyaray ha terminado su faena en Albur, ha dotado de vida a innumerables seres, y aún siendo dador de vida y creador de variedad será conocido como el más infame de los dioses, sea así como deseo pasar al fin, la partida entre dioses ha terminado, la batalla entre mortales está por comenzar

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02/11/2010, 13:49
Director

Una luz blanquecina parpadeó entre las nubes eternas del Inmaterium. Allí donde solo los Dioses pueden existir, la luz subió, y subió, agitándose como ante la influencia de terribles vientos, o violentas convulsiones. El resto del Inmaterium, sin embargo, se mantenía en calma.

La luz prosiguió su ascenso, blanca marfil pero teñida de rivetes rojos. Pulsaba con una rabia incontenible, y esa misma rabia la hacía subir más y más alto.

Por fin, las nubes del Inmaterium dieron paso a la nada. Una nada gris, marcada por rastros blancos, y negros. Tal vez el nombre de nada no le fuera bien, pues era más bien un todo. Era el aposento de Á, y al mismo tiempo Á mismo hecho realidad contínua e infinita.

Á recibió a la luz, y la cobijó y colocó en el suelo, o el techo, o el medio de la nada, frente a él, dentro de él. Como la luz se dispuso confusa, el fulgor rojo que la había acompañado se separó y paró frente a él, como una hermosa mujer de cabellos de cuervo y sonrisa torcida. La mujer se paraba con arrogancia al lado de un hombre, de largos cabellos dorados, pero cuya cara cambiaba de expresión y edad a cada momento. En sus ojos, vistos con atención, se atesoraban incontables estrellas.

Sonrió el hombre, dientes afilados, una luz de bondad se desparramó de sí hacia el recién llegado.

Sus manos se abrieron en gesto de bienvenida, y el Dragón de Hueso, uno de sus Hijos, se presentó.

- Ay, mi hijo. Finalmente has encontrado tu final, has encontrado la lágrima última que causaron tus acciones. Heraldo de destrucción y muerte, más aún que el pobre Pyaray en sus instintos animales. Has unido inteligencia y muerte, y mira dónde has terminado.

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02/11/2010, 15:24
Yoonel, el Nacido Muerto

Frente al hombre, la pálida luz empezó a pulsar y crecer, creando formas en el proceso. Cuando se solidifico, lo que quedaba era un gigantesco dragón esquelético con una niebla azul que rezumaba de sus huesos y que formaban la cascara de Yoonel, el Nacido Muerto.

-Saludos Padre, ya veo que era tu interferencia la que provoco la destrucción de mi cuerpo en Albur.- Dijo Yoonel al ser que se encontraba frente a el.- Dime Padre, ¿porque lo has hecho? Tu mejor que nadie ha de saber la verdad de mis acciones y la razón tras ellas.