Partida Rol por web

Nauj trata de concentrarse en percibir las fuerzas que le rodean en este instante, en particular en la gema de la espada del vampiro y en el pequeño cuerpo que cierra la comitiva. Tiene alguna teoría al respecto de ambas cosas, y le gustaría corroborarla...

 De nuevo Seryu le respondió telepaticamente. Lo primero que le llegó era una muestra de asombro de parte del Silfo. Seguidamente pudieron sentir como la mente de aquel ser se calmaba, y aunque esperaba a que hablaran los demás, en su cerebro se formularon varias hipótesis. Y en todas ellas estaba salvar a aquellas mujeres, y, probablemente, eliminarlos.

-¿Es necesario eliminarlos? Supongo que sí... Sabeis que no me gusta matar, pero esa criatura no es un humano, es un vampiro... y esa otra habrá eliminado a miles de personas para llegar hasta aquí. Es suficiente para eliminar mis trabas. 

-¿Alguna objeción? Acabaremos con estas criaturas, salvaremos a la de la Capa Blanca, y rápido. Voy a necesitar toda vuestra ayuda, es el momento de demostrar porqué somos un grupo, y cuales son nuestros objetivos. Recordad, cuanto menos combatamos, mas rápida será nuestra victoria, y ahora mismo ellos no pueden hacer nada. Aprovechad el hechizo. Si las cosas se ponen feas, el bosque nos dará coberturas, y, a mi, incluso me ayuda a recuperar poder. Por favor, uniros como grupo, nos necesitamos mas que nunca, no os confiéis...sin embargo...Estoy curioso. Hay algo que me gustaría preguntarles.

 El muchacho, desde su posición, lanzó un mensaje al aire, después de un rato sin hablar, en gesto completamente neutro:

-¿Porqué? ¿Porqué matais sin sentido? ¿Porqué sembráis el cáos bajo las órdenes de Alanku? ¿Qué os da, que os otorga? ¿Poder, dinero, fama? ¿A cambio de acabar con vuestra propia raza? ¿Donde están vuestros ideales, vuestro código de honor? ¿Porqué os habeis convertido en meros mercenarios?

Luego de aquello, su báculo brilló, aunque del suelo no brotó nada. Parecía estar preparado para otra acometida si fuera necesario.

Ni siquiera intentó repelerlo. Solo dejó que aquellas enrredaderas se enrroescaran alrededor del cuerpo, oprimiendole los brazos especialmente en un intento de que soltara su carga. Sin embargo lo curioso es que tampoco pareció inmutarse demasiado ante esto. Miró al muchacho de cabellos claros con serenidad.

-Os tendré que pedir que paréis esto, gracias a este encuentro ahora hay menos tiempo todavía.

Miró hacia afuera, pero hacia ningún sitio en concreto. ¿Estaba viendo algo que no veía el resto? Luego movió la vista hacia el soldado de Alanku que estaba demasiado dentro de la posada como para que lo hubiesen visto los desconocidos. En aquel momento ya estaba desenvainando de forma sigilosa.

-Eso no va a ser necesario, calma -comentó alegremente.

Luego volvió la vista hacia los recién llegados.

-Deberíais entrar -extrañamente lo que agregó no tenía tono de petición. Suspiró cansinamente- No me causéis mas problemas.

Mis ojos se encendieron de ira ante las palabras de aquel muchacho, casi podía sentirlo

"Tan joven y creyendose el rey del mundo. Algún día se chocará contra la realidad, y me encantaría ser el golpe de gracia en ese encuentro"

Intenté moverme, sin éxito. Le haría tragar su propia lengua para que no tuviera más oportunidad de realizar conjuros. Me deleité en esa fantasía, hasta que escuché esa sarta de sandeces

- No te atrevas a llamarme mercenario, muchacho. No tienes ni idea de lo que haces - murmuré cargado de rabia - Los entrometidos pagan cara sus osadías e impertinencias

Apreté los puños, deseando no estar incapacitado para actuar.

Fue entonces, cuando, casi perdiendo la razón, me atreví a desafiar a las leyes mágicas y me abalancé sobre el muchacho conjurador. Con Dantmor en mano, y su hoja sobre su tierno cuello. Casi me relamía ante aquella oportunidad

Al escuchar las palabras del chico en la cara de Shadar aparece una mueca entre incredulidad y desconcierto. Hecha una rápida mirada hacia la puerta -Pero... ¿Dónde está la madre de este niño?-

Le mira fijamente. -¿Crees que vives en un mundo donde todo es blanco o es negro? Si eres un soldado de Alanku eres un asesino y si eres un rebelde un ángel. No me hagas reir.

¿Quién te crees que eres para ir por la vida prejuzgando a los demás? En las guerras se mata gente, en ambos bandos. ¿Crees que Legith Taindh tiene mas derecho al trono que Lord Nird? ¿Su causa es mas justa?- Andrue hablaba a la vez que él pero Shadar seguía hablando. Por el rabillo del ojo captó como el comandante se liberaba del encantamiento y se preparó para aprovechar la ocasión.

 -Llevais razón: No soy quién para juzgaros, pero la destrucción ha alcanzado a todos los paises, y los convierten en cenizas y fuego. Vengo de un lugar donde la naturaleza prima sobre las cosas, y existe un equilibrio. No hay necesidad de poralizar y destruir. El equilibrio natural del mundo se tambalea, y con ella, el orden de este planeta. Se que derramamos sangre ambos bandos, pero la conquista es una opción que no haría mas que sellar al mundo al caos y la destrucción. Un mundo en el que nisiquiera vosotros podréis vivir. Así es D´Thyre, y así es como lo siento, en mi interior.

-Si no sois mercenarios, entonces no se que seréis, pero esta muchacha es la de la Capa Blanca. Una heroina, que está a punto de perecer mientras la llevais en brazos. Al parecer, un trofeo para el señor del caos, y nisiquiera os dais cuenta de que todos estamos siendo utilizados en una guerra sin sentido que acabará con la humanidad y con el mundo tal y como lo conocemos. Comprendedlo, no estamos, al menos yo, aquí para matar a nadie. Solo deseo que todo esto concluya, y que la guerra cese, sin decantarse por ningún lado, aunque en el fondo de mi corazón sepa que eso es solo una idea demasiado bonita.

 Volvió a emitir otro mensaje telepático a los demás.

-Si deseamos quedar con vida, debemos de combatir en campo abierto. Es allí donde tenemos mas posibilidades de vencer, debido a el hechizo de campo y a nuestra naturaleza. No deseo combatir, pero preparaos para lo peor, esta vez la batalla es inminente.

- Por fin te has callado - exclamé mordazmente

No pensaba ni plantearme las palabras de aquel niño que jugaba a ser hombre. El mundo no funcionaba así, y los que intentaban cambiarlo terminaban bajo tierra o sobre el fuego. La historia, toda la historia de todos los tiempos daba fe de ello

Ni un atisbo de humor, ni de ninguna otra expresión podían hallar en mi rostro. Tan solo me dediqué a asir el cuello de aquel muchacho pálido e inconsciente de si mismo.

"A esta distancia no voy a fallar..."

- Castaña asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas Castaña asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas Castaña asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadasCastaña asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas castañas asadas...

Era lo que repetía una y otra vez el pequeño guerrero goblin en su cabeza. No le hacía ni pizca de gracias que el mago pudiera leer sus pensamientos. Aunque tenía que reconocer que el truco era útil.

De todas maneras, Bolg no acababa de entender la conversación de los pataslargas, y miraba con el ceño fruncido a todos los lados.

La chica que nos había acompañado, había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos. Quizás ya había encontrado a su guardaespaldas o estaba en algún lugar de la posada, entre tantas personas presentes no dudaba que era eso lo que había sucedido.

Miraba de un lugar a otro en busca de ella, pero mi mirada se detiene en un hombre pálido. Mis ojos se abren un poco más de lo normal al ver la mujer que lo acompañaba ¿Era ella la que estaba en aquella ventana? Comienzo a recordar, pero era casi imposible saber con exactitud, pues la distancia que nos separaba y la altura, me habían dejado un recuerdo vago, borroso.

Mis pensamientos son interrumpidos por el sonido de un bastón golpeando el suelo. Al mirar de soslayo, mis sospechas son confirmadas, Seryu había atacado a los sopechosos. Me incorporo rápidamente, poniéndome en posición de defensa y ataque. No había sido un acto apropiado por su parte; se había precipitado en realizar un conjuro, había sido una ofensa y sabía que esto podría tener consecuencias.Aún no tenía el hacha en la mano, pero rozaba ligeramente su empuñadora, preparándome para atacar.

La reacción del hombre rubio, fue apropiada para lo sucedido. Al tiempo que éste hablaba, miraba a cada uno de los presentes de la posada, confirmando lo que el rubio decía, habían heridos y debíamos ayudarles cuanto antes.

Aquella sensación peculiar recorrió mi cuerpo de manera inesperada. La voz de Seryu sonaba en mis pensamientos de forma clara, como siempre que teníamos esa conexión mental.

Estaba de acuerdo en sus suposiciones y al igual que él, deseaba ayudar a los heridos y salvar a las mujeres. Me disponía a responder de aquella misma forma, pero la voz de Nauj ahora también sonaba en mis pensamientos. Era una ventaja y privilegio para el grupo contar con aquel don.

Las palabras de Nauj comenzaron a sembrar inquietud en mi ser. Sabía que en cualquier momento tendríamos un enfentamiento, pero no pensé que sucedería tan pronto. Nuevamente el silencio fue mi respuesta. Enfrentarlos era la mejor opción, pues, sabía que ellos no cederían tan fácilmente, no llegaríamos a un acuerdo. Podía ver sed de sangre en sus rostros, en sus ojos; querían acabar con nosotros.

-¿Se te ocurre una idea de hacerles la invitación para combatir en campo abierto? ¿Has visto como te mira el vampiro? En cualquier momento te atacará, tan solo falta un poco más y la lucha se desatará- mi conexión mental es interrumpida por los pensamientos del goblin, a quien fulmino con la mirada -Un comentario más de tu parte hacia el pálido y ya está, dará comienzo-.

Sin embargo, en aquel momento todo pareció cambiar, y drásticamente. Andrue había roto sus ataduras para cargar directamente contra Seryu. Pera apenas a unos centímetros de que la espada negra tomara contacto con la piel se detuvo, de la sorpresa.

El gato se encrespó y lanzó un quejido tan fuerte que sobresaltó a mas de uno, y el perro se encogió de miedo.

Se oyó un silbido semejante a varios cortes, y de hecho una brisa repentina sacudió cabellos, ropajes y ornamentos colgantes de los presentes. Pero no se vio nada, salvo pequeños trozos de lo que antes eran las enrredaderas aprisionantes caer al suelo. Tanto Scire como Shadar se veían libres. Automáticamente la pálida teniente coloco una mano con suavidad en el hombro de Fezbane, y la magia que preparaba en su interior se desvaneció tan repentinamente como una hoguera que recibe un cubo de agua fría.

El muchacho rubio se había arrodillado, sujetandose la cabeza como su estuviera escuchando o sintiendo dentro de esta algo insoportable. Le dolía el daño a la naturaleza, eso se notaba.

El goblin, el encapuchado, la chica de la capa de piel de oso, Seryu, incluso el comandante Ikandriel extendieron el brazo bruscamente, como si alguien les hubiera tomado de la muñeca a pesar de que no sentían nada alrededor de esta. Y con igual "delicadeza" todos estos, sin excepción fueron practicamente arrojados al interior del edificio de un tirón de la extremidad.

En el siguiente parpadeo que tuvo cada uno de los presentes, lo siguiente que notaron extraño es que la posada estaba vacía. Estaban ellos solos, ni Scire, ni la gente que estaba dentro del local, ni el ruido exterior. Solo un extraño silencio. La puerta estaba cerrada, y quienes entraron a la fuerza se encontraban en el suelo producto de la entrada accidentada. Era todo sumamente extraño, afuera estaba oscuro y solo se veía tierra yerma. La encapuchada en blanco también se encontraba allí.

Pero entonces, escucharon la voz de aquella con la marca roja en su frente.

-Maldición, ya ha llegado. Hagáis lo que hagáis, no salgáis -apremió con un tinte de urgencia en su voz, que sonaba como si estuviera lejos, pero entendible- En un momento intentaré estar allí de alguna forma, pero no vayáis al exterior, o podría pasaros algo muy malo...

La última linea había sonado un poco...lúgubre...

 Se sentía...

....Manipulado por una fuerza superior.. ¿Qué era aquel sentimiento?

Una habitación vacía, un espacio de la nada materializado en una habitación, un retazo de vacío, y con ello, las mujeres que habían estado en el suelo habían desaparecido también. 

Observó su alrededor con preocupación, y luego a todos sus compañeros.

-¿Estáis bien?

Dirigió una mirada hacia el otro grupo, una mirada inocente y real.

-Descarto la posibilidad de que haya sido algún tipo de magia. ¿Sabeis algo de esto, o estais tan perdidos como nosotros?

Desde la posición de su grupo, con una barrera invisible de entre medio, entre aquellos seguidores de D´Thyre y el, hablaba tratando de comprender, sin ánimo de ofender, ánimo que nunca ha tenido

-¿Porqué... tenemos que quedarnos aquí? ¿Que pasa fuera?

Un violento torbellino de castañas asadas se apoderó de los pensamientos de Nauj, hasta que puedo darse cuenta de quién era el responsable.

La pelea parecía inminente y Nauj comenzaba a prepararse mentalmente para ella, cuando los acontecimientos dieron un giro repentino. Estaba el joven encapuchado a punto de hablar para dirigirse, precisamente, a la chica de la marca roja pues no veía aún claro cuál era su papel en aquel asunto, cuando todo cambió.

Alguien o algo había hecho desaparecer todo a su alrededor o los había transportado a algún otro lugar.

Miró al grupo, a los dos bandos. Todos parecían confundidos a excepción de la propia chica. Ella sí parecía saber qué ocurría y se preparaba para marchar fuera.

- ¿Qué es lo que ocurre, mujer? -se sumó con urgencia a la pregunta del mago. La situación se había vuelto un tanto ambigua con la aparición de una tercera parte en la contienda.

El pequeño goblin se vio superado por los acontecimientos ocurridos. Aun no comprendía que estaba pasando a su alrededor, pero sabía que algo iba mal, muy mal.

Bolg, agazapado como una bestia, emitía bufidos con cara de ira en todas direcciones. Se movía nerviosamente olfateando el aire, buscando cualquier cosa que pudiera indicarle que estaba pasando. Instintivamente, se mantenía cerca del encapuchado.

¿En que clase de pesadilla le habían metido sus compañeros de viaje?