Partida Rol por web

En el momento en que tu índice señala hacia los restos del escarabajo dorado, sientes una profunda conexión con el objeto y como cuando activaste tus sentidos agudizados para ver en la oscuridad, la sangre hace algo en tu interior.

Ves una imagen. Un momentáneo flash. se trata de Mallote entregándole unos documentos a Ambrogino Giovanni, el verdadero Ambrogino. Y tu eres quien contempla la escena. Tu eres el gordo de la barba que acabáis de aniquilar.

La imagen se desvanece tan pronto como llegó, y como si trataras de evocar un sueño cuyo recuerdo se filtra como arena entre los dedos, tienes la sensación de haber visto sonrisas de complicidad entre ambos vástagos.

A Sav no le gustaba la idea de ir a ver a los Giovanni, habían tenido el final del camino en sus manos y se había desvanecido entre sus dedos. Ahora estaban heridos y un nuevo desafió se habría ante ellos pero lo peor de todo es que sin duda Ambrollino ya había previsto su próximo moivimiento.

Aquí ya no hay nada que hacer, será mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes. Vayamos a ver a los Giovanni y acabemos con esto.

Londres sigue recubierto de la siniestra calma en la que la dejasteis antes de partir a la mansión de Ambrogino. Allí nadie se ha percatado del incendio, de las personas que cambian de apariencia o de los escarabajos que se desintegran con el contacto.

Cuando os acercáis al distrito donde os habían mencionado que residían los pocos Giovanni que se hallaban en la ciudad, vuestros sentidos agudizados captan una queja que sin duda proviene del refugio que estabais buscando.

 - ¡Os he dicho que no se nada de Ambrogino, maldita sea!

Cuando llamáis a la puerta, Reginald, uno de los ghouls que habíais conocido en el teatro de la justicar la noche anterior os abre la puerta.

Gillespi Giovanni se encuentra tenso y de pié con las manos sobre la mesa en cuyo otro extremo esta Violetta haciéndole preguntas. A su lado, el feral Geofrey Leigh guarda encadenados del cuello como a dos perros, a otros dos vástagos que yacen de rodillas, temblando de miedo.

 - Estáis bien.- dice Violetta al veros, reparando en que algunos presentáis heridas. - Acabo de saber que os han parado una trampa y me temo que tenemos aquí en frente al presunto autor

- ¡Esto es un acoso! y el clan de Augustus Giovanni no va a tolerarlo.

- Esas dos ratas dicen formar parte de los "Expósitos" y que fueron contratados o extorsionados a partes iguales por vos y esa víbora setita del Conde Jocalo, con ayuda de los duques de Amber a quienes el príncipe debe estar visitando en estos momentos.

Los dos vástagos encadenados bajan la mirada sumisos, incapaces de responder a la ira que rezuma en estos momentos Gillespi.

Un instante antes de llegar a donde ahora estaban y mientras los tres caminaban por las empobrecidas calles de la ciudad, Bernini se detuvo y tras pedir a sus compañeros que se acercasen a él, les susurro lo más bajo posible:

Compañeros Dioscuros, dijo con seriedad, he tenido una visión reveladora que creo es menester compartir con vosotros – indico con gallardía -, mis ojos han visto el pasado y en este (el pasado), al buen Mallote se cocine su alma en el averno, entregando unos documentos a Ambrogino quiera su sombra volverse contra él.

Ambos se han sonreído, cómplices, quizás por ese trato, plan urdido entre ambos o quizás alguno se tiro un gas y resulto divertido de oler, no lo sé.

Bernini aun no dominaba las visiones oraculares pero ya le estaba tomando el tranquillo o quizás eso creía él. Sin embargo sentía que aquello era importante y tenía que ser compartido con sus compañeros.

Un dato de vital importancia, si se quiere.

O quizás no.

De camino al escondite de los Giovanni Bernini comparte con nosotros una visión

-Bien hecho Bernini, eso puede ser de utilidad. Veo que también tienes el don de la percepción, aunque tal vez de un modo diferente al mio-

Es algo en lo que tendré que pensar, mas adelante

Al llegar a nuestro destino encontramos que ya hay allí eventos en movimiento, y al menos unas caras amigas que facilitan nuestro camino, algo por lo que doy gracias

-Gracias por la preocupación Lady Violetta, podemos dar fe de que la trampa estaba dispuesta. Y añadimos a los conspiradores a Mallotte que fue quien nos dirigió a ella directamente-

Siento pesar al decir esto, me caía bien el erudito, supongo que le tentaron con el conocimiento prohibido

-así que a esta conspiración se une un setita, conde Jocalo- el escarabajo dorado tenía un aire egipcio que supongo cuadra, y una vez mas lamento la muerte de User, tal vez su sombra acaba visitandome

Luego estudio a los expósitos, rodeados de sombras que parecen burlarse de su suerte

-¿y a que fueron obligados estos "expositos"?¿que servicio podían dar ellos a tan poderosos señores?-

Los ojos de Sav parecieron brillar cuando Bernini nombro a Mallote recordando su falso rostro mientras les mandaba a aquella trampa... a aquellas alturas probablemente ya supiera que no tuvo éxito y Sav podía oler su miedo...

Pero no era el único gusano de Londres, aquella ciudad parecía infecta de transposos y traidores. Sav miró fijamente a los dos encadenados controlandose por no arrancarles la cabeza allí mismo mientras Giani intentaba arrojar algo de luz a la situación

Uno de los expósitos se yergue ligeramente, todavía hay dignidad en su rostro lleno de rasguños y golpizas.

- Los servicios que hacen los perros: husmear, espiar y entretener a las presas.

La niña levanta la cabeza con un hilo de sangre resiguendo la línea de sus pestañas.

- Le hicieron algo a Snee. ¡Él nunca se hubiera separado de nosotros...! eramos los tres. ¿No lo entendéis? esconden algún poder que lo esclavizó. Salió de la ciudad en dirección al norte y ni si quiera miró atrás.

- Es ridículo.- Gillespi llevándose los dedos a la sien, tratando de demostrar lo surrealista que le parecía aquella situación.

En ese momento, Geoffrey Leigh da una sacudida a las cadenas y ambos expósitos se quedan callados mirando al suelo.

 - ¿Mallote habéis dicho? - levanta las cejas sorprendida .- Si tenéis sospechas de él habrá que llevarlo frente el príncipe antes de que se entere de todo y huya.

Violetta mira por la ventana de la casa

- Gillespi, quedáis convocado ante Mithras antes de que salga el sol para defenderos de las acusaciones de asesinato del arconte Lester Vance y traición. Cualquier intento de negarse a cumplir la órden será entendida como una confirmación de su culpabilidad, y el señor Leigh tendría permiso para impartir la justicia de Caín.

Geoffrey Leigh sonríe y algo en sus lobunos dientes os provocan un escalofrío.

- Venga, cuando estéis listos os acompañaré a casa de Mallote. Es el único que no está siendo detenido. Debemos darnos prisa.

La situación empieza a impacientarme y voy mirando a uno y otro lado como atendiendo a otras voces que amenazan con sobrecargar mis sentidos

-guardad un poco de silencio- murmuro llevandome dos dedos a la sien para recuperar mi concentración antes de dirigirme a los expósitos. -¿Snee era un hombre grande?¿calvo y con barba descuidada?¿con orejas peludas y colmillos retorcidos?- una respuesta afirmativa de los expositos aclarará un poco mas, apenas un retazo suelto en esta intrincada trama

-¿Como se ponían en contacto con vosotros para daros ordenes y recoger la información que conseguiais?, ¿donde?-

La sensación de urgencia es cada vez mas imperiosa, y el continuo murmullo de las sombras está consiguiendo sacarme de quicio

-¡CALLAD!- grito a una esquina vacia antes de volver a dirigirme a Lady Violetta

-si, vayamos a casa de Mallotte antes de que el también desaparezca-

Joder con el MAESTRO, pensó Bernini mientras se cruzaba de brazos retrocediendo un poco  por si a Giani le daba la vena violenta.

El Dioscuro estaba loco como una puta cabra, pobre de él, que cosa fea, se dijo a sí mismo para luego negar con la cabeza.

No deberéis preocuparos más por vuestro amigo mis buenos señores, les dijo entonces a los cautivos y tras volverse hacia ellos, recientemente hemos tenido el placer de conocerle en los campos que colindan a la mansión ardiente de uno que ahora ya no está.

El querido amigo vuestro parecía pletórico de fuerzas y en plenitud bajo cualquier aspecto, al menos indico rascándose el mentón, hasta antes de que su testa explotase como una sandia que fue arrojada desde gran altura dijo Bernini sin maldad y se encogió de hombros.

Cosas que pasan por llevar un escarabajo de oro dentro de la cabeza supongo.

- ¿Snee...? ¿Snee ha muerto?

veis como dos lagrimas de sangre resbalan pesadas una detrás de otra por sus mejillas mientras todo su cuerpo empieza a temblar.

- no puede ser... no puede...

Los ojos de la niña se vuelven opacos de golpe y se quedan fijos en Bernini, quien en aquellos instantes estaba hablando. Catherine ha dejado de sollozar y se intuye un rugido gutural detrás de la garganta de la no tan inocente niña. Como un rayo, cinco destellos de luz se suceden.

Es la espada de Geoffrey Leigh a la espalda de la chica. El reluciente filo corta brutalmente un brazo de la pequeña a la altura de su hombro, luego el otro, los dos siguientes dibujan una cruz en su espalda que se hunde en la carne y el último movimiento le rebana el cuello de cuajo.

En un segundo la pequeña Catherine se convierte en cenizas y el gangrel que la acaba de ejecutar sigue sonriendo como si nada y envaina la espada que todavía gotea sangre. Vuelve a coger la cadena del expósito que no puede creer lo que acaba de ver.

 - Responde.

Tobias titubea tratando de controlar su miedo

- Snee era el hombre que habéis descrito.

Le cuesta mantener las palabras ordenadas y veis como sus ojos van de un rincón al otro de la habitación. Su cabeza ahora debe ir a mil por hora.

- La primera vez que nos encontró Jocalo fue en la taberna del Oso Rojo. Las otras dos veces mandó a un intermediario... un ghoul calvo vestido con harapos. Turco o moro.

Instantáneamente al acabar, el hombre baja la cabeza y cierra los ojos de cara al suelo.

La ejecución de la niña es impecable, pero parece animar a las sombras a mi alrededor cuyo parloteo constante empieza a sacarme de quicio. Sigo frotandome la sien con la esperanza de que esto resuelva algo

-Vamos a la casa de Mallotte sin perder mas tiempo. Os pido que no ejecutéis a este último expósito ya que sabrá reconocer a Jocalo o a su ghoul. Y tras el fin de los suyos no querrá causar problemas-

El despliegue de poder en aquella ejecución sin duda no dejó indiferente a nadie. Casi en un abrir y cerrar de ojos había asestado varios mortíferos y eficaces cortes.

Sav centraba su pensamiento en Malote, esta harto de engaños y artimañas y ansiaba respuestas o hacer correr la sangre hasta conseguirlas por lo que asintió a las palabras de Gianni.

Os marcháis junto a Violetta hacia la casa de Mallotte. Todavía hay gente en las calles húmedas de la incombustible capital británica a pesar de que ya hace más de dos horas que ha pasado la media noche.

Reginald, el pálido ghoul de la justicar, saca unas ganzúas y con pasmosa facilidad abre la puerta del recinto y os permite pasar al interior, ofreciéndose luego a esperaros en la entrada.

La mansión está en silencio.

Violetta se apresura de inmediato a registrar sistemáticamente el estudio de Mallotte.

- Es una lengua muy antigua,- dice pasando los dedos por encima de algunas notas garabateadas sobre folios aparentemente inconexos.- parece babilónica o mesopotámica.

La justicar señala una de las estanterías donde hay un hueco demasiado grande para pertenecer a ninguno de los libros que hay esparcidos por la mesa.

- Faltan algunos volúmenes. Todo esto es muy sospechoso.

De vuelta a la mansión de Mallotte extiendo mis sentidos atento a alguna nueva trampa, o tal vez a nuestros enemigos escapando, pero parece que aquí el rastro también esta frio

-el texto esta en Caldeo, y lo que falta seguramente serán los Fragmentos de Lilith y Sargon- me limito a referirles la información que el propio Mallotte me facilito, mientras husmeo por la biblioteca en busca de algo de luz. Sin embargo pronto me canso de esta búsqueda y me hago con algunas notas de Mallotte

-supongo que habrá dedicado mucho tiempo a esto-

Con las notas frente a mi entro en trance concentrado en ellas para descubrir algo mas de mallotte

Mientras los otros revisan los papeles – cosa aburrida si las hay - , Bernini se dedica a investigar por el interior de los cuartos, buscando cualquier cosa que pueda servirle como arma, y luego, ya más seguro con su hallazgo, baja al sótano donde antes viera encadenada a la mujer.

MAESTRO, sin embargo le dice antes de partir a su mentor, revisare el sótano donde esta la mujer joven y si algo malo pasa gritare por ayuda.

De nuevo aquella sensación envolvió a Sav, esa frustrante sensación de que siempre los demás iban un paso por delante como si fueran meras marionetas en un macabro juego del que Sav se comenzaba a cansar.

Mientras Bernini hacía de las suyas y Giani hacía su magina Sav se quedó en el centro de la estancia con los ojos cerrados concentrado en su oído y olfato intentado captar algo.

Revisas los huecos en las estanterías pero no se te ocurre nada sobre la relación que puede tener todo aquello con Amrogino o Mallotte. Tampoco encuentras ninguna pista nueva fuera del evidente desorden del estudio.

Cuando tu sangre reacciona al tocar las notas de repente las imágenes de los dedos de Mallote sosteniendo la pluma y mojándola en la tinta se van sucediendo.

Puedes sentir la antigüedad de las notas: son bastante recientes, y eso indica que contienen poca información.

Por primera vez ves los pergaminos originales de los fragmentos de Lilith y Sargón. Son papiros cuyo material ha adquirido un tono marrón oscuro que hace difícil distinguir la caligrafía en algunos tramos.

Finalmente las notas contienen una última escena: es Mallotte despidiéndose de Ambrogino, le acaba de devolver los pergaminos originales, pero cuando el Giovanni se marcha, Mallotte saca las copias que tenía escondidas en su escritorio.

Concentrado con todos tus sentidos algo en ti te dice que no estáis solos en la mansión. No sabrías decir si son las casi imperceptibles vibraciones del suelo, los olores moviéndose en el aire o puede que unos ruidos lejanos e invisibles sobre los que empiezas a llevar toda tu atención. 

Sientes como las paredes del estudio están temblando y cada vez lo hacen con más intensidad. Al fondo del todo escuchas un susurro abismal recitando incansablemente unos versos en un idioma que no entiendes.

Todas tus alertas se disparan y sin ninguna duda identificas la voz provenir de detrás de una de las estanterías repletas de libros. ¡Una cámara secreta!