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Crónicas Giovanni: La última cena

1.3 La cena está servida

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29/10/2019, 11:12
Anna Katarzyna Zaleski

Fiel a mi palabra, no grité conforme aquellos ¿demonios? se dedicaban a quitarnos la vida conforme disfrutaban de nuestra sangre, solo porque tenía mis tontas esperanzas en que pudiera obtener justicia, o venganza, cuando acabara en los infiernos. Además ahora había descubierto cómo debían haber ocurrido los acontecimientos y eso justificaba mi deseo de darles un castigo por toda la eternidad. Mas no fue lo único que descubrí, porque conforme Giovanni y sus auténticos invitados entraron en pánico, pude ser testigo de primera mano de todo lo que hacían.

Así pude ver cómo discutían entre ellos, como dejaban de jugar con nosotros, como entendían las diferencias entre su fuerza y la nuestra, cómo hablaban de transformarmos ¡y cómo lo llevaban a cabo!

Quieren que sirvamos de cebo.

Reconocí como si el que hubiera atacado el castillo, ese Hardestat, no supiera a por quién venía. Era bastante ingenuo por su parte, aunque quizás no para todos, dado que Micezyzlav no había mencionado nada mientras todos los demás entraban en pánico acusándose unos a otros.

¿También has sido tu? ¿Y ahora disfrutas del espectáculo?

Me pregunté mientras observaba como asesinaba a Dobrich y luego lo alimentaba con su propia sangre para hacerlo ¿resucitar? Si, Nicolae no podía haber sobrevivido a aquel mordisco y luego tener la fuerza suficiente para ansiar la sangre del señor con tanta ansiedad. ¿Cómo una simple gota de esa sangre podía obrar tal milagro? Sin duda había mucha información oculta en las historias de viejas, pero había poco tiempo para seguir perdida en tales ideas, dado que Micezyzlav había decidido centrarse en mí y, en esta ocasión, no dije nada. En lugar de ello, cerré los ojos y esperé el momento de mi muerte. ¿Cómo no hacerlo? ¿Cuántas oportunidades tiene alguien de morir y resucitar? Necesitaba estar preparada para cuando se diera, preparada para cuando el demonio viniera a buscarme. Y vino.

Si bien había intentado no mirar para sentir el momento en toda su esencia, en cuanto Micezyzlav hincó sus colmillos en mi piel, me resultó imposible no quedar extasiada por la experiencia. Nunca había sentido tanto placer, ajena a todo que no fuera el demonio llevándome al séptimo cielo. ¿Qué me estaba matando en el proceso? Si, ¿Y? Eso era lo menos importante en este momento porque bien podría darle mi vida y dos más para agradecerle esta experiencia. Lamentablemente aquella sensación pronto comenzó a atenuarse conforme la parca venía a por mi, dejándome con el ansia de continuar con aquel momento o de devolvérselo si fuera posible. Por eso cuando noté que algo espeso bajaba por mi garganta y me obligaba a buscar más, no hice mención de resistirme. Quería más, necesitaba más y cuando volví a mirar y caí en la cuenta de que estaba bebiendo la sangre de Micezyzlav, ni siquiera consideré la opción de parar. Quería más, mucha más, toda la que pudiera darme, sin importar que eso también le matara, porque lo resucitaría del mismo modo que él lo había hecho. Por lo menos esa era mi intención hasta que el demonio me detuvo.

En otro momento le habría pedido más, pero ya no era la misma joven que había salido de Zale, siquiera la que había llegado a este castillo y menos aún la misma a la que habían arrebatado hasta la última gota de su sangre, pero más importante que todo eso, era el que yo misma era consciente de ello. Probablemente jamás llegaría a discernir cómo o cuánto había cambiado, pero sabía que lo había hecho, que quería y necesitaba más de esa sangre, o de cualquier otro si me apuraba, de ahí que cuando Micezyzlav también me ordenó enfrentar a los atacantes, solo tuviera una respuesta posible.

- Por supuesto mi señor.

Sin embargo el dar esa respuesta supuso que mi creador decidiera emprender la huída con el resto de sus compañeros. Quedándome "sola" con el resto de sacrificios.

- Tiradas (1)
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29/10/2019, 11:59
Piero Mantegna

Lo habíamos intentado, pero todo acto de arrojo por nuestra parte había sido en vano. Iba a morir. Piero Mantegna moriría en el interior de aquel castillo de los Cárpatos, olvidado por todos. Los Albizzi probablemente pensaran que había perdido la vida al ser asaltado por un grupo de forajidos y no le darían especial importancia. Sentí mis ojos llenándose de lágrimas mientras apretaba los puños, furioso, mientras sentía cómo el viejo Wenceslas me desangraba.

Quería matarlos. Quería matarlos a todos ellos. Estaba furioso.

Mientras mi vista se oscurecía, fruto de la pérdida de sangre, podía escuchar sus voces, intentando diferenciar lo que decían. Les atacaban. Un tal Hardestadt, liderando a un centenar de hombres. Hardestadt... ¿Qué clase de nombre era ese? Claudius y sus conspiradores discutían, pero sus palabras no tenían ningún sentido para mí. ¿Abrazar a vuestras presas? Por fortuna, terminé perdiendo la consciencia antes de que pudiera percibir qué sucedía.

Para cuando lo recuperé, en medio un brumoso sueño en el que sentía todo mi cuerpo entumecido, podía verme a mí mismo bebiendo sangre de la muñeca de uno de esos seres. ¿Era Wenceslas, ese demoníaco anciano? No me importaba. En esos instantes, sólo podía pensar en apurar toda la sangre que manaba de la herida del demonio, como si no hubiera un mañana, ávido de probar más. Me sentía adormilado, tumbado sobre el frío suelo como un retoño abandonado, mientras sentía los pasos de los demonios alejándose. Eso era bueno, ¿no? No hice ademán de levantarme, en ningún momento, continuando tirado en el suelo, mientras sentía que mi cuerpo recuperaba las fuerzas. No sabía qué me estaba sucediendo, pero estaba seguro de que aquella sensación estaba lejos de ser la muerte.

Entonces escuché esa clara orden y me levanté, aunque no tenía la menor intención de luchar contra nadie. Observé que, a mi alrededor, pocos parecían haber mantenido esa fuerza de voluntad. La mayoría de ellos se habían lanzado a luchar, aunque aún no veía contra qué. Amr-Bashîr, Bilyana, la duquesa, el escuderito, el tipo de los labios cortados, el niño... Casi todos los presentes parecían haber perdido el control, aunque algunos de ellos permanecían sin combatir al igual que yo.

Mis ojos se posaron en el encapuchado silencioso que nos había acompañado a Amr-Bashîr, Enrico y a mí en el carruaje, y fui directamente hacia él, observando anonadado que el hombre se convulsionaba en una violenta agonía. Lo agarré de los brazos con una mano para tratar de sacarlo de la línea de combate, mientras que con la otra me agaché para recoger el cuchillo de mi bota, preparado para combatir si alguien se nos acercaba. Tal y como se encontraba el encapuchado, sería una víctima fácil para cualquiera. Ni siquiera recordaba su nombre, pero no quería dejarlo expuesto a una muerte segura.

-¡Ayudadme! -pedí a las deshinibidas gemelas, mientras tiraba del encapuchado que parecía agonizar-. No sé qué le pasa. Este hombre... lo que sea que le hayan hecho, ha sido peor que a nosotros...

- Tiradas (1)
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29/10/2019, 12:37
Luigi di verona

Me mareo, me siento débil y termino en el suelo moribundo. Siento que es el fin y ni siquiera puedo hacerlo espada en mano, como un cordero. Me siento estúpido pensando que si les seguia el juego llamaria su atención o no tendría un final tan trágico.

-Necio.

-Sí, caerán. Debemos frenar a Hardestadt...

¡Ah, ya está! ¡Abrazad a vuestras presas! Ya han sido desangrados, y el Cambio será rápido. Esto entretendrá a nuestros perseguidores el tiempo suficiente para que podamos huir mientras los exterminan.

-¿Que quiere decir con abrazar?  -Me pregunto débilmente. No tardo mucho en averiguarlo y durante un tiempo puede que me arrepienta de saberlo: Lady Jadviga se cierne sobre mi, me muerde. Trato de defenderme pero es inútil y noto que todo se vuelve oscuro, es el fin, mis últimos y moribundos pensamientos se los dedico a mi familia, espero verlos a algunos en el mas allá.


 

 

De pronto vuelvo de la terrible oscuridad con un fuerte espasmo. Es extraño, siento que soy yo pero algo en mi ha cambiado.

No tengo mucho tiempo para averiguarlo, me llega el olor a sangre de la cabra y del ambiente y me supone un terrible mazazo en la cabeza y la boca del estómago. Miro a Nicolae Dobrich que se abalanza sobre ella sobre relamiendo la sangre y me doy cuenta que tengo sed como si hubiese peregrinado cuarenta noches por el desierto. 

-¡Luchad hasta la muerte contra los invasores! -Ordena Guivanni y otra vez ese maldito poder infernal hace que mi cuerpo no me obedezca, acabaré odiándolo si sobrevivo a esto.

Me pongo en pie lastimosamente y desenfundo la espada, lo peor es que tengo unas ganas de matar y comer terribles, pero no a esos que vienen a matar Guiovanni o salvarnos. Poco puedo hacer, salvo ponerme al lado de Anton, mi amigo y protegerle de lo que está por venir. Miro al resto de invitados, todos tienen un aspecto deplorable, sonrio lentamente cuando veo que algunos tienen largos colmillos y piel pálida como un muerto: nos han convertido en sus iguales, en monstruos. 

-Dios no me ha sonreido pero si el diablo, con eso debe bastar.

 

 

 

 

 

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29/10/2019, 15:42
Albert Mctagger

Los golpes llegan  a los oídos del moribundo Albert,  puede escuchar retazos de la conversación de Giovanni y los suyos mientras está en estado de seminconsciencia-  justo castigo divino- piensa cuando comprende que Giovanni y los suyos ven peligrar su vida ante el terror, y entre parpadeos puede ver como el maldito viejo loco se abalanza sobre el primero siente más dolor, después nota como la vida que le quedaba escapa poco a poco de su ser por ultimo  solo oscuridad.

Una luz vuelve a la mente del médico, poco a poco empieza a despertar siente ¿tristeza?,¿miedo ??, quizás es ira o un poco de todo eso junto, mientras  nota energía recorriendo su cuerpo  lo que lo hace estremecerse  con aquella sensación, poco a poco va levantándose apoyándose en su piernas ya recuperadas,  el  joven esta confuso  con el popurrí de sentimientos y esa sensación de  bien estar físico, lo asola  un hambre atroz y una abrasante Sed acentuada por lo que parece ser el sabor de la sangre en su garganta .

¡Luchad hasta la muerte contra los invasores! 

La frase de Giovanni le viene a la mente, sin saber porque su cuerpo empieza moverse  y con  un gruñido  se prepara instintivamente para la lucha que viene, rodeado de los que hace un momento eran sus compañeros de sacrificio.
Mientras la frase se repite y repite en su cabeza como un mantra que le guía, sin dejarle libre para pensar en otra cosa.

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29/10/2019, 17:03
Nezayem Vaduva

Notó la punzada de los dientes de Gabrin como si la clavaran una aguja en la garganta: unos segundos agónicos y una absoluta vulnerabilidad. Casi parecía como si a través de tan insignificante agujero se le escapara la vida entera. Su piel no podía estar más pálida, sin embargo sus ojos estaban agotados, remarcados por unas líneas azuladas nada halagüeñas. Los blancos hilos de su pelo caían sobre su rostro indolentes, hasta que ella misma se precipitó contra el suelo. Su cabeza impactó contra la fría piedra, y observó a los demás tratando -inútilmente- de insuflar vida a sus pulmones. También parecían decrépitos, y morirían. Como ella misma y cualquier otro en aquella maldita mansión

Y su corazón se detuvo...
Una mueca de horror, con la boca abierta y los ojos cerrados en un grito mudo de terror. La sangre de Gabrin goteaba de sus labios. Y cuando parecía que nada más pasaría, salvo el acto depredador de la vida en su cuerpo inerte, sus colmillos crecieron con un zumbido apenas audible. Y donde antes no había nada, salvo una caja torácica muerta... ¡BUM!, retumbó su corazón como un tambor con más fuerza que nunca antes. Abrió los ojos con terror, y sus pupilas del tamaño de una semilla se dilataron en una explosión de colores. ¿Por qué no estaba muerta?
Se puso en pie despacio, observando sus manos primero y contemplando después la estancia en la que se encontraba. Una ráfaga de sensaciones apenas descriptibles inundaron todos sus sentidos, y abrumada hubo de apoyarse sobre la mesa para no caer de nuevo. Nunca antes había experimentado aquello, ni con brebajes ni estando en trance

Y en el acto de la consciencia lo notó. Un animal, un depredador interior, una auténtica bestia encaramándose a su espalda y nublando su juicio. Las palabras, como grabadas a fuego sobre su frente, rezumaban sangre e ira. 'Luchad contra los invasores'. No sabía quiénes eran. Pero sí sabía que lucharía

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29/10/2019, 19:18
Anna Katarzyna Zaleski

Si bien la escapada de nuestros creadores nos daba total libertad de actuación, no dejaba de ser sorprendente que muchos de los invitados parecían impelidos a luchar para darles una oportunidad para escapar. ¿Pero qué les obligaba a ello? Obviamente los conspiradores no podían ser, habían sido bastante claros con que nos iban a dejar como retén para darles una oportunidad de escapar, por lo que no les importaba nuestra supervivencia.

Nunca les ha importado.

Reconocí observando como el pintor intentaba averiguar qué le ocurriría al despojo, el cual andaba tirado en el suelo con claros síntomas de dolor. Lo cierto es que en cualquier otra situación ni me habría acercado, pero en este momento me fue imposible no mostrar algo de empatía, además de un alto grado de curiosidad por ver qué le diferenciaba con el resto.

- Se muere.

Explico escueta, mucho más interesada en descubrir por qué Pietro se retorcía tanto cuando el resto parecíamos haber tenido unas muertes dulces e incluso placenteras, pero en ningún caso hice mención de echarle una mano.

- Aunque sigue aquí.

Añado como si ese fuese un detalle importante, que lo era, dado que apenas éramos una cuarta parte los que seguíamos bajo nuestra propia voluntad y no obligados a buscar más sangre.

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29/10/2019, 19:23
Anton Rossi

Los golpes contra la puerta eran esperanza, una salvación, al fin una opción, miró esperanzado la puerta mientras el soldado anunciaba que iban a empalar a esos hijos de puta. Sonrió y se rió todo lo fuerte que pudo que era poco. Eso eran buenas noticias, desde luego.
Las subsiguientes palabras de Giovanni fueron confusas, se sintió mareado y perdió el hilo durante un instante solo entendió que todos ellos temían a Hardestat, eso convertía a Anton en el mejor amigo de ese hijo de puta(era curioso tener un Amigo tan bueno y no conocerle) y las ultimas palabras de Giovanni se quedaron grabadas en su cabeza "Hay una salida a través de las criptas...." repitió casi sin aliento "Hay una salida..." quizá eso hubiera sido una gran información momentos antes.
Y luego volvió ese viejo a abalanzarse sobre él.
Tan desagradable y repulsivo como demente y retorcido. Lo que paso a continuación fue doloroso y confuso; además de que aquel ser grimoso y asqueroso le tocara le avergonzaba. Y cuando se revolvió con renovadas energías que no sabía de donde venían, sintió la espesa bruma que hacía que no se pudiera mover fijando un pensamiento en su cabeza.
¿Que acaba de pasar? pensó con una sensación de extrañeza apabullante, miro alrededor y volvió a mirar a Wenceslas, lo buscó con rencor pero solo encontró su espalda de la que corría para salir de allí.
Los dejaban allí para morir, estaba claro, la rabia, la frustración no de no poder haber salvado la vida sino de servir a esos canallas de escudo se apoderaba de Antón.
Había algunos que no estaban poseídos por aquel influjo que les obligaba a la mayoría.
Las gemelas y Pietro y Anna parecían algunos de esos.
Cogió a Sonia, la que tenía más cerca, por los hombros para hacerla mirarle, luchando contra la rabia que le llenaba desde lo mas hondo de su ser farfulló con dificultad.
-Nos han dejado para morir... - le dijo Antón - ...Hay una salida por las catacumbas... si podéis ir tras ellos, id. Escapad....- La soltó sin más y durante un segundo se quedó de pies sin hacer nada hasta que comenzó a dar salida a su rabia contra la mesa, contra las copas, las jarras de vino.
Gritó embargado por aquella rabia que parecía no tener fin y que le iba a ahogar que crecía por la incapacidad de seguir a aquellos mal nacidos.
Miró a Ana que parecía también libre de aquel influjo. Pero de pie en mitad de aquello.
-¡Si podéis huir, huid! - le gritó mientras caminaba como un lobo mirando la puerta. - No tiene sentido que esto nos sobrevenga a todos.- gruñó de una forma mas parecida a un animal que a una persona.
Fue a por el hacha y por el camino encontró la sangre de aquel animal degollado, lo que quedaba se le antojó apetitoso, lo deseaba así que apuró lo poco que quedaba en la copa.

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29/10/2019, 20:18
Enrico di Empoli- pj muerto

En medio de la locura de ser un barrilete humano, la locura se apodera de nuestros "catadores". Empiezan a acusarse unos a otros. Sonrío con satisfacción. Así os maten a todos. Entonces Giovanni dice que nos abracen. ¿Que locura es esta?

El maldito loco de Marchetus se abalanza sobre mí, quitandome el grifito y hundiendo sus colmillos en mí. Un placer indescriptible se apodera de mí, una paz, al tiempo que frío, me llena por dentro. Todo se desvanece.

Entonces un sabor ferroso en mi boca hace que saque la lengua y empiece a chupar con ganas. Cuando me doy cuenta, estoy chupando de la muñeca de Marchetus.No puedo dejarlo, no QUIERO dejarlo. Lo voy a matar antes de morir yo. Lo voy a matar...

Oscuridad.

Abro los ojos. Tengo hambre. Un hambre profunda y  extraña. No es hambre ni sed, una combinación de ambas, y un mono al líquido que manaba de la muñeca de Marchetus. 

-Quiero más.

Entonces veo que  todos mis compañeros están en similares situaciones. No entiendo ni como puedo estar vivo. Sólo sé que tengo que luchar. Agarro mi florete y lo desenvaino, y me dirijo hacia la batalla.

-Vayamos juntos!

Por el camino voy buscando. Algo habrá que se pueda utilizar para enfrentar a, al parecer, tan temible enemigo. Aceite y fuego, por ejemplo. Lo que sea

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Per+alerta para buscar algo que nos de ventaja si te parece bien,si no ignora la tirada.

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29/10/2019, 21:02
Robert Popescu

Robert miró perplejo el desarrollo de los acontecimientos. Aquello sin duda dejaba claro que lo que les había ocurrido era fruto de las maquinaciones de algún tipo de ser sobrenatural; y como tales nos habían hecho algo... fuera lo que fuera que nos obligaba a obedecer sus órdenes.

Siente dolor primero, placer casi al momento cuando Bazajet lo abraza así como al otro árabe. Se colocó a su lado y le susurró.

- Si vamos a morir intentemos que sea de la forma más digna - Con todas sus fuerzas intentaba escapar tras aquellos que ahora huían, pero por algún motivo que no entendía no podía hacerlo. 

Cubrámonos las espaldas. Luchemos hasta la muerte - Dijo movido por las palabras de aquellos que los habían llamado primero y abandonado a su suerte después...

 

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29/10/2019, 21:08
Basilio

Pasamos de hijos de Dios  a convertirnos en bestias malditas  por el capricho de esos monstruos pero  en mi nuevo estado   apenas   noto la diferencia .Sí , es verdad  que una sed inmensa me  golpea  haciéndome desear lamer cada gota de la copa que antes rechace pero aparte de eso nada.Esperaba que me notaria diferente al haber perdido mi alma pero lo único que siento es que dios me ha abandonado ..a mi que me había sacrificado para su mayor gloria , que había renunciado a una vida de lujos y esplendor por predicar su palabra..

Río como un loco o como alguien que por fin ha recuperado la cordura y me dejo caer en la silla .

Cita:

¡Luchad hasta la muerte contra los invasores!

¿Y por qué no ?Alguien ha de pagar la rabia que siento ahora mismo y me da igual que sea uno que otro .

Acompaño al resto de los corderos convertidos en lobos a la batalla esperando que mi nueva condición me de alguna ventaja ..

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29/10/2019, 21:10
Allan Beicker

Allan volvió en sí casi un instante después de haber sucumbido, al menos eso fue lo que le pareció.  Sus ojos veían los mismo que su mente le mostraba como su último recuerdo.

 

Sus compañeros de viaje yacían en sus asientos llenos de sangre incapaces al igual que si mismo, sin embargo algo había diferente.  No sentía dolor, sus heridas parecían haberse taponado por arte de magia, sentía su cuerpo diferente sus sentidos le mostraban sensaciones jamás sentidas.

 

Sus ojos veían lo desapercibido con una nitidez fuera de lo normal, sus oídos testigos de ruidos de una batalla que se libraba aún lejos de aquella estancia, su olfato podía distinguir los diferentes grupos sanguíneos de sus compañeros... Pero por encima de todo está el gusto de la sangre.

 

Una vez llegó aquella sensación a su mente ya nada más importaba, la sangre lo era todo y la sed que sentía aumentaba cada minuto y Allan sentía la necesidad de beber a toda costa.

 

Tan solo había algo tan fuerte como la sed y era obedecer las palabras del anfitrión.

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29/10/2019, 21:13
Duquesa María Borgia

              - Auxiiiliiiooo!   Perdonanos dios! -     Grita aún adolorida y más aterrada la duquesa cuando, tras ser testigo de la discusión entre el conde Giovanni y sus invitados pasa de alimentar a Amisa a qué la vampiresa drene su sangre y con ella su vida, de manera que en un principio inútilmente trata de zafarse, pero poco a poco se abstiene de poner resistencia mientras que siente como se le va la vida.

             Tras un momento que le  parecere eterno, la recién abrazada comenzó a alimentarse  de la poderosa vitae de su aire, primero de manera dócil, pero conforme continuó de una manera más voraz, hasta que Amisa la apartó con facilidad mientras que comenzaba una operación similar con Basilio, tiempo en el que la despertada y nueva cainita comenzaba a asimilar todos los cambios que en sus sentidos, órganos e instintos se comenzaban a gestar mientras que se ponía de pie vacilante, al tiempo que escuchaba las simples órdenes del conde Giovanni y sin mucha dificultad entendía lo que eso implicaba ... saltar del sartén a la olla, entonces su boca balbucea unas palabras que no logra reconocer como suyas:

         - Eso haremos Conde Giovanni!    Protegeré con mi vida si es necesario la de Lady Amisa!    Pero si logramos sobrevivir y nos volvemos a ver será para unirnos a ustedes en su plan o para acabar con sus vidas!    En que nos han convertido?   Cual es la debilidad de quienes enfrentaremos si es que quieren que les detengamos?-.     Susurra con las palabras torpemente la duquesa Borgia mientras que aumenta su volumen, trata  de recomponer la figura y limpiar los rastros de sangre en su rostro con su pañuelo antes de girarse hacia el resto para decir con voz más alta:.      

          -  No sé que demonios podamos hacer contra un ejército, pero si alguien puede tratar de huir junto con esos demonios inténtelo, que nosotros trataremos de retrasarlos lo suficiente para que puedan huir!  -.     Mira de reojo la duquesa al resto de los que junto a ella son forzados a hacer frente al amenazante ejército del tal Hardestat, que a pesar de las propias defensas del castillo tan rápido había aterrado al Conde Giovanni y sus aliados y tras hacerse de un par de los cuchillos de la mesa miro a a su alrededor buscando cualquier vía de escape, trampa o arma que puedan improvisar ... Entre Byliana, Ethiene, Luigi, Nicolae, Robert y Anton, a quienes supone María más hábiles en combate que el resto, con la intensión de cubrir sus espaldas, acuchillar a quienes traten de rodearles y tras rezar se acerca con ellos a los guardias del Conde como una escuadra de reserva en la defensa:

             - El conde Giovanni nos ha pedido que los ayúdemos!  Así que díganos dónde ubicarnos!

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30/10/2019, 02:10
Paolo -pj muerto

La muerte llega, silenciosa, fría, acogedora como la amante que nunca conoció en vida. y sin embargo, cuando una luz de filtra por las comisuras de unos labios malditos e indolentes el fuego quema su boca y su pecho haciéndolo estallar en una vorágine de hambre y dolor. Abre los ojos inyectados en sangre ¿Esta vivo? Y de repente una voz le hace partícipe de su condición. No, esta condenado por un ser de pesadilla que ha encadenado su alma sepultándola en el pecado. era un vampiro un muerto en vida, un ser repudiado por Dios. Y cuando apenas esa idea se hace presa de su mente una voz ominosa le ordena atacar a sus enemigos. Los terribles siervos de un señor oscuro llamado Hardestat. Y la furia y el hambre golpean de nuevo los límites de su cordura, impulsándolo a devorar a sus enemigos.

Como una bestia salvaje cogió el cuchillo mas grande que se encontraba a su alcance y se fue trotando por los pasillos, en busca de sus enemigos para apagar la sed que lo corroía por dentro y dar rienda suelta a una rabia infinita que lo arrastraba hacia las profundidades de un infierno en vida.

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30/10/2019, 02:16
Anna Katarzyna Zaleski

La reacción de Rossi podía considerarse hasta caballeresca, ahí estaba "sacrificándose por las nobles damas", como si hubiera necesidad de ello solo para darnos una oportunidad de escapar.

Ni que fuera posible.

Únicamente había que analizar la situación con algo de cabeza para caer en la cuenta de que no íbamos a poder escapar, porque si los demonios que nos habían asesinado, y resucitado, escapaban de un modo tan cobarde, eso significaba que no íbamos a disponer de opción contra los atacantes. Para empezar eran más que todos nosotros, seguramente más fuertes y les habían pillado por sorpresa, de ahí que nuestra única via fuera negociar una rendición.

- Os estáis precipitando señor Rossi y estáis asustando a las señoritas Di Soldi - miento vilmente, puesto que si sentían miedo no sería por el nerviosismo del trovador - ¿Por qué no tocáis algo? Estoy segura que pronto llegarán hasta nosotros y eso nos permitirá distraernos.

Y ahogar los gritos de Pietro, o al menos eso esperaba ilusa de mi.

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30/10/2019, 08:02
Anton Rossi

Anton parecía fuera de sí, a cada momento que pasaba era más evidente, luchaba contra esa sensación pero iba perdiendo esa lucha.
Miró a Anna y trato de hablar, pero no pudo los pensamientos se agolpaban contra la puerta impidiendo salir a ninguno.
Empezó a pasear de un lado a otro mirando la puerta, como un lobo, inquieto por saber lo que estaba a punto de empezar.

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30/10/2019, 14:44
Marco

No es hasta los últimos momentos que Marco entiende el cometido de Giovanni y su séquito. Cuando les clavan el collar y empiezan a desangrarlos.
Se había comportado, no como la mayoría presentes. Había tratado de ser discreto y silencioso. Tampoco había servido.
"Y así termina todo? No he podido hacer nada en mi vida? Esto es lo que tiene que aceptar un niño de las cloacas? Ni con los más intrincados planes uno puede sobrevivir a una vida de penuria?"
La rabia y la impotencia hicieron que su cuerpo se tensara al máximo. El niño, que hasta ahora había sido bueno, callado y silencioso estaba completamente rojo y tenso intentando luchar por su vida, pero sus músculos no se movieron ni un ápice.
Durante la breve conversación, Marco seguía intentándolo. Pero su cuerpo pequeño pronto se cansó. Su cara se transformó por completo con la rabia, odio e impotencia.
Odio por sus verdugos, rabia por la humanidad que permitía todo lo que le estaba sucediendo, impotencia por su edad y escala social.
Intentando racionalizar todo aquello, sin poder encontrarle una sola razón más que la de unos monstruos que se deleitaban de su presa, cerró los ojos por la pérdida de sangre.

Cuando los abrió, la rabia y el odio seguían allí. La impotencia hizo acto de presencia cuando entendió que deberían enfrentarse a un ejército un puñado de personas.
La impotencia se hizo más fuerte aún tras entender que, con unas simples palabras, aquellas personas eran capaces de doblegar toda su voluntad.
La instantánea necesidad de luchar contra los invasores era casi tan grande como la rabia y el odio que sentía.
Pero un hilo de alivio pasó por su mente "Pero aún no he muerto. Ni pienso hacerlo".

Marco empezó a buscar alrededor, cualquier cosa que le pudiese servir para enfrentar a los invasores. Debían luchar hasta la muerte con los invasores...
El problema era con los invasores. Por el momento debían hacer que dejasen de invadir para no tener que luchar hasta la muerte. Cómo podían conseguir eso?
La rabia le hacía hervir la sangre. Miraba la puerta. Quería lanzarse a destrozar soldados. Dió un paso hacia la puerta. Volvió a girarse 180º. No podía permitirlo.
En el momento en que se lanzase contra un soldado, le mataría sin esfuerzo. Marco  "Piensa! piensa! debemos luchar, pero no necesariamente con armas...".
"Quizá si les tendemos una emboscada...". No, eso sólo serviría para retrasar más todo el proceso: volverían a mandar a un grupo más numerosos o más cauto.
"Degollemos a cada uno de los malditos bastardos que entren por la puerta!". Volvió a sacudir su cabeza.
"Quizá si nos hacemos pasar por secuestrados y apaleados...". Pero dudaba que algunos de ellos quisieran hacer eso.
"Descuarticemos a los malditos invasores!". Esa vocecilla empezaba a preocuparle.
"Quizá si eliminamos o herimos al líder...". Si, esa parecía ser una buena opción: algo que le hiciese huir del campo de batalla. Para eso mejor herirlo o enfermarlo para que se viese obligado a retirarse a descansar.
Pero ir hasta allí sin ser detectado sería una misión, cuanto menos, difícil. Y el poco tiempo de planificación la convertían en una misión suicida.
"Descartado". Observó a los demás. Parceía que todos estaban deseando lanzarse al campo de batalla. No lo dudaba: Marco también se encontraba en ese grupo. Pero eso no le ayudaría demasiado a sobrevivir.
-Deberíamos... hacer algo mejor que enfrentarnos cara a cara - pero su comentario, aunque dicho en voz alta y con intención de ser escuchado, parecía haber sido casi susurrado

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30/10/2019, 18:45
Etienne de Bourgogne

A la ira por el asesinato de su pupilo, le siguió el asombro cuando Marchetus, quien parecía ser su nuevo compañero de juerga, se inclinó sobre él para desangrarle. Etienne en aquel momento hervía de rabia: de haber tenido el látigo que había rehusado unas horas antes, sin duda le hubiese arrancado la piel a tiras... si hubiera podido moverse, claro está.

Todo se volvía borroso, y oscuro, y Etienne se deslizaba en un sopor pesado e indoloro: supo que iba a morir, y lo aceptó; él mismo había tomado ya algunas vidas, y sabía que a la suya propia no le debía el menor apego.

Sólo tenía que deslizarse, dejarse llevar, a medida que sus brazos y sus piernas dejaban de doler, que dejaba de sentir sus mejillas, su boca...

Su boca.

Algo tocaba sus labios, algo húmedo y pegajoso como los lenguetazos de sus perros de reala en las cacerías del duque. Un líquido penetró en su boca, y Etienne se encontró succionándolo, al principio con timidez, y en seguida con la voracidad de un lobo hambriento. Un sabor metálico y acre, que resbalaba por su garganta, y hacía que sus sienes retumbaran como mil tambores de guerra: el caballero abrió los ojos, y se encontró con la mirada de Marchetus; Etienne estaba de rodillas, y le sujetaba el antebrazo con ansia, mientras Marchetus, apretando los labios, intentaba arrancarlo de su presa. Las sienes de Etienne seguían golpeando a medida que aquel torrente se deslizaba en su boca como un licor maldito...

Marchetus le arrancó de su muñeca con un fuerte empujón, y Etienne cayó de espaldas: al entumecimiento había seguido un dolor ardiente en cada fibra de su cuerpo, y el caballero arqueó la espalda; tenía la sensación de estar gritando, pero no podía escuchar su propia voz.

En el lugar que debería haber ocupado su voz, se alzó otra distinta: la de Claudius Giovanni:

 - Lucha - ordenó.

Etienne se levantó, y la visión de la estancia, llena de objetos rotos y cuerpos ensangrentados que se levantaban tan confusos como él, le llenó de horror: ¿qué había sido aquello?

Sin tiempo a pensar sobre lo que le habían hecho, otro sonido llegó hasta él, pero esta vez era un sonido que le resultaba familiar: el toque de batalla.

Instintivamente, Etienne desenvainó su espada con un silbido de la hoja metálica contra el cuero, y la sopesó en la mano frente a él, deleitándose en la letal perfección de su filo.

 - Lucharé - se dijo - Y que Dios se apiade de quien se atreva a luchar contra mí. Ante ferit quam flamma micet.

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31/10/2019, 20:03
Director

Os dais cuenta de que los anfitriones huyen por un pasadizo secreto que se halla en un almacén en el sótano

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31/10/2019, 20:06
Director

Enzo quiere lanzarse sobre Marianna pero no puede, algo le impide acercarse a ella, la joven se levanta de la mesa, al igual que todos ha renacido convirtiéndose en otro ser. Anton desea beber de la copa del cordero, pero al igual que Enzo no lo consigue mientras que los gritos de dolor llena la estancia, gritos producidos por Pietro.

Escucháis como el ruido del combate se aproxima a donde estáis. La puerta se viene abajo antes de que podáis avanzar, apareciendo por esta un grupo de soldados. Su líder es un hombre gigantesco de colmillos resplandecientes. Los soldados llevan todos la insignia de una rosa en sus uniformes, y varios de ellos han desnudado también sus colmillos. El segundo al mando es alguien familiar para vosotros, se trata de Roderigo, el cochero que os llevó hasta allí.

El líder anima a sus soldados:

-¡Destruidles, mis valientes, pero dejad vivo al menos a uno para la tortura!

-¡Rendíos, perros traidores! -grita Roderigo-. Mi señor Hardestadt os perdonará la vida si os rendís ahora!

Notas de juego

Los dominados deben luchar, los demás (Anna, Basilio, Piero y las gemelas) son libres de hacer lo que quieran.

Iniciativa: 6+destreza+astucia

  • Mordisco: destreza+pelea (lanza un dado de más) dif 6. Daño: fuerza+1
  • Patada: destreza+pelea dif 7. Daño: fuerza+1
  • Puñetazo: destreza+pelea dif 6. Daño: fuerza
  • Espada (Amr-Bashir, Etienne, Nicolae, Luigi y Bilyana) destreza+pelea con armas dif 6. Daño: fuerza+2
  • Hacha (Anton) destreza+pelea con armas dif 7. Daño: fuerza+3
  • Florete (Enrico) destreza+pelea con armas dif 6. Daño: fuerza+1
  • Cuchillo (Paolo) destreza+pelea con armas dif 7. Daño: fuerza

Si hacéis otra cosa ya os diré tirada

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31/10/2019, 20:41
Anna Katarzyna Zaleski

La irrupción de los soldados y el estallido de la refriega consiguen acabar con los aullidos de dolor del agonizante Pietro aunque, irónicamente, los sonidos que provoca el enfrentamiento no tardan en derivar en otros similares, ni consiguen acabar del despojo. ¿Pero por qué luchaban? Claro que los asaltantes del castillo consideraban que debían tomarlo por las armas, hasta hacía unos instantes no habrían estado equivocados, pero ahora era inútil enfrentarse porque no había motivos, si bien quedaríamos capturados y terminaríamos como prisioneros, no habíamos hecho nada para provocar la ira de ese Hardestat, por lo que antes o después debería liberarnos. Es por esa lógica, que opté por retroceder hasta la pared haciendo gala de una delicadeza y serenidad indescriptibles.

Tal era la gracia y la inocencia que irradiaba que, a pesar de mis ropas ensangrentadas, era imposible no fijarse en que me había apartado de la lucha, justo como una santa caminando entre herejes. Aún así, mi pelo seguía siendo del color del trigo, mi piel blanca como las primeras nieves y mis ojos también reflejaban la misma dulzura e inocencia de antes, pero el conjunto había cambiado de una forma tan sutil, que ahora se hacía impensable que nadie considerara la opción de dañar a la jovencita que esperaba a que todo ese infierno cesara.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Iniciativa 6: (si se tira)

Iniciativa: 10 (si no se tira).