Partida Rol por web

¡Oh Dios mío!

Hablar de estas cosas frente a la puerta tras la que seríamos juzgados debía ser la tontería más grande del mundo y, ¡lo que es peor!, ¿acaso creían que no había ideado una excusa perfectamente creíble para no contar con recursos? Resultaba insultante.

Aunque también podría simplemente imponerme.

Considero como si fuera la gran tentación, porque bien podría coger por el cuello y desangrar a los regentes si los vampiros no estaban en la posada.

Si, no es mala idea...

Empezaba a regodearme en aquella idea cuando me di cuenta de que nadie hacía mención de recoger mi caballo. Empezaba a creer que en estas tierras más de uno necesitaba un buen castigo, uno de esos ejemplarizantes, pero por ahora tocaba centrarse en el animal.

Era la primera vez que lo intentaba, así que tras cruzar la mirada del animal, intenté que mis pensamientos fueran hacia él.

Deberías ir al establo. Hay comida, agua y pronto no querrás aquí.

Intenté decirle como si fuera una sugerencia realmente apetecible, especialmente si no quería arriesgarse a que alguno se decidiera a fijarse en él y no como montura.

Constanza asustada por lo que veia se estaba haciendo pequeña en el carruaje. Los compañeros que habia conocido tras la horrible cena y en las mazmorras ahora se estaban transformando en verdaderos demonios. La tortura de aquel hombre, el obligarle a tomar sangre... tendría una consecuencia en las almas.

Las recomendaciones de Bilyana acerca de aparentar estar perseguidos no le hicieron falta a Allan,  ¿nerviosos? ¿mirando a todos lados? ese era exactamente el comportamiento normal del médico desde los últimos acontencimientos.  Todavía se encontraba algo desorientado como si estuviera viviendo un sueño mezclado con la realidad, esperando despertar en algún momento y volver a su anterior vida.

Pero aunque la consciencia de Allan todavía no lo sabía, aquello no tenía marcha atrás y el médico tranquilo que una vez fue perdía influencia dentro de sí poco a poco, no sabía bien que hacía allí, pero se dejaba llevar por los que parecían estar seguros de lo que pasaba aunque sin duda su moral como médico no estaba de acuerdo con muchas cosas de las que veía y oía.

Permanezco impasible durante todo el combate y más aún cuando mis compañeros se van transformando en monstruos poco a poco. No se diferencian en nada de aquellos que nos transformaron. Puede que yo haya cambiado de forma por haber mantenido mi humanidad... En todo caso debo seguir adelante con ellos para poder sobrevivir. Ya veremos en qué deriva la situación. 

Al llegar a la posada, Etienne se desentendió de los caballos: si quería Roderigo, que se ocupase él de las bestias. ¿Acaso debía hacerlo un caballero?  Ninguno de los corceles era suyo, además.

Descendió del coche y se alisó como pudo las ropas. Estaban muy manchadas de sangre: sin duda llamaría la atención... algo que tampoco quería evitar realmente.

—Mejor será cuanto menos hablemos — dijo, mirando al resto de la comitiva con severidad — Entremos, y limitémonos a esperar.

           - Por favor doctor Mctagger de aquí en adelante entramos al terreno de nuestros asesinos y creadores, de manera que si realmente se siente tan culpable con nuestra naturaleza y tan incómodo con nuestra presencia trate de evitar hacer lo púbico y demostrarles a ellos nuestra división ,porque seguramente lo aprovecharan en nuestra contra o simplemente vaya en otra dirección porque para usted y nosotros es vital controlarnos para evitar nuestra división y fracaso! -      Dice la duquesa al doctor sin gran esperanza de convencer le y al resto de los allí presentes por alguien proponía otra buena idea antes de decir:

          - ¿Alguno de ustedes tiene alguna buena idea para encontrar al Conde Giovanni y al resto?     ¿O de cómo ganarnos su confianza cuando lo hagamos? -     Termina por preguntar a todos la condesa mientras que trata de idear un plan para proponerles antes de llegar a su destino, para proponer lo al resto cuando salgan

-Hay un problema, no podemos simplemente esperar, alguien tiene que hablar o no podremos pasar por simples humanos - 

A cada instante, queria matar a esa mal nacida que lo convirtió en un ser tan grotesco y despreciable, quien lo había despojado de su humanidad, no podía dejar de pensar en tener su cabeza separa de sus hombros. 

-Así que... ¿Solo nos queda esperad?-

María comienza a hablar con el rehén, pero ante su sorpresa el hombre rechaza su mirada, rompiendo la conexión que estaban creando. Mientras tanto los demás no paraban de culpar al doctor Mctagger de su comportamiento, las acusaciones iban de un lado a otro, quizás por ese motivo cuando Piero habló con amabilidad al asaltante éste le respondió.

-Has dicho que no había ningún líder. Eso significa que eran varios quienes os contrataron, ¿no? 

-No, solo uno. Nos vino a buscar, nos pagó. No nos dijo nada más, solo que debíamos atacar un carruaje que pasaría por aquí al anochecer, que debíamos atacar con estacas. Ni siquiera se presentó, lo único que sé de él es que una cicatriz recorría su cara.

-Hemos llegado -os anuncia en ese momento Roderigo

Colocáis los caballos en el establo, a excepción del de Anna, que parece ir por su propio pie. Cuando los del carruaje bajan, os encamináis hacia la entrada.

Cuando los del carruaje bajan, lo primero que ven es una gran estructura de piedra más parecida a una pequeña mansión que a una posada. Sin embargo, un gran cartel que dice "Posada del León. Fundada en 1378" demuestra que habéis llegado a vuestro destino.

Hay un establo de madera de aspecto vagamente inestable junto a la pared oeste de la taberna, y algunos mozos de cuadras se pasean entre la estructura y un pozo cercano. Roderigo decide parar el carruaje en ese lugar.

El interior de la Posada del León está pobremente iluminado por los pequeños fuegos que arden en dos enormes hogares situados a ambos lados de la gran estancia que sirve como sala común. Varias mesas de caballete de color oscuro descansan sobre la paja y el cañamazo frescos esparcidos sobre las toscas piedras del suelo. Pequeñas velas de sebo arden caprichosamente sobre algunas de las mesas.

Las únicas personas inmediatamente visibles son una joven doncella que está esparciendo paja nueva por el suelo y un anciano trabajando sobre una mesa colocada para aprovechar al máximo la escasa luz. La joven calculáis que tendrá unos 10 años, tiene el pelo rubio oscuro y grandes ojos castaños. El anciano al veros mira una de las mesas vacías, luego vuelve a sus labores sin ni siquiera saludaros.

Si en estas tierras alguna vez alguien hubiera visto un huracán, seguramente lo hubiera comparado a la forma en la que entré en la taberna pues atravesé el dintel con la misma velocidad de sus vientos sin preocuparme

- ¡Jamás he sufrido tanta vergüenza! ¡Alguien pagará por esto! ¡Przysięgam! ​​​​​​

Clamaba como si alguno de los presentes pudiera tener la culpa y como la niña apenas levantaba lo suficiente para cruzar mi mirada, únicamente había un candidato posible.

- ¡TÚ! - señalé al anciano y mis pasos me llevaron directa hacia él - ¿¡Quién es el señor de esta maldita tierra!? ¡Responde o haré que Dobrich te corte la cabeza!

Era extraño que no hubiera rastro de ninguno de los conspiradores, lo cual era extraño teniendo en cuenta que Hardestadt estaba tan seguro de encontrarlos aquí. En cualquier caso, mientras acaparaba la atención del viejo les daría tiempo al resto de entrar y tomar posiciones.

       - !Muy bien ... amigo, gracias por la información, pero dinos también tu nombre!   ¿En donde les encontró el hombre con la cicatriz?   Además de la cicatriz en la cara nos lo puedes describir mejor, ya sabe, su apariencia, color de cabello, altura, complexión o tipo de vestimenta? -    Pregunta la duquesa Borgia al atacante mientras que toma la daga oculta de su crucifijo para intimidarle mientras que mantiene su mirada hipnótica en sus ojos para fortalecer dicha intimidación

La descripción que había dado el rehén sobre el hombre que les había contratado para atacar el carruaje era bastante pobre, pero aun así les había proporcionado un detalle sobre él que no dejaba dudas acerca de quien se trataba. Habían conocido recientemente a muchos hombres y mujeres que querrían matarles, pero solo uno de ellos tenía una larga cicatriz recorriendo su cara.

-Duquesa, no hace falta que le insista más. El hombre de la cicatriz es Lothar, el mayordomo de Giovanni -Acto seguido, descendí del carruaje, sin importarme mucho qué hicieran mis compañeros con el rehén que habían obtenido. Al fin y al cabo, ya sabíamos quién había dado la orden de atacar nuestro carruaje-. Él fue quien dio la orden de atacarnos -dije solamente, bajando más el tono de voz, mientras me disponía a entrar en la posada.

Etienne se acercó a Anna Katarzyna Zaleski, y posó su mano sobre el hombro de la mujer, al tiempo que negaba suavemente con la cabeza: no pensaba consentir que nadie le cortase la cabeza a un pobre viejo... no sin un buen motivo, al menos.

—La señora está nerviosa, pues hemos tenido un viaje accidentado — explicó al aldeano, como si la sangre de sus ropas no bastara para dar a entender cuan "accidentada" había sido su travesía —Estoy seguro de que el señor de estas tierras agradecerá que alguien le informe sobre nuestra presencia aquí.

El grupo entró en la posada entonando una especie de obra de teatro, Allan por su parte no necesitaba fingir lo más minimo, entró como uno más y se mantuvo cerca de la puerta y de una de las paredes sin avanzar más y quedando en un segundo plano donde podía observar a todos los presentes.

Institivamente busco con la mirada a todos los desconocidos como si intentará con su mirada discernir si alguno de ellos representaba una amenaza o si por el contrario podían estar tranquilos.

Entramos por fin en la posada mientras estoy preparada para cualquier cosa. Cualquier cosa menos lo que me encuentro. No sé que pensaba, si una reunión de nuestros sires o un grupo de guardias dispuestos a cortarnos la cabeza.

Lo que no esperaba es una niña y un viejo. Aún así me quedo en tensión esperando un ataque en cualquier momento, mientras dejo que sean los demás quiénes hablan.

Al entrar en la posada echo una mirada a mi alrededor. Tampoco sé que podíamos esperar, pero no está de más permanecer alerta. Si ya hemos sido emboscados en el camino, nada dice que no lo podamos ser aquí.

La mención de mi nombre por parte de Anna me hace fruncir el ceño. ¿Por qué esa insistencia de ciertos "nobles" a intimidar a otros?. Ni siquiera tiene una reputación que le preceda para que algo así funcione. Afortunadamente Etienne interviene.

Sin embargo me interesa más otro asunto.

- Señor Mantegna - susurro acercándome al pintor -. ¿Habéis sacado algo en claro del prisionero?.

Albert entra en silencio en la posada, tras las revelaciones del posible contratista de sus atacantes, la amenaza de Giovanni y sus secuaces no dejaba de estar ahi y estaba claro que no seria fácil acercarse a ellos dado que engañarlos seria practicamente imposible pero la eventual traición de alguno de los integrantes de aquella frágil comitiva era obvia dado que muchos parecian disfrutar mas de su nueva condición e incluso agradecerla.

Sin mucho que aportar ante la situación mas que silencio y pensamientos negativos se fue a alejando al rincón mas tranquilo de la posada, mientras observaba a los parriocanos a la vez que  empezaba a notar en su garganta esa sensación de sed y deseo que lo asqueaba

El solo dejó que los demás hablaran, aún qué parte de su instinto quería arrancarle la cabeza a esa persona.

Ya no tenía el temple ni las ganas de hablar con educación y cortesía, había perdido todo, incluso su oportunidad de manejar los bienes familiares, es cómo si la venganza reinará en su mente, habiendo poco espacio para materializar algo más pragmático en su consciente.

Si querer, había notado cómo Albert se aleja a del resto de la comitiva, pero no dió más importancia de la debida, más quería encontrar a esa víbora, y arrancarle la cabeza con sus propias manos. 

           - Si no te quieres exponer por tu aspecto en el exterior cuando entremos a la taberna por favor quédate dentro de la carroza cuidando a nuestro prisionero Pietro junto al cochero, que nosotros te informaremos de lo que hay haya dentro! -    La duquesa le propone al vampiro Nosferatu tras escuchar las respuestas del prisionero y volver a amordazar le y amarrarle al interior del carro las pies y las manos antes de salir y bajar del vehículo para acercarse al conductor para susurrarle:

           - !Muchas gracias por el viaje Roderigo!   Creo que sería buena idea dar le descanso y comida a los caballos así como limpiar el vehículo.      Si no cuenta con recursos para ello tal vez le podamos dar algo gracias a las donaciones de los hombres que nos encontramos en el camino, uno de ellos sigue seguro en el interior.   ¿Sabe de alguna manera o conducto para poder contactar a Lord Giovanni y sus aliados a partir de ahora?   ¿Tiene alguna sugerencia para poder ganarnos su confianza cuando les encontremos ya que usted los conoces más que nosotros? -    Espera la vampiresa Setita la respuesta mientras que mira atenta a su alrededor para distinguir cualquier persona o animal que estuviese atento a su llegada y sigue al resto al interior del establecimiento para ver a la pareja tan diversa y la reacción sin sentido de Anna, a quien le hace un sutil gesto para que se modere sin decir más palabras que la incomoden ni llamen la atención como ha pedido Ethiene al entrar, así que en silencio le puso un par de monedas en la barra al anciano antes de susurrar le:

          - ¡Buenas noches caballero!    Por favor que la niña nos lleve un par de copas de vino tinto para la mesa de la esquina -    Tras decir y señalar el destino se encamina hacia la mesa donde esta el artista para responderle con un susurro mientras que mira de reojo a Nicolae:

         - Lothar u otro hombre con una cicatriz en la cara mandó a los tipos del camino a emboscarnos con estacas, pero me extraña que se nos haya adelantado en el camino para emboscarnos con esos tipos en lugar de asegurarse de eliminarnos ... como sea espero que nos responda mas adelante porque lo hizo.