Partida Rol por web

-No, no, no, no, no....- dijo Antón al ver los instrumentos de tortura, había estado en Nápoles y temía todas las formas de tortura que había a lo largo del mundo. Una vez le habían enseñado como se quebraba el cuerpo de los hombres hasta que se volvían locos.
-Por favor, no hace falta nada de esto...- declaró -Lo que sea que preciséis de mi lo haré, lo que queráis que os diga lo diré, en serio, pero no puedo deciros lo que no sé. Sólo sé que Giovanni quiere acabar con alguien llamado Capadocio, es todo lo que sé y la desesperación no puede arrancarme otra cosa. - Imploró Antón.
-Preguntad al cochero, ayer era normal, nos escogió Lothar para ser su cena... Si podéis leer mi mente hacedlo, esto no es necesario. Odio a Wenceslas y a Giovani y al resto tanto como ustedes, mi vida era buena hasta que esa enfermedad llegó a mi vida, pensé que podría conseguir su favor y crecer en estima del señor de Milan al incrementar mi influencia.- Volvió a echar una mirada a los instrumentos y el miedo creció en él.
-¿Que puedo hacer para que me creáis?- suplicó.

Te separan de los demás llevándote a una habitación que contiene varios utensilios de tortura, una vez allí te atan. En esta ocasión no está Hardestatd, sino que quien se encuentra allí es otro hombre de metro sesenta de alto con enormes verrugas supurantes que cubren la mayor parte de su piel; una mujer, una anciana vestida con falda y un pesado mantón está sentada en una silla en una esquina presenciándolo todo. Se mantiene sentada en silencio, observándolo todo con sus ojos preternaturalmente brillantes.

-Cuentame los detalles del plan de los conspiradores y los nombres de los implicados -dice el hombre que está en frente a ti

Te separan de los demás llevándote a una habitación que contiene varios utensilios de tortura, una vez allí te atan. En esta ocasión no está Hardestatd, sino que quien se encuentra allí es otro hombre; una mujer, una anciana vestida con falda y un pesado mantón está sentada en una silla en una esquina presenciándolo todo. Se mantiene sentada en silencio, observándolo todo con sus ojos preternaturalmente brillantes.

-Cuentame los detalles del plan de los conspiradores y los nombres de los implicados -dice el hombre que está en frente a ti

La joven sonríe con ternura, aunque al momento su sonrisa se vuelve sádica al coger un bate con pinchos

-Giovanni, Wenceslas..., ¿qué más? ¿Qué otras personas había en la fiesta?

La joven comienza a jugar con el bate mientras anda despacio hacia ti, aunque con cada respuesta tuya no deja de mirar a la anciana que está sentada en una esquina

 Decidme lo que  tengo que decir ,a quien tengo que acusar  y ahorremos la tortura .Contesto  con tono  resignado antes de empezar a  sonreír de manera triste .No debo nada a quien me ha convertido en lo que soy  y me ha dejado detrás para cubrir su huida .Hace dos días  habría rezado por  ser digno del martirio , habría muerto con una oración en los labios  y perdonando a mis asesinos pero hoy  me gustaría   poder  vengarme de mis enemigos  antes de reventar.

Clavo la mirada en la vieja para responder .Sus planes ? comentaron algo mientras me desangraban de acabar con un tal Capadocio .En cuanto a los implicados  pues supongo que los amigos del señor Giovanni  presentes en la cena..¿Sus nombres?  supongo que los conocéis mejor que yo :Lady Amysa, Sir Wenceslas etc

Antón cerró los ojos y trató de calmarse.
-Estamos del mismo lado.... - Dijo Antón algo más calmado. - Eso no será necesario - aseguró.
-Se hicieron llamar la conspiración de Isaac, eran... eran: Claudios Giovanni, Jadviga... Gabrin... Una mujer con máscara... Matrona Violeta, Wenceslas, Tehopana... Marchetus el bravo - Se detenía a hacer memoria de vez en cuando, cosa que le generaba más ansiedad. -Dimitra, Casmir, Amisa...- dijo aliviado y del tirón al encontrar esos nombres en su memoria. - Creo que había dos hombres más, de uno no entendí el nombre, parecía de estas tierras y del otro no ... no me acuerdo Leopoldo... Leopoldo ¿Valdemar?-
Antón se quedó un instante callado mirando al suelo...
-Japeth, brindaban por la destrucción de ese hombre, hijo de Cpadoccio- añadió Antón concretando sus declaraciones previas un poco más - Por pobre que sea mi servicio os lo ofrezco. No escogí estar aquí mas sé que no es culpa vuestra, escogí ir a esa cena bajo falsos pretextos.- Confesó - Quiero ver arder a Lothar y a Wenceslas, pues son los principales responsables de mi nueva condición, que esté en esta posición es su culpa, lo sé, y si me llegan a torturar, os puedo asegurar que sería culpa mía por no decirles todo lo que sé. No debo lealtad a esos miserables- Explicó Antón largando de carrerilla.
Tras ver los instrumentos de tortura había tenido la firme determinación de evitar la tortura, era ridiculo no decir todo para que le torturaran y se lo sacaran poco a poco.

-Quiero que digáis la verdad solo eso -dice el hombre respondiendo a tu pregunta, mira a la mujer que está sentada al otro lado de la habitación mientras hablas. 

Cuando terminas de hablar abre la puerta, un guardia te apresa y te saca de la sala para meterte en otra más grande, también de tortura, te encadena a la pared.

La puerta no tarda en abrirse para ver como entra Anton, al que encadenan a tu lado

La mujer parece satisfecha con la información que le has dado, abre la puerta y un guardia va hacia ti, te saca de la sala para meterte en otra habitación de tortura aún mayor, pero no está vacía, Basilio está encadenado a la pared y pronto tú ocupas un lugar a su lado

Las puertas de la celda vuelven a abrirse, no hay rastro de vuestros compañeros, cuatro guardias entran, dos agarran a Constanza y otros dos a Maria Borgia y las sacan de allí.

Fuera de la celda podéis ver a dos personas que están esperandolas, el hombre lleno de pústulas se lleva a Constanza, mientras que la joven mujer se lleva a María

El guardia lo volvió a encadenar al lado de otro de los suyos para su desazon tras ver el incidente de las gemelas.
-Que rapidez... Imagino que lo habéis largado todo...- dijo Antón tras quedar a solas. - No nos hemos presentado. Soy Anton. - tratando de disimular algo de normalidad - Espero que usted esté tranquilo... ¿Está tranquilo?

Te separan de los demás llevándote a una habitación que contiene varios utensilios de tortura, una vez allí te atan. La mujer que estaba fuera de la celda te acompaña hacia esta nueva sala; otra mujer, una anciana vestida con falda y un pesado mantón está sentada en una silla en una esquina presenciándolo todo. Se mantiene sentada en silencio, observándolo todo con sus ojos preternaturalmente brillantes.

-Cuéntame los detalles del plan de los conspiradores y los nombres de los implicados -dice la mujer que está en frente tuya

Te separan de los demás llevándote a una habitación que contiene varios utensilios de tortura, una vez allí te atan. El hombre que estaba fuera de la celda entra en la sala contigo, deduces que mide metro sesenta de alto, tiene enormes verrugas supurantes que cubren la mayor parte de su piel; una mujer, una anciana vestida con falda y un pesado mantón está sentada en una silla en una esquina presenciándolo todo. Se mantiene sentada en silencio, observándolo todo con sus ojos preternaturalmente brillantes.

-Cuentame los detalles del plan de los conspiradores y los nombres de los implicados -dice el hombre que está en frente a ti

No esperaba también recibir un golpe por su parte, menos aún que lo hiciera sin quitarse el guantelete, por eso mismo recibí el impacto de lleno y chillé en consecuencia. Los pinchos se me habían clavado con fuerza y lacerado mi precioso rostro, al mismo tiempo explicaban el tipo de persona que era este hombre y por eso continué gritando cuando se decidió que se me llevaran como a otros.

- ¡NOOOOOOO!

Seguramente Mctagger estaría complacido con aquella perspectiva, de no ser porque a él también se lo llevaban a otro lado.

¿Largarlo todo ?  Por supuesto ..como les hes dicho ahí dentro no les debo nada .digo sin el menor atisbo de vergüenza o arrepentimiento .Por mi como si todos se van al maldito infierno juntos  o por separado .

Le miro sin saber si se está burlando de mi o no se ha dado cuenta  ..Ni siquiera me puedo mover ..creo que me han roto la espalda  asi que aunque no fuera tranquilo no corréis ningún peligro en mi compañía .

Antón sonrió
-Leeis en mi mente, tenéis razón, me preocupa la exhibición de salvajismo previa por parte de nuestras amigas de la otra celda.- Se apoyó contra la pared. - Lamentó lo de la espalda, espero que no sea permanente y sanéis.Ahora nuestra suerte no depende de nosotros...-admitió.
-Esto me ha pasado por ambicioso, quería influencia para destacar en Milan, me temo que he conseguido todo lo contrario.

Me inclino de hombros. No le debo nada a ninguno de esos cabrones que me han convertido en esto, así que no tengo inconveniente en compartir lo que escuché mientras me preparaban para desangrarme en su fiesta.

Empecemos por el principio. Mmm... Veamos, qué nombres había. Estaba Giovanni, pir supuesto. Y Dimitra, la que me drenó al final toda la sangre que me quedaba y me convirtió en esto. Luego también estaban... Hum... No recuerdo bien los nombres. Eran un tal Nasir, Gabrin, Wenceslas (a este lo recuerdo bien), Amiga... no, Amisa, Jadviga, Theopana, Casmir... Hum... Matrona Violetta... Y sé que había tres más. ¿Cómo eran? Hum... Micelav... No, Micezyzlav, Marchetus y Leopold. Sí, esos eran todos.

Respecto a su plan, no escuchamos mucho pues celebraban el éxito en el mismo. Pero algo puedo contar. Cuando Giovanni entró en la sala, Jadviga se levantó y propuso un brindis. Sus palabras me resultaron extrañas, pero pedía el brindis por quien se había enfrentado a su propia sangre y por la destrucción de Japeth, hijo de Cappadocius o algo así.

Luego Giovanni dijo algo como que la conspiración de Isaac estaba a punto de alcanzar la victoria y que estaban a punto de hacerse con la riqueza de esa familia, los cappadocius. Imagino algo como que mataron al primogénito o algo así...

Luego, mientras nos desangraban y festejaban con nuestra sangre, aparecisteis. Giovanni habló de los Fundadores, refiriéndose a vosotros, y todos se pusieron a insultarse y amenazarse. Recuerdo que una dijo de quedarse para probar que no estaban haciendo nada que mereciera un ataque. Pero Giovanni se negó. También alguien dijo que habían sido unos estúpidos al pensar que Giovanni atacaría a su propia sangre, lo que me lleva a pensar que es familia del tal cappadocius. Luego hablaron de huir al relicario, que tenían un acceso por las alcantarillas y, para entretenerlos mientras huían, pidió que nos cpnvirtieran en esto. Luego dijo que matáramos a todo el que cruzara la pierta y, de pronto, sentí ganas de matar a quien pasara la puerta.

Tras terminar, suspiro y cierro los ojos. Ahora tortúrame lo que quieras. No puedo contarte más porque no sé más.

 - Se los están llevando para interrogarles - dijo Etienne.

El caballero recordaba la caída en desgracia de aquella joven, Juana: y cómo se interrogó inmisericordemente a sus camaradas hasta que se lograron las confesiones apropiadas.

No albergaba la esperanza de que sus captores fueran más misericordiosos.

 - Pronto, alguien confesará  - explicó en voz alta - Les dirá todo lo que quieran escuchar, y el resto se lo inventará: y los demás irán cayendo, corroborando la farsa de la que nos acusan.

Se giró hacia Luigi.

 - Nos someterán a tormento digamos lo que digamos, y nos condenarán. Como da igual lo que les digas, no pierdas el honor. No te inculpes de nada que no sea cierto.

Tras una pausa, añadió.

 - Siento haberte traído hasta aquí. Ni siquiera deberías ser todavía escudero.

Este hombre no era muy diferente a Giovanni y su grupo, de ahí que el comportamiento "adecuado" en estos momentos era el de damisela en apuros, justo como en las gestas en las que el caballero acudía presto a rescatarla de las manos del maligno hechicero. Cierto que yo ya no podía serlo y dudaba que ningún caballero acudiera en ni ayuda, de ahí que lo único que pudiera hacer fuera entretener a este tipo.

Lo que no esperaba era el modo en que tendría que entretenerlo. Si intuía que no sería gentil y en mi vestido cargaba con las pruebas del delito que me atribuía, pero lo que no encajaba era la presencia de esa anciana.

- ¡Aaaah!

Volví a gritar cuando me sacó de mis pensamientos por medio de un hierro candente. En esta ocasión no fingía, ¿cómo hacerlo con semejante dolor?, pero no por ello intenté evitarlo, ni siquiera cuando lo apartó para formular su primera pregunta.

- Así que si era un espía.

Reflexioné en voz alta dedicándole una bonita sonrisa, aunque en mi idioma natal y únicamente una vez conseguí recuperar el aliento.

- Lo negó hasta el último momento ¿sabe? - le informo regresando al italiano - Yo era partícipe de una tortura lenta, la cual os habría permitido rescatarle, pero le apuñalaron los ojos y pensaban cortarle la lengua y los tendones, así que... Nie, no puede acusarme de torturarlo hasta la muerte.

Era consciente de que no había respondido a su pregunta, lo que invariablemente le llevaría a volver a dedicarme sus atenciones y me haría volver a experimentar una nueva forma de dolor. O eso esperaba, porque sería muy aburrido si se limitaba a usar el fuego una y otra vez, por muy extrema que resultara su capacidad de provocar sufrimiento. Tampoco era que hubiera acabado con él por piedad, por eso el verme "recompensada" alternando los lugares no estaba tan mal.

El hombre parece satisfecho con la información que le has dado, abre la puerta y un guardia va hacia ti, te saca de la sala para meterte en otra habitación de tortura aún mayor, pero no está vacía, Basilio y Anton están encadenados a la pared y pronto tú ocupas un lugar a su lado

Mientras Anton y Basilio hablan las puertas se abren entrando un guardia con Bilyana, a la que encadenan junto a ellos en la pared, la puerta vuelve a cerrarse una vez la joven valaca está encadenada