Partida Rol por web

Cuando las gaitas callan [+18]

[Día 1] - Lagrimas de fuego

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02/10/2014, 16:16
Director

La vida de un guardia imperial, era, sin duda alguna, una de las más duras de todo el Imperio… arrancados de mundos natales reclutados por levas de corte medieval en el peor de los casos, transportados en miserables y enormes naves espaciales siendo llevados de un planeta a otro para librar la guerra contra los innumerables enemigos del Imperio… armados con equipo de hasta cuarta mano y liberados contra enemigos que los superan en número, en tecnología y en tamaño… regimientos de miles de hombres que si vuelven, ya nunca serán la persona que una vez vieron sus padres.

Fuere como fuere, el grupo de hombres de Tanith, dos Volpone, cuatro pilotos y un oficial del Munitorum estaban encerrados en uno de los compartimentos de carga de aquella monstruosa nave bautizada como “Fénix”.

La entrada al Immaterium había sido como siempre… horrible. Solo los más acostumbrados a esa transición entre dimensiones lograban controlar sus estómagos y no vomitaban hasta la primera comida que pudieron masticar. Todos sintieron como algo iba mal, como el mundo dejaba de ser el mundo, como su cuerpo no estaba y a la vez estaba… sintieron su mente bullir hasta derretirse y enfriarse a la vez… sintieron dolor y placer, sintieron tantas cosas y en un mismo instante que la confusión estaba asegurada… aquella vez, nadie vomito, solo hubo un minuto de silencio mientras que cada uno reordenaba su mente y alma cuando ya viajaban por la disformidad, la dimensión maldita.

 Algunos habían decidido descansar, otros sacarse la roña de las uñas mientras otros desplumaban vilmente a un pobre médico iluso que se dejó atrapar por una panda de buitres de créditos. No era justo, las cartas estaban marcadas y ya iban a sacarle el crono de pulsera al doctor cuando sobrevino un tremendo estruendo que hizo retemblar toda la nave llegando a tirar algunas cajas que estaban apiladas. Las luces se apagaron y fueron sustituidas por las de emergencia, algo estaba yendo realmente mal, y que eso pasara en mitad de la disformidad era el peor presagio de todos los posibles.

Las puertas se habían sellado automáticamente y solo desde el puente de mando se podría anular esa orden, nerviosos y expectantes el grupo se reunió en el medio del espacio libre de aquel enorme almacen e intercambiaron nerviosas miradas cuando se escucharon los primeros disparos seguidos de terribles rugidos sacados desde la peor de las pesadillas.

La nave se había vuelto un caos, el campo Geller había fallado, los demonios estaban infectando la nave poco a poco, todos pudieron escuchar susurros a su alrededor, susurros que incitaban a lo peor del ser humano, asesinar, violar, mutilar, canibalizar… todos se mantuvieron firmes, pero era difícil mantener la cordura, aquello era de locura, era vivir una pesadilla en si misma… los disparos amortiguados por las densas capas de metal no cesaban, las armas navales, diseñadas para ser disparadas por los prebostes en el interior de la nave descargaban sin cesar, pero a cada disparo que se oía, le seguían mil rugidos más… caos, caos y más caos.

Y todo aquello duró unos agonicos cinco minutos, unos cinco minutos que fue lo que tardaron los visioingenieros en invertir la polaridad de los motores de salto y hacer una parada de emergencia hacía la dimensión real… la nave estaba condenada, si al manos efectuaban la salida en el campo gravitatorio de una estrella de alta densidad, la muerte sería rápida para todos… pero no esta vez.

El Emperador protege, esa era la frase más utilizada en todo el Imperio, más incluso que aquella expresión de “por el trono de Terra”. Lo gracioso era que el Emperador, a veces, parpadeaba, y cuando parpadeaba, los Dioses más oscuros intervenían… aquel día, el Emperador, como poco, estaría dando la espalda a esa nave y a su tripulación.

La nave, la “Fénix”, surgió por una hendidura hecha en la realidad, salió escorada hacía babor mientras gases iban saliendo por algunas oberturas que se habían hecho por toda su enorme masa. El puente de mando, con su comandante adherido al trono de mando por cientos de cables profirió un exabrupto tal que le hubiera costado arder en una pira por hereje, pero es aquello le daba igual dada la situación. Su preciada nave con más de tres milenios de existencia había salido a menos de cuatro mil kilómetros de un enorme planeta que ocupó todas las portillas de observación. El rumbo era invariable, la inercia de la salida de la disformidad era muy superior, no se podía suministrar suficiente potencia a los motores de maniobra para invertir el rumbo o sencillamente desviarlo, la tremenda masa de la nave más la velocidad que llegaban hacía inviable cualquier maniobra aquella distancia… y todo aquello, no lo sabían los visitantes de la nave.

La nave atravesó la atmosfera del planeta y lo hizo con mal ángulo. La panza chocó contra las primeras capas y la nave entera se fue combando a la vez que las altas temperaturas por la reentrada iban calentando la nave. Todo aquello se vivió con el mayor de los pánicos dentro del almacén, los guardias saltaban por los aires, las cajas los golpeaban violentamente y la muerte parecía irremediablemente una visitante indeseada…
Al final, la “Fénix” se partió en varios trozos que comenzaron a surcar el cielo de aquel planeta hasta que se estrelló, ocupando una superficie del planeta muy superior a más de veinte mil hectáreas. Los pedazos humeantes destrozaron un bosque en toda la zona donde se había estrellado… y los guardias, habían sobrevivido.

Poco a poco fueron despertando, magullados y heridos de diversa consideración, el almacén estaba abierto por una de las paredes, la cual daba al exterior por la que entraba la luz propia de una estrella incandescente. Con un rápido vistazo que se daba se podía ver que casi todos estaban de una pieza, todos… salvo Derrick y los otros dos pilotos, de los cuales no quedaba más rastro que algún miembro cercenado con su ropa aún puesta… la nave apestaba a muerte, y varios rugidos inundaron la zona, parecía que no fueron los únicos supervivientes.

Notas de juego

  1. Haced la ficha con:
    1. Gaius - 2500 + 400 px
    2. Ilium - 2500 + 450 px
    3. Liam - 2500 + 500 px
    4. Logan - 2500 + 500 px
    5. Malakias - 2500 + 450 px
    6. Armand - 2500 + 500 px
    7. Stigga - 2500 + 450 px
    8. Zora - 2500 + 400 px
  2. Cada uno recibe 2d10 heridas que tirará cada jugador. [Contad los bonos de Resistencia para restar el daño, armadura no]
  3. Cada uno debe hacer una tirada de voluntad. SI falla ganará 2d10 puntos de locura
  4. Con los px repartidos se puede acceder a una especialidad (ambos suplementos son validos) u obtener un +5 a un atributo a elegir y del que se tenga la aptitud correspondiente.
  5. Dudas al off topic.
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02/10/2014, 19:58
Logan MkNeill

Logan tenía cierta intuición para saber cuando todo se iba al infierno. Lo supo justo antes de que aquel puñetero loxatl le disparara a la cabeza con su arma, y lo supo desde el momento en que saltaron a la disformidad. En cualquier momento fallaría algo, y estarían bien jodidos. Y ese momento no tardó mucho en llegar. Se levantó de un salto al escuchar las alarmas, aún sabiendo que él nada podría hacer. Éso, y los susurros, empezaron a atacarte fuertemente los nervios.

Sentía como la cicatriz de la nuca le picaba, pero no se atrevía a rascarse, y aquellas voces no paraban de susurrar en su cabeza. El explorador sudaba profusamente. Quizás en otras condiciones habría aguantado mejor, pero estaba prácticamente recién incorporado al servicio, tras casi palmarla... Y verse desprotegido en medio de la disformidad tenía en efecto en cualquier soldado en plenas condiciones... Mucho más en uno que había vuelto de las puertas de la muerte. 

Aquellos fueron los 5 minutos más largos de su vida, aferrando con fuerza el cuchillo, y pensando si sería mejor usarlo para cortarse el cuello si las cosas se ponían muy duras... Cualquier cosa antes que ser capturado, torturado y corrompido por los dueños de aquellas voces. Sin embargo, al escapar de aquellos susurros, todo pareció irse aún más al infierno, pues las cajas y la carga empezaron a volar por todos lados, golpeando con dureza a todos los presentes. El golpe más duro, sin embargo, fue el recibido al impactar contra el suelo, que hizo que casi se abriera la cabeza. 

Logan se levantó como pudo, gruñendo por el dolor, tras unos cuantos segundos de bendita inconsciencia. Pero, con la vista y el resto de sentidos, vino el dolor. Los rugidos, sin embargo, hicieron que eso quedara en segundo plano.

-¡Todos en pie, vamos a tener compañía pronto!

- Tiradas (3)

Notas de juego

7 heridas descontando resistencia. 

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02/10/2014, 22:57
Ilium Kostas
Sólo para el director
- Tiradas (3)
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06/10/2014, 17:32
Zora Nyota

Tras su conato de discusión la joven francotiradora se había rendido a la obvia evidencia de que aquella nave sería seguramente su tumba. La muerte era una constante para todo guardia imperial, pero siempre había imaginado que la llegaría en algún planeta perdido de mala muerte, nunca así. Nunca en un sitio que resultaba tan soso y deprimente como la ciudad colmena que había dejado atrás. Recostada contra unas cajas, limpió y revisó metódicamente sus armas en un esfuerzo por no pensar en todas las cosas que podían salir mal. Y lo que ocurrió, fue que la nave se fue todavía más al infierno, esta vez casi literalmente.

Zora se tapó las manos con los oídos, tratando de rezar las pocas plegarias que recordaba, pero fue inútil. Las oscuras e insidiosas palabras penetraban directamente hasta su cerebro. La susurraban que no podía confiar en nadie. Que sus compañeros pronto sucumbirían y tratarían de matarla. Que la única manera de sobrevivir era matándoles a ellos primero...

Fue un autentico alivio cuando la nave volvió al mundo real y las voces se detuvieron. O lo habría sido si momentos después la bodega no se hubiese movido como una coktelera agitada por un gigante loco que más tarde la hubiese arrojado contra una pared. La tiradora trato inútilmente de encontrar un lugar donde resguardarse, pero las innumerables cajas y pertrechos que la absolutamente incompetente tripulación de aquella nave se había olvidado de asegurar volaron por todas direcciones, golpeándola y sepultándola sin remedio.

Aferrándose a la vida con todas sus fuerzas Zora fue emergiendo trabajosamente de debajo de las cajas, maltrecha y ensangrentada, observando a sus compañeros y la luz ¿solar? que entraba por la grieta de la bodega. Que siguiesen vivos era señal de que la nave se había estrellado en un planeta con atmosfera, pero ¿dónde? ¿y que habría sido del resto de Fantasmas?. Elevo una rápida y silenciosa plegaria al Emperador porque la fragata "Eurestes" hubiese escapado sana y salva con el resto del regimiento.

Las palabras del explorador la hicieron volver en sí y reparar en los horrendos rugidos. Haciendo caso del dolor de su magullado cuerpo la tiradora se escondió rápidamente entre los restos de la bodega y se preparó para disparar a lo que quiera que entrase en bodega, lamentando amargamente la ausencia de su querido rifle.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Vale, recuento.

- Director, ya llevo en total 24 puntos de Locura, cuando tenga que empezar a hacer las tiras de trastorno y/o pasarme al otro bando me avisas.

Director: Tu no tiras locura ya que Verghast sigue existiendo

 - En total las cajas me hacen, descontando Resistencia, 8 heridas, suficiente para dejarme con 0 heridas. Así que gasto como acción gratuita mi único Punto de Destino para recuperar inmediatamente 1d5 heridas y al menos seguir viva una escena más.

Director: Repasa tu post en la escena de creación

- Me escondo tendida en el suelo en el extremo contrario a la grieta, en el lugar que vea más apropiado en cuestión de cobertura y línea de visión. (De hecho he contado mal el bono de la capa de camaleonina, +10 en lugar de +20, en total he pasado la tirada por 63).

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07/10/2014, 13:03
Stigga

Stigga observaba el juego de cartas en el que el médico de su regimiento estaba siendo desplumado. Seguía con los ojos los movimientos y miradas y algo la decía que había gato encerrado, pero antes de que pudiera decir nada y desmontar la timba aunque fuera a patadas, las sirenas comenzaron a sonar. Los rugidos y todos los gritos le recordaron a sus días entre las alcantarillas, minas y demás huecos oscuros y húmedos durante la batalla por la Colmena Vervun, fue como volver a vivir una pesadilla, pero se mentalizó en que si había salido de una podía salir de otra, pues ahora estaba mucho mejor equipada y entrenada, antes era solo una trabajadora del metal.

Pero no se dio cuenta de que donde iban era una nave por la disformidad, por lo que cuando salieron de pronto al espacio real se dio cuenta de lo realmente jodidos que estaban- Venga, no me jodas -dijo cuando vio ese planeta enorme desde una de las ventanillas a la que se había acercado- ¿No deberíamos de frenar? -y como respuesta solo el movimiento inmisericorde hacia ese planeta.

Por suerte, un instinto de supervivencia que había desarrollado durante su carrera en la guardia hizo que se pudiera en marcha antes de que todo se fuera a tomar por culo. Rebotó como todos, recibió golpes, pero por suerte conseguía colocar el cuerpo para que no fueran más que moratones y rasguños, pero aun así fueron muchos los golpes que se llevó. Una vez todo se terminó, Stigga gruñía y se ponía en pie mientras escuchaba la voz de MkNeill ordenar a todos ponerse en pie. Por instinto tocó su cuchillo, no estaba desarmada, pero prefería su pequeño. Si se había dañado su lanzallamas eso se convertiría en un auténtico infierno de llamas y promethium, pero también debía de prepararse para lo que fuera, por lo que primero optó por esconderse lo buenamente que pudiera y buscar su bebé desde una posición segura.

- Tiradas (4)
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14/10/2014, 13:59
Sgt. Armand du Plessis

Aquello fue el descenso al infierno, simple y llanamente. Era peor que la muerte.

Las voces demoniacas se instalaron en la conciencia de los tripulantes y los desquiciaron, todo estaba perdido y Armand lo sabía. Conocía lo que ocurriría a continuación, vómitos, ojos en blanco, daños cerebrales irreversibles, y la muerte en el mejor de los casos. Ya había visto lo que la disformidad suponía, lo que significaba una exposición a esos poderes infernales. Era sin duda peor que la muerte.

La calma invadió al sargento, como siempre, era su deber mantenerla y pensar con claridad en las situaciones más extremas, también era su principal virtud. Comenzó a impartir órdenes a sabiendas de que ninguno de sus compañeros las acatarían, no obstante, tenía la esperanza de que una llamada de atención alejase las mentes de a disformidad y distrajesen la atención de las demoniacas voces. Fue del todo inútil.

Resignado, se sujetó a la correa de una de las cajas que había en el almacén. Conscientemente eligió una que estaba sujetada por fuertes correajes, con la esperanza de evitar que se moviese y lo aplastase, y ese fue su error. Acertó al prever que la caja no se movería, pero no ocurrió así con el resto, que cayeron a plomo sobre la caja en la que Armand estaba sujeto. Golpeado una y otra vez por cajas que caían sobre la que él se encontraba acabó por perder la consciencia.

...

Un leve rumor lo despertó del silencio en el que se encontraba, un rayo de luz deslumbró su vista cuando quiso abrir los ojos.

Tardó lo que parecía una eternidad en entender que estaba vivo, no era la primera vez que perdía la consciencia y sabía que en realidad habían transcurrido solamente unos segundos. – ¡Armand, estás vivo! ¡Piensa! La nave cayó, las cajas cayeron. Puedo respirar. Soy Armand du Plessis, Real de Volpone. Bien, no hay daños cerebrales – Una pausa y un cambio de actitud provocaron el siguiente razonamiento, no era la primera vez que le ocurría – Bien, muevo las piernas, los dedos, el cuello... Duele horrores pero no hay nada severamente afectado.

Se incorporó y observó a su alrededor la debacle, algunos compañeros se habían levantado mientras que otros continuaban en el suelo, al resto no podía verlos. El Tanith se encontraba dando algún tipo de orden que no llegó a entender.

Comenzó a palparse el cuerpo con las manos, la cara, el cuello, las extremidades – Parece que no tengo daños graves a pesar de cómo me siento. Quizá algún órgano afectado, muy probablemente.

Trató de levantarse a pesar del dolor pero no pudo, decidió entonces que alguien debía hacerse cargo de la situación mientras él se incorporaba, algo que podía incluso no llegar a ocurrir – ¡Tanith! ¡Tanith! Hágase cargo de la situación, dónde estamos, quién vive. Necesito un minuto. Dígame que el médico se ha salvado, ¡por el Trono!

- Tiradas (3)

Notas de juego

Heridas: 15-3=12. Tengo 10 heridas por lo que utilizo mi punto de destino para recuperar 4 heridas.

En total, 8 heridas.

 

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20/10/2014, 20:09
Director

La situación no era nada halagüeña, casi todo el mundo estaba herido y había dos inconscientes en el grupo de supervivientes y para más inri, el rugido de los demonios que había sobrevivido se hacía más poderoso y audible, por lo que, sin duda alguna, estaban acercándose velozmente hacía los guardias.

Liam, el oficial del Munitorum se colocó las gafas como pudo y miró al resto con una expresión que no dejaba dudas, tenía miedo, como todos. Señaló con un dedo a Logan y Armand - salgamos de aquí - dijo jadeante y luego señaló la obertura que daba al exterior, hacía el planeta - aprisa - el oficial había desenfundado un revolver de aspecto pesado y modificado de diversas maneras.

Zora se escondió entre los containers volcados de menor tamaño mientras, magullada, torció el gesto al tener que mover sus extremidades entumecidas y doloridas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Personaje Heridas recibidas Estado
Gaius -2 Inconsciente
Ilium N/A Inconsciente
Liam 1 Herido leve
Logan 7 Herido grave
Malakias 4 Herido leve
Armand 8 Herido grave
Stigga 0 Ilesa
Zora 3 Herido leve

 

 

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20/10/2014, 20:21
Director

Demonios o bestias, los rugidos eran bastante brutales. Al menos son dos, puede que tres y se están acercando a buen ritmo, en unos instantes podían atravesar la puerta dañada que da al hangar de almacenaje en el que esta el grupo de supervivientes.

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21/10/2014, 15:41

Vuelvo de la inconsciencia. Que todo se iba a ir a la mierda eso ya lo sabía, pero mi piloto me había dicho que no me preocupara. Ahora sus miembros están a mi alrededor, reconozco uno de sus brazos que levanto para poner a la altura de mi cara.

- No me escuchaste y mírate ahora- muevo negativamente la cabeza y lo lanzo para otro lado.

Me levanto con dificultad, me temo que tengo un tobillo torcido y me el cuerpo donde me he golpeado contra cosas varias, intento hacer memoria de lo que ha pasado pero no puedo concretar nada y me sube un dolor de cabeza. Mucho movimiento, una caja de punta, gente dentro de la nave hablando con gente de fuera, un as de picas que casi cojo al vuelo. Dolor y oscuridad.

Oigo gritos y giro mi cabeza hacia los supervivientes, esto si que es nuevo, normalmente sobrevivo yo sólo a las cosas así, porque por muy raro que parezca estas cosas me suelen pasar. Salgo lentamente chapoteando en la sangre del suelo y entre chispas por todas partes.

-Malakias aquí- saludo con la mano y sonrío, pongo los brazos en jarras y miro a mi alrededor, no estoy muy grave, creo que el emperador quiere que haga de sus brazos una vez más.

Cojo a quien tenga más cerca de los inconscientes y lo arrastro fuera. La integridad de la nave es inestable, hasta que hagamos un pasillo seguro, tenemos que tener cuidado.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Daño 8-4: 4

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21/10/2014, 16:42
Stigga

Stigga afianzó su arma, su lanzallamas pesado, y pareció centrarse en algo, como si tratara de recordar algo, pero alzó una mano y se llevó un dedo a los labios pidiendo silencio. Puede que ya hubieran oído al escandaloso Malakias, así que tendría que usarlo de cebo.

En cuanto apareciera lo que creía que iba a aparecer, lo haría a la barbacoa.

Notas de juego

Preparo acción: Disparar a lo que aparezca por el hueco.

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22/10/2014, 09:02
Sgt. Armand du Plessis

Poco a poco recuperó el aliento, consiguió incorporarse totalmente entre gestos claros de dolor lacerante. Estaba gravemente afectado pero sobreviviría, no había rastro alguno de daños irreversibles.

Inspeccionó la situación para descubrir que el Tanith al que había ordenado gestionar la situación tenía igual o peor aspecto que el que él mismo debería tener. La zorra pelirroja estaba preparada para la acción como si nada le hubiese ocurrido, y de la otra, sopa de Miso, no había rastro alguno. El piloto retrasado estaba arrastrando al doctor hacia una posición segura - ¡Mierda! El doctor. Estamos jodidos.

Como si un látigo le hubiese golpeado Armand reaccionó, y señalando acusadoramente al piloto ordenó - ​Cuida a ese médico como si fuese tu propia vida - ¿Pero qué hacía? Estaba sonriendo. Tarado imbécil...

Se volvió hacia el otro cuerpo inmóvil, el de su compañero Illi - Mierda de vida... Perderé a otro de los míos... - Necesito ayuda para mover a mi compañero, ¿dónde coño está la jodida morena? - Volvió a mirar a su alrededor pero no la encontró, por lo que se acercó al cuerpo.

¡Pelirroja! - Gritó refiriéndose a Stigga - Cúbrenos, si algo aparece lo achicharras - Y volviéndose al explorador Tanith bramó - Y tú, explorador. Sigue al oficial y encuentra un sitio seguro donde establecer un puesto médico de urgencia, por el Trono. Te seguimos. 

Tras dar órdenes a todos los supervivientes, volvió a respirar con gran dificultad. En este momento se dio cuenta de que desconocía el paradero de cuatro hombres, la tripulación restante y la morena... Un sargento no abandonaba así a los soldados, no era de recibo - El que esté muerto que lo diga, el resto puede seguirnos... - Y con esa chanza agarró la pechera de Illi para arrastrarle.

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22/10/2014, 12:59
Logan MkNeill
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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22/10/2014, 13:00
Logan MkNeill

-Hay que salir de aquí-dijo simplemente Logan, mientras se apresuraba hacia la grieta que daba al exterior. Estaba bien jodido, pero no era el momento de quejarse. De hecho, no estaba seguro de que ese momento fuera a existir. Habían aterrizado no sabía bien donde, y aún había seres hostiles por los alrededores.

-Por el Trono, coged a los inconscientes, dejad al resto. No tenemos tiempo para muertos. 

Obvió las órdenes del sargento de los Volpone, sabiendo perfectamente que lo primero era salir de allí. No sabía como habían sobrevivido, y más importante, no sabía si aquello aguantaría mucho tiempo en pie. Se envolvió en su capa de camuflaje, y se aproximó a la abertura, con intención de echar un ojo y ver si sería posible escapar rápido y en silencio. 

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23/10/2014, 09:33
Gaius Baltar

Inconsciente, soñó.

Tuvo un sueño muy raro. Estaban él, Logan, Stigga y Kostas en una casa en la montaña; todo verde. Pero no una casita rural de esas, no. Era una santa casa, como una mansión. Recordaba un poco al Gran Hotel de Sepheris Secundus. Pero, en su sueño, se parecía mucho más a la casa de los Buchanan de El Gran Gatsby, ¿sabéis esa escena del vídeo, muy al principio, cuando hay una panorámica del jardín y el marido está jugando al polo, con caballo y todo? ¡Pues esa casa, con los jardines! La casa era de LOgan.

Era una casa de montaña, pero también tenía mar. Al acabar el jardín empezaba un acantilado gigantesco, de ochocientos metros, enorme; el cual caía en línea recta hasta el mar. ¡Pero, no acababa en el mar! Porque la casa también tenía playa, playa de arena suave. Así que cuando acababa el acantilado empezaba la playa. ¡Lo tenía todo! El agua estaba buena, calentita. Nada de ese agua. ¡Todo tenía! Playa y montaña.

Ahora viene lo raro. Había mar, pero era un mar a dos alturas. El mar que estaba cerca de la playa estaba más abajo, con una agua azul clara, cristalina, muy bonita. El otro mar estaba a más altura que el claro, y era azul oscuro. El agua caía desde el mar más alto al más bajo a través de tres ríos o cascadas, que fluían con una suave pendiente hacia el pequeño. Con calma, sin prisa. Sin embargo, el mar claro nunca se llenaba, sino que el agua seguía cayendo del grande al pequeño sin que nunca se nivelasen. No tiene ningún sentido, pero era así. Había gente en la playa, puntitos desde la altura (nosotros estábamos en lo alto del acantilado) y podíamos ver a nuestra izquierda un puerto comercial marítimo, con sus grúas y sus cargueros. Esa era la escena. De repente algo, grande, blanco y negro saltó en el océano oscuro. Era una ballena, con ese sonido que hacen para hablar entre ellas, el canto. Saltaba, salía del agua y volvía a caer en ella. Era una ballena embarazada; lo sabías porque podías verle la barriga embarazada, que se zarandeaba a cada salto. En uno de los salto la ballena caía mal y se chocó, por decirlo de algún modo, con uno de los ríos y fue arrastrada hasta el mar pequeño. En ese momento recuerdo haber estado pensando “qué ballena más tonta, a ver cómo sale de esa”. ¡Ahí la ballena se levanta! Se incorpora sobre las aletas de la cola, como si fueran patas, y pasito a pasito, trepa los ríos y se sumerge de nuevo en el mar oscuro. Fue entonces cuando estaba pensando “claro, es obvio”; ¡lo que no tiene ningún sentido! ¡Una ballena caminando!

La ballena seguía en el mar cuando del puerto marítimo sale una excavadora gigante. Era una excavadora de las que se usan en las obras, con la pala y las orugas, igual que los tanques. Amarilla. Enorme. No sé por qué razón no se hundía en el mar. La ballena iba directa hacia ella; recuerdo estar pensando que podían chocarse. Negando estaba, a viva voz, para que eso no ocurriera. Al final ocurrió. La ballena se chocó con la excavadora, y ésta se inclinó sobre la ballena. Debido a su gran peso se hundieron los dos, ballena y excavadora. Perdí a los dos de vista y del mar surgieron burbujas de oxígeno, cuando la ballena perdió todo el aire. La escena estuvo tranquila por un segundo hasta que empecé a pensar que dentro de la excavadora podía haber gente, que habría muerto ahogada. Como si fuera una respuesta a mi pensamiento surgieron dos hombres del agua, procedentes de la hundida excavadora, que salían a flote gracias a un par de chalecos salvavidas, rojos.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Voluntad: Superada.
Todos: Pero aún así se me ha ido la olla, ¿no creéis?
Director: Ya me dirás cuándo despierto.

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24/10/2014, 20:14
Director

La situación era un autentico caos, en todo el amplio sentido de la palabra. Los nervios, la situación, los heridos, las propias heridas de cada uno... todo era un cumulo de sensaciones que se aglutinaban en los corazones de todos los soldados que habían sobrevivido a lo imposible.

Cuando los gritos cesaron y una fingida calma llegó al destartalado hangar de almacenaje de la nave siniestrada, todos pudieron escuchar la carrera, lo que se acercaba, fuera lo que fuera que el Emperador les tuviera preparados se acercaba con un paso endiabladamente veloz, pero Stigga se dio cuenta de que había calculado mal al escucharlos con tanta claridad, por lo que oía no serían dos o tres, sino seis o siete las criaturas que se acercaban.

Un rugido resonó por todo el lugar, los nervios se pusieron a flor de piel, se acercaba el momento de la verdad y solo Stigga estaba pendiente de donde debían estarlo el resto, la situación se estaba volviendo insostenible y en la imaginación de muchos ya se esbozaba una muerte cruel a manos de criaturas del más allá.

Stigga notó como el sudor le resbalaba por la sien derecha y se tensó. Su corazón latía desbocado, su mano se tensó y el tiempo se paró con el último latido de su corazón, iban a cruzar el umbral de la machacada puerta en un instante. Contuvo la respiración y abrió fuego anticipándose a lo que sabía vendría.

El chorro de fuego voló a la velocidad del pensamiento directo hacía la puerta abrasando a la primera de las criaturas, fue un impacto directo y la bestia estalló en llamas a la vez que soltó un alarido de puro dolor... pero ¿aquello que era? después de la primera otras dos bestias saltaron con una agilidad muy superior a la humana y evitaron todo el chorro de fuego disparado por la Verghatista, no eran demonios, eran tres tigres albinos que posiblemente serían de algún alto oficial o noble. Los dos animales que evitaron todo el daño salieron a gran velocidad sin que nadie pudiera alzar su arma para hacer frente y escaparon por la obertura que daba al exterior. El tercer tigre, en cambio, herido en su costado derecho comenzó una lastimera carrera en pos de sus congéneres. Estaba más asustado que los imperiales y no tenía ninguna intención de atacar y menos aún después del ataque recibido... solo quería lo que todo el mundo allí dentro quería; sobrevivir.

- Tiradas (5)

Notas de juego

Stigga, por favor, pon tu ficha en donde corresponde pls.

Personaje Heridas recibidas Estado Munición Munición Destino
Gaius -2/11 Inconsciente     1
Ilium N/A Inconsciente     1
Liam 1 Herido leve      
Logan 7/13 Herido grave     2
Malakias 4/12 Herido leve     1
Armand 8/10 Herido grave     0/1
Stigga 0 Ilesa 9/10 [2]    
Zora 3/10 Herido leve     1
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27/10/2014, 09:11
Sgt. Armand du Plessis

Daba la impresión de que no iba a ser fácil, Armand era sin duda quién ostentaba mayor graduación de entre todos los que se encontraban en aquella situación, evidentemente no reparaba en el oficial del Monitorum. No obstante, habían ninguneado sus órdenes, en especial el Tanith. De momento no había necesidad de ponerse rudo, haremos como que no ha pasado nada, así se olvidará.

Sumido en aquellos pensamientos se encontraba el sargento mientras arrastraba el cuerpo de su inconsciente, o eso esperaba, compañero, cuando escuchó el disparo de la pelirroja – Aquí tenemos algo de acción, respondamos – Gritó automáticamente, y como si de un resorte se tratase soltó cuidadosamente a su compañero para sacar su rifle. Con manos seguras y experimentadas fijó la culata adaptada, con mil y un roces de años de campañas, en su hombro. Un rápido movimiento de la mano quitó el seguro, que cedió al instante debido a la concienzuda limpieza que Armand le dedicaba. Un seco golpe con la parte inferior de la mano colocó el lanzagranadas de su arma en posición idónea para una acción rápida, además, desabrochó el botón de su chaleco que daba acceso a las cargas, por si fuera necesario.

Preparado como estaba sólo tuvo que esperar a ver aparecer a los supuestos atacantes. Cuando los vio la reacción fue simple y rápida. 

- Tiradas (3)
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27/10/2014, 13:35
Logan MkNeill

Aquel asunto se resolvió de una manera tan inesperada que al explorador casi le dieron ganas de reír. No eran demonios, sólo unas pobres bestias... Unas pobres bestias que, por otro lado, eran depredadores, estaban asustados y no convenía arrinconar. 

-Dejad que se marchen, o alguno acabará con un zarpazo-dijo Logan con tono cansado, pero algo más relajado al comprobar que la amenaza inminente de entidades demoníacas no era tal. 

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27/10/2014, 13:47
Stigga

El corazón luchaba por salir de la caja torácica ante la tensión, y cuando vio que eran tigres, lo primero que se pasó por su cabeza fue "¿que coño hacen aquí tigres?", aunque no tuviera ni puta idea de si eran normales en el lugar donde se habían estrellado o no.

Con la amenaza de los tigres solucionada, Stigga se giró hacia el sargento de los Volpone con un evidente cabreo- La próxima vez que pida silencio y os pongáis a gritar y dar órdenes, tener clarísimo que os voy a usar de cebo vivo, y cuando mi pequeño dispara -dio un par de toques al lanzallamas pesado- no le importa lo que haya en el área, y si os pillo no será culpa mía. Haberos quedado callados y no haberos convertido en cebos. Y esto va por todos.

Iba por todos, pero sabía que los Tanith estarían con ella. Estaban en una situación de emergencia y supervivencia, y esas eran dos de las tres especialidades de los Tanith, pues la tercera era el Sigilo- Si los soldaditos de plomo queréis marchar a la guerra como si fuerais un regimiento completo, hacedlo, pero si queréis sobrevivir, creo que la experiencia de un regimiento de reconocimiento y sigilo será mucho más adecuada.

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27/10/2014, 22:53

Cojo al médico tal como me piden y así pues ya no tengo que decidir a quien coger. Cuando le quito un par de cajas de encima veo que tiene un golpe en la cabeza, pero respira. Me lo cargo al hombro. Tantos años en las minas me han regalado unos hombros fuertes, así que no tengo que tener mayor problema para cargarlo unos cientos de metros.

Una vez acomodado, voy a dar un paso hacia la salida, pero unos tigres saltan desde la parte más profunda del amasijo de hierro. Levanto los ojos asombrado, que no asustado, dejando caer al médico al suelo, levanto los brazos.

-No les disparéis- sin embargo el chorro de promethium casi me quema las cejas por la cercanía, esa soldado es rápida.

Observo con pena como el tigre se marcha muy mal herido. Con mi ojo chungo veo que lo más seguro es que muera. Cojo de nuevo al médico y vuelvo a ponerme en marcha hacia la salida. Esta vez camino en silencio y no le quito los ojos de encima a la chica del lanzallamas, mientras le está berreando al sargento que también intentó dispararles, aun cuando ya no eran una amenaza. Tengo el ceño fruncido. Tienen la muerte sobre su cabeza, sin duda la tienen.

Sigo hacia una zona despejada donde dejar caer, una vez más, al apotecary.

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31/10/2014, 16:01
Zora Nyota

 - "Locos, estan todos locos" -

Zora había oido suficientes cosas sobre las criaturas de la disformidad como para saber que enfrentarse a ellas en campo abierto (bueno, o enfrentarse aquellas en general) era una pesima idea. Y eso aún sin estar heridos e ir cargados con compañeros inconscientes. No, sin duda atrincherarse en la bodega y coserlas a tiros cuando entrasen era mucho mejor idea. De hecho Zora había estado a punto de volarle una pierna de un disparo al piloto sucida, para así evitar que condujese junto a él a la muerte al médico de los fantasmas, y tan solo se lo habían impedido la falta de un buen ángulo de tiro y la sorpresa de ver que el resto le seguian como borregos.

Por suerte todo había quedado en un susto, y los horrendos demonios comedores de hombres habían resultado no ser más que unos inofensivos animalicos comedores de hombres que corrian hacia su libertad. En fin, con suerte en aquel planeta habría cosas más faciles de cazar que un guardia imperial y ya no tendrían que preocuparse más de esos tigres. Así solo tendrían que preocuparse del problema sin importancia de haberse estrellado en un planeta desconocido. Lo cual la recordaba...

 - Malakias. Quieto. - la voz de Zora llegó desde el otro lado de la bodega, donde la joven se había levantado para tener mejor visibilidad - Si quieres seguir avanzando por tu cuenta por terreno desconocido me parece estupendo. Pero NO mientras llevas a cuestas a nuestro médico - ni las palabras ni la actitud de la joven habrian sido muya amenazadoras... de no ser por el rifle con el que apuntaba directamente al piloto - Dejale aquí con nosotros y ya podras irte a arrojarte contra tigres y a ponerte delante de todos los lanzallamas que quieras -

Apunto cuidadosamente, confiando en no tener que disparar pero decidida a hacerlo si aquel chalado seguía poniendo en peligro a alguien de su "familia".

 - Lo primero es reconocer y atender a los heridos - si es que había alguien allí que pudiese hacerlo aparte del pobre Baltar, claro - Y despúes buscar más supervivientes, averiguar donde hemos acabado y encontrar una manera de avisar a la flota - Mucho más facil decirlo que hacerlo, sobre todo la última parte. A no ser que aquel fuese un mundo imperial, o que alguno de los astropatas hubiese sobrevivido, estaban bien jodidos.

Notas de juego

Porfa, aprovechemos para reagruparnos un poco en la bodega antes de salir corriendo al tun tun XD

PD: No recuerdo si se podía dejar preparado/en espera un disparo apuntado, pero de ser posible dejo una acción preparada para disparar a Malakias en una pierna si sale de la bodega (desde el cariño :)