Partida Rol por web

El segundo día acabo sin mucha ceremonia, Jeremias se fue a dormir con sus hombres y el pater al piso superior, donde estaban las dependencias de los devotos fieles y servidores del Ministrorum, los cuales, realizaron sus rezos nocturnos consagrando sus almas inmortales al Dios Emperador, encendieron velas votivas y los densos inciensos que aromatizaron todo el templo... parecía que no había casi comida, pero el incienso nunca se acabaría.

La noche fue corta para algunos, pues el descanso fue realmente reconfortante. La sala que les habían dejado a los supervivientes era amplia, cálida y tenía camas mullidas rellenas de algo los suficientemente blando y cómodo como para caer rendido a los brazos del sueño sin poder poner resistencia alguna. Esta vez no hubo pesadillas para nadie, aquella tierra, segura y leal, lejos de putrefacciones y contaminaciones caóticas. Realmente no hubo sueños que destacar, solo una plena sensación de reposo y descanso, algo que todos agradecieron.

Antes del amanecer Jeremias despertó a todos, había un desayuno servido, que consistía en un te realmente fuerte capaz de despertar a los muertos, una especie de tortita sin sabor alguno pero que alimentaba bastante bien, recordaba a una especie de avena, pero carente de palatabilidad, era como comer agua.

El grupo partió con los hombres de Jeremias y el Pater, nuevamente repitieron la formación y el grupo avanzó con un circulo que funcionaba como avanzadilla y retaguardia... cualquier precaución que tomaban era poca, y se avanzaba con eficiencia pero cautela.

El viaje de vuelta a GoldTown fue igual de lento o rápido (según se mirara) que el de ida hacía StoneTown. El grupo llegó de noche y nuevamente estaba esa truculenta sensación de peligro constante... aquellas tierras, aunque seguras para con el peligroso esqueleto disforme, tenían algo que instaba a correr, que era perturbador. La luna que asomaba por el cielo era roja como la sangre y tampoco ayudaba a esa atmósfera propia de una película de terror.

El descanso de aquella noche fue en el mismo lugar que la primera noche que pasaron los supervivientes del transporte. Esta vez si hubo pesadillas, de las más angostas y perturbadoras que podría uno soñar... el esqueleto estaba ahí, destrozando y descuartizando a las familias muertas o ausentes de todos los soldados... devoraban sus huesos, bebían su sangre mientras se reían sin emitir sonido alguno... los intestinos eran usados como cuerdas para colgar de árboles desnudos sus restos desmembrados... sin duda, no fue noche ni apacible ni reconfortante... pero el día nuevo llegó, el cuarto en aquel planeta olvidado del Imperio.

El nuevo día tenía una densa niebla que no se alzaba más de cuatro metros de la superficie del suelo. El grupo comió austeramente y se dirigió hacía los restos de la nave, que estaban relativamente cerca... tras unas horas de caminata, todos estaban ya lo suficientemente cerca como para ver la proa enterrada de la nave y el enorme cráter que había dejado al estrellarse sobre la corteza del planeta... en esa posición podían no ser vistos pero tampoco tenían una buena visual del lugar... parecía despejada. Jeremias miró a Armand y Logan esperando a que ellos procedieran a continuación.

La hospitalidad de los nativos había provocado la recuperación de todos sus camaradas, algo por lo que Armand estaba hasta cierto punto agradecido – Ahora tendrían que ganarse metro a metro la hospitalidad con la que les habían obsequiado...

Tras el gesto de Jeremías, que indicaba que cedía la palabra a los dos hombres más experimentados del grupo, Armand procedió a hablar. En voz baja, pero tratando de que la mayor cantidad de hombres le escucharan, comentó el plan que tenía en mente.

La situación es jodida, esta puta niebla no deja ver a dos palmos, por lo que no podemos contabilizar cuantos enemigos hay. Pero también es nuestra jodida bendición, pues no nos verán – Genial, ahora somos fantasmas... Para partirse – De las cinco partes de la nave nuestro objetivo son las armas y suministros, luego el reactor. Por tanto tenemos que localizar las partes segunda y tercera de la nave.

Haciendo una pausa miró al Tanith, necesitaba su aprobación para que sus hombres actuasen, ya lo había comprobado... – El sigilo es primordial, cuantos más hijos de puto eliminemos antes de que nos descubran menos oposición – Mirando al pater añadió – Pater, cuando encontremos un lugar seguro en la nave puede usted hacer lo que sabe... – Y mirando a Sollus y Malakias les dijo severamente, casi como si les estuviera echando una reprimenda – Ustedes serán nuestros ojos. Nos van a llevar a los almacenes principales tan directos como puedan. Esta gente que nos acompaña tiene que cambiar cuanto antes sus palos por rifles...

Y mirando a Mkneill esperó a que este hablase.

La última noche había sido como la primera: horrible. Aunque, al menos, ya no se encontraba herido, cosa que agradecía sinceramente. El día del asalto amaneció con una niebla densa, que como el Volpone remarcó, era buena y mala. A Logan le parecía buena... Aunque le habría parecido mejor de estar en pleno uso de sus facultades, o de contar con algún explorador más. Pero se tendrían que conformar con éso. 

-La situación siempre ha sido jodida. Mi recomendación es minimizar los disparos: pueden detectarnos. Es decir, Plata Pura... Para los ajenos al regimiento, cuchillos o de lo que dispongan estará bien. Asegurar los golpes, si hay que usar dos impactos para abatir a un traidor, es que la hemos cagado. Aparte de éso, me temo que no puedo decir mucho más, aparte de que deseéis fervientemente que el Emperador reparta suerte...

Maldecía entre dientes por la maldita niebla, ocultaba mi visión y mi distancia de seguridad, pero es lo que había, había que adaptarse como siempre habíamos echo, ya llegara mi turno cuando la niebla desaparezca. Pero no digo nada, pues no quiero crear confusión y dudas en el resto de los que vamos a entrar en batalla, con la duda y la resignación en mi corazón pero en mi cara una sonrisa aflora mientras digo:- Les daremos por el culo sin que se enteren. A la par que me coloco el rifle en la espalda mientras saco la pistola láser y compruebo el cargador.

El camino había sido más que lucrativo y había pasado un tiempo hablando con Jeremías, intentando entender qué pasaba en ese planeta, pero parecía que había hecho algo mal y Jeremías ahora estaba algo arisco con Stigga.

Lo malo habían sido las pesadillas, no porque estuvieran, que ya las había sufrido muy a menudo, sino que tuvieran que ver con algo que ella, en persona, no podía detener de ninguna manera.

Cuando estaban cerca de la nave pareció el momento para planificar el asalto, estableciendo una secuencia de puntos y aclaraciones, en las que MkNeill dijo grandes verdades- en Vervum ibamos en pareja como mínimo -comentó- dos cuchillos en la oscuridad son más efectivos, incluso a veces uno hacía de cebo para que el otro le rajara -mientras hablaba, colgaba el disparador de su arma junto al depósito y sacaba el cuchillo reglamentario Tanith- Tal vez, sería bueno un Tanith y un Volpone por grupo, y otro Tanith con nuestro querido Malakias -que no tenía ni puta idea de donde había salido, salvo que estaba en la nave- y otro que vaya con el oficial del munitorum -eran cuatro Taniths, dos Volpone, Malakias y el gafitas- dos grupos por el flanco derecho y dos por el izquierdo. Uno de cada flanco a la tercera sección y el otro a la segunda, cubriremos dos objetivos de forma rápida, pues es lo que necesitamos. Velocidad y sigilo, obtenermos armas, afianzamos posición y salimos de caza.

Malakias no estaba acostumbrado a pre-combate, sobretodo si no pilotaba un millón de toneladas y tenía a mi disposición armamento para volar una ciudad. El no estar acostumbrado hace que esté más nervioso de lo normal. Tengo algún que otro sudor por la cara y la pistola láser en la mano parece pesada, pero insignificante.

Me concentro en lo importante, recuperar la nave. Mis ojos la recorren, se que está ahí.

- Sargento, tengo todo aquí- me señalo con el dedo la sien, dándome toquecitos- al mapa de la nave me refiero, también tengo otras cosas, pero la palabra TODO sería demasiada pretenciosa.

No estoy preparado ni mucho menos, pero tendrá que empezar para que acabe.

Zora se acerca a Stigga y le dice algo al oído para luego volverse al resto del grupo callada como una tumba,

al acercarme a Stigga la digo al oido:- Stigga, no te olvides de Jeremias y sus hombres, no se vayan a mosquear.

Armand iba a replicar a la pelirroja cuando sopa de miso se acercó a decirle algo al oído, gesto que no gustó nada al sargento y tras el cual frunció el ceño - Supongo que de ser algo vital lo hubieras compartido con el resto... - Mujeres en la Armada, siempre la misma puta canción...

Ni el doctor, ni Malakias, ni el oficial irán por parejas. No son soldados al uso... - miró a Jeremías y sus hombres, confiaba en sus artes silenciosas, quizá no en su superioridad física - Tres grupos, MkNeill, Jeremías y yo. No hay flancos, nos separamos cuando entremos en la nave, los nativos cubrirán nuestra retaguardia una vez dentro - Hizo una pausa para dirigirse a los líderes MkNeill y Jeremías - Malakias y el oficial irán uno con cada uno, son los que mejor conocen la nave. El doctor conmigo, tengo la petaca llena de amasec y se que le gusta... - Posteriormente miró a las dos mujeres - Pelirroja, a ti te van los habanos, también conmigo. Además, necesito un tanith en mi grupo... - esperaba no haber ofendido al doctor, y añadió - ...a parte de usted Doc.

Ilium aguardó con paciencia a que se le dijera qué tenía que hacer mientras acariciaba su rifle de plasma.

Logan asintió ante las palabras de Stigga. Él pensaba lo mismo, siempre era mejor clavar dos cuchillos al hijoputa en cuestión que uno sólo. 

-¿Lleváis todos vuestro microbead?-preguntó, refiriéndose a los Tanith-si es así, Zora, irás con Jeremías y así todos tendremos comunicación. De no ser así... Te vienes conmigo. Y me llevo a... Malakias-dijo, tras un rato de indecisión. 

Hago una sonrisa fingida con respecto al comentario del Sargento, para posteriormente responder a mi compañeros MkNeill: - Si, lo tengo. digo rápidamente, la posibilidad de ir con Jeremias y aprender algo de sus hombres me parecía interesante y mas alejarme del puto estirado del sargento Volpone que cuando mas hablaba mas ganas me daban de darle una ostia. Mas alejarme de Stigga no me gustaba nada, era con la que mejor me compenetrada. A pesar de todo teníamos que estar unidos y no seria yo la que joderia eso.

-Me parece buena idea -dijo a todos los presentes- así estamos más equilibrados -miró al sargento volponita y no pudo evitar sonreír- si sale bien la cosa, quiero uno de esos habanos -dijo refiriéndose a los puros que no se sabía de donde salían pero era la envidia de Stigga- Espero que tengáis un buen cuchillo de combate -dijo refiriéndose a los sangre azul, pues sabía que los cuchillos de Tanith eran buenos.

Armand no esperaba que los tanith aceptaran de buen grado sus órdenes, por lo que se sorprendió cuando sus instrucciones se acataron - Bien, vamos a por ellos.

El sargento sabía que sus armas no eran el sigilo ni la destreza, por lo que mientras desenfundaba el cuchillo y sacaba su pistola láser le dijo a la pelirroja - Tú abres la marcha, tienes comunicación directa con los demás grupos.

Cuando comenzaba a ponerse en marcha Armand cayó en la cuenta de que había descuidado en los últimos dos días su relación con Illium, se encontraba bastante enfrascado en el análisis de la situación como para pensar en otras cosas. Por este motivo le puso una mano en el hombro y le susurró - Nos vemos cuando esto termine. Cuídate hasta entonces. - Y continuó su marcha.

Es un poco pronto para beber -replicó el médico a las palabras de Armand-. Al menos para beber solo. Y dadas las circunstancias lo mejor sería racionar el amasec. Que la primera ración sea ahora.

Miró hacia ningún lado, con aquello niebla lo mismo podía estar mirando a una mierda de vaca que al cañón de un tanque. Pero, por otro lado...ir con el sargento era garantía de seguridad. Ir con el sargento con esta niebla...

Me gusta está niebla. Nos hace invisibles. 

Jeremias asintió, no le gustaba aquel plan, pero las inclemencias meteorológicas no brillaban a su favor, la niebla era densa y no se disiparía hasta bien avanzado el día, y tiempo, era precisamente lo único que no tenían. Jeremias dividió a sus hombres acorde a los grupos que formaron Logan y Armand, y en pocos minutos todo el mundo se separó para cubrir la proa y el consecuencia, el ancho de la nave.

Con rápidez, los grupos fueron tomando posiciones y no tardaron en darse cuenta de que solo había una entrada como había informado Logan, solo había una entrada, y como tal, estaba custodiada por tres guardias que conversaban entre ellos, aunque uno parecía atento a su al rededor, seguramente sería el paranoico del trio, dada la tranquilidad de los otros dos... ahora, los Tanith, Volpone y montaraces debían mover ficha, parecía que no habían sido vistos, pero un paso en falso podría dar la voz de alarma.

Stigga iba con el cuchillo desenvainado, pero cubierto bajo la capa, no quería que un maldito brillo hiciera que la hoja de plata puta brillara. Ese cuchillo estaba bastante nuevo, se había usado poco en realidad pues ella iba con las armas pesadas, ya fueran lanzallamas o lanzamisiles, el caso es que no destacaba en el cuerpo a cuerpo.

Se acercó y pudo ver al trío de vigilantes. Si conseguían matarlos sin que dieran la alarma, podrían asaltar ese sitio con mucha facilidad.

Armand no entendía muy bien el por qué de la plata pura, como la llamaban los Taniths. Corrían más riesgo acercándose a los vigilantes que efectuando tres disparos simultáneos. Los lasers apenas sonaban, muy atento habría que estar para escucharlo. No obstante el sargento no abrió la boca.

Se limitó a imitar a la furcia pelirroja, tenía mucho que aprender en estas artes del sigilo... En realidad no tenía ninguna intención de hacerlo, como tampoco el tratar con taniths, pero la situación no le había dejado opción. Así pues desenvainó el cuchillo y ocultó su brillo entre el antebrazo y el pecho, sujetándolo por el mango con la otra mano, se sentía algo ridículo pero era efectivo.

Realizó un gesto a la tanith, un gesto sencillo que hasta un niño podía entender, un ademán con la cabeza que significaba "tira tu primero..." Y la verdad es que era lógico, a Armand no se le daba nada bien moverse con cuidado, por lo que permaneció atento a la situación, y también muy pero que muy quieto.