Partida Rol por web

Mientras devoras a Thomas Zhi recoge la cuerda que bloqueaba la compuerta del techo, y se cierra.

Mario cambia de opinión, ya no le interesa fabricarse una lanza con cuchillo incorporado. Una vez que ha acabado de comer, prefiere meter el cuchillo que portaba Thomas en la funda que aún lleva el cuerpo del Mario muerto. Se coloca la funda en el cinturón, al lado contrario que la otra funda con el cuchillo que ya llevaba. Se quita la camiseta y se la ata a la cintura. Agarra la lanza y la sujeta en su espalda ayudándose de la camiseta atada a la cintura.

Subes por la escalerilla de la pared, agarrándote con ambas manos y ayudándote con tu pierna izquierda. Cuando llegas al techo te descuelgas sólo con los brazos, y empiezas a avanzar hacia la compuerta, balanceando tu cuerpo en el vacío. Llegas a la compuerta, pero al soltarte de una mano para abrirla, te fallan las fuerzas de la otra y caes al suelo. Caes sobre el cadáver de Thomas y no te haces daño en la alta caída.

Vuelves a intentarlo, y te ocurre lo mismo. Vuelves a perder mano en el último momento. La destreza adquirida en el primer intento no te ha valido de nada. Caes al suelo, golpeándote la espalda contra el mismo cadáver, que te está viniendo de maravilla que esté justo debajo de la compuerta.

Mario, cada vez más nervioso por sus múltiples caídas y porque su capacidad de raciocinio está casi extinguida, logra trepar de nuevo por la escalerilla para intentar llegar a la compuerta superior y alcanzar a Zhi, con quien se está obsesionando.

Comienza a avanzar con sus brazos, moviendo su cuerpo lisiado y sonriendo, mientras babea y se relame pensando en la carne fresca del joven. Destriparle se ha convertido en el eje sobre el que giran sus pensamientos más perversos. No quiere volverse a caer sobre el cadáver despiezado de Thomas, y está odiando cada vez más la repugnante carroña que ha dejado sobre el suelo.

Finalmente, abre alcanza la escotilla y la abre, mientras se asoma y lanza un grito de rabia al ver que por fin puede acceder al lugar por donde se marchó Zhi: ¡SÍ! ¿DÓNDE ESTÁS PEQUEÑO? -acaba preguntando Mario con los ojos inyectados en sangre.

Entras en el cubo superior, el 242, no sin esfuerzo. Las caídas te han enfadado aún más. El cubo está vacío. Zhi ya ha salido. En el suelo hay una caja de cartón rasgada, un par de latas de comida vacías tiradas y la cuerda que ha recogido Zhi.

Mario no encuentra a Zhi, lo que le hace revolucionarse aún más. Recoge la cuerda del suelo y se la ata a la cintura. Tras eso, se dirige rápidamente a abrir la puerta que da al cubo 232 para ver si encuentra al joven.

Abres la compuerta que da al cubo 232. Es blanco, tranquilo. Un fuerte olor a podrido te golpea la cara. Por curiosidad, entras un poco por la escotilla y asomas la cabeza. En el suelo hay un cadáver empezando a descomponerse. era una chica. Ves su pelo rojo sobre su cara blanca, grisácea, acartonada... debió ser guapa. Lo que contemplas te produce náuseas. No hay manchas de sangre. Debió morir de otro modo.

A Mario no le gusta nada esa escena. Ahora es como un depredador sin raciocinio y el olor de la muerte invade esa estancia, la cual decide evitar.

Vuelve al cubo 242 y gira para abrir la compuerta que da al cubo 241 y asomarse por ella.

Hay algo en el cubo 232, además del cadáver, que no te gusta. Notas algo, y vuelves atrás. Ahora abres la compuerta que da al cubo 241. Es blanco y tranquilo, igual que el que acabas de visitar. No hay nadie, pero hay un leve olor a quemado, el techo está ennegrecido.

Demasiado peligroso, una trampa moral segura...

Mario decide no entrar ahí y echarse hacia atrás, como un animal desconfiado. Decide probar suerte con el cubo 243, abriendo la compuerta correspondiente.