Partida Rol por web

Y desde esa escotilla estaría acercándome al cubo qur vi pasar con gente?

Nada más abrir la escotilla aparece en la plataforma en numero 362.Un fuerte olor a quemado me invade tras oler el ambiente. Al asomarme puedo ver un cadáver humano carbonizado. Intimidada me quedo perpleja viendo el cuerpo que aún le sale humo. Por un instante recuerdo a Cassei y a Cliff, entonces suplico en mi interior por que no sea ninguno de ellos. Trato de reconocer en el cadáver algo pero es difícil averiguarlo en su estado. 

Pero repentinamente la puerta se cierra bruscamente dejándome en mi cubo. Me aferro a las escaleras y la habitación empieza a dar sacudidas. Se puede percibir el sonido de una gran maquinaria en movimiento. Las paredes dejan de ser simples paredes y se vuelven transparentes, como si siempre hubieran sido cristales. Entonces me percato de la grandeza del lugar que me provoca un estremecimiento. Debo estar en una esquina pues no se ve nada más allá a través de dos paredes. Pero me olvido de mi situación cuando puedo ver a varias personas en dos o tres cubos más alejados de mí.

-¡Hola!!- grito sin esperanza de que me oigan de tan lejos.

¡Hay más personas! Me digo a mi misma. Nunca debimos separarnos… me arrepiento de haberme alejado tanto. Aferrada a las escaleras, me incorporo de nuevo y presiono la puerta fijándome en el número. Quiero llegar hasta ellos. 

Parece que no hay respuesta a tu llamada "¡Hola!!".

Abres la compuerta, los números son 361 y 351. El 351 es blanco y está vacío.

Empiezas a tener sed. Sigues mojada.

Justo de enfrente tuya te llega débilmente una voz de hombre:

-Alexia! no te muevas que voy a reunirme contigo! - Soy Cliff!-

Miro el número del cubo y me suena extrañamente familiar. Tengo mis dudas de si acceder pues creo que ya he dado con él antes. Pero una vez que escucho la voz de Cliff mis dudas se disipan. Quiero volver a encontrarme con él. No quiero seguir sola en este maldito lugar.

-¿¿Cliff??... -espero respuesta- Cliff...-  accedo al cubo.

Cuando entras al cubo te percatas de que hay unas esferas tiradas en el suelo, de distintos tamaños (desde manzanas hasta balones), todas metálicas y relucientes. La compuerta tras de ti se cierra. Asustada, permaneces inmóvil y atenta a cualquier cambio o movimiento. Nada sucede.

Mientras miras absorta las esferas oyes, proveniente del cubo de enfrente:

-Joder.... Como duele ostías!

Es Cliff. Unos segundos después la compuerta se abre y ves a Cliff, con expresión de dolor en el rostro.