Partida Rol por web

Vera Heant y Won Li llegaron en no demasiado tiempo al bar más cercano que no estuviera demasiado concurrido, lo que los llevó directamente al Madre Patria, el bar que Melissa le había comentado a Vera casi a su llegada. El establecimiento estaba regentado por una pareja de Ariadna, cosacos concretamente. Era curioso como en una estación espacial de alta tecnología podía haber un antro como aquel. Tanto la decoración, como la limpieza, como el ambiente podía recordar a un bar moscovita de finales del siglo XX. Para Vera aquello era como regresar a casa. Y estaba claro que esos tipos de etnia rusa servirían un buen alcohol. Había otros tres clientes más. Dos hablaban animadamente y otro miraba su vaso pensativo en aquel momento.

Cuando llegaron a sus habitaciones encontraron de vuelta sus pertenencias, salvo las armas y alguna otra cosa que aún estaba por analizar. Ambos religiosos llegaron a las Puertas del Edén cuyo nombre podía considerarse casi literal. El ventanal que era la pared del fondo proporcionaba una impresionante vista sobre Paradiso.

El local estaba adornado sobriamente y sin recargar. Era quizá algo elitista y no había demasiada gente. Si Aurelia hubiera sabido con quien se iba a entrevistar quizá hubiera elegido un lugar menos especial. De hecho los sencillos ropajes que llevaban contrastaban un tanto con la ubicación.

No tardaron mucho en encontrar a la periodista. Estaba sentada en una mesa y no parecía haberse percatado de su presencia. Tecleaba sobre la tabla un teclado que sólo ella podía ver a través de sus dispositivos de Realidad Aumentada.

Won ofreció un cigarro de lagarto a su compañera al tiempo que se llevaba uno a los labios. Menudo antro, pero parecía el sitio ideal para hacer negocios. Seguro que esos rusos comprarían un lote de cristalería yuchina "casi" nueva, adornada con motivos de estilo cosaco que Won tenía almacenada en la nave por cuestiones que no vienen al caso. Parecía un sitio donde se rompían muchos vasos.

- ¿Acogedor, eh?

Alonzo enarcó una ceja, retador, en cuanto la distinguida clientela del local se digno a repara en su presencia. Por un instante se preguntó a si mismo si habia sido una buena idea organizar todo aquello.

- No.- Esbozó una sonrisa ladeada mientras se respondía a si mismo.- Decididamente, no.

Dedicó una mirada resignada a su camarada y se acercó a la mesa de la atareada periodista.

- Pax vobiscum, señorita Cardoso.- Se presentó, antes de apartar ligeramente una silla para facilitar a la Reverenda que tomase asiento.- Agente Yañez, del Bureau de seguridad. Le ruego disculpe mi vestuario.- Lanzó una rápida mirada a la agente Agniezska, asombrado por la increibla actividad desplegada por la periodista. Suspiró ligeramente, mientras se acomodaba en su asiento.

- Y le agradecemos que nos dedique un minuto de su atareada agenda... Bien... ¿Le parece que empecemos?- Acompañé la pregunta con un movimiento de acercamiento y apoyé los codos sobre la mesa.- Tengo entendido que fue usted de las primeras personas en cubrir la llegada de la delegación Tohaa. Me... Disculpeme... Nos gustaría escuchar sus impresiones sobre el acontecimientoo, las reacciones de su alrededor, comportamientos sospechosos o cualquier cosa que llamase su atención, si es tan amable

Sólo entrar y percibir por sus fosas nasales el olor del local pareció obrar un perceptible cambio en la muchacha. Estaba más animada y en su elemento, caminando con decisión hacia la barra. Aceptó el regalo de su nuevo compañero con unos dedos acabados en lo que parecían uñas negras, y con una sonrisa que dejaba entrever sus colmillos. Su expresión ansiosa por encenderlo recordaba a la de una bestia ansiosa. Sacó un zipo de un bolsillo (una anticualla que había ganado en una apuesta ¿O era una pelea? Bah, qué más da. No lo recordaba bien) y lo usó mientras aspiraba una bocanada de humo que exhaló produciendo una pequeña nube de humo. El taladro en las sienes parecía haber disminuido en intensidad y la tensión que tenía en el cuerpo se iba evaporando como los jirones de humo. Pareció relajarse un tanto y volverse más humana.

-Ahhhh. Sí, un buen comienzo. Gracias por el piti, no están mal. -recogió un cenizero para depositar las cenizas.

- ¿Acogedor, eh?

-La estación es una mierda, pero este sitio me da buenas vibraciones.

Se incorporó sobre la barra mientras llamaba la atención de uno de los cosacos. Al echarse sobre ella e inclinarse, dejó al descubierto su esbelto trasero, sin percatarse de ello.

-Пару стаканов водки! (un par de chupitos de vodka!)

Se volvió a sentar y usó su comlog para hacer la microtransacción al bar. Cuando les sirvieron, se volvió hacia el oriental:

-A esta invito yo. -hizo ademán de brindar antes de beber de un trago y golpear el vaso para pedir otro. Estaba mucho más tranquila ahora. -Ah, soy Vera Heant. ¿Tu nombre? - dijo mientras daba otra calada al cigarro.

Las puertas del Edén. Ja. Las puertas del infierno de la opulencia y la arrogancia, eso era aquél lugar. Agnieska incluso podía notar el aire cargado de impureza, era un lugar controlado por el Demonio. ¿Pero qué otra cosa podía esperar la reverenda en un lugar cómo aquél?

La vergüenza que parecía sentir el caballero por la situación le pasó completamente desapercibida a Agnieska. Ella no veía la utilidad de tanto lujo, esas personas era superficiales y si conociesen la grandeza de Dios dejarían de vestir y actuar cómo lo hacía. A Agnieska le habrían producido lástima si supiese lo que eso significaba. Es por eso que no se molestó en formar ningun tipo de diculpa cómo hizo su compañero, y en su lugar simplemente etiró la mano para estrechar la de la periodista.

- Agnieska Aleksandra. - dijo para presentarse. Ella no mentía (era pecado) pero a veces no era bueno presentarse como Reverenda Bartosiewicz.  la reverenda se sentó al lado de su compañero mirando atentamente a la mujer y al equipo de realidad aumentada que llevaba encima. La reerenda se preguntaba cómo de sofisticada sería la seguridad de sus dispositivos en el caso de querer hackearla, y qué clase de información podía sacar de allí. Tal vez podría hacerlo mientras su compañero intentaba sacar algo de información mediante preguntas y respuestas. Sin duda esa mujer tendría toda clase de información útil, para su trabajo asignado así cómo para su señora de la Misericordia. Y cualquier cosa hecha en el nombre de la madre de Dios es justa.

Agnieska levantó su vista de los dispositivos de la mujer para mirarle a los ojos con su intensidad usual, cómo si en lugar de mirarle a los ojos estuviese viendo su cerebro. El caballero había ido directo al grano, cosa que alegraba a Agnieska.

La periodista se sorprendió un tanto cuando los dos religiosos se presentaron. Estaba muy concentrada en lo que estaba haciendo y se esperaba otra clase de personas lo que la dejó un poco aturdida. Eso sí, se recompuso rápidamente. Su trabajo eran aquel tipo de encuentros.

-Encantada, Agente Yañez, Agnieska Alksandra. Soy Aurelia Cardoso y no es ninguna molestia el dedicarles algo de tiempo, más bien al contrario.- Dijo, hablando rápido y animadamente.-Sí, Eye on the Sky fue el primer programa de Maya en informar sobre la llegada de la nave de los Tohaa.- Dijo, con un cierto tono de orgullo. Las decisiones del Oberhaus de O-12 con respecto al envió de las sondas a territorio desconocido no había sido de dominio público, pero los rumores estaban ahí. El olfato periodístico de Cardoso la había llevado a la Estrella Vespertina en el momento propicio.-Las primeras reacciones en Maya fueron de pánico. La nave prácticamente apareció de la nada. Primero se pensó en un ataque del Ejercito Combinado. Después se pensó en un tratado de rendición. Que la humanidad perdía la guerra. Pero eso fue la rumorología de la red. Aquí las cosas no fueron tan alarmantes. Eso sí, se llevó todo con un inmenso secretismo. Nadie soltaba prenda hasta prácticamente el evento de hoy. Eso ha dificultado mi trabajo pero...¡que emoción! ¡Que acontecimiento!- Aurelia parecía emocionada, y estaba claro que además de periodista era presentadora. Parecía transmitir sus sentimientos a través de su manera de hablar.- Y ahora díganme ustedes ¿Por qué han organizado este encuentro?

El sacerdote sonrió cálidamente a la señorita Cardoso. La periodista le caía cada vez mejor y se encontró asintiendo cuando esta mencionó el asunto del secretismo y la confidencialidad de las tentativas para explorar los sectores desconocidos de la Esfera Humana.

"Inteligente, sin duda. Y con olfato... Con suerte, esta entrevista servirá para aclararnos un poco que amenaza este encuentro..."

- Comprendo, comprendo...- Alonzo adoptó un aire circunspecto, como si estuviese trasteando con una bomba casera.- Es sobre esos momentos iniciales aquí sobre los que quie... queremos hablar, señorita Cardoso.- De nuevo, el sacerdote remoloneó, cruzando los dedos sobre la mesa y estudiando las facciones de la periodista.- Si alguien se mostró excesivamente vehemente en sus reacciones contra nuestros invitados... Si hay quien halla hecho declaraciones... desafortunadas... subidas de tono... etcetera...

"Bueno... supongo que no ha ido tan mal... En fin... "

- No le cuento nada nuevo cuando le digo que todas las fuerzas de la Esfera Humana estan muy interesadas en que este acontecimiento acabe bien. Y para eso estamos aquí, señorita Cardoso.

A la Reverenda no le gustaba la mujer. Demasiado pasional, lo que quería decir que sería también volátil. Hablaba demasiado, aunque teniendo en cuenta su trabajo era comprensible (aunque seguía siendo irritante).

Escuchó con atención cómo los tohaa habían aparecido de la nada. Parecía algo extraño para un grupo de diplomáticos hacer las cosas de una manera tan aparentemente impulsiva, sobretodo con la de inútil burocracia necesaria en situaciones así. Si a la reverenda no le gustaban esos siervos del demonio antes, ahora mucho menos. Su fe le decía que había algo fuera de lugar, y que no tardarían en darse de bruces con ello.

Pese a que a Agnieska no era una persona especialmente habladora, fue a contestar a la periodista ante sus pregunta. Iba a decirle algo cómo que para realizar el trabajo esperado con efectividad, toda información era valiosa y ella tenía más información que nadie. Tal vez utilizando algunos cumplidos a pesar de ser terrible con ellos. Parafrasear al coronel diciendo que estaban ahí para la asegurar la seguridad de los Tohaa y el resto de personas (seres inmundos) del lugar. Pero el caballero habló antes mientras Agnieska ponía sus palabras en orden, comprensible estando más acostumbrado a cosas así, aunque tampoco iban a darle un premio por su elocuencia.

- ¿Están sus sistemas bien protegidos? usted sipone de mucha información y no querríamos que nadie la robase y nos pusiese en peligro. - preguntó Agnieska tras darle tiempo a la mujer de responder al Caballero, aunque lo que de verdad se preguntaba sobre los sistemas de Aurelia Cardoso era cuùando tardaría ela en hackearlos sin que la mujer se diese cuenta. Si Agnieska tenía algún tipo de hobbie y obsesión que no fuese religiosa, era testar hasta qué punto podía utilizar las habilidades que Dios le había dado para conseguir lo que Nuestra Señora de la Misericordia deseaba.

El camarero respondió amistosamente a Vera. Que le hablara en ruso le había puesto de buen humor. Por aquel sitio pasaba gente de toda la Esfera...pero el espíritu ariadno era distinto, sin duda. 

Los gestos de la mestiza habían llamado la atención de los dos clientes que hablaban entre ellos, que la miraron con una mezcla de curiosidad y cierta lascivia. Pero el que estaba mirando el vaso seguía en ello. Won Li no se dio cuenta pero Vera si, seguramente porque se fijaría en aquel hombre inconscientemente durante el Tratado de Contacto. Aquel hombre era el embajador de Ariadna, Aaron Strong. 

Aurelia miró al Padre-Caballero con una expresión ligeramente divertida. Estaba claro que aquel hombre no estaba tan versado como ella en encuentros como aquel. Y detalles como el de la espada ya le daban jugosa información a la periodista. Y el hecho de que le hiciera esas preguntas...era obvio que aquellos dos no eran funcionarios de rango alto o no tendrían necesidad de ella para conocer esos datos. El problema es que ella tampoco podría sacar mucha información de ellos, según parecía.

-Si le digo la verdad, agente Yañez, no ocurrió nada reseñable. Todos los elementos sospechosos fueron detenidos en los controles iniciales si bien es cierto que la estación ha sido cada vez más un hervidero de gente.- Dijo Cardoso.- Claro que ha habido incidentes, pero de esos que hacen mucho ruido y tienen morbo pero que no llevan a nada. Gente con armas detectados desde el minuto 0. Camisetas y pancartas xenofobas. Cosas así. Y no me malinterprete, eso es lo que sube mi audencia. Pero yo soy una periodista de verdad. El interés ha estado en saber en que consistiría el pacto entre los Tohaa y los humanos. ¡Esto deja a cualquier encuentro bilateral de la historia de la humanidad a la altura del betún!

La mujer si que llamó la atención de Cardoso. Era bastante más misteriosa y aquella pregunta, aunque demostrara su bajo rango, no era ninguna tontería.-Ya me gustaría a mí ser la fuente de información de la que habla.- Dijo jocosa.- Para poder estar aquí como periodista mi comlog está constantemente supervisado por Melissa. Cualquier intento de entrada se encontraría con ella. Desgraciadamente también controla mi flujo de información pero que se le va a hacer. Debo añadir que su espada llama mucho la atención, agente Yañez. Creo que sería más apropiado llamarle Padre Yañez ¿Me equivocó? ¿Y que trae a un Padre-Caballero hasta la Estrella Vespertina?

- Won- responde el yuchino,- Won Li- añade, mientras encendía su cigarro con un pequeño soldador de plasma. Aceptó el trago con gesto sombrío, a pesar de que los cosacos solo bebían una especie de keroseno mal refinado. 

- Aaah- exclamó, golpeando con el vaso en la barra.- Malditos cosacos, esta mierda tumbaría un caballo- se quejó.

- Un té, frio, con limón, por favor, Melissa.- El padre decidió tomar un refrigerio rápido, ganando unos preciosos segundos para reordenar sus pensamientos y alejar la imagen de cierta persona de piel ligeramente bronceada y ojos vivos que ya les había dicho que era una mala idea.

"Agente Alizadeh... Tenias razón... A ver como salimos de aquí..."

Aún asi, esbozó una suave sonrisa y con un asentimiento aceptó las acertadas deducciones de la periodista.

- Bastará con Yañez, señorita Cardoso. Ahora mismo no estoy de servicio y esto...- Dió un par de toques con la punta de los dedos al lateral de la vaina.-...Esto es un icono religioso debidamente autorizado. Puede comprobarlo si lo desea.

"¿Así que su ComLog esta controlado por Melissa? Muy interesante. Seguro que la reverenda ha llegado a la misma conclusión que yo... Estupendo."

- Y, con respecto a que trae a un Padre-Caballero hasta esta estación...- Alonzo aprovechó un instante para lanzar una mirada a lo alto y suspirar.- Ordenes. No se le escapará, señorita Cardoso, que la Esfera Humana esta ante un momento historico y que ninguna de las naciones que la componen escatimará esfuerzos en asegurar que esta reunión llegue a buen puerto.

Giró la cabeza ligeramente para estudiar el adusto rostro de mi colega.

- Con la ayuda de Dios, por supuesto.- Con un leve asentimiento para sí mismo, devolvió su atención hacia la periodista.- Siempre y cuando podamos encontrar información útil y fiable, señorita Cardoso.
 

Mientras el camarero les servía un segundo chupito, observó por el rabillo del ojo al resto de la clientela. Los dos tipos aquellos parecían normales, pero el tercero, el taciturno, le sonaba de algo. Cuando estaba bebiendo el vodka abrió de repente mucho los ojos... ¡Mierda! Se le atragantó el alcohol y comenzó a toser.

-(Tos), (tos)... estoy... (tos)... estoy bien -dijo medio ahogada y levantando la mano al tiempo que se daba golpes en el pecho para que se le aclarase la garganta.

Se giró hacia Won en un intento de darle la espalda al embajador ariadno mientras se tapaba la boca. Espero que no me haya visto.

-Ey, Won, ¿buscamos unos billares? -dijo un poco nerviosa mientras le hacía señas en silencio.

Así que Melissa... 

La Reverenda miró a su Mel-Bot, no demasiado lejos y obediente. Interesante.

La periodista trató de dar la vuelta a la conversación interesándose en el Padre Caballero. El Padre Yañez espondía a las preguntas con educación, sin decir mucho, pero diciendo de todos modos demasiado. La idea era que nosotros haríamos las preguntas, no ella. Y Agnieska sabía que la periodista no era idiota. Estaban dando vueltas, perdiendo el tiempo. 

- Señorita Cardoso. Estoy segura que tiene muchas fuentes fiables de información. Podríamos colaborar, si usted lo desea. Usted nos ayuda a completar las líneas que nos faltan, y nosotros le ayudaremos a saciar su sed periodística. - la reverenda propuso eso de manera sincera, pues ella no mentía. Lo que no decía es que la avaricia era un pecado enorme y la señorita Cardoso era demasiado avariciosa. Agnieska le enseñaría la virtud de la humildad. Quisiese o no. - ¿Podemos contar con su colaboración?

Un camarero perfectamente arreglado no tardó en llegar y traerle a Alonzo la bebida que había pedido.

-Voy a hablarle con franqueza, agente Yañez. Para lo que no escatimarán esfuerzos las naciones humanas es para sacar el mayor beneficio posible de los Tohaa al menor coste. Demos gracias a Dios a que parece que han entendido que la mejor opción para todos es que este evento salga bien.- Aunque seguía hablando rápidamente, su tono se había enfriado un tanto.-Mucho tiempo cubriendo las noticias sobre Paradiso me han hecho un poco escéptica frente al comportamiento de nuestros queridos gobiernos. De todas formas no estamos aquí para discutir esa clase de cosas.

Agnieska, aunque con el mismo objetivo que parecía tener Yañez, había sido mucho más directa. Aurelia no conseguía ubicarla. Sus hábitos parecían también religiosos, pero no parecía que fuera con el Padre y su comportamiento era bien distinto. Además tenía un acento típico de los que se han criado en naves...acento bakunita tal vez. Desde luego había despertado la curiosidad de la periodista. Se permitió una breve risa.- Es usted muy directa, Agnieska Aleksandra. Que pena, así se pierde parte del "coqueteo" de la negociación. Pues me parece bien. Información a cambio de información. Tendrán ustedes mi atención.- Se levantó tendiéndoles la mano.- ¿Tenemos un trato entonces?