Partida Rol por web

La Reverenda no varió su expresión, pero el pobre diablo al que le había tocado negarle sus deseos pudo ver en sus ojos una oscuridad tan profunda que supo que las palabras de la Reverenda llevaban más verdad de lo que podía creer. La reverenda giró la figura que tenía en la mano para que mirase directamente al hombre.

- Reza. - dijo antes de darse la vuelta, dejando que el robot la siguiese con sus cortas piernecitas.

Fue entonces cuándo se dio cuenta de la presencia del hombre trajeado y el resto del variopinto grupo. Escuchó las palabras del hombre, pero no le gustó lo que oía. No sólo no venía el coronel - una absoluta falta de respeto - sino que al parecer habían invitado toda clase de chusma. La bestia no conocía la fe, el caballero la interpretada de forma errónea y los otros dos... daba igual, eran herejes también.

"Los caminos de Dios son inescrutables...".

Tras pasar sin percances los controles, Zahra se limito a esperar hasta que apareciera su nuevo superior o alguien relacionado, ya que sus ordenes eran reunirse con el en aquella bahia. Le sorprendio no encontrar a nadie ya esperando, era raro por parte de la gente de O-12 ser tan informal. Claro que con el follon que habia montado era comprensible un poco de desorganizacion. Al menos la espera se hizo amena viendo los jaleos que se montaban en los pasos de seguridad, como el que una reverenda nomada estaba liando no muy lejos. 

Finalmente aparecio un tipo trajeado, con noticias del Coronel Yorgos y a donde tenian que ir, y lo mas importante, lo que parecia ser su nuevo equipo. Decir que eran variopintos era quedarse corto

 Gracias, ire inmediatamente. Sera un honor estar en un evento tan importante- Respondio primero al agente. Luego se giro a sus nuevos compañeros de trabajo, y saluda con una leve inclinacion.- Assalam aleikum, amigos, permitan que me presente. Soy la agente Zahra Alizadeh, inteligencia haqqislamita. Confio y espero que nuestra relacion laboral sea una muy fructifera. 

El interior de la Estrella Vespertina es como una cascada de burbujas, siendo cada burbuja un compartimiento inteligentemente disimulado que se puede sellar a sí mismo en el caso de despresurización de emergencia.

La Esfera Arco de Plata se encuentra en uno de los centros logísticos alrededor de los que se organiza la estación. El centro en sí es una amplia zona, de varios pisos, con balcones superpuestos sobre una zona común con restaurantes, bares y pequeñas tiendas (Es una pesadilla de seguridad, por si alguien se lo pregunta.). Enormes puertas circulares conducen desde la zona común a la Esfera Arco de Plata.

El padre Alonzo se acercó al punto de origen de los disturbios con paso tranquilo, mientras estudiaba al grupo de personas que habían pasado los controles de seguridad con ciertas dificultades...

"La mujer grandota tienen los rasgos caracteristicos de mestizos ariadnos, aunque resulta dificil saber si es cosaca, merovingia o usariadna... La mujer morena tiene los rasgos clasicos de las bellezas de Bourak, mientras que la Reverenda... Bueno, es una reverenda Nomada... Al que no consigo clasificar es al ciudadano oriental... ¿Ciudadano de PanOceanía? ¿De Yu Jing? ¿Nomada tal vez? Con los ciudadanos del Estado-Imperio nunca se sabe"

En ese momento, un agente vestido impecablemente de traje negro, reclamó su atención, identificandose como miembro del Bureau Aegis y dandoles la bienvenida. Casi en ese momento, las credenciales de autorización se descargarón en su Com-Log, para disfrute de Melissa, que sonrió agradablemente. El agente tambien le informó de donde se celebraría la firma del tratado y la reunión con el Trinomio Tohaa. Dicho lo cual, dejó que se presentaran.

Vestido con su servoarmadura de combate, el hábito de la orden de Santiago y su espada afianzada en mitad de la espalda, el caballero esperaba que se le mostrara la debida deferencia y puediera presentarse en primer lugar... Sin embargo, la mujer haqqislamita se adelantó a Alonzo y se presentó educadamente, a la manera tradicional de su pueblo, como la agente del servicio de inteligencia Zahra Alizadeh.

- Wa aláikum as-salam, Zarah Alizadeh.- Alonzo respondió pronuniciando cuidadosamente las palabras de respuesta tradicionales, una de las pocas frases en arabe que conocía sin necesidad de recurrir a su ComLog o a Melissa.- Pax vobiscum...- Añadió, aunque por respeto, omitió el gesto de la cruz.- Mi nombre Alonzo Yañez de Mendoza, Padre-Caballero de la orden de Santiago.- El sacerdote inclinó la cabeza a modo de saludo, dedicandoles una agradable sonrisa.- Asi lo espero yo tambien, agente Alizadeh.

Alonzo dió un paso atras y amplió el circulo, para incluir a los recien llegados.

Ignoró el tono amonestatorio de la IA, que parecía cada vez más irritante, como si tuviese derecho a decirle lo que debía hacer o no. Sin embargo, llevaba razón, pese a que no le gustaba. La información que le dio el tipo de negro al menos indicaba un curso de acción claro.

Observó cómo aquella mujer de rasgos orientales se presentaba y también lo hacía aquel hombre embutido en un servotraje. Vera asistió con cara de aburrida y brazos cruzados. Se giró hacia el agente:

-¿Significa eso que tenemos autorización para llevar nuestras armas o no? No creo que asistir desarmados ayude mucho a la seguridad.

El agente se había quedado con ello más por cortesía mientras se presentaban que porque pretendiera ayudarles en algo más. Al fin y al cabo, poco más podía hacer sin la autorización del Coronel Yorgos.

- La seguridad para ese evento ya está debidamente coordinada. Como ya les he comentado, la está dirigiendo el Coronel Yorgos en persona. Ahora, si no tienen ninguna pregunta, he de seguir con mi trabajo.- Dijo, dejando unos segundos por si alguien añadía algo, antes de irse.

Alonzo contempló a la mujer de arriba abajo, un tanto molesto por sus bruscos modales. En su fuero interno compartía el desagrado por haber sido privado de su excelente fusil combi reglamentario, pero no iba a ser él el que iba a dar la razón a la mujer.

- Disculpe, señorita.- El caballero tosió educadamente para llamar la atención de la irascible mujer.- Es de suponer que usted tambien forma parte de esta fuerza multinacional de seguridad, ¿correcto?- Alonzo enarcó una ceja, retador.- Es de suponer que nuestro equipo quedará retenido por el personal de Seguridad hasta que el Comandante Yorgos nos explique con detenimiento nuestras funciones... -Tendió la mano hacia la mujer.- Le recomiendo paciencia, señorita... Dispenseme, creo que con tanto jaleo no he escuchado su nombre.

- ¿Entonces que cojones hacemos aquí?- preguntó Won, molesto. Su mono grasiento muestra insigneas de haber sido un mono de mantenimiento amarillo de yu jing hace mucho tiempo. Sacó un cigarrillo con gesto irritado y se lo llevó a los labios, encendiéndolo con un obsoleto encendedor de plasma.- Porque si lo único que hay que hacer es posar para la foto, podríais avisar.

Es de suponer que nos proporcionaran algun arma mas adecuada para este entorno.- Comenta Zahra omitiendo el hecho de que excepto el Caballero panoceanico, nadie mas habia tenido la educacion de presentarse.-Seria poco prudente permitir armas de gran potencia que, por un disparo perdido, pudieran provocar una brecha en las partes mas fragiles de la estacion. Cualquiera con un poco de cultura sabe lo peligroso que es una descompresion explosiva.

"Y la nomada todavia no ha abierto la boca, que el profeta nos guarde..." penso la joven arabe con un suspiro resignado, mientras consultaba el mapa en su comlog.- No quisiera ser impertinente, pero nos esperan. Creo que podemos hacer las presentacions mientras caminamos.

Volvió la cara hacia el extraño panoceánico con armadura. No le gustó una pizca. Algo en él la irritaba. Mantuvo los brazos cruzados, sin hacer ademán de estrecharle la mano.

-En ningún momento lo dije. El nombre es Heant. Dejemos las cosas claras: estamos aquí para hacer un trabajo, no para hacer amigos.

- ¿Entonces que cojones hacemos aquí?- preguntó Won, molesto. Su mono grasiento muestra insigneas de haber sido un mono de mantenimiento amarillo de yu jing hace mucho tiempo. Sacó un cigarrillo con gesto irritado y se lo llevó a los labios, encendiéndolo con un obsoleto encendedor de plasma.- Porque si lo único que hay que hacer es posar para la foto, podríais avisar.

Se volvió hacia el oriental asintiendo (aquel tipo le caía bien) y miró al agente:

-Estoy de acuerdo, esto es una pérdida de tiempo.

Es de suponer que nos proporcionaran algun arma mas adecuada para este entorno.- Comenta Zahra omitiendo el hecho de que excepto el Caballero panoceanico, nadie mas habia tenido la educacion de presentarse.-Seria poco prudente permitir armas de gran potencia que, por un disparo perdido, pudieran provocar una brecha en las partes mas fragiles de la estacion. Cualquiera con un poco de cultura sabe lo peligroso que es una descompresion explosiva.

"Y la nomada todavia no ha abierto la boca, que el profeta nos guarde..." penso la joven arabe con un suspiro resignado, mientras consultaba el mapa en su comlog.- No quisiera ser impertinente, pero nos esperan. Creo que podemos hacer las presentacions mientras caminamos.

Cierto, podemos irnos de aquí pensó la mestiza. Vera guardó las manos en los bolsillos de la chaqueta y se dirigió hacia el sitio de la reunión, sin importarle mucho si alguien más iba también.

La reverenda Moira observaba a los que, al parecer, iban a ser sus nuevos compañeros. Al menos no aparecía nadie más, no creía que pudiese aguantar aún más herejes en un mismo grupo de trabajo. La reverenda estaba acostumbrada a trabajar con otros siervos de la verdadera fe, o en absoluta soledad -excepto por Dios y la Virgen, ellos estaban siempre con ella-. Eso iba a ser todo un reto, una prueba de fe. Sí, los caminos de Dios eran inescrutables, pero ella no era ninguna novicia que sucumbiese ante la adversidad. Ella demostraría que era digna de considerarse la mano de Dios y el cuchillo de la Virgen. Tal vez incluso alguno llegase a ver la luz al ver la determinación de Agnieska.

Observó en silencio, con una expresión pétrea, el vaivén de palabras cómo si no fuese con ella. De hecho, la reverenda Bartosiewicz creía que no iban con ella. Ninguno de los comentarios parecía clasificarse en sus tres razones por las que debería abrir la boca y utilizar su voz. Compartía el disgusto de la bestia y el sucio... ¿mecánico? Por haber tenido que dejar atrás sus pocas pertenencias, pero sabía que no le iba a servir de nada quejarse. Además, quejarse es signo de debilidad, pues uno tiene que superar los obstáculos que Dios pone en su camino ya que cada piedra con la que tropieces forma parte de su plan. Dios tiene un plan para todos y mantenerte en el camino correcto está premiado con su gloria. Por otra parte, no le había pasado desapercibido que el caballero seguía llevando su espada. Luego se encargaría de que el pequeño bot descubriese cómo la había pasado e hiciese lo mismo por sus pertenencias. Ayudándola en su misión sagrada el bot podría redimirse y suplicar misericordia por ser hijo del demonio, aunque obviamente los robots no tienen alma que salvar para ir al paraíso. Aún así sería mucho más agradable tener a alguien cerca que no fuese una total y absoluta blasfemia.

Viendo que la charlatanería llegaba a su fin y que, lamentablemente, todos tenían que dirigirse al mismo sitio en esos instantes - por no hablar de colaborar  -, la reverenda decidió que era momento de decir su nombre. 

- Reverenda Agnieska Bartosiewicz. No me llamen Agnieska. - dijo con un tono extraño, un tono que no mostraba sentimientos mundanos como alegría, tristeza o nerviosismo. No, cada palabra de la reverenda estaba calculada e incluso el decir su nombre estaba cargado de fervencia religiosa aunque pareciese imposible.  La reverenda entendió entonces que parte de la primera piedra de su camino ese día era que todo el grupo llegase a tiempo a ver al coronel. Si llegaba ella sola, debería esperar. - Si el coronel nos espera y el acto está a punto de empezar - dijo citando de forma libre al agente - debemos encaminarnos ya al lugar del evento. - finalizó la reverenda. Cualquiera con cierta habilidad gramatical leería entrelineas que no era una sugerencia.

El agente iba a responder a Won Li pero Zahra se adelantó con la razón correcta de porque se hacían las cosas así, además de para tener el flujo de armas vigilado. Se despidió de ellos para volver a su trabajo.

El heterogéneo grupo no tardó mucho en llegar a su destino ya fuera porque no les quedaba más remedio o porque realmente creían en su misión en aquel lugar.

La Esfera Arco de Plata resultó ser una enorme cúpula partida en dos por una serie de hermosos arcos asimétricos de color plateado. En el punto más alejado de la entrada una tarima ovalada se alzaba frente una gran ventana de tres pisos de alto que proporcionaba una impresionante vista de Paradiso y de uno de sus soles gemelos. Cientos de personas llenaban la sala buscando sus asientos. No todo el mundo sabe que es lo que se va a anunciar, pero para todos está claro que tendrá que ver con los Tohaa.

Nada más pasar por la puerta, los comlogs, cada uno a su manera, muestran el asiento asignado de cada persona. En el caso de la Reverenda, el pequeño robot se adelantó, miro para ambos lados unos instantes, se dirigió hacia el asiento (todos los del grupo se encontraban al final de la sala) subiéndose encima con cierta torpeza y lo señaló con el dedo mientras hacía gestos. No resultaba muy discreto.

"Menudo comienzo" penso Zahra mientras iban al punto de reunion con el Coronel, el primer contacto entre los integrantes del equipo habia sido, como minimo, tenso. Pero era de esperar con un grupo tan heterogeneo y variopinto. Iba a ser un trabajo complicado, sin duda.

La joven observo con interes la gran congregacion de gente y la tarima, en parte por curiosidad de que iba a suceder, pero tambien para analizar la zona en busca de puntos debiles en la seguridad de aquel sitio, aquello era un caotico paraiso para un asesino. Lo sabia bien.

Y bien, que opinan de nuestros nuestros nuevos invitados, los tohaa?- pregunto Zahra a los demas, en un  intento de aliviar tensiones con una conversacion casual. - Los encuentro fascinantes, y bastante exoticos, tengo ganas de poder hablar con uno.- La arabe tambien reparo en el pequeño robot que acompañaba a Agnieska. Dandole un toque amistoso en la cabeza, le pregunto a reverenda.- es un ingenio bastante gracioso, es suyo?

 La reveranda avanzó abriendo la marcha, no cómo un guía, sino simplemente porque no tenía paciencia para demasiadas cosas. Cuando llegaron al evento analizó el lugar y la gente de manera distraída, pues su atención estaba guardada para algo más importante. Cuando el pequeño bot le señaló su sitio la reverenda se sintió insultada. Al final de la sala. Era una invitada de honor, era la mano que ejercía la justicia de Dios... Pero su asiento estaba al fondo de la sala. ¿Cuántas veces pretendían ofender a la reverenda? Sin duda era un test, un test para ver si aguantaba y así demostraba que era merecedora del honor que le habían otorgado. 

Observó al robot al cual apartó sin demasiados miramientos para sentarse, señalando después el suelo a sus pies para ordenar a bot que se quedase ahí quietecito. Miró a la hereje que acarició el robot como si de una mascota se tratase. Para la reverenda esa actitud era absultamente ridícula, pues era como acariciar el monitos de un ordenados, la pantalla de su com log o un robot de una cadena de montaje de una fábrica. Agnieska dedujo que la mujer tal vez era retrasada.

- No es mío, pero me sirve mientras esté aquí. - le dijo con convicción pues cuando lo había "confiscado" ni siquiera se había planteado la posibilidad de que Melissa se negase a cumplir sus órdenes.

El reverendo asintió con sequedad y recogió la mano que habia ofrecido a los recién llegados. Esbozo una sonrisa de conformidad con las palabras de la agente de inteligencia Alizadeh, que estaban cargadas de sentido común y de animo constructivo.

"Quizas no sea tan malo trabajar en equipo con ella..."

La llegada de la reverenda al corrillo coincidió con las palabras de despedida del trajeado agente del Bureau y con la sensación de urgencia por asistir al evento. Sin embargo, nada impedria al caballero ser descortes.

- Un placer, Reverenda Bartoziewik*.- Alonzo dirigió una mirada extrañada al pequeño bot de mantenimiento y al holograma de Melissa desplegado al lado de la Nomada.- Alonzo Yañez, Padre-Caballero de la Orden de Santiago... Y esta es...- El panoceano hizo un gesto en dirección a la ciudadana de Haqqislam.- La agente Alizedah, de la inteligencia Haqqislamita.- La sonrisa del caballero se hizo un poco más calida.- Si no me equivoco, claro.

La sonrisa se desvaneció mientras echó a andar en pos de su compañera.

- La dama y el caballero no han tenido a bien presentarse, todavía.- El tono condescendiente del sacerdote no podía ocultar cierto disgusto por la falta de etiqueta de los desconocidos.- En fin...

La pregunta de Zahra le pilló por sorpresa y guardó silencio mientras se pensaba la respuesta. Aún asi, los ojos del Padre-Caballero, entrenados para notar las indicaciones más importantes en el caos del campo de batalla analizaban la disposición del lugar, mientras los implantes retinales superponian los diagramas de la instalación facilitados por Melissa.

- Melissa, por favor, abre un archivo multimedia bajo el epigrafe "Primer Contacto".- Alonzo hablaba en voz baja, casi para el cuello de su camisa, pero no lo suficiente como para no ser escuchado por sus compañeros, aun en aquel gallinero.- Codificación habitual para informes de misión, por favor.- La mano izquierda del caballero se abrió espasmodicamente, accediendo a algún tipo de tecnología virtual. Sus dedos flotarón en el aire desinfectado de la estación, "tecleando" indicaciones de tal modo que parecia un melomano siguiendo las notas de su pieza favorita.

- Antes de responder, me gustaria solicitar su permiso para establecer un canal de comunicaciones con sus respectivos ComLog.- Alonzo se expresó de manera indirecta, fria y profesional. El tiempo para hacer amigos ya habia pasado. Ahora eran compañeros y miembros de una misma unidad.- Si vamos a trabajar conjuntamente, es importante que estemos debidamente comunicados. Melissa, ¿puedes ocuparte de garantizar un canal, por favor?

A pesar de todo, el caballero panoceano seguia tratando con cariño y respeto al avatar de la pseudo-IA de la estación.

- Y, con respecto a su pregunta, agente Alizadeh... No tengo una opinión, más allá de los escasos informes que tenemos de ellos.- Anticipandose a las caras largas de sus compañeros, añadió.- No me malinterpreten. Un aliado contra el Ejercito Combinado es muy importante pero, si haber establecido un contacto previo con ellos, no querria hacer suposiciones apresuradas sobre ellos.

Alonzo ordenó a su ComLog la apertura del sistema de escritura en realidad aumentada y procedió a teclear una serie de comandos y peticiones a Melissa, dentro de la minima discrección.

<<Melissa. Apertura de carpetas individuales bajo los epigrafes Haqq-barra-Alizadeh, Nom-barra-Bartosiewcz, Doe-barra-Mujer y Doe-barra-Hombre. Comprobación de antecedentes de los sujetos e inclusión de archivos holograficos de los mismo. Solicitud de registros antropomorfos compulsados con el sistema de la Instalación. Apertura de archivo audiovisual, marca doble cero desde ya.>>

Bien pensado Padre, la comunicacion es importante.- Respondio Zahra mientras habilitaba su comlog para aceptar el canal que compartiesen... y revisar la seguridad de su dispositivo, toda precaucion era poca. Especialmente con una Moira cerca.- Por cierto, pueden llamarme Zahra, no hay necesidad de ser tan formal

El caballero enarcó una ceja, sorprendido por la petición de la agente haqqislamita. Y, para su sorpresa, un ligerismo rubor tiño sus mejillas, haciendole desear tener el casco a mano.

"Regla número uno... No confraternizar con el enemigo."

Las normas no eran excesivamente restricitvas en ese aspecto, pero Alonzo comprendía las implicaciones de tontear con una bella señorita, que además trabajaba para el gobierno de Haqqislam, para su misión. A veces, y solo a veces, destestaba su impulsiva forma de ser.

"Tampoco es para tanto, idiota... Solo pretende ser cortes..."

- Solo si me llamas Alonzo, Zahra...- Sonrió más abiertamente, asintiendo con la cabeza y confirmando el nuevo estado de las cosas.- Bien.

Se giró hacia sus compañeros, escrutador.

- Bien... Si hemos decidido prescindir de las formalidades, creo que seria interesante saber que opinamos de todo este asunto... Tohaa incluidos, claro.

Observó cómo el caballero español parecía querer tomar las riendas. ¿Quién lo ha mandado oficial del equipo? pensaba, aunque siendo un panoceánico, quizás era obvio. Con sus cachivaches y aparatos informáticos, Vera receló aún más del cruzado echando una mirada turbia a los gestos que hacía en el aire. En su planeta, la tecnología no estaba tan avanzada como en el resto de culturas del O12, y desconocía el alcance y sofisticación al que podían llegar. Para ella, muchas cosas eran extrañas y nuevas, y aquello la asustaba y la hacía ponerse a la defensiva. Aún así, no veía ninguna excusa por la que no debiera acceder a la petición de compartir un canal común.

-Permiso concedido -dijo a regañadientes tras teclear en la pantalla táctil de su anticuado comlog. Había marchado en silencio, y le agradaba la idea de estar cerca del final de las filas de asientos. Desde allí podía divisar todo cuanto pasaba delante, aunque al coste de reaccionar más tarde de lo habitual si ocurría algo durante el evento. De todas formas, visto que no disponían de equipo alguno, tampoco es que fueran a poder hacer mucho.

-Ni idea de los Tohaa o como se llamen. Primera vez que oigo hablar de ellos.

Se sentó en una de las butacas, que resultó ser algo pequeña para ella, y la hacía sentir encogida y estrecha. No era capaz de adoptar una postura cómoda, y cada pocos segundos se movía. En uno de los movimientos golpeó con su bota al asiento delantero al intentar cruzar las piernas. Encima estaba sin haber desayunado y la cabeza seguía molestándole aún por la resaca. Necesitaba beber algo de alcohol o fumar un cigarro lo antes posible. Aquello era un infierno. Se quedó de brazos cruzados y enfurruñada. Más vale que esto no dure mucho.