HADAS (Fairy Folk)
(made by Morgau)
Introducción: El gremio feérico es diverso y multidisciplinar. Aunque todos derivan de la misma rama evolutiva, presentan una gran variedad de razas, tan diferentes entre ellas que resulta difícil creer que comparten el mismo origen. Todos tienen como base el uso del “glamour”, una suerte de sexto sentido, habilidad u “órgano psicológico” que permite influir en mayor o menor medida en otras formas de vida (recientemente, se ha comprobado que incluso en elementos no biológicos que imitan las estructuras orgánicas, como sistemas informáticos, algoritmos de aplicaciones electrónicas o motores de I.A.).
Han generado miles de leyendas a lo largo de la historia, ya que, salvo algunas ramas concretas, tienden a ser un colectivo poco discreto.
Origen: Comparten un ancestro común con los seres humanos, pero tan lejano que solo por los pelos pertenecen al género Homo, del que divergieron dando lugar por un lado el Homo habilis y por otro al Homo improvi hace unos tres millones de años. Este recientemente nombrado antecesor del Homo fatum no expresó la pronta capacidad de sus primos de fabricar herramientas líticas; en su lugar, basó su éxito evolutivo en el desarrollo de un órgano semiglandular de tejido nervioso, situado en el centro del cerebro junto al hipotálamo, y que forma parte de su sistema límbico. Este nuevo y exclusivo órgano le otorgaba un nuevo sentido, una nueva forma de interactuar con su medio: la glándula venústica (del latín venustis: atrayente, encantador) permitió la percepción de campos electromagnéticos, lo que facilitó al Homo improvi la detección de fuentes de alimento, así como un precoz y fluido medio de comunicación previo al vocal entre individuos de la misma categoría taxonómica. Pudo así formar grupos sociales mucho antes que las demás especies del género, y desarrolló una cultura no basada en el desarrollo tecnológico, sino en la comunión con la naturaleza y con sus congéneres.
La presión selectiva llevó a esta glándula a crecer y diversificar sus funciones. Tan exclusivo medio de comunicación con su entorno derivó en una capacidad de influir en el mismo, afectando a otros seres vivos en su beneficio. Aunque no cultivaran, fomentaban el crecimiento de los frutos vegetales de su interés; aunque no criaran ganado, atraían a las presas a sus trampas; aunque no fabricaran herramientas, convencían a otras especies de humanos para que les entregaran las suyas, ampliando para ello su lenguaje verbal. Es probable que sobrevivieran de este modo hasta que la presión competitiva de nuevas especies, como el Homo neanderthalensis y el Homo sapiens, les condujera al cuello de botella que estuvo a punto de llevarlos a la extinción y que, de hecho, dejó algunas subespecies en el camino. Dicho cuello de botella es detectable en su ADN y se estima que ocurrió hace unos 30 a 40000 años.
Puede, por tanto, que los primeros “cuentos de hadas” se contaran alrededor de una hoguera en alguna primitiva caverna de la costa francesa. El Homo fatum debió verse obligado a interactuar de forma más frecuente con otras especies humanas para poder sobrevivir, aprender sus tecnologías e incluso intentar forzar cierto nivel de mestizaje que aportara algo de variabilidad genética a sus menguadas poblaciones. Se dice que de ahí viene el mito relacionado con varias criaturas feéricas del “intercambio de descendientes”, en el que las hadas dejaban a un miembro de su especie sustituyendo al de otra (historias de los “niños cambiados”), o incluso los cuentos en los que a una comunidad, una pareja o una mujer se les concede un extraño “hijo mágico” (Pulgarcita, Pulgares Verdes, el Leshy y la Rusalka eslavas, los Tuatha Dé Danann de la mitología celta, entre otros).
La capacidad de influir en el entorno (actualmente conocida como “glamour”) proporcionada por la glándula venústica se vio así potenciada por la necesidad; del mismo modo, el lóbulo frontal de su cerebro creció y su capacidad intelectual se vio aumentada a gran velocidad. Sin embargo, con el tiempo, la función de comunicación se fue perdiendo en favor del lenguaje verbal (salvo en algunas subespecies del orden ignis), aunque las últimas investigaciones demuestran que su capacidad vestigial para percibir y emitir ondas electromagnéticas es parte de la base fundamental que explica la existencia de las actualmente llamadas “tecnohadas”.
Aún siendo aceptado que el género faerum prosperó más por la ventaja evolutiva de un nuevo órgano de percepción que por el desarrollo de su inteligencia, y por norma general la inteligencia media del Homo fatum es por ello ligeramente inferior a la del Homo sapiens, la diferencia es sutil y estadísticamente despreciable a nivel individual (salvo en las subespecies ígnicas antes mencionadas), ya que se vio obligada a desarrollarse velozmente por presión competitiva. Por ello, calificativos como “fato” o “fata”, usados en términos despectivos para referirse a alguien con menguada capacidad mental, se consideran poco apropiados y bastante racistas.
CLASIFICACIÓN
El Gran Catálogo de Especies de Edwina Memphis (Boston, 1889), hace una clasificación básica de esta etnia según el elemento al que están vinculadas.
Tierra:
La Maestra Memphis afirma que los sujetos de esta sub-especie relacionada con el elemento tierra no conforman una sociedad conjunta propiamente, cada sub-especie va a su aire y con sus propias estructuras sociales y políticas, si las tienen.
Elfos (Homo fatum terris)
Orcos (Homo fatum robustus)
Banshees (Homo fatum tumulus)
Aire (Homo fatum aeris):
Edwina Memphis indica que son el sub-tipo más organizado y estructurado que la Especie Faery tiene. Las fatum vinculadas al elemento aire se organizan en una Sociedad de Castas, antiguamente liderada por la Casta Shide (Realeza), extinta oficialmente. La pertenencia a una Casta inferior o superior viene determinada por el número de par de alas con el que se nace:
Agua (Homo fatum aquae): Se desconoce si tienen algún tipo de organización, solo que se mueven en manadas o bancales, de forma totalmente anárquica. Estas dos sub-especies se consideran a sí mismas “Espíritus Libres”, como toda justificación a su anarquía.
Sirenas
Selkies
Fuego (Homo fatum ignis):
Gigantes (Homo fatum gigantea): Extintos oficialmente.
Gnomo (Homo fatum ignis)
Leprechauns (Homo fatum lapis): semi-extintos.
Tribus (Homo fatum silvaticum): conocidas como El Buen Pueblo. Estado de pervivencia indeterminado.
- Homo fatum terris: Las tradicionales “hadas de tierra”, comúnmente llamadas elfos. Suelen ser de alta estatura y piel blanca, generalmente cabello rubio o blanco y ojos claros. Poseen orejas en punta y tienen muy buena visión nocturna. Están fuertemente hibridados con los sapiens, así que pueden encontrase con frecuencia individuos de cabello oscuro, pero el carácter hereditario del color de su piel y sus ojos ha resultado ser dominante, por lo que es extraño encontrar algún miembro de ojos oscuros y racializado. Podían llegar a vivir casi mil años, pero actualmente, a consecuencia de la hibridación, es poco frecuente que pasen de los 300.
Son ostentosamente pacifistas, conservadores (llegando algunas comunidades incluso a rechazar muchas de las nuevas tecnologías), defensores de sus tradiciones, y su glamour está principalmente orientado a la naturaleza: plantas o animales (algunos, las dos cosas). Suelen trabajar de agricultores, ganaderos, jardineros, veterinarios… Hacen crecer las plantas más fuertes y sanas y tranquilizan y adiestran animales con facilidad (tienen empatía animal o/y vegetal).
Existen dos variantes menos frecuentes:
1 -Homo fatum robustus: los vulgarmente llamados Orcos descienden del Homo fatum terris, por una mutación autosómica dominante. Fueron utilizados por ellos en el pasado como guerreros fácilmente reemplazables (su longevidad media es inferior a la humana, y supera por poco los 60 años), ya que los elfos rechazan ejercer la violencia, pero no que otro la ejerza por ellos. Incluso se dice que los propios elfos crearon o al menos propiciaron de algún modo dicha mutación, por lo que, aunque hace milenios que conviven como iguales, aún pueden apreciarse evidentes tensiones interraciales. Los orcos suelen buscar trabajo en los cuerpos de seguridad, como guardaespaldas o como porteros de discotecas. Su glamour animal o/y vegetal es mucho menor, pero son considerablemente más fuertes. Conservan las orejas puntiagudas, su piel aparece hiperpigmentada de forma irregular, carecen de vello (incluso facial y corporal), y sus ojos tienden a los colores anaranjados, encontrándose una amplia gama entre el amarillo y el rojo. Tienen una visión nocturna un tanto mediocre, y dado que suelen ejercer profesiones relacionadas con el ámbito nocturno, disponen de unas gafas (comercializadas en modernos estilos similares a gafas de sol) especialmente desarrolladas para paliar el problema.
2 -Homo fatum tumulus: son elfos que se han considerado una subespecie aparte debido a su diferencia genética hereditaria: tienen la piel y los ojos oscuros y en su caso dicho carácter es de herencia dominante. Poseen una voz terriblemente molesta para cualquiera que no sea de su especie, y por eso se les llama Banshees. Para integrarse socialmente en sociedades cosmopolitas recurren a comunicarse mediante lenguaje de signos. Mucha gente tiende a pensar que la especie carece de machos, pero la realidad es que apenas presentan dimorfismo sexual, tendiendo todos sus miembros a cierta androginia. Son muy poco frecuentes y generan cierto rechazo social, ya que las antiguas costumbres asocian a las Banshees con la muerte y los malos augurios.
-Homo fatum aquae: las “hadas de agua” constituyen la etnia de las sirenas. Hay múltiples variedades, desde las tropicales con vivos colores en sus colas que habitan aguas someras hasta las de aguas más profundas y aspecto más abisal. En cualquier caso, nunca alcanzan más de 250 metros de profundidad.
Sólo los híbridos con sapiens u otros fatum pueden desarrollar piernas cuando pasan un buen rato fuera del agua: su cola se seca y la piel se cae hasta que permite la existencia de dos miembros separados, mediante un fascinante y estudiado proceso de apoptosis celular programada que puede llevar desde 12 horas hasta un par de días. El proceso inverso suele ser más rápido, pero igualmente se prolonga entre 3 y 6 horas. Su glamour está especializado en la interacción con personas (de cualquier especie conocida), y lo ejercen mediante su voz, por lo que tienen prohibido el acceso a puestos políticos. Sin embargo, es frecuente encontrar sirenas ejerciendo de directores de campaña, orientando a los candidatos y dirigiendo sus discursos y estrategias. Existen alojamientos de lujo adaptados para permitir la convivencia entre hadas de agua no híbridas (y, por tanto, incapaces de distanciarse del medio acuático por demasiado tiempo) y el resto de especies humanas. Suelen ser lugares de trabajo donde residen por temporadas, aunque también los hay considerados recreativos, donde sirénidos de todas clases gustan de pasar unas vacaciones en la superficie. El equivalente inverso (entornos subacuáticos para la convivencia con sirenas) son mucho menos frecuentes, y considerablemente más caros.
-Homo fatum aeris: comúnmente llamadas “hadas de aire”. La mayoría de las “tecnohadas” (fatum que han desarrollado la “empatía tecnológica” e invaden tanto las redes sociales como las empresas de informática) pertenecen a esta subespecie. Su glamour, en principio, se encontraba entre medias de los terris y los aquae, siento principalmente orientado hacia personas más que a animales o plantas, pero no basado en la voz, sino en su capacidad de seducción y cierta aura de irresistibilidad. Parecen entender con mayor facilidad que otros humanos el funcionamiento de elementos electrónicos, de una forma mas real que meramente intuitiva. Fenotípicamente, son iguales a un sapiens normal, y son probablemente las hadas más hibridadas con ellos. Ello es debido a que sus caracteres hereditarios se rigen por un sistema más similar al de los sapiens que el del resto de fatum. Por ello, pueden expresar semejanzas con diferentes etnias sapiens, diversos colores de piel y estaturas variables. Presentan alas insectoides de heterogéneo diseño y coloración, aptas para el vuelo. Se les considera un colectivo bastante snob y elitista. Su longevidad es algo inferior a la de los elfos, probablemente como consecuencia de una mayor hibridación con el sapiens, aunque muchos aún llegan a los 180 años. Son la única subespecie de hadas "capitalistas" que no rige sus comunidades por un sistema que podríamos llamar estrictamente comunista; lo era en el pasado, pero del tipo que ostenta líderes. De hecho, antiguamente se dividían en tres castas en función del número de pares de alas. El sistema de castas fue abolido hace casi 300 años, pero aún así aún hay muchos que aún le dan cierta importancia, escudándose en la tradición, que está siendo masacrada a conciencia por algunos jóvenes.
* Casta Puck: un par de alas. Era la casta inferior y la más común. Tienden a ser de estatura más baja y algo más ligeras, probablemente para facilitar el vuelo, que se caracteriza por ser el más rápido de las tres castas, aunque con escasa maniobrabilidad de giro y de agotamiento rápido (vuelo de sprint).
*Casta Pixie: casta intermedia, dos pares de alas. Solían ser las mensajeras y las guerreras, porque aúnan una velocidad decente con una mejor maniobrabilidad, y su nivel de resistencia en vuelo es medio.
* Casta Sídhe: nobleza, tres pares de alas. Vuelo de fondo: no muy rápido, pero de alta maniobrabilidad y mayor resistencia al agotamiento. Cuanto más grande y más parecido era el tamaño de sus alas, se consideraba un individuo de mayor rango. Sin embargo, la mezcla de castas ha hecho que actualmente sea casi imposible encontrar un perfil alado equilibrado de ese tipo. La característica principal de la realeza Sídhe era la presencia de tres pares de alas de aspecto más opaco y similar a las alas de una mariposa, en vez de translúcidas como las de una libélula, todas del mismo tamaño, pero es un rasgo que no se ve desde hace siglos, antes incluso de la abolición de las castas. El último Sídhe con el Rasgo Real del que se tiene constancia falleció hace unos 500 años, y, en cualquier caso, su tercer par de alas (el inferior) era poco menos que vestigial. En ocasiones nace un individuo con alas de mariposa, pero con sólo dos pares, como un pixie, y los más tradicionalistas no saben muy bien en que casta serían catalogados porque consideran que los jóvenes lo han echado todo a perder a golpe de pelvis.
-Homo fatum ignis: en zonas con baja disponibilidad de recursos, el Homo fatum sufrió un proceso de miniaturazación y aceleración de su metabolismo. También se dio en ecosistemas aislados donde no tenían depredadores naturales (lo que evolutivamente se conoce como “enanismo insular”). Por el contrario, en entornos hostiles la adaptación tuvo como consecuencia el gigantismo: con una prolongada longevidad, una baja tasa reproductiva, bajas tasas de mortandad, y pocos o ningún depredador capaces de matar a un adulto, algunos fatum desarrollaron tamaños enormes. Sin embargo, los extintos Gigantes (Homo fatum gigantea), que llegaron a alcanzar los 4 metros de altura y podían vivir miles de años, adolecían (precisamente como consecuencia de su gran tamaño y su larga vida) de una lenta capacidad reactiva a los cambios de su entorno. Adaptados a climas fríos, en los que su lento metabolismo era una ventaja en la preservación de la temperatura, desaparecieron rápida (y se considera que totalmente) con el fin de la última glaciación.
Todos estos individuos de tamaños extremos fueron englobados en la subespecie ignis, o “hadas de fuego”.
1-El Homo fatum ignis clásico actual es el vulgar y despectivamente llamado Gnomo, un individuo de entre 8 y 12 cm de alto, no alado, con un metabolismo rápido que le permite moverse a una velocidad superior a la que está habituada cualquier otro humano. Sus alimentos deben ser muy energéticos (les gustan mucho los dulces) y su vida media es considerablemente inferior a la del resto del género humano, superando en muy pocas ocasiones los 40 años. Son, por tanto, mayores de edad a los 9 años. Su capacidad de glamour es limitada; sin embargo, ocupan el segundo grupo mayoritario de “tecnohadas” tras los aeris, dedicándose más a reparación técnica que a las redes sociales o a la programación (los ignis entran literalmente dentro de tu ordenador para arreglarlo). La sociedad ha hecho grandes progresos en su integración social, adaptando vías públicas especiales para “gente pequeña”, así como sistemas de accesibilidad a transportes públicos.
2-Pertenecientes también a este grupo taxonómico (aunque en peligro de extinción), aún existen ejemplares de Homo fatum lapis (del latín lapis, gema o piedra preciosa): con un tamaño increíblemente variable, que puede oscilar entre los 20 cm y el medio metro de estatura, son probablemente los causantes del mito de los enanos*, entre otros, y en el argot callejero se les conoce como Leprechauns, en referencia a los barbudos duendes de la mitología irlandesa. Son altamente lascivos y materialistas (podría decirse que incluso codiciosos y avaros, aunque generosos con sus amigos). Tienen una longevidad similar a la humana, una increíblemente alta tolerancia al alcohol (les precede su fama de fiesteros), son hirsutos y carecen totalmente de dimorfismo sexual a simple vista, por lo que todos parecen varones. Eso dificulta considerablemente el proceso de cortejo, en el que lo primero que deben hacer es asegurarse de forma no demasiado grosera (y generalmente incómoda) del género de quien despierta su interés reproductivo. Puede que sea por ello que los varones Leprechaun sienten una irremediable atracción sexual hacia las hembras de otras especies humanas (las consideran “chicas fáciles”, aunque en el sentido de que es fácil saber que son chicas), especialmente hacia las sapiens, como consecuencia de lo cual es más frecuente ver en el entorno urbano a sus mestizos, que generalmente tienen mayor estatura (y las hembras mestizas a veces carecen de barba). Existen diluciones tan extremas que hay gente que, al hacerse un test de ADN, ya sea para descubrir sus raíces o diagnosticar alguna posible enfermedad hereditaria, descubre que tiene algún porcentaje de Leprechaun en su sangre. Son, por tanto, un claro ejemplo de que, en ocasiones, el tamaño realmente no importa (aunque no sería posible la reproducción de ser a la inversa, una hembra Leprechaun con un sapiens, por la evidente dificultad de la talla del feto durante la gestación… entre otras cosas). En resumen: como subespecie, están en peligro de extinción, pero nunca ha habido tanto ADN suyo sobre la tierra como en la actualidad.
(*No existen “enanos” como tales: las personas con acondroplasia siempre superan el metro de estatura, salvo en casos muy particulares, y no son Homo fatum).
3-Dentro de la misma clasificación de los ígnicos, y sembrando el debate sobre su condición de “criaturas inteligentes” (fundamentalmente por lo poco que se sabe de ellas), se encuentran las llamadas Tribus (Homo fatum silvaticum, o para algunos simplemente Homo silvaticum). Son entidades diversas, esquivas e incapaces de comunicación verbal, a veces de naturaleza tan diferente a la que estamos acostumbrados que comprenderlas del todo resulta difícil. Está comúnmente aceptado que son al Homo fatum lo que un muy avanzado chimpancé sería al sapiens; algo así como un eslabón perdido.
Sin embargo, hay estudiosos que afirman que, en realidad, son tanto o más inteligentes que todos nosotros, con la diferencia de que continuaron la línea evolutiva en la que su glándula venústica se especializó en la comunicación por ondas electromagnéticas y en otro tipo de comprensión e interacción con su entorno, trascendiendo en ocasiones nuestra propia física y llegando a niveles incomprensibles para nuestro modo de ver la realidad.
Curiosamente, el colectivo más emparentado genéticamente y más similar a las Tribus (el de los ignis modernos, también miniaturizados pero sin alas), es el más escéptico respecto a los nuevos descubrimientos que pudiera indicar una capacidad mental equivalente a la humana en estas criaturas, y consideran, por ejemplo, que mantener relaciones sexuales con un miembro de las Tribus es algo indigno, un tabú (aunque de todos es sabido que siempre lo han practicado con frecuencia).
También conocidas como “El Buen Pueblo”, las Tribus engloban a un nutrido grupo de hadas aladas de pequeño tamaño. Se cree que solo se conoce menos de un 40% de los tipos existentes, y como resumen de algunas de ellas se presenta un fragmento del libro “Biodiversidad y ecología de las Hadas Forestales: guía de campo”, publicado en 2017, de Elías Copperpot, Doctor en Biología por la Universidad de Oxford, cuyas evocadoras ilustraciones, menciones a las leyendas asociadas a cada una de ellas y algunas de sus sorprendentes conclusiones revolucionaron nuestra forma de ver la subespecie silvaticum.
EL BUEN PUEBLO
“Biodiversidad y ecología de las Hadas Forestales: guía de campo”
(Elías Copperpot, edición 2017)
ABEDUL
El hada del abedul es una de las menos tímidas que se pueden encontrar. Con sus enormes alas que se mimetizan con el color del tronco de su Árbol Madre y su pequeño cuerpo escondido bajo ellas, se oculta a plena luz hasta el punto de que muchos pueden haberlas visto sin ni siquiera saberlo, confundiéndolas con mariposas o polillas moteadas.
Están asociadas a la protección de los niños, la purificación y la creatividad. Los pueblos antiguos hacían sonajeros con ramas de abedul: de éste modo se podía crear un vínculo entre una o varias hadas de ese árbol y un bebé, proporcionando una tutela o madrinazgo que a veces podía llegar a prolongarse toda la niñez del individuo humano.
Aunque su dieta se basa principalmente en el polen, en otoño e invierno reducen su actividad y recurren a la ingesta de frutos y pequeños insectos.
Son mamíferas de reproducción ovípara; ponen huevos similares a los de una mariposa en el envés de las hojas y los vigilan estrictamente hasta su eclosión. Crían a sus descendientes con celo y se estructuran en clanes formados por grupos familiares de vínculos consanguíneos muy estrechos. Pese a que parece haber un claro vínculo materno-filial, los individuos jóvenes son criados por toda la colonia, incluso amamantados indistintamente por su progenitora u otras hadas del clan, aunque no se han visto jamás ejemplares masculinos adultos. Se dice que éstos se fusionan con la corteza de su árbol cuando completan su desarrollo, convirtiéndose en criaturas sésiles con capacidad de fecundar los huevos, adoptando la forma de rugosidades, brotes, ramas y setas como la conocida como “agalla del abedul”.
ALMENDRO
El hada del almendro es un hada alada no voladora, aunque tremendamente ágil. Sus alas son vestigiales. Ligera y diminuta, no precisa volar para recorrer hasta la última rama de su Árbol Madre: posee una estilizada cola prénsil que le proporciona equilibrio y sujeción en sus movimientos.
El color de su piel puede llegar a ser muy oscuro, variando en intensidad en función del color de la corteza de su Árbol Madre, y su melena siempre adoptará la tonalidad de sus flores, blancas o rosadas.
Gustan del festejo, el canto y el baile incluso más que la mayoría de las hadas. El oído humano sólo puede captarlo como un sutil zumbido agudo que podría confundirse con el de una lejana nube de insectos.
Se alimentan estrictamente de savia de árbol: no sólo de su árbol madre sino de cualquier árbol de los alrededores.
Es la única hada que realiza algo parecido a la hibernación: con la llegada del frío y la caída de las hojas, pierden el cabello y se funden con la corteza de su árbol para volver a surgir en la primavera temprana. Presentan un levísimo dimorfismo sexual que no puede apreciarse más que en primavera y verano: de su cabello brotan entonces flores masculinas o femeninas que tras la fertilización entre congéneres durante el baile feérico maduran en un minúsculo fruto similar a una almendra, y al caer siembran nuevos individuos (de los que vendrían mitos como el de pulgarcita) o nuevos árboles madre que surgirán de la tierra decenas o a veces cientos de años después, en función de las necesidades demográficas de la colonia.
CASTAÑO
Es un misterio como el hada del castaño percibe o se adapta al mundo que la rodea. Puede adoptar cualquier forma a lo largo de su desarrollo y, aunque la más frecuente es la antropomorfa femenina, no suele desarrollar un rostro definido. Algunos insectos clasificados como fásmidos ("insectos palo") resultaron ser en realidad hadas del castaño. Se trata de una criatura voladora de naturaleza vegetal que crece y se alimenta de la luz del sol, se reproduce por esquejes y sus alas son en realidad finas hojas semitransparentes.
Dado su estrecho vínculo con su Árbol Madre (ya que son prácticamente satélites de un mismo individuo), están relacionadas con el culto y el respeto a los ancestros familiares. Todas las hadas del castaño de un mismo árbol son al fin y al cabo esquejes de una misma hada primigenia, que se cree crece directamente cual enjambre de la madera de un castaño cuando éste alcanza una edad suficiente como para desarrollar la capacidad de mantener una colonia, cuando se ve amenazado (las hadas actúan como mecanismo de defensa para el árbol) o mucho más precozmente si se encuentra en un lugar telúricamente activo.
ENCINA
Pese a su siniestra mirada, su aspecto duro debido al exoesqueleto quitinoso que presenta en ciertas partes de su cuerpo, los élitros coriáceos que protegen sus finas alas y a su comportamiento que a veces puede parecer algo hosco, el hada de la encina es una de las que más atraídas se sienten tanto por la compañía de animales salvajes como por la del ser humano. Estimula el crecimiento de gruesas ramas bajas en su Árbol Madre, así como nudos y huecos para facilitar el refugio y la escalada a su copa de otras especies, aunque después se esconda de ellas y no le agrade ser vista.
Según algunas tradiciones, trenzan con la resina de su Árbol Madre y su propia saliva finos hilos dorados que unen por parejas a cualquier criatura que se les antoje, sobre todo con la llegada de la primavera, asegurando así la prosperidad y la biodiversidad de su territorio.
Son frugívoras, con costumbres recolectoras y acumuladoras en forma de alijos desperdigados en diversos huecos de troncos que se pueden confundir con nidos de pájaros o madrigueras de ardillas.
Presentan reproducción vivípara, encontrándose en proporciones similares tanto individuos masculinos como femeninos. Pese a no ser mamíferas, mantienen estrechos vínculos familiares. Su proliferación es rápida, y precisamente por eso sea que su ciclo vital es de los más cortos dentro del mundo feérico. Sus cuerpos son utilizados por sus congéneres para micorrizar las raíces de su Árbol Madre en una suerte de ritual funerario, dando lugar entre otros micelios a diversas variedades de trufa.
Se trata de un hada resistente y adaptable, bastante rústica y de costumbres que podrían ser consideradas algo primitivas. Sin embargo, precisamente por ello se encuentra en una armonía con la naturaleza y con su árbol difícil de igualar.
ESPINO
El hada del espino es la menos conocida de las hadas forestales, ya que se hipotetiza que se encuentra la mayor parte de tiempo en otro plano astral. Salta de un plano a otro continuamente, y en el nuestro se mueve a una velocidad imposible de captar para el ojo humano dado que el tiempo discurre de distinta forma en cada astral y se cree que su plano natal no es el nuestro, sino uno de vibración más rápida donde el tiempo discurre más lento.
Debido a esto, no se conoce nada de sus costumbres, sus hábitos alimentarios o su reproducción.
Son bioluminiscentes y a veces pueden captarse con dispositivos fotográficos de larga exposición o discernirse en ciertos estados alterados de conciencia como súbitos destellos de luz, orbes, reflejos y otros fenómenos que se achacan a aberraciones ópticas o alucinaciones. Puede que ese sea el motivo por el que el espino arrastre desde tiempos antiguos una gran tradición mágica y feérica: fue visto generalmente como árbol portador de buena suerte y prosperidad para la tierra sobre la cual estaba plantado, como protector alrededor de campos, casas y camposantos. El espino ofrecía también protección psíquica al viajero y sus ramitas eran utilizadas con frecuencia en la curación de la depresión y otras perturbaciones de la salud mental.
FRESNO
Las melíades o hadas del fresno son las más antiguas y sabias de las hadas forestales, con lo más parecido entre las hadas forestales que se puede encontrar a una posible cultura. Se cree que ciertas marcas, extraños símbolos y espirales en piedras y cortezas de sus árboles podrían ser algún tipo de escritura. Algunas personas dicen haber encontrado diminutos arcos de madera de fresno, incluso pequeños objetos de bronce trabajado; pero jamás de hierro, que les produce gran daño.
Se trata de una estirpe jerárquica, rústica y fuerte, que puede atacar en enjambre si se siente amenazada. Su reina, llamada Melia, se considera una de las entidades vivas más antigua de la tierra. Es precisamente mediante el hierro una de las escasas formas en que pueden encontrar la muerte, ya que, al contrario que el resto de hadas miniaturizadas, son extremada e incomprensiblemente longevas, hasta el punto de parecer inmortales a los limitados ojos humanos.
De reproducción vivípara y claro dimorfismo sexual, son estrictamente carnívoras y cazadoras de insectos y pequeños mamíferos, a los que a veces también utilizan como monturas, siendo este otro factor indicador de inteligencia humana.
Su nombre deriva del griego “meli” (miel), ya sea por sus ojos totalmente dorados o debido a que el fresno rezuma una savia pegajosa y dulce que las leyendas asocian al alimento de los dioses y que las hadas del fresno utilizan para fabricar un delicioso licor que se estudia como posible causante de la anormal prolongación de su vida (por sus posibles aplicaciones médicas) y que, de ser probado por el hombre, éste se dejaría morir de hambre pues no querría alimentarse de otra cosa.
OLIVO
El mal llamado “duende del olivo” siente gran simpatía por los seres humanos; no se sabe si debido nuestra larga historia de asociación con ellos, presente también en otros árboles frutales a lo largo de la historia, o por el contrario dicha asociación es consecuencia de su atracción innata por la humanidad.
Hablamos de un forestal amable, divertido, compasivo y generalmente algo travieso aunque sin llegar al exceso.
Tienen perpetua apariencia infantil asexuada, y su fisiología parece ser la de un simbionte vegetal/animal. Son estacionales: solo viven un año, falleciendo tras la reproducción.
Su alimentación está basada en la savia de su Árbol Madre, de tal modo que si beben durante varios días savia de otro árbol pueden marchitarse hasta morir, por lo que la supervivencia de la colonia está estrictamente ligada a la de su árbol natal.
Se reproducen estrictamente a principios de verano, cuando su Árbol Madre comienza la formación de frutos, mediante diminutas semillas que aparecen entre dos hojas en cualquier parte de su cuerpo y posteriormente ellos mismos introducen en el interior de una aceituna. En ocasiones lo hacen en aceitunas de otros olivos colindantes, y aunque en ellos la fecundación a veces se malogra, hay un pequeño porcentaje de éxito mediante el que se asegura la propagación de la especie. Esta aceituna crecerá de forma anómala, permaneciendo mucho más pequeña y oscura de lo normal, por lo que será desechada en su recolección a los mismos pies del árbol durante el vareo. Directamente de la tierra brotará un nuevo individuo en su forma definitiva, por lo que podría decirse que los duendes del olivo no se reproducen entre sí, sino con su propio Árbol Madre.
PINO
El hada del pino gusta de terrenos oscuros y umbríos. Dado que se trata de un hada no voladora (aunque durante su madurez sexual dispone de alas que deberían ser totalmente funcionales), se encuentra casi todo el tiempo a los pies de su Árbol Madre, estimulando mediante danzas y círculos de hadas (pero jamás cánticos ni zumbidos, ya que hablamos de un hada muy silenciosa) el crecimiento de todo tipo de setas y hongos en los que habita.
Estas criaturas no envejecen: cuando lleva la hora de la muerte simplemente se entierran directamente bajo la tierra, sin llegar a verse nunca signos de senectud o enfermedad en ellas. Es quizás por ello por lo tradicionalmente se otorga a la madera de pino propiedades fortalecedoras, capaces de aportar una vejez vigorosa y de alejar las dolencias propias de la edad.
Se alimentan de tierra, por lo que la calidad de la misma es muy importante para su supervivencia, debiendo ser rica en humus y otros restos orgánicos.
Aunque presenta dimorfismo sexual y formas masculina y femenina, su reproducción se da mediante esporas, de una forma similar a la reproducción fúngica de tipo sexual heterotálico: hembra y macho de hifas afines juntan sus cabezas de modo que los cabellos, que constan de formaciones similares a micelios y agujas de pino, aporten la parte masculina y femenina a la formación de las esporas en el cabello de la hembra. Cuando las esporas están maduras, caen al suelo durante la danza de las hembras, sembrando nuevos individuos de crecimiento muy rápido, que inicialmente son sésiles y asemejan setas (“círculos de hadas”) para finalmente desprenderse de la tierra y comenzar su fase definitiva de vida libre.
ROBLE
Las hadas del roble son el símbolo por excelencia de la sabiduría ancestral y salvaje de la naturaleza, esa que los seres humanos no podremos llegar a entender hasta que aprendamos a separar los conceptos de conocimiento y tecnología.
Generadoras del mito de las dríadas, son una especie no voladora que habita en terrenos muy ricos, atrayendo la presencia de todo tipo de vegetación a la sombra de su Árbol Madre. Utilizan sus alas exclusivamente para realizar un sonido similar al canto de una cigarra, pero mucho más tenue, cuya finalidad es desconocida. Al contrario que el resto de las hadas, no viven en colonias, existiendo únicamente una dríada por roble.
Necesitan mucha humedad y se alimentan de la tierra rica en humus y restos orgánicos.
Habitan en los huecos bajos de la corteza de su árbol madre, mimetizándose con ella, formando con el tiempo estructuras ovaladas (“puertas de gnomos”) o llegando a crear troncos huecos.
Viven unos 10 años y carecen de dimorfismo sexual, presentando únicamente formas femeninas que se reproducen mediante esquejes que brotan de su propio cuerpo y abandonan en un nuevo roble. En los bosques de robles hay por tanto una clara relación de familiaridad entre sus hadas, tanto social como genética: pese a no formar colonias, son frecuentes los bailes, los cánticos y las reuniones de dríadas. También es fácil ver que los esquejes dan lugar a una dríada similar a la original, en cuya superficie crecen en ocasiones las mismas especies de plantas y flores de colores similares. Sin embargo, se desconoce cuál es el factor que les aporta la variabilidad.
Son altamente energéticas, fortaleciendo las ondas cerebrales alfa de quien se encuentra cerca de su árbol y renovando las fuerzas vitales de la tierra y de las plantas que la rodean.
SAUCE
Es probable que las hadas del sauce sean altamente empáticas, pudiendo llegar a sentir las emociones de quienes se acercan a su Árbol Madre. Esto las convierte en criaturas extremadamente sensibles, algo frágiles y bastante melancólicas. Estimulan el crecimiento de las raíces del sauce con sus lágrimas, que no siempre son de tristeza, haciendo que lleguen tan hondo que a vecen alcanzan corrientes subterráneas, lo que hace que puedan sentir más íntimamente el pulso de la vida y las convierte en las hadas forestales más vinculadas al elemento agua.
Atraen a la sombra de su árbol todo tipo de insectos y se comportan con ellos de una forma similar a un pastoreo, ya que su alimentación es omnívora y dependen de ellos para sobrevivir al invierno.
Viven alrededor de veinte años y presentan reproducción vegetal vivípara: existe dimorfismo sexual y se emparejan de por vida mediante un complejo ritual de emparejamiento tras el que tienen lugar las relaciones sexuales, muy similares a las humanas aunque poco frecuentes, alternadas con procesos de cortejo mucho más frecuentes y sin función reproductiva. La gestación comienza en la espalda de la hembra, de la que llegado el otoño y con la caída de las hojas de su Árbol Madre, caen también sus alas, portando con ellas un nuevo individuo, apenas un homúnculo que crece poco a poco hasta alcanzar una proporción equilibrada con las alas heredadas de su madre, quien vuelve a desarrollarlas en la primavera siguiente al parto. Su tipo mamífero de crianza es hasta cierto punto lógico desde el punto de vista biológico, ya que las formas juveniles nacen tan desvalidas que precisan de cuidados y alimentación hasta ser capaces de volar por sí mismas. Sin embargo, la figura parental es también muy importante en la crianza y el aporte de alimento, especialmente los primeros meses y con la llegada del frío, no sólo para la cría sino para la madre, que no podrá volver a volar hasta la siguiente primavera.
SAÚCO
La más pequeña de las Tribus conocidas, el hada del saúco asemeja un hermoso insecto diminuto, probablemente consecuencia de un mimetismo batesiano (por el cual un organismo inofensivo imita a otro peligroso o desagradable para disuadir a los depredadores). Su piel es azulada y posee un sedoso pelaje blanco por todo su cuerpo, aunque mayormente en su cabeza. Es una de las entidades feéricas que más se ha dejado ver por los humanos, generando todo tipo de leyendas y tradiciones alrededor de sus Árboles Madre.
Puede que su descaro a la hora de mostrarse se deba no solo a su tamaño, sino a lo corto de sus vidas, que se limita a dos estaciones; o a la toxicidad alucinógena propia de los frutos de los árboles en los que habita, con que los antiguos pueblos hacían brebajes que sólo aquellos más en contacto con el mundo espiritual podían beber, lo que aportaba a estas hadas la seguridad de ser siempre consideradas un mero producto de la imaginación.
Presentan dimorfismo sexual y reproducción ovovivípara, gestándose el huevo, azulado claro y similar al de un insecto, en el vientre de la hembra hasta el momento de su eclosión, que puede darse en el mismo vientre o más frecuentemente ya en el exterior, inmediatamente después de la puesta. Las formas juveniles no son aladas, debiendo pasar por una fase de metamorfosis en la que se encapsulan en crisálidas azul índigo que se camuflan entre las oscuras bayas del saúco, aunque son algo más grandes. De ellas emerge el individuo adulto, de modo que no existen fases intermedias de crecimiento.
El saúco siempre ha sido considerado el árbol de la muerte, pero de la muerte entendida como un cambio de fase y un renacimiento. Las hadas del saúco son, por tanto, las representantes de los ciclos de la vida y la muerte en la naturaleza. Cuando la misma les llega, se convierten en brotes de su Árbol Madre. Es por eso que, antes de cortar una rama de saúco, siempre se ha de pedir permiso a las entidades que lo habitan, pues se trata de un árbol con un alma en cada uno de sus tallos. Quizás también por ello las flautas de saúco suenan más limpias y puras que ninguna, como la voz cantarina de un aquae.
Tradicionalmente, siempre ha habido dos Cortes Feéricas: la Seelie (o Corte de Verano) y la Noseelie (la Corte de Invierno o La Corte Maldita), siendo los Sidhe (hadas de aire), la nobleza que gobernaba sobre ambas. Las distintas Sub-especies solían repartir su fidelidad a una Corte u otra, en base a sus afinidades e intereses. Además, había pequeñas cortes que se disputaban entre sí los regalos y dádivas de los monarcas Sidhe y los gobernantes de las dos Cortes principales. Eso trajo conflictos, raptos de bebés humanos y algún que otro “incidente” en el mundo humano. Pero, el contacto con la especie humana mundana, su falta de respeto por los espacios feéricos y la contaminación, acabó haciendo mella en el desarrollo de la comunidad feérica, influyéndola y trayendo cambios sociales y genéticos posteriores. A eso, se añadió la desaparición de la Realeza y su Linaje de Sangre, dejando a la comunidad feérica sin sus gobernantes habituales. Las Cortes Feéricas colapsaron y entraron en una situación de completo caos y división. Cada sub-especie pasó a gobernarse por sí misma (o desgobernarse, según se mire) y se retornó a las antiguas formas: los Círculos y las Asambleas (una evolución de las Fiestas Feéricas). Con la entrada en el siglo XXI y las nuevas tecnologías, las hadas se vieron obligadas a adaptar su sistema de organización y crear una supranacional que permitiese su representación en el nuevo orden mundial.
Es por ello que, actualmente, cuentan con una Supra-organización, la ONF (Organización de las Naciones Feéricas). Todos los fatum alrededor del mundo son miembros de pleno derecho de ésta y tienen sus representantes elegidos en Asamblea. A fecha de hoy, dicha organización está presidida por Walter Little, un ignis de mediana edad de unos 20 años y unos 10 cm de altura.
Organización de las Naciones Feéricas:
El presidente es seleccionado por votación popular cada trienio, y su función principal es la de moderador de la Asamblea Popular (constituida por representantes de todas las subespecies conocidas aún existentes, menos las Tribus) y portavoz de las conclusiones obtenidas en ella. Como se indica más arriba, su actual presidente es Walter Little (Ignis).
La Asamblea convoca frecuentes referéndums entre las filas de las hadas, que han desarrollado un sistema de votación rápido y eficaz gracias a las nuevas tecnologías (aunque muchos terris aún gustan de movilizarse en persona y hacerlo a la antigua usanza).
Entre las demás comunidades humanoides sobrenaturales, esta costumbre es causa de mofas y frecuentes burlas, ya que en ocasiones se votan cosas bastante absurdas, como el color del logo de la Asamblea Popular o el menú laboral de los representantes.
En general, los fatum están bien integrados en la sociedad sapiens, atendiendo a sus leyes y normas de convivencia. Así que la función principal de la Asamblea Popular se limita a asegurar que haya un reparto equitativo de los bienes entre los miembros de su comunidad, obligando en ocasiones a expropiaciones forzosas de patrimonio de los miembros más ricos (que suelen ser habitualmente aeris) para repartirlo en obras sociales. Aparte de los impuestos habituales propios del país en el que vivan, los fatum pagan a la Asamblea la llamada TPN (Tasa de Paridad Natural), que es proporcional a sus ingresos y su nivel de vida. Por contra, es difícil ver un fatum indigente o abandonado a su suerte, porque la comunidad provee. Sin embargo, las presiones en la asamblea para respetar la propiedad privada son cada vez mayores y suelen venir por parte de los aeris y en menor medida, de los ignis.
DATS:
Organización para la Defensa en Acción de las Tribus Silvanas. Es un grupo variado de fatum creado para luchar por la preservación de los ecosistemas del Homo silvaticus. Sostienen que son criaturas inteligentes, pero, aunque no lo fueran, merecen respeto y preservación. Por tanto, aunque las Tribus no tienen representación real en la Asamblea Popular, la tienen de forma indirecta a través del órgano no-gubernamental, DATS.
A nivel local:
En el día a día, los “asentamientos” feéricos se organizan a partir de Círculos y Asambleas Locales, según su propio Lore (tradición) ancestral.
“El término asentamiento difiere algo en su definición habitual cuando hablamos de la comunidad feérica, ya que éstas no conforman ciudades propiamente ni pueblos, si no que se dispersan por un territorio, delimitando sus pequeñas áreas de influencia y acción respecto a los demás. Con la llegada de internet, estos límites muchas veces quedan diluidos y obsoletos. Es por ello que se usa más el concepto de Círculo y membresía. La pertenencia a un Círculo determinado oficialmente es lo que definiría “asentamiento” feérico. El sitio donde se localiza físicamente dicho Círculo como punto de reunión”.
Demografía y geopolítica en las Comunidades Sobrenaturales,
Edgar Williams (2022)
Círculo de Setas: es la forma más básica y primigenia de organización de las hadas de Aire. Se remonta a antes de la existencia de las Cortes y siempre se mantuvo, incluso bajo la mano firme y caprichosa de la Realeza Sidhe. Antiguamente, la organización era mucho más compleja, ya que los círculos de setas se agrupaban bajo una corte que juraba fidelidad a una de las Dos Cortes, por lo que la jerarquía de poder era tan extensa como caprichosa. A día de hoy, cada Círculos de Setas elige a un representante que es enviado a la ONF. Los Círculos de ahora son bastante amplios y numerosos en miembros, llegando a alcanzar incluso los 50 individuos por Círculo, en los grandes asentamientos.
Círculo de Piedras: organización alternativa al círculo de setas, que usan los feéricos de Tierra, Elfos y Orcos, por separado. Suele haber un líder y consejeros, que son los que plantean los asuntos importantes a tratar y toman las decisiones. Al igual que los Círculos de Setas, éstos también, antiguamente, debían lealtad a una Corte u otra. En la actualidad, cada Círculo remite a su representante a la ONF, si es que llega a hacerlo.
Asambleas comunales: es el modo más común entre los fatum que no son de Aire ni de Tierra. Suele ser bastante anárquico, escandaloso y cuesta que lleguen a acuerdos de ningún tipo. Los Gnomos son los que más representantes tienen en la ONF. Los Leprechaun son bastante esquivos y desconfiados con la eficiencia de dicha organización, pero se conoce que en la actualidad pueda haber un par de representantes. Las fatum de Agua la mitad de veces ni se presentan y van a su aire en todo, no les preocupan ni reconocen las decisiones y leyes sobrenaturales o de los humanos mundanos.
Manada o Bancal: algunas sub-especies simplemente se mueven en grupo de forma habitual y suelen tener una Hembra o Macho Alpha que toma las decisiones por todos. Solo siguen la voluntad de su líder. Es el caso de las Fatum de Agua, que la máxima autoridad que reconocen es la Voz del Mar. Las Tribus también forman parte de este tipo de organización, más primaria.
Su arraigo a la naturaleza y al Nexo es tan fuerte en esta Especie, que el aprendizaje de los Dones forma parte de la propia dinámica de aprender a caminar, a volar o a respirar. Es casi innato. Se vive por parte del nuevo ser como algo que va desarrollando poco a poco desde que nace hasta que madura, como el habla o la coordinación de su cuerpo. Aun así, los Dones requieren cierto grado de control y disciplina, que es algo que sí los mayores enseñan a los más jóvenes desde que son infantes. Por tanto, el sistema de transmisión del conocimiento mayoritario en los asentamientos feéricos es totalmente endogámico y dentro de su comunidad local. Aparte, muchos niños-hadas y adolescentes acaban asistiendo a los centros escolares de los mundanos, para aprender a camuflarse y adaptarse al mundo real. Es por ello que no existen Escuelas propiamente para Hadas. En el pasado reciente, se ha intentado algún proyecto de Academia conjunta de Especies Sobrenaturales distintas, pero los resultados no han sido demasiado positivos. El único que pervive a día de hoy es la Academia Blackrose en New Orleans. En la actualidad está al borde del cierre y la bancarrota.
Por otro lado, las Hadas son un colectivo con poca tendencia a documentar las cosas. Tienen Relatores (historiadores), obviamente, pero como sus habilidades proceden de un Poder Bruto (sin refinar), no consideran necesario escribir nada, porque:
“¿qué iban a escribir? ¿Cómo se mueve un ala para planear? ¿Cómo llamar al viento y con un respiro hacer girar el aire hasta crear un torbellino? Eso no son cosas que se puedan describir con palabras. Solo puedes… sentirlo dentro de ti, revolviéndose, liberándose, siendo Uno con el Aire o la Tierra.”
Cita de Myrtle Springwind, Casta Pixie, Maestra de Armas (2015).
Así que su enseñanza se basa en la transmisión oral directa de las hadas más veteranas a las más jóvenes y la práctica a campo abierto. Con la evolución de una parte del colectivo a Tecnohadas, se han empezado a disponer de espacios en Servidores donde se almacena información sobre el colectivo feérico. Empiezan a tener los primeros registros “físicos” de sus conocimientos, mediante archivos de video, grabaciones de audio y textos en formato pdf.