Partida Rol por web

Un mensaje llegó a la PDA de ambos los dos, Joshua Josef y Nanako Kanai, y tras sacarlas para leer el mensaje, a fin de cuentas parecía ser importante estar informado de todo lo que ocurre en aquel archipiélago su destino fue condenado. Al parecer les estaban invitando a asistir al brunch de Bárbara Custik... y lo que era más insalubre, en la zona del último muerto.

Sin tener más remedio u opción, ambos se tuvieron que marchar directamente hasta allá, a fin de cuentas, no quería ser castigados por incumplir las normas... y quien sabe... quizás hubiera algo interesante.

Al parecer aquella parejita fue más que feliz en llegar a Monokuma Rock y en su halo de felicidad apenas se percató que ellos habían sido los primeros en llegar de todo aquel grupo. Pero bueno, tampoco tendrían que esperar demasiado... ¿Verdad?. A veces cuando un chico y una chica están bajo la luna...

El grupo de la segunda isla llegó a Monokuma Rock sin demasiados problemas y sin más cadáveres de por medio, lo que al parecer era un alivio teniendo en cuenta que habían escuchado hasta 3 campanas de aviso de cadáver distintas hasta ahora. Esperando que el resto de los supervivientes llegaran pronto.

Tanto Akira Kimura como Yoshimatsu Arai se percataron de la llegada de aquel grupo que había ido a investigar la Segunda Isla, al parecer regresaban todos ellos, ni más ni menos. Algo que era bastante positivo, a fin de cuentas, ya había habido tres campanadas distintas implicando tres muertes... no querían más.

Al parecer esperándolos frente a Monokuma Rock se encontraba el grupo, o en este caso, la pareja que había ido a la primera isla; ambos parecían estar bien, por lo que era lógico pensar que aquella campanada extra que escucharon no tenía nada que ver con ninguno de ellos, al menos no de forma indirecta...

El tiempo pasaba, y de momento tan solo aquellos cinco estaban ahí, esperando... esperando demasiado... esperando... ¿Acaso iban a esperar eternamente por aquellos del tercer grupo que se habían quedado en la tercera isla?. ¡Si apenas tenían que moverse!.

Al parecer las ansias por el juicio eran algo que hizo aparecer a Monokuma mientras abría la escalera hacia la zona del ascensor. Bajando, encolerizado, el pequeño oso de dos colores no lograba calmar su más que evidente enfado por la gran tardanza que el resto estaba teniendo.

¿¡PERO SE PUEDE SABER PORQUÉ AÚN NO ESTÁIS TODOS!?

¡NO IMPORTA!. ¡IRÉ YO MISMO A BUSCAR A LOS QUE FALTAN!.

Monokuma desaparecería tan rápido como apareció para quejarse de ellos, y al cabo de un corto rato aquel grupo al parecer obtuvo respuesta por parte del oso de dos colores, y aunque la respuesta que dio no parecía ser la más acertada de todas, o al menos, no la que aquellos alumnos se esperaban... ni de lejos...

Finalmente en la lejanía custodiados por Monokuma llegarían los últimos tres, y aunque para muchos estos tres supervivientes no eran del todo de su agrado al menos el número creía un poco para hacer aquel juicio minimamente entretenido de ahora en adelante.

Finalmente en la lejanía custodiados por Monokuma llegarían los últimos tres, el grupo que parecía ser más dispar de todos ellos, pero aún con todo, los tres regresarían sanos y salvos, algo los había contenido de saltar al cuello de los unos a los otros, quizás fuera un mínimo de respeto por la vida humana y vírica... o el temor al castigo.

Frente a las escaleras mecánicas que se dirigían hacia una de las bocas de Monokuma se encontraban otros cinco alumnos, al parecer estos estaban esperando por ellos desde hacía ya bastante rato. Aunque lo que más extraño era la falta de como mínimo dos personas más... ¿Dónde estaban?... Esas preguntas para el juicio.

Al parecer las ansias por el juicio eran algo que hizo que Monokuma les hablara ya con todos los nervios que tenían perdidos. Y aunque era cierto que ninguno de los juicios anteriores había sido del agrado de nadie, ni del propio Monokuma, esperaba que el tercer intento fuera el vencido de hacer algo bien.

¡SUBID LAS ESCALERAS DE UNA VEZ!

¡VAMOS A TENER UN JUICIO ESCOLAR COMO SE DEBE!

A la tercera va la vencida, o al menos eso era lo que pensaba el Oso; la cuestión era qué es lo que esto pudiera significar ante los demás... Independientemente de las intenciones del oso, estos tenían que subir las escaleras y comenzar el juicio escolar, de eso ya no se libraban... cualquier duda que hubiera se tenía que resolver en pleno directo.

El grupo llegaría finalmente a Monokuma Rock, también llamado Monte Monokuma. Lo único que parecía ser de interés era aquella pequeña cordillera montañosa con las caras esculpidas de Monokuma en la roca. Así como el evidente mecanismo interno que tenía para llevarlos a la sala de juicios por medio de unas escaleras mecánicas que aparecían de la nada, así como de un ascensor en el interior de una de las bocas.

Aquel trío calavera seguía con aquella malsana manía de enfrentarse con el caluroso día tropical que hacía ahí afuera. Todo para llegar a la isla central y quedarse frente a Monokuma Rock. El hecho de que la cocinera guiara a aquel grupo no parecía ser la mejor de las ideas en esos momentos...