Partida Rol por web

El barco era accesible para cualquiera que pudiera subir por la escalera de cuerda, y en la parte superior del mismo, todo era posible de ir, tocar y mover. Aunque claro; sería algo complicado teniendo en cuenta el hecho de que solo alguien con conocimientos en barcos o habilidad alguna con estos sería capaz de ponerlo a punto... y también estaba el hecho de que estaba encallado en la arena de la playa... y había una puerta de madera sin pomo.  Aquella única puerta de madera sin pomo, picaporte o manilla tampoco tenía forma alguna de saber dónde se encontraban las bisagras por lo que no se sabía del todo bien si esta abría hacia un lado o hacia otro.

Bajo la tenue luz de la mañana, que poco a poco se iba haciendo más brillante a medida que el sol iba ascendiendo por el eje celestial; Tsumiko Komachi se había encaramado a aquel maldito velero que usó para llegar hasta la zona desde aquella playa en donde se encontraba varado para enseñarle a todo el mundo dónde estaba la maldita barrera invisible de los cojones.

Aguardé de brazos cruzados a que alguien subiera, si es que iban a subir. Traté de no pensar en lo ridícula que me sentía, ni en que estas personas eran rechazados de la academia, ni en traumas pasados intentando ayudar a la gente, antes y después de entrar en la Hope's Peak. Sí, inspiraba, espiraba, tratando de mantenerme centrada y en calma.

El barco era accesible para cualquiera que pudiera subir por la escalera de cuerda, y en la parte superior del mismo, todo era posible de ir, tocar y mover. Aunque claro; sería algo complicado teniendo en cuenta el hecho de que solo alguien con conocimientos en barcos o habilidad alguna con estos sería capaz de ponerlo a punto... y también estaba el hecho de que estaba encallado en la arena de la playa... y había una puerta de madera sin pomo.  Aquella única puerta de madera sin pomo, picaporte o manilla tampoco tenía forma alguna de saber dónde se encontraban las bisagras por lo que no se sabía del todo bien si esta abría hacia un lado o hacia otro.

Uma Yugana desconfiando de las palabras de Tsumiko Komachi, cruzada de brazos y sin muchas expectativas, decidió seguir a la "Virus-Chan" para ver dónde estaba esa barrera invisible que tanto proclamaba la espadachina, estando consciente de que, quizás y solo quizás... fuera una trampa para matarla.

En la parte superior del barco se encontraba Tsumiko "Virus" komachi con los brazos cruzados, esperando a que alguien subiera, si es que iban a subir. Claramente aquella muchacha se mostraba bastante molesta, tratando de tranquilizarse o quizás prepararse respirando lenta y pesadamente... , tratando de mantenerme centrada y en calma.

Si Uma Yugana obtuviera una Monocoin por cada vez que se subía a aquel velero encallado en ese mismo día, tendría dos monocoins, lo cual no es mucho, pero es extraño que decidiera subir a un velero encallado en el mismo día dos veces seguidas consecutivas.

"Mira, con esta palanca es más fácil, es aquí..." me dirigí a la puerta y tal y como hice esta mañana, traté de encajar la palanca en los huecos entre la puerta, esperando chocarme una vez más con aquella puñetera pared invisible. Una vez encontrara el punto, daría dos golpes con la otra mano sobre la palanca para que se viera que no era nada fingido, sino que chocaba con pared. "Toma, comprúebalo tú misma si quieres." le ofrecí la palanca sin miramientos.

De la nada, literalmente, detrás de uno de los barriles hizo la llegada Monokuma, echando un vistazo rápido a los dos presentes aquel oso mañoso les saludó con energía, algo que siempre era mal recibido, en particular por las mañanas.

¡Buen-osos días!

-He notado que la emoción por el Juego de Matanza Mutua ha disminuído levemente, antes os matábais casi a diario y de momento aún nadie la ha palmado, así que creo que esto podría seros de utilidad para aquellos que aún quiee eee e ee ee e e e e e ee e e e ee e e e e ee e eeee e e e e e e ee e eeeeeeeee eee e ee e e eeee  e e e   ee e e e e e e e eeeeeeeeeeee eeee e e ee   e e e e ee e e e e eeeeeeeeee eeeeee...

Y Monokuma desapareció tan rápido como este había llegado.

 Uma subió al velero poco después de Tsumiko, esperando que la chica pudiese demostrarle que lo que había dicho era verdad. Al llegar allí, a la jinete le ofrecen una palanca para que haga una prueba sobre la puerta que antes había intentando abrir. Uma tenía que admitir que simplemente había intentado empujar la puerta y nada más, por lo que quizá algo se le había pasado por alto. Pero difícil sería que Uma admitiera cosas que no le eran de su ventaja.

 Con sospechas, al chica toma la palanca.

- Espero que esto no sea algún plan extraño tuy-

 En ese momento aparece el oso detrás de ellas, asustando en sobremanera a la jinete. Monokuma se dispone a hablar sobre los asesinatos y sobre algo más, aunque en el proceso pareciera que al animal le dio un ACV o algo similar. Ya que no pudo terminar la oración  desapareció sin concluir su monólogo.

 La jinete estaba extrañada, pero Monokuma solía tener comportamientos erráticos, por lo que no quiso darle mucha cabida a eso.

- Realmente odio a esa criatura. Como sea, voy a probar lo que me dijiste, Viru... Tsumiko.

 Uma pone la palanca contra la puerta e intenta hacer la misma acción que Tsumiko antes le mostró.

Los golpes que Tsumiko Komachi realizaba contra la pared no surtían efecto alguno, por lo que los golpes que Uma Yugana también trataba de hacer, tampoco iban a ser demasiado buenos para derribar aquella simple puerta de madera. Pero a medida que esta golpeaba, sentía que algo andaba mal, como si no estuviera golpeando aquella puerta en cuestión. Mucho menos lograba meter la palanca entre los huecos que había entre los tablones de la puerta.

 Uma ataca sin piedad a aquella puerta de madera, intentando hacerle el mayor daño posible con la palanca. Quizá su compañera era demasiado debilucha y por eso no había logrado derrumbarla, por lo que la fuerza de una deportista como ella haría la diferencia. Pero conforme seguía trabajando con la palanca, la rubia notó algo extraño.

- Uh... esto es raro, realmente. No sé si es suficiente evidencia para mi, que soy una persona que no se deja llevar por lo mínimo, pero... esto es bizarro... ¡realmente hay una barrera entre la puerta y nosotras!

 Conforme Uma intentaba meter la palanca entre las grietas y fallaba, más anonadada estaba de la situación. Como si la realidad le estuviese pegando en la frente. El semblante orgulloso y altivo de la jinete se transformó en una mirada de pura preocupación.

- ¿Estamos... estamos en una simulación? ¿C-c-cómo las películas?

 Ya no quedaban aires de grandeza en la muchacha. La cantidad de cosas en contra que aquella isla le había arrojado ya era demasiado grande. Primero el juego mortal, después que la acusaran de traidora, el surgimiento de una virus y dos psicópatas... y ahora enterarse de que no estaban en el "mundo real". Uma revisa su Monopad de vuelta, vencida en espíritu.

- Akira nos está llamando hacia el aeropuerto. Deberíamos... deberíamos ir, Tsumiko.

"Lo siento..." murmuré recuperando la palanca cuando vi que, como yo, caía presa de la desazón al y la futilidad al ver una prueba directa de que no eramos más que avatares virtuales. ¿Había hecho lo correcto? Al ver a la siempre molestamente optimista y llena de narcisismo Uma Yugana quebrarse... sus ánimos derrumbarse... a pesar de nuestras hostilidades iniciales, a pesar de que a ciencia cierta sabía que fue una de las cómplices de Akemi Eiji... no me produjo ningún placer verla así. Es más, me sentí algo culpable. Pero por una vez, por esta vez, no fue con malicia. La Ultimate Paperboard Cowboy, como la llamé una vez, estaba tan atrapada aquí como yo.

No se me pasó pasó por alto tampoco que empezó a llamarme por mi nombre, sin ninguno de tantos motes. Curioso. Bárbara Custik empezó a hacer lo mismo el día anterior, pero en su caso fue por el miedo. Pero aquí, parecía que me había de alguna forma ganado el respeto de Uma Yugana, aunque no sabía cuánto me duraría. Mejor aceptar la oferta de paz y tregua, sí. Estábamos, literalmente ahora mismo, en el mismo barco. "Sí, tienes razón, Yugana-san." creo que era la primera vez que la llamaba por su nombre y honorífico, bueno, su apellido. "Será mejor moverse."

Aquellas dos muchachas, que por algún motivo lograron acercarse un poco la una a la otra por andar golpeando paredes invisibles que se encontraban -aparentemente- frente a las puertas del camarote de un barco varado en la playa donde se producía un juego de asesinato mútuo; desembarcaron y llegaron a la playa.