No encontraron nada interesante en la habitación de Yuki Aimi.
No encontraron nada interesante en la habitación de Akemi Eiji.
No encontraron nada interesante en la habitación de Katsumoto Obinata.
No encontraron nada interesante en la habitación de Shishio Uke.
No encontraron nada interesante en la habitación de Ízan Pasternak.
Encontraron algo interesante en la habitación de Barbara Custik.
Encontraron algo interesante en la habitación de Nanako Kanai.
Aquellos dos, los únicos hombres que aún seguían con vida, llegaron juntos a la Zona de las Habitaciones. En ningún momento ninguno de ellos abandonó la compañía del otro y en ningún momento ninguno tiró nada o se deshizo de nada en el camino. Lo único que tenía Yoshimatsu Arai en su espalda era la bolsa vacía.
Ya había llegado hasta allá y no había sido atacado por Joshua Josef, por lo que pude estar relativamente tranquilo al respecto de que el grandullón no fuera a abrirme la cabeza en dos ahora que podía y estábamos solos. Aunque claro, también sería algo demasiado evidente si lo hiciera.
-Pues a no ser que quieras matarme, aquí nuestros caminos se separan. -Dije mientras me dirigía hacia mi puerta- Daremos juntos con la culpable del asesinato de Ruedas.
Impido que entre a su habitación poniendo mi mano en la puerta.
Suigin Shita, se llama Suigin Shita, no ruedas. Así que usa su nombre.
Después de decirle esto, me voy a mi habitación.
Realmente aquel comentario tan repentino me impresionó, pro un momento había pensado que estaba dispuesto a matarme ahí y ahora. Y ya había aceptado mi destino para que al final, lo único que hiciera, fuera corregir el apodo que le había puesto a la fallecida. Como si a ella le hubiera molestado.
Con una sonrisa en mi cara, entré a mi habitación.
Después de ser acojonado por Joshua Josef con aquel comentario, pidiendo algo de respeto por su amiga muerta, Yoshimatsu Arai decidió marcharse a la habitación, entrando sin ningún problemas en ella, y cerrando la puerta tras de sí una vez que este hubo cruzado bajo el umbral de la misma.
Después de acojonar a Yoshimatsu Arai con aquel comentario, pidiendo algo de respeto por su amiga muerta, Joshua Josef decidió marcharse a la habitación, entrando sin ningún problemas en ella, y cerrando la puerta tras de sí una vez que este hubo cruzado bajo el umbral de la misma.
Dejando un leve rastro de sangre que se le caía del vestido, así como del cabello y del resto del cuerpo, aquella muchacha, Tsumiko Komachi, lograría llegar hasta la Zona de las Habitaciones que se encuentra en el área del Hotel de la Primera Isla. El viaje había sido tranquilo y sin sobresaltos hasta allá.
Sacando la PDA de Akira Kimura, entré en su habitación.
Una vez dentro de la Zona de Habitaciones y usando la PDA de Akira Kimura, Tsumiko Komachi decidió que lo mejor que podía hacer era cumplir con su parte y agradecer el ofrecimiento y el regalo de la muchacha, lo que esto implicaba que la muchacha tenía que adentrarse a su habitación y tomarse una buena y larga ducha.