Partida Rol por web

Antón miró con preocupación al "chico". Si esa flecha le había alcanzado bien poco podrían hacer por él. Se acercó hasta él.

-Muchacho, llévanos con tu madre, me parece que será la única que podrá curarte si lo que dicen de ella es cierto-le dijo sincero, aunque pensando que si aquella mujer era una bruja o se negaba ha hablar del caballo ni ella ni su pequeño deforme vivirían mucho mas.

El muchacho gruñó y asintió con la cabeza, acto seguido os hizo un gesto para que le siguiéseis a través del bosque, parecía que os iba a conducir de buena gana a su casa.

Os condujo entre los árboles, íbais escoltándole sin perderle de vista en todo momento, hasta una hondonada en la que se veía una pequeña casita de madera con el techo de paja y ramas. Al este de la casa había un pequeño corral en el que varias gallinas iban de aquí para allá. Parece que a la familia no les iba tan mal, la brujería aseguraba el porvenir por lo visto.

Al llegar frente a la puerta de la casita el muchacho comenzó a gritar

- UUUUUUUUUUUUUUUUUHHHHHHHHHHHH UOOOOOOOOOOOOOO!

A pesar de la aparente buena voluntad del chico-bestia o lo que fuera, decidí vigilarle por si se le ocurría hacer alguna estupidez. Durante el camino me mantuve con el arco en las manos por si había que terminar el trabajo.

¿Qué forma era esa de llamar a alguien sino fuera más que para dirigirse a un caballo o a una piara de cerdos? Sea como fuere, el joven deforme delataba nuestra posición, y tal que así me sentía yo desprovisto de cualquier otro embiste que pudiera acaecernos.

En esos momentos pensé asegurar la compañía. Me acerqué al muchacho y mientras gritaba le puse el puñal en la garganta, mirando la casa y esperando a que alguien apareciese. Si algo nos agraviaba o alguien nos amenazaba... ¡ZAS!...

...hojazo en la garganta -dije a mis compañeros escapándose al exterior mis propios pensamientos. Aguardad con ganas, señores, si es una bruja y esta es su casa, en mal sitio andamos. Creo que la prioridad será negociar con este "paquete" como mercancía, si las cosas se tuercen... Luego intenté dilucidar el alrededor, por si veía algo.

Hernán había permanecido inmóvil toda la escena. La aparición de aquel grotesco ser medio humano-medio bestia le había dejado petrificado. Quizá después de todo la mujer si fuese una bruja y no sabía donde acababa de meterse...

Todos siguieron al chico, así que el barbero hizo lo propio. Quedó impresionado con la actitud de Roderigo.

-Después de todo quizá sirva para algo más que para meter sus narices en donde no le llaman... -Se dijo a sí mismo.

Aunque parecía que tenían algo de ventaja al haber capturado al "muchacho", si es que podía llamársele así, había algo que le daba mala espina.

Esta bien, que nadie se altere-dice en voz baja a sus compañeros- no quiero que haya una anciana con un segundo ombligo. Si esa mujer es una bruja pagará por sus pecados pero hasta que no nos diga que ocurre con el dichoso caballo no debemos alarmarla...aun mas-dijo pensando en que si ese muchacho era su hijo en cuanto lo viera las cosas se precipitarían.

En otras circunstancias ya le habría pegado un guantazo al energúmeno ese, mira que intentar matarnos con las malditas trampas, hay que ser vil y traidor para hacer eso... o un completo retrasado como parecía ser el caso. La verdad es que seguro que el bicho ese no tenía la culpa de haber nacido deforme, pero es que me ponía de los nervios.

Como mi señor ya me había mirado mal un par de veces desde que le había ensartado el brazo a la bestia esa, decidí no hacer nada más, una buena me esperaba cuando esto acabase. Me limité a seguir apuntándole mientras Roderigo lo tenía bien agarrado.

Qué mal iba a acabar todo aquello... los lacayos de Don Antón se estaban extralimitando y, si bien tenían motivos para estar enfadados al haberse visto presa de las trampas de aquel engendro de Satanás no era como para presentarese a las puertas de la casa de la bruja con su hijo malherido y encima amenazado con la daga del villano de Roderigo. EL Caballero colocó la mano en la empuñadura de su espada sabiendo de algún modo que a poco que notase algún movimiento en el interior de la casa habría de desenvainarla para resolver aquel entuerto por las bravas. 

Mala cosa...

Al oeste de la casucha te parece ver una elevación en el terreno, jurarías que allí hay la tierra está removida como si hubieran cavado un hoyo.

Aleixo torció el gesto y comenzó a caminar hacia el oeste. Algo había despertado su curiosidad.

- Esperad aquí por si sale la bruja.

Conforme se iba acercando a su objetivo decidió desenvainar la espada y agarrarla fuertemente con las dos manos. Ya no podía estar a la espectativa... era el momento de tomar una posición más activa.

Al acercarte tus sospechas se confirman, hay un hoyo que ha sido tapado recientemente. Por las dimensiones del mismo, podría tratarse perfectamente de una tumba.

Te sorprende enormemente que ninguno de tus compañeros de viaje haya reparado en el hoyo.

Al ver a Aleixo alejarse hacia el oeste, a pocas varas de distancia de la casa, Onofre comienza a revolverse, parece muy nervioso.

Aleixó habló en voz alta dirigiéndose al muchacho que se agitaba bajo la hoja de Roderigo.

- Tú... subnormal... ¿Qué demonios es esto? ¿Quién hay enterrado aquí? Habla o te juro que te abro en canal.

- ¡ No harás nada a mi hijo! -una mujer había aparecido frente a la puerta de la choza sin que nadie se hubiera dado cuenta, lo cual era casi imposible.

La puerta de la choza de madera carcomida estaba abierta de par en par.

La mujer se cruzó de brazos y mirandoos con gesto desafiante continuó hablando

-Aleixo... caballero de Santiago, yo te contaré cuanto quieras saber. Pero por favor, que nadie toque a mi hijito.

El Caballero abrió los ojos de par en par y comenzó a andar con paso firme hacia la muejer.

- Y tanto que lo harás... concubina de Satanás. - los nudillos del Caballero se pusieron blancos de furia al empuñar la espada con fiereza. - Es evidente que haces tratos con el demonio así que no me vengas con negociaciones o te arranco la cabeza de tu blasfemo cuerpo. ¿Quién hay enterrado allí... he dicho? Dime la verdad o te aseguro que tanto tu como el engendro de tu hijo acabaréis con vuestros huesos en el infierno bajo la pezuña de vuestro señor.

Roderigo se quedó anonadado cuando la mujer que salió habló de la condición del de la Cruz de Santiago. En esos momentos relajó su brazo por momentos, pero ante la tensa situación apretó de nuevo bien la hoja contra el energúmeno.

Roderigo ni siquiera le miraba a los ojos, sino al vestido, pues, pese a que habíase escondido tantísimas veces como un gato negro o había visto alguna ese fenómeno (sin duda del Mal y de mal augurio) que muchos llamaban "cometa".

No la miréis compañeros -dijo en bajito al resto casi mirando a sus pies-, y escuchad sus palabras, pero solo por encima ¿quién sabe qué puede acaecernos?

Escupe en el suelo

- ¿concubina de satanás? ¡ja! ¡ no tienes ni la más remota idea de lo que dices! ¡no esperaba menos de uno de tu... calaña! los caballeros tenéis un crucifijo por cabeza-  blasfemó - yo soy una mujer de ciencia, adelantada a mi tiempo, Satanás no tiene nada que ver en ésto. Puedo asegurarte que Satanás visita a tus superiores a diario - volvió a blasfemar - son los Maestres sodomitas y follaniños los que hacen pactos con él, no yo. - recula un poco- eh... os contaré lo que queréis saber. Hace unos días apareció en el bosque una muchacha herida, hice todo lo que pude por ella, pero no fue suficiente, murió entre mis manos - dice compungida - me figuré que venía del pueblo y no dije nada a nadie, la enterré directamente.

- Muy piadosa para ser "de ciencia". ¿No os gusta más a las rameras de Satanás quemar los cadáveres en vez de llevarlos de vuelta a la tierra? Sujeta tu lengua mujer... sujeta tu lengua o te la cortaré sin importarme lo que tengas que decir. ¿Quién era esa muchacha y qué enfermedad tenía que no podía ser tratada en Castrojeriz?