Partida Rol por web

Escucho los disparos y todo parece que Trevol se ha cargado a los dos que han ido por el pasillo hacia adelante a buscarlo. Así que, los otros dos que estaban controlándome se han sorprendido y asustado por las circunstancias. Aprovecho el momento en que se centran en tratar de acertar con Trevor en noquear a uno de ellos, básicamente para tratar de quitarle el arma y utilizarla contra ellos.

Belinda forcejeó sin pensarlo un segundo. Aunque sujetada por los dos hombretones, la sorpresa de los disparos de Trevor que provocó que sus guardianes desenfundaran pronto, causó que los empujase a uno y a otro e impidiera que respondiesen al fuego de Cole con acierto en su primera andanada. Incluso logró desprenderse un brazo y de un manotazo tirar el arma del tipo de la izquierda.

Cole falló por dos veces. Pero continuó jalando el gatillo. Belinda siguió peleando, un puñetazo va, otro viene, patadas, los mafiosos repelen el ataque de Cole, a la vez que intentan quitarse a la fiera de la policía de encima. 

Las balas llueven en ambas direcciones, resuenan ecos de los estampidos, de las maldiciones y gritos. 

Tras unos pocos segundos de tiroteo y ostias, el par de matones acaba acaban desparramados en en suelo, los charcos rojos escarlata expandiéndose en derredor de ellos. Jackson sin apenas un rasguño, los proyectiles silbaron a su alrededor sin rozarla. Coge un arma y corre hacia Cole, que apenas se sostiene con una rodilla en tierra, empapado en sudor. Un reguero de sangre corre pernera abajo, otro balazo se le ha encajado entre las costillas del lado izquierdo...

Tras el intercambio de disparos entre Cole y el resto de matones y guardias del local, aprovecho ahora que están distraídos con mi compañero para tratar de estorbarles y de paso quitarles a alguno un arma. Tras un forcejeo, consigo el arma. 

Los disparos continúan, no me hieren. Sigo tratando de estorbar a los matones y el hecho de que Cole siga disparando, consigue ayudarme. Al final, todos los hombres del chino acaban heridos o muertos por el suelo. Corro hasta mi compañero - Cole, Cole, tranquilo, ya ha pasado todo - compruebo que está malherido, finalmente una bala le ha alcanzado - ven, apóyate en mí, salgamos de aquí - antes recojo mi móvil, también el de Frank y pido ayuda (llamo) a la policía, dando los datos del local así como insistiendo que traigan ambulancias "agente herido" - eres un héroe, Cole.

Compruebo el estado de los demás y les retiro las armas.

Avanzamos por el pasillo camino de la salida más cercana o por donde habíamos venido

Fue comprobar que Belinda estaba bien, y al segundo siguiente Trevor cayó de rodillas, apoyando la mano con el arma en el suelo, la otra sobre sus heridas de las cuales brotaba la sangre caliente. Aún así, sonreía. De nuevo había metido a un compañero en problemas por sus acciones, pero esta vez el único herido era él.

Se sostuvo a la mujer, pero negó con la cabeza. -El chino de los cojones tendrá más guardaespaldas. Estoy dejando un rastro, nos alcanzarán.- Jadeó. -Busca a la chica, la que te iba a dar información. Sácala de aquí. Yo los despistaré para que no te sigan.- Luego se rió amargamente. -No soy ningún héroe, sólo un imbécil sin nada que perder.-

Belinda descubre que Trevor sangra por tres orificios, camino de ser un colador con piernas. Se mueve como puede apoyado en ella, su respiración es como un fuelle enfermo y viejo y pero pierde bastante sangre. Su mirada se hace borrosa, a pesar de ello, sigue en pie.

Jackson también se ocupa de los matones heridos, solo uno de ellos respira todavía. En esto que suena y vibra el móvil de Belinda. Es Ben. 

-¡Qué coño sucede! Trevor no coge el teléfono, vamos para allá Belinda. Me he adelantando con otras dos patrullas y después de tu aviso son varios coches que se dirigen al local. Y un par de ambulancias. ¿Cómo estáis? ¿Qué ha pasado? ¡Resistid! -acaba soltando todo energía.

Tras la puerta del pasillo se escucha el ruido de fondo de la música de los bailes y los gritos y aplausos de la cliente. Puede que no se hayan enterado de los disparos, como sucedió antes. Mr. Zhöu puede regresar pero si os mezcláis entre la gente... Para sorpresa de los dos polis, la camarera se arma de valor y ayuda a Belinda a cargar con Trevor. 

-Por ahí no, si seguimos este pasillo en dirección contraria, va a dar a unas escaleras y a otra puerta grande de salida, en el callejón.

Trevor está herido en su situación necesita urgentemente que lo atienda un médico. Lo acompaño hasta salir de la zona vip, en la parte que es discoteca, una camarera nos ayuda - pues vayamos al callejón - había que salir de allí. Además casualmente podríamos coincidir con la chica si es que era el horario en que dejaba de trabajar. Entre medias había llamado Ben, que venía hacia aquí.

- Vamos Trevor, aguanta - esperaba no tener conflictos por la salida secundaria del local, toda vez que cuando entrar fuimos por la principal, había dos matones que había que salvar.

Era más lo que Belinda debía arrastrar a Cole que lo que el mismo lograba caminar; su compañera parecía haber ignorado su petición, pero parecía que quizás habría oportunidad de salir ambos de allí con vida. Trevor seguía sosteniendo la culata de la pistola con fuerza, y trataba de no desenfocarse en la mirada, intentando prestar atención alrededor de ellos, esperando ser capaz de detectar si alguien se fijaba en ellos. La ayuda de la camarera resultó inesperada, y aunque Belinda no tardó es escucharla, el detective la miró con cierta desconfianza.

-Si esto es una trampa, me aseguraré de que tengas una bala en la cabeza antes de yo caer.- Murmuró hacia la joven, pero no hizo mas intento de hablar, necesitaba ahorrar energías.

La camarera, ya de por sí asustada, pero con las suficientes agallas para ayudaros, mira a Trevor, algo incrédula y ofendida - No es una maldita trampa. Te estás desangrando, basta que te quedes ahí tirado y la palmes. ¿No sabes confiar en las personas?

Entre las dos mujeres y las fuerzas que restan a Cole, avanzáis por el pasillo. Unas escaleras conducen al piso de arriba, prestando atención, no se escucha nada, tan solo sonido lejano de música a todo volumen de la disco. No queda otra escaleras, arriba. 

-Cinco minutos y estamos ahí. Una patrulla cercana tiene que estar a punto de llegar -Es la voz de Ben, en comunicación abierta por el móvil. 

Escaleras arriba, son dos tramos. Antes de alcanzar el primer rellano, os llegan las voces desde abajo, desde el camino del cual procedéis. Voces y carreras en vuestra dirección por el pasillo. -¡Están en el puto pasillo, subiendo! ¡Avisad a Zhöu! -chilla alguien, sin duda avisando para que os bloqueen el paso por arriba. Y los otros, por abajo. 

Cuando llegáis a ese rellano, os cubre la esquina, el primero de otro grupo de matones aparece abajo de las escaleras. Sin tiempo a más, dispara, pero sus tiros no aciertan, levantan pintura y yeso de las paredes. No tiene ángulo. Eso no impide que no cese de darle al gatillo, una lluvia de plomo horizontal os salpica desde abajo de las escaleras. Llega otro matón más, que se une al primero en su ráfaga de tiros, entretanto un tercero decide subir los escalones, cubriéndose con el fuego de sus compañeros.

¿Llegarían a tiempo los refuerzos? Trevor no estaba seguro, muchas cosas podían acabar en cinco minutos. Su vida, por ejemplo. Los tiros sonaban cerca, y aunque de momento fallaban, el detective sabía que una vez tuvieran visualización serían como patos de feria.

-¡Sigan subiendo!- Le instó a su compañera y a la camarera, la cual luego de aquella respuesta se había ganado, quizás no su confianza, pero si admitir que tenía ovarios. Trevor buscó tener visualización hacia la esquina mientras se apoyaba a la pared, con una bala lista para atravesar al primero que se pusiera a tiro.

Trevor se queda. La camarera tira para arriba, pies ligeros, no se lo piensa. Jackson también se mantiene en posición. Se produce el tiroteo, ráfagas de proyectiles, intercambio de fuego y plomo. Las detonaciones retumban en el estrecho hueco de las escaleras y forman ecos disonantes y aterradores. 

Parece que dura mucho pero es un momento. Tres cadáveres más sembrando el piso de sangre. Trevor no puede más y apunto está de derrumbarse. Una sudorosa Belinda lo atrapa y tira de él hasta el piso superior, arrastrándolo a la salida. Ya se escuchan las sirenas de ambulancias y vehículos policiales. Llueven policías, de calle y de paisanos. Se forma un follón de la hostia, clientes, bailarinas, prostitutas, agentes de policías, paramédicos...hasta los bomberos aparecen. 

Ben enseña la nariz y la pistola. Para abajo que corre con una docena de polis. Los matones que encuentran no oponen resistencia, menos algún gilipollas que sale con los pies por delante acompañando a sus compañeros que se han cargado Trevor y Belinda, en particular el primero.

Oxígeno y transfusión para Cole, dentro de una ambulancia que vuela quemando neumáticos hacia el hospital. 

-¡Saldrá de este, detective! -afirma, toda seria, una de las enfermeras. 

Todo ocurre demasiado deprisa, en las escaleras nuevamente Trevor afirma que se encarga de la situación con su pistola. Lo hace aunque tampoco lo dejó atrás, conseguimos salir para descubrir que llega la caballería, Ben y gente con placa entran en el local. Tenemos la suerte de que un paramédico se encarga de Trevor, lo veo marcharse en una ambulancia.

Dudo entre perseguir a los malos o quedarme a ayudar arriba. Valoro que no se trata solo de atrapar al chino que controla todo sino de tener pruebas, es por ello que busco a la chica con la que habíamos quedado antes, no sin antes armarme por si acaso. 

Le doy indicaciones a Ben de donde está la zona vip y donde pudiera encontrarse el chino. 

Trevor sólo fue consciente de ver tres cuerpos caer bajo balas, ya ni siquiera supo si de nuevo había recibido disparo. Luego gritos, sirenas, movimiento. Le tuvieron que quitar el arma de la mano, que seguía aferrando como si la vida se le fuera en ello. En algún momento dejó de ver a Belinda, y tuvieron que sostenerlo cuando intentó ver donde estaba su compañera, queriendo estar seguro de que ella estaba bien. Tampoco es que les costó demasiado, estaba tan débil que su intento de pelear era más un reflejo desesperado de su cuerpo que algo hecho con intención. Veía todo rojo. Y azul. Y rojo y azul otra vez, y una voz que le llamaba. ¿Brenda? Así se sumió pronto en la inconsciencia.

Mientras la ambulancia devora kilómetros camino del hospital, Belinda y Ben, junto con el resto de policías y otro par de inspectores de policía se afanan por atrapar al encargado del local y a toda su gente. Hay mucho lío, persecuciones, algún tiroteo, y varias detenciones. Ni rastro de Zhöu, se ha esfumado. A quien sí encuentra Jackson es a la bailarina, pero no la puede retener y la chica se quiere largar. Consigues un nombre, Hwang, y una dirección. 

A todo esto, Trevor se debate entre la vida y la muerte. Ha perdido mucha sangre. Por fortuna para él, la paramédico y sus compañeros son buenos profesionales. Llegan pronto a urgencias y, tras una intervención quirúrgica de varias horas, te recomponen. Sumido en la inconsciencia, eres ajeno a los acontecimientos que se suceden tras esta noche de muerte y sangre. 

Jackson todavía reúne fuerzas para investigar esa dirección con Ben. Se trata de un miserable hotel. Sí, estuvo aquí una chica oriental, pero se marchó dos días atrás. -Os informa la recepcionista, una chica de pelo verde y chicle de fresa en la boca. No sabe más, ni le consta nuevo domicilio. No dejó nada atrás y, aunque comprobáis la habitación, ya con otro cliente, no encontráis nada.

Se descubre, o más bien, se medio desmantela la organización mafiosa de trata de bancas. Prostitución de menores y drogas. Lamentablemente se encierra a mandos medios, de poca monta. Los grandes quedan fuera de órbita. Y no hay pruebas de quien asesinó a Mei. Seguramente Zhöu, pero el mafioso está desaparecido. El local es cerrado, un puñado de chicas liberadas, matones entre rejas. 

Davies le coloca el crimen de la joven chica a un par de los matones y al propio Harry muerto, en base a testimonios, confesiones y acuerdos. Para postre, tres días después aparece el cadáver de otra china, prostituta a todas luces, degollado en una pensión de mala muerte. Sin apenas pruebas, el caso se cierra argumentando que debió ser asesinada por algún cliente. La bailarina de la disco la identifica como Amber. 

El sabor de boca es amargo. Se presupone quien se ha cargado a las dos crías, pero no hay pruebas. Zhóu se encuentra en paradero desconocido,  Hwang está demasiado alto en la pirámide depredadora. Es casi intocable sin más pruebas, pero sin duda es quien mueve y controla el tráfico de chicas. Y eso, a pesar del contenido del móvil de Frank. Es un teléfono sencillo y debe ser el que usa para la "vida normal". Pero menos da una piedra. Aparecen nombres, otro par de policías, y ahí ya se corta el manantial del grifo. Huele que apesta, seguramente alguien de arriba está metido en esta mierda. Pero no podéis hacer mucho más. 

Entretanto pasan los días, Trevor se recupera en la clínica y es informado puntualmente. El éxito del cierre del caso compensa los gastos del tremendo accidente del camión para coger a Harry. Se tapa un poco, además, que Cole y Belinda son héroes. Eso siente muchos ciudadanos.

Un día, recibe visita, no es Belinda ni Ben. Sino Brenda.

-Hola, chico malo. ¿Cómo estás? -Sonríe, inquieta. Lleva un ramo de media docena de rosas, para ti.