Partida Rol por web

-De verdad curita, ¿tenías que ser tan desagradable y sobretodo tan poco caballeroso? Mi venganza será terrible -prometió Renata con un guiño que parecía desmentir su amenaza y un  pellizco en las posaderas del sacerdote-. Vaginas y sangre menstrual. Creía que palabras así estaban vetadas en tu oficio. Lo siguiente que dirás será mamada. 

En aquel momento la presencia de la mujer a la que habían ido a buscar se evidenció a todos. Las reacciones de sus compañeros pese a las armas de Kos´ke y sus hombres la sorprendieron levemente, sabiéndoles como les sabía de gatillo fácil y pregunta tardía.

Con paso vivo avanzó hacia Esha Raine, su abrigo ondeando a su espalda. 

-Venimos a saber. Vengo a saber. En su momento, cuando nuestro vidente ajustició a aquel pobre desgraciado -dijo conforme avanzaba-, señaló que alguien hablaba por él. ¿Qué quería decir exactamente? ¿Que alguien ha podido poseer al vidente, vencer su voluntad y apropiarse de ella? Si es así, ¿quién pudo hacer tal cosa?

Me alegré al descubrir que Tauron no era otro de esos santurrones, era un cachondo de mucho ciudado. Sin embargo, yo me habría andado con más cuidado con tanta mujer de armas tomar a nuestro lado, pero sólo era una cuestión de precaución.

Me mantuve alerta en los inicios de aquella pequeña reunión, más que nada por si era necesario sacar el arma y abatir algún enemigo. Si la cosa se ponía fea allí estaría Tercio para poner un par de balas en su sitio, mientras tanto parecía que había otros con más ganas de hablar que yo.

Repentinamente, los perros de las arenas comienzan a aullar y a gruñir mientras el cielo se oscurece.

Instantes después, se desata de nuevo la tormenta de arena con mucha más intensidad, trayendo consigo carcajadas malignas, luces fantasmagóricas y cuervos de esquisto que descienden del cielo sobre vosotros...

En cuanto notó la presencia de los cuervos la hermana Scythia desenvainó su espadón a dos manos y se preparó para el ataque. Esperó hasta el último momento, cuando tenían a los cuervos encima para hacer un barrido con todas sus fuerzas en el arco más amplio que pudo abarcar.

Docenas de las criaturas cayeron bajo su ataque. Escuchó algún disparo de sus compañeros y notó más que vio cómo los restos de esa bandada se dispersaban. Kos'ke, Esha y los suyos no corrieron tanta suerte. Enseguida se vieron rodeados por montones de aves ciegas cuyas plumas tapaban la visión del grupo.

Sin pararse a pensar, como si no pudiera ver más que al enemigo, una obcecada sororita se lanzó contra el segundo grupo de aves lanzando su espadón en una y otra dirección, partiendo cuervos por la mitad y dejando tras de sí un reguero de sangre y plumas.

Más rapido de lo que hubiera podido imaginar se encontraban de nuevo sólos y sin enemigos a la vista. Scythia recuperó el control de sí misma y jadeando levemente por el esfuerzo apoyó la punta del espadón sobre el suelo y luego recostó su cuerpo en el mismo para descansar.

Un brillo salvaje lucía en los ojos de la hermana pero permaneció en silencio un rato más. Si aquello no probaba a Esha y los suyos que ellos venían en son de paz, no sabía qué podría probarlo. Y si ese mismo ataque no les demostraba a ellos como siervos del Emperador que Esha no estaba detrás de los ataques, entonces nada tendría sentido.

El enemigo era otro, la pregunta era ¿quién?

Decenas de Cuervos de Esquisto se abalanzan sobre nosotros para devorarnos a picotazos en medio de una tormenta de arena innatural que solo habla de poderes oscuros manipulando las energías a nuestro alrededor en nombre de alguna causa impía que atenta contra la luz del Dios-Emperador en este oscuro planeta.

Veo la enorme cantidad y sé que moriré si me quedo con mis heridas al descubierto. Gran parte de mi carne aún está quemada y será atravesada por las aves como si se tratase de mantequilla caliente. Corro hacía la casa de Esha Raine sabiendo que algo de protección puede brindarme mientras le grito a todos los presentes para que hagan lo mismo:

 - "¡Todos dentro de la casa, ahora!"

Una vez estoy más a cubierto, apunto con mi revólver a las criaturas para disparar un tiro que parece perderse sin dañar a nada. Comienzo a apuntar un segundo tiro cuando las bestias se dispersan, alejadas por la enorme capacidad de combate que poseen mis compañeros, quienes devastan a las bandadas sin mucha dificultad con sus disparos y armas cuerpo a cuerpo, como se cantaría en los anales de los valientes guerreros de la Sagrada Inquisición.

Salgo de mi cobertura y recargo la bala gastada mientras camino al grupo principal. Esa voz en la arena era el verdadero mal detrás de los cuervos. Nuestra misión es averiguar quién es y Esha Raine y Kos'ke ya han quedado descartados.

Parecía que la cosa no estaba marchando todo lo bien que debería, pero pronto todo eso deja de tener sentido, al desatarse lo que parecía ser un efecto de la maldita Disformidad sobre ellos. Unas horribles carcajadas resonaron por todo el lugar, mientras bandadas de aquellos pájaros del demonio se abalanzaban sobre ellos, con intención de acabar con los acólitos inquisitoriales, y también con Raine y los suyos. 

Con el ceño fruncido, Vladymir sacó su rifle láser y apuntó a la bandada que se les echaba encima, aunque el resto de sus compañeros consiguieron dispersarla antes de que le diera tiempo a disparar. Segundos después, cambió de objetivo, abriendo fuego contra aquellos que atacaban al grupo de Raine y Kos'ke, con un ardiente rayo láser llevándose por delante a unos cuantos cuervos. Todo acabó tan rápido como había empezado, aunque Vladymir aún observó con desconfianza los alrededores.

-Muy bien... ¿Quién demonios está haciendo ésto? Me gustaría tener algunas respuestas...

Casi me hizo gracia toda aquel alarde de efectos especiales: bandadas de asquerosos cuervos sin ojos graznando sin parar, aquella tormenta que parecía generada por un ventilador gigante y las guturales carcajadas de algún ente de pesadilla que más bien parecían haber sido grabadas con algún antiguo dispositivo electrónico para grabar voces. En esencia, la escena parecía sacada de alguna película de escaso presupuesto ¡Incluso había gente disparando ametralladoras! ¡Y una especie de monja con espada!

Menos mal que mi cabeza hizo esas interpretaciones tan jocosas, pues resultaba cargante ser perseguido por aquellos cachos de carne de la Disformidad (o de dónde diablos hubieran salido...). Todos esos bichejos apenas habían supuesto una amenaza para nosotros, pero se empeñaban en seguir viniendo, ahora en forma de enjambre... bueno, al menos aquello si que constituía una novedad.

El caso es que me metí de lleno en aquella peli cutre y disparé mi ametralladora tal y como exigía el guión. Sólo me faltaba una varilla de Iho en la boca y haber soltado alguna frase ingeniosa del tipo "Traga plomo, bestia inmunda" o "¿Es eso todo lo que sabes hacer?", pero de eso ya se encargarían los de postproducción.

Al final quedó una escena acojonante, de esas que te dejan pegado a la butaca ¡Y con rayos láser y todo!

- Pues esto ya está, espero que nos dejen en paz un rato - dije yo, bordando mi actuación de tipo duro.
 

Kurt contempló cómo se alejaba la segunda bandada, dispersándose errática ahora que la voz se había disipado.

La voz. La voz...

Deslizó de plano el filo del hacha sobre su tatuaje escarificado de la Legión, cubriéndolo de la sangre negra y densa de los cuervos, y se acercó a la Cantamuertes pisoteando ruidosamente los cadáveres de los córvidos a su paso. A unos metros de la mujer se detuvo, observándola. Después dirigió su mirada hacia Kos'ke, depositó el hacha en su gancho al cinto y caminó hasta quedar frente al caudillo de aquella gente.

-La voz -dijo, lanzando un esputo hacia el suelo, a sus pies-. Esa jodida voz. 

Kurt asintió para sí, como acunando con los movimientos de su cabeza el pensamiento que se iba formando dentro.

-Caudillo Kos'ke -dijo unos segundos después, con un extraño y nuevo respeto-, por la incombustible y sacrosanta polla del Emperador decidme una cosa. ¿Por qué cojones llaman a ese jodido rebelde de Seth "La Voz"...?

- Es un hecho que las personas corrientes se paralizan en presencia de los horrores de lo sobrenatural. Sólo los predestinados para servir al Imperio son capaces de reaccionar incluso en las condiciones aparentemente más adversas, y lograr cosas vedadas para otros.

- De no ser por vuestra presencia en este momento y lugar, seguramente la Cantamuertes y los Ashleen serían ya cadáveres sin ojos...

Las palabras de Kurt cobraban sentido en la mente de Scythia. Aquel saco de músculos parecía tener cerebro también. Esa voz, esas carcajadas que habían escuchado cuando los cuervos atacaron...

Sí, parecía tener sentido. ¿Por qué apodaban a Seth "la voz"? No habían visto ni rastro del hombre. Tenía miles de seguidores por todo el planeta y ni siquiera parecía molestarse en ir a predicar. ¿Cómo podía alguien ser tan carismático?

- Tenemos que interrogar a Seth. - afirmó. De todas formas antes de decir nada más esperó a que Kos'ke respondiera a la pregunta de Kurt. No tenían demasiadas pistas pero las pocas parecían conducir al tal Seth, ese maldito rebelde.

Todo había resultado sorprendentemente sencillo y rápido. Cuando las nubes de pájaros se habían alzado ocultando hasta el propio cielo y su luz para abatirse sobre ellos, no pensó que todo fuera a solucionarse de un modo tan halagüeño. Sin duda, para el sacerdote y la sororita el emperador debía estar con ellos velando por su bienestar. Una lástima que no velara también por su bolsa, aunque aquel impío pensamiento no llegó a verbalizarse en forma alguna. 

¿Casualidad, azar, un ataque predestinado? Lo ignoraba. Sólo sabía que tanto unos como otros habían sido objeto del ataque ornitológico, y eso los convertía a ojos de la hija del espacio en aliados con un enemigo común. Fue entonces cuando vio a Kurt alejarse en dirección a los ashleen y hablar directamente a su líder. De su boca no salían precisamente flores y aunque su hacha había sido enfundada, todo el lenguaje corporal de Kurt parecía gritar con violencia. 

-Tranquilo, osito -dijo llegando a su posición, y apoyando una mano sobre su antebrazo-. Aquí y ahora, diría que todos somos amigos o al menos, todos los presentes parecemos tener un enemigo común -su mirada se deslizó hacia el caudillo y la mujer con la que ella deseaba hablar-. Me gustaría también saber por qué crees que nuestro vidente habla de la mano de otro. Y quién es ese otro. ¿Tal vez esa voz,e sé tal Seth?

Tanto la Cantamuertes como el Caudillo y sus guerreros están gravemente heridos con docenas de picotazos sangrantes y además están conmocionados por la experiencia. Es evidente para todos que no hubiesen sobrevivido de no haber estado vosotros presentes.

- "Por favor, contadme todo cuanto habéis visto y presenciado." - Os pide Esha Raine.

Je. Era gracioso que hubieran ido hasta allí en busca de respuestas, y que ahora fueran ellos los que tuvieran que iluminar a los nativos de aquel asqueroso planeta. 

"Qué pérdida de tiempo más inútil..."

Pero bueno, quizás aún podrían decir algo, o tener una pieza clave para resolver aquel maldito rompecabezas de herejía y brujería. 

-No mucho. Hemos venido aquí precisamente en busca de pistas. Un animal al que esos malditos cuervos le habían sacado los ojos, y que estaba medio podrido, nos asaltó  a las afueras del asentamiento, cuando salimos a comprobar uno de los lugares de los ataques. Además, visiones teóricamente proféticas, y la psicosis colectiva que parece imperar en este maldito lugar. 

- Una silueta con forma de mujer atacó al Abad Skae y logró malherirlo. - añadió la sororita. No tuvo que decir lo que aquello implicaba. Evidentemente habían sido enviados ahí porque la principal sospechosa de sus superiores era Esha. Aunque para todos los presentes era más que claro que la Cantamuertes no había tenido nada que ver con todos los problemas de Desesperanza. O no al menos de aquellos de las que podía ser acusada.

- ¿Conoces a alguna otra mujer influyente en la zona? - preguntó a Raine. - No sé, ¿Seth tiene madre o pareja o algo parecido? - Era posible que una psíquica se hubiera acercado lo suficiente a Seth como para susurrarle palabras al oído y convertirse en su consejera. Una consejera peligrosa con un cabeza de turco visible si la cosa se ponía fea.

Esha Raine, la Cantamuertes, saca un libro escondido bajo una piedra suelta de su casa. El libro está hecho a mano y encuadernado en piel agrietada, es evidentemente muy antiguo.

- "Esto es un libro de viuda.

Un oscuro espíritu ha regresado. Los Ashleen lo llamamos El que baila en el umbral. Otros lo conocen como el Padre Cuervo... y acabamos de comprobar por qué. Posee muchos nombres, y pronunciar algunos de ellos entraña un gran peligro.

Es un ser antiguo y perverso, disfruta provocando masacres y conduciendo a los hombres a su perdición con embustes y mentiras.

Mi pueblo recuerda su pasado por tradición oral, pero algunas cosas son sencillamente demasiado peligrosas para decirlas en voz alta.

Cojan este libro, es posible que les sirva de ayuda." -

Ante las preguntas de la Hermana Cantus Scythia, la Cantamuertes niega con la cabeza.

- "No sé nada de eso, y mucho me temo que eso no sean más que embustes para tratar de acabar conmigo y de paso alejarles a ustedes de la Catedral.

Tampoco creo que Seth la Voz esté implicado. Es un fanático peligroso, que incendiaría mundos enteros por su versión extremista de la fe, quemando a todos aquellos que según él no tengan suficiente fe, lo que incluye a la mayoría de Sacerdotes de la Eclesiarquía e incluso a muchas Hermanas de Batalla del Sororitas, pero no creo que haya ordenado atacar la Catedral. Eso no tendría sentido." -

-¿Libro de viuda?-dijo el vostroyano, algo dudoso, aunque cogió aquel texto que Esha Raine les ofrecía. Aquello parecían ser respuestas, por fin, después de estar dando palos de ciego. Y mucho se temía el guardia imperial que se habían alejado del verdadero foco del problema. 

-Entonces ese... Espíritu, ese Padre Cuervo, es el que está detrás de lo ocurrido según vosotros. Debemos volver a la Catedral y protegerla, y supongo que lo mejor será llevarse ésto-dijo, haciendo referencia al libro-me gustaría leerlo, pero debo conducir el vehículo de vuelta. ¿Algún voluntario?

Me acerco a Vladymir ahora que ha recibido aquel misterioso libro.Las palabras de la mujer son sumamente relevantes pues habla de un mito que calza completamente con los antecedentes de los crímenes que han sucedido en Desesperanza.

Al llegar al lado del Guardia Imperial me ofrezco para estudiar el texto:

"Yo quisiera encargarme de ello. Por mis heridas no soy de mucha ayuda en nada más."

Espero a ver si la respuesta es positiva para recibir el libro, cuidarlo y estudiarlo lo antes posible.

El grupo regresa al camión de caja abierta, dejando a los Ashleen en la casa de Esha Raine para que se curen sus heridas.

Vladymir se pone a los mandos del vehículo mientras Tauron intenta inspeccionar como puede el "libro de viuda", algo difícil en las condiciones en que se encuentra y en un vehículo en marcha expuesto a la intemperie.