Partida Rol por web

Dark Heresy: Capítulo Segundo.

Planeta Acreage: Olrankan.

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24/03/2013, 19:09
Titus Nihilius.

Veo como mis compañeros huyen de un miedo irracional procedente de un lugar desconocido. Veo unos rayos asesinos venir desde la oscuridad del nivel y, con la mira de mi fusil, comienzo a avistar lo que se esconde entre las sombras. En ese momento veo la terrible realidad, esas criaturas de pesadilla, procedentes de las más profundas y terribles pesadillas. Mi cuerpo comienza a temblar con fuertes espasmos de mi temor. Me cuesta mucho controlarlo, pero aun así entiendo que es un momento clave y que nuestro pavor nos matará antes que nuestros enemigos si no logramos hacer algo.

Pongo mi rodilla en el suelo y apunto bien contra uno de los enemigos, intentando no fijarme demasiado en su forma asquerosa, mientras le grito a mis compañeros:

- "¡No sucumban al miedo! ¡Todo en este universo puede ser asesinado! ¡Vengan a mí!"

Aprieto el gatillo de mi arma y veo como la bala sale disparada y se dirige directo hacía la criatura. Mis labios rezan una pequeña plegaria hacía el Emperador para que nos bendiga con un poco de su luz en este momento de infinita oscuridad, una oscuridad más intensa y terrible que cualquier otra en la que me haya sumido en toda mi vida.

Lamentablemente con ese acto de valentía mi posición se delata y con el impacto de mi fusil, el enemigo posa su vista en mí y dispara con una pistola sumamente extraña. Logro esquivar un rayo desagradable a la vista que iba directamente a mi brazo y que, por el efecto que dejó en la pared detrás de mí, lo habría reventado completamente. La suerte está de mi lado... de momento.

Apunto nuevamente contra él y un disparo sale de mi rifle, impactándole con un disparo que, a pesar de ser munición mata-hombres, no parece hacerle mucho daño. El enemigo vuelve a dispararme con su arma, pero por suerte su disparo falla sin intervención.

El miedo sigue atemorizando mis movimientos y me cuesta dejar de temblar, pero eso no hará que retroceda y que niegue la única posibilidad que tengo de salir de allí: Venciendo. Si intento huir, moriré igual y no creo que la Inquisición quiera a un cobarde entre sus filas.

Apunto hacía el mismo gusano al que ya le he dado con 3 tiros que habrían matado a un hombre y que sigue en pie. Aguanto la respiración para detener un poco los movimientos incontrolables de mis brazos y piernas y disparo en el momento que considero preciso. La bala sale dirigida hacía mi objetivo y le hablo a mis compañeros que parecen comenzar a mejorar de nuestro desastroso comienzo:

- "¡Sigan disparando! ¡No cederemos un paso al enemigo! ¡POR EL EMPERADOR!"

Por primera vez en mi vida, siento la presencia del Emperador mirándome. Nunca he sido un gran devoto, pero ahora siento que está con nosotros y que un poco de su luz se deja ver a través de las infinitas capaz de sombras que nos rodean y siento que su vista guía mis disparos. Celebro con una sonrisa de orgullo y Fe por saber que incluso en la peor de las oscuridades comienzo a encontrar el camino que hace años había perdido.

Por suerte y solo gracias a la luz del Emperador, mi bala atraviesa el blindaje de la repugnante criatura y le impacta, destrozando su cuerpo y expulsándola un metro para deshacerla nuevamente en gusanos. Uno de aquellos xenos ha caido y aun sigo vivo, eso es más de lo que podría desear. Lamentablemente de Tercio no se puede decir lo mismo, pues uno de los enemigos revienta su pierna en pedazos con el infame rayo de su arma, dejándolo en el suelo muy probablemente muerto.

Nuevamente apunto y disparo contra el enemigo, pero el temblor de mis manos aun es demasiado grande y no logro hacer un buen tiro. Mi disparo se desvía y no impacta en mi objetivo. Luego me vuelve a disparar aquella criatura pero esta vez vuelve a fallar. Pero mi racha ya se ha acabado y mi nuevo tiro también falla, vaciando mi cargador en vano. Recargo sumamente rápido para no demorarme en seguir disparando con la esperanza de acabarles de una vez por todas.

Logro meter el cargador dentro, con la munición Mata-Hombres y apunto contra el enemigo, disparando y fallando nuevamente. El miedo sobrepasa mis percepciones y no logro enfocar con la vista bien, mis ojos se agitan dentro de sus cuencas en un estado de alerta exagerada que no me permite obtener la concentración necesaria para luchar con efectividad. Un par de disparos más sin éxito alguno y un enemigo que le dispara a un ya recuperado Vladymir es lo que marca los segundos posteriores, pero les pongo fin cuando, con la penúltima bala de mi cargador, impacto con un tiro bendecido con el don del asesinato en mi oponente, desarmándolo en miles de gusanos y acabando con él.

Por fin el enemigo ha caido en este lugar, pero la tercera de las criaturas ha huido por la pared, comprometiendo el éxito de la misión. Corro con todo lo que tengo hacía abajo por las escaleras. Mi avance es ágil y rápido, dejando en pocos segundos atrás a un caido Intius que comienza a ponerse de pie nuevamente. Corro lo más rápido que puedo hasta que finalmente llego al suelo y salgo del molino. Comienzo a buscar en los alrededores pero no le veo por ningún lado.

Mantengo mi búsqueda mientras recargo las balas gastadas de mi rifle cuando escucho un disparo y veo el haz del láser de Vladymir, mas no logro ver a donde ha impactado. Sigo buscando cuando un tercer disparo impacta muy cerca mío y veo a la última criatura siendo destruida finalmente. Me alejo por instinto y contemplo el trabajo llevado a cabo de excelente manera.

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24/03/2013, 20:50
Arlan Hex.

Frustración, incapacidad, impotencia. Tres poderosas emociones que embargaron al psíquico. Su poder, aquel que lo convertía en un ser odiado en todos los universos conocidos, tentado constantemente por la Disformidad, se había revelado inútil comtra el vacío psíquico de los Gusanos de Carne se erigían en tríada ante él. Su caapcidad de fuego,limitada a una estúpida pistola láser se había mostrado igualmente incapaz. Y junto a él, Tercio Veridio, su pierna volatilizada, aparentemente muerto o víctima de un shock que convertía su agonía en algo llevadero. Afortunadamente, la violencia del impacto, parecía haber cauterizado su herida. Y en cualquier caso, la prioridad no era sanar, sino triunfar en la misión.

Haciendo caso omiso del dolor y del ominoso sonido de su pierna, se alzó en pie. No fue una muestra de valentía queriendo ofrecer su pecho como blanco para así conceder una posibilidad a sus compañeros. Su objetivo era alcanzar la posición del primer enemigo caído. Dolor, sudor, frío. No dudó. Una sola idea en mente. El triunfo o la muerte. No habían medias tintas en su estructura mental acerca de cómo eran las cosas. Avanzó, una cuchilla en cada paso, mil cristales lacerantes, un rayo cruzando su espalda. A sus pies, un manto y un arma. Más allá, Intius, cargando contra el enemigo, empujándolo a una absurda huida. ¿Por qué si el factor poder estaba de su parte? Una pregunta cuya respuesta debería esperar a un hipotético y poco posible futuro en el que hubieran sobrevivido.

Segundos después, su mano acariciaba la extraña arma empleada por el gusano caído, descompuesto en una miríada de gusanos blancos y reptantes, y la alzó contra el tercer gusano que aún permanecía en la plataforma elevada del molino. Un arma extraña, de naturaleza alienígena y que intuía en parte biológica. Disparó, una y otra vez con nulo resultado. Olrankan, una vez más, se demostraba como el peor escenario posible a su mera existencia.

El gusano huído había escapado por el muro exterior, e Intius, en una acción inesperada, había iniciado su persecución por las escaleras. Vladymir e Intius disparaban sin cesar. El Munitorum seguía sollozando, afectado por el pánico, antes de conseguir dominarse y sumarse a lalucha con escasos resultados. No obstante, el enemigo fue abatido y entonces, comenzó el segundo acto de aquella representación.

El psíquico, consciente de sus límites, hizo aquello que debía. Para ello, en su afán de no acabar imposibilitado por el dolor, se inyectó un segundo estimulante. Tras ello se dispuso a recoger pruebas y muestras para ser entregadas al Ordo correspondiente de cara a su análisis. Extraños mantos de capas superpuestas, fluctuantes, ante los cuales fue capaz de resistir a la tentación de ponérselos. Un orbe dentado sin función aparente y unos ojos que debían servir para proporcionar visión al cúmulo de gusanos unidos como átomos de una molécula. Tal vez el orbe cumpliera con una función cohesionadora.

De otra parte, aquellos con capacidad para abatir al enemigo cuya huída debía ser frustrada como única posibilidad de triunfo en su misión, procedieron. Vladymir apostado en una ventana. Titus y Xerxes en franca carrera por las escaleras. La soledad era práctica pues no desconcentraba a Itsua de su labor recolectora. Solo un sonido, un audible suspio procedente de Vladymir hizo que elevara la mirada. Le vio enderezarse y colgarse el arma al hombro. El tercer xeno había sido abatido.

Pero no todo había finalizado. Sacó su paquete de obtención de muestras biológicas y tomó varios de aquellos gusanos. Guardó cuidadosamente el contenido, al igual que había hecho con el resto de lo obtenido y se encaminó con lentitud hacia las escaleras. Había aún un piso superior por examinar.

-Vladymir, voy a subir -le dijo al Vostroyano-. Tu ayuda y compañía serían bien recibidas.

 

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25/03/2013, 16:53
Intius Varnias.

Intius cargó contra el engendro y golpeó con toda la furia que pudo, aunque la sensación fue la de haber golpeado algo blando que había absorbido toda la fuerza de su golpe. No pudo sentir otra cosa que frustración al no poder hacer daño a la criatura, así que se sorprendió al ver como se convertía en una especie de babosa gigante y se escurría por un agujero hacia el muro exterior alejándose de él.
Impotente dudé si lanzarme en su persecución y seguir acosando a la babosa con mi garrote o qué hacer. La altura era considerable y un mal paso haría que cayera. Pero no podía dejarla huir porque su misión fracasaría.

De modo que dejó caer el garrote y sacó su escopeta. Disparó dos veces consecutivas fallando ambas veces el blanco, había perdido mucha práctica en el disparo y eso se notaba. Intius siempre había preferido las armas de mano y el enfrentamiento directo para desenvolverse en combate y tan solo echaba mano de las armas de fuego cuando no le quedaba otro remedio como en aquella ocasión. Viendo que cada vez se alejaba más y más, decidió iniciar su persecución bajando las escaleras que circundaban el interior del molino a toda velocidad. Sin hacer caso al resto de sus compañeros y la lucha que mantenían con el otro engendro se dirigió a las escaleras y saltó por encima del malogrado cuerpo de Tercio.

Lo han machacado.

Su compañero estaba tirado en el suelo sin una pierna y con parte de su cabeza chamuscada. Intius no pudo vislumbrar si seguía vivo o muerto pero aquello poco importaba en aquel momento, uno u otro nada podía hacer por él.
Comenzó a bajar a toda velocidad a la que le fue posible y haciendo gala una vez más de su mala fortuna, velocidad y prisas se demostraron malas compañeras. Cayó, golpeándose la pierna, con un dolor indescriptible que le dejó aturdido. Pero se levantó nuevamente con determinación, no podía dejar escapar a aquella terrible criatura.
Fue entonces cuando vio al asesino Titus cruzar como una exhalación por su lado. Hizo acopio de toda su fuerza de voluntad y dolorido y cojo siguió con el descenso. Un periplo largo y tortuoso que acabó él, al fin, en la planta baja. Cuando salió al exterior todo había acabado. Titus estaba ante él y a sus pies, el tercer xeno se descomponía en millones de blancos gusanos.

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25/03/2013, 22:11
Sargento Vladymir Ostrogov.

Habiéndose recuperado del miedo, y con el rifle láser largo firmemente aferrado en sus manos, Vladymir se preparó para derribar a aquella cosa que quedaba en pie, pues la otra había empezado a huir. La mano del Emperador se encontraba sobre él, pues los disparos disformes de aquella aberración zumbaban a su alrededor sin acertarle. 

"En Su voluntad y Su nombre, morirás hoy monstruo..."

Pero los poderes que favorecían a aquel ser también jugaban en su contra. Vladymir acertó un par de disparos, pero el rifle láser realizó el disparo con muy poca potencia, causando daños mínimos, e incluso ninguno, en el cuerpo de gusanos de aquella cosa. Finalmente fue Titus el que acabó con aquella aberración, del mismo modo que lo hizo con la otra. Estaba resultando una muy buena incorporación, pues su puntería era letal. Pero había cosas más importantes que atender. 

El vostroyano se dirigió a toda prisa al hueco por el que había huido la criatura. Éso no debía escapar, fuera lo que fuera. Debía morir hoy, ahora. Cuando por fin llegó, empezó a hacer blanco sobre aquella cosa y disparar. Los disparos se fueron sucediendo uno tras otro. Titus había salido corriendo tras él, pero parecía no verle. Vladymir empezó a ponerse nervioso, estaba fallando demasiado, y el ser cada vez más cerca del acólito. Finalmente, cuando casi parecía que aquel mar de gusanos iba a caer sobre Titus, un disparo del guardia imperial fulminó a aquella cosa. El cañón humeante del rifle láser largo dejó de expulsar muerte, y Vladymir se permitió relajarse. 

Colocándose el rifle láser largo al hombro, se acercó a recoger el modelo estándar, apoyado en la pared, cuando Itsua habló. 

-Quizá deberíamos esperar al resto, subir dos puede no ser muy inteligente. Si hay más de éstas cosas, necesitaremos apoyo del resto. 

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26/03/2013, 09:17
Tercio Veridio.

Armados y dispuestos ascendimos en silencio por aquella interminable escalera. El ambiente estaba enrarecido, y no sólo por la pila de cadáveres que descansaba en el fondo, todos habíamos notado como una presencia extraña en aquel lugar, acechando y esperando el momento oportuno para saltar sobre nosotros.

Tras un largo ascenso llegamos a un nuevo piso y, para mi sorpresa, la escalera aún continuaba subiendo. Seguramente aquel fue el silencio más largo de toda mi vida, a pesar de que no duró demasiado realmente. Mientras reconocíamos el terreno, sin tener claro si continuar subiendo o explorar el lugar, percibí una de aquellas presencias. Sólo pude verlo de reojo, al volver a mirar ya no estaba en el mismo lugar, pero bastó para helarme la sangre y hacerme temblar ligeramente.

" Protégenos, Emperador... " - pensé mientras continuaba buscando a la figura con la mirada.

Es extraño como muchas veces actuamos de forma estúpida. Lo más sensato habría sido huir, sin duda alguna, y volver más tarde preparados para cualquier cosa, pero estaba ese impulso involuntario que te fuerza a permanecer allí. Quieres verlo, aunque sabes que es tremendamente peligroso, pero eso no importa, tú quieres ser testigo de ello aunque sólo sea por un instante. Hay quién lo llama morbo, otros dirán que es curiosidad, muchos que es estupidez y, los menos, que es sentido del deber. Supongo que lo mio fue una mezcla de todo.

No fui el único que los vio, el resto reaccionó de maneras diversas ante aquella visión horripilante de esos humanoides formados por miles de gusanos. Su movimiento era casi hipnótico, más parecido a levitar que a caminar, y en sus manos portaban extrañas armas que jamás había visto. Cundió el pánico y algunos huyeron, otros se desplomaron y pocos se sobrepusieron a la situación. En cuanto me vi con fuerzas para actuar miré a todos lados en busca de una cobertura desde la que presentar batalla. No había nada, ni una maldita caja desvencijada con la que protegerse, y si me quedaba dónde estaba sería hombre muerto. Opté por la única opción y me agaché sobre la escalera buscando la protección del suelo.

No me sirvió de mucho contra aquellas armas de destrucción que llevaban. Vi un destello y lo siguiente que recuerdo es una violenta explosión cerca de mi cara que me derribó al instante. Estaba tumbado, mirando al techo, apenas podía ver porque el fogonazo me había cegado y me dolía la cabeza como si me hubieran dado un martillazo. Escuché los ecos de los disparos mientras trataba de sobreponerme hasta que otra de esas explosiones surgió justo a mi lado. Esta vez, tras el destello de luz hubo otro rojizo, y una lluvia pringosa me manchó la cara.

" Me pica la pierna..." - pensé justo antes de desmayarme por el dolor.

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26/03/2013, 16:09
Arlan Hex.

Itsua miró a Vladymir. 

-Si hubiera más de estas cosas como las llamas tú, ya estarían aquí y nosotros estaríamos muertos, Vostroyano -dijo el psíquico que se agachó a recoger su bastón para apoyarse en él-. Y los estimulantes que me permiten mantener a raya el dolor de mi pierna posiblemente rota, pronto dejarán de surtir efecto. No disponemos de tiempo y no podemos depender de los demás en este momento. Quizá perdamos un tiempo que no podamos recuperar -comentó-. Ayúdame primero con esto -extrajo el kit de toma de pruebas biológicas y lo depositó cuidadosamente en el suelo-. Introduce en el frasco algunos de los gusanos en los que se descompuso este ser. Tal vez contengan claves que otros puedan descifrar. Y busca junto al lugar donde cayó el primer xeno. Es posible que halles unos ojos y un extraño orbe dentado. No, no te lo estoy ordenando, pero no quiero forzar más de lo debido mi pierna. 

Notas de juego

Limito destinatarios. Xerxes y Tercio están inconscientes y Titus e Intius fuera de alcance. 

Pregunta: ¿disponemos todos de vox de mano?

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26/03/2013, 19:34
Inquisición.

ARLAN HEX:

- No todos disponéis de vox de mano, y no estás seguro de si funcionan en este planeta.

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27/03/2013, 04:03
Xerxes von Braun.

Xerxes convirtió su ascenso en un ritual con el que intentar calmar su nerviosismo y miedos. Tras subir un escalón se paraba, escudriñaba lo que dejaba atrás y lo que esperaba, y entonces daba el siguiente paso. Y así peldaño a peldaño ascendió hacia lo desconocido haciendo de cada sombra y sonido un enemigo. Precisamente por eso al llegar a la planta superior tenía el corazón en un puño.

Con el ritmo acelerado el recién llegado miró nervioso a uno y a otro lado preparado para saltar ante cualquier estímulo. Pero no encontró nada.- “Las sombras. Se esconden en las sombras…”- se repitió. Así que volvió a buscar y lo que encontró fue tres destellos como nunca antes había visto. Si bien lo peor se escondía tras ellos…

Temblando por un frío que le heló el alma misma, cayó al suelo. Delante de ellos el enemigo que con tanto esfuerzo habían buscado y que en aquel momento desearía no haber encontrado. Era más que engendros, más que cualquier aberración o monstruo que pudiera haber imaginado… Eran del tipo de criatura que se convertiría en protagonista de sus pesadillas. A partir de entonces no volvería a temer como hasta entonces había temido, todo miedo pasado se había vuelto estúpido e irracional comparado con aquello.

El Cuestor se llevó las manos a la cara para cubrir sus ojos, pero ya era tarde: Los había visto. Sentía su pringoso tacto, el avanzar incansable de los gusanos buscando en su cara un pedazo de carne. Sentía cómo le mordían, cómo le devoraban lentamente, mordisquito a mordisquito. Y no gritó, pero sí balbuceo como un loco. No se atrevía a abrir la boca por temor a que se le metieran y le devorasen desde dentro. Intentó apartarlos a manotazos, pero cada vez los sentía más dentro de su cara así que se valió de sus uñas para buscarlos y sacarlos.

Cuando ya se había rendido a su destino distinguió en el caos de la batalla el sonido de un único disparo que le hizo abrir los ojos que había mantenido cerrados. Y entonces lo vio, el primero de los engendros había caído muerto.- “Pueden morir”- se dijo. Podían matarlos.

Con sus esperanzas renovadas buscó a tientas el revólver en el suelo mientras con la mano libre se cercioraba de que las únicas heridas en su cara eran las que él mismo se había provocado. Embriagado por el rencor, el odio y el más profundo de los desprecios se puso en pie y apuntó con su revólver a uno de los monstruos. A pesar del miedo que aun experimentaba su pulso era firme, decidido.

Disparó tres veces de seguido y en dos ocasiones dio en el blanco, aunque no pareció hacerle demasiado daño. Pero al Cuestor poco le importaba, le daba igual cuánto tardasen. Estaba decidido a matarlos aunque tuviese que ir gusano a gusano, si bien al final esto no fue necesario.

Para cuando el segundo engendro murió el tercero ya huía de los miembros de la Santa Inquisición. Y Xerxes, como sus compañeros, no estaba dispuesto a permitirlo. Emprendió una carrera por las escaleras que resultó muy corta porque fue imprudente, y cegado por su desprecio y la impotencia que había sentido, y seguía sintiendo, tropezó y dio de bruces contra los peldaños. El borde de uno de ellos golpeó con especial fuerza su pecho y tras una tos ronca en la que sentía que se quedaba sin aire, el Cuestor cerró los ojos de nuevo.

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27/03/2013, 10:14
Sargento Vladymir Ostrogov.

Lo cierto es que el psíquico tenía razón, pero aquello le gustaba cada vez menos. No estaba seguro de que arriba fueran a encontrar nada agradable. Pero lo primero eran los gusanos...

-Maldita sea, creo que deberíamos aplastarlos a todos...-dijo, mientras recogía algunos de ésos inmundos seres. A continuación se dirigió a los restos del otro xeno, y empezó a buscar, intentando encontrar algo interesante, probablemente lo que el psíquico le había dicho. 

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27/03/2013, 13:50
Intius Varnias.

Intius se encontraba cansado y dolorido tras el descenso y se agachó para tomar aliento y frotarse la rodilla que había golpeado en las escaleras. Tras eso subió la cabeza y miró arriba donde se encontraba Vladymir.

-¡Buen trabajo! Le dijo felicitándole por su último disparo que había acabado con el engendro.

Miró a su alrededor, ahora todo parecía tranquilo. No sabía si habrían acabado con las amenazas o aún les aguardaban más sorpresas.

-Titus recoge lo que puedas de... eso. Dijo señalando a la masa de gusanos que había quedado donde se había estrellado el engendro. Voy a subir a ver como están todos, parecía que Tercio estaba muy herido. Ten cuidado, podría haber más perros escondidos.

Si habían terminado con todo debían recoger las pruebas necesarias para la Inquisición y deshacerse del resto para que nadie pudiera notar nada extraño tras su marcha.

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27/03/2013, 23:14
Insignia Inquisitorial.

- Vladymir Ostrogov recoge de los restos xenos algunos objetos de tecnología alienígena altamente herética. Los guarda para su posterior entrega a los Sagrados Ordos.

- En la caída por la escaleras, Intius Varnias se ha hecho un esguince bastante grave en la pierna. El dolor es tremendo. Pese a ello logra subir al piso superior, el Moledero, con un gran esfuerzo y tardando considerable tiempo. Cuando llega arriba atiende a Tercio Veridio, que está en coma. Ha perdido la pierna derecha a la altura de medio muslo, por suerte la herida parece cauterizada por la explosión que se la mutiló.

- Titus Nihilius se queda abajo y recupera algunos objetos xenos tal y como le ha ordenado Varnias. Después se queda abajo, vigilando por si aparecen más sabuesos xenos.

- Xerxes von Braun se ha golpeado muy duramente la espalda contra las escaleras, provocándose una importante lesión muscular. Tarda un largo rato en recuperar la consciencia.

- Arlan Hex sube al último piso, el tercer y último nivel del molino, acompañado por Vladymir.

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27/03/2013, 23:27
Gusanos de la Carne.

- El último nivel, a unos ciento cincuenta metros sobre el suelo, es una enorme sala abovedada ocupada por media docena de cigüeñales y engranajes que giran lentamente por impulso de las aspas del exterior de la estructura a las que están conectados.

- Hay numerosas troneras alineadas en la cara interna de la pared, desde las que puede verse toda la ciudad, el mar y el pantano.

- El suelo está alfombrado de trozos de cadáveres humanos putrefactos.

- Arlan Hex observa con atención los restos de cadáveres y llega a la conclusión de que no todos son procedentes de Olrankan, algunos parecen procedentes de lugares mucho más alejados, tal vez los xenos hayan recorrido un largo camino hasta llegar hasta aquí.

- El psíquico imperial autorizado encuentra evidencias, mapas y rutas estelares que parecen indicar que Acreage pudiera no ser más que parte de una incursión alienígena a mayor escala en esta parte del Sector Calixis, pues hay otros mundos señalados como objetivos.

- Por último, Itsua Cadian encuentra un escondite con un alijo de gemas que deben de tener un considerable valor.

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27/03/2013, 23:36
Servocráneo.

SERVOCRANEO SOSPECHOSO:

- Un sospechoso servocráneo llega a la isla y a las cercanías del molino. El artilugio observa a Titus Nihilius y a los restos del tercer Gusano de la Carne, el que fue eliminado por Vladymir.

- Después se queda inmóvil, flotando en el aire.

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28/03/2013, 01:40
Titus Nihilius.

Recojo evidencias de las extrañas y repugnantes criaturas a las que acabamos para luego quedarme vigilando por si habían más enemigos en las proximidades a los cuales purificar. Estoy en mi vigilia cuando escucho un ruido extraño. Me giro para ver como un servocráneo se acerca volando hacía mi posición y examina todo lo que hay a mi alrededor antes de quedarse completamente quieto.

Me acerco a él con un poco de desconfianza y espero a ver si mi presencia le produce alguna reacción. Luego me fijo bien en si tiene algo que pueda activar para así saber a quién pertenece y cual es su propósito allí.

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28/03/2013, 10:11
Intius Varnias.

Intius inició el ascenso apoyándose en la pared del molino mientras con la otra mano se ayudaba de la escopeta como si de un bastón se tratara. Su pierna le dolía mucho por la caída que había tenido durante el descenso y el resto del cuerpo seguía resentido por la paliza que había recibido aquella mañana y la herida que el disparo del cañón le había dejado. Cada paso se hacía más duro y pesado que el anterior y el ascenso se fue convirtiendo poco a poco en un gran problema para él.
Casi al final de la ascensión encontró a Xerxes desfallecido sobre las escaleras, parecía que él también se había caído con peores resultados. Intius se colgó la escopeta a la espalda y haciendo acopio de todas sus fuerzas se agachó y alzó el cuerpo inerte del monitorum.

-¡Arggg! El esfuerzo le hizo emitir un grito de protesta.

En condiciones normales no le hubiera costado mucho cargar con él, pero ahora con su cuerpo machacado y su pierna dolorida llegar hasta el piso se convirtió en una auténtica penitencia.

Cuando llegó al Moledero se encontraba exhausto. Dejó a Xerxes en el suelo tras comprobar que seguía con vida y se volvió hacia donde estaba Tercio. Se agachó junto a él, ahora estaba allí solo tirado en el primer tramo de escaleras, y lo movió con cuidado hacia la zona lisa para poder mirarlo con atención. Le faltaba la pierna derecha casi entera y su aspecto era realmente deplorable.

Al menos no se está desangrando.

El Emperador había conservado milagrosamente la vida de su compañero y la explosión había conseguido cauterizar el muñón cerrando de una forma desagradable, pero eficaz, lo que le quedaba de pierna. Tercio seguía respirando, aunque lo hacía de forma débil e Intius no sabía si se salvaría.
Miró más allá, al suelo lleno de gusanos y después su mirada se perdió en el tramo de escaleras que ascendían hacia el piso superior donde ahora se debían encontrar Itsua y Vladymir.
Era el tramo de la vergüenza, de su vergüenza. No había tenido la fe y la entereza suficientes para enfrentarse junto a sus compañeros a los engendros aliénigenas y sin lugar a dudas nunca había estado a la altura de lo que se esperaba de él. Estaba ya viejo y su cuerpo no respondía como antaño y el largo periodo en la cárcel había conseguido entumecer también sus cualidades mentales.

Definitivamente esto no está hecho para mi.

Alzó la voz hacia arriba para que Itsua y Vladymir le escucharan.

-¡Daros prisa con lo que esteis haciendo! ¡Tercio necesita atención médica urgente! Desconocía que estaban haciendo allí arriba, pero ahora tan solo le preocupaba la vida de su compañero.

No era médico, pero diría que su estado era muy grave, aunque esperaba que las bendiciones del Emperador no faltaran y le conservara la vida. Xerxes en cambio pareció recuperar la consciencia durante la espera. Intius se acercó y se agachó sobre él.

-¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo?

Tan solo podía ofrecerle algún estimulante, aunque no sabía si le serviría de algo a su compañero.

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28/03/2013, 10:39
Servocráneo.

SERVOCRANEO SOSPECHOSO:

- Eludiendo la presencia de Titus, el servocráneo se eleva y penetra en el molino a través de uno de los agujeros en la pared.

- Vuela hasta el moledero (donde es detectado casi de inmediato por Intius Varnias) y se acerca a los restos de los dos Slaught muertos que hay allí. Observa detenidamente las imágenes y después, antes de que Varnias pueda hacer nada, se autodestruye en un estallido contenido.

- Ha sido todo realmente sospechoso.

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28/03/2013, 10:42
Inquisición.

INTIUS VARNIAS:

- El servocráneo era de tecnología Imperial, no xenos.

- El único lugar en el planeta con acceso a esa tecnología es la Isla del Emperador, más concretamente dirías que el edificio de la Autoridad Portuaria, controlado por el Administratum, ya que el resto de la Isla es más bien pobre y mísero.

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28/03/2013, 10:44
Insignia Inquisitorial.

- Muchos de vosotros estáis heridos, y no quisierais poneros en manos de un quirurgo medieval de Acreage.

- Tercio Veridio en concreto requiere atención médica cualificada y avanzada lo antes que sea posible. Un verdadero Medicae Imperial, no un curandero matasanos local.

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28/03/2013, 10:48
Inquisición.

XERXES VON BRAUN:

- Has recuperado la consciencia y escuchas lo que te dice Varnias con cierto aturdimiento.

- La espalda te duele horrores, te sientes como un anciano de cien años con reúma y lumbago.

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28/03/2013, 10:51
Gusanos de la Carne.

- Los gusanos sueltos que han quedado de los cuerpos de los xenos al morir se están muriendo rápidamente. Al morir, se van deshaciendo en una asquerosa masa grisácea.