Partida Rol por web

- Darik, Sveren y Majson. – Fue Urnul quien pronunció muy seguro los nombres de tres monjes de mediana edad que debían llevar cada uno más de una década al servicio de la prisión. – Estoy casi seguro de que eran ellos.

Fue en ese momento cuando Khorvin se percató de que alguien se acercaba. Lucía los típicos hábitos grises de los monjes guardianes de la prisión y sobre sus espaldas reposaba una capa de oso. Sin embargo su rostro, aunque les era conocido a la mayoría, no era el de un hombre al servicio de Gorant el Gris. Todos a excepción de Adalbert reconocieron a Cleon, uno de los presos, luciendo el atuendo de guardia. Fue justo en el momento en que los monjes se percataron de su presencia cuando aquel hombre se dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección contraria a donde se encontraban.

Cleon se detuvo a escasos metros de aquel grupo de monjes. Parecían estar comiendo y manteniendo una charla en secreto por el tono de voz que estaban utilizando.

- Darik, Sveren y Majson. – Dijo Urnul, a quien Cleon reconoció solo por la voz. – Estoy casi seguro de que eran ellos.

El cazador también conocía los nombres de tres monjes de mediana edad que debían llevar cada uno más de una década al servicio de la prisión y que Urnul acababa de pronunciar. Después de un año y medio en la torre conocía prácticamente a todos los guardias y todos los guardias le conocían a él. Nada más verle parecieron sorprendidos y eso le bastó a Cleon para darse media vuelta y empezar a caminar en dirección contraria.

Cleon se había acercado, quizás demasiado, al grupo de monjes que estaban conversando. Al darse cuenta que había captado su atención, el tiempo de cautiverio actuó como un reflejo y se dio media vuelta, intentando pasar desapercibido entre el grupo de reclusos que estaba en el patio.

Khorvin se levantó casi como un resorte al ver a aquel preso vestido como si de un guardia se tratase. Ya se estaban enfrentando a un terrible caso de corrupción, a un corregidor en su propia prisión y a la huida del alguacil de la torre junto con su mano derecha, ambos implicados en todo aquello. Lo último que necesitaban ahora era tener que lidiar con un preso fugado o , quien sabe, con un motín.

Con un poco de suerte podrían solucionar aquel contratiempo de forma discreta y rápida, evitando mayores problemas para todos

-Alto. espetó de forma clara y autoritaria

- Tranquilo, Khorvin. - Intervino de forma rápida Markku. - Edzard ha liberado a algunos presos esta misma mañana. 

Aquello se complicaba aún más o sólo era la impresión que estaba dando. ¿Cómo era posible que Edzard empezara a liberar a presos justo en esos momentos? ¿Sabía uno de los habituales jefes de turno más de la cuenta y ahora que el alguacil había desaparecido el remordimiento le ganaba? 

- Ank Durss ha mandado nada más llegar que se presente junto a él al Corregidor y a sus allegados. - Continuó Markku con su exposición. - Mientras esperaba ha solicitado a Edzard que le traiga los expedientes de los presos. Es lo que os quería comentar antes de la llegada de Valdar y Adalbert. Cuando han dicho lo de la fuga de Mork-dar y Thety se me ha ido de la cabeza.

- ¡Dilo ya! - Le recriminó Valdar con una sonrisa.

- El caso es que el Corregidor ha decretado la libertad para muchos de los reos al ver fallos en algunas de las sentencias e incluso al no existir sentencia alguna... - Concluyó Markku.

- ¡Cleon! - Habló Urnul en alto. - ¡Ven con nosotros! - Le ordenó.

Aquel cazador pese a que fue encarcelado por instigar un motín en la prisión y ser en parte quien provocó las muertes de algunos de los guardias, con el paso del tiempo se había ganado el respeto de los monjes. Era un hombre amable y nunca daba problemas. Pese al duro trabajo que realizaba en la mina y a la escasa dieta nunca se quejaba y parecía haber aceptado su nueva condición con resignación. Sin duda era un preso modelo y si todos fueran como él, el día a día en la prisión sería mucho más sencillos para los guardias. 

Con un resoplido de alivio se dejó caer nuevamente en su sitio frente al fuego y tomó la bota de vino.

-Diablos, muchacho, no me des esos sustos...

Khorvin siempre había sentido lástima por los presos como Cleon. No daban problemas, acataban las normas e incluso parecían buena gente. A veces se preguntaba si de verdad merecía su cautiverio.

  -Ven, siéntate con nosotros y calientate un poco, la noche es especialmente fría...

Los fundamentos que sustentaban la prisión se estaban yendo al garete, los lideres fugados, los monjes separados del servicio, algunos presos liberados y reconvertidos en guardias,... era muy probable que el experimento de encerrar a los delincuentes saliera fallido; Lope pensaba en ello con mirada triste mientras se aproximaba el nuevo "monje convicto".

-Me alegra que los inocentes sean liberados, pero darles un cargo de guardia en la prisión sin ningun tipo de instrucción me parece problemático, dijo Lope abiertamente.

-Siéntate junto a nuestro fuego Cleon y cuéntanos que está ocurriendo, seguro que tienes mas noticias que nosotros mismos. Me alegra tu liberación si te encerraron injustamente y espero que el trato recibido por nosotros no haya sido denigrante. dijo Lope sin saber muy bien como hablar con alguien supuestamente privado de libertad injustamente. Era en momentos como ese cuando saldría a relucir quien actuaba con bondad y quien con sadismo. Esperaba que ninguno de sus amigos se viera salpicado por la mierda que iba a salir.

Cleon se mostraba receloso de los nuevos, pero al ser tratado con correción accedió a unirse algrupo y calentarse junto al fuego.

- No se mucho, Edzard ha venido a primera hora y me ha dicho que era libre. - No podía evitar mirar a su alrededor - Aún me resulta extraño. He ido a ver a un amigo y luego me he podido lavar y cambiar de ropa - se tocó la túnica de monje que le cubría.

Cleón alzó la mirada por encima del muro que les rodeaba, como si pudiera ver más allá del mismo.

- ¿Sabéis si podemos irnos sin más de aquí?

- Ahora mismo no se ni si nosotros los guaridas, somos libres de irnos si queremos. - Le respondió Markku a Cleon. - Estoy prácticamente seguro de que si intentáramos marcharnos la guardia imperial nos lo impediría.

- No creo que nuestro amigo haya adquirido la condición de guardia, Lope. - Intervino Valdar. - Si lleva nuestras mismas ropas debe ser sin duda debido a que sus harapos ya no eran dignos de ser llamados ropa. Sin duda Edzard le ha facilitado esa ropa para que deje de pasar frío. ¿No es así?

Cleon afirmó con la cabeza como única respuesta. Su vista estaba fija en un trozo de carne suculento que Adalbert estaba cocinando al fuego de la hoguera. Era evidente para la mayoría que aquel joven monje no era demasiado espabilado y que si formaba parte de la guardia de la prisión no era por otra cosa que por su cuna noble. No obstante, en aquel momento fue el más rápido de todos. Si Bien Khorvin le había ofrecido el calor de la hoguera y de buen grado lo había aceptado aquel cazador, nadie había caído en que Cleon muy posiblemente tuviera hambre y sólo Adalbert le ofreció su trozo de cecina el cual aceptó de buen grado.

El padre de Adalbert se deshizo de él de una forma rápida y limpia. Al fin y al cabo era el cuarto heredero de su familia y si emprendía una carrera monacal no tendría porqué heredar nada. Todo lo que necesitase le sería proporcionado por la iglesia de Gorant el Gris. Sus miembros hacían un voto de pobreza. No es que renunciasen a cualquier posesión sino que renunciaban a ambiciones mayores que la de ser un monje al servicio del Gran Oso. Vivían decentemente bien. Tenían la comida que necesitaban y algo más. Sus ropas eran renovadas año a año y tenían una paga para gastar en lo que les viniera en gana, pues en eso no era restrictiva aquella organización. 

- ¿Por qué fuiste encarcelado? - Preguntó Adalbert, quien aun habiendo estado presente en la torre el día del motín que Cleon protagonizó no parecía recordarlo. 

Lope resopló de puro alivio; Vale! eso me parece un poco mas coherente, aunque seguro que habrá mas ropajes por los almacenes como para darle un uniforme que podría dar lugar a error,... me acuerdo como hace 5 años, en Vilerres, a Udolf el rompedor, jefe de la guardia por aquel entonces, ante una serie de ataques de trasgos, no se le ocurrió mejor defensa que nombrar guardias interinos de urgencia a cualquiera que supiera empuñar un arma, se atrevió a nombrar incluso a los jóvenes mas problemáticos del pueblo, quienes en vez de ayudar, nos daban mas problemas, requisaban un pollo por aqui, maltrataban a cualquiera aprovechándose de su cargo por allá,... le salió muy mal la jugada a Udolf, que pasó a llamarse "el estúpido", lo degradaron rapidamente y me hice cargo de la guardia un tiempo, mi primera medida fue ajusticiar a esos malnacidos, que quedara claro que esos comportamientos no serian tolerados.

Tras contar esta divertida anécdota, Lope continuó calentándose junto a la lumbre, esperando escuchar mas noticias de lo que pasaba.

Cleon no quería hurgar en el pasado.

- Nos contrataron para traer un carta de liberación, pero todo era un engaño. Una vez dentro de la prisión ya no pudimos salir, aunque lo intentamos...

Su mente se perdió por un instante en su fiel compañero, su lobo Arvak, que fue sacrificado sin contemplaciones. Añoraba su compañía y sería difícil buscarle un sustituto. Soñó con el bosque, el bosque que siempre le proveía de lo que necesitase. Buscaría un nuevo compañero, posiblemente un lobo joven.

No quiso comentar nada de Helga a un par de desconocidos. Quizás en un futuro.

- Vine con varios compañeros, pero creo que solo ha sobrevivido uno y no se si está cuerdo. Venía de verle, de las mazmorras profundas.

Khorvin se mostró contrariado ante el relato de Cleon.

-Mala cosa eso que cuentas... pese a que no creo que halles consuelo en eso, al menos parece que los responsables están a punto de pagar su merecido...

Alzó una vez más su bota de vino

-¡Bebamos, pues, en honor a los caidos!
 

Lope no daba crédito a lo que oía, esta prisión se había convertido en un infierno para gente que no lo merecía y él no se había enterado, pensó en lo vivido por el pobre Cleon y por unos años y amigos que no recuperaría; al final simplemente optó por levantar la bota y: ¡en honor a los caídos!

Pasaron varias horas entre anécdotas e historias. La carne asada y el buen vino llenó las barrigas de todos los presentes y Cleon por primera vez después de mucho tiempo empezó a sentirse de nuevo como una persona y no como un esclavo dependiente de la voluntad de sus amos. Ahora que Gladis Thety, Mork-dar y Yaard-el Dag habían perdido el control sobre aquella prisión incluso los guardias se mostraban más humanos.

Se hacía evidenciar que el problema de aquel lugar no habían sido los monjes sino más bien sus amos. Las órdenes que les daban eran en muchos casos atroces y si las cumplían era únicamente cumplir el deber con los superiores, por miedo a represalias o en algunos casos por puro desconocimiento. Las razones que solían darles al porqué del maltrato hacia alguno de los recursos eran vagas pero cuando salían de la boca de los mandamases de la prisión parecían válidas.

- Son delincuentes, lo peor de cada casa. Han cometido hecho horribles, están aquí para saldar sus deudas y obtener el perdón de Gorant. Deben sufrir lo mismo que sufrieron sus víctimas para retomar el equilibrio. – Esos eran algunos de los argumentos que recibían si alguna vez se atrevían a preguntar acerca de sus métodos. - ¿Te gustaría que mataran a tu hermana después de violarla? ¡Algunos de esos hombres han hecho eso! – Respuestas así eran habituales a la insistencia de alguno de los guardias sobre el recurrente tema del maltrato a los reos.

Fue entonces cuando una figura apareció entre la densa bruma nocturna. Todos lo reconocieron de inmediato pese a la niebla, la oscuridad y la lejanía. Edzard era cojo y se notaba a la legua en sus andares. Un mal golpe le fracturó la pierna izquierda a la altura de la espinilla y nunca se recuperó bien del todo. No obstante, seguía haciendo las mismas tareas y con más ahínco aún si era posible, pues si bien el jefe servicio podía haber estado ciego durante muchos años, pero lo que no se podía cuestionar era su dedicación. Cuando aquel hombre de mediana edad y cabellos grises estuvo junto al grupo cambió su triste mirada por una de asombro al encontrar a Cleon integrado entre los guardias.

- ¡Cleon, te veo mucho mejor! – Exclamó. – Tengo noticias para ti, cazador y también para el resto. – Hizo una pausa. – Empezaré diciendo que el Corregidor ya ha estudiado la mayor parte de los casos y ha concluido que muchos de los reos deben ser liberados. Ha mandado a algunos de sus hombres en busca de Mork-dar y Thety los cuales se han fugado previamente a su llegada. Va a interrogar a Yaard-el Dag y espero que le saque mucha información. La mala noticia es que la mayor parte de los reclusos del subnivel de la mina permanecen en una inconsciencia prolongada debida al sufrimiento de los experimentos Yaard-el. – Entonces miró a Cleon y el cazador detectó algo devastador en su mirada. – Cleon… - Cerró los ojos y tragó saliva. – Samiam a reaccionado y está despierto pero… - De nuevo hizo otra pausa, se notaba que tenía un gran pesar en su corazón. - No hay una manera buena de decirte esto, pero te lo debo. Helga… - Edzard suspiró. – Bueno ella está entre los presos de ese subnivel, en una celda contigua a la de Samiam. No responde a estímulos pero aún respira. 

Las barbaridades que habían cometido en ese lugar tardarían eones en ser olvidadas, Lope no daba crédito a lo ciego que había estado, inocentes sufrían bajo sus pies mientras eran gobernados por el mismísimo mal encarnado y nadie se había dado cuenta o abierto la boca.

-¿No hay curanderos cerca de aquí que puedan hacer algo? esa gente merece ser ayudada lo antes posible!, dijo Lope con una voz de incredulidad mientras miraba a todos sus compañeros y al pobre Cleon.

Cleon confiaba en que Helga había sido vendida como esclava y que podría ir a buscarla en cuanto pudiera salir de la prisión. Esto era una nueva noticia.

- ¡¡ Quiero verla !! ¡¡ Ya !! - La preocupación que tenía por su mujer justificaba su arrebato. De no ser por el tiempo de sumisión en la cárcel, se hubiera levantado en el acto y hubiera ido por ella - ¡¡ Edzard !! ¿Por que no me lo dijiste cuando bajamos a ver a Samian?

La ira se confundía con las lágrimas en el rostro de Cleon.

- No lo sabía… - Masculló Edzard con cierta tartamudez. – Cuando preguntases por ella supuse que estaría realizando labores de limpieza o cocina pero debía cerciorarme antes de decírtelo. Cuando descubría que Yaard-el Dag la había metido en el nivel inferior de la mina… - No quiso decirlo pero lo cierto fue que cuando descubrió el trágico destino de Helga se le cayó el alma a los pies. - He ido a verla y bueno… - No pudo describir lo que sentía. - …será mejor que me acompañes.

Cleon se puso en marcha de inmediato siguiendo los pasos de Edzard camino de la Torre. Cuando Cleon se puso a su altura Edzard se dio media vuelta y miró a los monjes que se encontraban reunidos alrededor de la hoguera. Llevándose la mano a la boca meditó unos instantes hasta que señaló con la mirada a Markku, Khorvin y Loperick indicándole que le siguieran.

Tras introducirse en la torre avanzaron hasta unas empinadas escaleras de caracol. Descendieron durante más de cinco minutos en una oscuridad atenuada por la antorcha que portaba Edzard a la cabeza, recorriendo aquellos resbaladizos y mohosos escalones agarrados a la cuerda que hacía de barandilla fijada a la pared mediante oxidadas argollas y dejando atrás una decena de tenebrosos subniveles.

Aquellos túneles habían sido excavados por los antiguos minuetos y ampliados por los reclusos de la prisión. Sin duda aquella zona de la mina parecía un lugar abandonado pero en realidad eran pisos y pisos llenos de celdas destinados a los reos más peligrosos y a los que merecían pero castigo o al menos esa era la teoría. Lo cierto era que a medida que se acercaban al fondo de la mina unos desgarradores gritos empezaron a resonar con eco contra todas las paredes creando una atmósfera demencial. Se trataban de gritos atormentados de un sinfín de presos pidiendo ayuda, misericordia, maldiciendo y en algunos casos simplemente chillando de forma demencial.

Para cuando llegaron a lo que parecía una austera sala de guardia que tan solo contaba con dos sillas y un escritorio y una enorme estantería llena de documentos, observaron que en su interior se encontraban dos jóvenes monjes con los rostros descompuestos. Khorvin y Markku sabían bien lo que era hacer una guardia en aquel nivel y tener que soportar aquellos gritos desgarradores.

- Dadnos paso. – Dijo Edzard y los dos jóvenes monjes asintieron sin moverse de su sitio.

Tras abrir una puerta metálica accedieron  a un largo y tenebroso pasillo donde los gritos de los reclusos se intensificaban todavía más. Caminaron despacio hasta casi llegar al final de aquel interminable corredor. A ambos lados del mismo había diferentes puertas que daban a las celdas de todos aquellos infelices allí recluidos y aunque no de todas ellas surgían aquellos aullidos desesperados, sí que resobaban desde muchas de las celadas provocando que cualquiera que se mantuviera demasiado tiempo en aquel sector de la prisión acabase por enloquecer.

Finalmente Edzard se detuvo frente a una de las celdas y tras abrir con la correspondiente llave dejó que Cleon penetrase en su interior. Allí sobre un lecho y amarrada con correas a éste se encontraba una demacrada mujer que no era más que un saco de huesos con profundas ojeras. Su rostros estaba terriblemente arañado y le faltaba gran parte de su cabello. De no ser porque una corazonada le decía que tenía a Helga frente a él, no la hubiera reconocido.

En el momento en que Cleon se quedó unos segundos a solas con su mujer Urnul hizo aparición en escena jadeando de forma evidente tras una intensa carrera hasta llegar a aquel subnivel de la prisión. Tras recuperar el aliento tras unos instantes de reposo se dirigió a Edzard aún con l voz entrecortada.

- Hay noticias… - Se detuvo a respirar. - …Ank Durss, el Corregidor ha decretado un juicio público contra Yaard-el Dag al que pueden asistir todos los que así lo deseen y aportar su versión en caso de tener algo importante que alegar.

Lope sentía una opresión en el pecho fruto de pensar lo que debía sentir el recién liberado Cleon; mientras bajaban esas escaleras, no daba crédito a lo que allí escuchaba, eso sin duda no era para lo que se había alistado en la filas de Gorant.

el aire olía a tortura, a desesperación, a abusos,... pensar que inocentes habían sufrido los abusos de unos pérfidos locos allí abajo le provocó que una lagrima se le escurriese por sus entrecerrados ojos.

Nunca había bajado a este lugar, ahora entendía el porqué, aun siendo un monje, no habría aceptado ese tipo de situación, odiaba los abusos y lo que allí se estaba dando, no lo merecía ni el peor de los asesinos,...

Esperaba que ahora que había llegado el corregidor, esa situación se corrigiera y se le dieran los cuidados necesarios a esos pobres despojos, porque parecía que la humanidad ya les había abandonado.